domingo, 2 de mayo de 2010

Juicio de lo que se vende a quien hace de ello un uso ilícito


Bismil lahir Rahmanir Rahím

En la sección dedicada al Juicio de lo que se vende a quien hace de ello un uso ilícito, de la obra Makásib al-Muharramah del Imam Jomeini(1) leemos:

Los (kufar)(2) están obligados a respetar las ramas de la religión (mukallafín bil furu’)(3) y son castigados si no lo hacen.
Pero la mayoría de los que no son musulmanes no son kufar, ya que la mayoría de ellos son ignorantes que no poseen conocimiento (Qáser), no ignorantes que pueden saber pero no quieren saber (muqaser).

Y esto es muy evidente, ya que a la mayoría de ellos no se les pasa por la mente que las disposiciones de otras religiones sean correctas y están seguros de la corrección de sus propias creencias y de la invalidez de las creencias ajenas.
Esa misma es la opinión de los musulmanes. De la misma manera en que el musulmán corriente está convencido de la corrección de su creencia y de la invalidez del resto de las creencias y no se le pasa por la mente otra posibilidad, ya que está convencido y ha crecido educado en los principios del entorno cultural islámico, así le sucede al común de ellos, sin que exista diferencia entre ellos y nosotros en este aspecto.
(Como establece la norma de los Principios de la Jurisprudencia (Usul ul-Fiqh): La convicción es prueba.)
Es decir, aquello de lo que uno está convencido de su corrección, es una prueba ante el juicio de Dios y justifica el comportamiento propio y no le convierte en pecador y no es correcto castigar a la persona por actuar conforme a lo que ésta considera correcto con toda seguridad.
En cuanto a aquellos que no son como el común de las gentes (gaire awám), es decir, los sabios entre ellos, por el hecho de haber sido formados desde pequeños en esas convicciones y de haber crecido en un entorno no musulmán y de haberse vuelto seguros de su creencia y de la invalidez de las otras creencias, su intelecto rechaza todo lo que va en contra de sus creencias, debido a esa consolidación de sus creencias desde la niñez.
Por ello, los sabios judíos y cristianos son como los sabios musulmanes, no ven las pruebas de los demás como correctas y no tienen duda de la invalidez de esas pruebas de los otros, basándose en la certeza que poseen en la corrección de sus propias creencias y, por ello, no admiten la posibilidad de que pueda no ser así.
Efectivamente, entre ellos existen algunos que son culpables de su ignorancia. Son aquellos que admiten la posibilidad de que sus creencias estén equivocadas pero no investigan las pruebas que aportan las otras creencias, bien por animadversión hacia ellas o bien por fanatismo, como sucedió en los comienzos del Islam, en que los sabios judíos y cristianos se comportaron de esa manera.
En conclusión, los no musulmanes son iguales que los musulmanes ignorantes. Los hay que son ignorantes sin ser conscientes de ello y, por tanto, sin culpa. Esos son la mayoría. Y otros que son conscientes de su ignorancia, pero no quieren solucionarla (y, por tanto, punibles).

Las obligaciones pueden remitir a los principios doctrinales o a las ramas. Esas obligaciones lo son para todos las personas mayores de edad legal y dotadas de razón (mukal.lefín), tanto Qáser como muqaser.
Los no musulmanes son merecedores del castigo por no practicar conforme a los principios y las ramas de la creencia, pero no en términos absolutos, sino mediante el aporte de pruebas contra ellos.
De la misma manera en que sucede con los musulmanes, que son sujetos susceptibles de ser castigados por su incumplimiento de las ramas de la creencia, pero eso no significa que sean castigados por ello, independientemente de si son Qáser o muqaser, sucede con los no musulmanes, tal y como dictan la razón y los principios de la justicia.
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1. Imam Ruhollah Al-Musawi Al-Jomeiní, Makásib al-Muharramah, t. I, p. 200, Ed. Tadim wa Nash Turáz Al Imam Al-Jomeini, Teherán 1381.(2002)
2. Se entiende por kufar, aquellos que niegan y tratan de oculta la verdad revelada. (singular: káfer)
3. Ramas o ramificaciones de la religión (furu’) en el sentido que le da la escuela shiita, es decir, frente a principios (Usúl) que consisten básicamente en: Tauhid, Nubuwa y Ma’od (Unidad y unicidad divina, profecía y resurrección y vida eternal). Las ramas, por lo tanto, son los aspectos prácticos que se deducen de la crencia: purificación, oración, ayuno, peregrinación, defensa de la religion, ordenar el bien y censurar el mal, transacciones comerciales, juicios, herencia, matrimonio, divorcio, etc.

Traducción del árabe: Raúl González Bórnez

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Sayyed Nasrallah a Al Rai: el Proyecto de Israel, Cerca de Su Fin


Al-Manar
30/04/2010

El secretario general de Hezbollah, Sayyed Hassan Nasrallah, ha subrayado que el escándalo en torno a la supuesta transferencia de misiles Scuds de Siria a Hezbollah “sirve para presionar a Siria y Hezbollah y tratar de impedir que la Resistencia pueda defenderse.”

Sayyed Nasrallah habló durante una entrevista con el canal de televisión kuwaití Al Rai el jueves. “Su campaña ha fracasado porque Siria ha negado esta afirmación y Hezbollah tradicionalmente no realiza comentarios sobre esos temas,” dijo Sayyed Nasrallah.

Su Eminencia se preguntó acerca de las implicaciones que tal campaña tendría a nivel moral y psicológico sobre los israelíes. Él añadió que “esto va en nuestro interés y todos aquellos que apoyan a la Resistencia han quedado más tranquilos porque hemos dicho que nos defenderemos a nosotros mismos y a Líbano y que atacaremos su infraestructura si ellos atacan la nuestra.”

Sayyed Nasrallah señaló que la Resistencia es capaz de cumplir sus compromisos de defender el país. “En julio de 2006, la Resistencia demostró que poseía suficientes capacidades defensivas y el enemigo estuvo asombrado de ver lo que estaba teniendo lugar porque no esperaba hacer frente a una resistencia de este tipo. No permitiremos que tomen como blanco nuestras ciudades. Existen líneas rojas y responderemos si las cruzan y somos capaces de ello. Sin embargo, no discutimos la naturaleza de las armas que utilizaremos.”

El líder de Hezbollah dijo que la foto tomada en Damasco (el presidente Bashar el Assad, el presidente Mahmud Ahmadineyad y Sayyed Nasrallah) fue suficiente para enviar un mensaje de que las circunstancias en la región han cambiado. “Os aseguro que cualquier nueva guerra israelí será una aventura de incalculables resultados para el lado israelí y eventualmente cambiará el rostro de la región. Mis hermanos y yo no creemos que sus actos de intimidación signifiquen que vaya a haber una nueva guerra.”

En lo que se refiere al asesinato del jefe de la Resistencia, Mártir Imad Mugniyeh, Sayyed Nasrallah dijo que una represalia por dicha muerte era sólo cuestión de tiempo. “No puedo decir qué operaciones para vengar la muerte de Mugniyeh han tenido lugar y fallaron. Puedo decir que la Resistencia islámica no será laxa a la hora de vengarle. Estamos enfrascados en una batalla con el enemigo israelí y cuando nuestros líderes son muertos en cualquier parte tenemos el derecho a responder en el marco de la actual batalla. El hablar de venganza implica alguna tolerancia en su significado. Si nosotros buscáramos vengarnos matando turistas israelíes habría sido fácil hacerlo, pero no vemos el asunto desde esa perspectiva. Nosotros sabemos dónde responder y cuándo y quién es el objetivo. Los israelíes lo saben y esto es cuestión de tiempo.”

