lunes, 1 de junio de 2009

Comentario de Cuarenta Hadices -VI


Sharhe Chehel Hadiz
Imam Jomeiní
Traducción de Raúl González Bórnez

Primer hadiz
El combate del ego-VI
Sobre el equilibrio



Una de las cosas que ayuda a la persona que sigue este camino espiritual y a la que se debe prestar una gran atención es el equilibro. Y lo que pretendemos indicar con ello es que la persona inteligente debe comparar los beneficios y perjuicios que reportan cada uno de los comportamientos corruptos y cada defecto, producto de los excesos de las pasiones, la ira y la imaginación bajo control de Satanás, con los beneficios y perjuicios que comporta cada uno de los buenos actos y de las virtudes morales que se encuentran a la sombra de la razón y de la obediencia de la ley divina, y valorar cual de ellos es el mejor camino a seguir.
Por ejemplo, el alma que está totalmente controlada por sus pasiones y empapada de ellas y que ha contraído todo tipo de vicios y malos atributos, se encuentra incapaz de refrenarse ante cualquier acto pecaminoso que se le ofrece, de rechazar cualquier beneficio que pueda obtener sin preocuparse del camino por el que lo ha obtenido y de abstenerse de conseguir cualquier cosa que le apetezca aunque para ello tenga que seguir un camino criminal y corrupto.
Cuando la ira se convierte en un hábito y da paso a otros defectos y vicios, tratará a cualquier persona que caiga en sus manos con violencia, prepotencia y opresión. Y buscará la manera de perjudicar a cualquiera que se resista a su opresión y responderá con la violencia y el desorden ante la menor señal de disconformidad y, por cualquier medio, alejará de sí a quien moleste sus deseos, aunque eso suponga llevar al mundo a la corrupción.
De la misma manera, un alma empapada por las fantasías satánicas hasta el punto en que estas se hayan convertido en un hábito para él, llevará adelante sus deseos y pasiones aunque para ello haya de recurrir al engaño, las trampas o cualquier otro tipo de comportamiento satánico, y aunque con ello lleve la desgracia a una familia o condene a la miseria a una ciudad o a un país.

Esas son las consecuencias que resultan de esos poderes cuando caen bajo el control de Satanás.
Mientras que si lo pensamos bien y observamos los estados de estos individuos, veremos que por muy fuerte que sean y por mucho poder que tengan para obtener sus deseos y aspiraciones, habrá miles de ellos que jamás podrán alcanzar, ya que, en este mundo, no es posible obtener todos los deseos y alcanzar todas las aspiraciones, pues este mundo es el reino de las dificultades y la materia de la que este mundo está hecho se resiste a que nuestros deseos se realicen.
Al mismo tiempo, nuestros deseos y esperanzas son ilimitados. Por ejemplo, el poder de los deseos en la persona es de tal manera que si, por imaginar algo imposible, un hombre poseyese todas las mujeres de una ciudad, desearía las mujeres de otra ciudad y si poseyese un país desearía otro.
El ser humano siempre desea lo que no posee. A pesar de lo imposible de nuestras fantasías y de la presencia de este horno de pasiones, lo que tenemos sin cocer es mucho y la persona nunca consigue todo aquello que desea.
Y lo mismo sucede con el poder de la ira en la persona. Está creado de tal manera que, aunque fuera el monarca absoluto de un reino, pondría su atención en otro reino y trataría de apoderarse de él, al punto que, todo lo que viene a sus manos sólo sirve para incrementar este poder. Quien no esté de acuerdo, que observe sus propios sentimientos y los de otras personas de este mundo que pertenezcan a las clases altas, a la aristocracia y a quienes poseen poder y nos dará la razón.
Así pues, el ser humano siempre está deseando algo que no posee. Es éste un sentimiento innato en él, tal y como muchos grandes filósofos y maestros del Islam han demostrado, especialmente nuestro maestro y guía en lo relativo a la espiritualidad divina, el gnóstico perfecto Aqa Mirza Muhammad Ali Shah Abadí.[1]

En cualquier caso ¿Cuánto tiempo puede un individuo disfrutar de aquello que ha obtenido? ¿Cuánto tiempo permanece en él el vigor juvenil?
Cuando la primavera de su vida da paso al otoño pierde la alegría de su corazón y el vigor de sus miembros, le abandona el gusto por el trabajo, deja de percibir con claridad el sabor de los alimentos, se debilitan sus ojos, sus oídos y el resto de sus sentidos y decaen los placeres, total o parcialmente. Diferentes enfermedades comienzan a invadirle, sus aparatos digestivo, excretor, defensivo y respiratorio comienzan a no funcionarle bien y nada queda excepto dolor y molestias.

Por tanto, el tiempo en que la persona hace uso de esa fuerza corporal, desde los días en que puede diferenciar lo bueno y lo malo hasta que sus fuerzas comienzan a decaer, no pasa de treinta o cuarenta años, siempre y cuando sea una persona de constitución fuerte y sana y que no sufra enfermedades y problemas de los que estamos acostumbrados a ver cada día y que solemos no tener en cuenta.
Ahora bien, supongamos que usted puede llegar a vivir ciento cincuenta años y a disponer de todos sus poderes pasionales y satánicos de los que ya hemos hablado, e imaginemos también que durante ese tiempo no sufre ningún percance o inconveniente y nada se opone a sus metas ¿Qué será de usted después de ese pequeño tiempo, que pasa con la rapidez del viento?
¿Acaso habrá podido almacenar algunos de esos placeres para su vida eterna? ¿Para el día de su desgracia, carencia y soledad? ¿Para los mundos de la tumba (barzaj) y del levantamiento final? ¿Para el encuentro con los ángeles de Dios y con los amigos de Dios y Sus profetas?
No contará con nada más que con malas acciones y pecados, los cuales se manifestarán en usted en el mundo intermedio y en el de la resurrección, transformando su aspecto de tal manera que nadie más que Dios podrá reconocerle.

Te equivocas al comparar el fuego del Infierno y los tormentos de la tumba y de la resurrección y todo lo demás que has escuchado con el fuego y las penalidades y castigos de este mundo. Has establecido una analogía equivocada. El fuego de este mundo es un accidente relativamente suave. Los castigo de este mundo son muy suaves y ligeros. Tu percepción de las cosas en este mundo es muy parcial e incompleta. Todos los fuegos de este mundo reunidos no son suficientes para quemar el alma del ser humano. En el otro mundo, el fuego, además de quemar el cuerpo, quema también el alma y funde el corazón. Todo lo que has oído hasta ahora es sobre el Infierno de tus acciones que allí se te hará presente y del que Dios Altísimo ha dicho:
Y encontrarán ante ellos lo que hicieron.[2]

Es decir: Se encontrarán con que aquello que hicieron está presente ante ellos.

