viernes, 6 de junio de 2008

LA FUENTE DE AGUA VIVA II

B.
(Ecos de una lectura y de una amistad)

Querido amigo:

Aquí me tienes otra vez para cumplir la promesa que te hice. En la anterior carta te contaba cómo compré aquella traducción del Corán en agosto del año pasado. Más tarde, salseando en Internet encontré tu artículo “La búsqueda espiritual de Occidente y el Nuevo Orden Mundial”. Como ya te dije antes, ese artículo tuyo me impresionó porque yo pienso y siento lo mismo. Me identifiqué mucho con lo que decías en él, así que después de muchas dudas, te mandé el primer mensaje. La verdad es que pensaba que me ibas a mandar a freír churros, o que simplemente me ignorarías. O como mucho, una respuesta correcta y de compromiso.
En la tradición Zen se resalta mucho la importancia de insistir en aquello que deseas realmente, y de hacerlo con sinceridad y cortesía, así que yo intenté hacer lo mismo, darte información sobre mí y ser un poco pelma.
Creo que está mereciendo la pena, por lo menos para mí, pues no es lo mismo leer en un libro de Henry Corbin o de cualquier otro autor las reflexiones de los teólogos y místicos musulmanes que hablar directamente con uno de ellos, y además en mi lengua materna. Estarás de acuerdo conmigo que tú eres un puente entre dos mundos culturales y religiosos que durante muchos siglos han estado alejados y casi siempre enfrentados a muerte.
Vuelvo a recordar aquí tus palabras, las que me animaron a embarcarme en esta aventura:

"Las circunstancias históricas nos brindan una oportunidad de oro para dirigirnos a los creyentes de todas las religiones y sus autoridades. Para abrirles nuestros brazos fraternales y llamarles a la unidad en nombre de la Humanidad, de la justicia social y de la causa de Dios, que es la causa de los pobres y de los oprimidos, del respeto a la naturaleza y al medio ambiente, de la solidaridad entre los pueblos y de la cultura y la paz."

En tu respuesta me recomendabas la lectura del Comentario que Ruhollah Musawi hizo de la Sura “Al fatiha”, y al leerlo mi imprensión y emoción aumentaron aun más. Conocía cortos fragmentos de ese comentario, en su traducción francesa, pero leerlo en su integridad fue una gran alegría para mí. Y en eso estoy.
Recuerdo aquí las palabras de tu primer mensaje:

“Me llenó de alegría ver que otro ser humano vibra en la misma frecuencia ante los sufrimientos de la humanidad. Espero que podamos hacer algo juntos por solucionarlo”.

Creo sinceramente que los dos vibramos en la misma frecuencia y espero que hagamos algo juntos, aunque no sé muy qué. Dios dirá.

“El Islam como una práctica de oración diaria y de encuentro permanente con la Verdad Unica y del ahí al Shiismo como una fuente no adulterada de transmisión de la profecía hasta nuestros días.”

Estas palabras tuyas también me impresionaron mucho y he pensado a menudo en ellas. La oración es el eje de la vida del cereyente, pero es muy fácil escribirlo en un papel que todo lo aguanta y un poco más difícil llevarlo a la práctica en la vida diaria. Tus mensajes me han dado nuevas energías en esa lucha cotidiana y más ganas de seguir en esa tarea. Así como necesitamos beber diariamente, si no morimos en tres-cuatro días de sed, así mismo necesitamos beber en la Fuente de Agua Viva constantemente, porque si no nuestro espíritu se marchita y se apaga. Y como siempre, unas palabras de Jesús me vienen a la memoria y al corazón:

“Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar siempre y no desanimarse. Le dijo:
-Había en un pueblo un juez que ni temía a Dios ni respetaba alos hombres. En el mismo pueblo vivía también una viuda, que tenía un pleito y que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. Durante mucho tiempo el juez no quiso atenderla, pero finalmente pensó: “Yo no temo a Dios ni respeto a los hombres. Sin embargo, como esta viuda no deja de molestarme, la defenderé, para que no siga viniendo y acabe con mi paciencia.
El Señor añadió:
-Esto es lo que dijo aquel mal juez. Pues bien, ¿acaso Dios no defenderá a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Os digo que los defenderá sin demora. Pero cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará todavía esta fe en la tierra?”