Hablando sobre el Diálogo Nacional en Líbano, Sayyed Nasrallah dijo que “nuestro aliado, el General Michel Aún amenazó con retirarse de la mesa de diálogo para protestar contra el ataque contra las armas de la resistencia. El General expresó su resentimiento contra los que utilizan esta retórica. El representante de Hezbollah fue claro cuando dijo al otro campo que si quería llevar el tema a los medios, no habría problema y si quería abordarlo en la mesa no habría problema tampoco. Algunos dicen que las armas de la Resistencia dan a Israel el pretexto para lanzar una guerra contra Líbano. Condenamos esta retórica porque contradice los axiomas más simples. No podemos aceptar la legitimidad de un ataque israelí contra Líbano y nuestro pueblo. Es cierto que existe una diferencia histórica que se remonta al establecimiento de la Resistencia. Algunos poderes políticos nunca creyeron que Israel fuera un enemigo y esta diferencia ideológica estuvo presente incluso antes de que yo naciera. La única forma de resolver esta diferencia es a través del diálogo nacional. Esto es por lo que fuimos los primeros en presentar nuestra visión sobre este tema. Algunos grupos han publicado algunas declaraciones escritas en las que insisten en que el asunto de las armas es polémico. La Resistencia, sin embargo, nunca ha gozado de un consenso a su favor en ningún país ni en ningún momento y Líbano no es una excepción. La Resistencia en 1982 no disfrutaba tampoco de un consenso, ya que había partidos que estaban en el campo de Israel y luchaban a su lado.

Sayyed Nasrallah subrayó que la Resistencia en Líbano es fuerte especialmente tras la retirada israelí de la mayoría de Líbano en 2000 y la victoria en la guerra de 2006 contra Israel. Él añadió que las armas de la Resistencia no fueron y no serán utilizadas en Líbano para cambiar la ecuación política interna o alterar la Constitución. “La Resistencia ganó la guerra, pero no pedimos el poder y nunca lo buscamos. Todo el mundo recuerda el 25 de Mayo de 2000 cuando hablé en Bint Ybeil. Dije que lo que habíamos logrado era nuestra obligación y no queríamos nada a cambio. Hicimos un llamamiento al Ejército libanés para que tomara el control pleno del territorio en el Sur de Líbano y nunca pedimos una enmienda constitucional para cambiar la distribución sectaria de los poderes en Líbano. Nuestra actuación demuestra que las ambiciones de Hezbollah no están basadas en intereses sectarios sino en intereses nacionales y debo admitir que Líbano no puede permanecer separado de la causa palestina.

En referencia a los incidentes del 7 de mayo en Beirut, el jefe de Hezbollah explicó que lo que ocurrió entonces fue para revertir una decisión injusta adoptada por el gobierno de Fuad Saniora, que estuvo dirigida en contra de las armas de la Resistencia, es decir, su red de comunicaciones, que había jugado un papel fundamental en la derrota israelí en la guerra de 2006. “Algunas antiguas figuras del 14 de Marzo admiten que aquella decisión fue un error estratégico. Ese gobierno nos atacó y buscó provocar un enfrentamiento entre el Ejército y la Resistencia. Nosotros no estábamos representados en el ejecutivo. Cuando la delegación árabe llegó a Beirut nosotros les dijimos que nuestra única demanda era que dieran marcha atrás con respecto a dicha decisión y la participación en la mesa de diálogo nacional, nada más. No fuimos nosotros los que fijamos la condición de elegir a un nuevo presidente o dar a Saniora otro mandato. Nuestras armas no fueron utilizadas ni lo serán para cambiar el equilibro político libanés. Nuestras armas están para defender Líbano y a la Resistencia y no toleraremos que sean atacadas, porque ellas son legítimas, según todos los estándares.

Sobre las investigaciones relativas al asesinato del ex primer ministro Rafiq Hariri, Sayyed Nasrallah advirtió que Hezbollah no confía en el panel que lleva a cabo la investigación. “Tenemos evidencias que no nos permiten confiar en el panel ni en el propio Tribunal (Especial para Líbano). Si el panel no prueba que esté realizando una investigación técnica y seria reconsideraremos nuestra cooperación con él. Mohammed Zuhair Siddiq, por ejemplo, realizó un par de declaraciones y por primera vez implicó a algunos operativos de Hezbollah en el crimen. Siddiq es un falso testigo que engañó al panel de investigación y a todo el mundo y su falso testimonio llevó a la detención de cuatro generales, la muerte de decenas de trabajadores sirios en Líbano y podría haber llevado incluso a una guerra en la región. Él está todavía en fuga y la portavoz del tribunal dijo que éste no tiene nada que ver con Siddiq. ¿Cómo es eso? Nosotros hemos pedido formalmente al gobierno libanés que arreste a Siddiq con independencia de donde se encuentre, ya sea en los EAU o en Holanda. Tenemos que saber quién ha estado detrás de él, le dio pasaportes, le suministró un refugio y le ha estado financiando. Tenemos que estar convencidos de que esta investigación está siendo realizada para dar a conocer la verdad y establecer la justicia.

Su Eminencia añadió que “si el periódico francés Le Figaro y Assiyasiyya de Kuwait y luego Der Spiegel de Alemania y ahora el francés Le Monde tuvieran razón, entonces no habría necesidad de una investigación porque el acta de acusación estaría ya preparada contra Hezbollah. Nosotros rechazamos cualquier acusación contra Hezbollah, ya sea contra el partido o contra cualquier miembro. Existe un agente del Mossad israelí que ha sido sentenciado a muerte y que confesó recoger bolsas llenas de explosivos israelíes y entregarlas en ciertos lugares. ¿Fueron esos explosivos utilizados en ataques o no? Existen pistas que conducen a Israel, pero hay una tendencia a excluir a Israel de la autoría del asesinato de Hariri del asesinato y esto es un insulto para el mártir.

Dirigiéndose a los kuwaitíes, Sayyed Nasrallah subrayó que todos los complots para dominar esta región y el proyecto israelí han fracasado y que ellos se acercan a su fin. “La última jugada es intentar crear divisiones entre shiíes y sunníes. Existen algunos shiíes y sunníes que están implicados en este plan de división y ellos saben lo que están haciendo. Eso es por lo que llamo a todos los musulmanes a comprender el peligro que encierra este proyecto.

Su Eminencia dijo que los veredictos en Egipto contra los combatientes por la libertad que ofrecieron su apoyo a la resistencia en la Franja de Gaza son políticos e injustos. Él añadió que “cuando estos hermanos fueron arrestados en Egipto, subrayamos -y he dicho eso personalmente- que ellos eran unos combatientes de la Resistencia honestos, no criminales o gente fuera de la ley o terroristas, como el juez los describió. Ellos son personas honestas y su único crimen fue el de apoyar a sus hermanos de Gaza y proporcionar ayuda a la legítima Resistencia palestina, algo que todo el mundo debería hacer. Esas personas estaban cumpliendo con su deber y todo lo demás son meras fabricaciones para justificar las medidas que han sido adoptadas contra ellos.”

Sayyed Nasrallah se dirigió a los hombres detenidos y a sus familiares. “Cuando vosotros escogisteis el camino de respaldar al pueblo palestino, sabíais que podías ser arrestados o incluso muertos como mártires en cualquier momento. Lo que habéis sufrido en prisión y las sentencias que han sido emitidas hoy son una medalla en vuestros pechos.”

El jefe de Hezbollah añadió: “Sayyed Nasrallah añadió: “Para los pueblos árabes y los musulmanes, que saben que somos detenidos y encarcelados porque creemos que Al-lah es nuestro Dios y que sólo cumplimos con Su orden al apoyar a nuestros hermanos de Palestina y Gaza, estas condenas son algo de lo que sentirse orgulloso. Por el contrario, vienen a confirmar la credibilidad de nuestra posición y compromiso con el pueblo palestino. Por supuesto, buscamos más apoyo para los palestinos, pero incluso este respaldo actual nos está costando. Sin embargo, todo esto tiene lugar bajo los ojos de Allah y por Su causa.”

