martes, 22 de septiembre de 2009

11 de septiembre: ¿Creen que George Bush les haya dicho la verdad?


Los estadounidenses, prisioneros de sus propias mentiras
por Thierry Meyssan
21 de septiembre de 2009
DesdeBeirut (Líbano)

Ocho años después de los atentados del 11 de septiembre, Thierry Meyssan –el periodista que dio inicio a las interrogantes que recorren el mundo sobre la veracidad de la versión de los hechos de la administración Bush– pasa en revista el debate sobre el tema en un artículo destinado a la revista rusa Odnako. El disidente francés denuncia la hermética «cortina de hierro» que separa del resto del mundo a los pueblos de los países miembros de la OTAN. Sometidos a un verdadero bombardeo mediático, estos últimos ignoran por completo el contenido del debate que se desarrolla en Occidente y siguen creyendo que las dudas sobre el 11 de septiembre se limitan únicamente a unos pocos grupos de activistas. Thierry Meyssan se interroga además sobre la ingenuidad de los occidentales que siguen creyendo en una historieta infantil, digna de un “comic” estadounidense, en la que una veintena de fanáticos logran golpear el corazón del mayor imperio militar del mundo.

¿Crónica roja o hecho histórico?
El 7 de octubre de 2001, los embajadores de los Estados Unidos y del Reino Unido anuncian por correo al Consejo de Seguridad de la ONU que sus tropas han penetrado en Afganistán en virtud de su legítimo derecho a defenderse después de los atentados que habían enlutado Estados Unidos el mes anterior. El embajador estadounidense John Negroponte precisa en su carta: «Mi gobierno ha obtenido información clara e indiscutible de que la organización Al-Qaeda, que cuenta con el apoyo del régimen talibán en Afganistán, ha desempeñado un papel protagónico en los ataques».
El 29 de junio de 2002, el presidente Bush revela, durante su «discurso anual sobre el estado de la Unión», que Irak, Irán y Corea del Norte –«el Eje del Mal»– apoyan en secreto a los terroristas ya que han establecido un pacto secreto para destruir los Estados Unidos. Esos tres «Estados renegados» están siendo más prudentes desde que Washington aplastó a los talibanes, pero no han renunciado a sus intenciones.

El 11 de febrero de 2003, el secretario de Estado Colin Powell engaña a la «comunidad internacional» para justificar la invasión contra Irak. Powell afirma personalmente ante el Consejo de Seguridad de la ONU que Sadam Husein da albergue a un jefe de Al-Qaeda, Abu al-Zarkaoui, y Irak posee una fábrica de armas químicas.
Las acusaciones se precisan el 11 de febrero de 2003. Ese día, el secretario de Estado estadounidense Colin Powell expone personalmente, ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el apoyo que aporta Irak a los responsables de los atentados. Después de mostrar un pequeño frasco que supuestamente contiene un concentrado de ántrax en polvo capaz de acabar con todo un continente, Powell muestra una foto satelital de la base que Al-Qaeda ha instalado en el norte de Irak, y que incluye una fábrica de venenos. Después, basándose en un organigrama, explica detalladamente el dispositivo de los terroristas en Bagdad, bajo el mando de Abu Al-Zarkaui. Basándose en esas informaciones «claras e indiscutibles», las tropas de los Estados Unidos y del Reino Unido, con la asistencia de las de Canadá, Australia y Nueva Zelanda, penetran en Irak, también en virtud de su legítimo derecho a la defensa después de los atentados del 11 de septiembre.
El argumento del 11 de septiembre es tan cómodo que el 15 de octubre de 2003, mientras que los habitantes de Bagdad se encuentran bajo una lluvia de bombas, el Congreso de los Estados Unidos acusa a Siria por su apoyo al «terrorismo internacional» y autoriza al presidente Bush a entrar en guerra contra ese país cuando lo crea necesario. Pero Siria está destinada a no ser más que el «entremés» del festín que se anuncia y en el que Irán será el plato fuerte. En julio de 2004, la Comisión Presidencial sobre los atentados presenta su informe final. En el último momento agrega al documento dos páginas de revelaciones sobre los vínculos entre Irán y Al-Qaeda. El régimen chiíta mantiene vínculos desde hace tiempo con los terroristas sunnitas, los deja circular libremente por su territorio y les ha ofrecido infraestructuras en Sudán. Sobre la base de esas afirmaciones, una nueva guerra parece inevitable. Este escenario mantendrá a la prensa internacional en vilo durante dos años.
Ahora resulta que, 8 años después de los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos sigue sin entregar las «pruebas claras y indiscutibles» de la culpabilidad de Al-Qaeda al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que por demás ha olvidado exigírselas. Peor aún, ya nadie considera a Al-Qaeda como una organización estructurada sino que se habla de ella sobre todo como de una vaga e impalpable «tendencia»; el ejército más grande del mundo sigue sin encontrar a Osama Ben Laden y la CIA ha disuelto el grupo encargado de su búsqueda; el pacto secreto entre Irak, Irán y Corea del Norte parece ahora un cuento irracional y ya nadie se atreve a hablar del Eje del Mal; el ex secretario de Estado Colin Powell ha reconocido públicamente que las informaciones que presentó al Consejo de Seguridad de la ONU eran un montón de estupideces; y para terminar, el Estado Mayor estadounidense está implorando constantemente el apoyo bilateral de Siria e Irán para que lo ayuden a manejar el atolladero iraquí. Y a pesar de todo esto, lo «diplomáticamente correcto» exige que todo el mundo siga actuando como si todo estuviera claro, como si un loco barbudo desde en el fondo de una cueva en Afganistán hubiera logrado herir en pleno corazón al Imperio más poderoso de la historia y escapar después a su venganza.
¿Todo el mundo? No todo el mundo. En primer lugar, los dirigentes de los Estados interesados, en Afganistán, Irak, Siria, Irán y Corea del Norte, no se han conformado con desmentir toda responsabilidad en los atentados sino que han acusado explícitamente al complejo militaro-industrial estadounidense de haber organizado los atentados y de haber asesinado deliberadamente a 3 000 de sus conciudadanos. En segundo lugar, los dirigentes de otros Estados que no tienen buenas relaciones con Washington –como Venezuela y Cuba– han ridiculizado la versión bushista de esos sucesos. Y, finalmente, los dirigentes de los Estados que pretenden conservar buenas relaciones con Washington sin tragarse por ello estoicamente todas las mentiras estadounidenses han afirmado que las invasiones de Afganistán y de Irak carecen de bases jurídicas, absteniéndose sin embargo de pronunciarse sobre los atentados. En ese caso se encuentran países tan diversos como los Emiratos Árabes Unidos, Malasia, la Federación Rusa y, ahora, Japón. Como puede verse, la lista de Estados escépticos no tiene nada que ver con una tendencia pro o antiestadounidense, sino con la idea que tiene cada uno de ellos de su propia soberanía y de los medios con los que cuentan para reafirmarla.