La riqueza de los huérfanos de la que te apropiaste y de la que disfrutaste con placer, sólo Dios sabe la forma que tomará en ese mundo, cómo se aparecerá ante ti en el infierno y qué tipo de sufrimiento te provocará.
Aquí hablaste mal a la gente, quemaste el corazón de la gente. Sólo Dios sabe qué castigo tendrás en ese otro mundo por haber quemado el corazón de los siervos de Dios. Cuando lo veas, sabrás el castigo que tú mismo preparaste para ti mismo.
Cuando calumniaste a la gente, la forma celestial que había sido preparada para ti se aparta de ti, quedas asociado a lo que hiciste y probarás el castigo por ello.
Esos son los infiernos de las acciones. Infiernos fáciles, fríos, soportables y que pertenecen a los que son pecadores. Pero aquellos que han corrompido sus actos y han hecho un hábito de vicios como la codicia, la avaricia, el rechazo de las obligaciones morales, el discutir las ordenes divinas, la tacañería, el amor al dinero, a la posición social, a los placeres mundanos y al resto de los atributos bajos y degradantes, son gente que pertenece al infierno hasta un punto que no es posible imaginar. Son imágenes horribles y evanescentes que surgen de lo profundo del alma de las gentes de esos infiernos, a consecuencia de los castigos que en ellos sufren y que el corazón de gentes como tú o yo es incapaz de imaginar.
Ha sido recogido en algunas tradiciones proféticas dignas de crédito que existe en el Infierno un valle denominado «Saqar» destinado especialmente a los arrogantes. Se queja ante Dios Altísimo de la intensidad del calor y le pide permiso para respirar un momento. Y cuando obtiene permiso para respirar, emite una respiración que inflama todo el Infierno.[3]
A veces, estos atributos son la causa de que la persona permanezca eternamente en el Infierno, ya que arrebatan la fe de la persona. Por ejemplo, la envidia, de la que en una de nuestras tradiciones proféticas auténticas se dice que devora la fe de la misma manera que el fuego devora la leña.[4]
O como el amor por este mundo, la posición y el dinero, del que, en una de nuestras tradiciones proféticas auténticas, se dice que dos lobos que atacan a una oveja perdida del pastor, uno por delante y otro por detrás, no acaban con ella tan rápido como el amor por el mundo, los honores y la riqueza acaban con la fe del creyente.[5]
No quiera Dios que la persona acabe sus días como un pecador, pues los hábitos y los comportamientos malvados son causa de que la persona marche de este mundo habiendo perdido la fe y el infierno del que no tiene fe y el infierno de las creencias vanas son muchos grados peor, más ardientes y tenebrosos, que esos dos que hemos citado previamente.
¡Oh querido! La teosofía ha dejado demostrado que los grados de intensidad son ilimitados.[6] Para cada nivel de intensidad del castigo que tu mente y la mente de cualquiera pueda imaginar, aun es posible un grado mayor.
Si no conoces los argumentos de los filósofos ni crees en los develamientos de los gnósticos, tú que, alabado sea Dios, eres un creyente y sabes que los profetas, las bendiciones de Dios sean con todos ellos, eran sinceros; tú, que sabes que las tradiciones proféticas recogidas en nuestros libros acreditados y que todos los sabios imamitas[7] aceptan, son verdaderas; tú, que sabes que los ruegos y los diálogos espirituales íntimos (munáyát) que nos han sido transmitidos de los Imames purificados, la paz de Dios sea con ellos, son ciertos; tú, que has conocido los diálogos espirituales del Señor de los temerosos de Dios, Emir al-Muminín, la paz de Dios sea con él; tú, que conoces los diálogos espirituales que el Señor de los que se prosternan[8] ante Dios, Said al-Sáyedín, sobre él la paz, ha pronunciado en la súplica de Abu Hamza Az-Zumalí; reflexiona un poco sobre el contenido de los mismos, piensa un poco en sus pasajes.
No es necesario que leas una súplica larguísima de una sola vez y apresuradamente, sin pensar en sus significados. Tú y yo no poseemos el estado espiritual del señor de quienes se prosternan, el Imam Ali ibn al-Huseyn, sobre él la paz, para ser capaces de recitar esa larga súplica con un estado elevado. Lee un tercio o un cuarto de él, por la noche, prestando un poco de atención y reflexionando en sus pasajes. Quizás obtengas un estado de elevación espiritual.
Dejemos todo eso a un lado. Piensa un poco en lo que el Corán dice sobre los castigos y cómo la gente destinada al infierno suplica a Dios que les saque de él. Pero no lo consiguen y tampoco pueden morir. Ve lo que dice Dios Altísimo:
¡Ay de mí por mi negligencia con Dios![9]

¿A qué negligencia se refiere Dios Altísimo otorgándole tal importancia y hablando de ella en esos términos?
Reflexiona sobre este noble versículo coránico. No pases sobre él sin detenerte a meditar cómo Dios describe el Día del Juicio Final:
El día en que lo veáis, olvidará toda nodriza a su lactante y toda embarazada abortará y verás a las gentes ebrias, pero no estarán ebrias sino que el castigo de Dios será severo.[10]