Él continuó diciendo: “Por supuesto, las puertas no están cerradas en Egipto y ciertamente no vamos a permitir que esos hermanos continúen en prisión. Realizaremos un seguimiento de este caso incluso si una sentencia fuera emitida, pero buscaremos resolver los temas como hicimos ya en el pasado a través de medios legales y judiciales... Este caso ya no es un caso judicial así que quizás los únicos medios disponibles sean los políticos. Buscaremos, pues, a través de medios políticos y diplomáticos canales para resolver este tema y restablecer los derechos de nuestros hermanos y no permitiremos que queden en prisión,” añadió.

Al final de la entrevista, Sayyed Nasrallah dijo: “Esta fase actual requiere de la comunicación y diálogo entre los musulmanes sunníes y los shiíes. Debemos dirigir la atención a nuestros puntos en común y no a temas que nos separan. Tenemos mucho en común y nuestro interés es el mismo. Somos los objetivos del enemigo, particularmente cuando hablamos de complots y planes que buscan saquear nuestras riquezas y dividirnos.”

Su Eminencia advirtió que “lo que está teniendo lugar en la Palestina ocupada es extremadamente peligroso y amenaza a nuestra nación” y sugirió que “todos los musulmanes se han agrupado alrededor de esta causa común.”

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Un manifiesto para pensar el presente, examinar el pasado e imaginar el futuro por un nuevo ciclo sin sionismo


02-05-2010
Nicolás Chadud Díaz
Revista Hoja de Ruta

"La justicia para los palestinos es la principal cuestión moral de nuestra era", Nelson Mandela.

El presente escrito no trata de un artículo de actualidad o reseña historiográfica-política. Por ello, no se citan textos, a penas se traen a colación algunos autores y se comparten algunas ideas o propuestas. Por tanto no se refiere a un trabajo “académico, imparcial y científico”, difícilmente algún esfuerzo intelectual sea considerado como tal. Por esta razón, se ha propuesto ensamblar una especie de manifiesto que haga aflorar un sentido crítico y reflexivo respecto a un tema complejo y sumamente decisivo: “La Izquierda y el Sionismo político”.

Este manifiesto no propone la “izquierdización del sionismo”, ni mucho menos levantar “el espíritu” de los “militantes sionistas de izquierda” para llevar a cabo algo así como una revolución social, política o económica en la tierra de Palestina. Lo que no sería posible puesto que el sionismo es en si misma una ideología que no se encuentra en la perspectiva política de emancipar a la humanidad o parte de ella, de cualquier forma de opresión y de establecer una cierta igualdad entre las personas, que les permita desarrollarse integralmente en libertad y con posibilidades ciertas de acceder a bienes materiales para cumplir dichos fines. Por tanto, referirse a la Izquierda y Derecha en la política israelí se ha convertido en algo nebuloso, extraño, paradojal. El sionismo es una ideología totalitaria en plena potencia que complejiza cualquier intento académico de la Ciencia o Sociología Política por dotarla de categorías o cualidades distintivas en su interior.

La Izquierda política se encuentra acostumbrada a utilizar un lenguaje y retórica que explicita las contradicciones de clase y económicas que existen en el sistema capitalista, lo que lógicamente impacta negativamente las relaciones humanas, entre comunidades políticas, étnicas, culturales, etcétera. Pues bien, nos proponemos dar a conocer algunas de las contradicciones de la Izquierda en cuanto a su posición respecto a las denominadas cuestión judía y cuestión palestina, dejando a la vista también que su propuesta más genuina de superar un sistema económico excluyente y desequilibrado ha ido quedando atrás, dando paso a un conformismo con suerte reformista recluido en el espacio del Estado de Bienestar y claudicando de manera fáctica la construcción de una utopía libertaria.

Por un lado, un hecho histórico significativo es que se apoya la creación del Estado de Israel como una forma de compensar los perjuicios y el intento de exterminio que sufrieron los judíos por parte del movimiento fascista en general y nazi en particular, ideología de extrema derecha que proponía un nuevo devenir para la humanidad, llevando a su máxima expresión el desarrollo de “la técnica”[1](techne) no sólo para la producción industrial de bienes, sino para instalar una efectiva industria de la muerte de opositores y de ciertas etnias que se consideraban inferiores, prescindibles y además culpables de los supuestos males que sufrían dichas sociedades. Una premisa que cobra una actualidad vertiginosa en Europa e Israel, respecto al “tratamiento” que reciben en general “los musulmanes” y los “árabes palestinos” respectivamente. Achacar a los “inmigrantes musulmanes[2]” los males que sufren las grandes economías europeas, no es sólo patrimonio de los sectores conservadores, ultra nacionalistas y derechistas, en países como Francia, Inglaterra, España o Italia. Intelectuales de la talla de Giovanni Sartori sostienen sin tibiezas que “El Islam es incompatible con la democracia”. De la misma forma que los árabes palestinos de nacionalidad israelí son percibidos por el sistema político, incluido el partido laborista[3], no sólo como ciudadanos de tercera clase en la “democracia israelí”, sino que su existencia y presencia misma se percibe como una amenaza potencial y real para ejecutar el proyecto del “Gran Israel” (Eretz Yisrael Hashlemah), anhelos que también compartía la Alemania nazi y los fundadores sionistas desde la década de los treinta.

Por esta razón principal se explica que la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas haya sido el segundo país, luego de Estados Unidos[4], en reconocer el establecimiento del Estado judío en 1948, además se pensaba que Israel sería un Estado socialista, fomentando un sistema de propiedad colectiva por medio de los Kibutz o granja colectiva para trabajar la tierra, proyecto que se esfumó rápidamente[5]. Sin embargo, es bastante común que los militantes e intelectuales izquierdistas observen con “buenos ojos” la “causa judía”, percibiéndola a lo menos como un proyecto estatal “progresista y democrático”, muy diferenciado de sus “vecinos árabes”, que son más bien “incivilizados, triviales, religiosos y tribales”, a menudo sin entender muy bien la diferencia entre un kurdo, un paquistaní, un musulmán, un tuareg, un turco, un árabe o un semita. De todas formas, lo más patético de todo es asimilar cómo militantes “izquierdistas radicales” de origen palestino que criticaban al partido Fatah por considerarlo moderado, condenaban a la OLP y Arafat por los Acuerdos de OSLO y la corrupción galopante, ahora se encuentren instalados como “nobles” funcionarios de planta o asesores en el Gobierno palestino de la ANP[6]-que efectivamente no gobierna- para supuestamente defender los derechos del pueblo palestino ¿Tanto se puede transar por un “cargo honorífico”?[7].

Es notorio que las fuerzas políticas de Izquierda o Centro Izquierda, particularmente en Europa, bastión del parlamentarismo y la socialdemocracia, que hoy en día se encuentra extraviada y desorientada en sus fines[8] y también en sus medios, se encuentren impregnadas de lo que Edward W. Said denominó como Orientalismo, lo que opera como un dispositivo discursivo; a través de unos lentes constituidos de prejuicios y objetivos políticos(definidos de antemano) para observar y representar el Mundo Árabe Islámico para conveniencia de lo que se denomina en contraposición como “Occidente”.

Lógicamente dicha perspectiva ha permeado a los diversos movimientos, partidos y gobiernos de Izquierda, inclusive aquellos que se han declarado a favor de la causa palestina y sus reivindicaciones. Nada más evidente que Gobiernos como el de Zapatero en España que se declaran en contra de la invasión a Irak, critican la colonización israelí en Cisjordania, pero es al mismo tiempo uno de los mejores Estados-proveedores de armamento sofisticado del ejercito israelí desde el año 2007, que han sido utilizado en las sucesivas invasiones a Gaza. Por su parte, la Unión Europea no ha tomado ninguna decisión en política exterior que conduzca a Israel a romper el bloqueo total de la Franja de Gaza o derribar el Muro que consolida el sistema de Apartheid. Ni siquiera se ha negado el ingreso de productos israelíes que son elaborados en las colonias instaladas en territorio palestino ilegalmente ocupado[9].

