viernes, 20 de junio de 2008

La ley de Bush






La reconstrucción de justicia de América


Fecha publicación: 20/06/2008

Un escándalo de dimensiones políticas internacionales y de graves consecuencias para el gobierno de George W. Bush se produjo cuando Eric Lichtblau, periodista que obtuvo el prestigiado premio Pulitzer en el año 2006 por la publicación en el New York Times de sus reportajes que denunciaron las ilegales e inconstitucionales escuchas e interferencias telefónicas realizadas por la Agencia de Seguridad Nacional, la CIA y otras agencias desde el mes de octubre de 2001, por órdenes secretas y directas de la Administración Bush. Ahora, Lichtblau por medio de la editorial Pantheón ha publicado el libro “La Ley de Bush: La Reestructuración de Justicia de América”, obra en la que narra las peripecias que tuvo que pasar para que se le permitiera publicar sus trabajos en el New York Times primero y después para editar su libro que, el 4 de abril pasado, fue comentado con elevado acierto por el profesor de Derecho de la Universidad G. Washington, Jeffrey Rosen.Los Estados Unidos, durante mucho tiempo y gracias a una eficaz propaganda difundida por las grandes empresas de comunicación social en todo el mundo, han sido considerados, casi siempre, como un paradigma de la democracia occidental, de las libertades públicas y de los derechos humanos, pero desde el 9/11 de 2001, fecha de los “ataques terroristas” -hoy seriamente cuestionados por investigadores y científicos estadounidenses- gracias a la decisión de Bush y de su equipo halcón, la situación de la democracia, libertades y derechos humanos, cambió radicalmente, al expedir la Patriot Act que suprime o condiciona muchos derechos, como la inviolabilidad de correspondencia, el derecho a no ser juzgado por tribunales de excepción, el derecho al debido proceso, el derecho a una justicia oportuna y sin dilaciones, el derecho a libertad de expresión del pensamiento y opinión sin ningún tipo de censura, el derecho del pueblo a la información, el derecho a no ser detenido arbitraria, ilegal e inconstitucionalmente, y peor aún a ser sometido a torturas, tratos crueles y denigrantes o el derecho a la legítima defensa, entre otros derechos, lesionados, disminuidos, negados o sistemáticamente violados por Bush y sus guerreristas.En el año 2004, en vísperas de la elección presidencial, el periodista James Risen en su libro “Estado de Guerra” ya denunció el arbitrario e ilegal programa de la Agencia de Seguridad Nacional para intervenir los teléfonos y escuchar las conversaciones privadas de los propios ciudadanos estadounidenses y, en especial, las comunicaciones con personas naturales o jurídicas del extranjero. James Risen y Eric Lichtblau, se jugaron la vida al conocer y difundir los vericuetos de las múltiples formas de espionaje de la NSA, CIA y demás agencias de inteligencia para invadir la privacidad de los estadounidenses y con mayor razón de extranjeros residentes o visitantes o de ciudadanos de cualquier parte del mundo que, para esas tétricas organizaciones, resulten sospechosos de terrorismo.Lichtblau considera que Estados Unidos vive una etapa difícil, similar a la de la década de los 50, cuando los servicios secretos y de inteligencia, el FBI de Hoover y el Gobierno Federal se dedicaron a perseguir a los “comunistas” conforme con los patrones de conducta establecidos por Mc Carthy. Bush con su equipo integrado por el vicepresidente Cheney, Ashcroft. González, Rumsfeld, Powell, Rice y otros, resucita esa época de negro terror y de inseguridad jurídica, cuando declara la guerra global contra el terrorismo, pretexto para organizar guerras y reestructurar el Pentágono, el Departamento de Justicia, CIA y NSA a fin de que sirvan a los propósitos e intereses económicos y políticos del grupo en el poder.Lichtblau en su calidad de periodista del Times que cubría el Departamento de Justicia y James Risen de Los Angeles Times que cubría los servicios de inteligencia, por separado, en el año 2004, comenzaron a escuchar rumores cada vez más insistentes, sobre las ilegales escuchas e intervenciones telefónicas que efectuaba la NSA a ciudadanos estadounidenses, desde octubre del 2001, fuera de todo control y por encima de la Ley, con el recurrido pretexto de combatir al terrorismo internacional.El autor del libro explica que conocida la historia del ilegal espionaje, hubo una serie de cabildeos en el New York Times para dilucidar si se debía o no publicar