Piénsalo bien querido. El Corán, que Dios me perdone, no es un libro de cuentos. No bromea contigo. ¿Has visto lo que dice? ¿Qué clase de castigo es ese que hace que nos olvidemos de nuestros seres queridos y que la mujer embarazada aborte? ¿Qué clase de castigo es para que Dios, bendito y ensalzado sea, le califique de «intenso» y en otro momento de «inmenso»?
¡Qué castigo será para que Dios, cuya inmensidad no tiene límites y cuya grandeza y poderío son infinitos, lo califique de «intenso» e «inmenso»! Dios sabe que mi mente y la tuya y la de cualquier ser humano son incapaces de imaginarlo.
Si revisáis las tradiciones proféticas de los Imames de la Casa de la virtud y la Pureza y reflexionáis sobre ellas, comprenderéis que la naturaleza de los castigos de ese mundo es diferente a la de los castigos de éste. No se pueden establecer analogías entre los castigos de este mundo y los del otro. Eso es una equivocación y una analogía sin sentido.
Voy a citarte un noble hadiz[11] del Sheyj Yalil al-Qadr, Sadúq al-Táifa, el muy verídico de la comunidad, para que sepas cómo es el asunto, cuán inmenso es el sufrimiento, a pesar de que este hadiz se refiere al infierno de las acciones, que es el más frió de todos los infiernos.
Primero, debes saber que el Sheyj Sadúq, que es quien transmite este hadiz, es alguien al que todos los sabios consideran mayor que ellos y que todos aceptan su grandeza. Esta personalidad es alguien que nació como respuesta a una súplica del Imam, sobre él la paz. Es alguien que mereció la atención y la estima del Imam de la Época, sobre él la paz y quiera Dios acelerar su regreso, escritor de importantes obras y uno de los grandes sabios imamitas, quiera Dios estar satisfecho de todos ellos.
Voy a transmitir un hadiz proveniente de Sheij Sadúq. Todos los que de él lo han transmitido hasta llegar a nosotros son grandes maestros cuyo testimonio es absolutamente digno de crédito (ziqa), por lo tanto, si eres de la gente de fe, debes creer en él.
Transmitió Al-Sadúq, que lo recogió del Señor de los sinceros, sobre él la paz, que dijo:
Estaba un día el Mensajero de Dios sentado, cuando vino a él Gabriel, sobre él la paz, con una expresión de preocupación y el rostro demudado y el Mensajero de Dios le dijo: «¡Oh Gabriel! ¡Qué es eso que veo que te preocupa?»
Él dijo: «¡Oh Muhammad! ¿Cómo podría no estar así después de haber visto cómo hoy se establecían las burbujas del Infierno?»
El Mensajero de Dios dijo: «¡Oh Gabriel! ¿Qué son las burbujas del Infierno?»
Y él dijo: «En verdad, Dios Altísimo ordenó al fuego que ardiese durante mil años, hasta que se puso al rojo vivo. Luego le ordenó que ardiese otros mil años, hasta que se puso blanco. Luego le ordenó que ardiese otros mil años, hasta que se puso negro. Y ahora es negro y oscuro. Y si un solo eslabón de la cadena que cierra su entrada, cuya altura es de setenta codos, cayese en la Tierra, la fundiría totalmente con su calor. Y si una sola gota del Zaqúm[12] y el Daríg[13] cayese sobre las reservas de agua de la gente de este mundo, todos morirían debido a su hedor.»
Y dijo: Entonces el Mensajero de Dios lloró y también lloró Gabriel, así que Dios Altísimo envió para ellos un ángel que les dijo: «Vuestro Señor os envía saludos y dice: En verdad, os he librado a ambos de cometer pecados y por tanto de castigaros por ello.»[14]
¡Oh querido! Existen muchos hadices como este.
La existencia del Infierno y sus dolorosos castigos son creencias establecidas de todas las religiones y las pruebas de ello son evidentes. Los gnósticos y los señores de los corazones han podido contemplar ejemplos de ello en este mismo mundo.
Reflexiona atentamente en el contenido de este hadiz terrible.
Si consideras la posibilidad de que sea cierto ¿No debería eso hacerte sentir como un loco divagando sin sentido ni dirección por el desierto? ¿Qué nos ha sucedido para que nos encontremos hasta tal punto sumergidos en el sueño del descuido y la ignorancia? ¿Acaso también para nosotros, como para el Mensajero de Dios y para Gabriel, ha descendido un ángel para anunciarnos que estamos a salvo del castigo divino? Incluso así, el Mensajero de Dios y los santos no se libraban de temer a Dios hasta el fin de sus días y el sueño y el apetito se apartaba de ellos. Los santos de Dios llegaban al síncope de temor de Dios. Los lamentos, las súplicas y las confesiones espirituales de Ali ibn Al-Huseyn, sobre él la paz, que era uno de los Imames Purificados, rompen el corazón. ¿Qué nos pasa que no mostramos ninguna modestia ante la presencia divina y que nos comportamos con tanta falta de respeto ante la santidad y sacralidad divina?
¡Ay de nosotros por nuestra falta de atención! ¡Ay de nosotros cuando nos lleguen los difíciles momentos de la muerte! ¡Ay de nosotros y de nuestro estado después de morir ante las dificultades del mundo al que vamos (barzaj) y ante el Día de la Resurrección y sus tinieblas! ¡Ay de nosotros ante el Infierno y sus castigos!
[1] Mirza Muhammad Ali hijo de Muhammad Yawad Huseyn Abdadí Isfahaní Shah Abadí, (1292-1369 h. l.), doctor de la ley, Faqíh, usulí, gnóstico y filósofo sobresaliente del siglo catorce de la hégira, Se formó en las escuelas teológicas de Isfahan, Teherán y Nayaf. Sus maestros fueron su hermano Sheij Ahmad y Mirza Muhammad Háshem Chahar Sauqí en Isfahan, Mirza Háshem Ashkurí y Mirza Hasan Ashtiyaní en Teherán y Ajund Jorasaní, Shariat Esfahaní y Mirza Muhammad Taqi Shirazí en Nayaf. Dio clases primero en Samarrá y posteriormente en Qom y Teherán. El Imam Jomeiní asistió a sus clases de Gnosis y Ética en Qom, entre los años 1347-1354 h. l.
[2] Sagrado Corán, 18:49
[3] Usul al-Kafi, t. II, p. 310. Kitáb al-Imam wa l-kufr, hadíz 10.
[4] Usul al-Kafi, t. II, p. 306. Kitáb al-Imam wa l-kufr, cap. Al-Jasad, hadíz 2.
[5] Usul al-Kafi, t. II, p. 315. Kitáb al-Imam wa l-kufr, cap. Jub al-Dunia wa al-Jarad aleiha, hadíz 2 y 3.
[6] Cfr. Sadr al-Mutaálehin, Asfár, t. I, p. 45, 65, 69.
[7] Los eruditos de la escuela chiíta seguidores de los doce Imames.
[8] Said al-Sayedí o Said al-Sayyad, Señor de quienes se prosternan, es uno de los títulos por los que es conocido Imam Ali, hijo del Imam Al-Huseyn, hijo de Fátima y Ali Emir al-Muminín, cuarto de los Imames purificados, herederos de la profecía de su abuelo, el Mensajero de Dios.
[9] Sagrado Corán, 39:56.
[10] Sagrado Corán, 22:2.
[11] Relato de lo dicho o hecho por el profeta del Islam.
[12] Árbol citado en el Corán, que hunde sus raíces en el infierno y cuyos frutos son extremadamente amargos.
[13] Es una planta del infierno, más amarga que el aloe, que será el alimento de los condenados.
[14] Cfr. Ilm al-Iaqín, maqsad 4, cap. 15, sección 1, p. 1032.

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EDUARDO ROTHE: De la Internacional Situacionista a la Revolución Bolivariana


By colaboratorio1

Eduardo Rothe se describe a sí mismo como ‘pescador y periodista’. En la actualidad es miembro del equipo de Andrés Izarra, ministro de Comunicación e Información del Gobierno Bolivariano de Venezuela. Ha tenido la cortesía de responder a nuestras preguntas sobre el proceso en curso.

Rouge et Vert: Eduardo, ¿puedes hablarnos de tu compromiso político y de las razones que te han llevado a integrarte en el proceso bolivariano?

Eduardo Rothe: Comencé a militar a la edad de 15 años, en la clandestinidad, dentro de las Juventudes del Partido Comunista de Venezuela y, más tarde, en el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria). Era un militantismo especialmente orientado hacia la acción armada y la agitprop, en el que había poca educación teórica. Tras la victoria de la Revolución en Cuba, pensábamos que la guerrilla iba a triunfar por todas partes, pero la derrota militar, la traición del PC y la ruptura entre la URSS y China contribuyeron fuertemente a nuestra desmovilización. Algo después conocí a un viejo camarada ruso, Marc Chirik, que procedía de la ultraizquierda francesa, y con el que otros jóvenes y yo mismo formamos un ‘círculo de estudios’ que se convertiría en el grupo consejista Proletario. En Europa, participe activamente en el Comité para el Mantenimiento de las Ocupaciones durante mayo del 68 y, después, en la Internacional Situacionista. Durante el periodo 1974-1976 proseguí mis actividades como militante en Portugal e Italia. En pocas palabras, al final recibí una educación radical.

Me integré en el proceso bolivariano con el objetivo de poner fin, de una vez por todas, al régimen anterior y, como trabajador del mar, para defender leyes vitales para los míos. La ofensiva enemiga separó los campos y, como decía el apóstol cubano José Martí, hay que ser a la vez del propio tiempo y estar con el propio pueblo y, si tal cosa no es posible, hay que estar con el propio pueblo.

