martes, 21 de julio de 2009

Israel aumenta su poder nuclear pensando en atacar a Irán


Israel: Irán en la mira del Dolphin. Juegos de guerra en el Mar Rojo
Submarinos nucleares de ataque pasan el Canal de Suez con aprobación de Egipto

Manlio Dinucci
Global Research/ il manifesto
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El Dolphin emergió del agua frente a los bañistas en Eilat, el puerto israelí en el Golfo de Aqaba en el Mar Rojo. No se trataba de un mamífero marino sino de un Dolphin, uno de los submarinos israelíes armados con misiles nucleares. Aunque la noticia hizo sensación, en realidad no es un misterio que los Dolphin cruzan de un lado al otro por el Mar Rojo para mantener a Irán en sus puntos de mira.

Escribí al respecto hace siete años en ‘il manifesto’ (5 de abril de 2002). Los primeros submarinos de esta clase, equipados con sofisticados sistemas de navegación y combate, fueron suministrados a Israel por Alemania en los años noventa, dos de ellos como regalo. A pedido de Israel, aparte de los seis lanzatorpedos de 533 mm adecuados para misiles crucero de corto alcance, todos los submarinos tienen cuatro tubos adicionales de 659 mm para lanzar misiles crucero nucleares de largo alcance: los Popeye Turbos, que pueden alcanzar objetivos a hasta 1.500 km de distancia. Esos misiles son derivados de versiones estadounidenses y fueron fabricados en conjunto por la firma israelí Rafael y Lockheed-Martin en una versión aerotransportada.

En 2010 dos nuevos submarinos para ataques nucleares se sumarán a los tres actuales, también desde Alemania. Fueron construidos en los astilleros Howaldtswerke-Deutsche Werft AG a un coste de 1.270 millones de dólares, de los cuales el gobierno alemán financió un tercio. El Jerusalem Post confirma que también los dos nuevos, del tipo U-212, fueron construidos según “especificaciones israelíes”: son más rápidos (20 nudos), tienen un campo de acción más amplio (4.500 km), y son más silenciosos, lo que les permite acercarse a los objetivos sin ser identificados.

Según expertos militares uno de los tres Dolphin entregados por Alemania patrulla el Mar Rojo y el Golfo Pérsico, el segundo está desplegado en el Mediterráneo, mientras el tercero es mantenido en reserva. Con la integración de otros dos, la cantidad de los que navegan, listos para lanzar un ataque nuclear, se ha prácticamente duplicado. Y esto es sólo una parte del poder nuclear de Israel, calculado en entre 200 y 400 ojivas, el equivalente a casi cuatro mil bombas del tipo Hiroshima, y cuyos vectores incluyen sobre trescientos F-16 y F-15 cazas bombarderos estadounidenses y unos cincuenta misiles balísticos Jericho II sobre ramplas móviles de lanzamiento. Estas y otras armas nucleares están listas para ser lanzadas a toda hora.

El gobierno israelí, que rechaza el Tratado de No-Proliferación, no admite la posesión de armas nucleares (cuya existencia es reconocida por la Agencia Internacional de Energía Atómica), pero deja que se piense que las tiene y que puede utilizarlas. Esto explica el motivo por el cual el Dolphin apareció ante los ojos de los bañistas en Eilat y el Jerusalem Post publicó la noticia de que había pasado por el Canal de Suez de vuelta de maniobras en el Mar Rojo. Como explica el propio Jerusalem Post: “Es una señal a Irán.” En otras palabras, una manera de dejar en claro a Irán y a otros países en la región, que no poseen armas nucleares, que Israel sí las tiene y está listo a utilizarlas.

Otra “señal de advertencia a Irán” es la noticia, publicada por Haaretz, de que ayer dos barcos de guerra israelíes, el Hanit y el Eilat, pasaron por el Canal de Suez hacia el Mar Rojo. El Hanit ya había transitado en junio junto con el Dolphin. Eso parece indicar un acuerdo israelí-egipcio contra Irán. Las propias fuentes israelíes hablan de un “cambio de política” que permitiría que unidades navales transiten libremente por el Canal. Fue confirmado por el ministro de exteriores egipcio Ahmed Aboul Gheit, quien definió el uso del Canal de Suez por Israel como “legítimo,” porque fue aprobado formalmente por “un acuerdo entre el Cairo y Jerusalén.” Consecuentemente, ahora hay un vínculo estratégico más estrecho entre el Mediterráneo, el Mar Rojo y el Golfo Pérsico.

Y mientras Israel practica para un ataque nuclear contra Irán, los dirigentes del G-8 (casi todos sustentadores activos del programa nuclear militar israelí) denuncian “los riesgos de proliferación debidos al programa nuclear de Irán” en documentos aprobados en Aquila en la cumbre del 8 de julio “durante la cena.”

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=14448

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Falleció el criminal de guerra McNamara


21 de julio de 2009

Fernando A. Torres
"En marzo de 1945 estuve en la isla de Guam (bajo el mando del General Mayor Curtis E. LeMay). En esa sola noche calcinamos a cien mil japoneses en Tokio. Hombres, mujeres, y niños".

El documentalista Errol Morris sigue preguntando: “¿Estaba usted en conocimiento de que esto iba a pasar?” “… Yo era parte del mecanismo que de alguna forma lo recomendó… Yo analizaba operaciones de bombardeos y como hacerlas mas eficientes. Escribí un informe sobre la eficiencia de las operaciones de los bombarderos B29. (Estos vuelan a gran altura) por sobre el alcance de las defensas antiaéreas de esta forma el promedio de pérdidas era menor. El problema fue que el promedio de eficiencia (de los bombardeos) fue también menor“… LeMay dijo que si perdíamos, todos íbamos a ser procesados como criminales de guerra y creo que estaba en lo cierto. El, y yo diría yo, nos estábamos comportando como criminales de guerra. Si su bando perdía, LeMay reconoció que lo que estaba haciendo sería descrito como inmoral. ¿Pero que es lo que lo hace inmoral si pierdes o no inmoral si ganas?” McNamara en el documental La Niebla de la Guerra: Once Lecciones de la Vida de Robert S. McNamara (The Fog of War: Eleven Lessons From the Life of Robert S. McNamara. 2003)Nunca antes en la historia de la humanidad un nombre ha estado asociado a tanta muerte y destrucción. Los crímenes del ex-presidente de Liberia Charles Taylor, juzgado hoy con gran pomposidad por un tribunal de guerra internacional, son pestañeos si se comparan al genocidio cometido en Indochina bajo el mando de Robert Strange McNamara.Sin embargo el “raro” ministro falleció a los 93 años la mañana del 6 de Julio en su casa de la ciudad de Washington - sin haber pisado tribunal alguno. (El segundo nombre de McNamara “Strange” también significa en inglés raro, peculiar. Apodo con el cual fue descrito por variadas fuentes de la época.)Designado como máximo jefe del Pentágono por John Kennedy en 1961, el “burócrata cerebral” que vivió el resto de sus días totalmente desasociado de las consecuencias humanas de sus actos, condujo la guerra de Vietnam tal como dirigió la compañía automotriz Ford. Obsesionado con los análisis estadísticos y las evaluaciones comparativas, McNamara fue, como dijera el escritor Noam Chomsky un “lerdo y estrecho tecnócrata que no cuestionó nada. Simplemente aceptaba el contexto de creencias de los que lo rodeaban.” Class Warfare. David Barsamian, 1995.En 1945 - antes que se lanzaran las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki - McNamara participó activamente en ese mismo “mecanismo” que destruyó con bombas incendiarias napalm 67 ciudades japonesas. El infierno suscitado dejó a más de 1.5 millones de civiles calcinados. Desde entonces los japoneses conocen al General LeMay como “El Demonio.” El mismo McNamara diría mas tarde que aquello “fue un crimen de guerra.”La “Guerra de McNamara” (1964 – 1975), la multimillonaria, desastrosa y fatídica intromisión estadounidense en Indochina, terminó con una humillante derrota militar, con la victoria y reunificación de Vietnam y con un total de casi cinco millones de vietnamitas (de ambos lados) y 67 mil soldados estadounidenses muertos (incluidos mas 9 mil suicidios que continúan hasta el día de hoy).Bajo la sombra del silencio, McNamara se negó a hablar públicamente por muchos años. En una de sus escasas entrevistas le dijo a la Revista Times que nunca pensó que el bárbaro bombardeo a Vietnam del Norte, sin paralelos en la historia de la humanidad, iba a funcionar. Sin embargo lo ordenó “porque teníamos que probar que, numero uno, no funcionaría y (porque) otras personas pensaron de que si funcionaría.” Times Magazine, 1991.“Nosotros los de la presidencia de Kennedy y Johnson procedimos de acuerdo a lo que creíamos eran los principios y tradiciones de nuestro país. Pero nos equivocamos. Nos equivocamos terriblemente.,” confesó en una entrevista a Prensa Asociada en 1995.El Chico sabioHijo de un vendedor de zapatos al mayoreo, McNamara nació en 1916 en San Francisco, California. Se graduó de la Universidad de California en Berkeley en donde estudio matemáticas, economía y filosofía. Fue profesor en la Escuela de Comercio de la Universidad Harvard, el mismo plantel de donde más tarde saldría arrancando por oscuras cloacas debido a una gran protesta estudiantil en contra de la guerra.Durante la Segunda Guerra Mundial McNamara entrenó a oficiales del ejército en el control estadístico de gastos. En 1943 ingreso al ejército para implementar un plan estadístico de control de suministros. En 1946, con un grupo de colegas, McNamara ingresa a la compañía Ford en donde logra ser el primer presidente sin una relación familiar con el magnate Henry Ford. Conocido como los “chicos sabios” el grupo revitalizó la compañía introduciendo nuevos métodos de conducción y producción.Por doce años, hasta su jubilación en 1981, McNamara se desempeño como Presidente del Banco Mundial, una institución internacional conocida por las estrictas condiciones que imponen a sus países deudores y que han sido verdaderas intromisiones y forcejeos en los asuntos políticos internos. Durante ese periodo el banco triplicó los préstamos a países subdesarrollados y cambió su énfasis del apoyo a proyectos industriales a los de desarrollo rural.Alguna vez McNamara dijo no saber si se retiró o fue despedido como ministro. Johnson, presionado por las protestas en contra de la guerra y las maniobras políticas de las elecciones presidenciales, lo habría despedido “caballerosamente.” En una ceremonia de retiro en 1968, McNamara, aparentemente emocionado no pudo hablar. En seguida Johnson lo sacó de lugar abrazado.Inicios de la doctrina de seguridad nacionalComo Ministro de Defensa, 1961 – 1968, en los gobiernos de John Kennedy y Lyndon Johnson, McNamara aumentó el presupuesto de guerra a 75 billones (1968), incorporó civiles analistas e instaló sistemas computarizados de análisis de presupuestos.La invención del ataque en el Golfo de Tonkín en 1964, que fue el pretexto para iniciar la guerra abierta en Vietnam, fue la madre de todas las mentiras subsiguientes y lección básica para los neocons, los guerreros conspiradores de corbata del régimen Bush. El ficticio ataque a buques norteamericanos por fuerzas del Viet Cong, según McNamara, no les dejó otra alternativa que comenzar la guerra. Al igual que Dick Cheney, Colin Powell y Donald Rumsfeld, McNamara fue pieza clave en la venta de esta mentira al Congreso y al pueblo estadounidense, el pretexto para la guerra.Sin embargo y a pesar de sus dudas sobre el progreso de la guerra, en sus declaraciones posteriores el contradictorio McNamara continúo expresando públicamente su confianza en el poder masivo de fuego en contra de los vietnamitas comunistas para “lograr la paz”. En 1967 la cifra de muertos y heridos estadounidense había subido de 1.466 a más de 100 mil.A pesar de que la Teoría del Dominó, argumentada por Kennedy, reconocía la confrontación global con la Unión Soviética, Kennedy y McNamara prefirieron una doctrina de “respuesta flexible,” una doctrina militar de “respuesta/venganza masiva.Era preferible prevenir la derrota del llamado “mundo libre” a través guerras focales limitadas que les ofrecieran las posibilidades de variadas opciones en vez de “repliegues deshonrosos o respuestas/venganzas ilimitadas.” Después de un detallado análisis de los desafíos militares McNamara concluyó en 1961 que era preferible preparar el poder militar de los Estados Unidos para estas guerras limitadas.Esta estrategia de confrontar al enemigo mayor a través de la lucha y derrota del enemigo menor, fue uno de los mayores errores de los subsiguientes gobiernos estadounidenses. Simplemente no fueron capaces de reconocer como legítimas las luchas locales anticolonialistas de liberación e independencia que se daban a través de todo planeta.En la confrontación con la Unión Soviética y el poderío nuclear, McNamara fue conocido como uno de los principales proponentes de la política de disuasión nuclear mutua (mutual nuclear deterrence), basada en el reconocimiento de que una confrontación nuclear terminaría con la destrucción de ambos poderes. Durante la Guerra Fría esta política se conoció como Destrucción Mutua Asegurada, Mutually Assured Destruction (MAD, sigla que en ingles significa “locura”).McNamara aumentó las capacidades de transporte militar para el despliegue rápido de personal militar y aumentó los fondos para la investigación espacial militar. Entre otras variadas instancias y organizaciones de comando militar y de inteligencia, McNamara estableció el Comando de Ataque para responder de una manera rápida y “decidida y con la fuerza que fuese necesaria a cualquier amenaza en contra de la paz en cualquier parte del mundo.”Casi 50 años más tarde esta teoría fue desempolvada y retocada: La “estrategia de seguridad nacional” ideada por los neoconservadores antes de que Bush asumiera la presidencia, fue el establecimiento del país como la superpotencia militar global. Cuando Bush la firmó en el 2002, esta estrategia se convirtió en la amenaza oficial al resto del mundo: Los EEUU se atribuyen el derecho del ataque preventivo a cualquier nación.Un sangriento análisis de sistemasPara tomar importantes decisiones militares y de logística, McNamara estableció un sofisticado sistema burocrático de evaluación. En este análisis de sistemas, la palabra “sistemas” significa que toda decisión debe ser considerada en el más amplio contexto y “análisis” quiere decir que para entender un problema complicado es necesario desmenuzar todas las partes que lo componen.McNamara utilizó analistas civiles para aplicar puntos de vistas balanceados e independientes. Sin embargo este sistema no fue muy bien recibido por los militares. Se sospechó que los analistas civiles manipularon la información para apoyar las decisiones que McNamara ya habría tomado. Compleja y abultada, las conclusiones de la información producida - disponible a cualquiera - nunca pudieron ser cuestionadas.Quizás una de las más trágicas y sangrientas políticas de McNamara en Vietnam fue su decisión de aplicar una estrategia de estadísticas. Con un número limitado de combatientes del Viet Cong, una guerra de agotamiento los derrotaría. McNamara aplicó una métrica, el conteo de muertos (body count), para determinar cual cerca se estaba del triunfo militar.Presionados por esta maquiavélica política los mandos medios ejercieron presión a sus subalternos para aumentar a toda costa el número de bajas enemigas. Se estima que esta “métrica” produjo varias horribles matanzas.Después de una extensa investigación, el periodista Nick Turse escribe para la revista The Nation: “…he podido confirmar las espantosas declaraciones del sargento (George Lewis). La investigación describe un cuadro desgarrador de las masacres contra civiles, a una escala que deja chico la masacre de May Lai y muestra los encubrimientos entre los más altos niveles del ejército.“Los asesinatos no fueron accidentes o aberraciones si no el resultado de directrices de la comandancia que transformaron el Delta Mekong en zonas donde se podía disparar libremente en el implacable esfuerzo por alcanzar el mas alto conteo de muertos. Mientras la carnicería en el Delta no comienza ni termina con la operación Speedy Express, esta nos ofrece una nueva y dura versión de la despreciable matanza que ejemplificó las acciones de los Estados Unidos durante la guerra de Vietnam.“Un indicio de que algo terrible había sucedido en el Delkta Mekon, apareció en una insospechada fuente: un informe desclasificado sobre unas declaraciones de un alto oficial en septiembre de 1969… el Mayor General Julian Ewell fue conocido al interior del ejército con el “Carnicero del Delta” por su obsesiva fijación en el conteo de muertos.” (Un “May Lai” al Mes, por Nick Turse / A My Lai a Month. The Nation Magazine. Diciembre 1, 09)Los liberales KennedyLas fútiles críticas posteriores a su propia guerra fueron cortinas históricas que encubrieron las verdaderas consecuencias de sus atroces errores y despreciable accionar. La periodista Deborah Shapley recuerda a McNamara en su libro biográfico Promesa y Poder (1993) como un hombre con una necesidad de manipular la verdad.“Esos son los liberales Kennedy,” dice Chomsky. “No podemos cometer crímenes. Es una contradicción en los términos. Todas las cosas que hacemos las hacemos por necesidad no solo correcta pero también noble. Por lo tanto no puede haber crimen. Si usted ve la mea culpa (de McNamara), él le esta pidiendo disculpas al pueblo estadounidense. Él envió a soldados estadounidenses a pelear una guerra perdida. (Desde el comienzo) pensó que la guerra no se ganaría. El costo fue para los Estados Unidos. Dividió al país. Dejo al pueblo escéptico y desilusionado del gobierno. ¡Sí! Hubo tres o más millones de vietnamitas muertos.“Los camboyanos y laosianos quedaron fuera de esta historia. Fueron un millón más o menos. Y no hay disculpas para ellos… en el Oeste no se habla de esto. No solo en los Estados Unidos. En los medios ingleses y europeos es exactamente lo mismo. Esto es parte de la cultura occidental. Es lo que Adam Smith llama ‘la injusticia salvaje de los europeos.’ Que ya, en esos días, estaban destruyendo gran parte del mundo.” (Noam Chomsky. Idem)La guerra química de McNamaraLos medios de comunicación informaron de la muerte de McNamara con referencias históricas parciales que dejaron de lado la perspectiva y las voces de los más afectados: Los vietnamitas. Sin embargo y a pocos días de la noticia, Nguyen Minh Y, un pequeño anciano de 70 años de edad visitó la ciudad de Berkeley en el Estado de California.Minh Y, un combatiente que desde niño combatió por la independencia de su país, se encuentra en los Estados Unidos tratando de que el gobierno destine fondos para la limpieza de las zonas tóxicas dejadas en Vietnam por el programa denominado Herbicidas Arcoíris: la guerra química implementada durante el tiempo en que McNamara estuvo a su cargo.Con el nombre clave “agente naranja,” este poderoso herbicida usado junto al napalm entre 1961 y 1971 fue uno los químicos que formaron parte del grupo denominado Herbicidas Arcoíris. Como los agentes púrpura, rosado y verde, la producción del agente naranja empleó dióxidos (dioxins) como severos contaminantes biológicos.Se estima que más de 79 millones de litros del agente naranja fueron rociados en Vietnam. 4.8 millones de vietnamitas fueron expuestos a estos químicos causando la muerte de mas de 400 mil personas. A más de treinta años de la guerra cientos de miles de vietnamitas sufren de cáncer y variados defectos físicos.Minh Y, quien combatió junto a las fuerzas del Viet Cong primero contra los franceses y luego contra los estadounidenses, es el Director para Asuntos Internacionales de la Asociación de Veteranos Vietnamitas y de la Asociación Vietnamita de Víctimas del Agente Naranja/Dióxido.Estas organizaciones se encuentran trabajando con los ex-soldados estadounidenses también víctimas de uno de los químicos más tóxicos producidos por manos humanas y de uno de los más notables criminales de guerra en la historia de la humanidad.