Nada más incoherente e inconsistente que la posición de los países miembros plenos de MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) que se declaran a favor de un Estado palestino y en general por la resolución pacífica del conflicto mediante el cumplimiento de las resoluciones de la ONU. Pero al mismo tiempo, establecen con Israel el primer tratado de libre comercio (TLC) con un Estado fuera de la región, que sólo falta ser ratificado por Argentina. Un acuerdo que es firmado a sabiendas que no se ha finalizado la ocupación y colonización de Palestina y, peor aún, sigue en marcha un proyecto de construir más asentamientos y anexar más y más territorio, incluido en Jerusalén, haciendo “revivir” el concepto nazi de “espacio vital”. De la misma forma el Estado chileno, presidido por dos socialistas[10], ha venido negociando un TLC con Israel, acuerdos que también posee con Corea, Estados Unidos y China, entre otros. Se hace evidente que el llamado “pragmatismo” económico financiero con el que operan los Gobiernos de cortes socialistas o socialdemócratas, tiene sumidos a las Izquierdas en una grave crisis, por su incapacidad de diferenciarse del neoliberalismo en aquellos asuntos públicos que son decisivos en las estrategias y políticas de desarrollo en los países.

Es menester declarar que el fin del Gobierno Hitleriano es percibido por el establishment político y en consecuencia por la opinión pública mundial como el fin del nazismo, nada más lejano de la realidad empírica. La “raza aria” ha devenido en un concepto del todo mesiánico: “el pueblo elegido”, pero la distinción es sumamente decisiva en nuestro tiempo, puesto que dicho proyecto totalitario capta el apoyo implícito y explicito de las grandes potencias cómplices con intereses bien específicos en la región, sin duda, pero también de países medios y pequeños cooptados por sus propias debilidades internas que permiten la oligarquización de la política, que frecuentemente se aparta del bienestar ciudadano y de la justicia a nivel nacional y mundial.

Queda en evidencia también una política comunicacional propagandista, sistemática y eficaz a nivel global para hacer “revivir o resucitar” el exterminio y horror nazi como una experiencia única, innombrable, sagrada, monstruosa e incomparable. ¿Qué importancia tienen los 1.400 palestinos acribillados en Gaza en unos pocos días? O ¿los más de 20.000 durante las últimas décadas sólo en Gaza y Cisjordania? El Estado de Israel siempre tiene una respuesta y justificación de sus crímenes: La culpa es de los terroristas de la OLP, la culpa es de la Intifada, la culpa es de Saddam Hussein, la culpa es de Arafat, la culpa es de la carta nacional de la OLP, la culpa es de Hamas, la culpa es de los movimientos islamistas y ahora último del arsenal nuclear de Irán.

En ningún lugar del planeta se asesinan a niños con tanta impunidad, en ninguna parte del planeta se le exige al pueblo ocupado velar por la seguridad del ocupante, ¡qué cosa tan insensata, sínica y poco realista! ¿En qué lugar se encuentra la Izquierda para defender la igualdad, la libertad y solidaridad con el pueblo que ha sufrido en “carne propia” las prácticas de exterminio que provienen del siglo XX y persisten en el siglo XXI? Es cierto que no se puede borrar de un plumazo la nefasta posición de los Gobiernos Árabes, incluidos los estados y gobiernos que se declaran socialistas, para instrumentalizar la causa palestina y sólo para eso, con tal de reafirmarse en el poder y asegurar sus intereses por décadas de décadas.

Un aporte para explicitar esta problemática es generar reflexión crítica para poner en evidencia la contradicción fragante entre el apoyo sistemático del proyecto racista y excluyente judío y, simultáneamente, apoyar el proyecto nacional palestino. Es posible que los grandes proyectos nacionales hayan perdido una cierta vigencia, pero dicha situación histórica no se constituye en una justificación válida para dejar a los palestinos “como carne a la intemperie, a la deriva de sus verdugos”, sujetos a una terrorífica experiencia de encierro, sujeción, control, vigilancia y castigo permanente de sus vidas. Israel ha hecho posible macro socialmente hablando, la consagración absoluta y radical del Panóptico diseñado por Bentham[11].

Una posición ambigua de los Gobiernos de Izquierda al respecto dan cuenta no necesariamente de lo ilegitimo de los valores que encarnan, sino del estado de descomposición en la cual esos valores se manifiestan en la política en sus respectivas dimensiones, puesto que no se ven reflejados en casi ningún sentido. La campaña a favor del boicot en contra de los productos y servicios israelíes[12] es fomentada más bien por militantes, movimientos internacionales y ONGs, principalmente de países más desarrollados, que en general no militan en partidos o movimientos de Izquierda, aunque por su perspectiva de la política y de lo que deben ser las relaciones humanas y económicas, sí lo son. Se debe constatar la brecha existente entre la sociedad civil y los partidos políticos que debieran representar los intereses y demandas de la misma. Más bien los partidos se han convertido en verdaderas “industrias” que “producen” “militantes-burócratas” , con escasa capacidad analítica, para engrosar los diversos estamentos del Estado y en particular los partidos socialistas, laboristas o socialdemócratas han perdido su genuina vocación internacionalista y emancipadora.

La Izquierda se encuentra en una encrucijada que ha llegado por si misma, sin proyecto y eso se refleja en la falta de estrategia, cooperación y coordinación internacional para encarar los problemas de la humanidad, paradojalmente en un momento económico en donde la Globalización Neoliberal ha mostrado graves falencias. Sin duda, Palestina se ha convertido, sin habérselo imaginado, en el centro mismo de las tensiones y conflictos que se presentan en la modernidad. Así como en un lugar de experimentación caótica en el cual se manifiestan y contra manifiestan en su mayor intensidad las teorías y prácticas del fascismo contemporáneo.

¿Será este territorio “sagrado y profanado” a su vez un punto de dislocación para ingresar a un nuevo ciclo humano disruptivo que se rebele en contra de la catástrofe que significan las teorías y prácticas raciales, coloniales e imperiales, de unos sobre otros? Y en este mismo sentido, ¿Se podrá superar el discurso civilizador y policial que ostentan quienes piensan en una supuesta superioridad moral “Occidental” en relación a “Oriente”?

Nicolás Chadud. Es politólogo e investigador.

Nota: El presente documento se ha podido llevar a cabo gracias al aporte generoso, valiente, comprometido y decidido de los miembros del Movimiento Palestino Revolucionario de Esperanza con sede en Shams Yedid e Ibdaa.

NOTAS

[1] Palabra tan de moda en nuestro tiempo. “Gobierno de especialistas y técnicos”.

[2] Que provienen sobre todos de países como Argelia, Egipto, Túnez o Marruecos que sufrieron en “carne propia” el colonialismo y el saqueo desenfrenado de sus recursos, métodos que persisten a través de políticas económicas sofisticadas y fomentadas por las oligarquías internas.

[3] El Partido Laborista israelí, el más importante de su historia, es parte de un Gobierno de “Unidad Nacional” que es integrado por partidos que se encuentran de acuerdo en transferir masivamente a los palestinos fuera de las fronteras, tal como se hizo en 1948 y 1967. A su vez, el Partido Laborista, se encuentra a favor de aplicar leyes que faciliten la expulsión de palestinos. El Partido Laborista israelí es el mejor ejemplo de lo que está convertida la Socialdemocracia de Hoy: aquella que se declara “moderna, laica, progresista, racional”.

[4] Luego de finalizar la segunda Gran Guerra, Estados Unidos de Norteamérica pasó no sólo a ser la gran potencia mundial sino también el país con mayor influencia en la región levantina(Zona de Al Shams) y norte de África(Egipto y Magreb), remplazando el poderío anglo francés que se mantuvo durante décadas.

[5] Antes del nacimiento del Estado sionista ya se excluía a los palestinos y se les negaba el acceso a la tierra.