El 11 de enero de 2008, la Comisión de Relaciones Exteriores y de Defensa de la Cámara Alta de Japón se niega a enviar nuevas tropas japonesas a Afganistán después de haber escuchado al consejero Yukihisa Fujita denunciar las mentiras estadounidenses sobre el 11 de septiembre.
Entonces, ¿qué pasó el 11 de septiembre? Como los periodistas no estamos obligados a observar la discreción obligatoria para los diplomáticos, nosotros vamos a decirlo aquí.
Presupuesto astronómico, digno de Hollywood, para un guión chapucero
Según la versión oficial, un islamista diabólico –Osama Ben Laden– que reprocha a los «infieles» estadounidenses el haber mancillado el sagrado suelo de Arabia Saudita al instalar allí sus bases militares, organiza una operación terrorista de enorme envergadura, con medios materiales insignificantes, pero recurriendo para ello a un comando de 19 fanáticos.
Este hombre vive en una cueva equipada al estilo de las películas de James Bond. Infiltra a sus kamikazes en Estados Unidos, como en la película de Chuck Norris cuya intriga y título parecen premonitorios: «Ground Zero». Cuatro estos kamikazes siguen un curso de pilotaje aéreo en un club de aviación. No prestan atención a las lecciones sobre el despegue y el aterrizaje para concentrarse exclusivamente en el pilotaje de los aviones en pleno vuelo. Un día determinado, divididos en cuatro grupos, los fanáticos secuestran cuatro aviones de pasajeros amenazando con degollar a las aeromozas con cuchillas de cortar alfombras.
A las 8h29, American Airlines recibe una comunicación radiofónica, supuestamente proveniente de la tripulación del vuelo 11 (Boston-Los Angeles), en la que se informa que el avión ha sido desviado por un grupo de secuestradores. El procedimiento oficial estipula la notificación inmediata de la aviación civil al Departamento de Defensa y el despegue de los cazas interceptores en un plazo máximo de 8 minutos. En el momento del primer impacto contra el WTC –17 minutos más tarde–, los cazas siguen en tierra.
A las 8h47, se corta la transmisión del transpondedor [Dispositivo que transmite una señal única para cada avión. Nota del Traductor.] del vuelo 175 de United Airlines (también Boston-Los Angeles). La señal [de este dispositivo] que identifica el avión [con su número de vuelo] desaparece de las pantallas de los radares civiles, que a partir de ese momento lo ven solamente como un punto [no identificado]. Esto desencadena la alerta, sin que la aviación civil pueda saber en ese momento si se trata de una avería o de un secuestro. Sin embargo, al producirse el segundo impacto –a las 9h03– ningún interceptor ha sido enviado aún para establecer contacto visual con el Boeing.
A las 8h46, un Boeing 757 se estrella contra la torre norte del WTC. El avión impacta con precisión milimétrica el centro mismo de la fachada. Sabiendo que la fachada tiene 63 metros de ancho y que la velocidad del avión es superior a los 700 km/h resulta que la precisión de la maniobra se determina en 3 décimas de segundo, hazaña que muy pocos pilotos de combate son capaces de lograr pero que se atribuye en este caso a un aprendiz de piloto. La misma hazaña se repite por segunda vez a las 9h03 cuando otro Boeing 757 se estrella contra la torre sur, haciéndolo además –para más dificultad– con el viento en contra.
En el preciso momento del segundo impacto, un misil atraviesa el campo visual de la cámara de la cadena New York One. Proviene de una aeronave situada detrás del humo del impacto y se dirige en diagonal hacia el suelo. Nunca se hablará de esas extrañas imágenes.
Los primeros testigos declaran que los aviones que impactaron las torres son aviones de carga desprovistos de ventanas, pero más tarde se afirma que se trata de los vuelos regulares AA11 y UA175. Existe un solo video del primer impacto, pero hay 6 del segundo impacto. Ninguna ampliación de esas imágenes permite observar ventanas en ese aparato.
Lo que sí se ve en las ampliaciones es un objeto situado debajo de ambas cabinas. En el análisis imagen por imagen de los videos se ven dos relámpagos luminosos provenientes de los puntos de impacto justo antes del impacto de las aeronaves contra los rascacielos. Los aviones no se estrellan contra las fachadas sino que se meten dentro de los edificios donde desaparecen totalmente, como si las fachadas y las columnas internas no ejercieran resistencia alguna.
A las 8h54, el vuelo 77 de American Airlines (Washington DC-Los Angeles) modifica su trayecto sin autorización mientras que su transpondedor deja de transmitir. Los radares civiles pierden su rastro.
A las 9h25, conciente de que algo importante está pasando, el centro de mando de Herndon prohíbe el despegue de cualquier avión civil en todo el territorio de los Estados Unidos y ordena el aterrizaje de todos los aviones civiles en vuelo. Los vuelos transtlánticos son desviados hacia Canadá. Por su lado, el puerto de Nueva York cierra todos los puentes y túneles que comunican con Manhattan. En ese mismo momento comienza una videoconferencia de crisis presidida por el consejero antiterrorista de la Casa Blanca, Richard Clarke. Participan en ella la Casa Blanca, los departamentos de Estado, de Justicia y de Defensa, a los que se unen después la aviación civil y la CIA.
La periodista estrella de Fox News, Barbara Olson, se encuentra a bordo del vuelo AA77. A través de su teléfono celular logra hablar con su esposo, Theodore Olson, quien fue abogado de George W. Bush ante la Corte Suprema y se ha convertido en fiscal general de los Estados Unidos. Barbara Olson dice a su esposo que un grupo de secuestradores aéreos acaba de apoderarse del avión, le explica cómo lo hicieron e intercambia con él sus últimas palabras de amor. A las 9h30, la aviación declara desaparecido el vuelo AA77. Este se habría estrellado en una reserva natural de Virginia occidental, sin haberse encontrado nunca con los cazas de la US Air Force. Pero en ese mismo momento, los radares civiles del aeropuerto Dulles, en Washington, observan un aparato no identificado que presenta las mismas características de velocidad y maniobrabilidad que un avión militar. Este aparato penetra en el espacio aéreo protegido del Pentágono. Las baterías automáticas antimisiles no reaccionan. Luego de realizar un viraje en ángulo recto para evitar una sección elevada de autopista, el aparato penetra en el Pentágono, perfora el blindaje de seis paredes del recinto y explota matando a 125 personas. Los testigos describen un misil. Los relojes del edificio se paran indicando las 9h31. Un cuarto de hora más tarde, la parte afectada del edificio se derrumba. Presente en el lugar de los hechos, el corresponsal de la CNN atestigua que no se ve allí ningún rastro de avión. Posteriormente, la CNN muestra al secretario de Defensa Donald Rumsfeld cuando ayuda personalmente a los socorristas a evacuar un herido llevando una camilla. Poco después, Rumsfeld dirá a sus colaboradores que él mismo penetró en el edificio en llamas y vio los restos de un Boeing. El misil será por lo tanto identificado como el vuelo AA77 que había sido reportado como desaparecido.
La Casa Blanca recibe una llamada anónima en la que se utilizan los códigos de transmisión ultrasecretos de la presidencia de los Estados Unidos. La persona que realiza la llamada dice hablar en nombre de los atacantes. Indica que el próximo blanco será la Casa Blanca. A las 9h35, Richard Clarke pone en marcha el programa de continuidad del gobierno. El presidente Bush, que estaba realizando una visita política en una escuela elemental de la Florida, interrumpe su agenda y es llevado al avión presidencial Air Force One. Por su lado, el vicepresidente Cheney es llevado al bunker antiatómico de la Casa Blanca. Todos los parlamentarios y ministros son contactados para ser puestos a salvo en búnkeres previstos a tal efecto.
A las 9h42, la cadena ABC transmite en vivo imágenes del incendio que devora dos pisos del anexo de la Casa Blanca que alberga las oficinas de los colaboradores del presidente Bush y del vicepresidente Cheney. Las autoridades no ofrecerán nunca la menor explicación sobre este incendio, que ha desaparecido desde entonces de la memoria colectiva. Equipos armados de lanzacohetes se despliegan alrededor de los edificios de la presidencia en previsión de un posible desembarco de tropas aerotransportadas. Las medidas adoptadas parecen indicar que se teme un golpe de Estado militar.
A las 9h24, la aviación civil recibe un mensaje de la tripulación del vuelo 93 de United Airlines (Newark-San Francisco) en el que se informa que intrusos han penetrado en la cabina de pilotaje. La comunicación se interrumpe rápidamente y el transpondedor del aparato deja de transmitir, por lo cual el vuelo es considerado como secuestrado. A las 10h03, el Boeing desaparece de las pantallas de los radares civiles. Se considera que explotó en vuelo o que se estrelló en Pensilvania. En el lugar se encuentra un gran cráter vacío y restos esparcidos sobre varios kilómetros.
En una conferencia de prensa ofrecida mientras camina por las calles de Manhattan, el alcalde de Nueva York Rudy Giuliani menciona un posible derrumbe de las torres gemelas y pide que éstas sean evacuadas.
A las 9h58 se produce una explosión en la base de la torre sur del WTC, lo cual levanta una inmensa nube de polvo. Después, explosiones más pequeñas sacuden el edificio de arriba a abajo, proyectando lateralmente pequeñas nubes de polvo. El edificio se derrumba sobre sí mismo en 10 segundos ahogando todo Manhattan bajo el polvo.
Los edificios de las Naciones Unidas en Nueva York y las sedes de los ministerios en Washington son evacuados. Se teme que sean los próximos blancos.
A las 10h28, la torre norte del WTC se derrumba de la misma manera que la anterior.
El Estado de Israel ordena el cierre de sus misiones diplomáticas en todo el mundo (10h54).
Hacia las 11h00, se ordena la evacuación de otro edificio del WTC, el Edificio 7. Este rascacielos no ha sido impactado por los aviones y pasará mucho tiempo sin que las autoridades vinculen su derrumbe a los atentados, al extremo que ni siquiera será mencionado en el informe final de la Comisión Presidencial.
A las 13h04, las cadenas de televisión transmiten un corto mensaje grabado del presidente Bush. Este asegura a sus conciudadanos que la continuidad del gobierno está garantizada y que el país será defendido.
A las 13h30, se proclama el estado de urgencia en Washington DC mientras que el Pentágono pone dos portaviones y sus flotas en estado de alerta máxima en previsión de un desembarco naval enemigo ante Washington. Estados Unidos se ve a sí mismo en situación de guerra.
A las 16h00, la CNN confirma que las autoridades estadounidenses han identificado al saudita Osama Ben Laden como la persona que ordenó los atentados. No se trata, por lo tanto, de un golpe de Estado ni de la Tercera Guerra Mundial.
A las 17h21, el Edificio n° 7 del WTC se derrumba de la misma manera que las torres gemelas, pero en sólo 6 segundos y medio, por ser menos alto.
A las 18h42, Donald Rumsfeld da una conferencia de prensa en el Pentágono, rodeado de los líderes republicanos y demócratas de la Comisión senatorial de Defensa. Todos los presentes reafirman la unidad nacional en este trágico momento. De pronto, Rumsfeld se dirige de forma hostil al senador Carl Levin y le pregunta si los hechos del día bastan para convencerlo de la necesidad de aumentar los gastos militares.
En la noche del 11 de septiembre se hace muy difícil evaluar los daños. Se habla de 40 000 muertos. A las 20h30, el presidente Bush se dirige a la nación desde la Casa Blanca. Asegura que la amenaza ha sido neutralizada y que «América» enfrentará a sus enemigos. Comienzan a sonar los tambores de guerra.
La destrucción controlada del World Trade Center
Todos estos hechos suscitan una fuerte angustia y se suceden tan rápidamente que se hace difícil analizar su coherencia a medida que van teniendo lugar. Volvamos entonces a los principales aspectos turbios. Para empezar, ¿por qué se derrumbaron las torres gemelas y el Edificio 7 del WTC?
Más que el impacto de los aviones contra las torres gemelas, son los incendios provocados por el combustible que éstos contenían lo que fragilizó las columnas metálicas de las torres gemelas y provocó su derrumbe, afirman los expertos del NIST (Instituto Nacional de Normas y Técnicas). Y fue la transmisión del incendio al Edificio 7 lo que provocó este tercer derrumbe, según agregan. Pero los profesionales se ríen de esa teoría. Las torres gemelas se diseñaron para resistir el impacto de un avión de pasajeros; el fuego del combustible sólo alcanzó una temperatura entre los 700 y los 900° Celsius, mientras que el acero se funde a 1538° Celsius; los incendios han devastado muchos rascacielos a través del mundo, pero ninguno se ha derrumbado; los tres edificios no se cayeron lateralmente, sino exactamente en sentido vertical; y finalmente, lo más importante es que se derrumbaron a la velocidad de una caída libre, o sea el piso superior no encontró resistencia alguna al caer ya que cada piso inferior se derrumbó antes de que el piso superior llegara a ejercer presión sobre él.
Los bomberos de Nueva York aseguran que oyeron y vieron una serie de explosiones que destruían los edificios de arriba abajo. Los videos y las bandas sonoras corroboran esos testimonios.
Además, Niels Harrit, profesor de química y física en la universidad de Copenhague, publicó en el Open Chemical Physics Journal, publicación de reconocida seriedad, un estudio que muestra la presencia en Ground Zero de partículas de nanotermita, un explosivo militar. Equipos de profesionales pusieron los explosivos de forma tal que estos cercenaron primeramente la base de las columnas metálicas, ya que las destruyeron piso por piso, de arriba a abajo. En las fotos que se hicieron durante los días posteriores se puede ver que las columnas metálicas fueron cercenadas limpiamente y que el calor no las deformó en lo más mínimo.
Contrariamente a lo que estipula el procedimiento de investigación judicial, los pedazos de columnas metálicas no fueron conservados para su análisis. Fueron rápidamente sacados del lugar de los hechos por la empresa de Carmino Agnello, el padrino del clan mafioso de los Gambino, y vendidos posteriormente en el mercado chino.
En cuanto al Edificio 7, el promotor inmobiliario que tenía el contrato de arrendamiento del WTC, Larry Silverstein, declaró en una entrevista de televisión que le habían avisado que aquel edificio podía caerse y que él mismo había autorizado su demolición. Silverstein se retractó posteriormente, pero ahí está el video de su declaración.
El edificio 7 albergaba varios servicios administrativos, entre ellos el puesto de mando de crisis de la alcaldía de Nueva York y la principal base de la CIA fuera de su sede de Langley. Esa base, creada inicialmente para espiar a las misiones extranjeras en la ONU, se especializo –durante la presidencia de Clinton– en el espionaje económico dirigido hacia las grandes empresas de Manhattan. Si se supone que la operación del 11 de septiembre fue dirigida desde ese lugar, su destrucción eliminó definitivamente toda prueba material de la conspiración.
Un mes y medio antes de los atentados, Larry Silverstein, tesorero de las campañas electorales de Benjamín Netanyahu, había hecho un mal negocio al alquilar el WTC en momentos en que los edificios con aislamiento de amianto habían quedado fuera de las normas legales. Silverstein tuvo sin embargo un excelente presentimiento al sacar una original póliza de seguro que incluía una prima en caso de atentado terrorista, prima calculada no en función de los daños sino en base a la cantidad de ataques. Así que, al considerar que [el 11 de septembre] hubo dos ataques con dos aviones diferentes, Silverstein reclamó y finalmente obtuvo una compensación doble, o sea 4 500 millones de dólares.
En todo caso, poner la nanotermita en las torres gemelas y en el Edificio 7 supone la realización de complejos cálculos y varios días de trabajo para su instalación, por supuesto, antes del 11 de septiembre, algo que resulta imposible de hacer a espaldas del personal de protección del WTC. El promotor Larry Silverstein había puesto la seguridad del WTC en manos de Securacom, firma que dirige Marvin Bush, hermano del presidente.
3 000 víctimas
En la noche del 11 de septiembre, la alcaldía de Nueva York mencionaba un posible balance de 40 000 muertos y, en función de ese cálculo, pedía los medios necesarios para sus morgues. Al cabo de numerosas revisiones el balance felizmente se redujo a menos de 2 200 víctimas civiles y 400 víctimas entre el personal de auxilio. No había entre los muertos ni uno solo de los grandes empresarios que tenían sus oficinas en las prestigiosas torres. Pero sí había mucho más personal de mantenimiento que empleados de oficinas. ¿Cómo se explica este milagro?
Hacia las 7 de la mañana del 11 de septiembre, los empleados de la firma Odigo recibieron un SMS previniéndoles que un atentado iba a tener lugar ese mismo día en el WTC y que, por lo tanto, no debían presentarse en su oficina, situada frente al WTC. Odigo es una pequeña firma israelí, líder en el sector de la mensajería electrónica, estrechamente vinculada a la familia Netanyahu y al Aman, el servicio israelí de inteligencia militar.