R&V: ¿Cómo analizas y como caracterizarías el proceso en curso?

ER: Se trata de una revolución a la que podríamos llamar ‘nacionalista revolucionaria’ en el sentido clásico del término. Y, puesto que la lucha de clases existe y la explotación y la polución son cosa manifiesta, el pueblo venezolano se encuentra en el nivel más elevado de conciencia de su historia. En las condiciones democráticas actuales, las relaciones entre el movimiento popular y el gobierno son lo bastante libres cómo para permitir que reconozcan su propia fuerza y sus propias debilidades, para corregirlas y para redefinir sus objetivos. Esta dinámica nos permite, de hecho, avanzar en el terreno de lo político y de lo social.

Es un proceso difícil de caracterizar, porque es dinámico y se transforma a medida que los problemas se van planteando. Experimentamos con nuevas formas de organización con el fin de resolverlos.

R&V: ¿Cómo definirías al presidente Hugo Chávez y el papel fundamental que desempeña en el proceso revolucionario?

ER: Hugo Chávez es el producto de una época y, a la vez, es el producto de su tiempo desde el momento en que favorece la participación política, el acceso de la población a la sanidad, a la educación y a diferentes formas de organización. Como Jefe del Estado no pretende ser el jefe de los distintos movimientos, el jefe de un partido, o expresar una única forma de hacer las cosas. Es un maestro de ceremonias al que se entiende bien y del que se tiene una buena concepción en América Latina, y se puede hablar de ‘reformismo revolucionario’ en la medida en que las fuerzas reaccionarias cuentan con el apoyo mediático y militar del Imperio. El pueblo no espera de él que sea un traidor, pero sí teme que pueda ser traicionado.

R&V: ¿Cómo ves el futuro de la revolución?

ER: Muy difícil. El Imperio se prepara para la agresión y el pasado se reconstituye como una ‘quinta columna’ dentro de la burocracia. Pero ‘la situación que impide toda vuelta atrás’ ya es algo real y el enemigo se engaña a sí mismo si cree que basta con eliminar a Chávez o al gobierno. Esta vez se ha puesto en marcha de verdad y se trata de un proceso continental.

[Entrevista publicada en el número 222 (15 de abril de 2005) en Rouge et Vert: le Journal des Alternatifs]

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LOS POLICIAS Y LOS GUARDIAS - Roque Dalton


Roque Dalton, fusilado el 10 de mayo de 1975
Roque Dalton, comunista, poeta, guerrillero, fue asesinado por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la guerrilla estalinista a la cual pertenecía en aquel momento. Fue juzgado y fusilado junto al obrero Armando Arteaga, "Pancho", bajo la acusación de ser agentes de la Central de Inteligencia de EE. UU. Las acusaciones fueron desmentidas después. El ERP era liderado entre otros por Joaquín Villalobos, quien formó parte del "tribunal" que juzgó y asesinó a Roque. Villalobos oficia hoy de "asesor" del gobierno colombiano y es un activo de la socialdemocracia latinoamericana. Los verdugos humillaban a Roque antes de asesinarlo: "intelectual de mierda, pequeño burgués, en las filas de los revolucionarios no hay cabida para traidores".

Los policias y los guardias
Siempre vieron al pueblo
como un monton de espaldas que corrían para allá
como un campo para dejar caer con odio los garrotes.


Siempre vieron al pueblo como el ojo de afinar la puntería
y entre el pueblo y el ojo
la mira de la pistola o la del fusil.


(Un día ellos también fueron pueblo
pero con la excusa del hambre y del desempleo
aceptaron un arma
un garrote y un sueldo mensual
para defender a los hambreados y a los desempleadores.)


Siempre vieron al pueblo aguantando
sudando
vociferando
levantando carteles
levantando los puños
y cuando más diciéndoles:
"Chuchos hijos de puta el día les va a llegar".
( Y cada día que pasaba
ellos creían que habían hecho el gran negocio
al traicionar al pueblo del que nacieron :
"El pueblo es un montón de débiles y pendejos —pensaban—
qué bien hicimos al pasarnos del lado de los vivos y de los fuertes").


Y entonces era de apretar el gatillo
y las balas iban de la orilla de los policías y los guardias
contra la orilla del pueblo
así iban siempre
de allá para acá
y el pueblo caía desangrándose
semana tras semana año tras año
quebrantado de huesos
lloraba por los ojos de las mujeres y los niños
huía de espanto
dejaba de ser pueblo para ser tropel en guinda
desaparecía en forma de cada quién que se salvó para su casa
y luego nada más
soló los bomberos lavaban la sangre de las calles.


(Los coroneles los acababan de convencer:
"Eso muchachos — les decían —
duro y a la cabeza con los civiles
fuego con el populacho
ustedes también son pilares uniformados de la Nación
sacerdotes de primera fila
en el culto a la bandera el escudo el himno los próceres
la democracia representativa el partido oficial y el mundo libre
cuyos scrificios no olvidará la gente decente de este país
aunque por hoy no les podamos subir el sueldo
como desde luego es nuestro deseo".)


Siempre vieron al pueblo
crispado en el cuarto de las torturas
colgado
apaleado
fracturado
tumefacto
asfixiado
violado
pinchado con agujas en los oídos y los ojos
electrificado
ahogado en orines y mierda
escupido
arrastrado
echando espumitas de humo sus últimos restos
en el infierno de la cal viva.


(Cuando resultó muerto el décimo Guardia Nacional. Muerto por el pueblo
y el quinto cuilio bien despeinado por la guerrilla urbana
los cuilios y los Guardias Nacionales comenzaron a pensar
sobre todo porque los coroneles ya cambiaron de tono
y hoy de cada fracaso le echan la culpa
a "los elementos de tropa tan muelas que tenemos".)


El hecho es que los policías y los guardias
siempre vieron al pueblo de allá para áca
y las balas sólo caminanba de allá para acá.
Que lo piensen mucho
que ellos mismos decidan si es demasiado tarde
para buscar la orilla del pueblo
y disparar desde allí
codo a codo junto a nosotros.


Que lo piensen mucho
pero entre tanto
que no se muestren sorprendidos
ni mucho menos pongan cara de ofendidos
hoy que ya algunas balas
comienzan a llegarles desde este lado
donde sigue estando el mismo pueblo de siempre
sólo que a estas alturas ya viene de pecho
y trae cada vez más fusiles.



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EL GOBIERNO DECRETA EL ESTADO DE EMERGENCIA DURANTE 60 DÍAS PARA BLOQUEAR LAS MOVILIZACIONES INDÍGENAS


Global
PERÚ |
40 días de rebelión indígena contra el saqueoLa Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana mantuvo cinco semanas de movilizaciones contra las petroleras para protestar contra 11 decretos legislativos.
Marc Gavaldà / Perú
Jueves 28 de mayo de 2009.

Enfrentamientos en la Amazonía entre manifestantes y policía.
Tras semanas de intensas movilizaciones en los departamentos amazónicos, el Gobierno peruano decretó el pasado 9 de mayo el estado de emergencia durante 60 días en nueve municipios selváticos de las regiones de Cusco, Ucayali, Loreto y Amazonas. Con la medida, quedaron suspendidos los derechos constitucionales de libertad y seguridad personal, la inviolabilidad del domicilio, y las libertades de reunión y de tránsito. Además, las fuerzas de seguridad podrán detener ciudadanos discrecionalmente, allanar viviendas o locales e impedir la circulación y las concentraciones. Los primeros movimientos de esta escala represiva se tradujeron en el envío de barcos de guerra por los cursos fluviales.