Lucas, 18, 1-8.

“- Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: “Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a casa y no tengo nada que ofrecerle. Sin duda, aquél le contestará desde dentro: “¡No me molestes! La puertas está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” Pues bien, os digo que, aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará porque le molesta, y le dará todo cuanto necesite. Por esto os digo: Pedid, y Dios os dará; buscad, y encontraréis; llamad a la puerta, y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre.”

Lucas, 11, 5-13.
Estoy totalmente de acuerdo con tus palabras: “Considero, junto con el Corán, que no existe más que una sola religión revelada y que hemos troceado el mensaje divino, cada uno contento con el trozo que le toca.” Pienso que está llegando el momento, si Dios quiere, de que los creyentes abandonemos ese camino absurdo y comencemos a reunirnos en torno a esa única religión revelada, la religión de todos los Profetas y hombres de Dios. Y eso debe hacerse en la oración en común, por encima de escuelas y corrientes espirituales, y en la acción en común en defensa de la causa de Dios. Para decirlo con tus palabras: “Prima una determinada lectura de las Sagradas Escrituras, aquella que supone un compromiso con los desposeídos, y una lucha sin concesiones por la justicia según los parámetros divinos, porque sin verdadera justicia no habrá libertad y sin libertad no habrá paz y sin paz no habrá entendimiento. En ese orden.” Estoy totalmente de acuerdo contigo, Raúl y espero que si Dios quiere, podamos hacer algo juntos en este camino. Ojalá podamos estar juntos este verano y charlar de todo esto. Y rezar, por supuesto. Y ver que podemos hacer en el día a día, cada uno desde donde Dios nos ha puesto. Vuelvo ahora al comentario de nuestro amigo Ruhollah: “Todo el universo llegó a la existencia como manifestación de la Verdad Suprema. Todas las cosas son Él. El nombre, en su propia denominación, es efímero. Imaginamos que nosotros tenemos independencia, que somos algo. No es así. Si esos rayos del Ser Absoluto que a cada instante nos crean, como una expresión del deseo divino y manifestación de Dios, cesaran por un segundo, todos los seres perderían al instante su estado de existencia, regresando a su original estado de No-existencia, pues su continua existencia depende de Su continua manifestación. Es por medio de la manifestación de Dios que el mundo ha adquirido existencia; esta manifestación, o luz, es el origen y esencia del ser.“Dios es la luz de los cielos y la tierra” 24:35 Y al contrario; la luz de los cielos y la tierra es Dios, es decir, viene de Dios. Todo lo que emerge de la potencialidad a la realidad, todo lo que aparece en este mundo es luz, porque la característica de la luz es aparecer y ser visible. También el hombre, que aparece y es visible, es luz, igualmente los animales son luz. Todos los seres son luz, y luz de Dios.” Todo es luz. No en vano la tradición y el camino budista hablan de iluminación. Pero esa luz ya está ahí, “más cerca de él que su vena yugular” como dice el Libro que tan bien has traducido. Es por eso que Harada Daiun (1871-1961) budista zen escribió para el epitafio de su tumba: “He estado vendiendo agua cuarenta años a la orilla de un río, ¡Ja, ja! Mis trabajos no han tenido mérito alguno.” Sigamos con el comentario, que es verdaderamente impresionante y certifica por él mismo el nivel que alcanzó aquél que lo escribió: “Dios es la luz de los cielos y la tierra”, es decir: la existencia de los cielos y la tierra es de la Luz y de Dios. Así, están los cielos y la tierra destinados a desaparecer en el Ser Divino, pues la aleya dice: “Dios es la luz de los cielos, no “los cielos están iluminados por Dios”, lo que implicaría un cierto modo de separación. “Dios es la luz de los cielos” es decir, no hay nada en ellos o de ellos mismos, y no hay ser en el mundo que posea independencia. En otras palabras, no hay nada en este mundo que exista por sí mismo. De hecho no hay existencia excepto la Verdad Suprema.” Todo lo que existe es Luz, es La Luz, por eso Dios todo lo ve, todo lo oye, todo lo sabe, pues nada hay que no sea Dios y al mismo tiempo Dios está más allá de Sus criaturas, y más acá. Recuerdo aquí la oración de las oraciones, la más bella oración que jamás he rezado, que en un momento dice:


“¡Oh Luz de luz; oh Quien ilumina la luz; oh Quien ha creado la luz; oh Quien rige la luz; oh Quien determina la luz; oh Luz de toda luz; oh Luz anterior a toda luz; oh Luz posterior a toda luz; oh Luz por encima de toda luz; oh Luz cuya luz es incomparable!.”

¿Qué más decir? Bendigo una vez más la Fuente de Agua Viva, cuyo sabor es el mismo en todas las lenguas y en todas las escuelas de espiritualidad, pues todas manan del mismo Manantial de Luz. Y pido a Dios que pronto llegue el momento que tú has citado en tus mensajes:

“De la misma manera en que existe un pequeño amanecer y un gran amanecer (llegada de la luz, llegada del Sol), existe un Regreso Menor del Imam al Mahdi y del Mesias y un Regreso Mayor. (...) Es la oración, tanto la ritual como la contenida en la acción positivamente motivada y la muda súplica de los oprimidos la que acelerará esa parusía, que espero podamos ver.”

Yo también así lo espero,si Dios quiere y nos concede esa gracia inmensa. Y en esa espera activa, el camino está claro, como tú bien dices:

“Anonimato, purificación interior, compromiso con la verdad y la justicia, estudios, esfuerzo, modestia y vida sencilla. No hay otro camino, pues el triunfo colectivo se basa en el triunfo personal, de la misma manera que la sociedad saludable se basa en la familia sana. Y no existe verdadero éxito personal mas que siguiendo las directrices y mandamientos verdaderos, emanados de nuestro Señor y Creador y de las enseñanas de Sus Mensajeros.”

Espero que hagamos este camino juntos, si Dios quiere, querido amigo. Y que Dios no dé fuerzas y perseverancia en este combate y en esta lucha.
Vuelvo alas palabras de nuestro amigo Ruhollah:

Cuando Dios dice: “En el nombre de Dios, las alabanzas pertenecen a Dios” o “En el nombre de Dios, di, Dios es Uno” probablemente el significado no es tanto decir: “En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso” sino que está mencionando un hecho: “Con el nombre de Dios”, significando que nuestra habla ES un nombre de Dios.”

Yo diría que quizá quiera decir “Por/a través/por medio de/con la ayuda de/sustentados-as en el Nombre de Dios” en el sentido que nos transmitió Juan en su Evangelio:

“En el pricipio ya existía la Palabra (el Nombre), y Aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de Él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin Él. En Él estaba la Vida,y la Vida era la Luz de la humanidad. Esta Luz brilla en las tinieblas, y lastinieblas no han podido apagarla.”

Evidentemente, Dios es Uno, y lamentablemente, el Evangelio de Juan da pie a interpretaciones erróneas en este punto. Pero Dios es más sabio y nos aclará estas cosas cuando quiera. Lo único que yo quería señalar es la relación que yo creo ver entre las palabras del Corán y el Evangelio.
Termino con las palabras de nuestro amigo:

“Observen también que el Corán dice: “Todo lo que está en los cielos y en la tierra Le glorifica”, no dice “quien está en los cielos y en la tierra...” Todo lo que existe en la tierra y en los cielos glorifica con el nombre de Dios que es Su manifestación y todoslos seres surgen de esta manifestación. Y puesto que todas las cosas son de Él y vuelven a Él, y ningún ser tiene nada de sí mismo, hablar de sí mismo no tiene sentido. Nadie puede decir: “yo tengo algo de mí mismo”, es decir, independientemente de la Luz que es es origen de mi ser. Cuando en verdad ni los ojos que tienes son suyos, sino que también esos ojos han llegado a ser a través de Su manifestación.”