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El golpismo del Partido Popular en Honduras


21-07-2009
Pascual Serrano
Rebelión

Con lo de Honduras, estamos ante el segundo golpe de Estado que apoya el Partido Popular en esta década. Lo que ha sucedido en este país centroamericano es que unos militares entraron por la noche en la casa del presidente que habían elegido los hondureños, lo sacaron encañonado de la cama en pijama, lo metieron en un avión y lo expulsaron del país. Todos los gobiernos e instituciones internacionales calificaron lo sucedido de golpe de Estado. Como no podía ser de otra manera, condenaron a los responsables y no han reconocido al gobierno que quiere suplantar al legítimo presidente Manuel Zelaya. En cambio, la Fundación FAES, del Partido Popular y presidida por José María Aznar, difundía en su web un documento de su director adjunto, José Herrera, que defendía sin fisuras su apoyo al golpe de Estado.

Para FAES lo sucedido es sólo que “el ejército hondureño ponía fin de manera prematura al mandato”. Suponemos que si hubieran matado a Zelaya el eufemismo hubiera sido que ponía fin de manera prematura a su vida.

La tesis de FAES es que el presidente hondureño “decidió adscribir al país a las filas del populismo revolucionario” “con el anuncio de un giro del país al socialismo” y “desmantelar la democracia liberal”. El golpe lo justifica el Partido Popular porque al “promover una convocatoria de un referéndum sobre la reelección presidencial, Zelaya se exponía con carácter automático a ser cesado e inhabilitado por diez años, perdiendo además su condición de ciudadano de la república”. Es mentira que se trataba de un referéndum para la reelección de Zelaya, ni siquiera la reforma de la constitución. Lo que se votaba era un referéndum no vinculante para preguntar a los hondureños si les gustaría que en las próximas elecciones, en las de noviembre, se votase también la creación de una asamblea constituyente que reformase la carta magna. Es decir, algo tan lícito y democrático como preguntar si se podía preguntar por reformar la constitución, pero que para la Fundación presidida por Aznar es motivo para secuestrar a un presidente, expulsarlo del país y quitarle la ciudadanía. El apoyo sin ambages al golpe lo demuestran con el final del documento: “La salida de Zelaya ha supuesto el primer retroceso importante para los intereses de Hugo Chávez. Por primera vez, las instituciones de un país han dado la espalda a un líder populista y han salido en defensa de la democracia. La Constitución ha funcionado. Se ha evitado el vaciamiento de la democracia liberal”.

El informe del directivo de la Fundación del Partido Popular denuncia una conjura internacional para condenar el golpe y apoyar a Chávez que quiere dominar el continente: “Estados Unidos, la Unión Europea, el Sistema de la Integración Centroamericana, la Asamblea General de la ONU, la Organización de los Estados Americanos y la Secretaría General Iberoamericana se ha posicionado del lado del opuesto presidente y han jugado, de manera intencionada o no, un papel meramente subsidiario de los intereses de Hugo Chávez en Honduras” (…) “los organismos multilaterales y financieros han sido más activos secundando los intereses de Hugo Chávez en Honduras”. Leer esa paranoia iluminada en las instituciones del Partido Popular solo puede provocar escalofríos al pensar qué gente gobierna en el primer partido de la oposición.

No olvidemos que ya en el año 2002, el gobierno de Aznar formó parte de la conspiración para el golpe de Estado contra Hugo Chávez, así lo revelaron los telegramas cifrados desde el ministerio de Asuntos Exteriores a nuestra embajada en Caracas que hizo públicos Moratinos en el Congreso.

Nos toca pensar que si en el Partido Popular son capaces de tramar y justificar golpes de Estado a miles de kilómetros sólo porque el presidente no era de su simpatía hasta dónde podrían llegar aquí, en el país donde ellos quieren gobernar.

www.pascualserrano.net



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¡Hasta nunca, Solana!



El periodo de diez años del jefe de la política exterior de la Unión Europea ha estado marcado por el belicismo y la falta de principios
20-07-2009
David Cronin
The Guardian
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Pocas imágenes y sonidos son más nauseabundos que los de los políticos rindiéndose homenaje unos a otros. Así que me temo que mi estómago no va a soportar cuando este otoño Javier Solana deje su puesto [1] de jefe de la política exterior europea. Porque es casi seguro que su salida irá acompañada de una orgía de palmaditas en la espalda mientras los dignatarios hacen cola para elogiarlo por haber convertido a la Unión Europea en un actor serio de la diplomacia internacional.

Con su aire paternal y amistoso, y su infalible habilidad para hacer que la gente lo compadezca (Dios sabe cuántas veces he oído observaciones acerca de lo cansado que parece), el español ha ocultado de forma brillante su verdadero historial de belicista. Antes de empezar la década de trabajo para la UE había estado cómodamente instalado en su poltrona de Bruselas como secretario general de la OTAN. Ahí dejó su antiguo trabajo literalmente con un (lejano) estrépito al supervisar el bombardeo de Serbia en 1999, que dejó unos 500 civiles muertos según Human Rights Watch [2] y el uso de bombas de racimo por parte de británicos y estadounidenses que causaron heridas espantosa. Al hacerlo sin un mandato de la ONU, Solana contribuyó a crear un precedente por medio del cual se utilizó una definición espuria del humanitarismo para recurrir a la fuerza. Menos de cuatro años después, George W Bush invocó los principios básicos de la doctrina subyacente para atacar Iraq.

En una ampliamente citada entrevista que concedió al Financial Times a principios de 2003 Solana parecía dar rienda suelta a su frustración [3] por cómo Estados Unidos se había convertido en una teocracia bajo Bush y Dick Cheney. Señaló que a los europeos les resultaba difícil tratar su fundamentalismo religioso “porque nosotros somos laicos”.