El motivo del decreto no es otro que “restablecer el orden público ante las acciones de violencia que ponen en riesgo la producción, transporte y distribución de gas natural e hidrocarburos”. La protesta indígena más masiva de los últimos tiempos se inició el pasado nueve de abril con la toma de instalaciones petroleras, corte de rutas terrestres y fluviales y anuncios de cortes del oleoducto norperuano y el gaseoducto del sur, protagonizadas por organizaciones afiliadas a la Asociacion Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), que agrupa a más de 60 etnias y unas 1.500 comunidades de la Amazonía.

Tras la contundente medida coercitiva, el líder de AIDESEP, Alberto Pizango, advirtió que las amenazas no amedrentan a los nativos y que éstos están dispuestos a morir para hacer respetar sus territorios y defender la Amazonía.

Concretamente, el levantamiento indígena exige la derogación de 11 de los 104 decretos legislativos que atentan contra los intereses del país. La protesta incide en varios decretos y leyes aprobados por el Gobierno y el Congreso como parte de un paquete legislativo de adecuación de la normatividad peruana a las exigencias de un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Según los indígenas, las normas cuestionadas afectan los intereses nacionales y propician la depredación de su hábitat, al viabilizar la entrega de la Amazonía a intereses privados. La protesta exige además el cese o la severa regulación de actividades depredadoras mineras y petroleras.

El nuevo Pizarro
Repsol ha invertido 2.200 millones de dólares en Perú, siendo este país el tercer receptor de inversiones de la compañía. Durante la última reunión mantenida entre el presidente de la petrolera y el presidente de Perú, Alan García, se explicaron los avances del trabajo en el Lote 39, así como en la Refinería de La Pampilla, en los cuales existe un enorme potencial de cara al futuro. Precisamente, el futuro de los pueblos no consultados se ve gravemente amenazado por las intenciones de la empresa de penetrar esta región, limítrofe con las Zonas Intangibles preservadas por el Gobierno ecuatoriano para salvaguardar a los grupos indígenas en aislamiento voluntario Tagaeri y Taromenane.

Existen evidencias de la existencia de otros grupos en contacto inicial como los Aushiris o Abijires, los Pananajuris y Taushiros. Estos pueblos ubicados en la frontera, fluctúan entre Ecuador y los bloques peruanos 67 y 39.

El Bloque 39 fue concesionado en primera instancia a la norteamericana Barret, la cual, en 2001 abrió 383 km de líneas sísmicas. En 2003 fue transferido a Repsol Exploración Perú (filial de Repsol) duplicando su extensión a 886.000 hectáreas. Hace unos meses, Alan García festejó públicamente el descubrimiento de crudo en estas áreas. Ahora el proyecto espera la aprobación de los Estudios de Impacto Ambiental para iniciar la fase de explotación petrolera.

Organizaciones indígenas y de solidaridad con AIDESEP o Survival Internacional denuncian que las intenciones de Repsol de ingresar en el Bloque 39 suponen rubricar un homicidio anunciado, porque los índices de mortalidad durante el contacto de pueblos aislados supera el 50% en los primeros años. Los pueblos Nahua y Murnunahua, contactados en los ‘80 y ‘90 respectivamente por petroleras y madereros ilegales, refrendaron tal funesta estadística.

Otros bloques amenazan a puebles aislados. La colombiana Ecopetrol pretende ingresar en los Bloques 110 y 117, con presencia de grupos de Murunahua, en aislamiento voluntario. Por su parte, la francesa Perenco, opera en el bloque 67, vecino al bloque 39, amenazando a los mismos pueblos que lo hace la petrolera Repsol.

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EL BIMARISTÁN EN EL MUNDO ISLÁMICO


UN PRECEDENTE DE LOS HOSPITALES MODERNOS [1]

Redacción Alif Nûn

Introducción
La palabra bimaristán proviene de la lengua persa y significa “hospital”. Está formada por el vocablo vīmār o vemār, que significa “enfermo”, y el sufijo stan , que indica lugar. De este modo, bimaristán vendría a significar literalmente “lugar de los enfermos”.

En el mundo islámico medieval –sobre todo en el oriente musulmán– la palabra bimaristán se empleó para designar un hospital en la acepción moderna del término, es decir, un establecimiento donde los enfermos eran acogidos y cuidados por personal cualificado. En este sentido, los médicos musulmanes fueron los primeros en distinguir entre el hospital y otro tipo de instituciones como hospicios, asilos o leproserías, que en la antigüedad servían para aislar de la sociedad a los enfermos y a los perturbados y deficientes mentales, en lugar de ofrecerles una verdadera cura. De este modo, los bimaristanes medievales pueden ser considerados como los primeros hospitales en el sentido moderno de la palabra. Los primeros hospitales públicos, hospitales psiquiátricos y facultades de medicina también fueron introducidos por los médicos musulmanes medievales.

