viernes, 14 de mayo de 2010

República contra imperio


El libro: «Suiza, un modelo eficaz. Democracia directa, impuestos establecidos por los ciudadanos, neutralidad», derecha, el señor Elsasser, uno de los autores.

por Jürgen Elsässer *

La pequeña Suiza, país en el centro de Europa no quiere de la Unión Europea ni de la OTAN. La Confederación Helvética reúne ciudadanos de varios pueblos y practica una democracia llamada directa, es decir que son los ciudadanos los que votan y deciden de todo. El embajador suizo en Caracas contaba que Venezuela tiene la constitución que más se le asemeja, fruto de la cooperación jurídica entre ambos países. Este modelo molesta mucho a los grandes bloques estatales como la Unión Europea, donde el rol del ciudadano debe resumirse a votar una vez cada cinco años para elegir algo que ellos no controlan ni determinan: un nuevo presidente. En Suiza no hay presidente, sólo tiene un rol protocolar.

La presentación del libro de Elsasser/Erne titulado Erfolgsmodell Schweiz: Direkte Demokratie, selbstbestimmte Steuern, Neutralität [Suiza, un modelo eficaz. Democracia directa, impuestos establecidos por los ciudadanos, neutralidad] se desarrolló en una sala repleta de público.
Los que llegaron al Hilton de Gendarmenmarkt exactamente a la hora fijada para el principio de la presentación (las 8 p.m.) no encontraron dónde sentarse.

La recepcionista contó 110 asistentes. Al principio, el calor reinante en la sala era casi insoportable ya que la climatización no correspondía a lo que se pudiera esperar en un hotel de 4 estrellas. Más tarde supe que al menos dos participantes tuvieron que salir a respirar aire fresco…

La institución organizadora, la respetable Preussische Gesellschaft, atrajo un variado público. No se veían uniformes, como normalmente sucede entre los «prusianos», pero sí había elegantes señores así como encantadoras muchachas provenientes de los dos lados de los Alpes.
Lo que más me alegró fue ver también a algunos amigos iraníes, o sea chiítas. El que me diga que son gente que sólo se reúne en sociedades paralelas y que no se toman el trabajo de integrarse tendrá que vérselas conmigo.

Luego de una precisa y aguda introducción de Volker Tschapke, presidente de la Sociedad Prusiana, se produjo primeramente la intervención del profesor Max Otte. En su libro Der Crash kommt [Se acerca la quiebra], el profesor Otte ya predecía en 2006 la crisis financiera mundial, cuando nadie se interesaba en ese tema.
¡Más de 200 000 ejemplares se han vendido hasta este momento!
Las redacciones de los diarios y cadenas de televisión se remiten desde entonces a las opiniones de este profesor de economía y consejero en materia de inversiones, quien se pronuncia enérgicamente contra la principal corriente del neoliberalismo.

Otte es un convencido conservador y partidario de la Sociedad Prusiana y fue consejero del ministerio federal de Economía en la época de Kohl.

¿Por qué una persona con estas características expresa su apoyo a Suiza junto con Elsasser?

En su exposición Otte demostró brillantemente que las diferencias del pasado son obsoletas. En el siglo XIX, Prusia y Suiza representaban concepciones diametralmente opuestas:

- la primera era el Estado autoritario;
- mientras que la segunda personificaba la República.

Sin embargo, con el decursar de la historia lo que predomina hoy en día son los puntos comunes. Ambos Estados representan los valores conservadores, la ley y cierta regulación del poder de la economía privada, todo lo contrario del modelo del capitalismo anglosajón que se está imponiendo hoy en día. Refiriéndose a Oswald Spengler («Preussentum und Sozialismus»), Otte describió un panorama que va de la teoría económica a la filosofía de la política, despertando así un profundo interés por parte del público que seguía sus palabras con profundo interés.

Por mi parte, yo también subrayé que cuando se habla de Suiza «sólo» se ve claramente una característica general de nuestra época: Una gama de opiniones o personas que va «de Elsasser a Otte» puede y debe sobreponerse a sus diferencias ya que, en nuestra época de globalización, la disyuntiva entre «socialismo o capitalismo» ha dejado de ser el problema fundamental y la disyuntiva que se plantea ahora es entre «república democrática o imperio antidemocrático». Mientras que Suiza es un modelo de república democrática, la Unión Europea tiende cada vez más a convertirse en un imperio no democrático.

Ahora que se abate sobre el mar Egeo el crepúsculo de los dioses de la zona euro y comienza a extenderse de ahí a toda la Unión Europea, Alemania y los demás Estados tienen una decisión que tomar.
¿Vamos a seguir viviendo como provincias bajo la tutela de un imperio, privados de nuestros derechos, bajo la amenaza de la guerra y la pobreza o vamos a regresar a la democracia y al Estado nación, de los que la Confederación Helvética es un ejemplo?

Por su propio bien, Grecia y los demás Estados deficitarios del sur de la Unión Europea tienen que salir de la zona euro y recuperar su soberanía monetaria. Si cooperan con países neutrales y económicamente fuertes, como Suiza y Noruega, podrían formar una segunda asociación económica paralela a la Unión Europea, por ejemplo, al estilo de la antigua AELC (Asociación Europea de Libre Comercio). Pero todas estas reflexiones a favor de «otra Europa» se convertirían en un juego inútil si llega a destruirse la soberanía de Suiza y si se obliga este último país a someterse a la Unión Europea.

Después de mi presentación sobre los éxitos económicos y democráticos del modelo helvético, terminé mi intervención con las siguientes palabras:
«Confederados de todos los países, ¡uníos!»

Los aplausos fueron prueba del consenso surgido en la sala. Afuera, las diosas prusianas de mármol del Gendarmenmarkt nos susurraron, a Otte y a mí, un travieso «Gruezi» [hola, qué tal], como diciéndonos: «Ahora hay que pasar a la acción.»
Jürgen Elsässer

Periodista alemán. ha escrito el libro: "Cómo la CIA reclutó y adiestró a los Yihadistas" (extremistas musulmanes), ediciones Xenia, Suiza (libro publicado en francés y alemán).

Fuente: Zeit-Fragen, abril 2010
Agencia IPI / Red Voltaire.

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