viernes, 29 de enero de 2010

Sube el desempleo en Europa


30-01-2010
Nicolás Nagle
Página 12

La situación en algunos países es dramática. En España, dueña de la quinta economía más grande en la UE, el desempleo sigue creciendo y ya alcanza el 19,5 por ciento. En Letonia llega al 22,8 y en Estonia al 15,2 por ciento.

Uno de cada diez trabajadores en la eurozona está desempleado. Las figuras publicadas ayer muestran que el crecimiento de la economía aún no impacta en el mercado laboral. La situación confirma las preocupaciones en Bruselas de que se estaba produciendo un “crecimiento sin empleos”. En el 2009, la economía de la eurozona –formada por los 16 países que comparten el euro–, se achicó un 4,0 por ciento. Muchos esperaban que el fin de la recesión y el crecimiento de 0,7 para este año sirviera para generar nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, el desempleo no sólo no retrocede sino que sigue creciendo y ya alcanza a un 10 por ciento de la población activa.

Los economistas de la oficina de Eurostat encargada de dar los datos explican que de la misma forma que un descenso del PBI no impacta inmediatamente en el empleo, lo mismo sucede a la inversa. Explican que el tiempo estimado para que el crecimiento económico se traduzca en creación de empleos es de alrededor de seis meses. Sin embargo, esos mismos economistas no supieron estimar cuándo esperaban que el desempleo en la eurozona comenzará a descender.

La situación en algunos países es dramática. En España, dueña de la quinta economía más grande en la UE, el desempleo sigue creciendo y ya alcanza el 19,5 por ciento. En Letonia llega al 22,8 y en Estonia al 15,2 por ciento. Otros países han sabido soportar los efectos de la crisis económica de mejor manera. Alemania, por ejemplo, pudo sobrellevar su peor recesión económica desde el fin de la Segunda Guerra Mundial –que encogió la economía un 5 por ciento– gracias a una reducción en los horarios de trabajo, la cual evitó despidos masivos. De esa forma el desempleo tan sólo creció de 7,1 a 7,5 por ciento.

Las cifras de desempleo se suman a los problemas de los gobiernos de la eurozona para controlar las cuentas públicas. El Pacto de Estabilidad adoptado en 1997 cuando se introdujo el euro establece que ningún Estado miembro puede tener un déficit fiscal superior al 3 por ciento y una deuda pública mayor al 60 por ciento de su PBI. Pero luego de la crisis económica, 13 de los 16 países de la eurozona no cumplen con las condiciones del pacto, lo cual ha provocado la reacción de funcionarios en Bruselas que presionan para que los Estados recorten gastos.

El director del Banco Central Europeo, el francés Jean-Claude Trichet, sostuvo que el déficit en la eurozona “no era sustentable” y que era necesario cortar el gasto público que había crecido durante la recesión económica para reactivar la economía.

Aunque las medidas de recorte del presupuesto podrían aumentar aún más el desempleo, la lógica de asegurar la estabilidad del euro parece primar en Bruselas. Los países que deberán hacer los mayores sacrificios son Grecia, España, Irlanda y Portugal por los desequilibrios en sus cuentas fiscales.

En los últimos meses, el gobierno griego del socialista Giorgos Papandreu se ha enfrentado a una inmensa presión venida desde Bruselas para que equilibre sus cuentas. Actualmente Grecia tiene un déficit fiscal de 12,7 por ciento y una deuda pública de 113 por ciento del PBI. El sucesivo aumento del riesgo país de Grecia promete desequilibrar las cuentas aún más, ya que Atenas debe pagar mayores intereses a sus acreedores.

En los círculos de Bruselas se teme que la misma desconfianza se extienda a otros países de la eurozona, lo cual podría provocar una reacción en cadena que acabaría con la estabilidad del euro. Por el momento las recetas que vienen de Bruselas y del Banco Central Europeo proponen una reestructura a la FMI: recortes generalizados en gastos públicos y aumento de la recaudación impositiva. Las medidas podrían tener un severo impacto en la ciudadanía europea, ya golpeada por el desempleo.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-139288-2010-01-30.html

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Voces desde y contra los centros de internamiento de inmigrantes


Valladolid

CIE_02El próximo viernes 29 de Enero a las 19:30 h. en el centro cívico La Rondilla de Valladolid, charla sobre los centros de internamiento de inmigrantes y la politica y metodos de la policia en España respecto a inmigracion.

El nombre de dicha charla es: “Conoce tus derechos: Voces desde y contra los centros de internamiento de inmigrantes” y la van a impartir dos abogados especializados en inmigracion y que participan en diferentes colectivos de apoyo a inmigrantes en la ciudad de Madrid. Dicha charla tendra lugar en el Centro civico del barrio de la rondilla en la ciudad de Valladolid, plaza Alberto Fernández 3.

La red Ferrocarril Clandestino, junto con Médicos del Mundo y SOS Racismo han elaborado un informe titulado “Voces desde y contra los Centros de Internamiento de Extranjeros” en el que se denuncian todo tipo de irregularidades y violaciones de derechos acaecidas el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) del barrio madrileño de Aluche.



A estos CIEs llegan personas que sin cometer ningún delito, sólo por no encontrarse en una situación administrativa regularizada, han sido privadas de libertad y encerradas en el Centro de Internamiento para Extranjeros de Aluche, en Madrid. Este Centro, junto con los demás que se encuentran en diferentes ciudades españolas y europeas, constituyen la red de pseudo-cárceles que muchas organizaciones sociales y defensoras de los Derechos Humanos califican como “los Guantánamos europeos”.

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Redadas: vigilar a los vigilantes


Por Brigadas Vecinales
Diagonal
29/01/2010

Las Brigadas Vecinales es una iniciativa para luchar contra las detenciones masivas de personas inmigrantes en nuestras calles, que pretende observar, documentar y denunciar las redadas por motivos racistas a la vez que informar a los afectados sobre distintos derechos y recursos...

Presentación pública de las Brigadas Vecinales de Observación de los Derechos Humanos Sábado 30 de Enero Lugar: CSOA La Mácula. C/ Sebastián el Cano, 14. Metro Embajadores

Los controles de identidad que realiza la policía en los espacios públicos de los barrios y municipios de Madrid con el fin de detener a las personas inmigrantes en situación irregular constituyen una práctica de hostigamiento sobre aquellas personas prejuzgadas como no europeas y pertenecientes a la clase trabajadora. Mientras que las redadas producen miedo e inhibición sobre las personas a las que se dirigen, para muchos viandantes que no son interpelados por la policía forman ya parte del paisaje y quedan justificadas por el permanente estado de sospecha que parece haberse instalado sobre “los otros”. Frente a estos efectos, que envenenan las relaciones vecinales, se están tejiendo respuestas de resistencia colectiva. Una de ellas pretende afrontar el acoso policial que suponen las redadas apelando a la práctica de la solidaridad. Las Brigadas Vecinales de Observación de Derechos Humanos surgen a partir de la reflexión de distintas organizaciones sociales que buscan articular una respuesta contra la proliferación de los check points en los barrios.

Su presencia en los espacios públicos pretende incidir sobre los controles selectivos de tres formas distintas y complementarias: visibilizando en los barrios la sistemática violación de derechos que se ejerce sobre una parte del vecindario, recogiendo información válida para la elaboración de informes de denuncia sobre su carácter racista y extendiendo el conocimiento sobre los propios derechos entre los vecinos y vecinas.

Esta propuesta confronta directamente la sensación ampliamente difundida de que la ciudadanía solicita más policía para protegerse del “inmigrante”. Así, frente a las recientes patrullas callejeras de corte fascista promovidas por los partidos en el Gobierno italiano, y las prácticas parapoliciales y de limpieza social de algunos grupos de ideología nazi en el Estado español, las Brigadas cuestionan un discurso de la inseguridad imprescindible para legitimar las políticas de control y pretenden ser una herramienta que contribuya a construir la solidaridad vecinal.

Situándose en los lugares donde la policía realiza controles o redadas (salidas de metro, puertas de colegios y centros de salud, locutorios, etc.), las Brigadas observan y documentan la actuación, denuncian lo que allí ocurre e informan sobre distintos derechos y recursos. Esta forma de acción política se inspira en ejemplos como las brigadas de observación y acompañamiento a comunidades amenazadas en países como México, Guatemala o Colombia, en las que resulta clave el aval de algunas organizaciones de Derechos Humanos. Además, en varias ciudades de Estados Unidos funcionan las Cop Watch, con 20 años de trayectoria en la denuncia pública de la violencia policial. La aplicación de estas experiencias a nuestros barrios rompe con la idea de que la violencia estatal siempre está en otro sitio.

