jueves, 16 de abril de 2009

El Sagrado Corán y algunas reflexiones contemporaneas








Pero cuando Jesús sintió la falta de fe de ellos, dijo: « ¿Quiénes serán mis partidarios [en la defensa de la causa que lleva] hacia Dios? »
Los apóstoles dijeron: « Nosotros somos los partidarios de Dios. Hemos creído en Dios. Testifica, pues, que nosotros somos musulmanes [a Él sometidos] 3:52

Y cuando inspiré a los apóstoles para que tuvieran fe en Mí y en Mi Mensajero y dijeron: « Creemos. Sé testigo de que nos sometemos a Ti, de que somos musulmanes. » 5:111

¡Y esforzaos por Dios con un esfuerzo verdadero por Él!
Él os ha elegido y no ha puesto en la religión, la creencia de vuestro padre Abraham, ninguna dificultad para vosotros. Él os ha llamado musulmanes anteriormente y en éste (mensaje), para que sea el Mensajero testigo sobre vosotros y seáis vosotros testigos sobre la gente.
Por tanto, haced la oración, dad el impuesto purificador de la riqueza y aferraos a Dios. Él es vuestro Señor y Protector. Un excelente Protector y un excelente Defensor. 22:78

Aquellos a quienes Nosotros dimos la escritura ante del él (antes del Corán), creen en él y cuando se les recitan, dicen: “Creemos en él. Ciertamente, es la Verdad que proviene de nuestro Señor. Ciertamente, nosotros éramos musulmanes desde antes de él. ” 28:52 y 53

Y Abraham se lo encomendó a sus hijos y también Jacob:
« ¡Oh hijos míos! ¡Ciertamente, Dios ha escogido para vosotros la religión, no muráis sin ser musulmanes! 2:132

Decid: « Creemos en Dios y en lo que nos fue revelado y en lo que fue revelado a Abraham, a Ismael, a Isaac, a Jacob y a las Tribus, y en lo que fue dado a Moisés y a Jesús, y en lo que fue dado a los profetas por su Señor. No hacemos diferencias entre ninguno de ellos y nos sometemos a Él. (wa nahnu la hu muslimún)» 2:136


Abraham no era judío ni era cristiano, sino que era un buscador de la Verdad, sometido a Dios [ muslim ] y no era de los politeístas. 3:67

Di: «Creemos en Dios y en la revelación que fue hecha descender para nosotros y en la que fue hecha descender para Abraham, Ismael, Isaac, Jacob y las Tribus, y en lo que le fue dado a Moisés y a Jesús y a los profetas procedente de su Señor. No hacemos diferencias entre ninguno de ellos y nos sometemos a Él. » 3:84

Y ¿Quién posee mejores creencias que quien inclina su rostro en señal de sometimiento a Dios y es bueno y sigue la creencia de Abraham, el buscador de la Verdad? 4:125

En verdad, Nosotros te hemos enviado la revelación [ ¡Oh Muhammad! ], tal como enviamos la revelación a Noé y a los profetas que vinieron tras él. Y enviamos la revelación a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob, a las Tribus [ de los Hijos de Israel ], y a Jesús, Job, Jonás, Aarón y a Salomón. Y a David le otorgamos los Salmos. 4:163

Di: « En verdad, mi Señor me ha guiado a un camino recto, a una creencia auténtica, la creencia de Abraham, el buscador de la Verdad. No fue de los que adoran otros dioses junto a Dios. » 6:161

¡Y esforzaos por Dios con un esfuerzo verdadero por Él!
Él os ha elegido y no ha puesto en la religión, la creencia de vuestro padre Abraham, ninguna dificultad para vosotros.
Él os ha llamado musulmanes anteriormente y en éste, para que sea el Mensajero testigo sobre vosotros y seáis vosotros testigos sobre la gente.
Por tanto, haced la oración, dad el impuesto purificador de la riqueza y aferraos a Dios. Él es vuestro Señor y Protector. Un excelente Protector y un excelente Defensor. 22:78

Él ha establecido para vosotros los mandatos de la fe que ya había encomendado a Noé y que también Nosotros te hemos revelado a ti, y lo que habíamos encomendado a Abraham, Moisés y Jesús: «Estableced la creencia y no os dividáis por causa de ella.»
A los idólatras les resulta difícil aquello a lo que tú les convocas.
Dios escoge para Sí a quien Él quiere y guía a Él a quien se vuelve con arrepentimiento. 42:13

Y a Él pertenecen quienes están en los cielos y en la Tierra. Todos están sometidos a Él. 30:26

En verdad, los creyentes, tanto judíos, como cristianos o sabeos, quienes crean en Dios y en el Último Día y actúen rectamente, tendrán su recompensa junto a su Señor. No tendrán que temer y no estarán tristes .2:62

En verdad, los creyentes, los judíos, los sabeos y los cristianos, quienes crean en Dios y en Último Día y obren rectamente, no tendrán por qué temer y no estarán tristes. 5:69

Y no seáis de los idólatras, de esos que escinden su religión haciendo partidos, cada partido contento de lo que posee. 30:31 y 32







Desde el triunfo de la revolución islámica en Irán, estamos asistiendo a la última fase del enfrentamiento entre el viejo mundo que se resiste a desaparecer y el nuevo mundo que puja por surgir.

El viejo mundo, como un invierno que llega a su fin, en sus intentos desesperados por no desaparecer, parece dispuesto a destruir el mundo en una guerra nuclear antes que ceder el poder que ha detentado durante siglos.

Las fuerzas de una nueva primavera se extienden y coordinan, aun de forma tímida y primaria, pero imparables y decididas.

Los ejércitos del proyecto sionista de dominación totalitaria mundial son derrotados por la naciente resistencia en el sur del Líbano y en Palestina y se debaten impotentes en Iraq y Afganistán.

Sin lugar a dudas, el viejo poder imperial agoniza y muere, pero en su caída amenaza con arrastrar a toda la humanidad al caos y la destrucción.

Para impedirlo es necesario que las fuerzas del nuevo mundo que nace se organicen y comiencen a llenar el vacío que deja la caída de los viejos imperios con nuevas formas de acción directa, de organización social y de estructuras acordes con los ideales de justicia social y hermandad que propugna.
Si las fuerzas nacientes de la revolución islámica quieren jugar el papel que les corresponde en la creación de ese nuevo mundo, los musulmanes deberemos entender con claridad que el Islam no es una religión más y la última de ellas, sino la religión eterna del Único Dios. Que no existen muchas religiones y el Islam es la última de ellas, sino que sólo existe una religión a la que Dios ha denominado genéricamente Islam y musulmanes a quienes se someten voluntariamente a Sus mandamientos y orientaciones desde el principio de los tiempos.
Los musulmanes debemos, pues, llamar a nuestros hermanos musulmanes y a todos los creyentes a trabajar unidos por nuestra fe común, que nos compromete ante Dios y nos obliga a luchar por la creación de un mundo que responda a Sus parámetros de justicia y de defensa de los pobres y oprimidos, tal como, entre otros, lo entienden los seguidores de la teología de la liberación.
Nuestra tarea fundamental no es convertir a las personas al Islam, eso es algo que está en manos de Dios, nuestra tarea es responder al llamado divino para defender a los débiles y los oprimidos y para construir un mundo basado en la justicia social y comprometernos en ese camino con todos aquellos, musulmanes y no musulmanes, creyentes y no creyentes que estén implicados en esa misma tarea, aportando nuestras elaboraciones y puntos de vista y trabajando codo con codo y sin reservas con ellos, para construir ese mundo nuevo mejor que decimos es posible.

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Sobre la posición del Sagrado Corán


Shahid Motaharí
Maymue-ie Azár,XXVI
Tomo I de Bahshe Tafsír, p. 26

El uso de cualquier otra fuente de información está supeditado a un conocimiento previo del Sagrado Corán.
El Corán es la referencia y el eje de todas nuestras otras fuentes.
El hadíz y la sunna del Mensajero de Dios deberán ser contrastados con el Corán para comprobar si se encuentran en consonancia con él, en ese casó los admitiremos y en caso contrario deberemos rechazarlos.
Nuestras fuentes más fiables y más sagradas después del Corán son, en los hadíces, los cuatro libros, es decir: Al-Kafi, Man lá iahduru al-faqíh, Al-Tahdíb y Al-Estebsár. En los jutbas: Nahyul Balága, en las súplicas Sahifatu As-Sayyadíah.
Pero, todos ellos son ramificaciones del Sagrado Corán y no aportan la certeza absoluta que posee el Sagrado Corán.

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EEUU desarrolla un láser gigante para impulsar fusión nuclear


10 de abril de 2009

Investigadores del Laboratorio Lawrence Livermore, en EEUU, intentarán impulsar el proceso de fusión nuclear con la ayuda de un láser gigante de gran potencia, según se desprende de una nota de prensa publicada en la web de National Ignition Facility (NIF), centro coordinador del proyecto.
El experimento, en caso de que sea un éxito, podría acercar la creación de una fuente perpetua de energía limpia.
La instalación, que ocupa un edificio de 10 pisos del tamaño de tres campos de fútbol, focalizará los rayos ultravioleta de 192 láseres sobre una pequeña cápsula con isótopos de hidrógeno. Las altas temperaturas y la presión resultantes serán comparables a las que existen en el núcleo de una estrella o un planeta gigante, lo cual, según las previsiones, permite iniciar una reacción de fusión nuclear.
La focalización de los rayos de luz en la cápsula con isótopos de hidrógeno - un impulso de potencia de más de 500 billones de vatios - se prolongará por apenas varios nanosegundos pero va a proporcionar 1,8 megajulios de energía, cantidad suficiente para destruir en un instante el envoltorio y generar una onda explosiva que comprima los vapores del deuterio y el tritio.
La presión en el núcleo de una estrella es tan elevada que el proceso de fusión termonuclear puede desarrollarse a 10 millones de grados centígrados. En las condiciones terrestres se requiere una temperatura diez veces más alta.
Los autores del proyecto tardaron 12 años en montar este conjunto de láseres, el más poderoso del planeta. El experimento se iniciará en junio próximo y aportará los primeros resultados el año que viene. El objetivo es demostrar que el rendimiento de la energía es entre 10 y 100 veces superior a los gastos que se requieren para generarla.
Fuente: Ria Novosti, 01/ 04/ 2009.

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El alcalde de Puerto Real acusa de genocida al Rey y muestra pruebas de que la Casa Real justificó en 1978 el Golpe del 36



"El Rey es un discapacitado democrático profundo"
16 de abril 2009.
Agencias

El alcalde de Puerto Real, José Antonio Barroso (IU), tildó de genocida a Don Juan Carlos de Borbón, por su responsabilidad como jefe de las Fuerzas Armadas durante la guerra de Iraq, en el transcurso del acto conmemorativo de la proclamación de la segunda república celebrado en la Casa de la Cultura de Los Barrios.
A mitad de su intervención, muy crítica con los medios de comunicación a los que acusó de desviar la atención sobre los aspectos negativos de la monarquía, Barroso acusó a Su Majestad de irresponsabilidad en asuntos de índole contemporánea. "Determinados sectores de la sociedad y los medios de comunicación han sido capaces de proyectar a la opinión pública, que hablaba de la guerra genocida de Iraq, de llamar genocida a Aznar, pero ocultaban que el jefe de las Fuerzas Armadas de este país es el Rey". Barroso continuó preguntándose "si se califica de genocida a Aznar, ¿por qué no al Rey si es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas?", para luego indicar que esta cuestión "debería ser motivo de oprobio, de que se escupiera sobre su propia sombra".
Lejos de retractarse en las críticas vertidas en ese mismo foro hace ahora un año donde tachó al Rey de ser "hijo de un crápula" y que le han llevado a declarar como imputado ante la Audiencia Nacional acusado de cometer un delito de injurias a la Corona, el regidor de Puerto Real basó buena parte de su discurso, de 25 minutos, en ahondar y subrayar esas afirmaciones.
"La monarquía es de naturaleza corrupta en su composición y proceder, lo dije hace un año, ya que ese cinturón de seguridad de la Constitución provoca un completo oscurantismo. Ha modificado sustancialmente su patrimonio y hace uso del patrimonio de todos de manera ilícita. Goza de la protección de los poderes fácticos porque la caída de la monarquía supondría revisar la relación con la iglesia, la ley electoral, a la propia prensa y la economía. Es un sistema que es un sustitutivo de un sistema opresivo", detalló, mientras que el centenar de personas presentes coreaba "Juan Carlos I, de Franco es heredero".
Estas palabras llevaron a Barroso a decir que el Rey "es un discapacitado democrático profundo" mientras enseñaba un comunicado de prensa de la Casa Real fechado el 18 de julio de 1978 donde, según leyó el alcalde de Puerto Real, se defendía el alzamiento militar de 1936. "Es un comunicado fascista de 1978, cuando el Rey era ya talludito. Es, por tanto, de naturaleza fascista", valoró.
El alcalde de Puerto Real también dijo que la Constitución no es democrática porque favorece las tropelías del Rey. "Es inimputable, inviolable, intocable e injuzgable. Es de naturaleza irresponsable si, por ejemplo, usando uno de esos coches que tanto le regalan y con una ingestión etílica de las que son conocidas atropella a alguien, que sepa que es irresponsable", afirmó.
En cuanto al proceso judicial abierto por sus palabras de hace justo un año, Barroso confió en convertir su juicio en un juicio a la monarquía. "Conseguir de manera figurada sentar al Borbón en el banquillo. Que el juicio sea un peritaje histórico de sus tropelías", detalló. "Si no conseguimos que la opinión pública, a través de la cobertura mediática, conozca los ingresos irregulares, procederes amorales o regalías, habremos perdido una pequeña batalla. No hay que poner límites a las ideas. El próximo año vendré convencido de haber dado un paso con la convicción de que vamos a ganar. A la tercera será la vencida", concluyó.
El alcalde barreño, Alonso Rojas, defendió antes del discurso la actitud de su homólogo puertorrealeño como una reivindicación de la memoria y el honor. "Nuestra solidaridad por expresar tu libertad y defensa de la república", comentó. El acto, donde estuvieron presentes varios concejales socialistas barreños y de Izquierda Unida de Algeciras, entre ellos la teniente de alcalde Inmaculada Nieto, concluyó con los acordes del himno de Riego.

