domingo, 14 de junio de 2009

Comentario de Cuarenta Hadices -X


Sharhe Chehel Hadiz
Imam Jomeiní

Traducción de Raúl González Bórnez

Segundo hadíz - III
Ostentación (riyá)

Diferencia entre conocimiento y fe

Has de saber que la fe es algo diferente al conocimiento de Dios y de la Unidad divina y el resto de los Atributos afirmativos de Su perfección y majestad y también de aquellos Atributos denominados negativos (salbíya), y del conocimiento de los ángeles, los profetas, las Escrituras y del Día del Levantamiento Final.

La fe es un acto del corazón y mientras no sea así no puede denominarse fe. Quien obtiene nociones religiosas por medio de la argumentación racional o por acceso al conocimiento de las obligaciones religiosas, debe también rendir su corazón a ellas. Y realizar los actos del corazón, que son una forma de rendición y sometimiento y una manera de aceptación, hasta convertirse en un creyente.
La perfección de la fe es la «certeza». Cuando la luz de la fe se fortalece viene seguida por la «certeza» del corazón y todo ello es algo diferente del conocimiento.
Es posible que la mente te permita comprender algo por medio de una argumentación racional pero si el corazón no se rinde a ella, ese conocimiento no sirve de nada. Por ejemplo, puedes comprender con la mente que una persona muerta no puede causar daño alguno y que todos los muertos del mundo no tiene el poder de una mosca ya que toda la fuerza corporal y mental ha escapado de ellos, pero mientras el corazón no acepte eso y se rinda ante esa idea no podrás quedarte a solas con un muerto en una noche oscura.
Pero si el corazón se rinde a la razón y acepta sus juicios, no tendrás problema para hacer algo así. Cuando, con algo de esfuerzo el corazón se rinde a la razón, desaparece el miedo a los muertos.
Por tanto, ha quedado claro que la rendición, que es una cualidad del corazón, es algo diferente a la razón, que es un cualidad de la mente.
Puede que la persona, mediante la argumentación racional demuestre la existencia del Creador Altísimo, de Su Unidad, del Día del Regreso a la vida y del resto de las creencias divinas, pero a estas creencias no se las denomina «fe» y a quien las profesa no le convierte en «creyente». Puede que sea un incrédulo o un hipócrita o un politeísta.
Pero hoy tu ojo interno está cerrado y no posee visión espiritual. Estos ojos terrenales no son capaces de percibir. Cuando lo que está oculto se revele y se manifieste el reino de la Verdad divina, el mundo físico se desvanecerá y la realidad aparecerá. Entonces te darás cuenta que no tenias fe en Dios y que el juicio de la razón no estaba en consonancia con la fe. Mientras la ilaha il lal lah no quede escrito en la página en blanco del corazón con la pluma de la razón, la persona no será un creyente en la unidad de Dios. Cuando esta hermosa sentencia divina entra en el corazón, el dominio del corazón se hace uno con la misma Verdad Altísima, la persona ya no reconoce la influencia de nadie más en el territorio de la Verdad, deja de buscar el reconocimiento y la aceptación de los demás y de esperar de ellos posición y respeto. Entonces es cuando el corazón se aleja de la ostentación.
Así pues, si ves que en tu corazón existe ostentación debes saber que aun no se ha rendido al imperativo de la razón y que no se encuentra iluminado por la luz de la fe. Que es a otro y no a la Verdad Altísima a quien tienes por dios y bajo cuya influencia estás y que, por tanto, eres uno de los hipócritas, de los idólatras o de los incrédulos.



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