jueves, 28 de mayo de 2009

Comentario de Cuarenta Hadices -II


Sharhe Chehel Hadiz
Imam Jomeiní
Traducción de Raúl González Bórnez

Primer hadiz
El combate del ego II


Segunda estación

El combate entre los ejércitos del bien y del mal en el alma de la persona

Debes saber que existe otro territorio y otra estación para el alma de la persona, que es su territorio interior y su esfera angélica (malakút), en la que los ejércitos de su alma son más numerosos e importantes que en el territorio exterior y el combate y el enfrentamiento entre los ejércitos del bien y del mal en él son de mayor importancia y la victoria en esa esfera es de mucha mayor importancia. No sólo eso, sino que todo lo que existe en el territorio exterior desciende de éste y se manifiesta en el reino terrenal (mulk) y si uno de los ejércitos del bien o del mal triunfa en ese territorio, triunfa también en éste.



Los grandes maestros de la gente de la senda espiritual y del comportamiento moral conceden una gran importancia al combate del ego en esta estación, hasta el punto de que pueden llegar a considerarlo la fuente de todas las felicidades y penalidades, de todos los grados y percepciones.
La persona deberá tener mucho cuidado de sí misma en este combate.
Es posible, Dios no lo quiera, que, habiendo sido derrotados los ejércitos del bien en este territorio y habiéndolo dejado libre a las fuerzas usurpadoras y pecadoras de los ejércitos del mal, el ser humano sea destruido para siempre y sin remedio y su estado no pueda ser alterado por la intercesión de los intercesores. No tan solo que el Más misericordioso de los misericordiosos le observe con dureza y enfado ¡Que Dios nos proteja de algo así! sino que los encargados de interceder por él le consideren un enemigo. ¡Ay de aquel para quien su intercesor se convierta en su enemigo!
Sólo Dios sabe los castigos y las tinieblas, las dificultades y desgracias que se siguen del enfado de Dios y de la enemistad de los amigos de la verdad, frente al cual todos los fuegos del Infierno y todos los árboles de Zaqúm, y todas las serpientes y escorpiones de él no son nada.
Dios no permita que todo lo que han dicho los filósofos y los gnósticos y la gente de la práctica y de la senda espiritual respecto a tales castigos caiga sobre nuestras cabezas, pobres individuos débiles y desvalidos, pues, frente a ellos, todos los castigos que podáis imaginar son nada y todos los infiernos de los que habéis oído hablar, frente a esto, son misericordia y Paraíso.
Normalmente, las descripciones del Paraíso y del Infierno que se hacen en el Libro de Dios y en las noticias de los Profetas y los Santos son el Paraíso y el Infierno creados para recompensar los buenos y malos actos.
A veces, también se hacen ligeras referencias al Paraíso y al Infierno moral, que posee una mayor importancia; y, a veces, también, al Paraíso del Encuentro (Besht-e Liqá) y al Infierno de la Separación (Yahannam-e Feráq) que son los más importantes, pero todo tras un velo y para su gente.
Tu y yo no somos de sus gentes, pero es bueno que no lo neguemos y que tengamos fe en todo lo que han dicho Dios Altísimo y los santos (Awliyah). Es posible que esta fe ligera sea también útil para nosotros.
A veces, es posible también que negar sin sentido y rechazar sin razón y sin conocimiento y entendimiento tenga muchísimos perjuicios para nosotros y este mundo no es un lugar en el que podamos percibir esos perjuicios.
Por ejemplo, no taches de vanas y fantasiosas las palabras que escuches de tal filósofo o de tal gnóstico o de tal asceta, simplemente porque no son de tu gusto o no se ajustan a tu manera de pensar. Puede que tal idea tenga su fuente en el Libro de Dios y en la sunna y la razón y tú no llegues a comprenderla.
Puede que un doctor de la ley emita un juicio, por ejemplo, sobre compensaciones económicas a cambio de ofensas cometidas, que tú no conozcas bien y, sin revisar las pruebas, tú lo rechaces. O que un viajero hacia Dios o un gnóstico de Dios digan algo relativo a los conocimientos divinos o relativo a los estados del Paraíso y del Infierno y que tú, sin revisar sus fuentes y pruebas, lo rechaces. Es fácil que le ofendas o que seas impertinente con él. Es posible que esa persona que está versada en el tema y que domina esa ciencia, posea pruebas procedentes del Libro de Dios, o de las noticias transmitidas de los Imames de la Guía, de las que tú no estás informado. Entonces, habrás rechazado la palabra de Dios y del Profeta sin excusa justificable, pues es evidente que «En mi opinión no era correcto» o «Mi conocimiento no llegaba a tanto» o «Había escuchado decir otra cosa diferente a la gente del púlpito» no son justificaciones aceptables.
En cualquier caso, no nos desviemos del objetivo. Aquello que ellos han dicho sobre el Paraíso moral y sus territorios y del Infierno moral y sus fuegos, son pruebas que no estamos capacitados para escuchar.
Por tanto ¡Oh querido! Piensa, pon atención y cuidado y encuentra el camino de tu salvación y los instrumentos y medios necesarios para ello. Y refúgiate en el Más misericordioso de los Misericordiosos y pide a la Esencia Sacrosanta, en la oscuridad de las noches, con súplicas y lamentos, que te asista en este combate del ego, hasta que, si Dios quiere, salgas victorioso y conquistes el territorio de tu ser para el bien y expulses de él a los ejércitos satánicos; entregues la casa a su Dueño y Dios te otorgue felicidades, bendiciones y alegrías tales que todo lo que has oído sobre los atributos del Paraíso y la huríes y las mansiones y palacios, no sea nada comparado con ello. Pues en el dominio divino absoluto del que los amigos de Dios de esta comunidad luminosa de buscadores nos han hablado y, más arriba aun, existen cosas que ningún oído ha escuchado, ningún ojo ha visto y ningún corazón ha experimentado.

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