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EEUU lanzó una bomba nuclear en Iraq"


La acusación de un veterano del ejército norteamericano "

09-10-2008

Maurizio Torrealta y Alessandro Rampietti RaiNews24

Traducido por Gorka Larrabeiti y Juan Vivanco ―


Preséntese, por favor. Me llamo Jim Brown. Soy un veterano del ejército estadounidense con diez años de experiencia. ―¿Cuándo estuvo en Iraq? Me enviaron a Arabia Saudí para apoyar a las tropas que tenían que intervenir en Iraq. Entré en servicio el 25 de setiembre y me marché de Arabia Saudí el 16 de febrero de 1991. ―¿Qué ocurrió allí que aún no se sepa? Los militares estadounidenses, junto con sus aliados, arrojaron una bomba nuclear de unos cinco kilotones de potencia en la zona de Basora en Iraq. ―¿Dónde la lanzaron? Entre la ciudad de Basora y la frontera con Irán. ―¿Quién la lanzó? La emplearon los militares estadounidenses. Es una bomba nuclear de cinco kilotones que recibe el nombre de “bomba nuclear de potencia variable”. ―¿Qué tipo de arma era? Básicamente se trata de una bomba de penetración de alta eficiencia. Una vez lanzada, penetra dentro del objetivo, en este caso dentro de la tierra, donde explota. Se suele usar también para que no se pueda acceder a ciertas áreas, ya que el área entera emite radiaciones, lo cual es un mensaje muy eficaz si se le quiere decir a alguien que se mantenga lejos de ese lugar. Se le llama Bunker Booster. Según la acusación del veterano Jim Brown, durante la primera guerra del Golfo se lanzó una pequeña bomba nuclear de cinco kilotones entre la ciudad iraquí de Basora y la frontera con Irán. Si fue así, se trataría de la tercera bomba nuclear usada durante una guerra, tras las de Hiroshima y Nagasaki. Una bomba nuclear de cinco kilotones es una bomba relativamente pequeña, más pequeña de la de Hiroshima, que era de 16 kilotones y la de Nagasaki, que era de 22. Sin embargo, los efectos de la radiactividad son igualmente terribles. Hemos sabido del testimonio de Jim Brown gracias a William Thomas, un periodista canadiense que trabajó mucho con los veteranos del Ejército de EEUU. ―¿No tiene miedo de hablar de esto? Hay que entender qué es el miedo. Hay un punto en el que debes decir: basta. Y cuando superas esa línea, no es que estés muy acompañado. Lo haces o no lo haces. Cuando estaba en la mili, levanté la mano derecha, hice un juramento diciendo: “Esto es lo que defenderé”. Quién es Jim Brown Nacido en 1965, entra en el ejército a los 22 años y se hace ingeniero mecánico en la décima división de Fort Drum. Participa en la operación Tormenta del Desierto en Arabia Saudí desde el 25 de setiembre de 1990 al 16 de febrero de 1991. Regresa por problemas familiares y empieza a acusar problemas extraños. Como otros veteranos empieza una larga batalla para que su enfermedad sea reconocida. Enferma, según dice, por culpa de una vacuna contra el ántrax que le inyectaron en Arabia Saudí. En 1997 lo reprenden oficialmente por algunos altercados y lo degradan de Ingeniero de nivel 4 a ingeniero de nivel 3. Al degradarlo le impiden desempeñar la tarea que le habían asignado, y lo relevan de su cargo, pero con honor. Su actividad en la organización de veteranos del ejército estadounidense lo dio a conocer en los medios más importantes de comunicación, a través de un artículo que salió en 2003 en el New York Times. Lo convocó el Comité de Asesores a la Presidencia de los Estados Unidos sobre enfermedades de Veteranos de la Guerra del Golfo. Al regresar de la operación Tormenta del Desierto funda la Organización de Veteranos Gulf Watch Intelligent Networking Sistem. Jim Brown habla por primera vez del uso de una pequeña bomba nuclear bajo seudónimo en el sitio del periodista canadiense Thomas William. Esta es la primera entrevista televisiva de Jim Brown sobre el asunto. ―¿Por qué la usaron? La mejor explicación que he podido recoger hasta el momento es que se usó para mandar a Sadam el mensaje de que estábamos determinados a terminar esta guerra y acabar con el conflicto. ¿Cómo se puede contrastar su testimonio? Comprobamos que en el banco de datos online del Centro Sismológico Internacional, en el área cerca de la ciudad de Basora en Iraq se registró un fenómeno sísmico de fuerza equivalente a cinco kilotones, que corresponden a una magnitud de 4,2 aproximadamente en la escala Richter. Encontramos que la única actividad sísmica detectada durante los 43 días de Tormenta del Desierto fue un fenómeno de magnitud 4,2 en la escala Richter y que se registró precisamente en la zona señalada por Jim Brown, entre la ciudad de Basora y la frontera con Irán. Está catalogado con el número 342793 y sucedió el 27 de febrero de 1991, justo el último día del conflicto, a las 13:39. Nueve centros sísmicos lo detectaron: 2 en Irán, 4 en Nepal, uno en Canadá, uno en Suecia y uno en Noruega. Estos dos últimos midieron incluso la intensidad de la explosión, equivalente a 4,2 aproximadamente. En cuanto a su profundidad, se clasificó en el primer nivel superficial, que va de 0 a 33 km. Se podrá recabar más información a través del análisis de las ondas sísmicas registradas en las estaciones de distintos países, pero, visto lo vasto que puede resultar este trabajo, pedimos a los organismos internacionales que efectúen controles antinucleares, y a los centros sísmicos nacionales implicados, que nos ayuden a recoger datos seguros que permitan establecer si se trató de una explosión o de un terremoto. ¿En qué contexto histórico y político se pudo usar un arma como esa de la que habla el veterano? Repasemos esta secuencia de hechos: 2 de agosto de 1990: Sadam Hussein invade Kuwait. 16 de enero de 1991: El presidente George Bush anuncia al mundo que comienza Tormenta del Desierto, la mayor operación bélica desde 1948. 28 países intervienen apoyando a los EEUU. ¿Cómo iba a reaccionar el mundo islámico? Declaración de James Baker: "Queremos sentar las bases que nos permitan tener una opción creíble del uso de la fuerza (nuclear), lo cual es no es lo mismo que decir que el Presidente ha tomado la decisión de moverse en esa dirección. Quisiéramos lanzar un mensaje muy claro –y está bien claro- e indiscutible: cuando el Presidente dice que no quiere descartar la posibilidad, es que no la hemos descartado como opción, y que la consideramos una opción creíble." Si Sadam hubiese utilizado armas químicas o bacteriológicas, el Pentágono habría podido responder con la atómica. En cualquier caso, acerca del uso de la bomba nuclear, se mostró una ambigüedad buscada: el mismo Secretario de Estado, James Baker, acuñó la expresión: “Doctrina de la ambigüedad calculada”. Jim Brown: La cuestión central es que pasara lo que pasara, los EEUU iban a alcanzar un resultado positivo: podían arrojar esta bomba en una de las zonas más desiertas disponibles inmediatamente a lo largo del conflicto, podía reconocerse este fenómeno como lo que era en realidad o podía no reconocerse, pues explotaba en parte bajo tierra, podía verse una versión menor del típico hongo atómico, pero a cierta distancia, no se iba a entender lo que estaba ocurriendo. Los efectos podían ser inmediatos y también a largo plazo. ―En 1991 se estrena otra arma en el campo de batalla: el uranio empobrecido. Durante Tormenta del Desierto se usaron proyectiles de uranio empobrecido por primera vez. ¿Por qué? El uranio empobrecido y el uranio no empobrecido mostraban una especie de firma radioactiva que permitía confundirlos, no distinguirlos. Además, con el uranio empobrecido, los efectos inmediatos que se provocan en los individuos, los palacios, los vehículos imitan de alguna manera los efectos que provoca una explosión nuclear más grande, como pueden ser la desecación de los cuerpos, la destrucción inmediata de las calles, la pérdida de sangre por los ojos y la nariz. Las radiaciones que emiten estos pequeños proyectiles de uranio empobrecido se quedan para siempre, pero si estos proyectiles se usan repetidamente, como por ejemplo en las ametralladoras del avión A10, provocan un impacto fuerte de radiaciones, no sólo a través del polvo que liberan sino en las radiaciones que se propagan por la explosión de los proyectiles. ―¿Podía resultar útil como medio de encubrimiento? En realidad se podía encubrir todo lo que sucedía. Si la denuncia del veterano Jim Brown tiene fundamento, ¿qué podría haber decidido al gobierno estadounidense a lanzar una pequeña bomba atómica justo el último día de la guerra? Sólo podemos aventurar una hipótesis: dos días antes de la supuesta decisión de lanzar una bomba atómica, el 25 de febrero, un misil Scud de los iraquíes alcanzó la base estadounidense de Dhahran, en Arabia Saudí, con un saldo de 28 militares muertos y 99 heridos. Esto provocó una fuerte reacción estadounidense: la noche del 26 al 27 de febrero una columna de coches de fugitivos fue destruida por completo justo al otro lado de la frontera de Kuwait. Es posible que no fuese la única acción de represalia. Es una hipótesis aventurada, pero la política del gobierno estadounidense en el 91 fue calculadamente ambigua. ―¿Hay testigos? Hay testigos, yo mismo hablé con personas que estaban en el lugar cuando sucedió, conozco a otros que han hablado con otros ―sé que puede parecer extraño, pero así es como funciona la “comunidad de información”: un individuo proporciona una información, se coteja con otro y al final, detalle a detalle, se reconstruye la historia completa―. Cuando está implicado el gobierno… ningún gobierno admitirá jamás haber hecho algo así. ―¿Cómo se enteró? La organización que he creado se llama Gulf Watch Intelligence Networking System. Durante muchos años hemos estado reuniendo informaciones para hacerlas públicas e impedir que esto pueda ocurrir otra vez, porque te puedo asegurar que si consiguieron silenciarlo en 1991, también lo habrán silenciado en 2002 y seguirán haciéndolo mientras les dejemos que lo hagan. Esto tiene que acabar. Antes de emitir esta entrevista informamos al Departamento de Defensa estadounidense de que un veterano de su ejército nos había contado que durante la operación “Tormenta del Desierto” se había lanzado una pequeña bomba nuclear. Nos preguntaron el día, y nos enviaron el siguiente comunicado: "Durante la Guerra del Golfo de 1991 sólo se usaron armas convencionales. EEUU posee municiones con una capacidad explosiva de más de 5000 pound (2000 toneladas). No hemos podido confirmar el incidente concreto al que se refieren, pero si en aquel lugar se hubiera lanzado una bomba potente, es razonable suponer que la detonación habría quedado registrada en los aparatos de detección sísmica. Nos ratificamos en que durante la Guerra del Golfo de 1991 sólo se utilizaron municiones convencionales." En una carta posterior el Departamento de Defensa nos informa de que podría tratarse de la bomba BLU-82, que tiene una capacidad explosiva de 7000 toneladas, y vuelve a decir que sólo se usaron armas convencionales. Sin embargo, la detonación de la bomba BLU-82, también llamada “madre de todas las bombas” o “cortadora de margaritas”, que hace estallar en el aire (y no bajo tierra) oxígeno, hidrógeno y otros elementos, alcanza una magnitud de 3 en la escala de Richter, no de 4,2, como aparece en los datos sísmicos. JIM BROWN: Estas bombas se usaban junto con otras: la FI, las bombas de aerosol explosivo, también conocidas como MOEB, madre de todas las bombas. La principal diferencia entre ambas es que la MOEB, o la bomba FI, tienen los mismos efectos que una bomba nuclear, pueden incluso formar un hongo como el atómico, pero no hay contaminación radiactiva. El problema con la nuclear es que cuando explota, además de la detonación, hay contaminación radiactiva. No es algo que sucede y luego pasa, es algo que sucede y queda. Además, se plantea una cuestión generacional. El relato de Jim Brown es tan escalofriante como, hasta ahora, desprovisto de las confirmaciones que puedan certificar la veracidad de su hipótesis: que el uso de uranio empobrecido pudo camuflar la explosión de una bomba atómica. Sigue siendo una mera hipótesis que recogemos ateniéndonos a un “principio de precaución”: cuando una hipótesis no es manifiestamente falsa y tiene una importancia social tan enorme, es mucho mejor hablar de ella que no decir nada a la espera de confirmación. Son muchas las personas, demasiados los niños que han enfermado después de la “Tormenta del Desierto” en la zona de Basora. Hemos podido ponernos en contacto, durante una conferencia en Estambul, con el doctor Jawad Al Ali, director del Insituto Oncológico del hospital de Basora, autor de varias investigaciones sobre la radiactividad en la ciudad. JAWAD AL ALI: La historia de las radiaciones en Basora empezó durante la primera Guerra del Golfo, en 1991, cuando se lanzaron sobre la ciudad unas 300 toneladas de proyectiles con uranio empobrecido, lo que disparó el nivel de las radiaciones, que en Basora era muy bajo. El de 1991 fue el ataque más agresivo, destruyeron por completo las infraestructuras del país, destruyeron todos los puentes y no se podía viajar de Basora a Bagdad. La historia se repitió en 2003, también entonces se lanzaron cientos de toneladas de uranio empobrecido sobre la población civil en zonas donde sólo vivía gente corriente, lo que provocó nuevos problemas: aumento de los tumores, aumento de las malformaciones congénitas. Como ustedes sabrán, el tiempo de decaimiento de la radiactividad del uranio es de 4.500 millones de años, de modo que se trata de un intento de matar a la población iraquí envenenando el suelo y los recursos hídricos de Iraq durante millones de años. ―¿Es difícil investigar acerca de la radiactividad en Basora? No quieren que nadie hable de ello, salvo los portavoces oficiales, y nosotros no lo somos. Podemos hacer investigación sobre la difusión del cáncer, pero no podemos hacer estudios sobre factores de riesgo, no nos dan fondos para ninguna de estas investigaciones. Se pueden hacer estudios epidemiológicos o clínicos, pero no sobre radiaciones o relativas a este campo. Investigar sobre las radiaciones en Iraq es difícil, no sólo en Iraq sino también en Italia. Conozcamos la experiencia de Gianni Mattioli, que a la sazón era ministro del Medio Ambiente: GIANNI MATTIOLI: En enero de 2001 el ministro de Salud iraquí Mubarak solicita entrevistarse conmigo. Durante el encuentro Mubarak me presenta datos de una situación verdaderamente grave en zonas que se habían bombardeado con proyectiles de uranio empobrecido. La petición del ministro Mubarak es que Italia colabore en una investigación epidemiológica para poner en evidencia la dimensión del problema y para localizar sus focos, pero también para tomar medidas de protección. Entonces supe que había una objeción concreta, una verdadera prohibición de la administración atlántica, de la OTAN. Pero a pesar de la prohibición de investigar los efectos de las armas utilizadas en Basora, con el paso del tiempo empiezan a conocerse dramáticamente. JAWAD AL ALI: Este gráfico muestra el aumento de la mortalidad a causa de tumores en Basora, que ha sido significativo y en 2001 superó el número de 600 muertos anuales a causa de tumores. En 1989 los muertos por tumores sólo fueron 34. En cuanto a las fotos, he guardado las fotos de los casos más raros, como el histiocitoma fibroso maligno. Son tumores muy raros, estrictamente asociados a las radiaciones, están causados por las radiaciones, de modo que he documentado con fotos esos tumores. He guardado fotos de niños con tumores, porque parece que los tumores han cambiado los grupos de edad en que se manifestaban, algunos tumores que antes se manifestaban en pacientes de edad avanzada ahora lo hacen en pacientes muy jóvenes, de seis años, ha habido un desplazamiento de tipos de tumores de las franjas de edad de pacientes maduros a niños de diez años. Es algo rarísimo, lo mismo que la aparición de un tumor en el aparato linfático de niños de menos de diez años, son casos rarísimos. ―¿Cree que la han lanzado otras veces? En Afganistán, en 2002. ―¿Puede concretar más la fecha? Del 1 al 3 de marzo. Invitamos a nuestros colegas periodistas de todo el mundo y a las organizaciones internacionales dedicadas al control de la actividad nuclear en el planeta a colaborar en la verificación de estas noticias. Fuente: http://www.rainews24.it/ran24/rainews24_2007/inchieste/08102008_bomba/ La fuente contiene enlaces a texto original en italiano, vídeo original en italiano, y presentación en Powerpoint del Dr. Jawal al Ali con fotos estremecedoras de niños y recién nacidos con malformaciones. PD: La foto ilustra el comienzo de la Guerra de Irak.