Al crear aparentemente cierta distancia entre él mismo y Washington pocas personas se dieron cuenta del nivel de apoyo que poco tiempo después dio a la invasión estadounidense de Iraq. Cuando Colin Powell presentó ante el Consejo de Seguridad de la ONU la supuesta relación de Sadam Husein con el programa de armas y lo relacionó con al-Qaeda, Solana se declaró completamente satisfecho [4] con su compinche estadounidense. “Tanto el contenido como la manera de presentarlo han sido muy sólidos” fueron las palabras con las que Solana alabó la obra de ficción de Powell.

De forma similar también ha estado fuera del centro de atención hasta qué punto Solana ha estado relacionado con la industria armamentística. De vez en cuando incluso parecía el pacifista que una vez fue (cuando era estudiante se manifestó en contra de la guerra de Vietnam). En 2007 habló de cómo los países occidentales se gastaban 1.000.000 millones de dólares al año en las industrias militar y de armamento y, sin embargo, menos de 100.000 millones de dólares en combatir la pobreza. “¿No existe aquí aquí un margen para un cierto reequilibrio?”, preguntó.

Por supuesto que existe ese margen, pero cada vez es más exiguo gracias a las actividades de la Agencia Europea de Defensa que encabeza Solana (en uno de sus muchos papeles que se superponen). Establecido tras una intensa campaña [5] por parte de las tres principales empresas europeas de defensa – BAE Systems, Thales y EADS – este organismo oficial de la UE ha recibido el mandato explícito del Tratado de Lisboa de que presione a los gobiernos para que aumenten sus presupuestos de defensa en un momento en que los están rebajando drásticamente en favor de los de educación o sanidad. Determinada a poner su granito de arena por la industria en estas difíciles circunstancias económicas, la página web de la Agencia [6] suministra a las empresas de armamento toda la información que necesitan sobre cómo ganar contratos gubernamentales; mientras, su “visión a largo plazo” [7] insiste en que si Europa quiere mantener una industria de defensa “competitiva a nivel global” debe considerar cómo Estados Unidos gasta una proporción de “seis a uno” en inventar nuevas armas.

Cuando no está acumulando millas aéreas, Solana regularmente le da la lengua con aquellos personajes que comercian con instrumentos de muerte. Por ejemplo, es un patrocinador de la Agenda de Seguridad y Defensa [8] un thinktank financiado por la industria armamentística con el objetivo de crear un consenso en torno a la “necesidad” de un mayor gasto militar.

Al anunciar su decision de no prolongar otro periodo, Solana habló de las “cosas extraordinarias” que había logrado su equipo durante la última década. La evolución de la UE desde un poder puramente civil a otro militar es, en verdad, extraordinaria. Las opiniones de aquellos que le han asistido en su transformación también son repugnantes; Robert Cooper [9], un ex-consejero de Tony Blair, ha sido una de las figuras intelectuales clave en las que ha confiado Solana. Cooper ha escrito [10] que el mundo está desesperado por una “nueva forma de imperialismo” para solucionar sus males (hace gala de un desconocimiento de cómo, para empezar, la vieja forma de imperialismo creó muchos de esos problemas).

En el caso de Solana el viejo cliché de que si uno puede llevar un martillo todo parece un clavo nunca ha parecido más adecuado. Un documento estratégico [11] que publicó el año pasado sobre las implicaciones de seguridad del cambio climático recomendaba que la Unión debería tratar por todos los medios de salvaguardar su acceso al Ártico. En el proceso esto podía suprimir cualquier obstáculo que las compañías de petróleo occidentales se encontraran al sacar los recursos naturales del Árticos. Sólo se prestaba una atención de pacotilla al vulnerabilidad ecológica de la zona [12].

“No te crees enemigos y nunca hagas una pregunta a la que tú no sabes o no quieres responder”. Así es cómo Solana resumió su manera de abordar la diplomacia. “No te crees enemigos” es otra manera de decir “no tengas principios” a juzgar por la agenda destructiva que él ha seguido. ¿Puede decirme alguien cómo se dice en castellano “good riddance”*?



Notas:

[1] http://news.bbc.co.uk/2/hi/europe/8136287.stm

[2]http://www.hrw.org/en/news/2000/02/06/new-figures-civilian-deaths-kosovo-war

[3]http://www.epc.eu/en/pb.asp?TYP=TEWN&LV=187&see=y&t=13&PG=TEWN/EN/detailpub&l=12&AI=823#_ednref10

[4] http://www.epc.eu/en/pb.asp?TYP=TEWN&LV=187&see=y&t=13&PG=TEWN/EN/detailpub&l=12&AI=823#_ednref10

[5]http://www.tni.org/reports/militarism/eumilitary.pdf?

[6]http://www.eda.europa.eu/ebbweb/

[7]http://www.eda.europa.eu/ebbweb/

[8]http://www.securitydefenceagenda.org/

[9]http://en.wikipedia.org/wiki/Robert_Cooper_(strategist)

[10] http://www.williambowles.info/sa/robert-cooper.html

[11] http://www.consilium.europa.eu/ueDocs/cms_Data/docs/pressData/en/reports/99387.pdf

[12] http://panda.org/what_we_do/where_we_work/arctic/news/?150742/EU-urged-to-guard-against-Arctic-resource-rush

* N. de la t: Encantada: “Good riddance” puede equivaler al “¡hasta nunca!” del título del artículo (“Good riddance to Javier Solana”).

Enlace con el original: http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2009/jul/08/javier-solana-eu-foreign-policy

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Con sus rejas forjaron espadas: Historia crítica de Israel


Entrevista con el historiador y profesor Arno J. Mayer

Pierre Barbancey
21-07-2009
L’Humanité
Traducido por Jorge Aldao y revisado por Caty R.

El historiador Arno J. Mayer, profesor de la Universidad de Princeton en Estados Unidos, analiza la creación de Israel que, presentada como el sueño de los judíos, se ha convertido en la pesadilla de los palestinos.

El título de su obra, “Con sus rejas, forjaron espadas”, ¿sugiere que al principio el proyecto sionista era humano, incluso humanista?
Desde el principio, en el sionismo existía la idea del retorno a la tierra. Volver a la tierra también significaba trabajarla. Uno de los símbolos más emblemáticos del sionismo fue, sin duda, el kibutz, que procedía del mismo concepto. Había todo tipo de razones para enfatizar esto: los judíos, sobre todo en Europa (el sionismo es, ante todo, un asunto de los judíos europeos y no de los judíos del norte de África u otros lugares), no podían ser propietarios de la tierra. La idea de volver a la tierra formaba parte de la idea de una normalización del pueblo judío. La primera vez que estuve en Israel, debió de ser en 1950, fue para participar en la vida de un kibutz. Era la gran atracción para los judíos, incluso para los que no iban a hacer su aliyá (literalmente "la subida" hacia Israel, N. de R.). Por lo tanto el arado, la reja, eran el símbolo de ese retorno a la tierra.
El subtítulo del libro es “Historia crítica de Israel”. ¿La crítica se hace con respecto a la historia oficial? ¿Cuál es su objetivo?
De hecho, lo que en realidad me impulsó a escribir este libro fue la visita de Ariel Sharon al Monte del Templo (la Cúpula de la Roca para los musulmanes, N. de R.) en septiembre de 2000. Aquello me conmocionó. Escribí artículos en los que planteaba que si no se abandonan lo que ustedes, en francés, llaman colonias y nosotros, en inglés, the settlements, es decir, asentamientos, no habrá base para empezar una negociación seria. Para ser completamente franco, no pensaba escribir cosas muy radicales. Sólo lo que me parecía más elemental. Y me encontré con que no podía publicar dichos artículos en Estados Unidos. En cambio sí pude hacerlo en Francia, en un diario de la tarde.
Pero el detonante para escribir este libro no procede únicamente de esa negativa a debatir el asunto en Estados Unidos. En el momento de la publicación del segundo artículo en Francia varias personas, intelectuales parisinos que no eran judíos, me dijeron: «Arno, sabes muy bien lo que escribiría sobre este asunto si fuera judío. Pero no siendo judío, no puedo».
¿Como reaccionó a la provocación de Sharon?
Como digo en el libro, reaccioné como un judío no judío pero también como un sionista no sionista. Tendemos a tratar el sionismo como un bloque. No estaba escrito en las estrellas que ese sionismo debía convertirse en un sionismo político, un sionismo militar, etc. Había otros sionismos: el cultural, el religioso… Por eso decidí basar mi investigación en los escritos y declaraciones de los críticos internos del sionismo. La crítica interna que hacían era de una prudencia extraordinaria si tenemos en cuenta que eran personas como Ahad Haam, Martín Buber, Leon Magnes y Ernst Simón [1], que fue un amigo muy cercano de mi padre. Todos estaban juntos en la universidad de Heidelberg. En 1950, en Israel, Ernst Simón me llevó dos veces con él a las discusiones con Martín Buber. Eso me marcó. Son críticos a quienes difícilmente se puede acusar de antisionistas. Eran sionistas que se podrían denominar de pura cepa. Se les ha eliminado completamente del discurso público en Israel y también del discurso judío sionista de la diáspora. Me serví de ellos en cierta medida. Fueron mis guías en mi lectura crítica del sionismo tal como ha evolucionado.
La idea básica del libro es que existían otras posibilidades históricas, otras posibilidades de evolución del sionismo. No estaba determinado de antemano que el sionismo tuviera por mascarón de proa a Jabotinsky [2], aunque esto no se acepte públicamente. Porque si hay una impronta ideológica y política del sionismo y de eso en lo que se convirtió el Estado de Israel, es claramente la marca de Jabotinsky.
El grado que alcanzaron la politización y la militarización del sionismo, y más tarde el Estado de Israel, no habría sido posible sin la alianza con Estados Unidos. Y especialmente sin el apoyo de la diáspora estadounidense que, desde el punto de vista de su poder, de su influencia, se desarrolló de una manera fulminante después de la Segunda Guerra mundial. Se convirtió en uno de los lobbies más imponentes. Pero en cuanto se menciona el lobby judío aparecen todo tipo de críticas. Porque la gente no comprende que en Estados Unidos los lobbies hacen que funcione la política. Hay un lobby del petróleo, de los jubilados, de las cámaras de comercio, de las armas… Forman parte del poder político y de la política en Estados Unidos.
Cuando se habla del lobby judío o sionista, que es 100% israelí, no hay nada secreto. Es público. Los directores de estos lobbies se jactan de la influencia que tienen, del poder que pueden ejercer. No se puede comprender la construcción de Israel tal como se desarrolló, sin tener en cuenta que después de la guerra Estados Unidos tomó el relevo de lo que se llamaba "el paraguas imperial británico". Herlz era totalmente consciente de esto: la construcción de Israel, un hogar para los judíos, era imposible sin ese paraguas imperial. Precisamente porque se trataba de un espacio geopolítico que era cualquier cosa menos europeo, un espacio en primer lugar colonial. No era posible una implantación del hogar judío sin esa protección. Son los dos elementos que me guiaron. Las críticas internas y la negativa a admitir hasta qué punto la política exterior y la diáspora estadounidenses han tenido que ver en este asunto.
¿Originalmente también existía la mentira, que pretendía que ese espacio era "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, que encontramos en la esencia del sionismo?
Sí, pero no duró mucho tiempo. Se dieron cuenta de que no era así. Las autoridades sionistas vieron con claridad que las relaciones con los nativos, es decir los palestinos, serían muy difíciles y además -aquí rindo un homenaje a mi amigo Edward Said-, tenían una visión “orientalista” de las relaciones entre sionistas (judíos) por un lado y palestinos (musulmanes e incluso cristianos) por el otro. No sé hasta qué punto Edward Said conocía los escritos de Haam, Buber y Magnes, ya que las actitudes de éstos, sus reflexiones críticas sobre la evolución del sionismo hacia un sionismo político, anticipaban lo que se convirtió en la toma de conciencia de Edward Said sobre esas complejas relaciones entre el mundo occidental y lo que se denomina Tercer Mundo.
Usted habló de Sharon en el año 2000, pero, en realidad, ¿no se podía sospechar desde el principio que las rejas de los arados se transformarían en espadas? ¿Realmente no estaba escrito?
En 1950, la primera vez que fui a Israel, hice un viaje al Néguev con los responsables del kibutz en el que me encontraba. Llevaban fusiles, lo que me hizo reflexionar. Quizá era un estúpido o estaba mal informado. No me daba cuenta de hasta qué punto los elementos estratégicos y tácticos contaron desde el principio. Incluso el emplazamiento de ciertos kibutz no se eligió al azar.
Existe un debate para determinar quiénes eran más fuertes en 1948 y 1949. Hay algunos que, todavía en la actualidad, sostienen que Israel (o las fuerzas que iban a constituir Israel) se salvaron milagrosamente, ya que eran inferiores. No comparto esta idea. Los que habían leído a Jabotinsky y los que, sin haberlo leído, estaban en el asunto, se dieron cuenta de que los ejércitos de los países árabes no estaban a la altura. Basta con comparar el grado de educación de los sionistas en el momento de la guerra con el índice de alfabetización de los países árabes.
Volviendo a Jabotinsky, ¿se puede ver su "huella" en el levantamiento del llamado muro separación, que los palestinos califican como el muro del apartheid?
Jabotinsky había comprendido una cosa: el desarrollo del nacionalismo en el área circundante sería inevitable. Decían que estaban tan arraigados en su tierra como los judíos en la suya. Pero los judíos tenían una ventaja: una superioridad militar que había que capitalizar. Jabotinsky desarrolló la táctica y la estrategia del "muro de hierro". Si hablamos de la actualidad, hay quienes consideran que la construcción del muro es un éxito total ya que impide los ataques suicidas. Esto es cierto en un sentido. Pero la resistencia se manifiesta de otra manera.
Los muros deben plantearse en un contexto mucho más amplio, como estamos descubriendo en Estados Unidos. Aquí estamos construyendo un muro impresionante a lo largo de la frontera con México. Nadie puede convencerme de que las personas no aprenderán a franquearlo. Es lo lógico.
Hay muchas declaraciones estadounidenses nuevas desde la llegada al poder de Barack Obama, pero pocas presiones sobre Israel. ¿Cómo ve las cosas?
Como siempre en política internacional, cuando se llega a un punto neurálgico hay que contar con dos elementos. Es necesario que haya una presión por parte de Washington, pero al mismo tiempo hace falta que sucedan cosas en Israel. Pero en Israel el consenso está casi al 100%. Me aflige ver que en Israel apenas existe la izquierda. No se puede decir que los intelectuales israelíes se cubran gloria en su resistencia a ciertas políticas de su país. Políticas que, sin embargo, salta a la vista que no son compatibles con un régimen democrático.
Por supuesto, no sé qué haría si fuera un profesor en Haifa o en Tel Aviv. Pero me asombra su comportamiento, tanto ante Gaza como frente a la guerra de Líbano. Uno de ellos, muy conocido, pronunció discursos de apoyo al gobierno, dijo que los otros utilizaban a los civiles como escudos… mientras que el ejército israelí se comportaba como debía hacerlo. Hicieron falta dos o tres semanas para que cambiara de discurso.
En Israel, en este momento, no se me ocurre de dónde podría venir una presión para un cambio radical. Los propios israelíes son responsables de la situación en la que se encuentran. Y temo que terminen chocando contra un muro. Si los estadounidenses ejercen presión sobre Israel será porque Estados Unidos revise su política imperial. Nosotros, los estadounidenses, no hemos perdido del todo la soberbia. Tenemos problemas económicos y financieros. Otras potencias se recuperan, como Rusia o China. Todo esto forma parte de las reflexiones de Obama pero no sólo, cualquiera que dirija Estados Unidos deberá revisar sus planteamientos. Por lo tanto, es más probable que la presión venga del exterior. Y tan pronto como los estadounidenses comiencen a cambiar, los europeos también, por supuesto, sin ninguna duda.
En Israel existe una cierta esquizofrenia. Hay un doble discurso. Por un lado dicen: "somos el pueblo elegido", “formamos parte la civilización occidental que continúa ejerciendo su misión civilizadora", "somos los más poderosos militarmente". Al mismo tiempo, dicen "somos los más amenazados". Siempre existe un peligro existencial. El último es Irán. Antes hubo otros. Cada vez que aparece un líder en los países vecinos que llama la atención y parece que tiene ciertas posibilidades (Nasser, Arafat, Saddam Hussein, Ahmadinejad), es un Hitler. Lo que significa que habitualmente la Shoah está en el centro de la Weltanschaung (visión del mundo) de los israelíes. Por el otro lado dicen: "somos los judíos, estamos rodeados de enemigos y, además, Estados Unidos quiere abandonarnos”. No veo cómo van a poder salir de esta esquizofrenia.
Notas:
[1] Ahad Haam (1856-1927): tenía la profunda convicción de que el Estado judío nunca podría reunir a todos los judíos. Martín Buber (1878-1965): partidario de una solución estatal binacional, sin embargo aprobó la división de Palestina por la ONU en 1947. Leon Magnes (1877-1948): rabino estadounidense que fundó con Einstein y Freud la Universidad Hebraica de Jerusalén, se oponía a la división de Palestina y fundó un pequeño partido binacional, Ihud (unidad). Ernst Simon (1899-1988): pertenecía, como los anteriores, al movimiento Brit Shalom, que promueve un Estado binacional.
[2] Vladimir Jabotinsky (1880-1940): fundador del partido revisionista, ala derecha del movimiento sionista, que reclamaba un Estado judío a ambas orillas del río Jordán que integrase la Transjordania, la actual Jordania. En un libro famoso, El Muro de hierro. Nosotros y los árabes, publicado en 1923, para lograr la colonización sionista de Palestina proponía la construcción de "un muro de hierro que la población autóctona no pueda atravesar".
Texto original en francés: http://www.humanite.fr/Entretien-avec-Arno-J-Mayer
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Los tres errores de Barack Obama en África