Con su acción, las Brigadas intentan invertir la lógica del control social para neutralizar sus consecuencias en la reproducción de desigualdades sociales. Vigilando a los vigilantes, buscan detener las actuaciones discriminatorias por parte de las autoridades y sus efectos de criminalización y estigmatización sobre la población migrante. Su visible “uniforme” con chalecos naranjas evidencia el rechazo social a ciertos discursos mediáticos y a la presencia de los dispositivos de “seguridad ciudadana” en las calles. Se trata de una respuesta colectiva que cuestiona mediante la acción directa no violenta la proliferación de políticas represivas que afectan al conjunto de la sociedad.

Las Brigadas Vecinales constituyen en definitiva un llamamiento a la desobediencia y al ejercicio activo de la resistencia civil en una confrontación directa contra esta especie de apartheid que se ha instalado en nuestras calles. Las personas que las integran esperan poder construir una red amplia, diversa y horizontal en la que participen compañeras y compañeros del “ámbito militante” y que, sobre todo, sea capaz de incorporar a vecinos y vecinas indignadas con el racismo institucional. Pese a que todavía no se han puesto en marcha plenamente, su lento proceso de gestación (elaboración de objetivos, protocolos de actuación, talleres de autoformación, comunicación con otras organizaciones, etc.) ha ido incorporando apoyos entre individualidades y colectivos con una larga experiencia en las luchas contra los CIEs, la Ley de Extranjería o las propias redadas. El proyecto es una aportación más que se suma a las denuncias públicas y acciones de solidaridad vecinal que vienen realizando otras organizaciones como el Ferrocarril Clandestino, SOS Racismo, etc.

Aunque sus zonas de actuación no están delimitadas, por el momento existen Brigadas en Aluche-Carabanchel, Estrecho-Tetuán y Lavapiés. A partir de su presentación pública el 30 de enero en el CSOA La Mácula, sus integrantes esperan que vecinos y vecinas de distintos barrios decidan poner fin a la indiferencia frente a los controles de identidad y hagan de esta acción directa no violenta una herramienta eficaz para luchar contra el régimen de fronteras de nuestra ciudad.

Para contactar con las Brigadas puedes escribir a brigadasvecinales_ddhh@nodo50.org o visitar su blog http://www.brigadasvecinales-ddhh.blogspot.com.

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Crear dos, tres... muchos Viet-Nam, es la consigna

Es la hora de los hornos
y no se ha de ver más que la luz
José Martí


Mensaje a la Tricontinental
Ernesto Guevara

Ya se han cumplido veintiún años desde el fin de la última conflagración mundial y diversas publicaciones, en infinidad de lenguas, celebran el acontecimiento simbolizado en la derrota del Japón. Hay un clima de aparente optimismo en muchos sectores de los dispares campos en que el mundo se divide.


Veintiún años sin guerra mundial, en estos tiempos de confrontaciones máximas, de choques violentos y cambios repentinos, parecen una cifra muy alta. Pero, sin analizar los resultados prácticos de esa paz por la que todos nos manifestamos dispuestos a luchar (la miseria, la degradación, la explotación cada vez mayor de enormes sectores del mundo) cabe preguntarse si ella es real.

No es la intención de estas notas historiar los diversos conflictos de carácter local que se han sucedido desde la rendición del Japón, no es tampoco nuestra tarea hacer el recuento, numeroso y creciente, de luchas civiles ocurridas durante estos años de pretendida paz. Bástenos poner como ejemplos contra el desmedido optimismo las guerras de Corea y Viet-Nam.

En la primera, tras años de lucha feroz, la parte norte del país quedó sumida en la más terrible devastación que figure en los anales de la guerra moderna; acribillada a bombas; sin fábricas, escuelas u hospitales; sin ningún tipo de habitación para albergar a diez millones de habitantes.

En esta guerra intervinieron, bajo la fementida bandera de las Naciones Unidas, decenas de países conducidos militarmente por los Estados Unidos, con la participación masiva de soldados de esa nacionalidad y el uso, como carne de cañón, de la población sudcoreana enrolada.

En el otro bando, el ejército y el pueblo de Corea y los voluntarios de la República Popular China contaron con el abastecimiento y asesoría del aparato militar soviético. Por parte de los norteamericanos se hicieron toda clase de pruebas de armas de destrucción, excluyendo las termonucleares pero incluyendo las bacteriológicas y químicas, en escala limitada. En Viet-Nam se han sucedido acciones bélicas, sostenidas por las fuerzas patrióticas de ese país casi ininterrumpidamente contra tres potencias imperialistas: Japón, cuyo poderío sufriera una caída vertical a partir de las bombas de Hiroshima y Nagasaki; Francia, que recupera en aquel país vencido sus colonias indochinas e ignoraba las promesas hechas en momentos difíciles; y los Estados Unidos, en esta última fase de la contienda.

Hubieron confrontaciones limitadas en todos los continentes, aún cuando en el americano, durante mucho tiempo, sólo se produjeron conatos de lucha de liberación y cuartelazos, hasta que la revolución cubana diera su clarinada de alerta sobre la importancia de esta región y atrajera las iras imperialistas, obligándola a la defensa de sus costas en Playa Girón, primero, y durante la Crisis de Octubre, después.

Este último incidente pudo haber provocado una guerra de incalculables proporciones, al producirse, en torno a Cuba, el choque de norteamericanos y soviéticos.

Pero, evidentemente, el foco de las contradicciones, en este momento, está radicado en los territorios de la península indochina y los países aledaños. Laos y Viet-Nam son sacudidos por guerras civiles, que dejan de ser tales al hacerse presente, con todo su poderío, el imperialismo norteamericano, y toda la zona se convierte en una peligrosa espoleta presta a detonar.

En Viet-Nam la confrontación ha adquirido características de una agudeza extrema. [95] Tampoco es nuestra intención historiar esta guerra. Simplemente, señalaremos algunos hitos de recuerdo.

En 1954, tras la derrota aniquilante de Dien-Bien-Phu, se firmaron los acuerdos de Ginebra, que dividía al país en dos zonas y estipulaba la realización de elecciones en un plazo de 18 meses para determinar quiénes debían gobernar a Viet-Nam y cómo se reunificaría el país. Los norteamericanos no firmaron dicho documento, comenzando las maniobras para sustituir al emperador Bao-Dai, títere francés, por un hombre adecuado a sus intenciones. Este resultó ser Ngo-Din-Diem, cuyo trágico fin –el de la naranja exprimida por el imperialismo– es conocido de todos.

En los meses posteriores a la firma del acuerdo, reinó el optimismo en el campo de las fuerzas populares. Se desmantelaron reductos de lucha antifrancesa en el sur del país y se esperó el cumplimiento de lo pactado. Pero pronto comprendieron los patriotas que no habría elecciones a menos que los Estados Unidos se sintieran capaces de imponer su voluntad en las urnas, cosa que no podría ocurrir, aún utilizando todos los métodos de fraude de ellos conocidos.

Nuevamente se iniciaron las luchas en el sur del país y fueron adquiriendo mayor intensidad hasta llegar al momento actual, en que el ejército norteamericano se compone de casi medio millón de invasores, mientras las fuerzas títeres disminuyen su número, y sobre todo, han perdido totalmente la combatividad.

Hace cerca de dos años que los norteamericanos comenzaron el bombardeo sistemático de la República Democrática de Viet-Nam en un intento más de frenar la combatividad del sur y obligar a una conferencia desde posiciones de fuerza. Al principio, los bombardeos fueron más o menos aislados y se revestían de la máscara de represalias por supuestas provocaciones del Norte. Después aumentaron en intensidad y método, hasta convertirse en una gigantesca batida llevada a cabo por las unidades aéreas de los Estados Unidos, día a día, con el propósito de destruir todo vestigio de civilización en la zona norte del país. Es un episodio de la tristemente célebre escalada.

Las aspiraciones materiales del mundo yanqui se han cumplido en buena parte a pesar de la denodada defensa de las unidades antiaéreas vietnamitas, de los más de 1700 aviones derribados y de la ayuda del campo socialista en material de guerra.

Hay una penosa realidad: Viet-Nam, esa nación que representa las aspiraciones, las esperanzas de victoria de todo un mundo preterido, está trágicamente solo. Ese pueblo debe soportar los embates de la técnica norteamericana, casi a mansalva en el sur, con algunas posibilidades de defensa en el norte, pero siempre solo.

La solidaridad del mundo progresista para con el pueblo de Viet-Nam semeja a la amarga ironía que significaba para los gladiadores del circo romano el estímulo de la plebe. No se trata de desear éxitos al agredido, sino de correr su misma suerte; acompañarlo a la muerte o la victoria.

Cuando analizamos la soledad vietnamita nos asalta la angustia de este momento ilógico de la humanidad.

El imperialismo norteamericano es culpable de agresión; sus crímenes son inmensos y repartidos por todo el orbe. ¡Ya lo sabemos, señores! Pero también son culpables los que en el momento de definición vacilaron en hacer de Viet-Nam parte inviolable del territorio socialista, corriendo, sí, los riesgos de una guerra de alcance mundial, pero también obligando a una decisión a los imperialistas norteamericanos. Y son culpables los que mantienen una guerra de denuestos y zancadillas comenzada hace ya buen tiempo por los representantes de las dos más grandes potencias del campo socialista.