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Doce jefes militares de EEUU retirados le dicen a Obama que derrotar a la Revolución cubana es un sueño fracasado


Jean Guy Allard
Rebelión
16-04-2009

La Revolución cubana ha conservado un amplio apoyo del pueblo cubano al enfrentar las dificultades económicas y al ofrecer acceso universal a la salud y a la educación, expresan en una carta abierta dirigida a la Casa Blanca varios de los más importantes jefes militares norteamericanos, incluyendo un Comandante del Comando Sur y un Zar de la lucha antidroga al pedir el fin de las restricciones a los viajes de los estadounidenses a Cuba.
En Cuba no habrá contrarrevolución en un futuro que sea previsible, confiesan textualmente el General James Hill, ex jefe del SouthCom, el General Barry McCaffrey quien fue director de la Oficina Nacional de Control de las Drogas bajo Bill Clinton, el ex jefe del Estado Mayor de Colin Powell Lawrence B. Wilkerson, y nueve otros ex altos miembros del la Jerarquía militar de Estados Unidos.
La política actual de aislamiento de Cuba “ha fracasado en cuanto a alcanzar nuestros objetivos” y Cuba dejo de ser una amenaza militar hace décadas subrayan al indicar como la Isla ha ampliado sus relaciones diplomáticas de manera exitosa a través de todo el planeta.
“Más aún, el embargo (bloqueo) ha inspirado un movimiento diplomático significativo en contra de las políticas de Estados Unidos”, reconocen los firmantes. “Como militares profesionales, entendemos que los intereses de Estados Unidos están mejor servidos cuando podemos atraer el apoyo de otras naciones hacia nuestra causa”.
“Cuando líderes internacionales votan de manera aplastante en las Naciones Unidas en contra del embargo (bloqueo) y visitan La Habana para denunciar la política norteamericana, es tiempo de cambiarla, especialmente después de 50 años de fracaso en alcanzar nuestros objetivos”.
La "Ley sobre la Libertad para viajar a Cuba" presentada ante el Congreso por el demócrata Bill Delahunt "es un importante primer paso hacia el levantamiento del embargo", concluyen los jefes militares jubilados.

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15 años sin Gillem Agulló.



Extraido de la web de la Coordinadora Antifascista de Madrid.

El próximo 12 de abril se cumplen 15 años del asesinato del joven antifascista y militante de Maulets de Burjassot Guillem Agulló y Salvador, que ha marcado la historia reciente de la lucha contra el fascismo en el País Valencià. Desde antifeixistes.org hemos decidido rendirle homenaje con este dossier especial, rescatando todo el archivo de noticias sobre el juicio y todo lo que ha rodeado estos años el caso, y recordar que su memoria, igual que su lucha y nuestra constancia, continúan bien vivas. Desgraciadamente, la locura nazi y fascista también continúa, así como la impunidad de los agresores, como demuestran los últimos episodios de violencia por todo el país. El autor material de la muerte de Guillem, Pedro Cuevas Silvestre, continúa militando activamente en los movimientos neonazis, y está a la espera de juicio por el Caso Panzer, el mayor contra la extrema derecha en el Estado. El juez del Caso Agulló no consideró ningún motivo político el asesinato de Guillem, y Cuevas tan sólo cumplió 4 de los 16 años a los que fue condenado. Diversos actos conmemorarán el aniversario y volverán a llamar bien fuerte a la frase que ha marcado toda una generación:¡GUILLEM AGULLÓ, NI OLVIDO NI PERDÓN!¡LA LUCHA CONTINÚA!Hace 15 años y parece que fue ayer. Los que vivimos la muerte de Guillem no lo hemos olvidado ni un solo día. No nos dejan. No podemos y no debemos, ya que la actualidad tristemente nos devuelve al pasado, a aquellos años de Acción Radical, de los conciertos nazis y las cacerías a inmigrantes, homosexuales y rojos. Las viejas heridas que no se curan bien nunca cicatrizan, y la de Guillem es una que está aún bien abierta. Nos gustaría poder decir que aquello de los skinheads nazis, de las palizas y los ataques queda bien lejos, en que fue una moda pasajera de los '90 que sedujo a unos cuantos jóvenes sin expectativas de las cuales acabaron por desertar de aquella locura. Pero no es así. Y no lo es porque en su momento no se tomó seriamente, no se quiso admitir el problema, se reducía todo a peleas juveniles entre tribus urbanas, se despolitizaba y se esquivaban las responsabilidades, y ahora tenemos lo que es consecuencia de aquella hipocresía.En sólo 17 años, según publica el último Informe Raxen que elabora el Movimiento Contra la Intolerancia, se han producido 75 asesinatos conocidos a manos de la extrema derecha por motivos de discriminación y odio al diferente. Esta cifra, a la que se suman las numerosas barbaridades que constantemente van conociéndose a través de la prensa protagonizadas por fascistas y neonazis, tendría que servir sin lugar a dudas para que el Estado tomara medidas eficaces de una vez. Esconder el polvo bajo la estera, ésta es la política de los responsables, porque no quieren admitirlo, porque no les toca a ellos, porque tienen otras preocupaciones como los grandes acontecimientos o conservar la simpatía de la monarquía. Entonces sí que se aplican. Queman fotos del rey y en dos días detienen a los responsables, los juzgan y les cae una pena propia de la edad media. En Valencia, un grupo de nazis apuñala a un joven que casi pierde la vida, en Castelló le graban una esvástica en la cara a otro joven, y ahora aparecen videos de ultras agrediendo y humillando inmigrantes en Orriols, y no pasa nada. Sólo en el caso de la puñalada se detienen a 5 neonazis, que son puestos en libertad el mismo día, no suponen un peligro, han estado a punto de matar a un joven porque sí, pero no pasa nada, burradas de chicos. De las constantes agresiones en Castelló no se sabe nada, ningún detenido, igual que de las bombas contra ERPV, BNV y CEAR.15 años después, el panorama no es nada esperanzador para los defensores de la libertad. Los partidos ultras empiezan a tener concejales en los ayuntamientos, los campos de fútbol continúan siendo un paraíso para los psicópatas, y las cacerías continúan. ¿Sin embargo, qué interés tiene el Estado en conservar esta situación de asedio, de impunidad y de terror? ¿Será porque a los políticos y jueces de turno no les salpica la sangre? ¿Se piensan que a sus hijos, a sus hermanos y primos no les puede pasar nada? ¿Se piensan que cualquier día no es su hijo quien ha sido apuñalado en el barrio del Carmen? ¿Que eso sólo les pasa a los rojos, a los punkis, a los separatistas, a los homosexuales o a los inmigrantes? ¿qué harán pues cuando sean ellos o los suyos las víctimas?El asesino de Guillem, Pedro Cuevas, fue detenido ahora hace 3 años por la Guardia Civil dentro del marco de la Operación Panzer ya que formaba parte de la organización neonazi Frente Antisistema (FAS), a la que han incautado armas de todo tipo, incluso un lanzagranadas. Dos años después, en las últimas elecciones municipales, su nombre aparecía en la candidatura del partido neonazi Alianza Nacional por la localidad de Xiva, donde vive el líder de esta formación, Juan Manuel Soria, también implicado en el Caso Panzer. La prensa se hizo eco: el asesino de Guillem, que no fue considerado que tuviera motivaciones políticas para matar a Guillem, aparecía bajo la esvástica 14 años después. Los hechos nos dieron la razón. Un crimen político en mayúsculas, pero claro, ahora ya Cuevas había cumplido su pena. ¿Pero ahora, qué pasará con los nazis del FAS? ¿Serán considerados asociación ilícita o banda armada? según la Guardia Civil, se organizaban para apalear inmigrantes, vendían armas por internet y poseían material bélico con gran capacidad destructiva. El juicio está al caer. Hay una nueva acusación popular, esta vez de la plataforma Acción Popular Contra la Impunidad, de la que forman parte ayuntamientos, partidos, ONGs y asociaciones culturales. Muchos ojos atentos a las películas que nos quieran contar jueces, periodistas y abogados defensores.El juicio del Caso Agulló ya fue una vergüenza. A través del diario Las Provincias, entonces en manos de Mª Consuela Reyna, se criminalizó la figura de Guillem, de todo el movimiento independentista, los okupas del Kasal Popular, el antifascismo y todo aquél que advertía del peligro neonazi. La acusación popular se retiró por la gran farsa que se cocinaba en los despachos de los juzgados de Castelló. Estábamos locos, vemos fantasmas, éramos incluso igual que los nazis, pero del otro extremo. Un discurso desgraciado que desde los gobiernos y responsables de turno se repite cada vez que ocurre una desgracia similar. Cuando asesinaron a Carlos Javier Palomino en Madrid el pasado noviembre, irremediablemente, miramos atrás y vimos el caso de Guillem. Y los mismos discursos, las mismas palabras vacías y las mismas mentiras. ¿Y qué ha pasado desde entonces? Que los neonazis y fascistas han visto que en el Estado español tienen carta blanca para hacer lo que quieran, y así han continuado, con más puñaladas, más atentados y más cacerías, sin ninguna represalia.La ley es más, mima a los racistas. Absuelven uno de los máximos difusores de estas tesis, Pedro Varela, propietario de la Librería Europa, y permiten que traiga a oradores como David Duke, vetado en el resto de países "civilizados". La Ley de Partidos no alcanza a los que defienden la cuestión racial en sus programas, ni a los que señalan a los inmigrantes como el mayor problema del Estado, permitiendo que gran parte de la juventud desencantada acabe seducida por los discursos apocalípticos y discriminatorios, y cuando aparecen videos de jóvenes neonazis intentando quemar a dos inmigrantes que dormían en un coche, nos preguntamos como alguien puede tener estas crueles y malas ideas. En Pamplona detienen 50 ultras de Yomus armados con cuchillos, palos, petardos y bolas de billar. Habían provocado disturbios contra los seguidores del Osasuna, y la policía los detuvo. Los subieron al autobús y les devolvieron a Valencia, a dormir tranquilamente en casa.Por mucho que se camufle con eufemismos de gamberrismo, vandalismo o rivalidad entre tribus urbanas, el problema está aquí. El peligro que cualquiera de nosotros y vosotros sea víctima del odio, tolerado por unos y promovido por otros continúa. ¿Pero dónde está el límite? ¿Cuántos muertos hacen falta sobre la mesa para que los responsables políticos y judiciales se tomen en serio este cáncer? Sólo con la creación de la Fiscalía especializada en delitos de odio que promueven diversas ONGs, dotarían de una protección necesaria a todas aquellas víctimas que hoy día están totalmente desamparadas, que incluso ni denuncian por miedo a represalias, por sentirse indefensas delante de los violentos. Mientras, las cifras van creciendo, y el País Valencià continúa al frente del Estado en agresiones fascistas. Hechos aislados que si los juntamos, forman casi un continente, por mucho que intentan esconderlo.Es por eso que hay que reivindicar el simbolismo que el Caso Agulló tiene. Por el gran fraude que significó en la "democracia" que intentan vendernos, en las libertades y en la justicia, y por la vigencia de sus ideales, de los nuestros, y de nuestro compromiso con la lucha contra los imbéciles que pretenden retornarnos a las cavernas y golpearnos, como si no hubieran tenido lo suficiente con los últimos 70 años. Así, hasta que no se acabe de raíz con los que promueven y ejecutan el odio, no pararemos. Continuaremos luchando con todas nuestras fuerzas, sin perder la ilusión ni la sonrisa, sin olvidar y sin retroceder.País Valencià, abril de 2008.http://www.antifeixistes.org/

