viernes, 19 de junio de 2009

Irán: El líder supremo Ali Jamenei se dirige a la nación


19 Junio 2009

El líder supremo de Irán, Ayatolá Ali Jamenei, se dirigió a la inmensa multitud de participantes en la oración del Viernes de Teherán para hacer un llamamiento a la serenidad que: “Nos permita analizar con claridad lo que debemos hacer y cómo debemos hacerlo”.

Utilizó los pasajes del Corán y los ejemplos de la historia del Islam desde los tiempos proféticos para demostrar cómo, en los momentos de dificultad, es Dios quien pone la serenidad en el corazón de los creyentes, incrementando su fe y su lucidez y cómo es el recuerdo de Dios el que pone la tranquilidad en los corazones, exhortando a la calma, al análisis sereno de los acontecimiento y a recurrir al recuerdo de Dios en los actos cotidianos, para evitar que los comportamientos degenerasen y los objetivos elevados de justicia, libertad e independencia de la revolución se desvirtuasen.
Salió explícitamente en defensa de individuos concretos que en el proceso electoral han sido indebidamente calumniados, citando en primer lugar a Su Excelencia Hashemí Rafsanyaní, de quien dijo que tiene un pasado impecable de entrega y servicio a la Revoluvión Islámica, que jamás se ha beneficiado materialmente de sus cargos de responsabilidad, sino que más bien se ha perjudicado y que no ha dejado de servir al país en los tiempos del Imam Jomeini y bajo su propio liderazgo, estando a su lado en todo momento. Citó también a Ayatollah Nateq Nouri, defendiendo su nombre de las calumnias vertidas contra él.
Así mismo reivindicó la personalidad esforzada al servicio de la nación, tanto de actual presidente Ahmadí Neyad como del candidato derrotado Mir Huseyn Musawí, de quien dijo que había sido Primer Ministro durante los ocho difíciles años de la guerra impuesta, durante él tiempo en que él mismo era Presidente del país y que conocía bien su lealtad a la revolución y al país. Expresando que las divergencias en la manera de dirigir la política interior y exterior del país que los diferentes candidatos mantienen, es algo natural, causa de un debate beneficioso y educativo para la nación y en absoluto prueba de falta de lealtad de ninguno de ellos a los principio rectores de la Revolución Islámica.
En la segunda parte de su discurso, el Gobernante Islámico, llamó a finalizar con el proceso de manifestaciones de apoyo a los distintos candidatos, considerando que, una vez expresada la voluntad popular en las urnas, esas manifestaciones carecen de sentido y solamente facilitan el terreno para la actuación de elementos desestabilizadores.
“La voluntad popular se expresa en el proceso electoral y es con su voto en las urnas como el pueblo iraní decide quien debe gobernar el país, no mediante manifestaciones callejeras. Si las manifestaciones callejeras fuesen las que quitan y ponen los gobiernos en este país, entonces sí que nos encontraríamos en una situación de dictadura y no de democracia. Las demandas documentadas sobre las irregularidades que hayan podido producirse en el proceso electoral deben presentarse y ser debidamente atendidas por los organismos legalmente establecidos para el caso y así se hará.”
Aunque, en otro momento de su discurso añadió que: “Me resulta difícil de creer que hayan podido producirse irregularidades que vayan más allá de unos miles de votos. Desde luego, nada que tenga que ver con la diferencia de más de diez millones de votos que separan a los candidatos.”
Destacó que la alta participación popular en las elecciones, representaba por sí misma un triunfo grandioso del pueblo iraní y una manifestación de su confianza en el Sistema y que eran los cuarenta millones de votantes los que debían ser considerados defensores del sistema, no los veinticuatro millones que lo hicieron a favor del candidato vencedor.
Finalmente, se dirigió a los países occidentales que en este proceso habían dejado bien clara la animadversión que sienten hacia el Estado Islámico iraní, especialmente, recalcó, el Reino Unido, comentando irónicamente sus manifestaciones de preocupación por el respeto a la voluntad popular.
“¿Por qué no le preocupa el respeto a la voluntad popular en el Iraq y Afganistán invadidos militarmente? Dijo.