[6] Según el portal oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado de Israel, una de las principales tareas de las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI) es garantizar la seguridad global en la Margen Occidental (Cisjordania) en coordinación con la Autoridad Palestina. “Sus principales tareas incluyen consolidar los arreglos de paz; garantizar la seguridad global en la Margen Occidental en coordinación con la Autoridad Palestina; luchar contra el terrorismo, tanto dentro de Israel como más allá de sus fronteras; y mantener una capacidad de disuasión para evitar el estallido de hostilidades”. Véase en: http://www.mfa.gov.il/MFAES/Facts+About+Israel/EL+ESTADO-+Fuerzas+de+Defensa+de+Israel.htm. Esto hace evidente que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) opera bajo la tutela israelí y que Israel no tiene la más mínima intención de acabar su dominio sobre la nación palestina, como bien apuntaba Edward W. Said.

[7] Son precisamente los (no) militantes o ciudadanos oportunistas los que atentan contra los proyectos que pretenden democratizar la sociedad. Un desafío de la Izquierda en general y la Izquierda palestina en particular, si pretende volver a ser Izquierda, debería aplicar exigentes criterios de selección, ¡si selección!, para rescatar a aquellas personas preparadas que actúan por convicciones, utopías y propósitos colectivos.

[8] Sin un proyecto colectivo realmente diferenciador del libre mercado y de la democracia (no) representativa.

[9] Véase lo siguiente: ¿Es legal el boicot contra los productos israelíes? En http://www.voltairenet.org/article161496.html

[10] Se refiere a Lagos y Bachelet, que comparten militancia en el Partido Socialista de Chile, partido que posee un historial de cooperación y solidaridad mutua con la OLP.

[11] Véase la obra de Michel Foucault.

[12] Por ejemplo, el adiestramiento y “asesoría” de las Fuerzas de Defensa israelíes(FDI) con sus respectivos pares en América Latina y el Caribe para formar verdaderos ecuadores de la muerte, principalmente como un medio para combatir a opositores y defender Golpes de Estados.

Fuente:http://www.hojaderuta.org/ver_articulos.php?id_texto=557&id_revista=41

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Sayyed Nasrallah: El Veredicto de Egipto Político e Injusto


Al-Manar
29/04/2010 El secretario general de Hezbollah, Sayyed Hasan Nasrallah, dijo que los veredictos de Egipto contra los luchadores de la libertad de varios países que estaban ofreciendo su apoyo a la Resistencia en la Franja de Gaza son políticos e injustos.

En una entrevista a la cadena de televisión kuwaití Al Rai, que será difundida el jueves, Sayyed Nasrallah dijo que “cuando esos hermanos fueron arrestados en Egipto, subrayamos -y lo he dicho personalmente- que ellos eran honestos combatientes de la Resistencia, no delincuentes, criminales o terroristas, como el juez les describió. Ellos son personas honradas cuyo único crimen es que estaban apoyando a sus hermanos en Gaza y proporcionando ayuda a la legítima Resistencia palestina, algo que todos deberíamos hacer. Ellos estaban cumpliendo con su obligación y todo lo demás que se ha dicho son meras fabricaciones para justificar las medidas que fueron adoptadas contra ellos.

Su Eminencia se dirigió a los miembros de la Resistencia y sus familias. “Cuando escogisteis el camino de apoyar al pueblo palestino, sabíais que podríais ser arrestados o incluso muertos como mártires en cualquier momento. Para vosotros, las sentencias que han sido emitidas hoy son una medalla de honor en vuestros pechos.”

Sayyed Nasrallah añadió: “Para los pueblos árabes y los musulmanes, que saben que somos detenidos y encarcelados porque creemos que Al-lah es nuestro Dios y que sólo cumplimos con Su orden al apoyar a nuestros hermanos de Palestina y Gaza, estas condenas son algo de lo que sentirse orgulloso. Por el contrario, vienen a confirmar la credibilidad de nuestra posición y compromiso con el pueblo palestino. Por supuesto, buscamos más apoyo para los palestinos, pero incluso este respaldo actual nos está costando. Sin embargo, todo esto tiene lugar bajo los ojos de Allah y por Su causa.

Su Eminencia continuó: “Por supuesto, las puertas no están cerradas en Egipto y no vamos dejar a estos hermanos en prisión. Haremos un seguimiento de su caso, incluso aunque sea emitida una sentencia, y buscaremos resolver este tema, como ya hicimos en el pasado a través de vias legales y judiciales. Sin embargo, éste ya no es un asunto judicial, así que quizás los únicos medios disponibles sean los políticos.”

El líder de Hezbollah concluyó diciendo: “Buscaremos, pues, mediante canales políticos y diplomáticos, resolver este tema, restablecer los derechos de nuestros hermanos y no les dejaremos en prisión.”

Un tribunal de El Cairo emitió el miércoles sentencias de cárcel contra 26 hombres a los que acusó de preparar ataques contra barcos en el Canal de Suez y otros cargos.

Los acusados dijeron, en una carta manuscrita obtenida por AFP, que ellos nunca planearon ataques en Egipto. Ellos dijeron que habían intentado ayudar al movimiento Hamas durante la ofensiva llevada a cabo en diciembre de 2008 y enero de 2009 por Israel contra el territorio palestino.

El Comité de Apoyo a la Resistencia en Palestina Condena el Veredicto Egipcio

29/04/2010 El Comité de Apoyo a la Resistencia en Palestina ha emitido una declaración en la cual condena la decisión del tribunal egipcio en contra de Mohamed Mansur (también conocido como Sami Shehab) y otros activistas de la Resistencia diciendo que era “un favor gratis hecho al enemigo.”

La declaración subrayó la necesidad de una posición árabe unificada para apoyar la causa palestina y denuncio el veredicto del tribunal egipcio como “politizado y dirigido en contra de aquellos que han cumplido con su deber de apoyar a Palestina y su pueblo asediado.”

La declaración subraya lo siguiente:

1) Sami Shehab y sus colegas han cumplido con su deber basado en su creencia y su compromiso con las causas de la nación, la principal de las cuales es la causa palestina y esto merece sólo aprecio.

2) Pedimos a todos los grupos públicos y oficiales en la República Árabe de Egipto, así como a todos los árabes y musulmanes que apoyen la causa de Sami Shehab y sus camaradas y presionen en favor de su inmediata liberación.

3) Pedimos a todos los árabes y musulmanes que respondan al grito del pueblo palestino asediado mediante el cumplimiento de sus obligaciones religiosas, fraternales y humanitarias con respecto a los lugares religiosos en Palestina y con su oprimido pueblo que está dispuesto a resistir hasta que toda Palestina sea liberada.

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Grandes y pequeños "apartheids" de Israel


Charla pronunciada en la Quinta Conferencia Internacional de Bilín

Jonathan Cook
www.jkcook.net
Traducido del inglés por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.
02-05-2010

Los apologistas de Israel tienen la idea de que éste ha sido seleccionado especialmente para ejercer el escrutinio y la crítica. Me gustaría argumentar, sin embargo, que en la mayor parte de las discusiones de Israel, realmente esto se capta muy ligeramente: que muchos rasgos del régimen israelí serían considerados excepcionales o extraordinarios en cualquier otro Estado democrático.

No es sorprendente porque, como voy a argumentar, Israel no es una democracia liberal, ni siquiera «un Estado judío y democrático» como afirman sus partidarios. Es un Estado de apartheid no sólo en los territorios ocupados de Cisjordania y de la Franja de Gaza, sino también dentro del propio Israel. Hoy en los territorios ocupados la naturaleza del apartheid de la dominación israelí es irrefutable –aunque poco mencionada por los políticos o los medios de comunicación occidentales-. Pero dentro del propio Israel en gran parte se vela y se oculta. Hoy mi objetivo es tratar de correr un poco el velo.
Digo «un poco», porque necesitaría mucho más tiempo del que me han asignado para hacer justicia a este asunto. Hay, por ejemplo, unas 30 leyes que explícitamente discriminan entre judíos y no judíos, otra forma de referirse a la quinta parte de la población de Israel que son palestinos y que supuestamente disfrutan de la plena ciudadanía. También hay muchas otras leyes y prácticas administrativas israelíes que conducen a un resultado de segregación étnica incluso aunque no hagan tal discriminación explícita.