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Los Estados Unidos, principal exportador de armas, guerras e invasiones



Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)

jueves 16 de abril de 2009

Obama, resguardo por 10 mil militares, decenas de aviones y helicópteros, tanques y perros de guerra, ¿algo más?.1. Después del mandatario asesino Bush cualquier presidente yanqui será “menos peor”. Llegó el negro Obama y en unos cuantos meses su popularidad se extendió por el mundo. Sin embargo, cada día que pasa, las esperanzas de cambios en el mundo y en EEUU son cada vez menores. Las poderosas estructuras económicas, políticas e imperiales yanquis son 100 veces más fuertes que cualquier presidente. Pero EEUU debe lavar un poco su imagen para recuperar parte del poder que ha perdido en los últimos ocho años y parece que a Obama ha correspondido tal tarea. La mayoría de las personas se han dejado engañar por los discursos del voluntarioso Obama; no han querido mirar la realidad yanqui que le exige el cumplimiento de su papel imperial.2. La economía yanqui depende mucho de la industria de armamentos, de la creación de zonas de guerra, del gigantesco consumo petrolero, así como de la producción de automóviles y de otras grandes industrias. Norteamérica no puede vivir sin vender su enorme producción y mucho menos sin obtener los productos básicos que necesita. Por eso las guerras y las invasiones han sido políticas obligadas de todos sus gobiernos. La conquista de territorios y de mercados, llevando la violencia armada hasta sus últimas consecuencias, ha sido de vida o muerte para el país. Por ese motivo todos los presidentes deben responder a esa estructura y Obama, a pesar de sus discursos y de pertenecer a una raza de seres oprimidos y perseguidos, no puede ser la excepción3. Según cifras publicadas en internet, en 1999 los EEUU obtuvieron 33 mil millones de dólares en exportación de armas, muy por encima de todos los países en los que figuran el Reino Unido que obtuvo 5 mil 200 millones, Rusia 3.1 MMD, Francia 2. 9 MMD, Alemania 1.9 MMD, Suecia 700 MD e Israel 600 MD. Desde que finalizó la Segunda Guerra mundial, unos 30 millones de personas han perecido en los diferentes conflictos armados que han sucedido en el planeta, 26 millones de ellas a consecuencia del impacto de armas ligeras. Los 14 países juntos, que ocupan los primeros lugares en exportación de armas, no alcanzan el volumen de venta de los EEUU. Estas sólo son armas ligeras, ¿qué pasaría si se sumaran las armas nucleares y los misiles?4. Si hiciéramos una historia de las intervenciones e invasiones yanquis desde el siglo XIX, desde aquella doctrina Monroe, la Guerra de Texas y la apropiación de más de la mitad del territorio mexicano en 1848, no alcanzaría espacio. Pero aquí les van algunas que he podido registrar a partir de 1954, cuando gobernaba Eisenhower. Éste ordenó la invasión de Guatemala y el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz por considerarlo inclinado al comunismo. Ese mismo año el mismo Eisenhower se confabuló con sectores militares derechistas brasileños para lograr el “suicidio” del presidente nacionalista Getulio Vargas. En 1955 ese mismo gobierno yanqui derrocó de la presidencia argentina a Juan Domingo Perón.5. En 1961, el gobierno de Kennedy financió abiertamente la invasión a Cuba por Playa Girón buscando el derrocamiento de Fidel Castro. Tres años después el presidente Johnson estimuló un golpe de Estado en Brasil contra el presidente Quadros y al siguiente año el mismo Johnson ordenó la invasión de Dominicana para sofocar el levantamiento revolucionario de Caamaño. En 1968 propició un golpe de Estado en Panamá “para asegurar el Canal. ¿Puede olvidarse acaso que el presidente Nixon y Kissinger organizaron el derrocamiento y asesinato del presidente chileno Allende en 1973 y la imposición de Pinochet, así como el golpe militar que organizó el presidente yanqui Ford en 1975 contra el presidente Velazco Alvarado de Perú?6. En 1981, a los pocos meses de tomar posesión, el presidente Reagan se confabuló para asesinar al presidente Omar Torrijos de Panamá y al siguiente año ayudó al Reino Unido para que le arrebataran las Islas Malvinas a Argentina. En 1983 el mismo Reagan ordenó la invasión a Granada porque médicos, maestros e ingenieros cubanos hacían labor social entre el pueblo. En 1989, ya con Bush padre, Panamá sufrió nuevamente una cruel invasión con más de cuatro mil muertos, el pretexto Noriega y el aseguramiento del Canal. Durante la década de los ochenta tanto Nicaragua como El Salvador sufrieron agresiones yanquis y, para concluir no podrá olvidarse que en 1995, con Clinton, Haití fue invadida y en 1999 Colombia tuvo que someterse a la intervención de los EEUU para asesinar a los guerrilleros de las FARC.7. Como podrá verse, por sólo hablar de América Central, del Sur y el Caribe, todos lo presidentes recientes de EEUU intervinieron de manera violenta en la mayoría de ellos para imponer sus políticas en América; sin embargo paralelamente hicieron lo mismo en otros países y continentes: Vietnam, África, territorios árabes, Afganistán, Irak, Irán, Yugoslavia, etcétera. ¿Puede vivir acaso ese país yanqui, cuya economía armamentistas es básica, sin impulsar la guerra y la venta de armas? Obviamente no; los EEUU para vender sus armas necesitan provocar conflictos y guerras en el mundo, tal como lo han hecho a través de su larga historia. Por ese motivo los EEUU siempre se han opuesto a los planes de desarme mundial y a todos aquellos acuerdos que en la ONU han querido limitar el uso de armas nucleares.8. En México el presidente de los EEUU, Obama, no es bienvenido, aunque el gobierno panista de Calderón, los empresarios, los medios de información, los partidos y los políticos estén desesperados por tenderle la mano. El pueblo de México es el que más ha sufrido sus agresiones y saqueos, sobre todo el racismo y la explotación de decenas de miles de sus hijos que se han visto obligados a dejar el país para contratarse como un esclavo más de los yanquis para conseguir un sustento familiar. El gobierno mexicano ha demostrado mucha sumisión y entreguismo hacia los EEUU, sobre todo a partir de 1982 cuando el FMI se convirtió en el supervisor de los programas económicos en México. ¿Después del entrenamiento de los soldados del ejército, vergonzosamente autorizado por el legislativo, sigue integrarlos a una “fuerza internacional de paz” comandada por los EEUU?.

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La respuesta insuficiente de la UE




Vicenç Navarro
Público
16-04-2009

En la última reunión del G-20, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Nicolas Sarkozy acentuaron una postura ampliamente extendida hoy en gran número de gobiernos de los países miembros de la Unión Europea (UE) que sostiene que tales gobiernos no tienen que aumentar el gasto público para estimular la economía (tal como les proponía el presidente de EEUU, Barack Obama) más de lo que ya hacen, pues –según ellos– se gastan en tal estímulo cantidades semejantes a las propuestas por el Gobierno federal de EEUU. Tal postura apareció también en las declaraciones del presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, quien indicó que los países de la UE están ya gastando, como promedio, un 3,3% del PIB de su país en estimular sus economías, un porcentaje semejante al de EEUU, que dijo ser un 4% del PIB. Según Barroso, tales cantidades serán suficientes para evitar el aumento del desempleo en la UE.
Los datos, sin embargo, no confirman esta lectura optimista de la realidad económica en la Unión Europea. La Organización Internacional del Trabajo (The International Labor Organization, ILO) acaba de publicar un informe en el que analiza cómo los países están estimulando sus economías a partir de nuevas intervenciones públicas. Una de ellas es en ayudas a los bancos con el objetivo de resolver el problema de escasez de crédito. Sorprenderá al lector saber que muchos de los países de la Unión Europea (incluyendo España) se gastan, en términos proporcionales, cantidades mayores en ayudar a la banca que EEUU (Alemania se gasta el equivalente a un 19,8% de su PIB en tal capítulo; Francia un 19%; Gran Bretaña un 28,6% y España un 14,3%, cantidades mayores que lo que se gasta EEUU, donde tales ayudas representan el 5,1% del PIB).
De estos datos podría deducirse que la banca tiene incluso más influencia política en la UE que en EEUU, lo cual aparece también en otros dos indicadores: los intereses bancarios son seis veces más altos en la UE (1,5%) que en EEUU (0,25%), y un objetivo prioritario del Banco Central Estadounidense (el Federal Reserve Board) es el de estimular la economía y crear empleo, en contraste con el objetivo prioritario del Banco Central Europeo, que es controlar la inflación.El informe ILO señala que otra manera de estimular la economía es mediante la reducción de impuestos o la transferencia de fondos públicos a la ciudadanía. La primera de estas medidas es preferida, en general, por los partidos de sensibilidad liberal, y tiene un impacto estimulante menor, pues la gran mayoría de la población (que está profundamente endeudada) utiliza estos fondos más para pagar sus deudas que para consumir y así estimular la demanda, la cual está muy reducida como consecuencia del descenso de la masa salarial en la mayoría de los países ricos (OCDE).
En realidad, una de las medidas más potentes para estimular la economía es aumentar los salarios. Ya el presidente Roosevelt aprobó la Wagner Act (que estableció los sindicatos en EEUU) a fin de facilitar el incremento salarial que su Administración consideró como un requisito para salir de la Gran Depresión. Siguiendo la misma lógica, el presidente Obama apoya ahora una nueva ley propuesta por los sindicatos estadounidenses que les reforzaría en su petición de incrementar los salarios. En la Unión Europea, por el contrario, la propuesta más común de los estados miembros de la UE (hoy gobernada en su mayoría por partidos conservadores y liberales) ha sido la de pedir la congelación salarial.Además de tales medidas, ILO analiza las intervenciones públicas de creación de empleo público y/o privado mediante la inversión en infraestructura física y productiva y en servicios del Estado del bienestar –no sólo en educación, sino también en sanidad, servicios sociales y otros–, que aumentan la protección y cohesión social (y la productividad, punto que ha escapado hasta ahora a los economistas del Gobierno español). Según el informe ILO, la inversión que estimula la creación de empleo a base de aumentar tal tipo de inversión es menor en los países de la Unión Europea que en EEUU. Alemania ha invertido un 2,8% de su PIB en tal tipo de inversiones; Francia un 1,1%; Gran Bretaña un 1,3% y España sólo un 0,8%. En EEUU el gasto hecho y propuesto es mucho mayor: un 5,6% del PIB. Este tipo de estímulo es el más efectivo para crear empleo. Esta medida, junto con la ayuda a las empresas (como las automovilísticas y las de energías renovables), son aportaciones más bajas en la UE que en EEUU.
Esta desagregación de los distintos componentes del llamado estímulo económico es importante para no mezclar peras con manzanas y venderlas todas como si fueran nueces. Como bien dijo Poul Nyrup Rasmussen, presidente del Partido Socialista Europeo, en su crítica a Barroso, “la Unión Europea, bajo el dominio de fuerzas conservadoras y liberales, no se gasta, frente a la crisis, un 3,3% para crear empleo. Sólo un 1,1%”.
El consenso de Bruselas, que es la versión europea del consenso liberal de Washington, ha seguido unas políticas de freno del gasto público con disminución de impuestos y limitaciones en el tamaño del déficit fiscal del Estado, que han sido responsables de que el desempleo en Europa (que había sido más bajo que en EEUU desde la II Guerra Mundial) incrementara (siendo hoy mayor que en EEUU) a partir del desarrollo de tales políticas que ahora obstaculizan la resolución de la crisis.
En EEUU, el consenso de Washington se ha debilitado con las políticas domésticas de la nueva Administración que, aún siendo insuficientes e incluso erróneas en algunas áreas (como en las ayudas a la banca), significan un paso progresista importante. La Unión Europea debería distanciarse también del consenso de Bruselas, que todavía domina las políticas económicas de nuestro continente.
Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra

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Alemania prohíbe el maíz transgénico de Monsanto