El secretario de Defensa de los Estados Unidos, Donald Runsfeld, abandona su oficina para prestar ayuda a las víctimas (En esta imagen de la CNN, Rumsfeld aparece en traje, al centro de la imagen, mientras ayuda a cargar una camilla).
Hacia las 8h, el financiero Warren Buffett ofrecía su desayuno anual de caridad en su feudo de Nebraska. Y, por vez primera, invitó sistemáticamente a todos los grandes empresarios que tenían oficinas en las torres gemelas. También fue la primera vez que no recibió a sus invitados en un gran hotel sino en la base aérea de Offutt, sede del puesto de mando de la fuerza de disuasión nuclear. Los filántropos habían llegado por avión el día anterior y habían dormido dentro de la base. Durante el desayuno se les informó que un avión había chocado por accidente contra la torre norte del WTC y, más tarde, que un segundo aparato había impactado la torre sur. Comprendieron entonces que no se trataba de simples accidentes sino de atentados, sobre todo porque el comandante de la base, el general Gregory Power, los abandonó de inmediato para presentarse en su puesto de mando de crisis. Al decretarse rápidamente el cierre del espacio aéreo estadounidense, los invitados no pudieron regresar a Nueva York y se quedaron en la base. Después del 11 de septiembre, el financiero Warren Buffett se convirtió en el hombre de negocios más rico del mundo, categoría que comparte con su amigo Bill Gates. Recientemente, hizo campaña a favor de Barack Obama pero se negó a convertirse en su secretario del Tesoro.
Poco después del mediodía, el Air Force One aterrizó en la base aérea de Offutt. El presidente Bush fue conducido al puesto de mando de crisis, donde participó en la videoconferencia con la Casa Blanca y con las diferentes agencias implicadas. También grabó allí su primera intervención televisiva.
En los minutos siguientes después del primer impacto, los servicios de urgencia de la FEMA (Agencia para el Manejo de Situaciones de Catástrofe, siglas en inglés) se desplegaron en el lugar de los hechos. Por una feliz casualidad habían llegado a Nueva York el día anterior y se disponían a realizar al día siguiente un simulacro de ataque biológico o químico en el WTC. Todos los servicios de urgencia se activaron por lo tanto inmediatamente, salvando numerosas vidas. La FEMA estaba bajo la dirección de Joe Allbaugh, tesorero de la campaña electoral de George W. Bush y futuro responsable de los pedidos públicos de ofertas en el Irak ocupado.
El misil del Pentágono
Las baterías automáticas antimisiles del Pentágono no reaccionaron ante la irrupción de una aeronave en el espacio aéreo prohibido. Esto puede tener dos explicaciones: estaban desconectadas dejando así el edificio sin defensa o se les administró un código amigo. Existe, en efecto, un código de reconocimiento que permite que los helicópteros del secretario de Defensa y del Estado Mayor puedan ingresar sin peligro en el perímetro prohibido.
Al evitar un tramo de autopista elevado [próximo al Pentágono], la aeronave tuvo que realizar un viraje casi en ángulo recto y después impactó el Pentágono por el ala más alejada de las oficinas del secretario de Defensa. La zona impactada tenía dos usos. Había en ella oficinas que se estaban remodelando para acoger el Estado Mayor de la Marina y oficinas que estaban siendo utilizadas por el personal del auditor financiero general. Un equipo que se componía principalmente de personal civil estaba trabajando allí en una investigación sobre el más importante desvío de fondos del siglo en el presupuesto de defensa. Esto explica al mismo tiempo la ausencia de oficiales de alto rango entre las víctimas y por qué la investigación sobre los desvíos de fondos tuvo que ser anulada, por falta de archivos que permitieran continuarla.
El misil perforó las paredes blindadas de los anillos sucesivos y explotó con extraordinaria violencia dentro del edificio. El calor era tan intenso que los bomberos tuvieron que utilizar trajes de amianto. Combatieron las llamas con agua, el fluido que absorbe la mayor cantidad de calor. No recurrieron a las sustancias retardadoras que se utilizan para apagar los incendios de combustible aéreo y afirmaron no haber visto absolutamente nada que hiciera pensar en un avión o en combustible de avión. En todo caso, y en contradicción con lo que él mismo dijera en su testimonio, era imposible que una persona vestida con un traje de cuello y corbata, como el secretario de Defensa Rumsfeld, pudiera acercarse al incendio.
Posteriormente, las propias autoridades destruyeron toda el ala afectada y la reconstruyeron. Los escombros fueron evacuados por una empresa especializada que los vitrificó. Esa costosa técnica se usa cuando se trata de estabilizar desechos que contienen partículas radioactivas. Todo parece indicar que el misil estaba forrado de uranio empobrecido, para perforar el hormigón y el kevlar, y que contenía una carga hueca para que provocara una breve explosión a muy alta temperatura.
Como puede verse perfectamente en las fotos tomadas inmediatamente después del impacto, el misil penetró en el edificio sin dañar la fachada. Volaba a ras del suelo y pasó por una puerta habitualmente utilizada por los vehículos de entregas. Ni siquiera estropeó el marco [de esa puerta].
Los alrededores del Pentágono están bajo una constante vigilancia en la que se usan cámaras. La aeronave tuvo que pasar por el campo de visión de más de 80 de ellas. Las autoridades se negaron a hacer públicos esos videos y se limitaron a entregar algunas fotos en las que se ve la explosión, pero no la aeronave.
El césped del Pentágono tampoco fue dañado. La explosión pulverizó los automóviles estacionados en el parqueo y dos helicópteros que se encontraban en el helipuerto. Se encontró gran cantidad de fragmentos metálicos, pero ninguno que correspondiera a un Boeing, ni siquiera los reactores. Las autoridades utilizaron mucho una foto oficial en la que se ve un fragmento de unos 90 cm. de largo que presentaba por un lado huellas de una pintura especial utilizada en aeronáutica mientras que el otro lado estaba pintado de rojo, blanco y azul. Ante estas características, los aficionados a los rompecabezas comprueban que no corresponde a ninguna pieza de un Boeing pintado con los colores que identifican a la compañía aérea American Airlines. Lo que sí es seguro es que se trata de una pieza proveniente de un aparato aéreo, probablemente de uno de los dos helicópteros destruidos.
Para acreditar la teoría del vuelo 77, el médico general del Departamento de Defensa autentificó los restos humanos de los pasajeros del Boeing entre los escombros del Pentágono. Las familias de las víctimas recibieron urnas funerarias en las que se precisaba si aquellos restos humanos habían sido identificados mediante las huellas digitales o por análisis del ADN. Sin embargo, el Pentágono justificó más tarde la ausencia de restos del Boeing, incluyendo la ausencia de los reactores, diciendo que el extremo calor había gasificado el metal. Es imposible imaginar que algún resto humano pudiera sobrevivir a esas condiciones.
¿Aviones secuestrado o pilotos automáticos?
La teoría de los aviones secuestrados se basa en la asimilación de las aeronaves implicadas con aviones de pasajeros y en la divulgación de las comunicaciones telefónicas entre los pasajeros y [otras personas que se hallaban en] tierra.
Muchas personas dijeron haber recibido esas llamadas de sus familiares que se encontraban a bordo de los aviones. Fue así como se reconstituyó la toma de las aeromozas como rehenes con la utilización de cuchillas y el motín de pasajeros a bordo del vuelo UA93. Esto último incluso dio lugar a dos películas de Hollywood. Sin embargo, en 2006, durante el juicio contra Zacarias Moussaoui, sospechoso de haber tratado de unirse a los secuestradores aéreos, el FBI precisó que los contactos telefónicos entre aviones en vuelo a gran altitud y personas en tierra no eran posibles con la tecnología existente en 2001. Las verificaciones realizadas demostraron que todos aquellos testimonios son falsos, ya sea porque fueron inventados o porque las personas [que recibieron las llamadas] fueron engañadas. El FBI no hizo ningún comentario sobre el caso de Theodore Olson, abogado de George W. Bush durante la elección presidencial y posteriormente fiscal general de los Estados Unidos, quien declaró en su testimonio haber recibido dos llamadas telefónicas de su esposa, la periodista de Fox TV Barbara Olson, desaparecida con el vuelo 77.

El fiscal general de los Estados Unidos, Theodore B. Olson, mintió al asegurar haber recibido dos llamadas telefónicas de su esposa, la periodista de Fox Barbara Olson, desde el vuelo 77. También afirmó que su esposa Fox le había dado detalles sobre la supuesta «toma de rehenes». El FBI reveló que no existía ninguna comunicación proveniente del teléfono celular de Barbara Olson.
Una hipótesis explicativa surge de la consulta de los archivos desclasificados de Robert McNamara. En 1962, el Estado Mayor conjunto de los Estados Unidos propuso al presidente Kennedy el montaje de una operación tendiente a justificar un ataque contra Cuba, la llamada operación Northwoods. Se trataba de una serie de provocaciones, entre las que se encontraba la destrucción en vuelo de un avión de pasajeros estadounidense por falsos Mig cubanos. Para ello, el ejército [estadounidense] había obtenido dos Mig soviéticos en un país del Tercer Mundo y los había pintado con las insignias cubanas. Varios actores habían sido contratados. Estos tenían que tomar un avión en Miami, donde filmarían escenas de familia que se utilizarían posteriormente en los noticieros de televisión. Ya en vuelo, el avión de pasajeros tenía que apagar su transpondedor para que los radares civiles no pudieran identificarlo. Este avión podía ser reemplazado entonces con un avión vacío cuya tripulación saltaría en paracaídas. El aparato debía proseguir su vuelo gracias al piloto automático antes de ser derribado por los falsos Mig sobre la bahía de Miami, ante miles de testigos. Para dar más credibilidad al asunto, el Estado Mayor había preparado una serie de conversaciones telefónicas entre falsos espías cubanos, conversaciones que debían ser interceptadas por el FBI.
Aplicado al 11 de septiembre, este escenario permite explicar el cese de las transmisiones de los transpondedores, las falsas llamadas telefónicas y la ausencia de ventanas en los aviones que impactaron el WTC. La novedad es que, en el año 2001, el Pentágono no ya necesita una tripulación que garantice el despegue de un Boeing 757. Este avión de pasajeros ofrece la posibilidad técnica de poder despegar como un avión sin piloto. Esto simplifica la operación.
En las líneas internas estadounidenses, con vuelos muy frecuentes, las compañías aéreas acostumbran a vender más asientos de los que cuentan los aviones. Los pasajeros esperan durante horas a que aparezca un asiento libre en un avión. Sin embargo, los cuatro aviones supuestamente secuestrados [el 11 de septiembre de 2001] solamente tenían ocupados un tercio de sus asientos. El estudio detallado de las listas de pasajeros que realizó el diario iraní Kheyan muestra que todos los desaparecidos eran familiares de empleados del Departamento de Defensa, de firmas que tienen contratos con el Pentágono o personas cercanas a la Casa Blanca, como Barbara Olson.
La posibilidad de que un avión de pasajeros pudiera estrellarse por accidente contra el techo del Pentágono (no de que impactara la fachada) fue objeto de estudio en los años 90. El Departamento de Defensa incluso organizó varios simulacros bajo la dirección del comandante Charles Burlingam. Este oficial abandonó posteriormente el servicio activo y se convirtió en piloto de American Airlines. Era él quien se encontraba en la cabina de pilotaje del vuelo 77 que supuestamente impactó el Pentágono.
Sin aviones secuestrados, no hay secuestradores aéreos
Durante los tres días posteriores a los atentados, el Departamento de Justicia, basándose en las indicaciones que los pasajeros habían proporcionado por teléfono, determinó el modus operandi de los secuestradores, los identificó y reconstruyó enteramente sus vidas. De esa manera, fue la llamada telefónica de un sobrecargo del vuelo AA11 lo que permitió saber que había cinco secuestradores en el avión y que el jefe era el pasajero del asiento 8D, Mohammed Atta. Pero hoy sabemos que aquellas llamadas telefónicas eran falsas y que los aviones no fueron secuestrados sino reemplazados. Más desagradable aún, las listas de pasajeros que las compañías aéreas entregaron en las siguientes horas de los atentados muestran que ninguno de los 19 presuntos secuestradores abordó un avión.

El secretario de Justicia John Ashcroft mintió al dar a conocer los nombres de los 19 secuestradores aéreos. Ninguno de los sospechosos mencionados figura en las listas de embarque de las compañías aéreas.
Existe sin embargo una «prueba» de que Mohammed Atta estaba en el avión que impactó la torre norte. Varios días después, cuando el WTC no era más que un montón de ruinas humeantes, un policía encontró allí el pasaporte intacto del secuestrador. Todo había sido destruido, menos la prueba material providencial. Como aquello parecía poco creíble, la administración Bush difundió las imágenes de una cámara de seguridad del aeropuerto en las que se podía ver a Atta y a su compañero al-Omari en el momento del embarque. El problema es que esas imágenes, aunque son realmente del 11 de septiembre, fueron captadas en el aeropuerto de Portland, por donde Atta y al-Omari debieron pasar en tránsito, no en el aeropuerto de Boston, de donde despegó el vuelo AA11. Siempre a la vanguardia cuando se trata de inventiva, el Sunday Times de Rupert Murdoch publicó en 2006 un video amablemente proporcionado por el Departamento de Defensa estadounidense y con fecha del año 2000 en el que se ve a Atta en Afganistán, en un campamento de Osama Ben Laden.
El análisis de la lista oficial de secuestradores kamikazes está lleno de sorpresas. Algunos de estos individuos aparecieron después de los atentados. Por ejemplo, Walid al-Asheri, que supuestamente era uno de los hombres del equipo de Atta en el vuelo AA11, es piloto en la compañía aérea Royal Air Maroc, vive en Casablanca y dio allí varias conferencias de prensa hasta que el palacio real le pidió que fuera más discreto. También resulta interesante el hecho que 13 de los 19 supuestos secuestradores son mercenarios que anteriormente participaron en operaciones terroristas organizadas por el príncipe Bandar bin-Sultan por cuenta de la CIA en Afganistán, en Bosnia Herzegovina y/o en Rusia. Se trata de Khalid Almihdhar, de los hermanos Salem y Nawaf Alhazmi, de Ahmed Alhaznawi, de Ahmed y Hamza Alghamdi, Wail, Waleed y Mohand Alshehri, Ahmed Alnami, Fayez Ahmed Banihammad y Majed Moqed. Todos combatieron tanto por el Emirato islámico de los talibanes como por el de Ichkeria. Al llegar al trono, en 1982, luego del asesinato de su predecesor por un príncipe toxicómano armado por la CIA, el rey Fadh nombró al príncipe Bandar embajador de Arabia Saudita en Washington. El príncipe conservó esa función hasta la agonía del monarca, en 2005. Rápidamente considerado por George Bush padre como un hijo adoptivo, el príncipe Bandar es conocido en el mundo árabe por el sobrenombre de «Bandar Bush». Al disponer de múltiples facilidades, el príncipe Bandar administró durante unos veinte años una especie de fondo secreto de la CIA alimentado a través de sobornos pagados al margen de contratos armamentistas, como el célebre contrato al-Yamamah, en el que están implicadas las más altas personalidades británicas. También reclutó mercenarios en los medios islamistas para la realización de todo tipo de operaciones secretas en el mundo musulmán, desde Marruecos hasta la región china de Xinkiang.
Evitando las preguntas sobre los presuntos secuestradores aéreos, la administración Bush prefirió focalizar los debates sobre la personalidad de Osama Ben Laden. Este célebre golden boy saudita era el hermano de Salem ben Laden, socio en Houston de George W. Bush en el seno de la empresa petrolera Harken Energy. Fue reclutado en Beirut por el consejero estadounidense de seguridad nacional Zbigniew Brzezinski a fines de los años 70. Se incorporó entonces a la Liga Anticomunista Mundial y organizó el financiamiento de los muyahidines contra los soviéticos en Afganistán. Su «Legión Árabe» fue posteriormente utilizada en otros teatros de operaciones, como Bosnia Herzegovina. Después de haber sido una personalidad de la alta sociedad, la CIA le forjó una imagen de fanático religioso para que sirviera de pantalla a las acciones del príncipe «Bandar Bush». Efectivamente, si bien ningún islamista podía aceptar ponerse al servicio de la monarquía corrupta y odiada del rey Fadh, muchos podían sentirse orgullosos de seguir al personaje Osama Ben Laden, debido a su retórica integrista y antioccidental. El «jeque Osama» no era sin embargo otra cosa que una pieza importante de la CIA en el tablero del Medio Oriente. Un jefe de Estado árabe contó en detalle al autor de estas líneas que lo había visitado, durante el verano de 2001, en el hospital americano de Dubai, donde Osama Ben Laden seguía un intensivo tratamiento renal. Según este testigo excepcional, Ben Laden recibía allí a los visitantes en su habitación y en presencia de sus colaboradores de la CIA.
En 2001, Osama Ben Laden era un desconocido para el público estadounidense, exceptuando a los fans de Chuck Norris que habían visto en el cine su película «Ground Zero». Durante 8 años, la administración Bush destiló hacia la prensa una serie de casetes de audio y de video del «jeque» Osama para reactivar la novela de la guerra contra el terrorismo. En uno de los casetes más célebres, Osama Ben Laden afirma haber calculado que dos Boeing podían provocar el derrumbe de las torres gemelas y haber ordenado también la acción del avión contra el Pentágono. Dos hazañas que hoy sabemos imaginarias. En 2007, el Instituto suizo Dalle Molle de Inteligencia Artificial, considerado la institución más capacitada a nivel mundial en materia de reconocimiento de imagen y de reconocimiento vocal, estudió todas las grabaciones disponibles de Osama Ben Laden. Y concluyó, con la mayor certeza, que todas las grabaciones posteriores al final de septiembre de 2001 son falsas, entre ellas el casete de sus confesiones.