Así que en vez de intentar recorrer todos esos aspectos del apartheid israelí, déjenme que me concentre en unos cuantos rasgos reveladores, cuestiones sobre las que he hecho un informe recientemente.
Primero examinemos la naturaleza de la ciudadanía israelí.

Hace unas semanas me reuní con Uzi Ornan, un profesor de 86 años de la Universidad Técnica de Haifa, quien tiene uno de los pocos documentos de identidad israelí que indica la nacionalidad «hebrea». Para la mayoría de los demás israelíes, sus documentos y registros personales indican su nacionalidad «judía» o «árabe». Para los inmigrantes, cuya «judeidad» acepta el Estado pero está cuestionada por las autoridades rabínicas, se han aprobado alrededor de otras 130 clasificaciones de nacionalidad, principalmente relacionadas con la religión o el país de origen de la persona. La única nacionalidad que no podrá hallar en la lista es «israelí». Eso es precisamente por lo que el profesor Oman y dos docenas de personas más están luchando en los tribunales: quieren registrarse como «israelíes». Es una lucha de enorme importancia, y sólo por esta razón están seguros de que perderán. ¿Por qué?
Está en juego mucho más que una etiqueta étnica o nacional. Israel excluye la nacionalidad «israelí» para garantizar que, en el cumplimiento de su autodefinición como «un Estado judío», esto sea capaz de asignar derechos superiores de ciudadanía a la «nación» colectiva de los judíos de todo el mundo más que al conjunto de ciudadanos reales en su territorio, que incluye a muchos palestinos. En la práctica esto se hace creando dos clases principales de ciudadanía: una ciudadanía judía para «nacionales judíos» y una ciudadanía árabe para «nacionales árabes». Ambas nacionalidades fueron inventadas con eficacia por parte de Israel y no tienen ningún significado fuera de allí.

Esta diferenciación de ciudadanía está reconocida en el derecho israelí: la Ley del Retorno para judíos permite la inmigración casi automática a cualquier judío de cualquier parte del mundo que lo desee; y la Ley de Ciudadanía para no judíos determina, en unas bases completamente aparte, los derechos a la ciudadanía de la minoría palestina del país. Lo que es todavía más importante, la última ley suprime los derechos de los parientes de los ciudadanos palestinos, que fueron expulsados por la fuerza en 1948, a volver a su tierra y a sus casas. Hay, en otras palabras, dos sistemas legales de ciudadanía en Israel, que distingue entre los derechos de los ciudadanos en función de si éstos son judíos o palestinos.
Esto, en sí mismo, cumple con la definición de apartheid como quedó establecida por las Naciones Unidas en 1973: «Cualquier medida legislativa u otras medidas destinadas a impedir a un grupo o grupos raciales la participación en la vida política, social, económica y cultural del país y la creación deliberada de condiciones que impidan el pleno desarrollo de tal grupo o grupos». La cláusula incluye los derechos siguientes: «el derecho a salir y volver a su país, el derecho a una nacionalidad, el derecho a la libertad de movimiento y residencia, el derecho a la libertad de opinión y expresión».

Esta separación de la ciudadanía es absolutamente esencial para el mantenimiento de Israel como un Estado judío. Si definiera a todos los ciudadanos de manera uniforme como israelíes, debería haber sólo una ley en materia de ciudadanía; entonces, a continuación, habría consecuencias muy dramáticas. La más significativa sería que se dejaría de aplicar la Ley del Retorno a los judíos o se tendría que aplicar de la misma forma a los ciudadanos palestinos permitiéndoles traer a sus parientes exiliados a Israel -el muy temido Derecho al Retorno-. En un período más o menos largo se erosionaría la mayoría judía del país e Israel se convertiría en un Estado binacional probablemente con una mayoría palestina.
Habría muchas otras consecuencias previsibles de la ciudadanía igualitaria. ¿Los colonos judíos, por ejemplo, serían capaces de mantener su estatus privilegiado en Cisjordania si los palestinos en Yenín o Hebrón tuvieran parientes dentro de Israel con los mismos derechos que los judíos? ¿El ejército israelí seguiría siendo capaz de funcionar como un ejército de ocupación en un Estado correctamente democrático? ¿Y los tribunales de un Estado de ciudadanos iguales serían capaces de seguir haciendo la vista gorda ante las brutalidades de la ocupación? En todos estos casos parece poco probable que se pudiera mantener el statu quo.

En otras palabras, toda la estructura del gobierno de apartheid israelí dentro de Israel apoya y mantiene su régimen de apartheid en los territorios ocupados. O se mantienen ambos o caen juntos.
A continuación veamos el asunto del control de la tierra.

El mes pasado me encontré con una pareja judía israelí excepcional, los Zakais. Son excepcionales principalmente porque han desarrollado una profunda amistad con una pareja palestina dentro de Israel. Aunque he informado sobre Israel y Palestina durante muchos años, no puedo recordar haber encontrado nunca antes a un judío israelí que tuviera un amigo palestino de la manera que los tienen los Zakais.
Es cierto que hay muchos judíos israelíes que presumen de tener un amigo «árabe» o «palestino» porque bromean con el tipo cuya tienda de humus frecuentan o con el que repara su coche. También hay judíos israelíes –y son un grupo sumamente importante- que están firmemente al lado de los palestinos en batallas políticas como las de Bilín o Sheikh Jarrah en Jerusalén. En esos lugares los israelíes y los palestinos, contra viento y marea, han conseguido forjar auténticas relaciones de amistad que son vitales para derrotar al régimen de apartheid israelí.

Pero la relación de los Zakais con sus amigos beduinos los Tarabins no es esta clase de amistad. No se basa ni está configurada por una lucha política enmarcada por la ocupación de Israel. No es una amistad tímida y no tiene ningún objetivo más allá de la propia relación. Es una amistad –o al menos así me pareció- de auténtica igualdad. Una completa e íntima amistad. Cuando visité a los Zakais me di cuenta de que es una visión increíblemente inusual en Israel.
La razón de la gran separación de los mundos culturales y emocionales de los ciudadanos judíos y palestinos en Israel no es difícil de entender: viven en mundos físicos completamente separados. Viven aparte en comunidades segregadas, separadas no por elección, sino según las normas y procedimientos legales obligatorios. Incluso en el puñado de supuestas ciudades mixtas, judíos y palestinos por lo general viven aparte, en barrios distintos y claramente definidos. Y por lo tanto no es sorprendente que la cuestión a la que me condujo la visita a los Zakais fuera la pregunta de si un ciudadano palestino tiene derecho a vivir en una comunidad judía.

Los Zakais quieren alquilar a sus amigos, los Tarabins, su casa en el pueblo agrícola de Nevatim, en el Negev, actualmente una exclusiva comunidad judía. Los Tarabins se enfrentan a un serio problema de vivienda en su propia comunidad beduina vecina. Pero lo que los Zakais han descubierto es que hay aplastantes obstáculos sociales y legales para los palestinos para moverse fuera de sus guetos, en los que se supone que tienen que vivir. No solamente se opone el liderazgo elegido de Nevatim a que la familia beduina entre en su comunidad, sino también los tribunales israelíes.
Nevatim no es excepcional. Hay más de 700 comunidades rurales similares -sobre todo kibutzes y moshavim– donde se impide vivir a los no judíos. Controlan la mayor parte del territorio habitable de Israel, la tierra que una vez perteneció a los palestinos, ya fueran refugiados de la guerra de 1948 o ciudadanos palestinos a los que les han confiscado sus tierras conforme a leyes especiales.