el contenido de investigación. La decisión de difundir la historia demoró trece meses, desde octubre o noviembre de 2004 hasta fines de 2005, tanto por el nerviosismo de los editores y responsables del periódico como por la presión que ejerció la Administración Bush para que no se publicara la denuncia. Según Richtblau, las deliberaciones dentro del New York Times encabezadas por Bill Keller fueron angustiosas porque algunos pensaban como Bush y sus secuaces: La publicación de la denuncia de las escuchas telefónicas podían poner en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos.El mismo editor Keller y otros directivos del periódico New York Times acompañaron a Richtblau a una serie de reuniones que se realizaron en la Casa Blanca con varias personalidades del Gobierno entre las que se encontraban el abogado de Dick Cheney, Condoleezza Rice, el Consejero de la Casa Blanca Harriet Miers y otras; pero todas con la intencionalidad y el propósito de impedir la publicación de los resultados de la investigación efectuada por Richtblau sobre las famosas “escuchas telefónicas” por la Agencia de Seguridad Nacional, decididas unilateralmente por Bush y sin previa autorización del Departamento de Justicia.Los funcionarios de la Administración Bush insistieron en un argumento central: Si el Times decidía publicar la historia investigada por Richtblau, sin duda se pondría en riesgo la seguridad nacional, pues el daño sería muy grande por lo que las escuchas telefónicas no autorizadas legalmente, debían mantenerse en secreto, pues, además, la publicación podría causar muy graves perjuicios financieros a las compañías telefónicas. Otro de los argumentos de los burócratas de Bush consistía en advertir que si los terroristas conocían el secreto de las escuchas telefónicas dejarían de usar teléfonos y todo el esfuerzo habría sido inútil. El mensaje de la Casa Blanca para el Times y Richtblau era: “Si el New York Times sigue adelante y publica la historia, debemos compartir la culpa del siguiente ataque terrorista”. Insistieron en que el Times tendría las manos manchadas de sangre. Era todo un chantaje, seguramente como un homenaje a la tan cacareada libertad de expresión del pensamiento, liberad de opinión, libertad de prensa y derecho del pueblo a la información.Bush y sus halcones jamás pudieron responder la pregunta: ¿Por qué el New York Times no debe permitir que los ciudadanos estadounidenses sepan que el Presidente de Estados Unidos, George W, Bush había autorizado a la Agencia de Seguridad Nacional a ejecutar un vasto programa de escuchas telefónicas a sus propios conciudadanos, por encima de la Ley Federal, la Constitución Política y sin órdenes judiciales?Finalmente el Times decidió publicar las denuncias investigadas por Richtblau, sólo después de que James Risen publicara, valientemente, la denuncia sobre la violación de los derechos humanos en la Administración Bush, con el justificativo de la guerra contra el terrorismo internacional.Las peripecias que pasó el Times y los obstáculos y temores que tuvo que vencer Eric Lichtblau para publicar sus trabajos sobre la inmoral e ilegal intervención en las conversaciones telefónicas privadas, para difundir las denuncias sobre los variados sistemas de espionaje que usa Bush con la intencionalidad de controlar a la población estadounidense, es sólo un sórdido capítulo del trabajo sucio que ejecutan la Agencia de Seguridad Nacional, la CIA, DEA y demás organismos de inteligencia. Ya existen miles y miles de víctimas estadounidenses de los servicios secretos yanquis y a nivel mundial son millares y centenares de millares las víctimas de la guerra sucia contra el terrorismo internacional: secuestros de ciudadanos por la CIA en cualquier parte del mundo para enterrarlos en cárceles secretas y clandestinas, miles de “prisioneros de guerra” encerrados en cárceles imperiales que son torturados y sometidos a tratos crueles y denigrantes y miles de detenidos sin fórmula de juicio, sin derecho a una justicia sin dilaciones, con total violación a los principios del debido proceso y sin ningún derecho a la defensa.Los pueblos libres y democráticos del mundo corren un inminente peligro con ese tipo de acciones indecentes, inmorales e ilegales practicadas por el imperio durante la Administración Bush.Quito, Junio de 2008Tribunal Dignidad, Soberanía, Paz contra la Guerra

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jueves, 19 de junio de 2008

¿Cambio? ¿Qué cambio?