Preguntemos, para lograr una respuesta honrada: ¿Está o no aislado el Viet-Nam, haciendo equilibrios peligrosos entre las dos potencias en pugna?

Y, ¡qué grandeza la de ese pueblo! ¡Qué estoicismo y valor, el de ese pueblo! Y qué lección para el mundo entraña esa lucha.

Hasta dentro de mucho tiempo no sabremos si el presidente Johnson pensaba en serio iniciar algunas de las reformas necesarias a un pueblo –para limar aristas de las contradicciones de clase que asoman con fuerza explosiva y cada vez más frecuentemente–. Lo cierto es que las mejoras anunciadas bajo el pomposo título de lucha por la gran sociedad han caído en el sumidero de Viet-Nam.

El más grande de los poderes imperialistas siente en sus entrañas el desangramiento provocado por un país pobre y atrasado y su fabulosa economía se resiente del esfuerzo de guerra. Matar deja de ser el más cómodo negocio de los monopolios. Armas de contención, [96] y no en número suficiente, es todo lo que tienen estos soldados maravillosos, además del amor de su patria, a su sociedad y un valor a toda prueba. Pero el imperialismo se empantana en Viet-Nam, no halla camino de salida y busca desesperadamente alguno que le permita sortear con dignidad este peligroso trance en que se ve. Mas los «cuatro puntos» del Norte y «los cinco» del Sur lo atenazan, haciendo aún más decidida la confrontación.

Todo parece indicar que la paz, esa paz precaria a la que se ha dado tal nombre, sólo porque no se ha producido ninguna conflagración de carácter mundial, está otra vez en peligro de romperse ante cualquier paso irreversible, e inaceptable, dado por los norteamericanos.

Y, a nosotros, explotados del mundo, ¿cuál es el papel que nos corresponde? Los pueblos de tres continentes observan y aprenden su lección en Viet-Nam. Ya que, con la amenaza de guerra, los imperialistas ejercen su chantaje sobre la humanidad, no temer la guerra, es la respuesta justa. Atacar dura e ininterrumpidamente en cada punto de confrontación, debe ser la táctica general de los pueblos.

Pero, en los lugares en que esta mísera paz que sufrimos no ha sido rota, ¿cuál será nuestra tarea? Liberarnos a cualquier precio.

El panorama del mundo muestra una gran complejidad. La tarea de la liberación espera aún a países de la vieja Europa, suficientemente desarrollados para sentir todas las contradicciones del capitalismo, pero tan débiles que no pueden ya seguir el rumbo del imperialismo o iniciar esta ruta. Allí las contradicciones alcanzarán en los próximos años carácter explosivo, pero sus problemas y, por ende, la solución de los mismos son diferentes a la de nuestros pueblos dependientes y atrasados económicamente.

El campo fundamental de la explotación del imperialismo abarca los tres continentes atrasados, América, Asia y Africa. Cada país tiene características propias, pero los continentes, en su conjunto, también las presentan.

América constituye un conjunto más o menos homogéneo y en la casi totalidad de su territorio los capitales monopolistas norteamericanos mantienen una primacía absoluta. Los gobiernos títeres o, en el mejor de los casos, débiles y medrosos, no pueden oponerse a las órdenes del amo yanqui. Los norteamericanos han llegado casi al máximo de su dominación política y económica, poco más podrían avanzar ya; cualquier cambio de la situación podría convertirse en un retroceso en su primacía. Su política es mantener lo conquistado. La línea de acción se reduce en el momento actual, al uso brutal de la fuerza para impedir movimientos de liberación, de cualquier tipo que sean.

Bajo el eslogan, «no permitiremos otra Cuba», se encubre la posibilidad de agresiones a mansalva, como la perpetrada contra Santo Domingo, o anteriormente, la masacre de Panamá, y la clara advertencia de que las tropas yanquis están dispuestas a intervenir en cualquier lugar de América donde el orden establecido sea alterado, poniendo en peligro sus intereses. Esa política cuenta con una impunidad casi absoluta; la OEA es una máscara cómoda, por desprestigiada que esté; la ONU es de una ineficiencia rayana en el ridículo o en lo trágico; los ejércitos de todos los países de América están listos a intervenir para aplastar a sus pueblos. Se ha formado, de hecho, la internacional del crimen y la traición.

Por otra parte las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo –si alguna vez la tuvieron– y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer: o revolución socialista o caricatura de revolución.

Asia es un continente de características diferentes. Las luchas de liberación contra una serie de poderes coloniales europeos, dieron por resultado el establecimiento de gobiernos más o menos progresistas, cuya evolución posterior ha sido, en algunos casos, de profundización de los objetivos primarios de la liberación nacional y en otros de reversión hacia posiciones pro-imperialistas.

Desde el punto de vista económico, Estados Unidos tenía poco que perder y mucho que ganar en Asia. Los cambios le favorecen; se lucha por desplazar a otros poderes neocoloniales, penetrar nuevas esferas de acción en el campo económico, a veces directamente, otras utilizando al Japón.

Pero existen condiciones políticas especiales, sobre todo en la península indochina, que le dan características de capital importancia al Asia y juegan un papel importante en la estrategia militar global del imperialismo norteamericano. Este ejerce un cerco a China a través de Corea del Sur, Japón, Taiwan, Viet-Nam del Sur y Tailandia, por lo menos. [97]

Esa doble situación; un interés estratégico tan importante como el cerco militar a la República Popular China y la ambición de sus capitales por penetrar esos grandes mercados que todavía no dominan, hacen que el Asia sea uno de los lugares más explosivos del mundo actual, a pesar de la aparente estabilidad fuera del área vietnamita.

Perteneciendo geográficamente a este continente, pero con sus propias contradicciones, el Oriente Medio está en plena ebullición, sin que se pueda preveer hasta donde llegará esa guerra fría entre Israel, respaldada por los imperialistas, y los países progresistas de la zona. Es otro de los volcanes amenazadores del mundo.

El Africa, ofrece las características de ser un campo casi virgen para la invasión neocolonial. Se han producido cambios que, en alguna medida, obligaron a los poderes neocoloniales a ceder sus antiguas prerrogativas de carácter absoluto. Pero, cuando los procesos se llevan a cabo ininterrumpidamente, al colonialismo sucede, sin violencia, un neocolonialismo de iguales efectos en cuanto a la dominación económica se refiere.

Estados Unidos no tenía colonias en esta región y ahora lucha por penetrar en los antiguos cotos cerrados de sus socios. Se puede asegurar que Africa constituye, en los planes estratégicos del imperialismo norteamericano, su reservorio a largo plazo; sus inversiones actuales sólo tienen importancia en la Unión Sudafricana y comienza su penetración en el Congo, Nigeria y otros países, donde se inicia una violenta competencia (con carácter pacífico hasta ahora) con otros poderes imperialistas.

No tiene todavía grandes intereses que defender salvo su pretendido derecho a intervenir en cada lugar del globo en que sus monopolios olfateen buenas ganancias o la existencia de grandes reservas de materias primas.

Todos estos antecedentes hacen lícito el planteamiento interrogante sobre las posibilidades de liberación de los pueblos a corto o mediano plazo.

Si analizamos el Africa veremos que se lucha con alguna intensidad en las colonias portuguesas de Guinea, Mozambique y Angola, con particular éxito en la primera y con éxito variable en las dos restantes. Que todavía se asiste a la lucha entre los sucesores de Lumumba y los viejos cómplices de Tshombe en el Congo, lucha que, en el momento actual, parece inclinarse a favor de los últimos, los que han «pacificado» en su propio provecho una gran parte del país, aunque la guerra se mantenga latente.

En Rhodesia el problema es diferente: el imperialismo británico utilizó todos los mecanismos a su alcance para entregar el poder a la minoría blanca que lo detenta actualmente. El conflicto, desde el punto de vista de Inglaterra, es absolutamente artificial, sólo que esta potencia, con su habitual habilidad diplomática –también llamada hipocresía en buen romance– presenta una fachada de disgustos ante las medidas tomadas por el gobierno de Ian Smith, y es apoyada en su taimada actitud por algunos de los países del Commonwealth que la siguen, y atacada por una buena parte de los países del Africa Negra, sean o no dóciles vasallos económicos del imperialismo inglés.

En Rhodesia la situación puede tornarse sumamente explosiva si cristalizan los esfuerzos de los patriotas negros para alzarse en armas y este movimiento fuera apoyado efectivamente por las naciones africanas vecinas. Pero por ahora todos los problemas se ventilan en organismos tan inocuos como la ONU, el Commonwealth o la OUA.