Hoy, después de esas confiscaciones, al menos el 93% de Israel está nacionalizado -es decir, se mantiene en depósito no sólo para los ciudadanos de Israel, sino para el pueblo judío de todo el mundo- (Aquí, otra vez, deberíamos señalar una de las importantes consecuencias de la ciudadanía diferenciada que acabamos de considerar).
El acceso a la mayor parte de estas tierras nacionalizadas está controlado por comités de investigación, supervisada por organizaciones sionistas cuasi gubernamentales y que no tienen que rendir cuentas totalmente, como la Agencia Judía y el Fondo Nacional Judío. Su papel es garantizar que tales comunidades permanecen prohibidas a ciudadanos palestinos, como han descubierto precisamente los Zakais y los Tarabins en el caso de Nevatim. Allí los funcionarios han insistido en que la familia palestina no tiene ningún derecho ni siquiera a alquilar, no digamos a comprar, la propiedad de una «comunidad judía». Esta posición ha sido mantenida con eficacia por el Tribunal Supremo de Israel, que ha convenido que la familia debe someterse a un comité de investigación cuyo objetivo real es el de excluirla.

Otra vez la Convención de las Naciones Unidas de 1973 sobre «el crimen de apartheid» es instructiva: incluye las medidas «diseñadas para dividir la población según criterios raciales por la creación de reservas separadas y guetos para los miembros de un grupo racial o grupos… y la expropiación de bienes raíces pertenecientes a un grupo o grupos raciales o a miembros de éstos».

Si se ha mantenido separados a los ciudadanos judíos y palestinos con tanta eficacia -y un sistema de educación separado y severas restricciones a los matrimonios entre confesiones refuerzan esta segregación emocional y física-, ¿cómo se hicieron los Zakais y los Tarabins tan amigos íntimos?
Su caso es un ejemplo interesante, un hallazgo que descubrí cuando los encontré. Weisman Zakai es hijo de padres judíos iraquíes que inmigraron al Estado judío en sus primeros años. Cuando él y Ahmed Tarabin se conocieron siendo niños en los años sesenta, andando por los mercados de la pobre ciudad vecina de Beersheva, lejos del centro del país, encontraron que lo que tenían en común era más fuerte que las divisiones formales que supuestamente debían mantenerlos separados y temerosos. Ambos hablan el árabe con fluidez, ambos crecieron en una cultura árabe, ambos están excluidos de la sociedad askenazí judía y ambos comparten su pasión por los coches.

En su caso el sistema de apartheid de Israel fracasó en su misión de mantenerlos física y emocionalmente separados. Fracasó en hacerlos temerosos y hostiles uno con respecto al otro. Pero como los Zakais han aprendido por su cuenta, al rechazar vivir conforme a las normas del sistema de apartheid de Israel el sistema los ha rechazado. A los Zakais les han denegado la oportunidad de alquilar a sus amigos y ahora viven como parias en la comunidad de Nevatim.

Finalmente vamos a considerar el concepto de «seguridad» en Israel.
Como ya he dicho, la naturaleza del apartheid en las relaciones entre ciudadanos judíos y palestinos está velada en las esferas legales, sociales y políticas. Éstas no reflejan «el pequeño apartheid», que era una característica sudafricana: aseos, bancos de los parques y autobuses separados. Pero hay un «pequeño» caso explícito, cuando judíos y palestinos entran y salen del país por los pasos fronterizos o por el aeropuerto internacional Ben Gurión. Aquí cae la máscara y el diferente estatus de ciudadanía que corresponde a los judíos o a los palestinos se muestra totalmente programado.

Esa lección la aprendieron dos hermanos palestinos de mediana edad que entrevisté este mes. Residentes en un pueblo cerca de Nazaret, habían apoyado toda la vida al Partido Laborista y con orgullo me mostraron una descolorida fotografía en la que aparecían como anfitriones en un almuerzo para Isaac Rabín a principios de los años noventa. Pero en nuestro encuentro estaban enfadados y frustrados y prometieron que nunca más votarían por un partido sionista.

Su brutal concienciación llegó hace tres años cuando viajaban a Estados Unidos en un viaje de negocios con un grupo de agentes de seguros judíos. Para tomar el vuelo de regreso llegaron al aeropuerto JFK de Nueva York y vieron a sus colegas judíos pasar por el control de seguridad de Aerolíneas Israelíes en unos minutos. Mientras tanto a ellos los interrogaron durante dos horas e inspeccionaron minuciosamente sus equipajes.

Cuando finalmente les permitieron pasar les asignaron una guardia cuyo trabajo consistía en mantenerlos vigilados constantemente –en presencia de cientos de compañeros de viaje- antes de entrar al avión. Cuando uno de los hermanos fue al aseo sin pedir permiso la guardia le reprendió públicamente y su jefe le amenazó con impedirle subir al avión si no pedía disculpas. Este mes, por fin, un tribunal les concedió una compensación de 8.000 dólares por lo que calificó de «trato abusivo e innecesario».

Con respecto a este caso hay que tener en cuenta dos cosas. La primera es que el equipo de seguridad de Aerolíneas Israelíes admitió ante el tribunal que ninguno de los dos hermanos representaba un riesgo de ningún tipo para la seguridad. La única razón del trato especial que recibieron fue su pertenencia nacional y racial. Fue un caso obvio de perfil racial.

Lo segundo que hay que señalar es que su experiencia no es nada fuera de lo común para los ciudadanos palestinos que viajan desde o a Israel. De forma parecida estos incidentes, y mucho peores, ocurren todos los días durante tales procedimientos de seguridad. Lo que tiene de excepcional este caso es que los hermanos hayan llevado a cabo un largo y costoso proceso judicial contra las Aerolíneas.
Lo hicieron así, sospecho, porque se sintieron profundamente traicionados. Habían cometido el error de creer en la hasbará (propaganda) de los políticos israelíes de todos los colores que afirman que los ciudadanos palestinos pueden disfrutar de un estatus igual al de los ciudadanos judíos si son leales al Estado. Pensaron que por ser sionistas podrían convertirse en ciudadanos de primera clase. En la aceptación de esta conclusión habían entendido mal la realidad del apartheid inherente a un Estado judío.

Al ciudadano palestino más culto, respetable y rico siempre le irá peor en el control de seguridad del aeropuerto que al ciudadano judío de peor reputación, peor que al que exprese opiniones extremistas y peor, incluso, que a cualquier ciudadano judío con antecedentes penales.

El sistema de apartheid de Israel está ahí para mantener los privilegios judíos en un Estado judío. Y en el punto donde ese privilegio se siente más visceralmente por los judíos de a pie es en la experiencia de la vulnerabilidad de volar a miles de pies por encima de la tierra, donde a los ciudadanos palestinos hay que mostrarlos como forasteros, como enemigos, sean quienes sean y con independencia de lo que hayan o no hayan hecho.
El régimen de apartheid, como ya he indicado, se aplica a los palestinos tanto en Israel como en los territorios ocupados. ¿Pero no es el apartheid en los territorios mucho peor que en Israel? ¿No deberíamos ocuparnos más del gran apartheid de Cisjordania y la Franja de Gaza que de este apartheid más débil? Este argumento demuestra una idea peligrosamente falsa sobre la naturaleza indivisible del apartheid de Israel hacia los palestinos y sobre sus objetivos.

Es cierto que el apartheid en los territorios es mucho más agresivo que en Israel. Hay dos razones para ello. La primera es que el apartheid bajo la ocupación está mucho menos supervisado de cerca por los tribunales civiles de lo que lo está en Israel. Usted puede, para decirlo sin rodeos, librarse mucho mejor que aquí. Sin embargo la segunda y más importante razón es que el régimen israelí de apartheid en los territorios ocupados se ve obligado a ser más agresivo y cruel, y eso es porque la batalla aún no se ha ganado aquí. La lucha de la potencia ocupante para robar sus recursos –su tierra, su agua y su mano de obra- está en marcha, pero el resultado aún no está decidido. Israel se enfrenta a presiones de tiempo y de legitimidad internacional que se va desvaneciendo a medida que actúa para apoderarse de esas posesiones. Cada día que resisten hacen que esa labor sea un poco más difícil.