Aquí dejo hoy mis reflexiones, son las ocho y cuarto del 27 de mayo, martes. Espero que te encuentres bien, tú y tu familia.
Recibe un abrazo y hasta cuando quieras.
Tu amigo,
F.

1 comentario:

Jafar Abdellah dijo...

Comentando algo del texto que me envías:

“En el pricipio ya existía la Palabra (el Nombre), y Aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de Él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin Él. En Él estaba la Vida,y la Vida era la Luz de la humanidad. Esta Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.”

Es posible que la traducción de En el pricipio ya existía la Palabra se refiera a la palabra divina y quiera decir que la manifestación creadora es consustancial al Ser Necesario. Y eso es debido a que la naturaleza de todo ser perfecto es que su perfección se desborda. Un ejemplo en el mundo material sería el Sol: No puede dejar de brillar y dar luz y calor. Desde luego la luz divina no es de orden material y es más bien una metáfora:
Dios es la Luz de los cielos y laTierra. El ejemplo de Su Luz es como un nicho en el que hay una lámpara . La lámpara está en un recipiente de cristal. El cristal es como una estrella resplandeciente.
Se enciende gracias a un árbol bendito de aceitunas, que no es oriental ni occidental, cuyo aceite casi alumbra sin que le haya tocado el fuego. Luz sobre luz.
Guía Dios a Su Luz a quien Él quiere.
Pone Dios los ejemplos para las gentes.
Y Dios conoce bien todas las cosas.
Corán 24:35

Aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.
Seguramente se refiere a Jesús hijo de María ya que es un texto cristiano.
Como dice Qaysarí, en su Introducción al Fusús al-Kikam de Ibn Al-Arabi:
El ser posible o contingente es un término usado para definir a la Existencia cuando se manifiesta en el mundo exterior.
Y puede que diga Aquel que es la Palabra porque el hecho creador parte de la palabra divina:

Él es Quien ha creado los cielos y la Tierra con la Verdad.
Y el día que Él dice: «Sé» [la cosa] es .
Su palabra es la Verdad .
Corán, 6:73

Ella dijo: « ¡Señor mío! ¿Cómo tendré un hijo si no me ha tocado varón? »
Dijo: « Así será. Dios crea lo que quiere. Cuando decreta un asunto le dice: ¡Sé! y es. »
Corán, 3:47

Y cuando dice: Por medio de Él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin Él.

Recuerda lo que dice Qaysarí refiriéndose a la «realidad Muhammadiana»:


Capítulo Octavo

Sobre el hecho de que el mundo es la forma humana verdadera


Ya vimos que el nombre “Al.lah” abarca al resto de los Nombres y que se epifaniza (mutaŷal) en ellos conforme a los grados de divinidad que ellos y sus lugares epifánicos poseen. Y que el nombre “Al.lah” precede, por su naturaleza esencial (bi ad-dāt) y su posición espiritual, (al-martaba) al resto de los Nombres.
Así pues, su manifestación también precede a las manifestaciones de todos ellos, epifanizándose en todas ellas en la medida de los grados espirituales que él posee. Por ello, el nombre divino, en relación con lo que no es él, posee dos consideraciones:
La consideración de la manifestación de su naturaleza esencial en cada uno de los Nombres
Y la consideración por la cual él (el nombre “Al.lah) abarca a todos ellos desde el punto de vista del grado de divinidad.