Sin embargo, la evolución política y social del Africa no hace prever una situación revolucionaria continental. Las luchas de liberación contra los portugueses deben terminar victoriosamente, pero Portugal no significa nada en la nómina imperialista. Las confrontaciones de importancia revolucionaria son las que ponen en jaque a todo el aparato imperialista, aunque no por eso dejemos de luchar por la liberación de las tres colonias portuguesas y por la profundización de sus revoluciones.

Cuando las masas negras de Sud Africa o Rhodesia inicien su auténtica lucha revolucionaria, se habrá iniciado una nueva época en el Africa. O, cuando las masas empobrecidas de un país se lancen a rescatar su derecho a una vida digna, de las manos de las oligarquías gobernantes.

Hasta ahora se suceden los golpes cuartelarios en que un grupo de oficiales reemplaza a otro o a un gobernante que ya no sirva sus intereses de casta y a los de la potencias que los manejan solapadamente pero no hay convulsiones populares. En el Congo se dieron fugazmente estas características impulsadas por el recuerdo [98] de Lumumba, pero han ido perdiendo fuerzas en los últimos meses.

En Asia, como vimos, la situación es explosiva, y no son sólo Viet-Nam y Laos, donde se lucha, los puntos de fricción. También lo es Cambodia, donde en cualquier momento puede iniciarse la agresión directa norteamericana, Tailandia, Malasia y, por supuesto, Indonesia, donde no podemos pensar que se haya dicho la última palabra pese al aniquilamiento del Partido Comunista de ese país, al ocupar el poder los reaccionarios. Y, por supuesto, el Oriente Medio.

En América Latina se lucha con las armas en la mano en Guatemala, Colombia, Venezuela y Bolivia y despuntan ya los primeros brotes en Brasil. Hay otros focos de resistencia que aparecen y se extinguen. Pero casi todos los países de este continente están maduros para una lucha de tipo tal, que para resultar triunfante, no puede conformarse con menos que la instauración de un gobierno de corte socialista.

En este continente se habla prácticamente una lengua, salvo el caso excepcional del Brasil, con cuyo pueblo los de habla hispana pueden entenderse, dada la similitud entre ambos idiomas. Hay una identidad tan grande entre las clases de estos países que logran una identificación de tipo «internacional americano», mucho más completa que en otros continentes. Lengua, costumbres, religión, amo común, los unen. El grado y las formas de explotación son similares en sus efectos para explotadores y explotados de una buena parte de los países de nuestra América. Y la rebelión está madurando aceleradamente en ella.

Podemos preguntarnos: esta rebelión, ¿cómo fructificará?; ¿de qué tipo será? Hemos sostenido desde hace tiempo que, dadas sus características similares, la lucha en América adquirirá, en su momento, dimensiones continentales. Será escenario de muchas grandes batallas dadas por la humanidad para su liberación.

En el marco de esa lucha de alcance continental, las que actualmente se sostienen en forma activa son sólo episodios, pero ya han dado los mártires que figurarán en la historia americana como entregando su cuota de sangre necesaria en esta última etapa de la lucha por la libertad plena del hombre. Allí figurarán los nombres del Comandante Turcios Lima, del cura Camilo Torres, del Comandante Fabricio Ojeda, de los Comandantes Lobatón y Luis de la Puente Uceda, figuras principalísimas en los movimientos revolucionarios de Guatemala, Colombia, Venezuela y Perú.

Pero la movilización activa del pueblo crea sus nuevos dirigentes; César Montes y Yon Sosa levantan la bandera en Guatemala, Fabio Vázquez y Marulanda lo hacen en Colombia, Douglas Bravo en el occidente del país y Américo Martín en El Bachiller, dirigen sus respectivos frentes en Venezuela.

Nuevos brotes de guerra surgirán en estos y otros países americanos, como ya ha ocurrido en Bolivia, e irán creciendo, con todas las vicisitudes que entraña este peligroso oficio de revolucionario moderno. Muchos morirán víctimas de sus errores, otros caerán en el duro combate que se avecina; nuevos luchadores y nuevos dirigentes surgirán al calor de la lucha revolucionaria. El pueblo irá formando sus combatientes y sus conductores en el marco selectivo de la guerra misma, y los agentes yanquis de represión aumentarán. Hoy hay asesores en todos los países donde la lucha armada se mantiene y el ejército peruano realizó, al parecer, una exitosa batida contra los revolucionarios de ese país, también asesorado y entrenado por los yanquis. Pero si los focos de guerra se llevan con suficiente destreza política y militar, se harán prácticamente imbatibles y exigirán nuevos envíos de los yanquis. En el propio Perú, con tenacidad y firmeza, nuevas figuras aún no completamente conocidas, reorganizan la lucha guerrillera. Poco a poco, las armas absolutas que bastan para la represión de las pequeñas bandas armadas, irán convirtiéndose en armas modernas y los grupos de asesores en combatientes norteamericanos, hasta que, en un momento dado, se vean obligados a enviar cantidades crecientes de tropas regulares para asegurar la relativa estabilidad de un poder cuyo ejército nacional títere se desintegra ante los combates de las guerrillas. Es el camino de Viet-Nam; es el camino que deben seguir los pueblos; es el camino que seguirá América, con la característica especial de que los grupos en armas pudieran formar algo así como Juntas de Coordinación para hacer más difícil la tarea represiva del imperialismo yanqui y facilitar la propia causa.

América, continente olvidado por las últimas luchas políticas de liberación, que empieza a hacerse sentir a través de la Tricontinental en la voz de la vanguardia de sus pueblos, que es [99] la Revolución Cubana, tendrá una tarea de mucho mayor relieve: la de la creación del Segundo o Tercer Viet-nam del mundo.

En definitiva, hay que tener en cuenta que el imperialismo es un sistema mundial, última etapa del capitalismo, y que hay que batirlo en una gran confrontación mundial. La finalidad estratégica de esa lucha debe ser la destrucción del imperialismo. La participación que nos toca a nosotros, los explotados y atrasados del mundo, es la de eliminar las bases de sustentación del imperialismo: nuestros pueblos oprimidos, de donde extraen capitales, materias primas, técnicos y obreros baratos y a donde exportan nuevos capitales –instrumentos de dominación–, armas y toda clase de artículos, sumiéndonos en una dependencia absoluta.

El elemento fundamental de esa finalidad estratégica será, entonces, la liberación real de los pueblos; liberación que se producirá; a través de lucha armada, en la mayoría de los casos, y que tendrá, en América, casi indefectiblemente, la propiedad de convertirse en una Revolución Socialista.

Al enfocar la destrucción del imperialismo, hay que identificar a su cabeza, la que no es otra que los Estados Unidos de Norteamérica.

Debemos realizar una tarea de tipo general que tenga como finalidad táctica sacar al enemigo de su ambiente obligándolo a luchar en lugares donde sus hábitos de vida choquen con la realidad imperante. No se debe despreciar al adversario: el soldado norteamericano tiene capacidad técnica y está respaldado por medios de tal magnitud que lo hacen temible. Le falta esencialmente la motivación ideológica que tienen en grado sumo sus más enconados rivales de hoy: los soldados vietnamitas. Solamente podremos triunfar ese ejército en la medida en que logremos minar su moral. Y ésta se mina infligiéndole derrotas y ocasionándole sufrimientos repetidos.

Pero este pequeño esquema de victorias encierra dentro de sí sacrificios inmensos de los pueblos, sacrificios que deben exigirse desde hoy, a la luz del día y que quizá sean menos dolorosos que los que debieron soportar si rehuyéramos constantemente el combate, para tratar de que otros sean los que nos saquen las castañas del fuego.

Claro que, el último país en liberarse, muy probablemente lo hará sin lucha armada, y los sufrimientos de una guerra larga y tan cruel como la que hacen los imperialistas, se le ahorrará a ese pueblo. Pero tal vez sea imposible eludir esa lucha o sus efectos, en una contienda de carácter mundial y se sufra igual o más aún. No podemos predecir el futuros pero jamás debemos ceder a la tentación claudicante de ser los abanderados de un pueblo que anhela su libertad, pero reniega de la lucha que ésta conlleva y la espera como un mendrugo de victoria.

Es absolutamente justo evitar todo sacrificio inútil. Por eso es tan importante el esclarecimiento de las posibilidades efectivas que tiene la América dependiente de liberarse en forma pacífica. Para nosotros está clara la solución de esta interrogante; podrá ser o no el momento actual el indicado para iniciar la lucha, pero no podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos derecho a ello, de lograr la libertad sin combatir. Y los combates no serán meras luchas callejeras de piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas; ni será la lucha de un pueblo enfurecido que destruya en dos o tres días el andamiaje represivo de las oligarquías gobernantes; será una lucha larga, cruenta, donde su frente estará en los refugios guerrilleros, en las ciudades, en las casas de los combatientes –donde la represión irá buscando víctimas fáciles entre sus familiares– en la población campesina masacrada, en las aldeas o ciudades destruidas por el bombardeo enemigo.

Nos empujan a esa lucha; no hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla.