El director general de la CIA, George Tenet, mintió al autentificar las grabaciones de audio y video de Osama Ben Laden posteriores a finales de septiembre de 2001. El instituto suizo de inteligencia artificial Dalle Molle –reconocido por los tribunales internacionales como la mayor autoridad mundial en la materia– concluyó que todas esas grabaciones son falsas.
¿Hay un ejército en Estados Unidos?
Toda esta acumulación de elementos que invalidan la teoría oficial de la administración Bush no debe hacernos pasar por alto el más increíble de todos: durante todo aquel terrible día, «el ejército más poderoso del mundo» pareció impotente, incluso ausente.
El procedimiento de intercepción aérea estipula que los cazas deben establecer contacto visual con los aviones secuestrados en unos pocos minutos. Ni uno solo de ellos logró acercarse a ninguno de los aviones secuestrados. Obligado a ofrecer alguna explicación sobre tamaña negligencia y a rendir cuentas, el general Richard Myers, jefe adjunto de Estado Mayor al mando durante un viaje de su superior a Europa, no hizo otra cosa que tartamudear ante los parlamentarios. Ni siquiera fue capaz de recordar lo que había hecho aquel día y pasó todo el tiempo contradiciéndose.

En un evidente ataque de amnesia, el general Richard Meyers, jefe interino del Estado Mayor conjunto estadounidense, declaró ante el Congreso de los Estados Unidos que no se acordaba de lo que había hecho el 11 de septiembre de 2001.
Lo más interesante es que aquel día las fuerzas armadas estadounidense estaban en estado de alerta. Aquel día estaba planificada la realización del ejercicio militar más importante del año en Estados Unidos: Global Vigilance. Se trataba de un simulacro de agresión por parte de bombarderos nucleares rusos que supuestamente sobrevolarían Canadá. Toda la fuerza aérea estadounidense estaba movilizada para participar en aquel ejercicio, así como todos los medios de vigilancia satelital de los Estados Unidos. Y el puesto de mando de aquel ejercicio estaba en la base de Offutt, la misma en la que se encontraban Warren Buffet y sus amigos empresarios del WTC y a la que fue llevado el presidente Bush después del mediodía. Precisamente aquel día más que cualquier otro, los aviones de guerra estadounidenses estaban en el aire, los satélites estadounidenses estaban en posición y el Estado Mayor estaba observando los aviones civiles, para evitar accidentes.
Las fuerzas armadas de los Estados Unidos no eran las únicas que se hallaban en pie de guerra. Los estados mayores de las grandes potencias también estaban en alerta, observando y evaluando la demostración del poderío estadounidense. En el instante en que se abatió el cataclismo sobre Estados Unidos, cada uno de ellos trató de entender su origen y de seguir de cerca todo lo que iba sucediendo.
En Rusia, el presidente Vladimir Putin trató de ponerse urgentemente en contacto con su homólogo estadounidense para hacerle saber que Moscú no tenía absolutamente nada que ver con aquellos crímenes y prevenir así una represalia injustificada. Pero el presidente Bush se negó a aceptar la comunicación, como si aquella confirmación le pareciera inútil. El jefe del Estado Mayor interarmas ruso de aquella época, el general Leonid Ivashov, ordenó la realización de estudios sobre cada uno de los aspectos nebulosos a medida que se identificaba cada uno de ellos. Y fue el rápido derrumbe de las torres gemelas en sentido vertical lo que convenció a sus expertos de que la versión oficial era un engaño destinado a enmascarar un montaje de gran envergadura. Tres días después de los atentados, el general Ivashov había reconstruido los aspectos esenciales del drama y podía afirmar que se trataba de un enfrentamiento interno entre dirigentes estadounidenses. Según él, la operación se realizó por encargo del complejo militaro-industrial estadounidense y la concretó una empresa militar privada.
La rebelión de la inteligencia
Sometida a un aplastante volumen de propaganda que incluyó la proclamación de un duelo nacional en algunos países y varios minutos de silencio obligatorio en la Unión Europea, la opinión pública occidental quedaba aturdida, incapaz de reflexionar sobre los hechos. Ya comenzaba a resonar el ruido de botas con rumbo a Afganistán.
Pero el autor de estas líneas comenzó a publicar en Internet una serie de artículos en los que cuestionaba la versión oficial. Publicados primeramente en francés, aquellos artículos fueron rápidamente traducidos a diferentes idiomas y fueron objeto de polémica. Un libro recapitulativo, L’Effroyable impostura [En español, La gran impostura.], publicado 6 meses después y traducido a 28 idiomas, dio inicio a un movimiento de cuestionamiento de la versión oficial. En Alemania, el ex ministro Andreas von Bulow; en Portugal, el ex director regional de la CIA Oswald Le Winter; en el Reino Unido, el politólogo Nafeez Mosaddeq Ahmed; en Estados Unidos, el historiador Webster Tarpley, publicaron todos ellos nuevos textos que aclaraban los atentados. A partir de entonces, el cuestionamiento de la versión oficial evolucionó simultáneamente en dos direcciones.
El autor de estas líneas hizo campaña a través del mundo, reuniéndose con los más altos responsables políticos, diplomáticos y militares y movilizando instituciones internacionales. Esta acción permitió explicar el plan neoconservador relativo al «choque de civilizaciones» y limitar su letal efecto.
Por otro lado, en Estados Unidos, las familias de las víctimas, que al principio condenaron el cuestionamiento, empezaron a interrogarse y a exigir una investigación. La administración Bush amenazó a los revoltosos como el multimillonario Jimmy Walter –quien se vio empujado al exilio–, bloqueó toda intervención del Congreso y creó una Comisión Presidencial. Esta última presentó un informe que, por supuesto, proclamó la inocencia de la administración y la culpabilidad de Al-Qaeda, pero no divulgó las tan esperadas «informaciones claras e indiscutibles». Aficionados realizaron materiales audiovisuales ilustrativos sobre las incoherencias de la versión oficial y los divulgaron a través de Internet, como sucedió con el célebre Loose Change. Se constituyeron asociaciones de profesionales por la verdad sobre el 11 de septiembre, a las que se integraron arquitectos e ingenieros, bomberos, juristas, médicos, religiosos, universitarios, artistas y políticos. Estas asociaciones cuentan hoy con miles de miembros y han convencido a la mayoría de sus conciudadanos de que Washington está mintiendo. Y encontraron a su líder en el profesor de lógica y teología David Ray Griffin.
La propaganda oficial anglosajona ha logrado limitar hasta ahora los efectos de este cuestionamiento. Primeramente, se las arregló para que el público occidental ignorara todo el debate que está teniendo lugar a escala mundial. Ninguna de las declaraciones de los jefes de Estado o de gobierno extranjeros que han expresado sus dudas se ha visto reflejada en la prensa occidental, aislada del resto del mundo por una nueva cortina de hierro. Y los contestatarios occidentales han sido presentados como lunáticos o asimilados a lo que más miedo infunde, la extrema derecha antisemita.
La elección del presidente Obama no ha hecho avanzar el debate. El sitio de la Casa Blanca en Internet, que invitaba a los ciudadanos estadounidenses a dar a conocer sus preocupaciones, se vio inundado de correos electrónicos que pedían la apertura de una investigación judicial sobre el 11 de septiembre. La respuesta fue lacónica: la nueva administración desea mirar hacia el futuro en vez de remover los dolores del pasado. Durante su campaña electoral, Barack Obama hizo que todos sus discursos fuesen revisados de antemano por Benjamín Rhodes, un joven escritor que había sido el redactor del informe de la Comisión Presidencial Kean-Hamilton [sobre el 11 de septiembre]. Rhodes garantizó que no apareciera en ellos ninguna alusión al 11 de septiembre o a sus protagonistas que pudiera abrir la caja de Pandora. Actualmente trabaja en la Casa Blanca y ocupa un puesto en el Consejo de Seguridad Nacional. A todos los miembros de la administración Obama se les pidió que se retractaran de toda declaración anterior en la que hubiesen podido expresar dudas sobre la versión oficial. Un consejero principal, Van Jones, tuvo que dimitir luego de haberse negado a retractarse.
A pesar de todo, hechos de la mayor importancia hacen posible actualmente una clarificación sobre los atentados. El rey Fahd murió en agosto de 2005. El rey Abdallah le sucedió en el trono y ha tratado de ir deshaciendo poco a poco los asfixiantes vínculos del reino saudita con Estados Unidos. Al principio, el príncipe Bandar se convirtió en consejero nacional de seguridad, pero sus relaciones con el rey fueron deteriorándose. En definitiva, a principios del verano de 2009, Bandar cometió al parecer la imprudencia de tratar de liquidar al monarca y de poner en el trono a Sultan, su propio padre. Desde entonces, no se han tenido más noticias de «Bandar Bush» ni de cerca de 200 miembros de su clan. Parece que algunos están exilados con él en Marruecos y que otros se encuentran en prisión. En lo adelante, es posible que algunas lenguas empiecen a desatarse.
Thierry Meyssan
Analista político francés. Fundador y presidente de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).

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Complot internacional y hongos atómicos sobre Teherán


22-09-2009

Une un hilo el caso "Arctic Sea", el "accidente" en la base militar rusa de Tambov y el viaje secreto de Netanyahu a Moscú?

Giulietto Chiesa
Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti

Es posible que algo muy importante haya ocurrido y siga ocurriendo “bajo la alfombra” relacionado (tal vez para anticiparla e impedirla) con la clamorosa decisión de Obama de renunciar al sistema misilístico en Europa (con radar en la República Checa).