21-07-2009
Varios autores
CADTM
Traducido para Rebelión por Caty R.

Después de la cumbre del G8 en Italia, el presidente estadounidense Barack Obama voló a África con un supuesto regalo: un sobre con 20.000 millones de dólares a repartir durante 3 años, con el fin de que los «generosos» donantes de los países ricos «ayuden» a reducir el hambre en el mundo.

Mientras que la promesa de erradicar el hambre se hace regularmente desde 1970, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) ha publicado un informe el mes pasado en el que indica que el número de personas subalimentadas ha roto el techo de los mil millones, es decir, 100 millones más durante el año pasado. Al mismo tiempo, el Programa Alimentario mundial de las Naciones Unidas (PAM) da la voz de alarma al anunciar que tiene que reducir las raciones distribuidas en Ruanda, Uganda, Etiopía, Corea del Norte y Kenia (país de origen de la familia paterna de Obama), principalmente por la reducción de la contribución de Estados Unidos, su principal proveedor de fondos (1).

Más allá del efecto propagandístico de Obama, que viene a añadirse a una larga lista de voces piadosas que no han conseguido en absoluto mejorar la situación hasta la fecha, conviene recordar que el montante de la ayuda de 20.000 millones durante 3 años representa menos del 2% de lo que Estados Unidos ha suministrado en 2008-2009 para salvar a los banqueros y aseguradores responsables de la crisis.

Así, después de tender la mano a los «amigos musulmanes» en el discurso de El Cairo (siempre continuando entre bastidores con la desestabilización de Oriente Próximo), después de tender la mano a los «amigos» rusos (siempre manteniendo sus posiciones sobre el escudo antimisiles en Europa del Este), Obama tiende la mano a los «amigos africanos» (siempre con sus intenciones neocoloniales bien afianzadas en la cabeza).

Obama libera de la responsabilidad a los países ricos

A la larga alocución de Obama en Accra, Ghana, siguió una serie de entrevistas con sus homólogos extranjeros. Con el pretexto de renovar las relaciones estadounidenses frente al resto del mundo, Obama, una vez más, destacó en el arte de predicar la apertura y el intercambio, mientras sigue aplicando las nefastas políticas de sus predecesores (2).

Desde el principio declaró que «La decisión del futuro de África vuelve a estar en manos de los africanos» (3). Sin embargo, mientras que esa declaración está marcada por la sensatez y pone a todo el mundo de acuerdo, en absoluto es el caso en la realidad, y la actuación de los países del G8 es decisiva, desde hace medio siglo, para privar a los pueblos africanos de su soberanía. Obama no olvida señalar que lleva «sangre africana en las venas» como si eso, automáticamente, diese más fuerza y legitimidad a su discurso. En todo caso, el mensaje se establece claramente: el colonialismo del cual sus ancestros fueron víctimas no debe ser una excusa para los africanos. Aquí aparecen grandes similitudes con el discurso que pronunció el presidente Nicolas Sarkozy en Dakar unos meses después de su elección, discurso que levantó una ola de merecidas protestas a la que Obama parece que ha escapado milagrosamente de momento… ¡Pero nosotros pretendemos reparar esta injusticia!

Con mucha rapidez, Obama libera a Occidente de su responsabilidad en el estado actual del desarrollo del continente. Al declarar que «el desarrollo depende de la buena gobernanza» y que «es una responsabilidad que sólo los africanos pueden solventar», parte del falso supuesto de que la pobreza que reina en África se debe principalmente a la mala gobernanza y a las libres opciones de los dirigentes africanos. En definitiva, la culpa es de los africanos. ¡Nada más falso!

Con afirmaciones como «Occidente no es responsable de la destrucción de la economía de Zimbabue durante los últimos diez años, ni de las guerras en las que se reclutan niños soldados», el presidente Obama oculta el papel fundamental de los países ricos en la evolución de África. Y especialmente el de las instituciones financieras internacionales, con el FMI y el Banco Mundial a la cabeza, esas herramientas de dominación de las grandes potencias, que organizan el sometimiento de los pueblos del Sur por medio de políticas de ajuste estructural (abandono de las subvenciones a los productos de primera necesidad, reducción drástica del gasto público, privatización de empresas públicas, liberalización de los mercados, etcétera), que impiden la satisfacción de las necesidades fundamentales, expanden una miseria galopante, multiplican las desigualdades y posibilitan los peores horrores.

Obama compara lo incomparable

Para apoyar sus afirmaciones, Obama compara África con Corea del Sur. Primero explica que hace cincuenta años, cuando su padre salió de Nairobi para estudiar en Estados Unidos, Kenia tenía un PIB por habitante superior al de Corea del Sur, antes de añadir: «Se habla de herencia del colonialismo y otras políticas llevadas a cabo por los países ricos. Sin querer minimizar ese factor, mi opinión es que Corea del Sur, trabajando con el sector privado y la sociedad civil, ha conseguido establecer las instituciones que garantizan la transparencia y la responsabilidad». ¡Quienes leen atentamente las publicaciones del CADTM no pueden dejar de indignarse!

Porque el supuesto éxito económico de Corea del Sur (4) se ha hecho contra las recomendaciones impuestas por el Banco Mundial a la mayoría de los demás países en desarrollo. Tras la Segunda Guerra Mundial, y concretamente en 1961, la dictadura militar en el poder en Corea del Sur se benefició de importantes donaciones de Estados Unidos por un importe de 3.100 millones de dólares. ¡Más que el conjunto de los préstamos del Banco Mundial a los demás países del Tercer Mundo durante el mismo período! Gracias a esas donaciones, Corea del Sur no tuvo que endeudarse durante 17 años (1945-1961). Los préstamos exteriores sólo empezaron a ser importantes desde finales de los años 70, una vez que la industrialización de Corea estaba muy avanzada.

Así, todo empezó en Corea por una férrea dictadura que aplicó una política estatal y muy proteccionista. Esta dictadura se puso en marcha por Washington después de la Segunda Guerra Mundial. El Estado impuso una reforma agraria radical en la que se expropió, sin indemnizaciones, a los grandes terratenientes japoneses. Los campesinos se convirtieron en propietarios de pequeñas parcelas de tierra (el equivalente a 3 hectáreas como máximo por familia) y el Estado acaparó los excedentes agrícolas que antes recaudaban los propietarios japoneses cuando Corea era una colonia nipona. La reforma agraria sometió a los campesinos a fuertes obligaciones. El Estado fijaba los precios y las cuotas de producción sin permitir el libre movimiento de las fuerzas del mercado.

Entre 1961 y 1979, la dictadura militar de Park Chung Hee estuvo apoyada por el Banco Mundial, aunque Corea se negó a seguir su modelo de desarrollo. En aquel momento, el Estado planificó con mano de hierro el desarrollo económico del país. La continuidad de la política de industrialización para sustituir la importación y la sobreexplotación de la clase obrera son dos de los ingredientes del éxito económico del país. La dictadura de de Chun Doo Hwan (1980-1987) también estuvo apoyada por el Banco Mundial, incluso aunque no siempre se seguían sus recomendaciones (concretamente en lo que se refería a la reestructuración del sector del automóvil).

Así, cuando Barack Obama declaró que «Corea del Sur, trabajando con el sector privado y la sociedad civil, consiguió establecer las instituciones que garantizan la transparencia y la responsabilidad», omitió que el sector privado estaba claramente dirigido por el Estado y que la dictadura coreana «dialogaba» con la sociedad civil a punta de bayoneta: la historia de Corea del Sur de 1945 a principios de los años 80 está plagada de masacres y represiones brutales.