Los comienzos no serán fáciles: serán sumamente difíciles. Toda la capacidad de represión, toda la capacidad de brutalidad y demagogia de las oligarquías se pondrá al servicio de su causa. Nuestra misión, en la primera hora, es sobrevivir, después actuará el ejemplo perenne de la guerrilla realizando la propaganda armada en la acepción vietnamita de la frase, vale decir, la propaganda de los tiros, de los combates que se ganan o se pierden, pero se dan, contra los enemigos. La gran enseñanza de la invencibilidad de la guerrilla prendiendo en las masas de los desposeídos. La galvanización del espíritu nacional, la preparación para tareas más duras, para resistir represiones mas violentas. El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, [100] selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal.

Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión; hacerla total. Hay que impedirle tener un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego fuera de sus cuarteles, y aún dentro de los mismos: atacarlo donde quiera que se encuentre; hacerlo sentir una fiera acosada por cada lugar que transite. Entonces su moral irá decayendo. Se hará más bestial todavía, pero se notarán los signos del decaimiento que asoma.

Y que se desarrolle un verdadero internacionalismo proletario; con ejércitos proletarios internacionales, donde la bandera bajo la que se luche sea la causa sagrada de la redención de la humanidad, de tal modo que morir bajo las enseñas de Viet-Nam, de Venezuela, de Guatemala, de Laos, de Guinea, de Colombia, de Bolivia, de Brasil, para citar sólo los escenarios actuales de la lucha armada, sea igualmente gloriosa y apetecible para un americano, un asiático, un africano y, aún, un europeo.

Cada gota de sangre derramada en un territorio bajo cuya bandera no se ha nacido, es experiencia que recoge quien sobrevive para aplicarla luego en la lucha por la liberación de su lugar de origen. Y cada pueblo que se libere, es una fase de la batalla por la liberación del propio pueblo que se ha ganado.

Es la hora de atemperar nuestras discrepancias y ponerlo todo al servicio de la lucha.

Que agitan grandes controversias al mundo que lucha por la libertad, lo sabemos todos y no lo podemos esconder. Que han adquirido un carácter y una agudeza tales que luce sumamente difícil, si no imposible, el diálogo y la conciliación también lo sabemos. Buscar métodos para iniciar un diálogo que los contendientes rehuyen es una tarea inútil. Pero el enemigo está allí, golpea todos los días y amenaza con nuevos golpes y esos golpes nos unirán, hoy, mañana o pasado. Quienes antes lo capten y se preparen a esa unión necesaria tendrán el reconocimiento de los pueblos.

Dadas las virulencias e intransigencias con que se defiende cada causa, nosotros, los desposeídos, no podemos tomar partido por una u otra forma de manifestar las discrepancias, aún cuando coincidamos a veces con algunos planteamientos de una u otra parte, o en mayor medida con los de una parte que con los de la otra. En el momento de la lucha, la forma en que se hacen visibles las actuales diferencias constituyen una debilidad: pero en el estado en que se encuentran, querer arreglarlas mediante palabras es una ilusión. La historia las irá borrando o dándoles su verdadera explicación.

En nuestro mundo en lucha, todo lo que sea discrepancia en torno a la táctica, método de acción para la consecución de objetivos limitados, debe analizarse con el respeto que merecen las apreciaciones ajenas. En cuanto al gran objetivo estratégico, la destrucción total del imperialismo por medio de la lucha, debemos ser intransigentes.

Sinteticemos así nuestras aspiraciones de victoria: destrucción del imperialismo mediante la eliminación de su baluarte más fuerte: el dominio imperialista de los Estados Unidos de Norteamérica. Tomar como función táctica la liberación gradual de los pueblos, uno a uno o por grupos, llevando al enemigo a una lucha difícil fuera de su terreno: liquidándole sus bases de sustentación, que son sus territorios dependientes.

Eso significa una guerra larga. Y, lo repetimos una vez más, una guerra cruel. Que nadie se engañe cuando la vaya a iniciar y que nadie vacile en iniciarla por temor a los resultados que pueda traer para su pueblo. Es casi la única esperanza de victoria.

No podemos eludir el llamado de la hora. Nos lo enseña Viet-Nam con su permanente lección de heroísmo, su trágica y cotidiana lección de lucha y de muerte para lograr la victoria final.

Allí, los soldados del imperialismo encuentran la incomodidad de quien, acostumbrado al nivel de vida que ostenta la nación norteamericana, tiene que enfrentarse con la tierra hostil; la inseguridad de quien no puede moverse sin sentir que pisa territorio enemigo; la muerte a los que avanzan mas allá de sus reductos fortificados; la hostilidad permanente de toda la población. Todo eso va provocando la repercusión interior en los Estados Unidos; va haciendo surgir un factor atenuado por el imperialismo en pleno vigor, la lucha de clases aún dentro de su propio territorio.

¡Cómo podríamos mirar el futuro de luminoso y cercano, si dos, tres, muchos Viet-Nam florecieran en la superficie del globo, con su cuota de muerte y sus tragedias inmensas, con su heroísmo cotidiano, con sus golpes repetidos [101] al imperialismo, con la obligación que entraña para éste de dispersar sus fuerzas, bajo el embate del odio creciente de los pueblos del mundo!

Y si todos fuéramos capaces de unirnos, para que nuestros golpes fueran más sólidos y certeros, para que la ayuda de todo tipo a los pueblos en lucha fuera aún mas efectiva, ¡qué grande sería el futuro, y qué cercano!

Si a nosotros, los que en un pequeño punto del mapa del mundo cumplimos el deber que preconizamos y ponemos a disposición de la lucha este poco que nos es permitido dar: nuestras vidas, nuestro sacrificio, nos toca alguno de estos días lanzar el último suspiro sobre cualquier tierra, ya nuestra, regada con nuestra sangre, sépase que hemos medido el alcance de nuestros actos y que no nos consideramos nada más que elementos en el gran ejército del proletariado, pero nos sentimos orgullosos de haber aprendido de la Revolución Cubana y de su gran dirigente máximo la gran lección que emana de su actitud en esta parte del mundo: «qué importan los peligros o los sacrificios de un hombre o de un pueblo, cuando está en juego el destino de la humanidad.»

Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica. En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ése, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria.

CHE

[Publicado el 16 de abril de 1967 en un Suplemento Especial de la revista Tricontinental,
mientras Ernesto Che Guevara estaba ya (en secreto) en Bolivia, organizando la guerrilla. PFE.]

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Foro Social Mundial, diez años


29-01-2010
Esther Vivas
Altermundo-Galicia Hoxe

Desde el lanzamiento del Foro Social Mundial, en junio del 2000, en la Cumbre Social Alternativa de Ginebra, coincidiendo con la Asamblea de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Social, han pasado diez años. En esta década, el mundo ha cambiado y el contexto en que surgió el Foro Social Mundial (FSM) es distinto al que hoy nos encontramos.


El FSM nació con la voluntad de ser un punto de encuentro de los movimientos sociales contrarios a la globalización neoliberal y alzarse como una voz alternativa a las directrices del Foro Económico Mundial de Davos, que reunía anualmente a empresarios y líderes políticos, “cocina” del capitalismo actual.

Objetivo conseguido

El Foro Social Mundial consiguió su objetivo. Evento tras evento sumó cada vez a más participantes, llegando a los 130 mil en la última edición en enero del 2009 en Belem (Brasil), aunque sí es cierto que el impacto político y mediático de los primeros años no es comparable con el actual. Entonces, las críticas y las propuestas del Foro tenían el mismo eco que los pronunciamientos en Davos. Hoy, esto ha cambiado.

Otro logro del Foro Social Mundial ha sido su capacidad para descentralizar el evento, tanto el mundial (que se celebra actualmente cada dos años en un continente distinto en el Sur) como vinculándolo a experiencias más cercanas y enraizadas en el territorio como los foros sociales continentales (Foro Social Europeo, Foro Social de las Américas, Foro Social Africano), regionales (Foro Social Mediterráneo, Foro Social Amazónico) o local (Foro Social Mundial en Madrid, Foro Social Catalán), entre otros.

Muchos movimientos sociales le han reconocido su papel de referente y han participado activamente en el mismo, haciendo suyos los llamados surgidos de estos encuentros, el más significativo de los cuales la jornada de acción global contra la guerra del 15 de febrero del 2003.

Pero el Foro Social Mundial no está exento de peligros como la rutinización, la “oenegización”, la cooptación, la falta de participación de movimientos sociales reales, etc., como vimos en la 7a edición celebrada en Nairobi (Kenya) en 2007. Aun así, el Foro Social Mundial cuenta con potencialidades, como se puso de manifiesto en la última edición en Belem, que fue la primera muestra de rechazo colectiva a la crisis sistémica del capitalismo, señalando la necesidad de una ruptura con el mismo. También las tesis de que el Foro Social Mundial debe ser ante todo un espacio útil para los movimientos sociales y empujar a la acción han sido más aceptadas en los últimos tiempos.