Esta decisión no sólo es crucial sino, sobre todo, devastadora para los planes israelíes. La motivación aducida por Obama, de hecho, se basa en la valoración conjunta de las varias agencias americanas, y de los servicios secretos de que Irán ni cuenta ni podrá contar en un futuro previsible con el arma atómica ni podrá construir vectores capaces de lanzarla hasta los Estados Unidos.
En cambio, se sabe que Israel considera esta eventualidad no sólo posible sino cercana, por lo que se dice intencionado a acabar con ella cueste lo que cueste, sea como sea.
La decisión de Obama supone, por tanto, un duro distanciamiento del liderazgo de Israel. Un cambio sin precedentes para los Estados Unidos de América. Ésta es la premisa en la que se enmarca lo que contaré basándome en la información disponible y tratando de limpiarla de la contaminación que la altera, lo que no es de extrañar, pues es un asunto candente en todos los sentidos.
La misteriosa historia del buque Arctic Sea, nave con bandera maltesa y tripulación rusa de 13 personas, desaparecida el pasado 28 de julio, asaltada por extraños “piratas” frente a las costas portuguesas, tal vez tenga que ver también con esta historia.
Comencemos por los últimos sucesos e intentemos ir componiendo este difícil mosaico.
El 14 de septiembre todos los medios de comunicación rusos y el New York Times informan de un gravísimo accidente en la base militar de Tambov, a unos 400 kilómetros al sureste de Moscú. Citando a la Reuters, que, a su vez, citaba la agencia RIA-Novosti, que a su vez citaba una fuente de alto nivel de los servicios secretos rusos, el New York Times escribe que “documentos secretos cruciales pueden haber sido pasto de las llamas” en un accidente en el que perdieron la vida cinco oficiales de guardia. El edificio pertenece a los “servicios secretos” y alberga “documentos secretos de importancia especial” para la seguridad nacional rusa. “El incendio -continuaba el despacho de Reuters- dañó gravemente la zona secreta del edificio”, y afectó a “unos 400 metros cuadrados”. El viceministro de Defensa, Coronel General Aleksander Kolmakov, acudió al lugar junto con altos oficiales de los servicios secretos. Todo había sucedido a las 10 de la mañana de la víspera, domingo 13 de septiembre.
Hasta aquí llegan las noticias oficiales y aquí comienzan las oficiosas, que no dejan de ser interesantes incluso después de depurarlas. Hay un sitio web, bastante conocido, que dispone de contactos discretos y probados con fuentes rusas que quieren que se sepa “más”. Se llama http://www.whatdoesitmean.com/index1275.htm y en él se recogen a menudo análisis firmados con un nombre femenino, Sorcha Faal. No sé quién será, pero del contexto y del contenido se deducen dos cosas: hay cosas ciertas en lo que dice, aunque el conjunto debe tomarse con cautela.
En este análisis se recogen afirmaciones desconcertantes. El incendio no fue accidental. Se pudo tratar de un ataque de tropas especiales contra los “búnker donde se aloja la Dirección General de la Inteligencia rusa”. ¿Qué tropas de élite? No se dice, pero se entiende que se trata de un trabajo altamente especializado. Uno o más grupos armados que “en menos de 15 minutos” habrían sido capaces de “penetrar en el perímetro de seguridad, desactivar los sistemas anti-incendio y atacar el búnker de documentos con armas incendiarias”.
Se plantean enseguida muchas preguntas. ¿Quién envió esas tropas? ¿Eran rusos? Y, si no eran rusos, ¿cómo pudieron llegar hasta el corazón de Rusia recorriendo -se supone que por aire- varios cientos de kilómetros sin que los detectaran y los detuvieran? En Rusia todo es posible, pero tampoco en Rusia existen los milagros.
¿Existe un nexo entre este episodio y los otros hechos acaecidos en las últimas semanas? Acaso se podría intentar relacionar algunos de ellos. Demos un salto atrás de varios días. El 8 de septiembre el Jerusalem Post escribe que el primer ministro Netanyahu se ha marchado con rumbo desconocido. El día 9 otro periódico israelí da con precisión una noticia sensacional: Netanyahu voló en secreto a Moscú a bordo de un avión privado. ¿Por qué? ¿Cómo? El sitio anteriormente citado aporta detalles importantes que parecen proceder de una fuente de los servicios secretos rusos. Sigamos la narración de Sorcha Faal.
Según ella, Netanyahu se precipitó a Moscú, sin advertir de antemano al gobierno ruso, para pedir la “inmediata restitución” de “todos los documentos, del equipamiento y de los agentes del Mossad capturados por las tropas de élite rusas y estadounidenses” que habían recuperado el control del buque Arctic Sea después de que un comando compuesto por israelíes y agentes fuera de control (“rogue agents”, dice Sorcha Faal) de la CIA hubiera asaltado la nave, y se hubiera adueñado de ella durante horas, tal vez días. Aquí las preguntas ya se agolpan. También las dudas.
Sin embargo, es bien probable que no sea una invención peregrina. La fuente de la FSB que narra el asunto añade detalles extraordinariamente interesantes a la vez que precisos. De acuerdo con esta fuente, en la Dirección General del FSB de Tambov se hallaban “todos los archivos operativos” recogidos por el FSB relativos a la famosa Blackwater, la corporación privada a la que Bush y Cheney confiaron importantes encargos de seguridad en Irak, pero no sólo, y a la que la CIA (tal y como resulta ahora de la investigación abierta en Estados Unidos) encargó asesinatos selectivos para liquidar a líderes y militantes relevantes en Al Qaeda. Que los servicios secretos rusos tuvieran o tengan bajo observación esta actividad es totalmente lógico. Lo ilógico sería pensar lo contrario. Lo que queda por saber es qué habían descubierto y cómo lo hicieron. Entonces, ¿qué tiene que ver con esto Netanyahu?
Volvamos, pues, a su viaje secreto a Moscú. El 10 de septiembre, por la tarde, junto con otros miembros del club de discusión Valdai (1), del que formo parte, veo al ministro de Exteriores ruso, Sergej Lavrov. En Moscú circulan sin cesar rumores sobre ese viaje y la pregunta es inevitable. Lavrov no confirma, pero tampoco desmiente la noticia. Por supuesto no dice quién ha visto a Netanyahu y el porqué, pero declara que Moscú no ha violado ninguna de las reglas internacionales del comercio de armas y que en el pasado ha abastecido a Irán de “armas rigurosamente defensivas”. Entre tanto, fuentes israelíes, inmediatamente recogidas en varios periódicos occidentales y también rusos, difunden la información de que, a bordo del Arctic Sea no había un cargamento de maderas preciosas sino de misiles S-300 destinados a Irán. Los S-300 son misiles anti-misil, o sea, armas defensivas.
Noticia extraña. De modo que Rusia mandó por ahí, por una ruta larguísima (del océano Ártico al Atlántico pasando por el canal de la Mancha hasta las Canarias, ¿para ir adónde?) un cargamento delicadísimo exponiendo su mercancía a todo tipo de riesgos (como ocurrió luego), sin poder tenerlo bajo control. Basta con mirar un mapa para entender que Moscú puede enviar a Irán lo que quiere a través del mar Caspio, que baña tanto los puertos rusos como los iraníes. Noticia improbable por tanto. Seguro que el cargamento del Arctic Sea era muy importante, pero no era el que dicen los israelíes. Y no se dirigía a Irán -he aquí la novedad de Sorcha Faal- sino “a Estados Unidos”.
Así se explica por qué intervino Estados Unidos -con tropas e información sobre la localización de la nave- en la operación de rescate del Arctic Sea.
Según la reconstrucción mencionada, la Marina militar rusa ayudada por unidades de apoyo de la marina finlandesa y de los servicios estadounidenses recuperó tres misiles dotados de cabeza nuclear del submarino nuclear Kursk, que se hundió en 2001 en misteriosas circunstancias en el Ártico. En esa tragedia perdieron la vida 118 marineros y oficiales rusos. Los rusos encargaron la recuperación de los cadáveres del Kursk a dos compañías danesas, la Mammoet y la Smit International, pero sin el permiso de tocar los misiles. Se trataba de misiles nucleares tácticos P-700 Granit capaces de hundir naves de gran tamaño, por ejemplo, portaaviones.
Según fuentes de la inteligencia militar rusa, el GRU, se cargaron los misiles en el Arctic Sea y la nave emprendió rumbo a Estados Unidos, donde los confiarían a la US Nuclear Security Administration, que debía ocuparse de su desmantelamiento en la instalación Pantex, en Texas. Todo ello siguiendo los acuerdo de desarme START-2.
El Arctic Sea, con su cargamento harto más importante que la madera, se ve atacado por “tropas de élite no identificadas”. Es obvio que no se trata de simples piratas. Aquí entran en juego servicios secretos potentes, capaces de entrometerse nada menos que en una operación conjunta ruso-estadounidense. Moscú reacciona con vehemencia inusitada. El comandante en jefe de la marina, Vladimir Visotskij, declara públicamente que “se han enviado todas las naves y unidades de la Marina rusa en el Atlántico en busca de la nave desaparecida”. El 18 de agosto, el ministro de Defensa ruso, Anatolij Serdiukov, anuncia que las fuerzas navales rusas, “en cooperación con el Comando Espacial de la Marina de EEUU”, han “recuperado el control” del Arctic Sea. Fuentes anónimas de los servicios rusos hablan de “terroristas de la CIA con pasaportes falsos estonios, letones y rusos”. Hay otra fuente no anónima, rusa, que cuenta otra versión. Se trata de Mijail Voitenko, director de una revista especializada en accidentes marítimos, la Sovfracht. Voitenko hace presente que el Arctic Sea no es una nave cualquiera de transporte, sino que está dotada de los medios más modernos de localización y comunicación. Por añadidura, en el momento del asalto de los “piratas”, la nave se encontraba en aguas donde “incluso los teléfonos celulares funcionaban”. ¿Por qué no se lanzó una alarma enseguida? El misterio se espesa. Mijail Voitenko, después de haber hablado demasiado, escapa a Turquía y declara que su vida corre grave peligro.
Volvamos ahora a Netanyahu, ya que el sitio anteriormente citado relaciona directamente a los servicios secretos israelíes con el asunto del Arctic Sea. Fuentes esta vez del ministerio de Exteriores ruso revelan que el avión privado en el que viajaba Netanyahu tenía un plan de vuelo que preveía el aterrizaje en Tblisi, Georgia, pero que -el episodio debió de suceder entre el 8 y el 9 de septiembre-, de pronto, en proximidad del espacio aéreo ruso, el piloto solicita “urgentemente” poder aterrizar en Moscú, especificando que lleva a bordo al primer ministro israelí, Netanyahu. Se concede el permiso y el avión aterriza en la base militar de Kubinka, no lejos de la capital.
Siempre según lo que cuenta Sorcha Faal, el presidente ruso Dmitri Medvedev llega deprisa al aeropuerto de Kubinka, donde encuentra no sólo a Netanyahu furibundo, sino a una completa delegación israelí, compuesta por el general Meir Kalifi, ministro para los Asuntos Militares y Uzi Arad, consejero de Seguridad Nacional de Israel. La petición perentoria a Medvedev es la “inmediata restitución de todos los documentos, del equipaje y de los agentes del Mossad” capturados por los rusos y los estadounidenses a bordo del Arctic Sea. Por lo visto, Medvedev, ya enojado por la falta de aviso, por el procedimiento insólito y por el tono empleado por sus huéspedes, replica que “la investigación está en marcha” y que “Rusia no está dispuesta a rendir cuentas a nadie”. Con toda probabilidad, se habló de más cosas, y aquí la versión de Sorcha Faal se vuelve completamente imposible de comprobar. Uno de los asuntos cuestionados, con probabilidad, habría sido una petición a Rusia para que aclare con qué armas estaría abasteciendo a Irán. Todo ello ligado al posible ataque israelí a las instalaciones nucleares iraníes. Sorcha Faal entrecomilla frases de Netanyahu de gravedad increíble, como por ejemplo: “Que Rusia se cubra el culo” y no se sorprenda cuando “nubes con forma de hongo empiecen a aparecer sobre Teherán”.
No se recoge la reacción de Medvedev. Pero tanto Medvedev como Putin, en los encuentros con miembros del Club Valdai, repitieron varias veces que toda acción de fuerza contra Irán era inaceptable y que había que desarrollar la vía de las negociaciones.
No está de más recordar aquí quién era uno de los dos acompañantes de Netanyahu en Moscú, Uri Arad. El actual Secretario de Seguridad Nacional de Israel es persona non grata en los Estados Unidos. Lo es desde que resultó en 2006 que estaba directamente implicado en el escándalo de espionaje AIPAC (American Israeli Public Affair Commitee). En ese proceso, cubierto ampliamente por la prensa estadounidense, salió a la luz que se filtraban importantes documentos de la política estadounidense respecto a Irán a través del AIPAC, y personalmente a Uri Arad, a través de un funcionario del Departamento de Defensa, Lawrence Franklin. Este fue condenado a 13 años por espionaje a favor de un Estado extranjero; condena que luego pasó a ser de 10 meses de arresto domiciliario. Pues bien, cuentan que Uri Arad fue protagonista de un escándalo añadido cuando Hillary Clinton vio a Netanyahu en Jerusalén. Hillary y sus consejeros se quedaron desconcertados al ver a Arad al lado de Netanyahu y, para evitar un incidente diplomático, propusieron que participaran sólo tres personas por parte al encuentro. Netanyahu no se inmutó y pidió al embajador israelí en Washington, Sallai Meridor, que se apartara, y se quedó con Uri Arad. Meridos dimitió días después y un portavoz de Netanyahu explicó seguidamente que la presencia de Arad era “indispensable en la cuestión iraní”. Lo indispensable que era su presencia lo demuestra la posición de Arad al respecto: “máxima disuasión”, en el sentido de que Israel “debe amenazar o atacar todo aquello que tenga importancia al respecto”, empezando “por los líderes”, y terminando con “los lugares sagrados”. (Editorial de Paul Woodward, 18 de marzo de 2009).
Cuánto hay de verdad en las revelaciones (conducidas por los servicios secretos militares rusos) según las cuales entre los archivos destruidos en Tambov figuraban también los que “confirmaban” las acusaciones contra los servicios secretos de EEUU e israelíes, formuladas por el general Mirza Aslam Beg, ex-jefe de estado mayor del ejército pakistaní, según las cuales “mercenarios privados” de la Blackwater (ahora rebautizada como “Xe”) fueron “los organizadores de los atentados contra el ex-primer ministro libanés Rafik Hariri y contra Benazir Bhutto”.
En cualquier caso, y para concluir, se puede decir con certeza que hubo un viaje de Netanyahu a Moscú, y que una cuestión semejante sólo ocurre si hay en juego acontecimientos dramáticos.
Se entiende que Netanyahu tenía una prisa extraordinaria, una semana antes de que Obama anunciase que Irán no constituye, por el momento, una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Lo que queda por saber es cuál era el objetivo del asalto al Arctic Sea y cómo fue que los servicios secretos israelíes se expusieron de modo tan abierto a una operación hostil contra Estados Unidos y Rusia. Queda también por investigar, como es obvio, el asalto (en el caso de que lo fuera) a la base secreta rusa de Tambov, sólo cinco días después del encuentro tempestuoso en Kubinka.
Nota:
(1): El Fórum Valdai es un grupo de discusión que existe desde hace algunos años y que permite a un cierto número de expertos internacionales, de "sovietólogos" de antaño, politólogos y periodistas, tomar contacto directo con los mayores líderes de Rusia con un intercambio de ideas muy franco (garantizado por las condiciones "off the record").
Fuente: http://warincontext.org/2009/03/18/editorial-we-want-the-land-not-the-people
Sobre el autor: Biografía de Giulietto Chiesa

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EEUU podría crear bases militares también en Perú


Heinz Dieterich
Rebelión
17 de septiembre de 2009

Washington expande usurpación militar al Perú

Mientras Uribe-Bush-Obama y la UNASUR negocian todavía en Quito la usurpación militar del espacio andino, Washington ya está dando el siguiente paso: la ocupación militar del Perú. En palabras del ministro de Defensa peruano, Rafael Rey: “En el Perú, la colaboración de los norteamericanos para la lucha contra el narcotráfico es muy positiva, y lamentablemente no contamos con la ayuda norteamericana para la lucha antisubversiva, que ahora se encuentra mezclada con el narcotráfico en la zona del VRAE”; el estratégico Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE).