También es importante refrescar la memoria de Barack Obama en lo que se refiere al ejemplo de Zimbabue para ilustrar el fracaso de los africanos y el de Corea del Sur como modelo. El año que Zimbabue accedió a la independencia (1980) estuvo marcado por levantamientos populares contra la dictadura militar en Corea del Sur. Dichos levantamientos se reprimieron de forma sangrienta, más de 500 civiles perecieron a manos de los militares con el apoyo de Washington. En aquella época, y desde 1945, el ejército surcoreano estaba bajo el mando conjunto estadounidense-coreano, a su vez controlado por el comandante en jefe de las fuerzas de Estados Unidos en Corea del Sur. Las masacres perpetradas por el ejército surcoreano en mayo de 1980 se completaron con una represión masiva en los meses siguientes. Según un informe oficial del 9 de febrero de 1981, se detuvo a más de 57.000 personas en la «campaña de depuración social» que se llevó a cabo desde el verano de 1980. Más de 39.000 personas fueron enviadas a los campos militares para una «reeducación física y psicológica». En febrero de 1981, el dictador Chun Doo Hwan fue recibido en la Casa Blanca por el nuevo presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. ¿Éste es el ejemplo que quiere ofrecer Obama al pueblo de Zimbabue y a los demás países de África?

La posición geoestratégica de Corea fue una de sus principales bazas hasta finales de los años 80, lo que le permitió no caer en las garras del FMI y el Banco Mundial. Pero en los años 90, la situación geopolítica se revirtió tras el hundimiento del bloque soviético. Washington cambió paulatinamente de actitud hacia las dictaduras aliadas y aceptó apoyar a los gobiernos civiles. Entre 1945 y 1992, Corea del Sur estuvo bajo un régimen militar con la bendición de Washington. El primer opositor civil elegido a la presidencia en una elección abierta fue Kim Youngsam, que aceptó el consenso de Washington y estableció una agenda claramente neoliberal (supresión de las barreras aduaneras, privatizaciones en cadena, liberalización de los movimientos de capitales), que sumió a Corea del Sur en la crisis económica del sudeste asiático en 1997-1998. Mientras tanto, Corea del Sur pudo llevar a cabo una industrialización que los países ricos han negado a África. Se comprende entonces hasta qué punto el ejemplo de Corea del Sur está muy lejos de ser convincente e imitable.

Por añadidura, la pobreza de recursos naturales ha favorecido, paradójicamente, el desarrollo de Corea del Sur, ya que el país se ha librado de la codicia de las multinacionales. Estados Unidos consideraba Corea como una zona estratégica desde el punto de vista militar frente al bloque soviético, no como una fuente crucial de aprovisionamiento (como Nigeria, Angola o Congo Kinshasa). Si Corea hubiera estado dotada de grandes reservas de petróleo u otras materias primas estratégicas, no habría recibido de Washington el mismo margen de maniobra para dotarse de un poderoso aparato industrial. Estados Unidos no está dispuesto a favorecer deliberadamente la emergencia de competidores poderosos dotados al mismo tiempo de grandes reservas naturales y de industrias diversificadas.

Obama exonera al capitalismo de sus errores

A propósito de la actual crisis mundial, Obama denuncia «Las acciones irresponsables de algunos (que) han engendrado una recesión que ha arrasado el planeta». Así, da a entender que esta crisis se debe a la irresponsabilidad de un puñado de individuos cuyos excesos habrían hundido al mundo en la recesión. De este modo, eclipsa la responsabilidad de quienes impusieron la desregulación financiera desde hace casi treinta años, con Estados Unidos a la cabeza. Sería más exacto señalar al modelo de desarrollo capitalista “productivista”, impuesto a la fuerza por los países del Norte, como la fuente de las múltiples crisis actuales que, lejos de ser sólo económicas, son también de orden alimentario, migratorio, social, medioambiental y climático.

Todas estas crisis tienen como origen las decisiones tomadas por los gobiernos imperialistas del Norte, y principalmente las de Estados Unidos que, controlando a la vez al FMI y al Banco Mundial, imponen condiciones favorables a sus intereses y a los de las grandes empresas. Desde la «independencia» de los países africanos, la mayoría en torno a los años 60, el FMI y el Banco Mundial actuaron como caballos de Troya para favorecer la apropiación de las riquezas naturales del Sur y defender los intereses de los acreedores. Con el apoyo a las dictaduras de todos los rincones del mundo (Mobutu en Zaire, Suharto en Indonesia, Pinochet en Chile y muchos otros) y después obligando a aplicar rigurosas políticas antisociales, los sucesivos gobiernos occidentales nunca han permitido que se garanticen los derechos humanos fundamentales en todo el mundo. Las expresiones «derecho a la autodeterminación», «democracia», «derechos económicos y políticos» no son realidades en África, al contrario que el peso aplastante de de la deuda y los lamentos de los que pasan hambre.

¿Para cuándo la emancipación de África?

El devastador sistema de la trata de esclavos, en el marco del comercio internacional triangular instaurado por Europa y sus colonos en las Américas del siglo XVII al XIX, destrozó África. Después ha estado totalmente bajo tutela del colonialismo europeo desde finales del siglo XIX hasta las independencias. Luego se ha mantenido a África dependiente por medio del mecanismo de la deuda y de la ayuda pública al desarrollo. Tras las independencias ha estado en manos de los potentados (Mobutu, Bongo, Eyadema, Amin Dada, Bokassa, Biya…) quienes, la mayoría del tiempo, estaban protegidos por las capitales europeas y Washington. Varios altos dirigentes africanos que pretendieron poner en marcha un desarrollo autónomo y favorable para sus poblaciones fueron asesinados por orden de París, Bruselas, Londres o Washington (Patrice Lumumba en 1961, Sylvanus Olympio en 1963, Thomas Sankara en 1987…). Las clases dominantes africanas y los regímenes políticos que establecen obviamente tienen su parte de responsabilidad en la continuación de las desgracias de África. El régimen de Mugabe en Zimbabue, por ejemplo. En la actualidad, los pueblos de África están sufriendo directamente el golpe de los efectos de la crisis mundial, cuyo epicentro se encuentra en Washington y Wall Street, que revela de hecho que el capitalismo conduce a un callejón sin salida inaceptable para los pueblos. Los orígenes africanos de Barack Obama son pan bendito para las empresas de su país, que defienden intereses económicos muy concretos en la explotación de las materias primas de África. Una realidad que Obama borra de un plumazo para proseguir con un discurso paternalista y moralizante con el fin de convencer a los africanos de que no se comprometan en la lucha por una independencia auténtica y un verdadero desarrollo que garantice, por fin, la plena satisfacción de los derechos humanos.

* Autores: Emilie Tamadaho Atchaca, presidente del CADD Benin; Solange Koné, militante por los derechos de a mujer en Costa de Marfil; Jean Victor Lemvo -Solidaire- Pointe Noire (Congo Brazzaville); Damien Millet, portavoz del CADTM France; Luc Mukendi, coordinador de AMSEL /CADTM LUBUMBASHI; Victor Nzuzi, agricultor, coordinador del GRAPR y NAD Kinshasa; Sophie Perchellet, investigadora del CADTM Belgique; Aminata Barry Touré, presidenta de CAD-Mali/Coordinadora del Forum de los Pueblos; Eric Toussaint, presidente del CADTM Belgique; Ibrahim Yacouba, sindicalista de Níger. Todos son miembros de la red internacional CADTM, www.cadtm.org

Notas:

(1) Ver el Financial Times (FT) del 12 de junio de 2009. Según FT, Burham Philbrook, el subsecretario de Estado de Agricultura de Estados Unidos, declaró que Washington no podía garantizar la financiación del PAM a la altura del año 2008, durante el que Estados Unidos aportó 2.000 millones de dólares. Siempre según el FT, Philbrook sugería que el PAM debía reducir su ayuda mientras que sabía perfectamente que el número de hambrientos ha aumentado en 2009.

(2) Esta continuidad aparece también en la pasividad de Obama frente al golpe de Estado en honduras. Condena, pero deja hacer. Por otra parte, el Pentágono está muy próximo a los golpistas, los cuales no permanecerían en el poder si el Pentágono les diera la orden de retirarse.

(3) Las citas de Obama se han extraído del diario Le Monde, 11 de julio de 2009.

(4) Ver Eric Tousssaint, Banco mundial, el golpe de estado permanente, El Viejo Topo, Barcelona, Enero 2007; Editorial Abya-Yala, Quito, Julio 2007; CIM, Caracas, Agosto 2007; Observatorio DESC, La Paz, Noviembre 2007, capitulo 11, “Corea del Sur: el milagro desenmascarado”: http://www.cadtm.org/spip.php?article1869

Texto original en francés: http://www.cadtm.org/spip.php?article4605



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Las peores pesadillas para Barack Obama se hacen realidad día tras día en Afganistán


Editorial Gara
20-07-2009

Once muertos en un bombardeo de cazas paquistaníes contra refugios talibanes en Orakzai, en la frontera con Afganistán.

Mueren tres soldados afganos en un atentado suicida en el sur de Afganistán. Un cazabombardero de EEUU con dos miembros a bordo se estrella en Afganistán. Al menos cinco muertos y varios heridos en un nuevo ataque con misiles de un avión no tripulado estadounidense en la región paquistaní de Waziristán del Norte, fronteriza con Afganistán. Nueve civiles muertos, entre ellos cinco niños, por una bomba en una carretera en el sur de Afganistán. Muere otro soldado británico en Afganistán. Mueren seis civiles y catorce resultan heridos en un ataque de un helicóptero de las fuerzas internacionales sobre una zona de la provincia sureña afgana de Kandahar... Y aún podríamos llenar más líneas con el recuento de muertos, heridos y ataques que han tenido lugar en los últimos dos días tanto en Afganistán como en las zonas fronterizas de Pakistán. La tensión es máxima en la zona y el número de bajas, militares (tanto de las fuerzas combatientes en Afganistán y Pakistán como de las tropas aliadas) y civiles, aumenta sin cesar, hasta el punto de que el mes de julio ha sido el peor en cuanto a cifra de muertos para las fuerzas aliadas (de lo que podríamos deducir que el número de víctimas afganas y paquistaníes, cuyo número exacto se desconoce, es también mayor que nunca). Según www.iCasualties.org, una página web que se presenta a sí misma como independiente aunque sólo cuenta a los muertos de la OTAN, en lo que va de mes han muerto ya 26 estadounidenses, 15 británicos, 6 canadienses, dos turcos y un italiano. El número de víctimas mortales en las fuerzas aliadas se acerca vertiginosamente al total del año pasado, que llegó a 294 (208 en lo que va de 2009).
Para asomarnos a la dimensión de las cifras de civiles que pierden la vida en los bombardeos aliados, basta recordar que el general estadounidense Stanley McChrystal, nuevo comandante de las tropas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, emitió este mes una directiva destacando la importancia de evitar la muerte de civiles y limitar el uso de los ataques aéreos en zonas residenciales. A este respecto, el jefe del Estado Mayor de Estados Unidos, el almirante Mike Mullen, admitió el viernes que «ya hemos matado a demasiados civiles» y aseguró que, aunque muy tarde, las tropas estadounidenses, hasta el último soldado raso, comprenden hoy que deben proteger a los civiles. En el pequeño listado que hemos presentado como arranque de este editorial, el lector habrá apreciado que no todos los soldados parecen haber comprendido la directiva.
Obama se queda sin margen
Es más que obvio que, tras casi nueve años de invasión, Estados Unidos y el resto de aliados que lo acompañan en la intervención en territorio afgano (y paquistaní), están absolutamente empantanados. Son muchos los militares y analistas que reconocen abiertamente que están perdiendo la guerra y que los talibanes ganan posiciones, aumentan sus ataques y controlan cada vez más territorio. Esto ha obligado a la Administración Obama a replantearse su estrategia. El viernes, por ejemplo, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, señalaba la posibilidad de aumentar el contingente militar en Afganistán este año, aunque tanto Gates como otros jefes militares estadounidenses han señalado repetidamente que la llegada de nuevas tropas debe hacerse con discreción -y en pequeño número cada vez- «para no dar la impresión de que se trata de una fuerza de ocupación». Ya es tarde para eso, claro está. El problema es que Afganistán (y, desde hace ya muchos meses, también Pakistán), se ha convertido en un polvorín mayor incluso que el de Irak. A Obama se le va en ambos países muchísimo más dinero del que preveía gastar, y sus asesores no ven cómo salir del enredo. Su único consuelo es que fueron George Bush y compañía los que metieron al país en Afganistán, pero de eso, pronto, nadie se acordará, y el problema será única y exclusivamente de Barack Obama, a quien el tiempo, y el margen, se le acaba en la parte más convulsa de Asia, esa que podríamos llamar «Afpakistán» por la separación cada vez más endeble que marca la línea fronteriza entre ambos países.
Hay un factor más que está contribuyendo a que la situación en Afganistán esté hoy, quizás más que nunca, en el centro del debate político y público, especialmente en Estados Unidos y Gran Bretaña. Y es la decisión de la Administración Obama de dar visibilidad a los cuerpos de los soldados muertos en el exterior. Esto está originando, en ambos países, una primera sensación de «orgullo patriótico», según han destacado muchos analistas (y esto se pudo apreciar el martes, por ejemplo, en Wootton Bassett, Wiltshire, Gran Bretaña, donde miles de personas lanzaron flores sobre el cortejo fúnebre con los féretros de ocho soldados británicos muertos en Afganistán) pero, ¿cuánto tiempo tardará ese sensación en convertirse en ira y en presión dirigida hacia los gobiernos de Barack Obama y Gordon Brown?


