viernes, 1 de mayo de 2009

La alcaldesa de Cádiz otorga a Uribe un premio a la libertad


Juanlu González
29 Abril 20099
En el 2012 se celebra en Cádiz el bicentenario de la primera Constitución española aprobada durante la invasión francesa en el único bastión que quedaba fuera del dominio extranjero

esta misma ciudad y la vecina de San Fernando, dos islas unidas a la península por estrechos istmos, rodeadas de inexpugnables marismas que hoy forman parte de un espacio natural protegido. A partir de ese momento, una vez expulsadas las tropas napoleónicas, La Pepa, que es como se la conocía popularmente —el día de su promulgación coincidía con la festividad de San José— estuvo vigente durante el siglo XIX en periodos alternativos con regímenes absolutistas impuestos por las fuerzas conservadoras.

Pero hete aquí que ahora los conservadores de siempre, disfrazados bajo la denominación de liberales, quieren arrogarse la propiedad de la Constitución de 1812. No es raro oír por ejemplo a Losantos o a Esperanza Aguirre, nuestros más insignes neocons, usarla en tono grandilocuente para apelar a la unidad de España frente a la situación actual a la que califican, como poco, de disgregadora.

Así que, teniendo en cuenta cuál es el concepto de libertad que profesan estos individuos, no debe extrañarnos que doña Teófila (buen nombre para una facha) Martínez, alcaldesa de Cádiz, haya otorgado el primer Premio a la Libertad Cortes de Cádiz al peor tirano que resiste en Latinoamérica los embates del indigenismo y los movimientos sociales que abogan por la independencia política y económica frente al todopoderoso vecino del norte y por la puesta de los recursos del país a disposición de su ciudadanía y no al servicio de intereses ajenos establecidos a varios miles de kilómetros de sus fronteras.

El régimen de Uribe, ha sido denominado muchas veces como el Israel de América Latina. Conocido por sus frecuentes violaciones a los derechos humanos amparados en la lucha contra el terrorismo, tiene a bastantes decenas de sus diputados —y hasta familiares cercanos que comparte su mismo apellido— entre rejas o procesados por narcotráfico o condenados por «parapolítica», por dirigir escuadrones de la muerte paramilitares que asesinan a sindicalistas, campesinos y opositores varios que la inmensa mayoría de las ocasiones no tienen que ver con las guerrillas revolucionarias que aún operan en el país. Uribe es el responsable político de centenares de «falsos positivos» que es como se llama a los indigentes que han sido asesinados para, una vez disfrazados de guerrilleros, presentarlos como pieza cobrada para cobrar la recompensa.

Ese es el amigo de la derecha española, el insigne y máximo representante de la lucha por la libertad en América Latina. Para empezar han puesto el listón muy, pero que muy, alto. Lástima que Sharon no esté en condiciones de recibir el premio el año que viene. De seguir así, la conmemoración de La Pepa va a ser de todo menos lo que dicen representar, el triunfo definitivo del absolutismo, eso sí, disfrazado y debidamente dulcificado de algo más digerible para el populacho.

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