Las palabras del funcionario, pronunciadas en una radio local, revelan el proyecto de Washington-Alan García, de expandir el Plan Colombia al corazón del Perú, cerca de la Amazonia brasileña y de la frontera con Bolivia. Rey, a cuyo juicio las bases militares de Washington en Colombia no significan “una amenaza para la región”, quiere la presencia de militares y bases estadounidenses en esa zona para una gran ofensiva de contrainsurgencia, antes de las elecciones peruanas del 2012.
Durante la guerra del Estado contra Sendero Luminoso, el VRAE se había convertido en una zona estratégica escogida por los senderistas. Sin embargo, sus represivos métodos polpotianos fueron pronto rechazados por los pequeños campesinos cocaleros que se organizaron en rondas de autodefensa. Armadas en parte por el Estado, en parte desde otras fuentes, esas rondas campesinas derrotaron a los senderistas. El gobierno adoptó el modelo y lo replicó en otras partes del país, lo que, junto con la intervención estadounidense en la contrainsurgencia y la fuerte campaña de terrorismo de Estado bajo Fujimori-Montesinos, llevó al pronto colapso del senderismo.
Con la derrota de Sendero, las organizaciones de autodefensa armada de los campesinos en el Valle de los Ríos Apurímac y Ene, quedaron latentes, pero, su status político ha cambiado desde entonces. Si ayer fueron aliados del oficialismo, hoy día son declarados enemigos del Estado (narcoterroristas), tal como dice Rey. Y, la opción que les plantea Lima es, abandonar la producción de la coca y entregar las armas que les quedan de los ochenta, o ser aniquilados al estilo del Plan Colombia. La finalidad del proyecto García-Washington es doble: a) crear condiciones políticas-militares represivas que garanticen que el ascenso del movimiento de masas peruanas no lleve a un candidato presidencial popular al poder, sino a una figura oligárquica; b) facilitar que el expansionismo militar monroeista pueda llegar al Cono Sur.
La ejecución del proyecto comenzó en el 2008 con el llamado Plan de operaciones Excelencia 777, que militarmente tiende a la recuperación de la zona de Vizcatán y políticamente a la preparación psicológica de la sociedad peruana de que será necesario recortar ciertas libertades políticas para derrotar a los “narcoterroristas”. El reciente derribamiento de un helicóptero ruso MI-17 por los senderistas fue un importante catalizador en esta campaña.
Para la población campesina del VRAE, el dilema es diabólico. Si dejan de producir la coca, pierden su medio de subsistencia. Si se enfrentan al gobierno militarmente, se exponen a una campaña de terrorismo de Estado como la que ejecutó Washington vía Fujimori-Montesinos en su momento y que ahora se aplicaría con mejor tecnología y mayor participación del Comando Sur, tal como sucede en Colombia.
Ante este dilema, la salvación de la gente sólo puede ser política. Necesitan un gran frente nacional unido que puede llevar un candidato popular y responsable a la presidencia peruana en las elecciones del 2012. En lo inmediato, deberían buscar el apoyo de los presidentes latinoamericanos progresistas y, por supuesto, de los movimientos sociales e intelectuales críticos de la Patria Grande, para que hagan valer su influencia en las nacientes estructuras del Estado sudamericano.
La terrible amenaza de una nueva guerra sangrienta reaccionaria en el corazón del Perú nace de la agenda hemisférica del imperio y de sus oligarquías. Por eso, el diabólico plan de Washington y Lima solo puede ser parado a nivel hemisférico.

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La policía reprime a manifestantes al frente de la embajada brasileña en Tegucigalpa


Fuerzas militares interrumpen la señal del Canal 36 hondureño

22-09-2009
Telesur

La policía hondureña inició este martes por la mañana las acciones represivas contra las cientos de personas que se mantienen alrededor de la embajada brasileña en Tegucigalpa, donde se encuentra el presidente legítimo de Honduras, Manuel Zelaya, que regresó el lunes de manera sorpresiva a su país.

La corresponsal de teleSUR en Honduras, Adriana Sívori, comentó que las Fuerzas Militares se ubicaron en las cercanías de la sede diplomática para cumplir con la orden de despejar la zona.
Agregó que alrededor de 25 hombres mantienen rodeada la zona y se reportan hasta el momento varios heridos y detenidos.
Las acciones empezaron a las 05:30 horas locales (10h30 GMT), según informó el mismo Zelaya que se mantiene dentro de la embajada.
La represión se hace durante un toque de queda decretado por el Gobierno de facto, liderado por Roberto Micheletti, que comenzó a las 16.00 hora local (22.00 GMT) del lunes hasta las 18.00 local (00.00 GMT) de este martes.
La acción policial se une también al cierre de los cuatro aeropuertos internacionales que tiene Honduras, tras el regreso de Zelaya, con el fin de que el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, no entre a la nación.
De hecho el jefe del organismo aplazó el viaje que tenía previsto al país centroamericano por esta decisión del gobierno de facto.Manuel Zelaya regresó a Tegucigalpa este lunes luego de 86 días tras el golpe de Estado que recibió en junio. Permanece en la embajada de Brasil mientras se crean las condiciones para lograr el diálogo con los representantes ilegítimos y lograr la retoma del poder.
Por otro lado, el director del Canal 36 de Honduras, Esdrás Amado López, denunció este martes la interrupción en el servicio eléctrico de la planta televisiva y en otros medios de comunicación de ese país, por parte del gobierno de facto de Roberto Micheletti.
En entrevista exclusiva para teleSUR, el director informó de todos los ataques recientes que ha sufrido por parte del régimen.
"No sólo hemos recibido amenazas, hemos sido víctimas de agresiones, nuestros transmisores fueron destruidos con químicos potentes, además lanzaron bombas lacrimógenas y sometieron a nuestro personal que trabaja en nuestras antenas repetidoras", denunció.
Aseguró que la estrategia de la Inteligencia Militar, bajo órdenes de Micheletti, es interrumpir el servicio eléctrico para impedir que el pueblo hondureño e internacional tenga la oportunidad de estar informado de las represión de la cual son víctimas los manifestantes que permanecen en la embajada brasileña de Tegucigalpa, donde se encuentra Manuel Zelaya,
"Desde ayer (lunes) desde las cinco y media de la tarde nos cortaron la luz", expresó.
López acusó específicamente al Teniente Coronel Óscar Castro y al teniente Castillo, quienes son los que han "miltarizado y secuestrado los servicios de energía eléctrica" tanto para canal 36 como la ambajada de Brasil.
"Pido respetuosamente al Jefe de Estado mayor, Romeo Vásquez, que le comunique a sus subalternos que por favor no nos saquen del aire", expresó.
Con respecto a las denuncias de actos de violencia por parte de fuerzas militares que en este momento están reprimiendo la concentración que se encuentra apostada frente a la embajada de Brasil en Tegucigalpa aseguró que "esto tiene que ser un debate de ideas en donde prevalezca la razón y no nos imponga una situacion de fuerzas".El director del canal aseguró que Radio Globo, estación hermana del canal que representa, también está sufriendo las interrupciones de luz, "pero ellos (refiriéndose a los directivos de la estación) están haciendo lo propio para salir al aire, están sufriendo la misma represión".http://www.telesurtv.net/Se puede seguir en directo el asedio a la embajada, desde la clandestinidad, a través de: http://www.radioglobohonduras.com/ http://www.rebelion.org/%3Cbr%20/%3Ehttp://radioeslodemenos.blogspot.com/%20Otros enlaces:http://hablahonduras.com/ http://www.medioscomunitarios.org/honduras/pag/index.php http://www.tvpts.tv/enhondurasnopasaran/Entrevista de Radio Caracol a Manuel Zelaya: Manuel Zelaya dice que está en peligro y que tienen embajada de Brasil “rodeada (http://www.caracol.com.co/oir.aspx?id=882992)

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Ecuador: El discurso cambia, el intervencionismo se mantiene



por Yomar Bravo
21 de septiembre de 2009
DesdeQuito (Ecuador)

Dos discursos: uno a nivel internacional y otro al interno del país. Correa intenta aparecer en el contexto mundial como nacionalista y anti yanqui, pero al interior la realidad es otra:persigue a las organizaciones populares.

El discurso de Correa frente a la UNASUR: defensor de la soberanía, nacionalista y anti yanqui, contrasta con las buenas relaciones que mantiene con los Estados Unidos ¿es una manera de mostrar buen comportamiento por la tolerancia y silencio gringo al proyecto de la revolución ciudadana? Por debajo están casi intactos los tentáculos norteamericanos que a través de diversas tácticas sigue buscando, no solo en el país, sino en América Latina la reversión de los cambios que se viven en la región.
En Ecuador varias instituciones imperialistas como Usaid, DEA, CIA, y diversas Ong’s en áreas educativas, de salud, sociales, tienen la labor no solo de intervenir económica e ideológicamente, sino como lo ha denunciado en varias ocasiones Correa, de ser espías. Por ello, resulta incomprensible que el pasado 25 de agosto los gobiernos de Ecuador y Estados Unidos suscribieran tres instrumentos bilaterales con el fin de mantener “los estándares de efectividad en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado”, lo que significa cerca de 7 millones de dólares adicionales a los 43 millones que Estados Unidos aportó el año pasado. ¿Con qué intenciones invierte esa suma EEUU?
La sección antinarcóticos de la Embajada estadounidense se mantendrá, así como dos acuerdos para el trabajo de la DEA y del Departamento de Seguridad Nacional. “Es una manera de formalizar lo que hemos estado haciendo, pero no ha estado por escrito”, manifestó la embajadora norteamericana. Tomando en cuenta estas palabras, hay que concluir que no ha pasado nada, las actividades de agresión contra los pueblos y trabajadores del Ecuador se mantienen y acrecientan, bajo la cortina de la lucha contra el narcotráfico.
Estas enmiendas modifican levemente un convenio ya existente: “Fortalecimiento de la Capacidad Institucional de la República del Ecuador para controlar la producción y tráfico de drogas ilícitas”, firmado en septiembre de 2002. Una de las enmiendas se encamina a la capacitación técnica, donación de equipos de comunicación y otro tipo de equipamiento; y la provisión de cursos especializados de capacitación, para la lucha contra el narcotráfico y delitos conexos.
Además se permite crear unidades de investigación para neutralizar, desmantelar y procesar a las redes del crimen organizado; el apoyo al Ecuador en la conformación de Unidades de Investigaciones Antidrogas Sensitivas en la lucha contra las drogas y el crimen “transnacional” organizado de manera “soberana”. Promueve el beneficio mutuo por medio del intercambio de información. Dentro de esta carta de entendimiento la DEA juega su papel fundamental, presencia oficializada por la embajada norteamericana. A pesar de que el Gobierno ecuatoriano denunció la injerencia de la CIA en las Fuerzas Armadas y Policía nacional: las humillaciones que debían pasar los ecuatorianos frente al polígrafo, la capacidad de remover a altos mandos de estas instituciones, entre otras, ahora con estas enmiendas para la selección de personal, se debe pasar una prueba de polígrafo aplicada por personal técnico de la DEA en coordinación con personal especializado ecuatoriano, y no solo que se mantienen sino que se fortalecen los mecanismos del intervencionismo norteamericano.
Con estos antecedentes, la DEA podrá realizar operaciones conjuntas en nuestro territorio, como lo ha venido haciendo, pero ahora con un instrumento legal. Estas enmiendas, llevan acompañados el infaltable condimento del vocabulario de la revolución ciudadana para así suavizar su contenido represivo dentro de los planes del imperialismo, en miras a seguir boicoteando el proceso de cambio que vivimos, y en ese camino recabar información de luchadores sociales y populares, además de estar preparados ante las luchas de los pueblos y trabajadores del Ecuador.
Yomar Bravo


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Mueren 87 civiles en un bombardeo del Ejército yemení contra un campamento de refugiados


Dos ataques de la fuerza aérea yemení han causado 87 muertos y 40 heridos en un campamento de refugiados y desplazados de las zonas chiíes del norte de Yemen.