Eva Usi (DEUTSCHE WELLE)


jueves 16 de abril de 2009



El consorcio agroindustrial Monsanto delibera sobre posibles medidas legales contra el gobierno alemán, que prohibió el maíz transgénico MON 810, de la multinacional estadounidense.Mientras que para los agricultores ecológicos y los medioambientalistas la prohibición significa un gran éxito, para la industria y la investigación es todo lo contrario. La noticia fue aplaudida por unos pero criticada por otros, como la ministra de investigación Annette Schavan, que lamentó que la prohibición del maíz transgénico tipo MON 810 no lleva a Alemania, como lugar de investigación, en la dirección adecuada. “Es una señal lamentable para los investigadores”, dijo Schavan, quien pidió la realización de una discusión en la que participen representantes de la investigación científica, de la industria, así como de ministerios y gobiernos locales.El grupo agroindustrial criticó duramente la decisión de la ministra de Agricultura alemana, la cristianodemócrata Ilse Aigner y anunció que consideraría posibles medidas legales en contra del gobierno federal. Monsanto Alemania aseguró que las semillas de maíz genéticamente manipuladas no significan peligro para la salud humana o animal y tampoco para el medio ambiente. El mayor productor de semillas del mundo, está acostumbrado a imponerse pese a las críticas. Mundialmente ocupa a 17.000 empleados y el año pasado registró un volumen de operaciones de un valor de 11,400 millones de dólares. Monsanto tiene el monopolio mundial en la producción de plantas genéticamente manipuladas.Últimas investigacionesLa ministra Ilse Aigner, dijo ayer en conferencia de prensa, que existen pruebas suficientes de que el maíz del tipo MON 810 implica un deterioro para los ecosistemas de mariposas, mariquitas y todo tipo de organismos marinos. Posiblemente daña a las abejas y es dañina al sistema de inmunidad de los ratones. La ministra impulsó la prohibición con base a las últimas investigaciones.Se trata del único maíz autorizado en la Unión Europea desde 1998, pero a pesar de su autorización, antes de Alemania ya había sido prohibido por Francia, Austria, Grecia, Hungría y Luxemburgo, países que argumentaron su proscripción por la poca claridad en las consecuencias de su consumo para la salud y la ecología. Tampoco Italia y Polonia lo cultivan.La incertidumbre se imponeAntes de su prohibición el maíz era empleado en cerca de 3.600 hectáreas de cultivos en Alemania, la mayoría en la parte oriental de Alemania y este año el gigante agroindustrial tenía previsto el cultivo de 40.000 hectáreas en todo el país, un 2 por ciento de la superficie cultivable. Nadie sabe con precisión los daños que provoca el maíz transgénico, algo que incluso los medioambientalistas reconocen. La mayoría de la población alemana rechaza este tipo de tecnología por la incertidumbre que provoca la consecuencias de su consumo. Quienes apoyan los productos genéticamente manipulados, esperan por su parte, que la ciencia haga milagros. ¿Dónde están las plantas milagrosas capaces de resistir a las sequías o las inundaciones? La investigación no tiene todas las respuestas consigo ni tampoco puede asegurar como predica Monsanto, que con la tecnología genética se podrá combatir con éxito el hambre en el mundo.

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Una conversación sobre la crisis

Entrevista al escritor y economista José Luis Sampedro
Carlos Taibo
La República.es
16-04-2009