17-06-2008
Alexander Cockburn
CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández



El martes 3 de junio, Barack Obama reclamó el mayor premio que el Partido Demócrata puede ofrecer, a saber, su nominación como candidato a la presidencia. Al siguiente día, el vendedor del “cambio” regresó desde Minnesota a Washington para ponerse públicamente a los pies de una organización cuya principal misión es asegurar que ningún gobierno de EEUU presione nunca al estado de Israel para obligarle a cambiar sus políticas. Los términos de la rendición de Obama explotaron como retóricas bombas de racimo por todo Oriente Medio. Ante Israel y sus vecinos, lo que seguramente significó fue que quienquiera que fuese el que llegara a la Casa Blanca el próximo enero, no habría diferencia alguna con el papel desempeñado por Bush como garante de la intransigencia israelí.
Las conferencias del American Israel Public Affairs Committee (AIPAC) se han convertido en escaparates del peso político de este grupo de presión. La influencia es real. Un político que enoje al Lobby contemplará de inmediato cómo la financiación de su campaña se queda seca y se ve obligado a afrontar toda una serie de desafíos-sorpresa por parte de opositores bien financiados. Retrocediendo hasta septiembre de 1991, nos encontramos con que el Presidente George Bush padre se enfrentó al Lobby señalando que EEUU gastaba casi 1.000$ al año por cada israelí, sugiriendo que eso representaba una extorsión de manos del AIPAC. “Estoy en contra de algunas fuerzas poderosas”, dijo en una conferencia de prensa. “Tenemos hasta 1.000 miembros del lobby trabajando en el Capitolio en el otro aspecto de la cuestión. Y aquí tan sólo un pequeño chico solitario”. Quiso emprender esa particular batalla, pero hay quien señala la consiguiente hostilidad del AIPAC como uno de los factores importantes que al año siguiente contribuyó a su derrota frente Clinton. Si realmente fue así, desde luego que George hijo se aprendió bien la lección.
Mientras congresistas y senadores estadounidenses y sus equipos se arracimaban en los pasillos del centro de convenciones, toda una audiencia de 7.000 funcionarios judíos provenientes de todos los lugares de EEUU no paraban de jalear mientras, uno tras otro, los tres aspirantes se dirigían a la tribuna para hacer las políticamente provechosas declaraciones de lealtad a Israel.
Antes de dar comienzo a su campaña para la nominación, Obama puso especial cuidado en conseguir el apoyo de influyentes judíos estadounidenses de Chicago, como la familia Crown, asociada con la firma aeroespacial General Dynamics.
Como escribí aquí en febrero, hubo un tristemente célebre escándalo durante los años de Kennedy en el que se vio implicado su Secretario de Defensa, Robert McNamara, quien desautorizó cualquier inspección experta y cualquier recomendación de adquisición, insistiendo en que fuera General Dynamics en vez de Boeing quien fabricara el desastroso F-111. Lo que se sospecha es que Henry Crown, de Chicago, hizo alguna llamada para conseguir algún que otro favor por el papel jugado a la hora de decidir en 1960 el voto por JFK en el Condado de Cook, Illinois, ante la furia impotente de una Hillary Clinton adolescente, que era entonces observadora, por Nixon, en el recuento de votos. Crown, de Chicago Sand and Gravel, tenía 300 millones de dólares de la mafia en bonos de General Dynamics, y después del desastre del Convair, General Dynamics necesitaba el F-111 para evitar irse a pique, llevándose así consigo los 300 millones de dólares de la mafia.
