miércoles, 5 de agosto de 2009

Comentario de Cuarenta Hadices -XXIII


Sharhe Chehel Hadiz
Imam Jomeiní

Traducción de Raúl González Bórnez

Tercer hadiz (IV)
Vanidad (uchb)

Cuarta Parte
Acerca de las trampas de Satanás


De la misma manera en que las personas vanidosas van profundizando en el pecado paso a paso hasta terminar perdiendo la fe, van progresando en su vanidad hasta llegar al más alto grado.

Las trampas del ego y de Satanás responden a un plan determinado y premeditado. El ego no puede jamás llevar a la persona que posee temor de Dios a cometer homicidio o adulterio. Tampoco puede incitar al robo y a la estafa a una persona que posee una naturaleza honesta y un alma pura. No puede decirte desde el primer momento que tus actos buenos y tu fe en Dios suponen un favor que tú le haces a Él o que te consideres uno de los amados de Dios y de los próximos a la corte divina.
Inicialmente, penetra en tu corazón por los niveles más bajos. Te sugiere que seas extremadamente cuidadoso en la realización de los actos recomendables, en las súplicas y recitaciones. Luego hace que compares tu comportamiento con el de un pecador y te hace ver que tus actos, desde el punto de vista de la ley islámica y de la razón son mejores que los suyos y causa de tu salvación, ya que, gracias a Dios y a Su misericordia, tú eres una persona pura y libre de vicios y pecados.
De esta manera consigue dos cosas: que tengas una mala opinión de los siervos de Dios y que te sientas satisfecho de ti mismo. Ambas destructivas y corruptoras.
Dile a tu ego y a Satanás que, posiblemente, esa persona que comete pecados posea también buenas cualidades y realice otros actos que le hagan ser perdonado por Dios Altísimo en Su misericordia y que la luz de esas buenas cualidades y obras puede que le guíen su moral y sus hábitos y le permitan corregirse y terminar sus días como un buen creyente. Puede que Dios le haya llevado a cometer pecados para que no caiga en la vanidad, que es peor aun que el pecado, tal y como vemos en un hadíz recogido en Al-Kafí:
«Fue recogido que Abu Abdel lah Yafar Al-Sadeq, sobre él la paz, dijo: En verdad, Dios sabe que cometer un pecado es mejor para el creyente que caer en la vanidad. Si no fuera así, Él no permitiría jamás que el creyente cometiese pecados.»
Y puede que mi mala opinión de otra persona sea causa de mi desvío y de que marche de este mundo habiendo extraviado mi camino.

Nuestro gran maestro y gnóstico perfecto, Sheyj Shahabadí, decía: «No dejéis que vuestro corazón tenga mala opinión ni siquiera de los que no creen en Dios. Puede que la luz de la naturaleza pura en la que Dios le ha creado termine guiándole y que vuestra condena y mala opinión haga que os extraviéis del camino recto. Ordenar el bien y prohibir el mal no tiene nada que ver con dejar que la mala opinión entre en el corazón.»
Decía también: «No debéis maldecir a un no-creyente porque no sabemos si marchará de este mundo en ese estado. Puede que antes de partir de este mundo encuentre la guía y su espiritualidad así alcanzada suponga un impedimento para nuestro propio progreso espiritual.»

El ego y Satanás tratan de llevarte al primer grado de vanidad como sea. Poco a poco te llevan de ese nivel a otro peor y de ese a otro peor, hasta conseguir que sientas que tu fe o tus buenos actos son un favor que le haces a Dios y alcances el más alto grado de vanidad.


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