Resumen histórico
El primer bimaristán del que existen referencias históricas fue inaugurado en el siglo III d.C. por el monarca sasánida Shapur I en Yundishapur, localidad situada en Juzestán, en el actual Irán. Tras la conquista del Irán sasánida a manos de los ejércitos arabo-musulmanes en el año 638, el bimaristán sobrevivió al cambio de gobernantes y evolucionó hacia un hospital público dotado, entre otras cosas, de facultad de medicina y atención psiquiátrica.
Al margen de estas instituciones sanitarias, existen indicios de que ya en época del Profeta Muhammad los ejércitos musulmanes contaban con dispensarios médicos móviles para el tratamiento de los soldados en el mismo campo de batalla. En concreto, una mujer musulmana llamada Amina bint Qais se convirtió a la edad de diecisiete años en la mujer más joven en dirigir un equipo médico en una de aquellas primeras batallas. [2]
El califa Walîd bin Abdel Malek fundó en Damasco, en el año 707, el segundo bimaristán después del de Jundishapur. En esa época ya existía otro tipo de centros médicos con personal que diagnosticaba y trataba a todos los pacientes, pero el bimaristán era el único donde había doctores especializados en ciertas enfermedades. En su origen, estos centros de salud estaban destinados a pacientes con afecciones específicas como la peste o la ceguera, y todos los servicios que ofrecían eran gratuitos.
En la primera mitad del siglo IX, durante el gobierno del califa Al-Ma'mun, las facultades de medicina tenían una gran actividad en Bagdad. El primer hospital público en esa ciudad fue inaugurado durante el califato de Harûn al-Rashid (r. 786-809). Se implantó un sistema por el cual cirujanos y médicos eran designados para impartir sus enseñanzas a los estudiantes de medicina y extender diplomas a aquellos que eran considerados aptos para ejercerla. Es decir, se organizó todo un sistema de estudios, en el sentido moderno del término. El primer bimaristán de Egipto se inauguró el año 872 d.C y desde entonces los bimaristanes públicos se extendieron por todo el imperio, desde Persia hasta Al-Andalus y el Magreb.
Antes de la época moderna, el mayor hospital del mundo –podía atender a 8.000 pacientes– se encontraba en El Cairo, Egipto, y había sido construido por el sultán Qalaun al-Mansur en 1285. El hospital constaba de un amplio recinto cuadrangular con cuatro edificios alrededor de un patio adornado con soportales y refrigerado con fuentes y arroyos. Disponía de pabellones separados para las diversas enfermedades y para los pacientes convalecientes. También poseía laboratorios, una farmacia, consultas para pacientes externos, cocinas, baños públicos, una biblioteca, una sala de oración, salas de lectura y otras diversas comodidades para los enfermos. En este hospital se llevaron acabo investigaciones que permitieron avances científicos como la mejora en el tratamiento de ciertas enfermedades contagiosas, la investigación en óptica y el descubrimiento del funcionamiento del ojo, lo que permitió, por ejemplo, que los médicos musulmanes operasen las cataratas con agujas huecas mil años antes de que ni siquiera se intentase en Europa.
Desde épocas muy tempranas, las ciudades islámicas también poseían una importante y compleja infraestructura sanitaria. Además de los muchos hospitales, la gran cantidad de baños públicos y la extensa y compleja red de alcantarillado y de suministro de agua dulce contribuyeron a mejorar la salud de la población. De este modo, en los territorios bajo gobierno islámico la población experimentó un significativo aumento de la esperanza de vida. Mientras que ésta era de entre 22 y 28 años en el mundo grecorromano [3] , a comienzos del califato islámico, en el siglo VII, ya había aumentado hasta los 35 años. [4] Pero el incremento espectacular se produjo a lo largo de los siguientes siglos, en particular entre las clases musulmanas cultas y acomodadas: 84.3 años en Iraq y Persia durante los siglos X y XI [5] ; 72.8 años en Oriente Medio, y entre 69 y 75 años en Al-Andalus, durante el siglo XI [6] ; 75 años en Persia durante el siglo XII [7] ; y entre 59 y 72 años en Persia durante el siglo XIII. [8] Se puede apreciar un descenso progresivo en la esperanza de vida desde el siglo X al XIII, fenómeno que algunos autores achacan a la alta mortalidad provocada por la peste, unida a las invasiones mongolas y la actividad militar de las Cruzadas.
Paradójicamente, un acontecimiento tan terrible como el de las Cruzadas sirvió sin embargo para que en Europa comenzaran a construirse los primeros hospitales inspirados en los bimaristanes del mundo islámico. Así, Luis IX ordenó construir el primer hospital de Paris, Les Quinze-Vingt, a su regreso de la séptima cruzada en 1254. [9]

Organización, financiación e instalaciones de los bimaristanes
Los primeros bimaristanes de los que existe constancia histórica en el mundo islámico medieval ampliaron sus servicios con respecto a los de origen persa, pues también atendían a leprosos, inválidos e indigentes, y entre los siglos VIII y XII alcanzaron un alto nivel de atención médica. Estaban divididos en dos zonas, una para los hombres y otra para las mujeres, cada una de las cuales disponía de salas de espera y áreas destinadas a las distintas enfermedades, supervisadas por uno o varios médicos –por ejemplo, en algunos bimaristanes del Bagdad del siglo IX y X llegaron a emplearse hasta a veinticinco. Como ejemplo de las áreas especializadas tenemos las dedicadas a la medicina interna, a las enfermedades contagiosas o a las fracturas de huesos. Los empleados del bimaristán se dividían entre la plantilla de médicos y enfermeros, que se encargaba de mantener limpio el hospital y de cuidar y atender a los pacientes, y el director, llamado al-saûr . Los empleados hacían turnos de media jornada –mañana o noche– para garantizar su adecuado descanso. Unas instalaciones anexas al bimaristán, conocidas como al-sharabjana , desempeñaban la función de farmacia y permitían a los médicos distribuir con facilidad los medicamentos. Entre éstos se incluía el hachís y otros tipos de drogas, pues aunque la ley islámica fue la primera en prohibir el consumo de ciertas drogas con fines puramente lúdicos, la jurisprudencia islámica admitió su uso con fines médicos y terapéuticos. Por ejemplo, en el siglo XIV, el erudito musulmán Az-Zarkashi decía que el uso del hachís para fines médicos es lícito si se demuestra que resulta beneficioso. [10]
Una vez admitidos en el bimaristán, los pacientes permanecían en él todo el tiempo que lo necesitasen, y el tratamiento era gratuito para todos ellos, cualquiera que fuese su sexo, raza, religión o condición económica. Además de ropa limpia, los convalecientes recibían dinero a su partida para que no tuvieran que regresar al trabajo de manera inmediata. [11] Se trata, sin duda, del primer intento de establecer un sistema ordenado de pensiones a nivel oficial. No sólo se atendía a pacientes de todas las religiones y razas, sino que era habitual tener empleados cristianos, judíos y miembros de otras minorías religiosas y étnicas.
Al igual que los hospitales modernos, los bimaristanes medievales en el mundo islámico a menudo eran unas grandes estructuras que servían para distintos propósitos: desde un centro médico para el tratamiento de los enfermos hasta un hogar donde los pacientes podían recuperarse de las enfermedades o los accidentes; desde un centro psiquiátrico para las personas que sufrían enfermedades mentales hasta una residencia de ancianos, una facultad de medicina para los estudiantes o una gran farmacia donde se dispensaban los medicamentos. [12]
Otra característica única de los bimaristanes medievales en el mundo islámico fue el papel desempeñado por el personal femenino, raramente empleado en el resto del mundo por otras instituciones como hospicios, asilos o leproserías de la Edad Media y Antigua. Los bimaristanes del Oriente Medio islámico solían emplear a enfermeras, en algunos casos procedentes de lugares tan lejanos como el Sudán. Debido a la segregación sexual de los pacientes dentro de los hospitales islámicos, éstos también fueron los primeros en emplear a médicas, entre las que destacan dos doctoras de la familia Banu Zuhr de Sevilla, que no se limitaron a atender a pacientes de su mismo sexo sino que fueron médicas personales del gobernante almohade Abu Yusuf Ya'qub al-Mansur (r. 1184-1199). Más tarde, en el siglo XV, el médico y cirujano otomano Şerafeddin Sabuncuoğlu (1385-1468) fue el primero en informar sobre la existencia de cirujanas, en su libro titulado Cerrahiyyetu'l-Haniyye (“Cirugía imperial”).
Además de los médicos que atendían con regularidad a los enfermos, también existían los llamados fuqaha al-badan , una especie de psicoterapeutas religiosos cuyos servicios médicos, aparte de los psicológicos y espirituales [13] , también incluían sangrías, arreglo de huesos y cauterizaciones. A diferencia de sus contemporáneos en otros lugares del mundo o de los dioses griegos de la curación en la antigüedad clásica, los religiosos musulmanes trabajaban en estas instalaciones empleando métodos científicos para el tratamiento de sus pacientes. [14]
Una vez que instituciones como los awqāf (sg. waqf) se asentaron a partir del siglo X, los bimaristanes proliferaron en todo el mundo islámico. [15] El wakf es una donación religiosa, habitualmente un edificio o unas tierras ofrecidas por una persona a los religiosos musulmanes o para obras de utilidad pública o caritativa. Su explotación económica sirvió para financiar la construcción de los bimaristanes y sus diversos gastos, tales como los salarios del personal, la compra de alimentos y medicinas o el equipamiento hospitalario –camas, instrumental quirúrgico, vestuario del personal, etc. Los awqāf también sufragaron la construcción y mantenimiento de facultades de medicina, en las que no sólo se pagaba a los profesores, sino también a los estudiantes. [16]