Carlos Taibo. Vamos a ver cómo sale este experimento porque esto de hablar, o dialogar, en voz alta delante de tanta gente no es particularmente cómodo. En las últimas semanas he pasado varias veces por la misma situación: la de que me invitasen a hablar sobre las materias más dispares para que después, en el coloquio, todo el mundo se refiriese, cómo no, a la crisis que padecemos. En este caso no vamos a recurrir a ningún subterfugio: creo que vamos a hablar directamente de esa crisis.
Bueno, yo introduzco el diálogo de la siguiente manera. Hace unas semanas se ha publicado en Francia un libro en cuyo título el autor pone una singular atención en subrayar que la crisis en la que acabamos de adentrarnos recuerda poderosamente a la de 1929. A buen seguro que cuando echa mano de tal argumento está avisándonos sobre la hondura, sobre la gravedad, de la situación. No olviden que al fin y al cabo la crisis de 1929 estuvo en el origen de la consolidación de los fascismos en el decenio posterior y, si así lo quieren, sirvió también para propiciar lo que fue, después, la segunda guerra mundial.
Yo tengo, sin embargo, la impresión de que el análisis se queda corto. ¿Por qué? Por dos razones. La primera: porque nos enfrentamos, aunque a menudo se olvide, a una crisis al menos triple. La crisis del capitalismo global, con su dimensión especulativa y desreguladora, en primer lugar.
La crisis vinculada con un proceso abierto, el cambio climático, cuyas consecuencias en modo alguno van a ser saludables, en segundo término. Y en fin, y en tercer y último lugar, la crisis que nace del encarecimiento inevitable de las materias primas energéticas. Si cada de esas tres crisis por separado es suficientemente grave, mucho me temo que la combinación de las tres resulta singularmente explosiva.
Doy cuenta de una segunda diferencia con el escenario propio de 1929. Entonces las políticas socialdemócratas tradicionales, keynesianas, de un Estado que interviene en la economía para tirar de la demanda servían para la lógica del capitalismo. Me temo que hoy, hablando en serio, no sirven. ¿Por qué? Porque nos topamos con un problema gravísimo como es el de los límites medioambientales del planeta. Cuando el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, señala que una de las respuestas centrales a lo que ocurre es la que pasa por la obra pública en infraestructuras ferroviarias y de carreteras está olvidando el escenario que se avecina. ¿Quién va a poder utilizar, dentro de diez años, esas autovías de nueva construcción cuando el litro de gasolina cueste ocho, diez o doce euros? Me temo que esto nos obliga a ser infinitamente cautos en los ejercicios de optimismo y a buscar tal vez procedimientos radicales de reordenación de nuestras sociedades que ya anuncio, y con certeza José Luis y yo vamos a hablar de esto, pasan por el decrecimiento de la producción y del consumo.
José Luis Sampedro. Muchas gracias. Tampoco creo que yo que sea tan parecida la crisis de hoy a la de 1929. Voy a dar otra visión que coincide en definitiva con la de Carlos, y no con la del libro que has mencionado. Con la autoridad que me da el haber sido casi testigo presencial de la crisis de 1929. La verdad es que algunas ventajas debía tener la vejez.
Yo en 1929 tenía doce años. Naturalmente no puedo hablar con conocimiento completo de la crisis de aquel entonces. Pero es que la crisis duró hasta 1933 o 1934, y tuvo otras consecuencias. Recuerdo perfectamente las fotografías de los parados norteamericanos. Los hombres con sus platillos para conseguir unas habichuelas y comer. Yo vivía la preocupación que había entonces por aquellos problemas. Todo esto —ya lo sé— no me da autoridad. Pero lo que he leído, y lo que he vivido después, me da alguna. La experiencia vital no se sustituye fácilmente por los libros.
Haré un diagnóstico contrastado de las dos crisis. La gran diferencia entre una y otra es que la de 1929 —que por cierto no empezó en Estados Unidos, sino que empezó en Austria: lo primero que cayó fue una institución austriaca, y de allí se propagó a un banco norteamericano, y ésa fue la gota de agua que desbordó las cosas, aunque esto hoy sea anecdótico— para mí fue una crisis de euforia, una crisis de juventud, propia de un país joven, una crisis de entusiasmo como el que se vivía en aquel entonces. Mientras que la crisis de ahora es una crisis de la vejez, de la decrepitud y del miedo. Trataré de justificar esto.
Quisiera hacerles vivir un poco lo que sí viví entonces, que fueron los felices años veinte. Los felices años veinte, un espíritu, una manera de vivir en Europa —incluso en la Europa medio destruida por la guerra—, de admiración hacia Estados Unidos. De Estados Unidos venía una idea de juventud, de ímpetu, de ir a por todas, de ganarlo todo fácilmente. Nosotros los chiquillos jugábamos a los vaqueros, y jugábamos con admiración. Entre las chicas se pusieron de moda los gorritos blancos de los marines norteamericanos, ésos que parecen una sopera puesta para arriba. Los llevaba todo el mundo. Y el jazz, y el charleston, y los negros, y Joséphine Baker en París.
Todo ello era una especie de irradiación tremenda de un país que acababa de sentirse ganador de una guerra, que acababa de sentir que entraba en el mundo al mismo tiempo que, claro, no entraba, porque, a pesar de que la Sociedad de Naciones fue una inspiración wilsoniana, norteamericana, luego Estados Unidos se automarginó de ella. Pero fue una explosión, una seguridad de que podían hacer lo que querían, porque el mundo era suyo. Y los cronistas de la época cuentan que, una vez verificada la crisis, si es verdad que hubo algún banquero que se tiró por un balcón y se suicidó, también es verdad que en aquel tiempo hasta los botones de los bancos compraban acciones. Se enteraban de que tal compañía convenía, y se compraba y se vendía alegremente, creyendo que todo podía ocurrir y que no pasaba nada. Era una crisis de eso, de inconsciencia, de inconsciencia adolescente.
Ahora estamos ante la crisis de un sistema que se siente amenazado. Porque el país más fuerte del mundo, el país que tiene el ejército más poderoso de todos, el país que se cree el emperador del mundo, tiene miedo. La gente en Estados Unidos tiene miedo. Todo les preocupa. La prueba es que renuncian a la libertad a cambio de que se les prometa seguridad, que además nadie les garantiza. Están dispuestos a ceder lo que sea con tal de conseguir seguridad.
Trataré de justificar esta tarde esta visión, porque es la que nos ilustra sobre el fondo profundo de la cuestión. Sobre lo que ha pasado desde 1929 hasta ahora. Casi un siglo, pero un siglo definitivo, un siglo importantísimo. Eso me parece fundamental. Luego podremos entrar en los detalles, pero a mí esto me parece que hay que verlo desde esta perspectiva. Si no comprendemos el momento histórico en que se encuentra la parábola de la vida del sistema capitalista occidental no comprenderemos nada. Creeremos que la crisis es algo que se puede arreglar. Y, efectivamente, la crisis se reparará: se le pondrán algunos parches y se arreglarán algunas cosas. Por cierto, noten ustedes con qué facilidad ha surgido dinero de debajo de las piedras, cientos de miles de millones, para ayudar a los bancos culpables del problema. Si se hubiera pedido para curar el SIDA en África o para educación no hubiera salido un millón de pesetas ni siquiera con treinta comités internacionales. Eso demuestra en qué situación del ciclo vital —porque las sociedades tienen su ciclo vital, y nacen, crecen y se hunden— estamos para comprender la transcendencia de la crisis.
Carlos Taibo. Llevas razón —creo—, desafortunadamente, en todo lo que has dicho. Si no estoy equivocado, la suma que el gobierno norteamericano ha asignado para rescatar a esas instituciones financieras es el doble de lo que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo se proponía recaudar en diez años para encarar la resolución de los problemas más graves en materia de sanidad, educación, alimentación y agua. Subrayo: lo que el PNUD se proponía recaudar en diez años.
Creo que tiene sentido que reflexionemos sobre cuál es el significado de fondo de las políticas que el gobierno norteamericano y los gobiernos de los Estados miembros de la Unión Europea han desplegado en las últimas semanas. Alguien podría pensar que esos gobiernos están preocupados por los empleados de esas instituciones financieras; más aún, por quienes hace años contrataron esas hipotecas-basura. Me temo que quien así lo haga está muy equivocado. A nuestros gobiernos les preocupa la solvencia de los bancos como empresas, y poco o nada más. Esto me induce a pensar que una vez que esas instituciones estén saneadas, dentro de dos o tres años, volverán literalmente a las andadas. Y al respecto me permito proponerles una materia de reflexión que creo que apunta directamente a esa conclusión: no tengo conocimiento de que ni uno solo de los ejecutivos de esas instituciones financieras norteamericanas que han estado al borde de la quiebra haya sido encausado por un juez y corra algún riesgo de acabar en una cárcel. Esto, por sí solo, es un estímulo poderosísimo para que esas gentes vuelvan a hacer exactamente lo que han hecho los últimos años.
Sólo hay algo —me parece— que nos reconforta a muchos en el espectáculo que hemos tenido la oportunidad de observar las últimas semanas. Llevábamos años diciendo que esto iba a suceder. Llevábamos años subrayando que esta apuesta inmoderada que es la globalización capitalista en provecho de la gestación de un paraíso fiscal de escala planetaria —que debe permitir que los capitales, y sólo los capitales, se muevan a sus anchas en todo el globo, arrinconando a los poderes políticos y desentendiéndose por completo de cualquier consideración de cariz humano, social o medioambiental— tenía por fuerza que conducir a un caos de escala general en el que ahora estamos inmersos de manera visible. Creo que a estas alturas ya no tendremos que soportar que digan lo que han dicho tantos durante tantos años: que estábamos equivocados y que permanecíamos ciegos ante las bondades intrínsecas del modelo del capitalismo global.
José Luis Sampedro. Estoy completamente de acuerdo contigo. Por ejemplo, a mí se me ocurre que se podría hacer una investigación sobre algunos, al menos, de los banqueros que han tomado esas decisiones. No diré que los fusilen, verdad, pero, por ejemplo, no estaría mal inhabilitarlos durante cinco o diez años para el ejercicio de cargos. Porque, si no, estos señores se van y dentro de tres años fundan otro banco. Muchos han perdido dinero, desde luego. Más bien han dejado de ganarlo. Pero, de todas maneras, cuando quieran, vuelven a lo mismo, como dices tú muy bien. El sistema está para eso.
Les voy a contar una anécdota rigurosamente cierta. Cuando en España se implantó hace cincuenta años el plan de estabilización —algunos lo recordarán—, ocurrió que en un año determinado, creo que fue en 1957, bajó la renta nacional, esto es, España produjo un poco menos, lo que no impidió que los bancos ganasen un poco más. Es lo que está pasando ahora: ustedes verán que los bancos, a pesar de la crisis, siguen ganando. Se le hizo entonces una entrevista a un banquero importante en aquellos años, don Pablo Garnica, que era del Banco Español de Crédito, y el periodista le dijo: "Pero bueno, don Pablo, ¿cómo es posible que cuando el país produce menos los bancos, en cambio, ganen más?". Don Pablo Garnica, con la verdad más honesta, respondió candorosamente: "No lo hemos podido evitar". Esto es rigurosamente histórico: "No lo hemos podido evitar".
¿Por qué no pudieron evitarlo?: porque el sistema está para que gane la banca, como en las ruletas de los casinos. El sistema es para eso. ¿Qué quiere decir capitalismo? Que es del capital: pues que gane el capital. Pero volvamos a lo de la patente de corso de la que disfrutan estos señores, que permitirá que no les pase nada. En cambio, si un pobre alcalde, queriendo arreglar algo, se pasa un poco de listo, lo embaúlan.
Pero también yo quiero decir algo de cómo durante años se han estado metiendo con quienes pensábamos de otra manera. Los neoliberales decían que éramos unos atrasados y que la libertad es la solución, la libertad del mercado. Bueno, pues no me duelen prendas. Yo publiqué en 2003 —ya que tengo el micrófono voy a hacer publicidad— un libro que se llama El mercado y la globalización, y allí está explicado todo eso. Y lo pueden entender hasta los ministros, si hace falta, ¿verdad? Esta clarísimo: el mercado es indispensable, naturalmente, para cualquier civilización adelantada, porque tenemos que hacer intercambios y el mercado es un centro de distribución. Lo que no es de ninguna manera es un repartidor justo de los bienes. Tampoco es un consejero excelente en materia de inversión: no sirve para decirnos en qué debemos meter dinero hoy para producir beneficios dentro de un año. Porque al mercado lo único que le interesa es la ganancia. Y se dice: sí, pero consigue igualar siempre la oferta y la demanda. Los compradores y los vendedores llega un momento en que se ponen de acuerdo, coinciden en un precio y se ajustan las curvas, como dicen los expertos. Sí, muy bien, pero a lo mejor se ajustan a un precio tal, como se ha dicho más de una vez, que los pobres no pueden comprar la leche a ese precio mientras los ricos la pueden comprar tranquilamente para sus gatos, en tanto los otros no la pueden comprar para sus hijos.
De modo que el mercado no puede servir de defensa para nada. Y además no es la libertad. Hay un economista, Milton Friedman, que recibió el premio Nobel y que publicó un libro titulado La libertad de elegir. Y la libertad de elegir era el mercado. Bueno: pues vaya usted al mercado sin dinero en el bolsillo y vamos a ver qué elige usted. Esto quiere decir que la libertad la da el dinero que usted lleva, y no el mercado.
De modo que tenemos que defendernos frente a esos neos que lo que hacen es justificar los deseos de los ricos. Otro economista famoso —que por cierto murió, como Friedman, en 2006— fue Galbraith, quien explicó en uno de sus libros que casi todo lo que han escrito los economistas, la mayoría de ellos, en los últimos decenios —escribía esto en la década de 1990— ha sido justamente lo que los ricos querían que se dijera, porque les favorecía. Toda la teoría de los neoliberales es simplemente esto.
Y termino con unas palabras sobre la libertad, de la mano de otra anécdota. Uso las anécdotas porque ayudan fácilmente a comprender. Siempre hay que preguntar: la libertad, ¿para quién? Porque la libertad no es lo mismo para unos que para otros. Un banquero, otra vez un banquero, norteamericano de principios del siglo XX, el banquero Morgan llamó un día al director de su gabinete jurídico y le explicó que quería hacer una operación para quedarse con otro banco, por las buenas o por las malas, y que quería saber qué tenía que hacer. El abogado estudió cuidadosamente la cuestión y regresó para decirle que las leyes impedían realizar esa operación. Morgan le respondió —fíjense en la frase—: "Oiga, yo no le pago a usted para que me diga lo que puedo o no puedo hacer. Le pago a usted para que me diga cómo puedo hacer lo que quiero hacer". ¿Se dan cuenta de lo que era la libertad para el señor Morgan? En manos del poderoso, la libertad sirve para hacer lo que le dé la gana con los demás. Para poder imponer su voluntad a los demás. Mientras que para el pobre desgraciado la libertad consiste simplemente en que le dejen vivir su propia vida sin reventar a nadie. Es la gran diferencia.
De modo que cuando se habla de libertad conviene recordar que el mercado es libre para el poderoso. Para el que no tiene un duro, no es libre porque no es. Digo esto un poco en desahogo frente a lo que hemos tenido que escuchar de los furibundos, que seguirán pensando lo mismo. Ayer o anteayer aparecía en un periódico un artículo de un diputado del Partido Popular por Cantabria que justificaba todavía la libertad absoluta del mercado. Porque sin éste —decía— no se puede vivir. Pues ahí tiene usted las consecuencias, aunque seguirán haciendo lo mismo. Lo que justifica la esperanza de personas como tú y como yo es que cada vez les será más difícil hacerlo, por las razones que has apuntado al principio. Porque existen otras crisis, porque existen otros condicionamientos y porque existe otra situación internacional. No porque comprendan que no tienen razón y que no deben hacer lo que pueden hacer. No, sino porque no van a poder hacerlo. Sencillamente.
Carlos Taibo. Lo que acabas de decir me sirve para identificar una de las señales ocultas de la crisis a la que creo debemos prestar atención. Me refiero a la de la crisis como cortina de humo que permite justificar determinado tipo de conductas que en otras condiciones serían bastante más difíciles de defender. ¿En qué estoy pensando?
Tengo la certeza de que muchos empresarios están aprovechando la crisis para deshacerse de trabajadores que desde tiempo atrás pensaban expulsar hacia sus casas. Aunque a buen seguro que en otros casos no es así, hay quien le saca partido a la crisis. Pongo un segundo ejemplo: en las últimas semanas han aparecido noticias que señalan, en labios de portavoces de organizaciones internacionales, cómo la primera víctima de la crisis es el cambio climático o, por decirlo mejor, la lucha contra el cambio climático. Parece que uno está invitado a concluir que antes de la crisis estaban haciendo algo contra el cambio climático… Lo mismo digo de noticias alarmantes que sugieren que entre nosotros muchos ayuntamientos, para tapar los huecos, están utilizando los fondos inicialmente previstos para ayuda al desarrollo. Agrego un cuarto, y último, ejemplo: también el otro día leí en el periódico que un responsable de Naciones Unidas señalaba que la crisis financiera se había llevado consigo los llamados Objetivos del Milenio. De nuevo era la misma ilusión óptica: los Objetivos del Milenio —no nos engañemos— estaban muertos mucho antes de la crisis financiera. Que no iban a ser objeto de satisfacción era una evidencia desde años atrás. Ahora la crisis viene a servir de cobertura para que los gobiernos no cumplan con las obligaciones que contrajeron en su momento en lo que respecta a la ayuda al desarrollo más elemental.