Henry Crown pasó ya al gran paraíso venal en el cielo, pero sus descendientes en el clan Crown son devotos contribuyentes de Obama, dándole decenas de miles de dólares, como puede atestiguarse rápidamente echando una ojeada a la página de Internet del Center for Responsive Politics. La familia Crown sigue aún profundamente implicada en los asuntos de General Dynamics. Lester y James Crown han conseguido sendos puestos en la junta de la compañía en años recientes. General Dynamics está muy involucrada con contratistas militares israelíes. En un panfleto de 2003 de la empresa General Dynamic citado por Chicago Indymedia se proclamaba “una alianza estratégica con Aeronautics Defense Systems Ltd.”, una firma israelí con sede en Yavne. Aeronautics Defense Systems Ltd. es la firma que desarrolló el dispositivo de vigilancia aérea Unmanned Multi-Application System (UMASa) que el ejército israelí utiliza para “proporcionar un panorama ‘a vista de pájaro’ en tiempo real de la zona vigilada a los comandantes de combate y a los puestos del mando aéreo”. La historia de Indymedia citaba al entonces Viceprimer Ministro israelí Ehud Olmert declarando que el acuerdo entre General Dynamics y Aeronautics Defense Systems para unir a “ambas compañías de tecnología punta en defensa y seguridad interior” era “la prueba adicional de los beneficios comerciales y tecnológicos que las alianzas entre industrias estadounidenses e israelíes podían producir”. Un ojo en el cielo de Gaza se convierte en un dólar en la “caja de guerra” de Obama.
El 11 de enero de este año, pegado a los talones de un editorial alabando a Obama como Amigo de Israel en el rabiosamente sionista New York Sun, Lester Crow hizo circular una recomendación para la comunidad judía, expresando su impaciencia por “compartir con vosotros mi confianza en que el historial estelar del Senador Barack Obama en relación con Israel me asegura con gran alivio que, como Presidente, será el amigo de Israel que todos queremos ver en los incondicionales de la Casa Blanca para la defensa de la seguridad de Israel y comprometido en ayudar a que Israel consiga la paz con sus vecinos. Pocas figuras públicas inspiran tanta esperanza y optimismo como Barack Obama. Por favor, pasen este mensaje a todos aquellos que puedan estar interesados”.
Preocupado por los rumores avivados por la campaña de Clinton de que seguía siendo musulmán en secreto, Obama insistió en que antes de las primarias del 22 de abril en Pensilvania, un estado con un voto judío políticamente significativo, su campaña abrió un blog en lengua judía en Israel.
Por eso, Obama llegó este año a la conferencia del AIPAC determinado a eliminar todas las dudas que pudieran quedar de que él es Amigo de Israel. “Utilizaremos todos los elementos del poder estadounidense para presionar a Irán”, aseguró al AIPAC. “Haré todo lo que esté en mi poder para impedir que Irán consiga armas nucleares. Todo lo que esté en mi poder. Y con todo, quiero decir todo”. Juró que no hablaría con Hamas, los representantes elegidos del pueblo palestino. Ante el estruendoso aplauso, declaró: “Jerusalén permanecerá como la capital indivisa de Israel”.
Como Uri Avnery, el veterano escritor y activista por la paz israelí protestó furiosamente a raíz de esa última sentencia:
“Ahora llega Obama y recupera del basurero el gastado lema de ‘una Jerusalén indivisa como capital de Israel para toda la eternidad’. Desde Camp David, todos los gobiernos israelíes han comprendido que ese mantra constituye un obstáculo insuperable para cualquier proceso de paz. Por eso ha desaparecido –sigilosamente, casi en secreto- del arsenal de consignas oficiales. Ningún palestino, ningún árabe, ningún musulmán hará jamás la paz con Israel si el complejo de Haram-al-Sharif (también llamado Monte del Templo), uno de los tres lugares santos del Islam y uno de los más destacados símbolos del nacionalismo palestino, no se transfiere a soberanía palestina. Ese es uno de los meollos del conflicto. Por esa misma cuestión, se puso fin a la conferencia de Camp David de 2000”.
Los asesores de política exterior de Obama se desgarraron las vestiduras y al siguiente día su campaña emitió una aclaración: “Jerusalén es una cuestión del estatuto final, lo que significa que tiene que ser negociada entre las dos partes” como parte de “un acuerdo con el que ambas puedan vivir”. Más o menos es lo mismo, insistían en que Jerusalén, a los ojos de Obama, debe ser la capital de Israel.