Algunos dilemas

Desde finales de los años 90, estos movimientos se han visto enfrentados a nuevos retos y dilemas y el Foro Social Mundial no ha quedado al margen.

Un ejemplo: la guerra global contra el terrorismo impulsada por George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 y que sirvió de excusa para criminalizar y perseguir a los movimientos de disidencia. En aquel momento, algunos medios, como el Financial Times, auguraron el fin del movimiento “antiglobalización”, pero éste hizo de la lucha contra la guerra en Irak un eje de protesta vertebrador sacando a la calle a millones de personas contra la guerra en Irak, el 15 de febrero del 2003, marcando uno de los hitos del movimiento.

Pero otros acontecimientos en el escenario político, como el derrumbe económico en Argentina, el posterior auge de los movimientos sociales piqueteros, asambleas barriales, etc. y al final la vuelta al poder de los “mismos de siempre”, plantearon nuevos interrogantes. Del mismo modo que lo hizo la irrupción en el poder de Chávez en Venezuela y sus políticas de ruptura parcial con el imperialismo y el neoliberalismo, que posteriormente encontraron alianzas con los gobiernos de Morales en Bolivia y Correa en Ecuador.

Si en una primera fase del movimiento “antiglobalización” dominaban las tesis de “Cambiar el mundo sin tomar el poder” de Toni Negri y John Holloway, con el desarrollo de estos acontecimientos el escenario del debate político y estratégico cambio sustancialmente.

Todos estos elementos han influido en el debate sobre el futuro del Foro Social Mundial y se plantean cuestiones como: ¿Qué relación entre partidos políticos anticapitalistas y movimientos sociales? ¿Qué vínculos con gobiernos como el de Chávez, Correa y Morales? ¿Qué estrategia ante el llamado de Chávez a una 5ª Internacional?

Frente a la crisis sistémica del capitalismo, con una crisis climática, política, social, alimentaria sin precedentes, estos retos se plantean como más urgentes que nunca. A lo mejor ya va siendo hora, como decía la escritora india Arundhaty Roy, en la 4ª edición del Foro Social Mundial en Mumbai (India), “de centrarnos en blancos reales e infligir daño real”. ¿Cuándo?

Esther Vivas es coautora, junto con Josep M. Antentas, de Resistencias Globales. De Seattle a la crisis de Wall Street (Editorial Popular, 2009).

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Presidente de Mauritania en Irán


26-01-2010

El Líder Supremo de la Revolución Islámica, Ayatolá Seyyed Ali Jamenei, se reunió hoy con Mohamed Ould Abdel Aziz, y su delegación acompañante. En esta reunión, Su Eminencia dijo que establecer relaciones y cooperar con los países islámicos es un principio básico en la política exterior de la República Islámica. Asimismo, expresó la esperanza de que la visita del Presidente de Mauritania a Irán contribuirá a ampliar la cooperación entre ambos países.

Su Eminencia se refirió a la decisión tomada por el gobierno de Mauritania de cortar relaciones diplomáticas con el régimen sionista y dijo: «Esta medida fue una lección para algunos gobiernos árabes porque el régimen sionista representa una gran amenaza para el Mundo Islámico y está constantemente tratando de aumentar su dominio sobre la región».

El Líder Supremo, dijo que los crímenes cometidos por el régimen sionista en Gaza han infligido una herida en el cuerpo de la nación islámica (Ummah) y expresó su descontento con la postura adoptada por algunos gobiernos islámicos a este respecto.

Ayatolá Jamenei manifestó: «Sin duda, un día las naciones de la región serán testigos de la caída del régimen sionista. El momento oportuno dependerá de las acciones de los países islámicos».

Asimismo, su Eminencia se refirió a la avaricia y los motivos dominantes de los países occidentales, y agregó: «Los países occidentales nunca han querido cooperar con o ayudar a los países islámicos. Y han traído la corrupción y destrucción adondequiera que han estado.»

El Líder Supremo de la Revolución Islámica, dijo que Estados Unidos está tratando de ganar control sobre África y declaró: «Estados Unidos está tratando de establecer una base para sus fuerzas armadas en África, lo cual constituye un gran peligro. Y las naciones y gobiernos africanos no deben dejar que su tierra natal y país se convierta en una base de los estadounidenses.»

Por otra parte, Ayatolá Jamenei se refirió a la necesidad de promover la posición internacional de los países islámicos y declaró: «La nación islámica (Ummah) necesita desarrollar la verdadera unidad y hermandad entre los países islámicos y no depender de los poderes internacionales dominantes si quieren alcanzar la posición que se merecen».

Su Eminencia dijo que Irán está dispuesto a compartir su experiencia en los campos científico e industrial con los países islámicos, incluyendo Mauritania.

En esta reunión a la que también asistió el presidente Mahmud Ahmadineyad, el Sr. Mohamed Ould Abdel Aziz se refirió al desarrollo de la República Islámica en los campos científico, industrial y tecnológico y dijo que dicho progreso es una fuente de honor para los países musulmanes. Además, manifestó las relaciones de cooperación entre ambos países deben ampliarse en diversas áreas.

El Presidente de Mauritania agradeció a la República Islámica del Irán por sus esfuerzos en la promoción de la paz y la seguridad en la región y el mundo.

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Presidente de Guyana en Irán


2010/01/21
El Líder Supremo de la Revolución Islámica, Ayatolá Seyyed Ali Jamenei, durante el encuentro con el Presidente de Guyana, Sr. Bharrat Yagdeo y su comitiva, se refirió a la política exterior independiente de Guyana, y reiteró: «El predominio de los países poderosos y los poderes dominantes, así como dividir a los países del mundo en los países dominantes y dominados es la mayor represión hacia la comunidad mundial. Es por ello que desde el principio, la política de la República Islámica ha sido actuar contra el sistema del dominio.»

Su Eminencia dijo que todos los países que están en contra de la dominación y se resisten a ser dominados por otros países, son amigos de la República Islámica, sin distinción de raza ni lengua.

Ayatolá Jamenei se refirió a la dominación de Estados Unidos y los países occidentales sobre los países de América Latina durante los últimos años y expresó: «Afortunadamente, las naciones de esta región han despertado completamente y están buscando a los políticos que creen en las naciones independientes y sin ataduras.»

«Los resultados de las elecciones celebradas en los países de América Latina durante los últimos años y sus reelecciones son un testimonio de este despertar.», agregó.

El Líder Supremo de la Revolución Islámica se refirió asimismo a las áreas de cooperación comercial e industrial entre los dos países y dijo que la República Islámica del Irán está dispuesta a compartir su experiencia con los países amigos.

Su Eminencia, dijo que la adhesión de Guyana a la Organización de la Conferencia Islámica es otra área de cooperación entre la República Islámica de Irán y Guyana.

Ayatolá Jamenei también expresó su pesar por el doloroso terremoto de Haití y manifestó su solidaridad con el sufrido pueblo haitiano.

En este encuentro, que también contó con la presencia del presidente de Irán, Dr. Ahmanideyad, el presidente de Guyana dijo: «Nosotros estamos contentos por la presencia de Irán en América Latina y en la región del Caribe. A pesar de su proximidad a Estados Unidos - geográficamente hablando - Guyana tiene una política independiente, y estamos dispuestos a hacer uso de la experiencia de la República Islámica en los diferentes campos."

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¿Me permite decir algo bueno sobre Chávez?


Artículo de Josu Montalbán en el diario DEIA (14 de diciembre de 2009) y en la revista EL SIGLO DE EUROPA (enero de 2010)

El mandatario venezolano genera reacciones de rechazo y su ya largo mandato ha sido copioso en acciones y anécdotas, pero ha impulsado una política social con resultados y expandido su idea del socialismo del siglo XXI. Tengámosle en cuenta.
Su gobierno no pasa desapercibido y su protagonismo, tal vez excesivo, ha navegado acorde con su amplitud de miras y su sana ambición.