En Israel, en cambio, el régimen de apartheid está afianzado, alcanzó su victoria hace decenios. Los ciudadanos palestinos tienen una ciudadanía de tercera o cuarta clase; les han arrebatado casi toda su tierra; sólo les permiten vivir en sus guetos; su sistema educativo está controlado por los servicios de seguridad; sólo pueden trabajar en los pocos empleos que los judíos no quieren; tienen derecho a votar, pero no pueden participar en el gobierno, ni efectuar algún cambio político, etc.
Sin duda un destino parecido está previsto también para ustedes. El apartheid velado es la base para un enmascarado –y más legítimo- apartheid que se está planificando para los palestinos de los territorios ocupados, al menos para aquéllos a los que permitan quedarse en sus bantustanes. Y por esta razón es vital denunciar y derrotar el apartheid en Israel para resistir al apartheid que ha echado raíces aquí.

Es por lo que debemos combatir el apartheid israelí en cualquier parte donde se halle; en Jaffa o en Jerusalén, en Nazaret o en Nablús, en Beersheva o en Bilín. Es la única lucha que puede traer la justicia a los palestinos.

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Este texto corresponde a la charla pronunciada en la Quinta Conferencia Internacional de Bilín, celebrada en la aldea cisjordana de Bilín el 21 de abril de 2010.
Fuente: www.jkcook.net/Articles3/0478.htm

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¿Estado versus mercado? El falso dilema


Publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 30 de abril de 2010

Este artículo muestra como la posición liberal que, en su teoría, enfatiza la importancia de priorizar los mercados sobre la intervención estatal, no se corresponde en la práctica con las políticas públicas que tal posición ha promovido, pues –tal como el artículo muestra- las políticas supuestamente liberales han favorecido el crecimiento de monopolios. De ahí que el debate político y económico no debiera centrarse en la dicotomía mercados versus estado, sino en la discusión de qué grupos y clases sociales se benefician del estado.

El desarme ideológico de las izquierdas explica que muchas de ellas hayan adoptado el esquema ideológico de las derechas, con las consecuencias que todos estamos viendo: la enorme crisis financiera y económica que estamos experimentando, y en cuya génesis encontramos las políticas liberales promovidas por los gobiernos de derechas y reproducidas en gran número de políticas llevadas a cabo por gobiernos de centroizquierdas.
Así pues, en la Unión Europea (UE), existe consenso en las instituciones europeas -desde el Consejo Europeo, a la Comisión Europea, pasando por el Banco Central Europeo-, de que hay que “apretarse el cinturón” y hacer sacrificios, lo cual quiere decir (en la mayoría de forums en que esta llamada a la austeridad se realiza) que hay que bajar los salarios (a través de reformas del mercado laboral, cuyo resultado será la disminución de la capacidad adquisitiva de las clases populares), y disminuir el gasto público para reducir el déficit y la deuda pública. Estas políticas se desarrollan dentro de un marco teórico en el que se considera que el mercado debe ser el que determine la distribución de los recursos, disminuyendo el intervencionismo del estado que dificulta el desarrollo y la eficiencia económica. Hoy, tanto las derechas como las izquierdas gobernantes comulgan con este credo. Y las diferencias políticas se reducen a cuánto mercado versus cuánto estado necesita la economía. Las izquierdas favorecen, en general, que el Estado tenga una función reguladora mayor y las derechas que la tenga menor. Pero por lo demás, ambas –las derechas y las izquierdas- coinciden en que el mercado debe ser el centro del quehacer económico.

Debido al enorme dominio de las derechas en los medios de información y persuasión, esta teoría ha alcanzado la categoría de dogma y como tal se reproduce a base de fe, en lugar de a partir de evidencia científica, puesto que ésta última demuestra claramente que este marco teórico no define la realidad existente hoy en la actividad económica que nos rodea. El Presidente Reagan, el gran gurú del pensamiento liberal (la sensibilidad dominante en las derechas, no sólo estadounidenses, sino también europeas), fue el presidente que aumentó más el intervencionismo público a base de incrementar considerablemente el gasto público durante su manato (de 21,6% al 23% del PIB) mediante el mayor crecimiento de los impuestos que un gobierno federal haya llevado a cabo en tiempo de paz en EEUU (reduciendo la carga fiscal del 20% de renta superior de la población, los más ricos de EEUU, pero aumentando la del 80% restante de la población) y permitiendo un gran crecimiento del déficit federal. El crecimiento del gasto público se dedicó, predominantemente, a tecnología militar y a subvenciones a las grandes corporaciones. Como bien dijo el ideólogo del pensamiento liberal en EEUU, John Williamson, “tenemos que reconocer que lo que el gobierno Reagan promueve a nivel internacional, no lo hace en su propio país” Institute for Internacional Economics. Washington DC. 1986).

El último ejemplo de la falsedad del modelo teórico “mercado versus estado” es lo que ocurre con el gasto farmacéutico. El capítulo farmacia consume alrededor de un 25-30% del gasto sanitario en la mayoría de países de la OCDE (en España es el 32%). Ello supone muchos millones de dólares o euros. EEUU se gasta 250.000 millones de dólares en productos farmacéuticos. Ahora bien, un porcentaje muy elevado (74%) es para comprar productos que tienen un precio inflado, resultado de estar patentado. Es decir, que para compensar lo que la industria farmacéutica define como costes de investigación, el estado le permite durante varios años tener un monopolio en la venta del producto, inflando su precio. No hay, pues, mercado que valga. Según el sistema de patentes, el estado no permite que haya mercado.

Esta práctica ocurre constantemente en el mal llamado libre mercado. Bill Gates no existiría si no hubiera sido porque el estado le dio el monopolio de Windows, prohibiendo alternativas. De ahí, la enorme fortuna de uno de los personajes más ricos del mundo. No fue el mercado, sino el estado el que creó a Bill Gates (permitiéndole unos ingresos de 60.000 millones al año, lo cual no podría ser de no existir tal patente). Pues bien, los costes que supone para la ciudadanía el sistema de patentes garantizadas por el estado se calcula que es alrededor de un 6,6% del PIB en EEUU (casi la tercera parte de los ingresos al estado federal). Recuerden que en todo ello el mercado no tiene nada que ver con eso. Estamos hablando de un monopolio garantizado por el estado.
Frente a esta situación, comienza a cuestionarse la situación monopolista garantizada por el estado. Así, Dean Baker, del Center for Economic and Policy Research de Washington (una de las mentes más claras dentro de la comunidad de economistas estadounidenses), ha propuesto que el estado sea el que haga la investigación aplicada (que realiza la industria farmacéutica), además de la básica (que realiza el gobierno federal). En la investigación farmacéutica, el gobierno federal realiza la mitad de toda la investigación que se realiza en EEUU (en sus centros de investigación sanitaria y, muy en especial, en los National Institutes of Health: NIH), centrándose en investigación básica (30.000 milloneas de dólares). Si hiciera también la otra mitad, que se centra en investigación aplicada (que ahora hace la industria farmacéutica), entonces podrían eliminarse todas las patentes, con lo cual, la sociedad y el estado se ahorrarían enormes cantidades de dinero, permitiendo además que el mercado funcionase en la distribución del producto. La intervención pública permitiría entonces el desarrollo del mercado, en lugar de obstaculizarlo como ahora, abaratando enormemente el producto. Así hoy, un nuevo tratamiento de cáncer, consecuencia de un nuevo producto basado en la ingeniería genética, cuesta 250.000 dólares al año, lo cual excluye en EEUU a la mayoría de la población. Si no existiese la patente (y el estado hubiera hecho la investigación) costaría sólo 200 dólares.
Ahora bien, en la UE esto no puede hacerse, pues la UE prohíbe que el estado intervenga para eliminar las patentes, sustituyendo a la industria privada, que requiere el monopolio. De ahí que el que termina haciendo el sacrificio es el usuario. ¿Por qué no la industria farmacéutica? Pues la respuesta es fácil de obtener. Porque la industria farmacéutica es poderosísima. Así de claro. La cuestión no es mercado versus estado, sino al servicio de quién está el estado. Y cuando se hace la petición de que hay que apretarse el cinturón siempre se piensa en las clases populares como las que tienen que hacer el sacrificio y nunca en los grandes grupos fácticos que ejercen un enorme control sobre las instituciones políticas. ¿Hasta cuándo durará esta situación?

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