José Luis Sampedro. Y en lo que respecta a tantas otras cosas. Fíjense ustedes que, aunque luego han querido arreglarlo, los empresarios entre nosotros se han apresurado a decir que había que hacer un paréntesis y facilitar los despidos porque eso —afirmaban— daría la oportunidad para crear nuevos empleos. Eso lo han dicho tranquilamente, aunque luego han querido arreglarlo. Es como el pañuelo rojo del prestidigitador; éste lo agita por el aire para que no veamos lo que hace con la otra mano. Sencillamente. Estoy de acuerdo.
Carlos Taibo. Que nadie diga que no proponemos alternativas, que nos quedamos en una crítica impenitente de los sistemas que padecemos. Vamos a ver. José Luis Sampedro y yo, hace tres años, trabajamos en un libro de conversaciones que en último término es fundamento de ésta que mantenemos hoy. Recuerdo que en una de esas conversaciones José Luis asumió un ejercicio de crítica de muchos de los principios de la disciplina en la que ha trabajado siempre: la economía. En un momento determinado se detuvo y me dijo: "Carlos. Esto que estoy diciendo es un rollo. Vamos a suprimirlo del libro. Que en modo alguno se publique". Yo me empeñé en lo contrario: creo que nuestro primer deber consiste en discutir hipercríticamente los fundamentos materiales de las disciplinas en las que trabajamos. Debo confesar, eso sí, que yo no lo hago mucho, tal vez porque la disciplina en la que supuestamente trabajo, la Ciencia Política, es tan irrelevante que acaso no merece la pena discutir los presupuestos que maneja.
Pero, y a esto voy, hay un concepto central en la economía que ha acabado por impregnar la visión que el ciudadano tiene de hechos complejos y que estamos obligados a discutir. Me refiero a eso del crecimiento. En la percepción popular el crecimiento es —digámoslo así— una bendición de Dios. Allí donde hay crecimiento —se nos dice— hay cohesión social, se preservan servicios públicos interesantes, el paro no progresa y la igualdad mantiene cotas saludables. Mucho me temo que estamos obligados a discutir, sin embargo, todas estas supersticiones. El crecimiento económico —y esto es el cabo lo que hemos dicho de siempre los críticos de la globalización capitalista— tiene poco que ver con la cohesión social. ¿Alguien piensa en serio que en China hay hoy mayor cohesión social que veinte años atrás? El crecimiento económico se traduce a menudo en agresiones medioambientales tal vez irreversibles, provoca el agotamiento de recursos que ya sabemos no van a estar a disposición de las generaciones venideras y, más allá de todo esto, propicia lo que Clive Hamilton, un autor que José Luis ha leído, ha dado en llamar —creo que con mucho fundamento— un "modo de vida esclavo". ¿A qué se refiere Hamilton? A la idea de que seremos más felices cuantas más horas trabajemos, más dinero ganemos y, sobre todo, más bienes acertemos a consumir.
Este esquema se asienta —creo yo— en tres pilares que estamos invitados a cuestionar radicalmente. El primero es la publicidad, que nos obliga a comprar lo que no necesitamos, e incluso, y a menudo, lo que objetivamente nos repugna. El segundo se llama, o se llamaba, crédito, que permite obtener los recursos necesarios para adquirir esos bienes aunque a primera vista no dispongamos del dinero. Y el tercero y último asume el nombre de caducidad: bien sabemos que los fabricantes producen bienes que inmediatamente caducan, de tal manera que al poco nos obligan a comprar otros nuevos.
En la literatura sobre el decrecimiento —de esto al fin y al cabo estoy hablando— hay una anécdota, omnipresente, que voy a intentar rescatar porque creo que da en el clavo de muchas de las miserias de nuestras percepciones. Una de las versiones de esa anécdota se halla ambientada en un pueblo de la costa mexicana. Un paisano está, medio adormecido, junto al mar. Un turista norteamericano se le acerca y entablan conversación.
El turista le pregunta:
—"Y usted, ¿a qué se dedica? ¿En qué trabaja?".
El mexicano responde:
—" Soy pescador".
—"¡Vaya, pues debe ser un trabajo muy duro! Trabajará usted muchas horas".
—"Sí, muchas horas", replica el mexicano.
—"¿Cuántas horas trabaja usted al día?".
—"Bueno, trabajo tres o cuatro horitas".
—"Pues no me parece que sean muchas. ¿Y qué hace usted el resto del tiempo?".
—"Vaya. Me levanto tarde. Trabajo tres o cuatro horitas, juego un rato con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer y luego, al atardecer, salgo con los amigos a tomar unas cervezas y a tocar la guitarra".
El turista norteamericano reacciona inmediatamente de forma airada y responde:
—"Pero hombre, ¿cómo es usted así?".
—"¿Qué quiere decir?".
—"¿Por qué no trabaja usted más horas?".
—"¿Y para qué?", responde el mexicano.
—"Porque así al cabo de un par de años podría comprar un barco más grande".
—"¿Y para qué?".
—"Porque un tiempo después podría montar una factoría en este pueblo".
—"¿Y para qué?".
—"Porque luego podría abrir una oficina en el distrito federal".
—"¿Y para qué?".
—"Porque más adelante montaría delegaciones en Estados Unidos y en Europa".
—"¿Y para qué?".
—"Porque las acciones de su empresa cotizarían en bolsa y usted se haría inmensamente rico".
—"¿Y para qué?".
—"Pues para poder jubilarse tranquilamente, venir aquí, levantarse tarde, jugar un rato con sus nietos, dormir la siesta con su mujer y salir al atardecer a tomarse unas cervezas y a tocar la guitarra con los amigos".
José Luis Sampedro. Como soy más viejo puedo decirte que eso está contado por John dos Passos en Rocinante vuelve al camino. Es exactamente la misma historia con unos arrieros que van con unos mulos por la provincia de Granada. Quiero sumarme a la defensa del decrecimiento. La idea misma de desarrollo económico es una degeneración que forma parte del ciclo vital de Occidente. La degeneración de las ilusiones de la razón a partir de los siglos XV y XVI, que es cuando nace Europa. Si en el siglo XV están los humanistas —no voy a hablar ahora de ello—, el siglo XVI es el de la razón y el XVIII es el de las Luces y la Ilustración. En el XIX de lo que se habla es de progreso, palabra que tiene un sentido más material que el mundo de la Ilustración y las Luces. Pero eso del desarrollo se refiere casi exclusivamente a la economía. El progreso es un visión que apunta al perfeccionamiento general del ser humano: progreso es mucho más que crecimiento. Mientras el progreso es más conocimiento, más sensibilidad, más arte, más ciencia, el desarrollo se acaba quedando en puro desarrollo económico. ¿Por qué? Porque es lo que interesa en una civilización cuyo Dios es el dinero y que ha hecho —como decía Marx, y en eso tenía razón— de todo una mercancía. Y eso nos lleva a poner de manifiesto que efectivamente el proceso actual consiste en tratar de conseguir más y más de la productividad, todo esto que ha citado Carlos.
Aunque ahora la palabra innovación es casi más importante que la palabra desarrollo. Se habla de innovación como si fuese un gran descubrimiento que nos lo va a resolver todo. Pero no se cae en la cuenta de que la innovación tiene varios filos: hay una innovación productiva y una innovación de conocimiento —de una nueva medicina, de un nuevo material…—, pero hay otra innovación meramente comercial que consiste en cambiar la etiquetita del envase y hacer que el teléfono móvil de hoy tenga un botón más de tal forma que el de ayer quede anticuado. Lo que se trata es de halagar nuestro status social: si yo llego a la oficina con el móvil del año pasado, no soy igual a quienes llegan con el móvil de ahora, que mira que botoncito tiene, se aprieta y toca La Marsellesa. Se inventan estos trucos. Se hace en el mercado con todo, con los alimentos, se cambia el envase, se le añade una cosita, se dice "Ahora con Pitifax salen los pelos en la calva". Pero esa innovación no tiene ningún interés técnico, ningún interés productivo: sólo responde al interés de la ganancia. Y el mercado se vale de las técnicas del propio mercado, y de la psicología, y sobre todo de la sensación de identidad que permite recordar que uno pertenece al grupo de los más avanzados, que uno tiene el automóvil que tienen los demás en la oficina…
Todo eso se explota —como has dicho muy bien— para hacernos comprar lo que sea. Y todo eso conduce a un despilfarro tremendo, a una acumulación de basura. Dice mucho de nuestra civilización que la basura de Nápoles haya que mandarla en trenes a Suiza. ¡Ya está bien! Imagínate lo que es un tren cargado de basura recorriendo un país tan hermoso como Italia, pasando por Florencia, pasando por Turín, con su basura. ¡No saben ni siquiera estropear la basura! Es monstruoso. Y resulta que efectivamente nos obligan a todos estos despilfarros. Lo que acaba ocurriendo es que —vuelvo a lo mismo— esto no se corregirá por voluntad de los dirigentes, ni porque razonen ni porque caigan en la cuenta de que esto no se puede hacer. Ocurrirá porque se hará evidente que no se puede seguir así.
Por cierto, voy a hacer un paréntesis: la ayuda al desarrollo en la forma en que la entendemos hoy empieza en enero de 1949 en el discurso que pronuncia el presidente norteamericano Truman en su toma de posesión. En un punto del discurso que se hizo famoso como el punto cuarto —yo estaba ya trabajando como economista y me llamó la atención, como a todo el mundo—, Truman advirtió que se iba a desplegar un nuevo gran programa para ayudar a los países en desarrollo. ¿Qué había detrás? Detrás se hallaba Estados Unidos, que acababa de ganar la guerra, que prácticamente no tenía colonias en el mundo y que estaba pensando ya en perfilar las propias. Con el pretexto de las ayudas y de la intervención se trataba de ir preparando un mundo colonial como el que tenía Europa. Luego vino la descolonización y las cosas cambiaron, pero en origen el proyecto era claramente colonialista.
Bueno, pues bien, y con esto termino: es imposible seguir haciendo lo que hemos venido haciendo hasta ahora a costa de destrucciones irreversibles. Algunos de los últimos estudios que he leído sobre esto afirman que para dar a toda la humanidad el nivel de vida de Gran Bretaña harían falta tres planetas Tierra. Porque el planeta Tierra ya no tiene capacidad para regenerar lo que destruimos cada año. Todavía en los años ochenta o noventa se podía contar con que había una regeneración suficiente. Ahora ya no la hay, porque estamos destrozando la casa en que vivimos. Ésta es la situación, aunque no les interese verla porque siguen ganando a corto plazo. Bueno, pero no es posible continuar.
Y son necesarias dos cosas. La una —me apunto claramente— es el decrecimiento, que implica tener sentido de la medida, que es algo de lo que esta cultura nuestra carece; los griegos sí que lo tenían y contaban con una diosa contra la desmesura, Némesis. La otra es la redistribución, porque pensar que con la ayuda al desarrollo que se da ahora, muy inferior —como acabas de citar— al dinero que se entrega para sostener los bancos en Estados Unidos, se va a llevar a los pueblos pobres al nivel de los ricos es una ilusión, que no sirve más que para calmar conciencias de los ricos y para dar alguna esperanza a algunos pobres ingenuos. Es completamente ilusorio. Si no hay detención del crecimiento y redistribución no se podrá continuar.
Carlos Taibo. Me importa mucho subrayar algo que acabas de decir, José Luis. Admito de buen grado que la gente se muestre reticente a aceptar un proyecto de reducción de la producción y del consumo. Pero es que no nos queda otro remedio. El concepto principal que se invoca al respecto es, como sabes, el de huella ecológica. La huella ecológica mide la superficie del planeta, terrestre como marítima, que precisamos para mantener las actividades económicas hoy existentes. Todos los estudios concluyen que hemos dejado atrás con creces lo que el planeta nos ofrece. ¿Qué significa esto? Que estamos chupando recursos que no van a estar a disposición de las generaciones venideras, y esto es extremadamente grave.
¿Qué es lo que los teóricos del decrecimiento proponen como alternativa al respecto? Por cierto, sugerencia de lectura: el libro de Serge Latouche, La apuesta por el decrecimiento, publicado por Icaria en Barcelona, me parece que refleja con mucha crudeza y mucho rigor el argumento de respuesta. Los defensores del crecimiento reivindican el ocio creativo frente al trabajo obsesivo, el reparto del trabajo frente a la lógica de la propiedad y de la competición, el valor de lo local frente a lo global y la reducción del tamaño de las infraestructuras productivas y administrativas, así como de los medios de transporte. Pero por encima de todo reclaman la sobriedad y la simplicidad voluntarias. De Samuel Beckett, el autor de Esperando a Godot, dijo Terry Eagleton, un pensador inglés, algo muy sugerente que bueno sería de aplicación a todos nosotros: "Comprendió que el realismo sobrio y cargado de pesadumbre sirve a la causa de la emancipación humana más lealmente que la utopía cargada de ilusión".
Pero quiero agregar algo más. Alguien podría afirmar que este tipo de valores que acabo de invocar está fuera del mundo, que aquéllos no forman parte de nuestras realidades cotidianas ni la han formado nunca. Mentira. Me permitirán que subraye que al menos en tres ámbitos diferentes han estado, o están, muy vivos. El primero es el de la familia: en la familia no impera la lógica del trabajo asalariado, de la mercancía y del beneficio; lo que impera es la lógica del don y de la reciprocidad. Estos neoliberales que en lo que hace al funcionamiento de sus negocios defienden la mano invisible del mercado, a buen seguro que se cuidan de aplicar las mismas normas en el interior de sus familias. En segundo lugar, esos valores han estado claramente presentes en muchas de las tradiciones del movimiento obrero de siempre. Es verdad que su influencia ha sido mucho más consistente, con todo, en el caso de la tradición libertaria, de la tradición anarquista, que en el de otras. Me permito agregar, en fin, que por fortuna muchos pueblos del Tercer Mundo nos dan lecciones al respecto. Latouche sostiene que debemos revisar nuestro empeño que nos aconseja ayudar a los africanos: antes bien deberíamos dejarnos ayudar por éstos, que en condiciones de extrema precariedad a menudo han sido capaces de resolver la mayoría de sus problemas a través de procedimientos solidarios y altruistas.
Me permitiréis que de nuevo rescate un par de ejemplos de lo que quiero decir. Hace varios siglos los campesinos en la Europa mediterránea solían plantar higueras y olivos de los que sabían no iban a disfrutar sus hijos, sus nietos ni sus biznietos: estaban pensando con claridad en las generaciones venideras, algo que, por desgracia, no está ahora en nuestro horizonte mental. Vaya el segundo ejemplo. Cuenta la leyenda que hace unos años un grupo de misioneros se adentró en la Amazonia brasileña y se topó con un grupo de indios que hacía uso de instrumentos extremadamente primitivos para cortar leña. Los misioneros decidieron hacer un esfuerzo y regalar a aquellos indios unos cuchillos de acero inoxidable de fabricación norteamericana. Un par de años después recalaron de nuevo por aquella región y se entrevistaron con los indios. Uno de los misioneros preguntó:
—"¿Que tal los cuchillos?".
Y uno de los indios respondió inmediatamente:
—"Muy bien. Cortamos ahora la leña diez veces más rápido que antes".
El misionero replicó:
—" Estaréis entonces produciendo diez veces más leña que antes".
EL indio respondió perplejo:
—" No. Cortamos la misma cantidad de leña que antes, sólo que ahora disfrutamos de diez veces más tiempo para hacer aquello que realmente nos gusta".
Me temo que, de nuevo, este esquema mental no forma parte de nuestra percepción de los hechos económicos y sociales más elementales.
José Luis Sampedro. Quiero corroborar todo esto con otros ejemplos. Una vez tuve ocasión de acudir a una reunión a la que asistió Miguel de la Cuadra Salcedo, un hombre —ustedes lo saben— que ha viajado por todas partes. Un personaje muy interesante. Entre otras cosas le pregunté cuáles eran los pueblos más felices de cuantos había visto por el mundo. Me dio dos nombres que a mí no se me hubieran ocurrido jamás: uno, los beduinos del desierto de Arabia; otro, los esquimales de Groenlandia. ¡Pensar que en dos climas tan difíciles como el desierto árabe y el de quienes viven en casas de hielo con pieles, como lo hacen los esquimales, haya podido haber felicidad! Pues la hay.
En otra ocasión leí un estudio de un antropólogo que trabajó con los bosquimanos en el sur de África. Por cierto: creo que el progreso los ha echado de su territorio. Decía que se hallaban entre las gentes más felices del mundo y que, como tú cuentas, con un poco de trabajo y de recolección de frutos vivían tranquilamente y no querían nada más. Hay culturas enteras cuyo objetivo principal no es el beneficio económico. Su objetivo principal no es apoderarse de las riquezas naturales, destruirlas y estropearlas, sino todo lo contrario: armonizarse con ellas. Pensamientos como el budismo o el taoísmo nos llevan a solidarizarnos con el mundo exterior, a vivir en armonía con lo que nos rodea y a aprovecharlo, pero a aprovecharlo con sensatez. No con despilfarro ni con destrucción ciega y loca.