El talento que salta a la vista de Obama es su capacidad para adaptar su retórica con una velocidad inquietante para despejar cualquier sospecha que pueda surgir entre los poderosos asegurándoles que, aunque pueda parecer que se sale de madre, no deben preocuparse. Al principio de su campaña fue criticado por no llevar la bandera estadounidense en un alfiler en la solapa. En la conferencia del AIPAC llevaba un alfiler doble con las banderas estadounidense e israelí. ¿Hay un “Obama verdadero” esperando aparecer, una vez que haya superado el turbio negocio de agradar a los votantes? Realmente no. La fabricación del “auténtico” Obama es un proyecto en curso, y el AIPAC es un evaluador importante de la evolución de “cambio”.
Aunque la humillación de Obama tuvo amplia cobertura por todo el Oriente Medio, la prensa aquí, desde el New York Times al “Democracy Now” de Amy Goodman (véase el artículo de Mumhammad Idrees de la pasada semana) guardaron silencio. Fue evidentemente considerado como un regalo, indigno de un comentario editorial, que un hombre que podía muy bien ser el próximo presidente, estuviera desactivando la política de “cambio” precisamente cuando más necesaria era a instancias de los hombres que Jon Stewart ridiculizó en su show con tono de voz crispado llamándolos “los sabios de Sion”. Stewart disparó algunos comentarios bastante mordaces sobre el AIPAC, para mi sorpresa, porque no soy precisamente un gran fan suyo, después de comprobar que se ha convertido en un programa de culto, a la mayor gloria de Stewart, de manera muy parecida a los devotos de “Democracy Now” y de Goodman, quienes esperan sus emisiones como si fueran una variante más de una experiencia religiosa.
El secuestro al pueblo estadounidense de las noticias importantes del mundo es una de las tareas principales de la prensa aquí. Hace un par de semanas, Patrick Cockburn escribió dos importantes primicias [*], en las que perfilaba los términos precisos del “acuerdo” secreto que EEUU está intentando hacer tragar con embudo a los iraquíes sobre las bases militares permanentes. Constituía una inmensa historia política de Oriente Medio, especialmente de Iraq. Los medios europeos le dieron cobertura. Encontré un relato detallado en las primicias de Patrick, con comentarios inteligentes, sobre el papel dirigente de la Santísima Trinidad. Pero no encontré nada aquí en casa. Ni en el New York Times, ni en el Washington Post, ni en las cadenas de radio y televisión. El 12 de junio, Goodman y Gonzalez le hicieron una útil entrevista a Patrick en “Democracy Now”. Y el viernes 13 de junio, CSPAN tuvo a Patrick en su programa Washington Journal y los televidentes supieron lo que su gobierno está tramando.
Furia asiática hacia Laura Bush
De las Primeras Damas se espera que cojan un problema y lo hagan suyo. Ladybird Johnson trabajó duro para hacer más bellos los EEUU. Nancy Reagan dijo NO a las drogas. Laura Bush ha metido a Myanmar, también conocida como Birmania, en su corazón. Pero ahora está tratando de meter la pata allí.
A raíz del terrible ciclón, la Primera Dama dijo que los EEUU considerarían el envío de ayuda a Birmania sólo si la junta militar birmana aceptaba la llegada de un equipo estadounidense de respuesta ante el desastre para asesorar sobre el alcance de la devastación causa por el ciclón Nargis. Muchos en la región creen que el principal papel de tal equipo sería preparar a la opinión internacional para una “intervención humanitaria”. “Las exigencias políticas de la primera dama estadounidense fueron inadecuadas” dijo Aung Naing Oo, un analista político birmano exiliado. “En estos momentos en que las personas están muriendo y sufriendo tanto, si EEUU quiere realmente ayudar, puede hacerlo sin formular exigencias políticas”.
La cínica forma estadounidense de respuesta ante el ciclón asesino y el resentimiento que esto ha causado es objeto del fascinante informe en la nueva edición de nuestro boletín.
N. de la T.:
[*] Véase en Rebelión la traducción de los dos artículos de P. Cockburn referidos:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68481