17/09/2009
SANA-. Testigos presenciales han manifestado que los bombardeos se produjeron ayer y que dejaron tras de sí 87 muerto y 40 heridos en un campamento de refugiados de las zonas del norte de Yemen.

Una fuente oficial yemení se negó a confirmar a AFP el balance mortal, limitándose a indicar que “el avión contempló rebeldes que abrían el fuego mientras que se mezclaban con los civiles”.El campamento se halla a unos 120 kilómetros de Sana, en una región donde se libran violentos combates entre las fuerzas gubernamentales y los zaidites chiitas desde hace más de un mes.En un comunicado llegado a AFP, la rebelión conducida por Abdel Malek al-Houthi ha denunciado “una nueva masacre cometida por el poder sanguinario”.“Aviones de tipo Mig bombardearon un campamento de desplazados situado a 25 kilómetros de Harf Sufyan (...) decenas de víctimas cayeron y los cuerpos se dispersaron sobre decenas de metros”, señala el comunicado.
“El poder sigue cometiendo masacres de civiles y desplazados, de inocentes (...) y castigar colectivamente la población”, subraya.

Pasillo humanitario seguro
En Nueva York, la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch, citando testigos, ha afirmado que al menos 87 personas, en su mayoría mujeres, han muerto en un bombardeo aéreo del ejército yemení.
Ha pedido al Gobierno yemení “que abra rápidamente una investigación para determinar la responsabilidad” de este ataque y ha reclamado a todas las partes en conflicto que respeten a los civiles.
La ONU y el Comité internacional de la Cruz Roja reclamaron ayer la apertura “cuanto antes” de un pasillo humanitario seguro que abra un acceso a millares de habitantes de la región de Saada, atrapada en medio de los combates.
“La situación no mejora, es siempre muy tensa y volátil”, mientras que los problemas de seguridad “bloquean las operaciones de asistencia de los organismos de la ONU”, ha declarado el portavoz de la Mesa de coordinación de los asuntos humanitarios de la ONU (OCHA) en Ginebra, Isabel Byrs.
“Millares y millares de personas necesitan comida, refugio y cuidados médicos, y dependen mucho de la ayuda humanitaria”, ha explicado la portavoz del CICR, Dorothea Grimitsas.
Según la ONU, desde 2004, se ha desplazado a aproximadamente 150.000 personas en el norte de Yemen, 55.000 de ellos, desde la ofensiva del Ejército del 11 de agosto.

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La última maniobra extrajudicial de la farmacéutica Pfizer


1.600 MILLONES DE EUROS PARA NO IR A JUICIO

La historia de la mayor farmacéutica del mundo está cuajada de actuaciones fuera de la legalidad. A golpe de chequera, el laboratorio se ha sacudido todas las causas judiciales pendientes por la promoción comercial fraudulenta de cuatro de sus medicamentos. No ha sido juzgado por los posibles daños en la salud de las personas que los ingirieron.
MIGUEL JARA
(Autor de Traficantes de salud y del blog migueljara.wordpress.com)
17 de septiembre de 2009.

Ilustración: Irene Cuesta

Tiene algo de obsceno esto de la compra de ‘injusticia’ por parte de Pfizer. Al fin y al cabo, pagar para que no se produzcan juicios es comprar la Injusticia. Tiene algo de medieval, de un tiempo en que los señores feudales imponían su ley por el simple hecho de ser los más fuertes económicamente. Éste ha sido el acuerdo extrajudicial alcanzado entre una administración pública y la multinacional farmacéutica de mayor monto en la historia: 1.600 millones de euros. No será el último. En realidad, es costumbre en el sector que cuando un laboratorio o grupo de ellos ha creado los suficientes problemas como para enfrentar la Justicia el primero prefiera llegar a un acuerdo previo a los tribunales. Se buscan dos objetivos principales. El primero, ahorrarse dinero: por alta que sea la cifra a pagar suele ser menor que la que deberían asumir en caso de celebrarse los juicios. Segundo, cuidar la imagen corporativa: aparecer una sola vez en la prensa por motivos que socavan con tanta claridad la imagen de una empresa es menos malo que exponerse a ser ’percha informativa’ de los periodistas durante los muchos meses que, de celebrarse, dura un pleito de estas características.

Uno de los medicamentos por los que Pfizer se ha visto obligada a pagar al Departamento de Justicia del Gobierno de EE UU para evitar juicios por realizar propaganda engañosa y prescribir el medicamento para otros usos es Bextra (valdecoxib). Conocido como la ‘superaspirina’, este medicamento para la artritis, la artrosis y el dolor agudo, multiplicaba al menos por dos el riesgo de infartos de miocardio y cerebrales. Un estudio de la la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) en EE UU, indica que lo triplicaba. Pertenece a la familia de los coxib, como Celebrex, un grupo de medicamentos modernos muy conocido entre médicos, y sobre todo farmacéuticos y farmacólogos, por ser especialmente peligroso para la salud.

Fíjense que el acuerdo entre el Gobierno estadounidense y Pfizer es por propaganda fraudulenta de varios medicamentos, no por los daños que pueda haber provocado en la salud Bextra, cuando su fórmula es básicamente la misma que la de un medicamento retirado por mortal en 2004: Vioxx.

La sombra alargada de Vioxx
En 2004, el laboratorio Merck retiró ’voluntariamente’ su antiartrítico Vioxx (rofecoxib), dado que se demostró que Vioxx podía causar infartos de corazón y cerebrales en sus consumidores, como así fue en cientos de miles de personas con los resultados funestos que pueden imaginar. Vioxx se lanzó al mercado en EE UU en 1999 y fue comercializado en más de 80 países. Las ventas mundiales en 2003 fueron de 2.500 millones de dólares, según datos de la propia corporación. La prohibición del preparado de Merck puso en el punto de mira a sus primos hermanos: Celebrex, del que la Agencia Española de Medicamentos emitió en diciembre de 2004 una nota desaconsejando su uso en personas con problemas cardiacos, pero sin retirarlo; o Bextra, que en España no llegó a venderse y fue retirado en 2005 del mercado por los riesgos de infarto ya comentados. Ambos medicamentos eran fabricados por Pfizer con el mismo principio activo (coxib). Es muy difícil entender entonces cómo Celebrex continúa ofreciéndose en las farmacias de medio mundo para “aliviar el dolor”. ¿Cuándo se decidirán las autoridades sanitarias a promover pleitos por los daños en la salud que pueda estar provocando el Celebrex de Pfizer?

El fabricante de Vioxx conocía sus riesgos tras realizar el ensayo APROVe, siglas en inglés de Prevención de Pólipo Adenomatoso con Vioxx, pero ocultó a la FDA esos trabajos para poder comercializarlo. Las agencias del medicamento, como la estadounidense o la europea, aunque parezca mentira, no realizan estudios independientes sobre los fármacos para los que los laboratorios les solicitan licencia, se limitan a revisar la documentación sobre dichos medicamentos que les presentan los fabricantes. La FDA ha calculado que por la ingesta de Vioxx se produjeron 27.000 casos de infarto y muertes súbitas desde 1999 sólo en EE UU.


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Cobayas humanas
En 1996, la farmacéutica más poderosa del mundo ensayó ilegalmente su nuevo antibiótico Trovan (trovafloxacino) en 200 niños del Estado nigeriano de Kano, durante una epidemia de meningitis. Un total de 11 niños murieron y decenas sufrieron daños graves, incluso cerebrales. Más de 11 años después las autoridades de Kano y el Gobierno nigeriano iniciaron una demanda judicial (civil y penal) por la que pedían 7.000 millones de dólares y sentar en el banquillo a tres directivos de la compañía. El acuerdo extrajudicial del caso, que casi con toda seguridad inspiró la novela de John Le carré El jardinero fiel, se estancó por los desacuerdos sobre las responsabilidades y compensaciones a las víctimas. En abril de este año, el diario The Independent informó de un posible acuerdo final, pero éste no fue confirmado.


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El caso Neurontin
Pfizer ya fue hallado culpable y pagó 430 millones de dólares en 2004 por promocionar el antiepiléptico Neurontin (gabapentina) para patologías tan dispares como el déficit de atención, las migrañas o el trastorno bipolar. En un solo año, sin embargo, Neurontin llegó a recaudar para la compañía 2.700 millones de dólares: el 90% de las recetas no correspondían a ninguna de las indicaciones aprobadas por la FDA. Según IMS Health, una compañía que compila datos de venta del mercado farmacéutico en todo el mundo, en el Estado español, entre abril y junio de 2002, Neurontin fue recetado sobre todo para dolencias psicológicas, como la depresión y las fobias, y para otros trastornos, como la adicción al alcohol e incluso el tratamiento de ciertos herpes y diabetes. Recetas médicas, se entiende, con ‘premio’ para el facultativo que las firma.


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A dios rogando...
La compañía que fabrica el medicamento más vendido del mundo, Lipitor, para el colesterol, y la famosa Viagra, tiene varios programas de acción social. Durante 2009 sorprendió con el ofrecimiento gratuito durante un año de medicamentos a los estadounidenses en paro. Cuidar la imagen corporativa es una prioridad para Pfizer. Por ello, en lugar de enfrentar cada una de las demandas pendientes prefiere pagar la última gran multa que, como ha señalado la propia compañía, no tendrá un impacto en su cuenta de resultados, porque ya fue descontada en el balance del ejercicio de 2008. La mayor multa de la historia de las farmacéuticas apenas ha despeinado al gigante. Los títulos del laboratorio estadounidense, en pleno proceso de consolidación y fusión con su rival Wyeth, no han sufrido casi variaciones.

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¿Cree usted en el big-bang, sí o no? (Parte IX)


18 de septiembre de 2009
Ricardo Vicente López
(Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Deberíamos ahora poder estar en condiciones de comprender que el modelo de universo que nos enseñaron, y que se presentaba como el paradigma de la racionalidad científica, no era más que un sistema acorde con la proyección de la mentalidad moderna de sus comienzos (siglos XVII y XVIII).