Por la primera consideración, las manifestaciones de todos ellos devienen manifestación del Nombre Más Inmenso, puesto que quien se manifiesta y quien recibe la manifestación son una misma cosa en la realidad manifestada (fi al-jāriŷ). No existe en ella multiplicidad. Es solamente en la mente en donde se produce esa diferencia. Como dicen los filósofos: “El Ser en su realidad manifestada es idéntico a la quididad y diferente a ella en la mente.” Así pues, su comprehensión sobre ella es la comprehensión de la realidad única sobre las qididades múltiples.

Por la segunda consideración, el oculto de los ocultos (gayb al-guyūb), los comprehende, desde el punto de vista del grado de divinidad, con la comprehensión del universal abarcante (al-kulli al-maŷmū‘iy) sobre las partes, las cuales son como él, conforme a la primera consideración.

Y si has comprendido esto, has comprendido que las realidades del mundo en el intelecto y en la realidad son todas ellas lugares epifánicos para la realidad humana, la cual es el lugar epifánico del nombre “Allah”.

Sharhe Fusus al-Hikam lil Qaysarí, Anwar al-Huda, p. 97



Para luego añadir en el capítulo siguiente:


Hemos repetido que para cada Nombre de los Nombres divinos existe una realidad en el mundo, la cual es denominada “quididad” (al-māhiyya) e Individualidad Eterna (al-‘ayn at-tābita) y que para cada una de ellas existe una forma material, denominada “lugares epifánicos” (al-maďāhir) y “seres materiales” (al-mauyūdāt al-‘ayniyya) y que, esos Nombres gobiernan esos lugares epifánicos y que estos están subordinados a ellos.
Y has sabido que la realidad moĥammadiana es la realidad del Nombre Divino Abarcante (al-Ism al-Ŷāmi‘ al-Ilāhiyy) y que él es quien gobierna sobre ella y de él parte la emanación y la proyección sobre el conjunto de los Nombres.
Así pues, sabe que esa realidad (moĥammadiana) es la que gobierna la realidad de todos los mundos por medio del Señor manifiesto en ellos, el cual es el Señor de los Señores, puesto que ella es la que se manifiesta en esos lugares epifánicos, como vimos.
Así pues, por medio de la realidad material de ella (bi şūratiha al-jāriŷiya) que se corresponde con las formas del mundo y que es la epifanía del Nombre “el Manifiesto” (aď-Ďāhir) se gobiernan las realidades manifiestas del mundo y por medio de su realidad oculta (bi bāťinihā) se gobierna lo oculto del mundo, ya que Él es el propietario del Nombre Más Inmenso (al-Ismu al-A‘ďam) y a Él pertenece el Señorío Absoluto.
Por eso dice el Mensajero de Dios (s.): “Me fueron otorgadas en exclusiva La que abre la Escritura Sagrada y los finales de la sūra de La vaca.”
Y ella (la sūra Al-Fātiha) se inicia diciendo: “La alabanza pertenece a Al.lah, Señor de los mundos.” Uniendo así los mundos de los cuerpos y de los espíritus.
Y este señorío se ejerce desde su realidad mohammadiana no desde su condición humana, pues desde esta condición es un siervo sometido, necesitado de su Señor, tal y como Él, alabado sea, aclara al decir: “Di: En verdad, yo soy un ser humano igual a vosotros al que se le ha dado una revelación.”
Y también cuando dice: “Y que, cuando el siervo de Dios se levantó para invocarle...” llamándole “siervo de Dios” aclarando que él es el lugar epifánico de ese Nombre y no de ningún otro Nombre.
Sharhe Fusus al-Hikam lil Qaysarí, Anwar al-Huda, p. 103


Desde el punto de vista cristiano, todo lo dicho para el Profeta Muhammad como lugar epifánico del Nombre Supremo de Dios, sería aplicable a Jesucristo. O, según algunos fílósofos y gnósticos musulmanes, sería inspirado en la concepción cristiana de Jesús, como Ibn Al-Arabi desarrollaría su idea de la «realidad muhammadiana». El tema da para mucho y esto sólo pretende ser un pequeño apunte al dialogo entre culturas y religiones.