Comprendo que debo entrar con sigilo en estos derroteros. No es mi pretensión derrotar, ni siquiera descalificar, el consenso que han ido construyendo -cada cual con sus herramientas- intelectuales, tertulianos, comentaristas y críticos en torno a la figura de Hugo Chávez. Ni qué decir tiene que soy consciente del terreno en que me muevo pero, al margen de otros detalles, la figura de Chávez brilla con luz propia en la geopolítica de América y del mundo.
Desde luego, no voy a negar que las formas de expresión del líder venezolano son tan concisas, directas y hoscas que generan reacciones de rechazo en quienes las escuchan desde posiciones conservadoras o, incluso, desde las tímidas tribunas progresistas, en las que se pronuncian quienes dicen ostentar ideas socialdemócratas sin pasar de ser liberales. Pero el empeño de Hugo Chávez es encomiable en su fin (el “socialismo del siglo XXI”) y también en sus medios (solidaridad con su entorno más inmediato: los países de América Latina). Por eso conviene que separemos la forma y el fondo de sus actuaciones. Y conviene que cuando valoremos sus comportamientos tengamos en cuenta las condiciones en que accedió al Gobierno de su país y las vicisitudes sufridas durante su permanencia en él.
No ha sido nada fácil su periplo presidencial, pero sí ha sido copioso en acciones, consecuencias y anécdotas. En cualquier caso, nadie puede negar a Chávez su legitimidad como presidente después de haberse sometido ya a una decena de controles públicos y democráticos por medio de elecciones y refrendos. En todas las ocasiones, salvo en una, ha sido ratificado en su cargo e ideas. La única vez que no lo ha sido, -en una consulta relativa a una modificación de la Constitución-, desembocó en la aceptación democrática del resultado adverso. De modo que no caben conjeturas por más que algunas voces recurran a aquel tiempo en que protagonizó un golpe de estado (1992) contra el gobierno democrático de Carlos Andrés Pérez, por el que pagó en la cárcel hasta ser indultado por el presidente Caldera. Por cierto, un golpe en el que fue ayudado por un tal Baduel, tan militarote como él, que, tras abandonar la cárcel con él, volvió de nuevo a ella por haber intentado nuevamente la rebelión y actuar contra la ley venezolana. ¿A quién puede extrañar que las continuas intentonas de destituir a Chávez o eliminarle hayan dado lugar a actuaciones inmisericordes contra sus autores? Porque atentar contra el Gobierno venezolano de Chávez, como ocurrió en el golpe de Estado fracasado de 2002, es atentar contra el sistema y gobierno democráticos.
Es cierto que su acción de gobierno no ha pasado desapercibida porque él mismo se ha encargado de adornarla con guindas, no siempre dulces y sabrosas. Su protagonismo, tal vez excesivo, ha navegado acorde con su amplitud de miras y su sana ambición. Se propuso hacer una nueva Constitución que sustituyera a la de 1961 y la hizo, y la proclamó tras someterla a consulta popular. Se propuso después trabajar por un socialismo profundo para terminar con tanta injusticia, tantos residuos de las colonizaciones (hispana y norteamericana) y pillerías diversas, y se puso manos a la obra abriendo vías de relación con su entorno y colaborando para que los países de su alrededor lograran gobiernos afines a ese “Socialismo del siglo XXI” que persigue. Más aún, con sus posibilidades estratégicas y económicas, no dudó en iniciar la constitución de organizaciones alternativas que contrarrestaran los viciados objetivos de las existentes: ALBA mostró sus colmillos al ALCA, y UNASUR empieza a mostrar sus dientes frente al entramado antiguo que siempre se comportó con obediencia y sumisión a EEUU
Todo esto lo ha podido hacer por su importancia capital como uno de los países del mundo con mayores reservas de gas y petróleo. Los opositores venezolanos le echan en cara que no utilice sus riquezas en exclusiva para su país, criticando sus medidas de colaboración con los países y gentes de su entorno siempre en aras a mitigar sus carencias. Es decir, socialismo sin fronteras insolidarias. Un político conservador español se permitió criticarle: “Chávez sin petróleo no es nada”. Pero se puede afirmar igualmente que con petróleo también podría comportarse de otra manera. Es preciso, además, salir al paso de quienes repiten hasta la extenuación que su sistema es ultracomunista y está basado en el intervencionismo más brutal. En la Marcha Mundial Contra Chávez celebrada a través de internet, convocada mediante Facebook y Twitter (junto a medios de comunicación del mundo entero), ha circulado un eslogan desatinado: “¡No más Chávez, No más Comunismo!”.
Como expresa el periodista Alejandro Ruiz, este tipo de eslóganes forman parte de “ese placer patológico del anticomunismo de la derecha”. Sirvan dos ejemplos para probar la falsedad del eslogan. Una la recoge el mismo periodista: “Si Chávez aprueba una reformada Ley de Educación ya es calificada por la derecha opositora como la Ley Comunista de Educación; aunque el Estado siga garantizando, no sólo la existencia de la educación privada, sino el subsidio público al negocio de la educación privada, controlada mayoritariamente por sectores opositores de la Iglesia Católica”. Otra tiene que ver con el descubrimiento de una bolsa gigante de gas por parte de la empresa Repsol en el subsuelo venezolano, que va a ser explotada, a partes iguales, por tres empresas de las que sólo una es de Venezuela.
Para ir terminando es necesario subrayar los importantes avances en la política social desarrollada en su país. Encontró un país con un porcentaje de pobres superior al 55% y rebajó ese porcentaje al 27% en el año 2007. Los crecimientos económicos han sido superiores al 10% hasta la llegada de la actual crisis, ello a pesar de las huelgas patronales que se desencadenaron tras el fallido golpe de Estado del empresario Carmona. El gasto público social pasó con él en el Gobierno del 8,2% del PIB a más del 13,6% en el año 2007. Y pasó del 5% al 10% el gasto en sanidad, educación y vivienda. El parámetro que mide las desigualdades ha disminuido en su tiempo de gobierno en más de cinco puntos. Vicenç Navarro pone colofón a estas cifras con una aseveración: “Puede concluirse que el diagnóstico de fracaso e insensibilidad social del Gobierno Chávez no es sostenible. Antes lo contrario, es un experimento que no carece de notables éxitos que permanecen silenciados en los medios de persuasión (comunicación) españoles”.
A partir de aquí que cada cual aplique adjetivos y desarrolle sus teorías. Me permitirán que recuerde algunos, los que tienen que ver más con mis tesis, pues no faltan las contrarias a ellas. El escritor e intelectual Noam Chomsky resume el fenómeno así: “Lo emocionante es ver en Venezuela cómo se está construyendo ese otro mundo posible y ver ese hombre que ha inspirado esa situación”. Menos comedido aún, Oliver Stone dijo al presentar en Venecia su documental sobre el líder venezolano que “Europa necesita docenas de Chávez “, y ya en plena euforia se desbordó: “El mandatario venezolano es un héroe latinoamericano”. Puede ser que el asunto no sea para tanto, pero las estridencias laudatorias responden a las desaforadas reprobaciones que le dedican quienes temen que el “Socialismo del siglo XXI” llegue a calar hondo en aquella sociedad, la latinoamericana, atribulada por los abusos de las sucesivas colonizaciones sufridas (para lo cual es importante leer el libro que Chávez regaló a Obama, Las Venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano) y la codicia impertinente de los nuevos conquistadores, yanquis en su gran mayoría, que acuden amparados por esa cruel globalización neoliberal.

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Las pensiones son viables


Debido a que la viabilidad de las pensiones se está cuestionando de nuevo, volvemos a publicar en este blog el artículo de Vicenç Navarro “Las pensiones son viables”. Publicado en la revista el VIEJO TOPO, Julio-Agosto 2009.

Graves errores metodológicos hechos por los economistas (y los medios de información y persuasión) liberales en sus diagnósticos del colapso de las pensiones.
Recientemente hemos visto una avalancha liberal que tiene como objetivo alarmar a la población haciéndole creer que las pensiones no son viables. La Comisión Europea, el Banco de España, el BBVA y el Partido Popular Europeo (del cual el PP español forma parte) han publicado informes y documentos que alertan a la población española de que hay que reducir las pensiones porque el sistema de Seguridad Social que las financia no es sostenible. En defensa de sus posturas presentan datos e información empírica que asumen que apoyan sus alarmas sobre las cuales basan sus recomendaciones. Todos estos documentos tienen errores graves que invalidan sus conclusiones, transformando tales documentos en manifiestos políticos en lugar de informes científicos. Veamos tales errores.

1. Asumir que la esperanza de vida mide los años que una persona vive
Tales documentos asumen erróneamente que el hecho de que la esperanza de vida promedio de España haya pasado de ser 76 años a 80 años en veinticinco años (1980-2005) quiere decir que el promedio español vive ahora cuatro años más. Ello no es cierto. Hay que saber qué quiere decir esperanza de vida y cómo se calcula. Supongamos que España tuviera sólo dos habitantes. Uno, Pepito, que muere al día siguiente de nacer, y el otro, la Sra. María que tiene 80 años. La esperanza de vida promedio de España sería 0 años más 80 años, dividido entre dos, es decir, cuarenta años. Pero supongamos que en un país imaginario vecino, hay también dos ciudadanos, uno, Juan, que en lugar de morir al día siguiente de nacer, como Pepito en España, vive veinte años, y la otra persona es la Sra. Victoria que tiene también 80 años como la Sra. María. En este país imaginario, la esperanza promedio de vida es de 20 más 80, dividido entre dos, es decir 50 años, diez años más que en España. Ello no quiere decir (como constantemente se malinterpreta este dato) que el ciudadano promedio de aquel país viva diez años más que en España: lo que el dato dice es que hay diez años de vida más en el promedio de aquel colectivo de dos personas sin clarificar que ello se deba a que la Sra. Victoria viva diez años más que la Sra. María (lo cual no es cierto), o que sea Juan el que vive veinte años más que Pepito. Todos los documentos que favorecen la reducción de las pensiones concluyen que la Sra. María vive diez años más, lo cual, repito, no es así.