Tratamiento de las enfermedades mentales
En las sociedades grecorromanas y judeocristianas de la Antigüedad y la Edad Media se creía que las enfermedades mentales estaban provocadas por posesiones demoníacas o por un castigo de Dios, lo que provocada una actitud negativa hacia las mismas. En contraste, el mundo islámico desarrolló una actitud más compasiva hacia este tipo de enfermedades, como queda claro en Corán, 4.5:
“No confiéis a los faltos de juicio los bienes que Dios os ha asignado: alimentadles y vestidles con ellos, y habladles con cariño.”
Este versículo del Corán resume la actitud del Islam hacia los enfermos mentales, quienes no eran considerados aptos para gestionar propiedades, aunque debían ser tratados con humanidad y debían permanecer bajo el cuidado de un tutor, de acuerdo a la ley islámica. [17] En consecuencia, esta actitud positiva condujo a la creación de toda una red de hospitales psiquiátricos en el mundo islámico medieval a partir del siglo VIII, y al estudio científico y psicológico de estos enfermos por parte de los médicos musulmanes, quienes descubrieron que los desórdenes mentales estaban provocados por disfunciones en el cerebro. [18]
Ya en el año 705 se fundó en Bagdad el primer hospital psiquiátrico del mundo. Otros importantes hospitales psiquiátricos fueron el de El Cairo, fundado en el año 800, el de Fez, a comienzos del siglo VIII, y los de Damasco y Alepo, en 1270. En lo que respecta al mundo otomano, destaca el hospital psiquiátrico fundado por el sultán Bayazid II (r. 1481-1512) en la ciudad turca de Edirne, donde además construyó una facultad de medicina y toda una serie de bimaristanes para medicina general a lo largo y ancho el Imperio Otomano. Además de todos estos centros especializados en problemas psiquiátricos, muchos otros bimaristanes de medicina general a menudo poseían sus propios pabellones dedicados a la salud mental.

Facultades de medicina
Las primeras universidades y facultades de medicina se fundaron en el mundo islámico medieval, donde se expedían títulos y diplomas académicos (iyazah ) para aquellos estudiantes que demostraran estar capacitados para ejercer la medicina. Los hospitales, las facultades de medicina y las universidades poseían métodos para nominar y elegir a sus directores o decanos, quienes debían “liderar el yihad” que suponía la enseñanza de ciencias como la medicina, la jurisprudencia ( fiqh), el hadiz o el Corán. [19]
En el siglo XII, el médico andalusí Ibn Zuhr (el Avenzoar latino) estableció la cirugía como una disciplina independiente dentro de la medicina, para lo cual introdujo un curso de capacitación diseñado específicamente para los futuros cirujanos, con el fin de que éstos pudieran obtener un titulo que les permitiera llevar a cabo intervenciones quirúrgicas. [20] También en el siglo XII, el gobernante de Egipto, Nur ad-Din Zanqi, fundó en este país el hospital Al-Nuri, un famoso hospital universitario donde estudiaron muchos médicos importantes, entre los que destacan Ibn Abi Usaybi'ah (1203-1270), famoso historiador de la medicina, y 'Ala ad-Din Ibn al-Nafis (m. 1289), cuyo descubrimiento de la circulación pulmonar o sistema circulatorio menor fue fundamental para una mejor comprensión de la fisiología humana. Se dice que la facultad de medicina de este hospital disponía de elegantes estancias y de una biblioteca donde muchos de sus libros habían sido donados por el médico de Zanqi, Abu al-Mayid al-Bahili.
Aunque la medicina casi siempre se enseñaba en los hospitales universitarios, también hubo algunas madrazas que se dedicaron a esta misma tarea, como en el caso del Imperio Otomano bajo el gobierno del sultán Suleimán I (r. 1520-1566), o en el Damasco del siglo XV, donde 3 de las 155 madrazas que había en la ciudad se dedicaban a la enseñanza de la medicina. [21]

Ética médica
Una de las características de los hospitales del mundo islámico medieval que los distinguía de sus contemporáneos en otros lugares del mundo era su mayor nivel de exigencia respecto a la ética médica. Los médicos musulmanes tenían una serie de obligaciones hacia sus pacientes, al margen de la riqueza o el origen de éstos. Ishaq bin Ali Rahawi (854-931) fijó por primera vez las normas éticas de los médicos musulmanes en su libro Adab al-Tabib (“La conducta del médico”), escrito en el siglo IX. Consideraba a los médicos como “guardianes del cuerpo y del alma”, y dedicó veinte capítulos del libro a diversos temas relacionados con la ética médica. [22] En esta obra, al igual que en diversos manuales médicos posteriores, se explica cómo el médico debe redactar un informe del estado de su paciente cada vez que lo examine. Cuando finalice el tratamiento, ya sea porque el enfermo haya sanado o haya fallecido, los informes redactados por el médico deben ser revisados por un consejo médico local que decide si la actuación profesional ha cumplido con los estándares exigidos. Si el consejo decide que no se cumplen los citados estándares, el médico en cuestión podía enfrentarse a una demanda por parte del paciente que se sintiera perjudicado. [23] Un extracto del libro de Ibn Al-Ukhwah, Al-Hisbah , lo explica del siguiente modo:
“El médico pregunta al paciente sobre la causa de su enfermedad y el dolor que siente. Prepara los jarabes y otros medicamentos y, a continuación, escribe una copia de la receta para los familiares que acudieron con el paciente. Al día siguiente vuelve a examinar al paciente, revisa el tratamiento, le pregunta cómo se siente y, de acuerdo a todo ello, le asesora. Este procedimiento se repite cada día hasta que el paciente sana o fallece. Si sana, el medico recibe su paga; si fallece, los familiares acuden al director y le muestran las recetas prescritas por el médico. Si el director considera que el médico ha realizado su trabajo correctamente, informa a los familiares de que la muerte estaba dentro de la lógica; si juzga lo contrario, les informa de que pueden pedir al médico el “precio de sangre”, pues la muerte del enfermo fue el resultado de la mala praxis y la negligencia. [24] De esta digna manera está asegurado que la medicina es practicada por un personal capacitado y con experiencia.” [25]
Por su parte, el famoso químico y médico Al-Razi (865-925) introdujo muchas ideas progresistas en la práctica de la medicina. Criticó a los charlatanes y a los falsos médicos que recorrían los pueblos y las ciudades vendiendo sus curas y remedios, y a su vez advirtió de que ni siquiera los doctores con una gran formación tenían las respuestas a todos los problemas médicos ni eran capaces de curar todas las enfermedades, algunas de las cuales consideraba incurables, como los casos avanzados de cáncer o de lepra. En estas circunstancias, consideraba que los médicos no debían sentirse culpables si no eran capaces de curar al paciente y éste moría, pues se trataba de enfermos que estaban más allá de toda ayuda. Sin embargo, Razi aconsejaba a los profesionales que se mantuvieran al día respecto a los nuevos avances médicos a través de la lectura de libros y el contacto con sus colegas de profesión. También demostraba cierto sentido del humor cuando afirmaba que sentía pena por los médicos que ofrecían sus servicios a los príncipes, la nobleza o las mujeres, pues este tipo de pacientes no solía obedecer las órdenes del doctor respecto al tratamiento médico o la reducción de la dieta, y de este modo complicaban el ejercicio de la profesión.