La burguesía europea, que se iba haciendo cargo de la conducción del nuevo mundo, necesitaba un paradigma de conocimiento de la naturaleza, y del universo en su conjunto, que proyectara sobre el mundo humano la necesidad del orden, de la estabilidad y de la predictibilidad del futuro, para su evolución posterior continua y sostenible en el tiempo. El lema del positivismo enlazaba la idea de orden a la idea de progreso. Ese orden se oponía a la idea de todo cambio que hiciera tambalear las bases de la sociedad que ya se había impuesto. La aguda frase de la novela El Gatopardo: «Que algo cambie para que todo quede como está» expresaba con una maravillosa claridad qué se intentaba decir con progreso: una evolución controlada por el poder que no altere el orden dominante. El progresismo de la burguesía europea aceptaba toda modificación que no atentara contra la estructura fundamental de la sociedad establecida: el capitalismo. En esto la conciencia de clase media actual es una fiel heredera de esos valores.
La ciencia que comenzó a asomar en los albores del siglo XX rompió con el paradigma dominante. Al cuestionar la ciencia de esa cultura obligaba a rever todo lo dicho. «El desarrollo espectacular de la física del no-equilibrio, de los sistemas dinámicos inestables, asociados a la idea de caos, nos obligan a revisar la noción de tiempo que se formuló desde Galileo. Después de tres siglos, la física ha venido a encontrarse con el tema de la multiplicidad de los tiempos. La física de hoy no niega el tiempo; es más, reconoce el tiempo irreversible de las evoluciones hacia el equilibrio, el tiempo bifurcante de las evoluciones por inestabilidad y hasta el tiempo microscópico que manifiesta la indeterminación de las evoluciones físicas y microscópicas».
La física clásica asociaba el conocimiento científico a la idea de certidumbre. Partiendo de ciertas condiciones iniciales conocidas se garantizaba la previsibilidad del futuro, sostenida por la repetibilidad que había verificado el pasado. Éste es el gran secreto de la predicción científica: siendo los fenómenos causales y universales, una vez descubierto su mecanismo se puede afirmar cómo se comportarán en el futuro, puesto que repetirán su constante modo de ser. Con ello se alcanzaba la certidumbre. Todo el resto: la novedad, la elección, la libertad, la actividad espontánea, eran sólo apariencias relativas al punto de vista humano.
Sin embargo, hoy ya se acepta en el mundo científico que no se pueden prever con certeza los caminos que utiliza la naturaleza: lo inesperado se presenta constantemente cuando la mirada está preparada para percibirlo. «Las grandes leyes inmutables se rinden ante la evidencia de que pequeñas diferencias, fluctuaciones insignificantes pueden trastocar todo el sistema y abrir caminos hacia un nuevo régimen de funcionamiento. Al haber aceptado que lo que prima son los sistemas inestables las leyes de la naturaleza se tornan fundamentalmente probabilistas. Expresan lo que es posible, y no lo que es "cierto"». La predicción que podemos hacer del futuro es una mezcla de determinismo y probabilidades. «El futuro es incierto, más incierto aún de lo que hacía presagiar la mecánica cuántica tradicional con la relaciones de incertidumbre de Heisenberg» nos dice Prigogine. «El futuro no puede estar determinado porque está sometido al azar, a las fluctuaciones, a las bifurcaciones y amplificaciones. Se debe esperar la posibilidad de que los sistemas sigan rumbos imprevisibles, pierdan sus condiciones iniciales y no se puedan invertir ni recobrar». Entonces, este modo de mirar la naturaleza es un verdadero reconocimiento de sus posibilidades creativas, imprevisibles, novedosas, pues eso ha sido la evolución, que por ser creativa imposibilita la predicción certera.
Avancemos un poco más. Y para ello voy repetir una cita, que ya había utilizado antes, porque creo que ahora estamos en mejores condiciones de interpretarla. Pertenece al famoso físico-matemático inglés Stephen W. Hawking quien nos informa lo siguiente: «La ciencia parece haber descubierto un conjunto de leyes que, dentro de los límites establecidos por el principio de incertidumbre, nos dicen cómo evolucionará el universo en el tiempo si conocemos su estado en un momento cualquiera. Estas leyes pueden haber sido dictadas originalmente por Dios, pero parece que él ha dejado evolucionar al universo desde entonces de acuerdo con ellas, y que él ya no interviene. Pero ¿cómo eligió Dios el estado o la configuración inicial del universo? ¿Cuáles fueron las “condiciones de contorno” en el principio del tiempo?» (subrayados míos). Debo subrayar que quien dice esto es un ateo confeso. Estas preguntas han recorrido todo el siglo pasado y lo que va de éste sin hallar otra respuesta.
Hasta que la ofreció el físico alemán Max Planck (1858-1947), premio Nobel de física 1918. Éste descubrió una constante de difícil explicación (yo, al menos, no puedo) por la que se pudo determinar que todos los cálculos, mediante los cuales se descubrió el origen del universo, se enfrentaban a una ecuación sin solución. A esto se le llamó el Muro de Planck, que sostiene que llegado a un punto de la ecuación, que retrogradaba en el tiempo calculando la evolución del universo, no se podía avanzar más. Este momento correspondía a un tiempo definido como 10 segundos a la potencia - 43 (1 precedido por 43 ceros de segundo) posterior al gran estallido. Se podía definir matemáticamente todo el proceso posterior, pero ese menos que un segundo, tiempo infinitesimal, se planta como una barrera para el cálculo y no pudo ser rebasado. Todo lo que quedó antes de esa porción de segundo se presentaba como un muro para el conocimiento humano.
Sigamos con Hawking: «¿Por qué es el universo como lo vemos? La respuesta es, entonces, simple: si hubiese sido diferente, ¡nosotros no estaríamos aquí!... El hecho notable es que los valores de esas cantidades (de materia originaria) parecen haber sido ajustados sutilmente para hacer posible el desarrollo de la vida... Esto puede tomarse o bien como prueba de un propósito divino de la Creación y en la elección de las leyes de la ciencia, o bien como sostén del principio antrópico fuerte» (subrayados míos). Lo que intento rescatar ahora es la apertura mental para que este fenómeno, el origen del cosmos, pueda ser interpretado desde diferentes ópticas. No aparece una cerrazón dogmática que niega toda otra posibilidad de comprensión. Cuando hace referencia al principio de incertidumbre, poco después, comenta: «El principio de incertidumbre tiene profundas implicaciones sobre el modo que tenemos de ver el mundo. Incluso más de cincuenta años después, éstas no han sido totalmente apreciadas por muchos filósofos, y aún son objeto de mucha controversia».
Quiero, además, subrayar un segundo aspecto. Repárese en el significado de esta frase: «El hecho notable es que los valores de esas cantidades (de materia originaria) parecen haber sido ajustados sutilmente para hacer posible el desarrollo de la vida». ¿Qué nos está diciendo con “ajustados sutilmente”? Veamos. Nuestro científico presenta como excepcionales las condiciones iniciales del universo. Si es así es porque no responden a ninguna causa previa conocida, es una novedad, un fenómeno imprevisible de la materia cósmica. Hawking la denomina una singularidad. Este concepto lo utilizó en su tesis doctoral sobre el tema de los agujeros negros a los que definió así. Es decir, escapa a toda ley que pueda explicar el fenómeno. ¿Cuál es esa singularidad que presenta ese inicio del proceso? La describe con estas palabras: «¿Por qué comenzó el universo con una velocidad crítica de expansión tan próxima a la velocidad crítica, que separa los modelos que se colapsan de nuevo de aquellos que se expansionan indefinidamente, de modo que incluso ahora, diez mil millones de años después, está todavía expandiéndose aproximadamente a la velocidad crítica? Si la velocidad de expansión de un segundo después del big-bang hubiese sido menor, incluso en una parte en cien mil billones, el universo se habría colapsado de nuevo antes de que hubiese alcanzado nunca su tamaño actual».
Sigamos con el análisis de este tema, tal como nos lo ofrece Hawking. Y debo decir, como experiencia personal, que la lectura de estas explicaciones me suena tan cercanas a las de algunos teólogos exponiendo argumentaciones sobre el misterio de Dios. Percibo un terreno muy similar y modos de pensamiento muy cercanos. Repásese si no lo expuesto en la nota anterior e inténtese alguna comparación. El académico francés Jean Guitton (1901-1999) se pregunta, ante problemas como éstos, «¿Por qué hay algo más bien que nada? ¿Por qué apareció el universo? Ninguna ley física deducida de la observación permite responder a esas preguntas». Sin embargo esa misma observación posibilita la descripción del proceso evolutivo del universo, tal como ya hemos visto. Permite sostener que una cantidad de materia (o lo que fuera ese momento originario) que algunos científicos comparan con una pelota de tenis dio lugar al universo que conocemos después de 15.000 millones de años aproximadamente. Entonces esta explicación, que puede parecernos científicamente tan clara, cuando nos detenemos a analizarlas desde nuestra limitada capacidad mental, frente a la de los grandes matemáticos y físicos, ¿suena tan diferente al «Hágase la luz»? ¿No debemos reconocer un gran prejuicio en aceptar un modo de describir y no el otro? Sobre todo cuando no entendemos ninguna de los dos.
No quiero ser cargoso, pero adviértase en la cita anterior de Hawking como nos explica la singularidad que ha hecho posible el universo actual. Una variación de la velocidad crítica dice hubiera imposibilitado su existencia actual. ¿Cuál es el nivel de tolerancia a las variaciones? Si «hubiese sido menor, incluso en una parte en cien mil billones, el universo se habría colapsado de nuevo antes de que hubiese alcanzado nunca su tamaño actual». No es necesario detenerse a pensar en esa infinitesimal fracción de tiempo porque nuestra mente no lo puede tolerar, es impensable. Pues bien, nuestro universo no sólo se inició sobre una inestabilidad tan crítica, sino que todavía hoy se mantiene dentro del mismo excepcional régimen. No quiero aparecer como irrespetuoso con respecto a científicos extraordinarios, premios Nobel la mayoría de ellos, que han hecho aportes prodigiosos para arrojar algo de luz sobre tan fantástico acontecimiento como ha sido el origen del universo, pero uno podría decir, con un tono irónico pero respetuoso, ¿Qué diferencia hay con los sabios bizantinos que discutían la cantidad de ángeles que podían caber en la cabeza de un alfiler? No se entienda que estoy menospreciando los conocimientos científicos. Digo que, para seres como nosotros tan alejados de la formación científica de los autores citados, la distancia entre un tipo de afirmaciones y otro se nos hace difícil de apreciar.
Entonces, ¿por qué se puede sostener con tanta certeza la verdad de unos y la ignorancia de otros? Debo volver a insistir en la fuerza poderosa de los paradigmas dominantes y la subordinación cultural que se exhibe frente a ellos. Por ejemplo, se puede citar con aires de saber de qué se trata una teoría científica como las que hemos estado viendo (entendiendo bastante poco de que se trata) y denigrar las especulaciones teológicas que tampoco se entienden si no se estudian detenidamente. Mi punto entonces es señalar cuánto prejuicio sobrevuela culturalmente que queda oculto por una certeza sin el debido fundamento. La fe no desapareció en la modernidad, sólo se corrió de objeto al que se dedicó.
Pasemos ahora a otro problema de características similares a las que hemos analizado. Si el origen del universo está sumido en una nebulosa, hasta hoy, que no permitió una explicación convincente (digo el origen no su existencia posterior sobre la cual quedan pocas dudas) otra situación parecida se da con la aparición del hombre. Volvamos entonces a la cita ya utilizada de Hawking: «El hecho notable es que los valores de esas cantidades (de materia originaria) parecen haber sido ajustados sutilmente para hacer posible el desarrollo de la vida... Esto puede tomarse o bien como prueba de un propósito divino de la Creación y en la elección de las leyes de la ciencia, o bien como sostén del principio antrópico fuerte» (subrayados míos). Nos habíamos detenido en el “ajuste sutil”, pasemos ahora a analizar cuál era el propósito de tal sutileza que aparece en la continuación de la frase: «para hacer posible el desarrollo de la vida». ¿Qué debemos entender? Arriesgo una respuesta: «En el cálculo de la velocidad de expansión, tan sutil que el menor error hubiera abortado todo el proceso, hacia una masa nebulosa o hacia la contracción inicial de la materia, estaba presente la idea [¿idea?] de desarrollar la posibilidad de la vida en un planeta diminuto, casi una piedrita dentro de la inconmensurablidad del universo».
Creo estar oyendo las críticas de lectores atentos y cultos ante tal afirmación. Pero sugiero que se lea detenidamente lo que dice el investigador, yo sólo interpreto. Pero debemos seguir leyendo, puesto que agrega: «como sostén del principio antrópico fuerte». Pero ¿qué es el principio antrópico? Transcribo la explicación de Hawking: «Como se explicó anteriormente, para llegar a donde estamos tuvo que formarse primero una generación previa de estrellas. Estas estrellas convirtieron una parte del hidrógeno y del helio originales en elementos como carbono y oxígeno, a partir de los cuales estamos hechos nosotros. Las estrellas explotaron luego como supernovas, y sus despojos formaron otras estrellas y planetas, entre ellos los de nuestro sistema solar, que tiene alrededor de cinco mil millones de años. Los primeros mil o dos mil millones de años de la existencia de la Tierra fueron demasiado calientes para el desarrollo de cualquier estructura complicada. Los aproximadamente tres mil millones restantes han estado dedicados al lento proceso de la evolución biológica, que ha conducido desde los organismos más simples hasta seres que son capaces de medir el tiempo transcurrido desde el big-bang».
Bien, ¿qué es lo sorprendente de este proceso? Parece que suena como un encadenamiento de fenómenos, casuales o causales, que se fueron desarrollando por combinaciones de los diferentes elementos que conforman la materia cósmica. «El hecho notable es que los valores de esas cantidades parecen haber sido ajustados sutilmente para hacer posible el desarrollo de la vida. Por ejemplo, si la carga eléctrica del electrón hubiese sido sólo ligeramente diferente, las estrellas, o habrían sido incapaces de quemar el hidrógeno y el helio, o, por el contrario, no habrían explotado… parece evidente que hay relativamente pocas gamas de valores para las cantidades que permitirían el desarrollo de cualquier forma de vida inteligente. La mayor parte de los conjuntos de valores darían lugar a universos que, aunque podrían ser muy hermosos, no podrían contener a nadie capaz de maravillarse de esa belleza» (subrayados míos). Terminemos de escandalizarnos: «Por el contrario, si el estado inicial del universo tuvo que ser elegido con extremo cuidado para conducir a una situación como la que vemos a nuestro alrededor, sería improbable que el universo contuviese alguna región en la que apareciese la vida» (subrayados míos). Creo que está claro, menos mal que es nada menos que Stephen Hawking quien lo dice.
Basado en las comprobaciones a que ha arribado la física cosmológica de hoy, tal como las que hemos leído, el profesor de la Universidad de Lovaina, Georges de Schrijver, concluye: «En otras palabras, vivimos en un universo muy especial, en el que son posibles la vida y la inteligencia. Así, buscamos los pasos que permiten, en la evolución del universo, el hecho de nuestra existencia. Esto no refleja necesariamente una perspectiva antropocéntrica. Más bien subraya la necesidad que tenemos de darnos cuenta de que pertenecemos a un cosmos que tiene el poder de “generarnos”. Existe una profunda conexión entre el modo en que la materia llegó a procesarse en el cosmos y nuestra vida inteligente basada en el carbono». Lo que he pretendido demostrar con lo expuesto es que no hay un abismo entre la ciencia y otros modos del saber, como la teología, sino que se está frente a un campo de conocimiento en el cual no hay fronteras claras que separen un modo del otro.
Ver también:
- ¿Cree usted en el big-bang, sí o no? (Parte VIII)
- ¿Cree usted en el big-bang, sí o no? (Parte VII)
- ¿Cree usted en el big-bang, sí o no? (Parte VI)
- ¿Cree usted en el big-bang, sí o no? (Parte V)
- ¿Cree usted en el big-bang, sí o no? (Parte IV)
- ¿Cree usted en el big-bang, sí o no? (Parte III)
- ¿Cree usted en el big-bang, sí o no? (Parte II)
- ¿Cree usted en el big-bang, sí o no? (Parte I)

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