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68619
Fuente: http://www.counterpunch.org/cockburn06132008.html
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lunes, 16 de junio de 2008

Jugando con dinero ajeno




Los tahúres de Wall Street

Ralph Nader
CounterPunch
16-06-2008
Traducido para Rebelión por S. Seguí


Las Vegas está ya demodé. Los grandes tahúres se encuentran en Wall Street y están jugando con dinero ajeno: el de usted, lector; el de su pensión; el de sus medios de vida.
A diferencia de los casinos de Las Vegas, se supone que los grandes bancos de inversiones, bancos comerciales y grandes firmas de corretaje bursátil de Wall Street tienen una relación fiduciaria con el dinero de los demás. Se supone que son depositarios del dinero que usted ha puesto confiadamente en sus manos, y que deben avisarle cuando realicen inversiones arriesgadas.
Pero a medida que Washington DC se ha ido convirtiendo, cada vez más, en territorio ocupado por las corporaciones, los chicos de Wall Street han ido corriendo riesgos cada vez mayores con el dinero ajeno. A medida que aumentan los ciclos de quiebra de los que son responsables, aumentan también los emolumentos que los directivos se atribuyen, aprovechando unos consejos de administración donde sus decisiones se aprueban sin debate.
Con cada ciclo de quiebras, crece la carga de los rescates que realiza el Gobierno, lo que significa deuda, déficits y dinero para el contribuyente. El cierre de Savings and Loans, a finales de los ochenta, con un coste de más de 500.000 millones de dólares –antes de la amortización de los instrumentos de rescate– parece de poca importancia en comparación con lo que está sucediendo hoy.
¿Por qué nunca aprenden, estos jefazos financieros? Porque nunca tienen que pagar sus apuestas. A veces tienen que dejar sus puestos –como sucedió recientemente con los presidentes-directores generales de Merril Lynch y Citigroup–, pero salen de los restos del naufragio cargados con el oro de las compensaciones y las indemnizaciones por despido. Una parte de ese dinero es claramente el tributo que pagan por su silencio los colegas que siguen en sus cargos.
Y en éstas llega el último capítulo de esta desastrosa gestión empresarial, a cargo del venerable banco de inversiones de Wall Street Lehman Brothers. Con unas acciones en caída libre debida a una especuladora asunción de riesgos con dinero ajeno junto a unas remuneraciones corporativas enormes, las miradas de los empleados de Lehman Brothers se vuelven ahora hacia su jefe, Richard S. Fuld. Durante mucho tiempo, éste y sus colegas ejecutivos derrochaban confianza en su capacidad de gestión de sus peligrosos instrumentos financieros, en comparación con sus timoratos competidores.
Esta semana se ha hecho patente que el emperador Lehman está desnudo. Fuld informó de unas desastrosas pérdidas de 2.800 millones de dólares en el segundo trimestre, con lo que se superan las más negativas predicciones. Hasta los fondos de inversión con los que Lehman solía atemperar sus pérdidas en las inversiones en materia de hipotecas se vinieron abajo, contribuyendo a las pérdidas.
Apenas el pasado abril, Fuld anunciaba que en su opinión “lo peor había ya pasado” en los mercados financieros. Por este tipo de gestión, Fuld recibió el año pasado 40 millones de dólares, es decir casi un millón por semana, sin contar las vacaciones.