Lo que ha estado ocurriendo en España (y en Europa) es que la mortalidad infantil ha ido disminuyendo de una manera muy marcada, con lo cual la esperanza de vida ha ido aumentando, pasando de 76 años a 80 años. Ello no quiere decir, como habitualmente se asume, que el ciudadano español medio viva cuatro años más ahora que hace veinticinco años. La mortalidad por cada grupo etario ha ido descendiendo (incluyendo entre los ancianos), pero los años de vida que el ciudadano medio vive ahora no es de cuatro años más que en 1980. Calcular las pensiones en base a esta lectura errónea de los datos penaliza a la población pues asume que la gente vive más años de lo que en realidad vive.

2. Los promedios no son sensibles a las diferencias por clases sociales
Otro gran error es malinterpretar el significado de promedio Una persona se puede ahogar en un río que tiene como promedio sólo diez centímetros de profundidad. Tal río puede ir seco a lo largo de muchos kilómetros pero en algunas zonas éste puede tener tres metros de profundidad, y es ahí donde el lector se puede ahogar. Un promedio en sí no nos dice mucho si no sabemos también las variaciones del promedio. Lo dicho tiene especial importancia en el cálculo de la esperanza de vida y en la estimación de la longevidad (los años que una persona vive). Las diferencias en longevidad por clase social son enormes. Así, la diferencia en los años de vida existente entre una persona perteneciente a la decila de renta más baja del país (los más pobres) y la decila superior (los más ricos) en España es nada menos que de diez años (ha leído bien, diez años). En EE.UU. son quince y en el promedio de los países de la UE-15 son siete. Estas diferencias en longevidad se deben a que el nivel de salud de la población depende, sobre todo, de la clase social a la cual se pertenece. Un trabajador no cualificado (en paro frecuente durante más de cinco años) tiene, a los sesenta años, el nivel de salud que un banquero tiene a los setenta años. Este último sobrevivirá al primero diez años. Es profundamente injusto pedirle al primero que continúe trabajando dos (y algunos piden cinco) años más para pagar las pensiones del segundo que le sobrevivirá diez años. La insensibilidad hacia esta realidad mostrada por estos informes es abrumadora. Retrasar la edad de jubilación a toda la población trabajadora sin más, es una medida que perjudica a las clases populares para beneficiar a las clases de mayores rentas que viven más años.

3. El error del argumento alarmista: el crecimiento del porcentaje del PIB gastado en pensiones es excesivo
Este es uno de los errores metodológicos más importantes y frecuentes que aparece en el informe de la Comisión Europea, y que ha sido reproducido en gran número de artículos y editoriales. Tal argumento indica que el porcentaje del PIB en pensiones subirá de un 8,4% en el año 2007 a un 15,1% del PIB en el año 2060, un porcentaje que estos informes señalan como excesivo, pues la sociedad en el año 2060 no podrá absorber tales gastos pues restarán recursos necesarios para otras actividades, programas o servicios a la población no pensionista. El hecho de que el porcentaje de gasto en pensiones públicas alcanzará el 15,1% en el 2060 se considera una noticia alarmante que requiere una intervención ya ahora, disminuyendo los beneficios de los pensionistas.

En este argumento se ignora el impacto del crecimiento de la productividad sobre el PIB del año 2060. Supongamos que el crecimiento anual de la productividad es un 1,5%, un crecimiento que incluso el Banco de España admite como razonable. En este caso, el valor del PIB español será 2,23 veces mayor que el PIB del año 2007. Ello quiere decir que si consideramos el valor del PIB del año 2007 como 100, el del año 2060 será de 223. Pues bien, el número de recursos para los no pensionistas en el año 2007 fue de 100 menos 8,4 (8,4 es la cantidad que nos gastamos aquel año en pensionistas), es decir, 91,6. En el año 2060 los recursos a los pensionistas serán el 15,1% de 223, es decir 33, y para los no pensionistas será 223 menos 33, es decir, 192, una cantidad que es más del doble de la existente en el año 2007, 91,6. Debido al crecimiento de la productividad, en el año 2060 habrá más recursos para los no pensionistas que hoy, y ello a pesar de que el porcentaje del PIB dedicado a pensiones es superior en el año 2060 que en el 2007. Los que alarman innecesariamente a la población olvidan un hecho muy elemental. Hace cincuenta años, España dedicaba a las pensiones sólo un 3% del PIB. Hoy es un 8%, más del doble que cincuenta años atrás. Y la sociedad tiene muchos más fondos para los no pensionistas de los que había entonces, aún cuando el porcentaje del PIB en pensiones sea mucho mayor ahora que entonces. Por cierto, ya hace cincuenta años, cuando España se gastaba un 3% del PIB en pensiones, había voces liberales que decían que en cincuenta años se doblaría o triplicaría tal porcentaje, arruinando el país. Pues bien, estamos cincuenta años más tarde, y el país tiene más recursos para los no pensionistas que existían entonces, aún cuando el porcentaje del PIB dedicado a pensiones se ha doblado.

4. Se equivocan constantemente en sus proyecciones demográficas
Cualquier demógrafo que tenga un mínimo de rigor sabe las enormes dificultades en calcular cambios demográficos por periodos tan largos como cincuenta años. Y un buen ejemplo de ello es que los bancos y las cajas publican cada diez años informes anunciando el colapso de las pensiones en diez años. La Caixa (en 1998), el BBVA (en 2005 y en 2007), El Banco Santander (en 1992 y en 1999), el Banco de España (en 1995, en 1999, en 2002 y en 2009) y una larga lista, han predicho el colapso (utilizando un término menos contundente) de las pensiones para diez o al máximo veinte años más tarde. En defensa de sus proyecciones utilizan los mismos argumentos y los mismos datos (la Comisión Europea utiliza prácticamente los mismos datos que publicó el informe de la Fundación de las Cajas en 2007). Y una de las proyecciones más utilizadas es la de la evolución de la pirámide demográfica, indicando que el porcentaje de ancianos está creciendo muy rápidamente, y el de los jóvenes está bajando muy sustancialmente, ignorando que, en aquellos países que financian las pensiones a base de cotizaciones sociales como es el caso español, el punto clave no es el número de jóvenes y adultos por anciano, sino el número de cotizantes y la cantidad de cada cotización por beneficiario. Y tanto el uno como el otro están subiendo, el primero como consecuencia de la integración de la mujer al mercado de trabajo (si España tuviera la tasa de participación de la mujer en el mercado de trabajo que tiene Suecia, habría tres millones más de cotizantes a la seguridad social), y el segundo como consecuencia del aumento de la productividad y de los salarios. Es más, toda la evidencia muestra que las familias españolas desearían tener más hijos (dos por familia) que los que tienen ahora. El desarrollo de la sociedad y de los servicios de ayuda a las familias, como escuelas de infancia y servicios domiciliarios, permitiría el incremento de la fecundidad, una de las más bajas del mundo. Hoy en Europa, los países nórdicos, con un amplio desarrollo del estado del bienestar, tienen una fecundidad mucho mayor que en el Sur de Europa.

Dos últimas observaciones. El hecho de que el rigor y credibilidad de tales documentos liberales sea muy escaso no quiere decir que no tuviera que haber cambios en las pensiones, cambios distintos al retraso de la jubilación o disminución de sus beneficios que proponen los liberales. Contrariamente a lo que se dice constantemente, las pensiones, incluyendo las contributivas, son demasiado bajas, y ello como consecuencia de que los salarios son demasiado bajos (ver el excelente capítulo sobre las pensiones escrito por la profesora Camila Arza en el libro La Situación Social en España. Vol. III. Biblioteca Nueva. 2009).

Otro cambio que debiera ocurrir es la flexibilización de la edad de jubilación permitiendo que aquellas personas (la mayoría profesionales) que desearan jubilarse más tarde pudieran hacerlo. La jubilación debiera ser un derecho, no una obligación.

Debiera también prohibirse, como se ha hecho en varios países, la prejubilación utilizada por el mundo empresarial para realizar cambios en sus plantillas, penalizando el sistema de seguridad social y al prejubilado, pues éste recibe una pensión menor. Tal prejubilación le supone a España un recorte de ingresos equivalente a un 6% del PIB

Una última observación es que el Estado debiera aumentar su aportación a las pensiones tal como lo hacen otros países (como Dinamarca), en que las aportaciones procedentes de los impuestos generales son mucho más intensas que en España. No hay nada sagrado en la Biblia económica que diga que las pensiones tienen que pagarse a base de cotizaciones sociales. La popularidad de las pensiones (entre todos los grupos etarios) es tal que puede justificarse tal medida que contaría con gran apoyo popular. España ya lo hizo con la sanidad (que estuvo financiada por la Seguridad Social) y puede expandirlo a otras áreas.

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