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El “Procedimiento de Johnny”


Uri Avnery
Rebelión
21-07-2009
Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.


Como el fantasma del padre de Hamlet, el espíritu maligno de la guerra de Gaza se niega a dejarnos en paz. Esta semana ha vuelto para perturbar la tranquilidad de los jefes del Estado y el ejército.
“Rompiendo el Silencio”, un grupo de valientes ex soldados de combate, publicó un informe compuesto por testimonios de 30 combatientes de la guerra de Gaza.

Un informe impresionante sobre acciones que pueden considerarse crímenes de guerra.
Los generales se han puesto automáticamente en modo de negación. ¿Por qué no revelan su identidad los soldados?, preguntan inocentemente. ¿Por qué les oscurecen las caras en el video de los testimonios? ¿Por qué ocultan sus nombres y unidades?
¿Cómo podemos estar seguros de que no son actores que leen un texto elaborado por los enemigos de Israel? ¿Cómo podemos saber que esta organización no está manipulada por extranjeros que financian sus acciones? Y de todas maneras, ¿cómo sabemos que no mienten por rencor?
Se puede responder con un dicho hebreo: “da la sensación de verdad”. Cualquiera que haya sido un soldado combatiente en una guerra, en cualquier guerra, reconoce de inmediato la verdad en esos informes. Todos conocen a un soldado que no esta dispuesto a volver a casa sin una X en su cañón que demuestre que ha matado por lo menos a un enemigo. (Una de esas personas aparece en mi libro “La otra cara de la moneda”, que escribí hace 60 años y se publicó en inglés el año pasado como segunda parte de “1948: Historia de un soldado”. Estuve allí.
Los testimonios sobre el uso del fósforo, sobre bombardeos masivos de edificios, sobre el “procedimiento del vecino” (utilización de civiles como escudos humanos), sobre matar a “todo lo que se mueva”, sobre el uso de cualquier método para evitar bajas en nuestro lado, todos corroboran los primeros testimonios sobre la guerra de Gaza, no existen dudas razonables sobre su autenticidad. He aprendido del informe que el “procedimiento del vecino” ahora se llama “el procedimiento Johnny”, Dios sabe por qué Johnny y no Ahmad.
La hipocresía de los generales llega al colmo con su petición de que los soldados vayan adelante y cursen sus quejas a sus comandantes con el fin de que el ejército pueda investigarlas por los canales adecuados.
En primer lugar, ya hemos visto la farsa de la investigación propia del ejército.
En segundo lugar, y éste es el punto principal, sólo una persona que pretenda convertirse en mártir lo haría. Un soldado en una unidad de combate es una parte del ajustado ensamblaje de un grupo cuyo principio más elevado es la lealtad a los camaradas y su mandamiento “¡No delatarás!”. Si revela actuaciones cuestionables de las que ha sido testigo, será considerado un traidor y condenado al ostracismo. Su vida se convertirá en un infierno. Sabe que todos sus superiores, desde el simple cabo de escuadra al comandante de división, le perseguirán.
Este llamamiento a seguir los “canales oficiales” es un vil método de los generales –miembros del Estado Mayor, portavoces del ejército, abogados militares– para desviar la discusión sobre las acusaciones a la de la identidad de los testigos. No menos despreciables son los soldaditos de plomo llamados “corresponsales militares”, que colaboran con ellos.
Pero antes de acusar a los soldados que cometieron los actos descritos en los testimonios, tendríamos que preguntarnos si la propia decisión de empezar la guerra no conducía inevitablemente a los crímenes.
El profesor Assa Kasher, padre del “Código Ético” del ejército y uno de los más fervientes partidarios de la guerra de Gaza, afirmó en un ensayo al respecto que un Estado tiene derecho a ir a la guerra sólo en defensa propia y únicamente si la guerra constituye “el último recurso”. “Todas alternativas” para alcanzar el objetivo legítimo “deben haberse agotado”.
La causa oficial de la guerra fue el lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza contra ciudades y pueblos del sur de Israel. Ni que decir tiene que el deber de un Estado es defender de los cohetes a sus ciudadanos. Pero, ¿realmente se agotaron todos los medios para lograr ese objetivo sin la guerra? Kasher responde con un “Sí” rotundo. Su argumento principal es que “no hay justificación para exigir que Israel negociara directamente con una organización terrorista que no le reconoce y niega su derecho a existir.”
Esto no pasa la prueba de la lógica. El objetivo de las negociaciones se supone que no era el reconocimiento por parte de Hamás del Estado de Israel y su derecho a existir (en cualquier caso, ¿quién lo necesita?) sino conseguir que dejasen de lanzar cohetes contra ciudadanos israelíes. En esas negociaciones la otra parte, comprensiblemente, habría pedido el levantamiento del bloqueo contra la población de la Franja de Gaza y la apertura de los pasos de aprovisionamiento. Es razonable suponer que era posible alcanzar -con ayuda de Egipto- un acuerdo que también habría incluido el intercambio de prisioneros.
Esta vía no sólo no se agotó, ni siquiera se intentó. El gobierno israelí se ha negado repetidamente a negociar con una “organización terrorista” e incluso con el Gobierno Palestino de Unidad que existió durante algún tiempo y en el que Hamás estaba representado.
Por consiguiente, la decisión de empezar la guerra en Gaza, con una población civil de un millón y medio de habitantes, todavía no estaba justificada según los criterios de Kasher. “Todas la vías alternativas” no se habían agotado, ni siquiera se intentaron.
Pero todos sabemos que aparte de la razón oficial también había una extraoficial: derrocar el gobierno de Hamás en la Franja de Gaza. En el transcurso de la guerra, los portavoces oficiales afirmaron que había necesidad de poner “una etiqueta con el precio”, en otras palabras, causar muerte y destrucción no para dañar a los propios “terroristas” (lo cual habría sido casi imposible) sino para convertir la vida de la población civil en un infierno de forma que se levantara y derrocara a Hamás.
La inmoralidad de esta estrategia es paralela a su ineficacia: nuestra propia experiencia nos ha enseñado que semejantes métodos sólo sirven para endurecer la resolución de la población y unirla alrededor de su valeroso liderazgo.
¿Era posible llevar a cabo esta guerra sin cometer crímenes de guerra? Cuando un gobierno decide lanzar su ejército regular contra una organización guerrillera, que por su propia naturaleza lucha desde el interior de la población civil, está perfectamente claro que se infligirá un terrible sufrimiento a dicha población. El argumento de que el daño causado a la población y la matanza de miles de hombres, mujeres y niños eran de por sí inevitables, han llevado a la conclusión de que la decisión de empezar la guerra era un acto terrible desde el principio.
El aparato de la Defensa tiró por el camino más fácil. Los ministros y generales simplemente afirmaban que no creían los informes palestinos e internacionales sobre la muerte y destrucción, afirmando que eran de nuevo, en palabras de Kasher, “erróneos y falsos”. Sólo para estar seguros, decidieron boicotear la comisión de las Naciones Unidas que está investigando actualmente la guerra, encabezada por un respetado juez sudafricano que es tanto judío como sionista.
Assa Kasher adopta una actitud similar cuando dice: “Alguien que no conoce todos los detalles de una acción no puede evaluarla de un modo serio, profesional y responsable, y por consiguiente no debe hacerlo, a pesar de cualquier tentación emocional o política.” Exige que esperemos hasta que el ejército israelí concluya sus investigaciones, antes de que siquiera discutamos el asunto.
¿De veras? Cualquier organización que se investigue a sí misma carece de credibilidad, por no hablar de un cuerpo jerarquizado como el ejército. Además el ejército no tiene –y no puede obtener– el testimonio de los principales testigos presenciales: los habitantes de Gaza. Una investigación basada solamente en el testimonio de los perpetradores, pero no de las víctimas, es ridícula. Ahora, incluso los testimonios de los soldados de “Rompiendo el Silencio” no cuentan porque éstos no pueden revelar sus identidades.
En una guerra entre un ejército poderoso equipado con el armamento más sofisticado del mundo y una organización guerrillera, se suscitan algunas cuestiones éticas básicas. ¿Cómo deben comportarse cuando se enfrentan a una estructura en la que no sólo hay combatientes enemigos a quienes están “autorizados” a golpear, sino también civiles desarmados, a los que tienen “prohibido” golpear?
Kasher cita algunas de esas situaciones. Por ejemplo: un edificio en el que hay tanto “terroristas” como no combatientes. ¿Se debe atacar con fuego aéreo o de artillería que mate a todo el mundo, o hay que enviar soldados que arriesguen sus vidas y maten solamente a los combatientes? Su respuesta: no hay justificación para arriesgar la vida de nuestros soldados para salvar la vida de civiles enemigos. Un ataque aéreo o de artillería debe tener preferencia.
Esto no responde a la cuestión sobre el uso de la aviación para destruir cientos de casas suficientemente lejos de nuestros soldados, de las que no emanaba peligro para ellos, ni a la masacre de decenas de reclutas de la policía palestina que desfilaban, ni a la matanza del personal de la ONU en convoyes de provisión de alimentos. Ni a la del uso ilegal de fósforo blanco contra civiles, como se describe en los testimonios de los soldados recopilados en “Rompiendo el Silencio”, ni para el uso de uranio empobrecido y otras sustancias cancerígenas.
El país entero vio en directo por televisión cómo un obús impactó contra el apartamento de un médico y exterminó a casi toda su familia. Según el testimonio de civiles palestinos y observadores internacionales, ocurrieron muchos incidentes como éste.
El ejército israelí se sintió orgulloso del método de avisar a los habitantes por medio de octavillas, llamadas de teléfono y similares para inducirlos a que huyeran. Pero todos –y en primer lugar los propios avisadores– sabíamos que los civiles no tenían ningún lugar seguro al que escapar y que no había vías de escape claras y seguras. En realidad, muchos civiles fueron tiroteados mientras trataban de huir.
No debemos eludir la más dura de todas las cuestiones morales: ¿es permisible arriesgar la vida de nuestros soldados para salvar a los ancianos, mujeres y niños del “enemigo”? La respuesta de Assa Kasher, el ideólogo del “ejército más ético del mundo”, es inequívoca: está absolutamente prohibido arriesgar la vida de nuestros soldados. La frase más concluyente de todo su ensayo es: “Por consiguiente… el Estado debe dar preferencia a la vida de sus soldados sobre la vida de los vecinos (desarmados) de un terrorista.”
Hay que leer estas palabras varias veces para captar todas sus implicaciones. Lo que realmente se dice aquí es: si es necesario para evitar bajas entre nuestros soldados, es mejor matar civiles enemigos sin ningún límite.
Mirando hacia atrás, sólo podemos alegrarnos de que los soldados británicos que combatieron contra el Irgun y el grupo Stern no tuvieran una guía ética como la de Kasher.
Éste es el principio que guió al ejército israelí en la guerra de Gaza, y hasta donde yo sé, es una nueva doctrina: para evitar la pérdida de la vida de un solo soldado de los nuestros, está permitido matar a 10, 100 e incluso 1.000 civiles enemigos. Guerra sin bajas en nuestro lado. El resultado numérico da testimonio: más de 1.000 personas muertas en Gaza, uno o dos tercios de ellas (dependiendo de a quién se pregunte) eran civiles, mujeres y niños masacrados por el fuego enemigo, frente a 6 (seis) soldados israelíes muertos por fuego enemigo. (Cuatro más murieron por fuego “amigo”.)
Kasher afirma explícitamente que está justificado matar a un niño palestino que esté en compañía de un centenar de “terroristas”, porque los “terroristas” pueden matar niños en Siderot. Pero, en realidad, el caso ha sido asesinar a cien niños que estaban en compañía de un “terrorista”.
Si despojamos a esta doctrina de todos sus ornamentos, lo que queda es un simple principio: el Estado debe proteger la vida de sus soldados a cualquier precio, sin ningún límite ni ley. Una guerra de cero bajas. Esto lleva necesariamente a la táctica de matar a todas las personas y destruir todos los edificios que puedan representar un peligro para los soldados, creando un espacio vacío frente a las tropas que avanzan.
Sólo se puede extraer una conclusión de todo esto: A partir de ahora, cualquier decisión israelí de empezar una guerra en una zona poblada es un crimen de guerra y debemos honrar a los soldados que se rebelen contra ese crimen. Y bendecirlos.
Fuente: http://zope.gush-shalom.org/home/en/channels/avnery/1247930861


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Cómo Israel se apoderó de la política exterior de EE.UU.