Como dices tú muy bien, lo que se trata es de dedicar menos tiempo, si se tiene una innovación productiva, a conseguir lo que necesitamos y más a aquello que nos gusta hacer. Es un cambio necesario en las mentalidades que, claro, nos lleva a otro problema: la educación. El problema es que la mayoría de los educadores conciben hoy la investigación y el desarrollo en sentido material, en sentido físico, químico, mecánico, biológico…, pero no en el sentido de actitud del ser humano frente a otros seres humanos y frente al mundo.
Carlos Taibo. La renta per cápita en Estados Unidos es hoy más de tres veces superior a la que se registraba al terminar la segunda guerra mundial. Y, sin embargo, todos los estudios invitan a concluir que el porcentaje de ciudadanos norteamericanos que se declaran infelices es cada ves más alto. Un estudio realizado en 2005 concluía que un 49% de los estadounidenses confesaba ser cada vez más infeliz frente a un 26% que declaraba lo contrario. Estos datos creo que ratifican de manera cabal lo que acabas de decir, José Luis.
Tengo la impresión, de todas maneras, de que esta gente que está aquí con nosotros, escuchándonos, echa de menos que le metamos un poco de caña al gobierno español, porque me parece que hasta ahora no lo hemos hecho de manera expresa. Me váis a permitir que intente proponeros tres ejemplos de cómo nuestros gobernantes, con toda evidencia, no están a la altura de las circunstancias. Primero de ellos: otra de las víctimas de la crisis financiera es la posibilidad de encarar ese riesgo de hambruna global del que hablamos tanto antes del verano. Ahora ya nadie habla de esto, como si el problema hubiese quedado resuelto. La estrategia argumental de nuestro Gobierno es al respecto muy curiosa, por cuanto parece apuntar que todas las explicaciones de esa hambruna remiten a factores que escapan a nuestro control. Se dice, por ejemplo, que ha crecido la demanda de alimentos en la India y en China, que se han acrecentado los precios del petróleo y los costos de transporte, con lo cual se ha encarecido también el precio de esos alimentos, o que la irrupción fulgurante de los agrocarburantes ha venido a alterar muchos de los equilibrios naturales en las economías de los países pobres. Aunque a buen seguro que todo esto es verdad, hay un elemento fundamental que rara vez se invoca: los intereses especulativos, la usura, de las grandes empresas transnacionales de la alimentación, que después de trabajar durante décadas para acabar con las agriculturas de subsistencia en el Tercer Mundo, hoy, de la mano del monocultivo, se permiten especular con los precios. ¿Cuál ha sido la respuesta de nuestro Gobierno ante esto? Si lo he entendido bien, ha consistido en acrecentar de manera sensible el volumen de dinero que se entrega a los países pobres para que adquieran alimentos en los mercados internacionales. Alguien dirá: ¿y esto te parece mal? Me parece muy mal. Porque esta operación no hace otra cosa que mover el carro de los intereses especulativos de esas empresas: se entrega dinero a los pobres sin ningún deseo de que esas empresas dejen de practicar la usura. ¿Qué es preciso para que un gobierno intervenga un mercado? ¿No es suficiente la certificación de que en este caso lo que está en peligro son las vidas de decenas de millones de seres humanos? Al parecer, este último no es argumento suficiente.
Segundo ejemplo. El ministro de Industria, el señor Sebastián, anunció antes del verano una reducción de un 10% en el consumo energético de la maquinaria político-administrativa que dirige. Bien está, dirá alguien. Y, sin embargo, tenemos derecho a preguntarnos por qué el ministro de Industria no le dice a sus conciudadanos que también ellos deben reducir sensiblemente el consumo de energía. La respuesta es sencilla de hilvanar: porque eso implicaría entrar en colisión con los intereses de las empresas eléctricas. Fíjense que los últimos años sólo en un ámbito se han registrado recomendaciones de las administraciones públicas para que reduzcamos el consumo: el ámbito del agua. A duras penas puede ser casualidad que hasta ahora, y toquemos madera, la del agua sea una economía fundamentalmente pública. De un tiempo a esta parte un puñado de organizaciones no gubernamentales ha desplegado una campaña que —bien la conoceréis— nos invita a reducir a la nada nuestro consumo de electricidad durante diez minutos de una tarde. El año pasado, con coraje innegable, la entonces ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, decidió apoyar simbólicamente esa campaña. Al día siguiente tuvimos que engullir las declaraciones miserables de los responsables de las empresas eléctricas que protestaban ante lo que entendían que era una intromisión del poder político en la lógica de la libre competencia. Nuestros gobernantes —digámoslo con claridad— no están dispuestos, ni siquiera en provecho del bien común, a contestar los intereses de las empresas privadas.
Pongo un tercer ejemplo. El propio Sebastián anunció antes del verano una campaña en virtud de la cual el Estado iba a subvencionar la adquisición de automóviles nuevos menos contaminantes si los viejos propietarios de automóviles con más de quince años de antigüedad prescindían de ellos. Hay muchos motivos para recelar de que esos nuevos coches sean realmente menos contaminantes. Quienes saben de estas cosas dicen que contaminan menos por el tubo de escape pero mucho más a través del aire acondicionado o de la calefacción que llevan. Al margen de esto, la fabricación de estos automóviles es ecológicamente mucho más dañina que la de los viejos. Y, sin embargo, yo quiero preguntarme cuándo nuestros gobernantes exhortarán a sus conciudadanos a dejar de comprar automóviles, que es literalmente lo que tienen que hacer. Cuándo decidirán enfrentarse de una vez por todas, una vez más, a los intereses de las empresas privadas.
José Luis Sampedro. Pues me temo que la cosa va para rato. Porque eso es consustancial al sistema, y no lo pueden remediar, no lo pueden evitar. Como dijo don Pablo Garnica, el sistema está para que ganen los que tienen que ganar. Y los que tenemos que perder, tenemos que perder. Y para conseguir eso se construye una ideología económica adecuada, que es la neoliberal, se establecen las leyes apropiadas, se busca que el mercado encubra lo que se hace o se despliegan estos artilugios que ha mencionado Carlos. Se hace lo que sea necesario.
Mi esperanza es que les sea cada vez más difícil hacerlo. Porque los abusos del sistema capitalista están entrando en la categoría de abusos contra la civilización. Esto para mí es muy importante aunque parezca que nos aleja de la discusión sobre la crisis. La crisis es otra manifestación de lo mismo. Llevo un tiempo diciendo que estamos viviendo una época comparable, salvando las distancias, y entre ellas las tecnológicas, con el caso del desmoronamiento de la civilización romana y de la barbarie que siguió después. Para mí las cámaras de aniquilación de Hitler y las ejecuciones promovidas por Stalin —para que no se diga que uno es partidario de unos u otros— son casos de barbarie. Pero la invasión de Iraq por el señor Bush es también un caso de barbarie. La idea de los ataques preventivos supone volver a la ley de la selva: el ataque preventivo es un ataque sin más justificación que la de hacer más daño si se ataca el primero. Esto sólo lo puede hacer el más fuerte, porque si el más débil ataca primero, lo machacan. La ley del ataque preventivo es, sin más, la ley del más fuerte. También es barbarie que unos agentes de un determinado país secuestren a personas en cualquier sitio del mundo, las lleven como sea, las torturen como sea, las encierren en Guantánamo y todo lo demás.
Inmediatamente me dirán que soy visceralmente antinorteamericano. No es verdad: opino lo mismo que casi la mitad de los estadounidenses, esto es, los que no votaron a Bush en su momento. Lo que soy es anti-Bush, pero no antinorteamericano. Lo que ocurre es que estamos en una situación que está atacando los principios básicos que fueron de esta civilización. La misma idea de la familia, la de la familia tradicional, está desmontada. Aunque en ciertos aspectos me parece bien, en otros no me lo parece. Usamos las mismas palabras, pero las palabras han cambiado de contenido. No me digan a mí que la religión española de hoy es la misma que la de hace cincuenta años. Porque he vivido la de hace cincuenta años. Entonces llegaba la Semana Santa, y había que ver lo que pasaba en las calles: no se podía circular, no se podía salir, no se podía cantar. Los periódicos publicaban anuncios sobre las iglesias en las cuales predicaba el fraile tal o el fraile cual. Yo oía a mis tías que decían: "Vamos a escuchar al padre Merino, que va a hablar de las llagas de Cristo". Esto no tiene sentido hoy. Hoy llega la Semana Santa y la gente se va a Benidorm. El sistema seguirá nominalmente funcionando, pero los valores tradicionales quedarán socavados y eso significa la barbarie.
Luego dirán ustedes que soy pesimista. Pero soy optimista, porque tengo tan mala opinión del sistema en que vivimos que estoy deseando que se desmorone y que desescombren el solar y construyan otra cosa. Porque esto verdaderamente va contra la dignidad humana, que es un valor supremo. De modo que soy optimista. Espero que esto se vaya al garete —yo no lo veré— , pero ustedes disfrutarán del espectáculo. Será incómodo, pero disfrutarán del espectáculo. Y vendrá otra cosa. ¿Cuál? No lo sé. En el feudalismo a nadie se le ocurría que iba a llegar el capitalismo, pero aquello se hundía. De modo que en esta situación estamos y dentro de eso se inserta la crisis. Porque la crisis, como he dicho al principio, es la crisis de la vejez, la crisis del miedo, la crisis que nace del objetivo de hacer fortunas para defenderse como sea. Ésta es la situación en mi opinión.
Carlos Taibo. José Luis acaba de plantear eso de "vendrá otra cosa", que me ha traído a la memoria unas viejas viñetas de La codorniz. En la primera aparecía un dirigente político que, desde un estrado, hablaba a las masas y les decía: "¿Qué preferís? ¿El caos o nosotros?". En la segunda viñeta se veía que las masas respondían al unísono: "¡El caos, el caos!". Y en la última reaparecía el dirigente político que replicaba: "Pues os jodéis, porque el caos somos nosotros".
Algo de lo que acaba de decir José Luis creo que es muy importante rescatarlo. Yo lo cuento así: los habitantes de los países ricos, de los países del Norte desarrollado, somos profundamente insolidarios. Hemos escuchado un millón de veces que cada día mueren entre cuarenta mil y cincuenta mil seres humanos de resultas del hambre o de enfermedades provocadas por el hambre. Y esto no provoca entre nosotros ningún cambio fácilmente perceptible. En el mejor de los casos reaccionamos ante el impacto emocional de las imágenes de un tsunami como el registrado en el sudeste asiático en diciembre de 2004. ¿Por qué? Entre otras muchas razones por una: porque la mayoría de los problemas más lacerantes que se revelan en el planeta se producen a muchos millares de kilómetros de distancia de nuestras ciudades y pueblos. Tengo sin embargo la certeza de que en un período de tiempo extremadamente breve van a llegar hasta nosotros dos procesos que antes mencioné —el cambio climático y el encarecimiento en los precios de las materias primas energéticas— que, éstos sí, nos van a tocar materialmente a nosotros. Y nos van a obligar a repensar críticamente muchos de los cimientos de nuestras sociedades.
De aquí pueden derivarse dos horizontes distintos. El primero, a mi entender, es una edad de oro para los movimientos de contestación del sistema, que van a ver cómo muchos de los mensajes, aparentemente radicales, que manejaban desde tiempo atrás —por ejemplo, el relativo al decrecimiento—, van a encontrar adhesiones mucho más amplias. El segundo de los horizontes es, claro, mucho menos halagüeño. Hace unos años se tradujo al castellano un libro de un periodista alemán llamado Carl Amery. El libro se titula Auschwitz. ¿Comienza el siglo XXI?. ¿Qué es lo que nos dice Amery? Lo que señala es que estaríamos muy equivocados si concluyésemos que las políticas que abrazaron, ochenta años atrás, los nazis alemanes remiten a un momento histórico coyuntural y, por ello, literalmente irrepetible. Antes bien, Amery sugiere que debemos examinar con detalle el sentido preciso de esas políticas porque bien pueden reaparecer entre nosotros, no defendidas por marginales grupos neonazis, sino alentadas por algunos de los principales centros de poder político y económico. Estos últimos, claramente conscientes de la escasez que se avecina, se mostrarían firmemente decididos a defender una suerte de darwinismo social militarizado encaminado a preservar para una estricta minoría los limitados recursos que se hallan a nuestra disposición.
Me temo que debemos considerar seriamente este horizonte de barbarie e interpretar que se equivocan los muchos futurólogos que, a la hora de imaginar escenarios delicados, los consideran siempre derivados de amenazas como la que supone Al Qaida. Intuyo que es mucho más amenazante para el futuro el conjunto de políticas que despliega ese ciudadano norteamericano al que acaba de referirse José Luis Sampedro.
José Luis Sampedro . ¿A quién me he referido yo?
Carlos Taibo. A John dos Passos, ¿no?
José Luis Sampedro. ¡Ah, sí! A Dos Passos. Lo del caos me trae a la memoria una anécdota, muy gráfica también, que demuestra por qué mi esperanza es la barbarie. La anécdota nos habla de un jovenzuelo que empezaba a tener ideas propias. Su padre, que era un conservador consciente, le dijo: " Hijo. ¿No te das cuenta de que el comunismo —entonces se hablaba del comunismo— es la explotación del hombre por el hombre?". "Sí" —le respondió el hijo—, "pero lo otro es lo mismo sólo que al revés". Es lo mismo sólo que dándole la vuelta a la frase.
Es muy difícil hacer pronósticos. Un problema importante es el que se deriva del hecho de que ahora están emergiendo dos áreas culturales muy distintas de la nuestra por su origen y por los milenios que ha durado su personalidad. Hablo de la India y de China. ¿Qué es lo que pasa? Es difícil esperar —yo no lo espero— que valores como los del taoísmo y el budismo influyan profundamente en nosotros. Lo que ocurre es que la civilización occidental tiene una técnica y una capacidad de producción que por fuerza han de ser muy sugestivas para masas hambrientas. La ruptura en la sociedad china por las diferencias entre el campo y la ciudad, por ejemplo, hace que esos dos centros sean muy permeables; de hecho esos dos centros se están capitalizando, antes que descapitalizando.
De todas maneras, a mí me parece que hay un sector de nuestra cultura, que, éste sí, es extremadamente dinámico. Hablo del sector científico. La ciencia está adelantando prodigiosamente cada día, de manera admirable. Lo que pasa es que nuestro pensamiento, nuestra cultura, nuestra civilización, no está a la altura de los instrumentos técnicos y científicos de que dispone. No sabemos administrarlos: por eso protagonizamos el disparate del despilfarro, de la destrucción, y somos incapaces de hacer lo que hacían aquéllos cortadores de leña de la anécdota que ha retratado Carlos. Tenemos unos medios extraordinarios pero sólo los utilizamos para destrozar cada vez más, y no para tocar el violín un rato todas las tardes. Esto último implicaría unas actitudes y una formación cultural completamente distintas de aquellas con las que contamos y completamente distintas de las que proporciona la educación que nos imprimen.
Porque se nos educa para ser consumidores y productores, productores y consumidores, y más bien borregos que ciudadanos. La educación para la ciudadanía no interesa: lo que interesan son la fidelidad y la borreguez. Para que seamos sólo productores y consumidores. Y entonces, y claro, mientras la ciencia avanza a esa velocidad, no lo hace el nivel cultural, ya no en el sentido del conocimiento de muchas cosas, sino en el del conocimiento de las cosas importantes, el sentido de la vida, de los valores vitales frente a los valores económicos y productivos. Mientras todo eso no esté a la altura de la evolución de la ciencia, ésta seguirá poniendo armas en manos de los destructores. Por eso me felicito de la barbarie contra los destructores.
Pero a mí me parece —y voy a hacer una fantasía— que estamos quizá ante un momento que va a significar una nueva metamorfosis del ser humano, como la de los insectos. La primera gran metamorfosis del ser humano fue cuando adquirió la palabra. Entonces, cuando el simio, el prehombre, adquirió la palabra, se transformó profundamente, se convirtió en ser humano y accedió a la cultura. Me pregunto a veces si, combinados, ciertos progresos científicos —en la neurobiología, en la nanotecnología, en la informática— no podrán operar una transformación profunda del hombre. Con la cultura y la palabra el hombre creó un mundo que no es natural, que es creación humana, aunque utilice elementos naturales. Transformó el mundo natural en un mundo, además, cultural. Me pregunto si, por ejemplo, instalando chips, algo que ya se hace, en los miembros humanos o mandando ondas cerebrales a los chips instalados podemos acabar en una cultura en la cual lo que se ha transformado no es el mundo, sino el hombre mismo, cambiado profundamente de resultas de la aplicación de la técnica. Pero esto es ya fantasía y no sé si es el momento de engañarme.

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