Comentó también las palabras del primer mandatario estadounidense expresando su preocupación por los derechos humanos en Irán, diciendo: “¿Pero acaso conocen ellos lo que son los Derechos Humanos? ¿Por qué entonces mantienen su gigantesco apoyo económico y político al Ente Sionista que viola sistemáticamente los derechos humanos del pueblo palestino?”
Y entre risitas de complicidad de los asistentes, dijo: “Fue durante el mandato demócrata, cuando era presidente ‘el marido de la señora esa que ahora habla’ que se quemó vivas en sus propias casas a los ochenta miembros de la Secta Davidí, sin dejarles posibilidad alguna de defender sus derechos. Fueron quemados vivos en sus propias casas hombres mujeres y niños. Estados Unidos no tiene autoridad moral para hablar de respeto a los derechos humanos.”
Y añadió: “El Presidente Obama nos dirige cartas en las que expresa su voluntad de establecer un diálogo amistoso y constructivo con nosotros mientras que por otro lado manifiesta que llevaban mucho tiempo esperando que el pueblo iraní se lanzase a las calles. Entonces ¿Cual de las dos palabras debemos creer? Preguntó.
Finalmente, hizo un breve repaso de los comentarios de la prensa occidental durante el proceso electoral iraní, recordando a los presentes que: “Ya tres meses antes de las elecciones les previne contra las manipulaciones de la prensa occidental que trataba de condicionar el voto de los iraníes.”
Añadiendo: “Los comentarios de la prensa occidental expresando la alta participación popular en los comicios electorales, así como el modo ordenado y pacífico en que se produjeron las elecciones dejo paso rápidamente a los que destacaban el clima de agitación y de violencia en las calles.”
Recalcando: “No dejen que la prensa occidental transforme la grandiosa victoria obtenida por el pueblo iraní en una derrota.”
Las palabras del Gobernante Islámico fueron interrumpidas continuamente por la inmensa multitud que, desbordando el gran recinto, ocupaba calles y plaza adyacentes, con gritos de respaldo a su liderazgo y de rechazo al gobierno de EEUU, al Sionismo y a los hipócritas, hasta el punto que, durante varios minutos no pudo comenzar su alocución.
La primera impresión, a la vista de la participación fuera de lo común en la oración colectiva del Viernes, ya de por sí bastante masiva habitualmente, y a la manifestación de respaldo al liderazgo que tuvo lugar al finalizar la misma, es que los creyentes iraníes, es decir, la gran mayoría del pueblo iraní, esperaba con gran expectativa las palabras de su Líder, analizando el significado de los acontecimientos que estos días han tenido lugar.
La palabras de Seyed Ali Jameneí, llamando a la calma, a la serenidad y a la reflexión desapasionada, al respeto a la legalidad establecida y la solución de las divergencias mediante los mecanismos legales establecidos, parecen poner punto final a la agitación de estos días, en las que la prensa occidental ha querido ver el principio del fin del “régimen de los Ayatolás”. Lo que una vez más demuestra como dijo Seyed Ali Jameneí: “Qué Occidente sigue desconociendo la verdadera realidad de este país y de esta revolución.”
Finalmente, repitió que: “Si elementos perturbadores pretendiesen seguir agitando la situación, entonces yo volvería a hablar con el pueblo iraní y a denunciar más claramente a sus protagonistas.”
Parece que el Sistema Islámico y el mismo Liderazgo de la República Islámica de Irán son quienes saldrán finalmente fortalecidos de todos estos acontecimientos, que han vendió a mostrar, para preocupación general de la población, las graves divergencias que dividen a la clase política del país, pero también la solidez del Sistema que ha sido capaz de permitir un proceso de agitación callejera sin perder los nervios, sin permitir que las fuerzas del orden hiciesen otra cosa que impedir los enfrentamientos entre tendencias y los actos de vandalismo y de articular los mecanismos legales capaces de resolver el contencioso entre candidatos, así como, en definitiva, la autoridad del Liderazgo, capaz de dialogar directamente con el pueblo iraní, por encima de los contendiente políticos, y de establecer la calma.


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