AIPAC el agente extranjero que domina la política exterior de EE.UU. y se disfraza de lobby nacional

Jeff Gates
Information Clearing House
21-07-2009
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

A comienzos de los años sesenta, el senador William J. Fulbright luchó por obligar al Consejo Sionista Estadounidense a registrarse como agente de un gobierno extranjero. El Consejo eludió el registro al reorganizarse como Comité de Asuntos Públicos EE.UU.-Israel (AIPAC). Desde entonces AIPAC se ha convertido en lo que más temía Fulbright: un agente extranjero que domina la política exterior de EE.UU. y se disfraza de lobby nacional.

Los israelíes y los pro-israelíes objetan cuando escuchan esa acusación. ¿Cómo, preguntan, podrían tan pocos tener tanta influencia sobre tantos? La respuesta es: es cosa de matemáticas. Y de la concentración en un solo tema en las decisiones políticas de EE.UU. por docenas de organizaciones ‘nacionales’ que ahora componen el lobby de Israel, entre las cuales AIPAC es la fuerza más visible.
Las matemáticas políticas fueron facilitadas por el senador John McCain cuyo apoyo para todo lo israelí le aseguró la candidatura del Partido Republicano para reemplazar al cristiano-sionista G.W.Bush. El estilo de reforma de las finanzas electorales de McCain resultó ser un ajuste perfecto para la recolección de fondos en la Diáspora en la que se basa el lobby. Co-auspiciado por el senador Russ Feingold de Wisconsin, ese cambio en la ley electoral federal tipifica cómo la influencia israelí se hizo sistémica.
‘McCain-Feingold’ aumentó el monto (de 1.000 a 2.300 dólares) que los candidatos pueden recibir de individuos en elecciones primarias y generales. Una pareja puede contribuir ahora 9.200 dólares a candidatos federales: 4.600 en cada una de las elecciones primarias y generales. Es particularmente fácil influenciar las elecciones primarias, usualmente de bajo presupuesto.
De mucha importancia para la Diáspora es también que este cambio duplicó los fondos que los candidatos pueden recibir no importa dónde residan los donantes. Una candidato en Iowa, digamos, puede tener sólo unos pocos electores favorables a Israel. Si el apoyo a la campaña es suministrado por una red nacional de pro-israelíes, ese candidato puede ser más fácilmente persuadido a apoyar políticas requeridas por Tel Aviv.
La recolección de fondos basada en la Diáspora ha sido utilizada desde hace tiempo por el lobby con un éxito que multiplica su fuerza para conformar la política exterior de EE.UU. Bajo la guisa de reforma, John McCain duplicó los recursos financieros que el lobby puede desplegar para elegir y retener a sus partidarios.
Fulbright tenía razón
El proceso de tráfico de influencias funciona como sigue. Los candidatos son convocados a entrevistas exhaustivas con AIPAC. Los que son considerados suficientemente comprometidos con la agenda de Israel reciben una lista de donantes que probablemente “maximizarán” sus contribuciones a la campaña. O el proceso puede ser aún más fácil cuando los candidatos aprobados por AIPAC reciben el nombre de un “combinador.”
Los combinadores reúnen fondos de la Diáspora y combinan esas contribuciones para presentarlas al candidato. No se necesita mencionar un quid pro quo. Después que McCain-Feingold se convirtió en ley en 2003, los combinadores identificados por AIPAC pudieron reunir más de un millón de dólares para candidatos aprobados por AIPAC simplemente mediante el contacto con diez partidarios de la misma opinión. El cálculo es el siguiente:
El combinador y su cónyuge “llegan a un máximo” de 9.200 dólares y llaman a otros diez, digamos en Manhattan, Miami, y Beverly Hills. Cada uno de ellos “llegan a un máximo” (10 por 9.200 dólares) y llaman a otros diez para llegar a un total de 11 [111 x US$9.200 = US$1.021.200.]
Imaginad el incentivo para obtener una buena calificación en una entrevista con AIPAC. Un llamado del lobby y el candidato puede reunir suficiente dinero para montar una campaña verosímil para el Congreso en la mayoría de los distritos. Desde la perspectiva de Tel Aviv, la palanca política es apalancada adicionalmente porque menos de un diez por ciento de las 435 carreras a la Cámara están en competencia en cualquier ciclo electoral (típicamente entre 35 y 50).
Otros factores de multiplicación provienen de: (a) el mantenimiento de ese enfoque financiero durante múltiples ciclos, (b) la utilización de fondos para obtener y mantener la antigüedad de los que sirven en los comités del Congreso que son cruciales para promover los objetivos israelíes, y (c) la oposición a todo candidato que cuestione dichos objetivos.
Jewish Achievement informa que un 42% de los mayores donantes políticos al ciclo electoral del año 2000 fueron judíos, incluidos cuatro de los cinco principales. Eso se compara con que menos de un 2% de los estadounidenses son judíos. De los 400 estadounidenses más ricos de Forbes, un 25% son judíos según
Michael Steinhardt, fundador clave del Democratic Leadership Council. El DLC era dirigido por el senador judío sionista Joe Lieberman cuando renunció en 2000 para presentarse como vicepresidente con el candidato presidencial pro-israelí Al Gore.
El dinero nunca representó una restricción. Los donantes pro-israelíes se veían limitados sólo por la cantidad de dinero que podían contribuir legalmente a los candidatos seleccionados por AIPAC. McCain-Feingold elevó un límite esencial. Todavía hay que evaluar el impacto total de esa influencia extranjera. Lo que se sabe, sin embargo, basta para aplicar la Ley de Registro de Agentes Extranjeros. De los principales 50 neoconservadores que propugnaron la guerra en Iraq, 26 eran judíos (un 52%).
Harry Truman, sionista cristiano, fue uno de los receptores de fondos más destacados. En 1948, iba bastante atrás en los sondeos y en la recolección de fondos. Sus posibilidades mejoraron dramáticamente en mayo después que reconoció como Estado legítimo a un enclave de extremistas judíos que originalmente habían planeado establecerse en Argentina antes de decidirse por Palestina.
El secretario de Estado George C. Marshall se opuso a ese reconocimiento, así como el Estado Mayor Conjunto, la mayor parte del cuerpo diplomático, la incipiente Agencia Central de Inteligencia, y numerosos distinguidos estadounidenses, incluyendo a judíos moderados y seculares preocupados por los problemas que seguramente sobrevendrían. Recién en 1984 se reveló que una red de judíos sionistas había financiado la campaña de Truman al reabastecer su tren de campaña con 400.000 dólares en efectivo (3 millones en dólares de 2009).
Para comprar tiempo en la radio y la televisión, el dinero reunido por la red del lobby de Israel es pagado a medios que en gran parte son poseídos y administrados por miembros de la misma red. Presidentes, senadores y congresistas van y vienen pero los que reciben los cheques acumulan los favores que representan una influencia política duradera.
Se pretende que el sistema de gobierno de EE.UU. asegure que los miembros de la Cámara de Representantes representen los intereses de los estadounidenses que residen en los distritos respectivos – no a una red dispersa en el país (una Diáspora) comprometida con la promoción de la agenda de una nación extranjera. Se pretende que las elecciones federales hagan que los senadores rindan cuentas a sus electores que residen en los Estados que representan – no ante residentes en el exterior o a un gobierno extranjero.
En sus efectos prácticos, la ley McCain-Feingold aceleró una retirada del gobierno representativo al otorgar a una red nacional de agentes extranjeros una influencia desproporcionada sobre las elecciones en cada Estado y distrito parlamentario. La ‘reforma’ de las finanzas electorales permitió que esa red acumule aún más influencia política – una influencia desproporcionada respecto a su cantidad, indiferente en cuanto a su sitio de residencia y frecuentemente contraria a los intereses de EE.UU.
Este multiplicador de fuerzas es empleado ahora a plena vista, con impunidad y bajo la cobertura de la libertad de expresión, elecciones libres, prensa libre e incluso la libertad de religión. En él residen los peligros de una alianza enmarañada que indujo a EE.UU. a invadir Iraq y que ahora busca la guerra contra Irán. Al permitir que agentes extranjeros operen como un lobby interior, se indujo a EE.UU. a confundir los intereses sionistas con los suyos propios.
http://informationclearinghouse.info/article23098.htm


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La izquierda y el Islam


Pensar fuera de la caja laica

Gilad Atzmon
Palestine Think Thank
21-07-2009
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos


“La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón del mundo sin corazón y el alma de la condición desalmada. Es el opio del pueblo”, Karl Marx, 1843