Conclusión
Podemos concluir diciendo que el sistema de salud en el mundo islámico medieval fue el primer intento serio a lo largo de la historia de la humanidad de establecer un sistema sanitario universal. A pesar de las limitaciones científicas y materiales de la época, los médicos musulmanes y las instituciones de caridad islámicas como los awqāf se esforzaron para que los servicios médicos alcanzaran a la mayoría de la población, y de manera planificada se llevaron a cabo los esfuerzos institucionales y económicos necesarios para alcanzar este objetivo. A su vez, las investigaciones permitieron importantes avances en terreno médico, lo que sirvió, por un lado, para mejorar la calidad de vida del ciudadano medio, y por otro, más a largo plazo, para sentar las bases de buena parte de los avances médicos posteriores llevados a cabo en Occidente.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

- Carles G. Bárcena, “El bimaristán, un modelo de hospital islámico”, en revista Alif Nûn nos 14 (marzo de 2003) y 15 (abril de 2003).
- Hasan Bize, “ Islam y salud: la medicina profética ”, en revista Alif Nûn nº 62, julio de 2008.
- Ibn Sina, Al-qânûn fî-l-tibb (3 vol.) (en árabe), Al-Ilmiyah, Líbano, 1999.
- Ibn al-Baytâr al-Mâlaqî, Colección de medicamentos y alimentos -letra Sîn- (Bilingüe árabe/español), Editorial Merglablum, Sevilla, 2005.
- Ibn al-Baytâr al-Mâlaqî, Colección de medicamentos y alimentos -letras Sâd y Dâd- (Bilingüe árabe/español), Editorial Merglablum, Sevilla, 2005.
- Ibn Habib, Compendio de medicina , CSIC, Madrid, 1992.
- Ibn Wâfid, Libro de la almohada sobre medicina (Bilingüe árabe/español), Diputación de Toledo, Madrid, 2006.
- Averroes, Libro de las generalidades de la medicina , Editorial Trotta, Madrid, 2002.
- Cristina de la Puente, Médicos de al-Andalus. Perfumes, ungüentos y jarabes , Editorial Nivola, Madrid, 2003.

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NOTAS.-


[1] Adaptación del texto aparecido en http://en.wikipedia.org/wiki/Bimaristan

[2] Doreen Insgrams, The Awakened: Women in Iraq, Third World Centre for Research and Publishing Ltd., Líbano, 1983, p. 21.

[3] http://www.uwyo.edu/WINWyoming/bullets/2004/bullets11-04.htm (Universidad de Wyoming).

[4] Lawrence I. Conrad, The Western Medical Tradition, Cambridge University Press, 2006, p. 137.

[5] Richard W Bulliet, “The Age Structure of Medieval Islamic Education”, en Studia Islamica nº 57, 1983, p. 105-117 [111].

[6] Maya Shatzmiller, Labour in the Medieval Islamic World, Brill Publishers, 1994, p. 66.

[7] Richard W. Bulliet, “A Quantitative Approach to Medieval Muslim Biographical Dictionaries”, en Journal of the Economic and Social History of the Orient Brill Publishers nº 13 (2), abril de 1970, p. 195-211 [200].

[8] Ahmad Atif Ahmad, “Authority, Conflict, and the Transmission of Diversity in Medieval Islamic Law by R. Kevin Jaques”, en Journal of Islamic Studies nº 18 (2), 2007, 246-248 [246].

[9] George Sarton, Introduction to the History of Science.

[10] Mary Lynn Mathre, Cannabis in Medical Practice: A Legal, Historical and Pharmacological Overview of the Therapeutic Use of Marijuana, McFarland, 1997, p. 40.

[11] Al-Hassani, Woodcock and Saoud, “Muslim heritage in Our World”, FSTC Publishing, 2007, pp.154-156

[12] Emilie Savage-Smith, “Medicine”, pp. 933–934, en Régis Morelón & Rashed Roshdi, Encyclopedia of the History of Arabic Science , vol. 3, Routledge , 1996, pp. 903-962.

[13] Para más información sobre la relación entre la dimensión psíquica y la espiritual del ser humano, véase Javad Nurbakhsh “Sufismo y psicoanálisis”, en revista Sufí nos 3 (primavera de 2002) y 4 (otoño / invierno de 2002) .

[14] Aydin Sayili, “Turkish Contributions to Scientific Work in Islam”, en Foundation For Science, Technology and Civilisation, septiembre de 2004, p. 9.

[15] Por ejemplo, sólo en la Córdoba califal del siglo X había al menos cincuenta hospitales. Para más información, véase http://muslimheritage.com/topics/default.cfm?ArticleID=364

[16] Francoise Micheau, “The Scientific Institutions in the Medieval Near East”, pp. 999–1001, en Régis Morelón & Rashed Roshdi, Encyclopedia of the History of Arabic Science, vol. 3, Routledge , 1996, pp. 985-1007.

[17] A.Vanzan Paladin, "Ethics and neurology in the islamic world: Continuity and change", en Italial Journal of Neurological Science nº 19, Springer-Verlag, 1998, pp. 255-258 [257].

[18] Hanafy A. Youssef; Fatma A. Youssef & T. R. Dening, “Evidence for the existence of schizophrenia in medieval Islamic society”, en History of Psychiatry nº 7, 1996, p. 59.

[19] Francoise Micheau, “The Scientific Institutions in the Medieval Near East”, ob.cit.

[20] Rabie E. Abdel-Halim, “Contributions of Ibn Zuhr (Avenzoar) to the progress of surgery: A study and translations from his book Al-Taisir”, en Saudi Medical Journal 2005; Vol. 26 (9): 1333-1339.

[21] H. A. R. Gibb, “The University in the Arab-Moslem World”, en Edward Bradby, The University Outside Europe: Essays on the Development of University , Ayer Publishing, 1970, pp. 281-298.

[22] Howard R. Turner, Science in Medieval Islam: An Illustrated Introduction , University of Texas Press, 1997, p. 134

[23] Ray Spier, “The history of the peer-review process”, en Trends in Biotechnology nº 20, 2002, p. 357-358 [357].

[24] En caso de delito contra la vida de las personas, el llamado “precio de sangre”es una compensación económica que debía pagar el condenado a la familia de la víctima, para así evitar ser ejecutado. Este procedimiento todavía hoy está vigente en caso de asesinato en algunos países como Arabia Saudita o Irán.

[25] Ibn Al-Ukhwah, Ma'alem al-Qurba fi Talab al-Hisbah (“The Features of Relations in al-Hisbah”), Cambridge, 1937, p. 167.


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