Los chicos de Wall Street, como buenos charlatanes, inventan términos y frases con que vestir sus prácticas de megatahures. Por ejemplo, afirman que intentan evitar una crisis de confianza cuando estos supuestos capitalistas se dirigen al Estado para pedir un rescate socializante. Lo que sólo contribuye a incrementar el riesgo moral –otro eufemismo– y prepara la jugada para otra ronda de irresponsables gigantes de Wall Street que entran dentro de la categoría de demasiado-grandes-para-dejarlos-caer. Uno de los más agudos analistas de Wall Street, Henry Kaufman, considera que este fenómeno del demasiado-grandes-para-dejarlos-caer socava la disciplina de mercado y fomenta que las empresas más pequeñas se fusionen con las mayores, a fin de aprovecharse también ellas de los criterios de rescate vigentes en Washington.
En un artículo del Wall Street Journal, el pasado mes de agosto, Kaufman pasaba revista con perspicacia al crecimiento de instrumentos financieros cada vez más complejos y abstractos, ajenos a cualquier fundamento empírico en la economía, acelerados a su vez por la centelleante rapidez de las transacciones computerizadas. En dicho artículo, pedía una mayor supervisión de las instituciones y mercados financieros.
Hubo un tiempo en que la supervisión tenía el nombre de regulaciones federales. Con cualquiera de sus nombres, Kaufman es pesimista. “En los mercados de hoy día, no hay apenas voces claras que pidan estas medidas. Al contrario, los mercados están contra ellas, y los políticos demuestran escaso interés, a veces ninguno. Por su parte, los bancos centrales –es decir, la Reserva Federal– no tienen una visión clara de cómo proceder en aras de una supervisión financiera más efectiva.”
Aunque revestido de un lenguaje amable y no normativo, se trata de un grave diagnóstico de la intransigencia corporativa y la parálisis regulativa. Desde agosto de 2007, la situación ha empeorado y los chicos de Wall Street han seguido produciendo grandes e incluso mayores pérdidas, además de falsas evaluaciones de activos.
Hace unas semanas, el ex presidente de la Reserva Federal Paul Volker leyó una conferencia en Nueva York en la que mostraba parecidas preocupaciones y exigencias de supervisión, en la línea de lo pedido por Kaufman, aunque siempre en su propio e inimitable estilo.
Otros astutos ex chicos de Wall Street, como el ex presidente del SEC Arthur Levitt y William Donaldson, han dado la voz de alarma en relación con los mercados de acciones y derivados. Antes que ninguna otra, sonó la cauta e informada voz de John Bogle, pionero de la indexación del mercado de valores y creador del Vanguard Fund. Véase al respecto su nuevo libro The Little Book of Common Sense Investing: The Only Way to Guarantee Your Fair Share of Stock Market Returns (Pequeño manual para una inversión sensata: la única manera de conseguir una parte justa de las ganancias del mercado de valores).
Sin embargo, Washington sigue sin moverse y sin tomar medidas reguladoras, ni siquiera en beneficio de los consumidores como sería la regulación del New York Mercantile Exchange (NYMEX), donde una especulación rampante –no la oferta y la demanda– decide cuánto tiene usted que pagar por la gasolina y el combustible de calefacción.
Con unos políticos que deambulan como sonámbulos por Washington, mientras sus bolsillos rebosan de dinero de Wall Street, ¿no es ya hora de que el pueblo estadounidense despierte cívica y políticamente? Actúen antes de que el sector financiero, utilizando el dinero de todos ustedes, se haga añicos bajo el peso de su propia y desmesurada codicia, y su mala gestión suicida.
Para empezar, comiencen a exigir más a sus políticos, ¡mucho más!
* * *
Ralph Nader es candidato independiente a la Presidencia de Estados Unidos.
http://www.counterpunch.com/nader06112008.html
S. Seguí pertenece a los colectivos de Rebelión y Cubadebate.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar el nombre del autor y el del traductor, y la fuente.