Antes de emprender el análisis del tratamiento engañoso de las religiones por parte de liberales e izquierdistas, me gustaría compartir con ustedes un chiste malo. Cuidado, porque puede que ustedes no quieran compartir esta pequeña historia con sus amigas feministas.
Una activista estadounidense que visitó Afganistán a finales de los noventa estaba asolada al comprobar que mujeres caminaban a quince pies detrás de sus maridos. Pronto supo gracias a su traductor afgano que se debía a cierta pauta religiosa que ordenaba [así es como lo mostramos] respeto al “cabeza de familia”. Cuando volvió a Estados Unidos la asolada activista lanzó campaña tras campaña por los derechos de las mujeres en Afganistán. Resulta que la misma ferviente activista visitó Kabul el mes pasado. Esta vez le sorprendió encontrar una realidad completamente diferente. Ahora las mujeres caminaban 30 pies por delante de sus maridos. La activista informó rápidamente a su cuartel general en Estados Unidos: “La revolución por los derechos de la mujer es un gran éxito aquí en Afganistán. Mientras que en el pasado los hombres caminaban delante, ahora son las mujeres las que van en cabeza”. Su traductor afgano, que oyó hablar del informe, llamó a la mujer aparte y le informó de que la interpretación era completamente errónea: “Las mujeres”, dijo, camina delante debido a las minas.…”.
Por trágico que pueda parecerles a algunos, no somos tan libres como creemos ser. No somos exactamente los autores de la mayoría de nuestros pensamientos y de lo que comprendemos. Se nos imponen nuestras condiciones humanas; somos producto de nuestra cultura, de nuestra lengua, de nuestro adoctrinamiento ideológico y, en muchos casos, víctimas de nuestra pereza intelectual. Igual que la activista estadounidense de semi-ficción de antes, en la mayoría de los casos estamos atrapados dentro de nuestras ideas preconcebidas y esto nos impide ver las cosas como son realmente. En consecuencia, tendemos a interpretar y, en la mayoría de los casos, a malinterpretar culturas remotas que emplean nuestro mismo sistema de valores y código moral.
Esta tendencia tiene unas consecuencias graves. Por alguna razón “nosotros” (los occidentales) tendemos a creer que “nuestra” superioridad tecnológica junto con nuestra querida “ilustración” nos proveen de un “sistema antropocéntrico laico racional absolutamente ético ” de la más alta calidad moral.
La izquierda liberal
Podemos detectar en Occidente dos componentes ideológicos que compiten por nuestras mentes y nuestras almas; ambos afirman saber lo que está “bien” y lo que está “mal”. Los liberales insistirían en alabar la libertad individual y la igualdad civil; los izquierdistas tenderían a creer que poseen una herramienta “científica social” que les ayuda a identificar quién es “progresista” y quién es “reaccionario”.
Así las cosas, son estos dos preceptos laicos modernistas los que actúan como guardianes de nuestra ética occidental. Pero, de hecho, han logrado lo contrario. A su propia manera, cada ideología nos ha llevado a un estado de ceguera moral. Son estos dos llamamientos denominados “humanistas” los que o bien preparan conscientemente el terreno para las criminales guerras coloniales intervencionistas (los liberales), o bien no logran oponerse a ellas al tiempo que emplean ideologías erróneas y argumentos falsos (la izquierda).
Tanto los liberales como la izquierda, en sus aparentemente banales formas occidentales sugieren que el laicismo es la respuesta a los males del mundo. Sin lugar a dudas, el laicismo occidental puede ser un remedio para algún malestar social occidental. Sin embargo, en la mayoría de los casos las ideologías liberales y de izquierda no logran comprender que el laicismo es en sí mismo un resultado natural de la cultura cristiana, esto es, un producto directo de la tradición y de la apertura cristianas hacia una existencia cívica independiente. En Occidente la esfera espiritual y la civil están profundamente separadas [1]. Es precisamente esta división lo que permite el surgimiento del laicismo y el discurso de la racionalidad. Es precisamente esta división lo que ha llevado también al nacimiento de un sistema laico de valores éticos en el espíritu de la ilustración y de la modernidad.
Pero precisamente esta división es lo que ha llevado también al surgimiento de algunas formas rotundas de laicismo-fundamentalista que maduraron en crudas visiones del mundo antirreligiosas que no son diferentes del fanatismo. En realidad, es precisamente este muy engañoso laicismo fundamentalista lo que llevó a Occidente a un rechazo total de mil millones de seres humanos que están fuera de él simplemente porque llevan el velo equivocado o da la casualidad de que creen en algo que no logramos comprender.
Progresista frente a retrógrado
A diferencia del Cristianismo, el Islam y el Judaísmo son sistemas de creencia con una orientación tribal. De hecho, el interés principal de ambos sistemas de creencia es la supervivencia de la familia extensa en vez del “individualismo ilustrado”. Los talibán, a los que la mayoría de los occidentales consideran el más oscuro marco político posible, simplemente no se ocupan en absoluto de cuestiones que tienen que ver con las libertades personal o los derechos personales. Es la seguridad de la tribu junto con el mantenimiento de los valores de la familia a la luz de El Corán lo que constituye su núcleo fundamental. El Judaísmo rabínico no es en absoluto diferente. Básicamente está ahí para preservar la tribu judía manteniendo el Judaísmo como una “forma de vida”.
Tanto en el Islam como en el Judaísmo apenas existe separación entre lo espiritual y lo civil. Ambas religiones son sistemas que aportan respuestas exhaustivas en términos de cuestiones espirituales, civiles, culturales y cotidianas. La ilustración judía (Haskalah) fue en gran medida un proceso de asimilación judía a través del laicismo y la emancipación, y la generación de diferentes formas modernas de identidades judías, incluyendo el sionismo. Sin embargo, los valores ilustrados del universalismo nunca han sido incorporados al corpus de la ortodoxia judía. Como en el caso del Judaísmo rabínico, que es totalmente ajeno al espíritu de la ilustración, el Islam está en gran parte alejado de los valores de la modernidad y racionalidad eurocéntrica. En todo caso, debido a la interpretación de las Escrituras (hermenéutica) tanto el Islam como el Judaísmo están, en realidad, más cerca de la post-modernidad [2].
Ni la ideología de izquierda ni el liberalismo se relacionan intelectual o políticamente con estas dos religiones. El hecho es desastroso porque la mayor amenaza para la paz mundial la plantea el conflicto árabe-israelí; un conflicto que se está convirtiendo rápidamente en una guerra entre el Estado expansionista judío y la resistencia islámica. Y, sin embargo, tanto la ideología liberal como la de izquierda carecen de los medios teóricos necesarios para comprender las complejidades del Islam y del Judaísmo.
El liberal rechazaría el Islam por siniestro debido a su postura ante los derechos humanos y de las mujeres en particular. La izquierda caería en la trampa de denunciar la religión en general como “reaccionaria”. Quizá sin darse cuenta, tanto uno como otro caen aquí en un claro argumento supremacista. Dado que tanto el Islam como el Judaísmo son más que meras religiones, transmiten una “forma de vida” y suponen un todo por medio de respuestas a preguntas que tienen que ver con el estar en el mundo, los liberales e izquierdistas occidentales corren peligro de rechazar completamente a una gran parte de la humanidad [3].
Hace poco acusé a un verdadero izquierdista y buen activista de ser islamófobo por culpar a Hamás de ser “reaccionario”. El activista, que evidentemente apoya verdaderamente a la resistencia palestina, se defendió rápidamente afirmando que lo que a él no le gustaba no era sólo el “Islamismo”, que en realidad él odiaba por igual tanto al Cristianismo como al Judaísmo. Por alguna razón, él estaba seguro de que odiar por igual a cada religión era una cualificación humanista adecuada. En consecuencia, el hecho de que un islamófobo sea también judeófobo y cristianófobo no es necesariamente un signo de compromiso humanista. Seguí cuestionando a este hombre bueno; entonces él argumentó que lo que en realidad a él no le parecía bien era el Islamismo (esto es, el Islam político). Volví a cuestionarlo y llamé su atención sobre el hecho de que en el Islam no existe una separación real entre lo espiritual y lo político. La noción de Islam político (Islamismo) bien podría ser una lectura errónea del Islam. Señalé que el Islam político, e incluso la rara implementación de la “jihad armada”, no son sino Islam en la práctica. Tristemente éste fue más o menos el final de la discusión. Al activista de la solidaridad con Palestina le resultó demasiado difícil hacer frente a la unidad islámica de cuerpo y alma. La izquierda en general está condenada a fracasar aquí a menos que profundice más escuchando el vínculo orgánico islámico entre lo “material” y el llamado “opio del pueblo”. A una persona de izquierda hacer esto le supone nada menos que fundamental cambio intelectual.
Este cambio lo sugirió hace poco Hisham Bustani [4], un marxista independiente jordano, al afirmar: “La izquierda europea debe hacer una seria autocrítica de esta actitud de “nosotros sabemos más” y de su tendencia a considerar ideológica y políticamente inferiores a las fuerzas populares del sur”.
Palestina
La solidaridad con Palestina es una buena oportunidad para revisar la gravedad de la situación. Da la casualidad de que, a pesar del trato asesino que Israel inflige a los palestinos, la solidaridad con Palestina no se ha convertido todavía en un movimiento de masas. Puede que nunca llegue a ser tal movimiento. Dado el fracaso de Occidente de mantener los derechos de los oprimidos, los palestinos parecen haber aprendido la lección: eligieron democráticamente a un partido que les prometía resistencia. Curiosamente, muy pocas personas de izquierda estuvieron ahí para apoyar a los palestinos y su elección democrática.
Con la plantilla actual de solidaridad política condicionada, vamos perdiendo compañeros a cada recodo de este camino plagado de baches. Las razones son las siguientes:
1. El movimiento de liberación palestino es básicamente un movimiento de liberación nacional. En este reconocimiento es donde perdemos a todos los cosmopolitas de izquierda, aquellos que se oponen al nacionalismo.
2. Debido al ascenso político de Hamás ahora la resistencia palestina es considerada resistencia islámica. Ahí es donde estamosperdiendo a los laicos y los ateos furibundos que se oponen a la religión, lo que los catapulta a ser PEP (progresistas excepto acerca de Palestina) [5].
De hecho, los PEP se dividen en dos grupos:
PEP1: aquellos que se oponen a Hamás por ser “reaccionario”, sin embargo, aprueban a Hamás por su éxito operativo como movimiento de resistencia. Estos activistas están esperando básicamente a que los palestinos cambien de idea y vuelvan a ser un sociedad laica. Pero están dispuestos a apoyar con condiciones a los palestinos como pueblo oprimido.
PEP2: aquellos que se oponen a Hamás por ser una fuerza reaccionaria y rechazan su éxito operativo. Estos están esperando a la revolución mundial. Prefieren dejar a los palestinos en espera por el momento, como si Gaza fuera un centro de vacaciones al lado del mar.
Con estas fuerzas de solidaridad que se evaporan rápidamente, nos quedamos con un movimiento de solidaridad con Palestina en miniatura con un poder intelectual (occidental) lamentablemente limitado y una capacidad aún menor incluso de cualquier eficacia a nivel de base. Hace poco Nadine Rosa-Rosso [6], una marxista independiente que trabaja en Bruselas, reveló esta trágica situación al afirmar: “La vasta mayoría de la izquierda, incluyendo a los comunistas, está de acuerdo en apoyar al pueblo de Gaza contra la agresión israelí, pero se niega a apoyar su expresión política, como son Hamás en Palestina e Hizbola en Líbano”. Esto lleva a Rossa-Rosso a preguntarse “¿por qué la izquierda y extrema izquierda moviliza a tan poca gente? Es más, para ser claros, ¿son todavía capaces la izquierda y la extrema izquierda de movilizar en relación a estas cuestiones?”.
¿A dónde ahora?
“Si el apoyo de la izquierda a los derechos humanos en Palestina está condicionado y depende de que los palestinos denuncien su religión y sus creencias religiosas, su herencia cultural y sus tradiciones sociales, y adopten un nuevo conjunto de creencias, valores y comportamientos sociales ajenos que encaje con lo que la cultura de la izquierda considera aceptable, esto significa que el mundo está negando a los palestinos el derecho humano más básico, el derecho a pensar y a vivir dentro de un código ético”, Nahida Izzat [7].
El actual discurso de solidaridad de la izquierda es inútil. Él mismo se aleja de su sujeto, logra muy poco y no parece ir a ninguna parte. Si queremos ayudar a los palestinos, a los iraquíes y a los demás millones de víctimas del imperialismo occidental, realmente debemos pararnos un segundo, respirar profundamente y volver a empezar desde cero.
Debemos aprender a escuchar. En vez de imponer nuestras creencias a los demás, haríamos mejor en aprender a escuchar aquello en lo que creen los demás.
¿Podemos seguir las sugerencias de Bustani y Rossa-Rosso, y revisar toda nuestra noción del Islam, de sus raíces espirituales, de su estructura, de su equilibro unificado entre lo civil y el espíritu, de su visión de sí mismo como un “modo de vida”. Si podemos hacerlo o no es una buena pregunta.
Otra opción es reexaminar nuestra ceguera y abordar las cuestiones humanistas desde una perspectiva humanista (por oposición a política). En vez de amarnos a nosotros mismo a través del sufrimiento de los demás, que es la forma última de egoísmo, haríamos mejor en ejercer por primera vez la noción de verdadera empatía. Nos ponemos a nosotros mismos en el lugar del otro aceptando que puede que nunca comprendamos completamente a este mismo otro.
En vez de amarnos a nosotros mismos a través de los palestinos y a sus expensas, tenemos que aceptar a los palestinos por lo que son y apoyarlos por quienes son con independencia de nuestro punto de vista sobre las cosas. Ésta es la única forma verdadera de solidaridad. Su objetivo es una conformidad ética más que ideológica. Sitúa la humanidad en el centro mismo. Refleja la profunda comprensión que tenía Marx de la religión como el “suspiro de los oprimidos”. Si pretendemos tener compasión por la gente, haríamos mejor en aprender a amarlos por lo que son en vez de por lo que esperamos que sean.
Notas:
[1] Tiene algo que ver con una herencia del Bajo Imperio Romano y del desarrollo temprano del Cristianismo como un concepto expansionista que tenía el objetivo de difundirse a culturas y civilizaciones remotas.
[2] Se puede argumentar que la agenda principal tras los intentos post-modernos es desestabilizar las bases del conocimiento y la ética modernos desafiando la posibilidad de una aplicabilidad universal moderna. Como lo expresó elocuentemente Muqtedar Khan (http://www.ijtihad.org/discourse.htm) , el post-modernista trata de privilegiar el “aquí y ahora” por encima de lo global. Tanto la filosofía post-modernista como la teología religiosa, afirma Khan, “rechazan la afirmación modernista de la infalibilidad de la razón”. Como el post-modernista, el Islam y el Judaísmo son escépticos respecto a la soberanía de la razón y de los discursos de racionalidad.
[3] La extraña y muy común sugerencia marxista de que “muchas personas, aparte de nosotros” son, de hecho, “reaccionarios” por ser religiosos implica la asunción necesaria de que el propio marxismo está cómodamente instalado en una superioridad moral absoluta. Esta asunción es bastante errónea por dos razones obvias:
• Afirmar saber más que los demás basándose en la afiliación ideológica o política es nada menos que supremacía llevada a la práctica;
• La afirmación de poseer la superioridad moral X no se puede verificar científicamente a menos que esté validada por otra superioridad moral más elevada X’. Para poder sostener su “superioridad moral” un marxista debería ir más adelante y afirmar que detenta la superioridad moral aún más alta X’. Para verificar esta postura X’ tendrá que avanzar a otra X’ superior, y así sucesivamente. Nos enfrentamos aquí a una búsqueda sin fin de la validación del significado ético. Este modelo de pensamiento puede ayudarnos a entender por qué el marxismo occidental ha logrado separarse de la realidad ética y del pensamiento ético, y no abordar apenas cuestiones relacionadas con una verdadera igualdad.
El problema obvio con la implementación marxista de la dicotomía “progresista frente a reaccionario” es que el marxismo afirma, como corresponde, estar entre los progresistas y afirma convenientemente que el “adversario” se encuentra entre los reaccionarios. Obviamente, esto es ligeramente sospechoso o, cuando menos, discutible.
[4] http://palestinethinktank.com/2009/06/26/hisham-bustani-thoughts-out-of-season-critiquing-the-european-left/ (Traducción al castellano, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=83413).
[5] Phil Weiss en su blog de valor inestimable MondoWeiss blog acuñó hace poco el útil término político de PEP: progresistas excepto acerca de Palestina.
[6] http://www.countercurrents.org/rosso110209.htm
[7] http://www.tlaxcala.es/pp.asp?lg=en&reference=604
Una versión de este artículo, sin notas, se publicó en: http://palestinechronicle.com/view_article_details.php?id=15280
Gilad Atzmon es músico de jazz, compositor, productor y escritor.
Enlace con el original: http://palestinethinktank.com/2009/07/14/gilad-atzmon-thinking-out-of-the-secular-box-the-left-and-islam/


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