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El think tank secreto Bilderberg y su relación con el candidato Barack Obama




Andrew G. Marshall
Global Research
16-06-2008
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Antecedentes sobre Bilderberg
El domingo 8 de junio de 2008, marcó el último día de la reunión anual de este año de Bilderberg, que tuvo lugar en Chantilly, Virginia, EE.UU. Los Amigos Estadounidenses de Bilderberg, un grupo de fachada estadounidense que organiza la lista de participantes estadounidenses para la conferencia anual Bilderberg, publicaron un raro comunicado de prensa este año. Declaró que: “La Conferencia tratará sobre todo de un mundo libre de armas nucleares, del ciberterrorismo, África, Rusia, finanzas, proteccionismo, relaciones EE.UU.-UE, Afganistán y Pakistán, Islam e Irán. Asistirán aproximadamente 140 participantes.” [1]
Bilderberg, que se ha estado reuniendo anualmente desde 1954, es un ‘think-tank’ internacional extremadamente secreto y, hay quien dice, un grupo de formulación de políticas compuesto de representantes de Norteamérica y Europa Occidental, que fue fundado por Joseph Retinger, el príncipe Bernardo de Holanda, y el primer ministro belga Paul Van Zeeland. El Comité Directivo Bilderberg, compuesto de unas 30 personas (sin que haya disponible una lista oficial), “decidió que invitaría cada año a 100 de las personas más poderosas en Europa y Norteamérica para reunirse tras puertas cerradas en un centro de vacaciones diferente de cinco estrellas. El grupo enfatiza el secreto: Lo que se dice en una conferencia Bilderberg queda dentro de una conferencia Bilderberg.” [2]
Usualmente, la Conferencia Bilderberg es realizada en Europa durante tres años seguidos, y en el cuarto año hay una reunión en Norteamérica. Sin embargo, la reunión previa norteamericana tuvo lugar en 2006 en Ottawa, Canadá. ¿Por qué entonces rompieron con la tradición para realizar este año la conferencia en Norteamérica? La especulación abunda sobre una discusión de un posible ataque contra Irán, la crisis global financiera centrada en EE.UU., así como las actuales elecciones presidenciales en EE.UU.
Primera reunión de los Bilderberg en 1954
Bilderberg ha sido desde hace tiempo un importante foro para políticos jóvenes y prometedores de naciones occidentales para que sean introducidos a la elite financiera global; los jefes de las principales corporaciones multinacionales, bancos internacionales, instituciones financieras mundiales, organismos, órganos de gobierno globales, ‘think-tanks’, e individuos poderosos como David Rockefeller y varios monarcas europeos, incluyendo a la reina Beatriz de Holanda, hija del miembro fundador, príncipe Bernardo, así como la reina Sofía y el rey Juan Carlos de España.
Según The Globe and Mail, primeros ministros canadienses han, en el pasado, (a menudo antes de llegar a ser primeros ministros), asistido a una Conferencia Bilderbeg, incluyendo a Pierre Trudeau, Jean Chretien, Paul Martin y Stephen Harper. [3] Tony Blair asistió a Bilderberg antes de llegar a ser primer ministro, [4] así como el actual primer ministro británico, Gordon Brown, quien también pidió recientemente que se estableciera un “nuevo orden mundial.” [5]
Es interesante, como informó el Washington Post, que Vernon E. Jordon, un poderoso ejecutivo estadounidense, quien participa en varios consejos de administración corporativos, entre ellos American Express, Xerox, J.C. Penney, Dow Jones, y Sara Lee, para nombrar unos pocos, también sea un amigo muy cercano del ex presidente Bill Clinton. Sin embargo, “fue Jordon, quien introdujo primero al entonces gobernador Clinton a los líderes mundiales en su anual reunión de Bilderberg en Alemania en 1991. Muchos gobernantes tratan de llegar a esa escena; sólo Clinton fue tomado en serio en esa reunión, porque Vernon dijo que estaba bien.” [6] Subsiguientemente Clinton llegó a presidente.
Barack y Bilderberg
Recientemente ha habido mucha discusión sobre que Barack Obama posiblemente había participado en la reciente conferencia Bilderberg en Virginia. Esta especulación comenzó cuando Barack Obama y Hillary Clinton se escabulleron a una reunión reservada mientras estaban en Virginia. Como informó Associated Press: “Reporteros que viajaban con Obama sintieron que algo podría estar sucediendo entre la pareja cuando llegaron al Aeropuerto Internacional Dulles después de un evento en Virginia del Norte y Obama no estuvo a bordo del avión. En aquel entonces, cuando le preguntaron por el paradero del senador por Illinois, Gibbs [Robert, portavoz de Obama] sonrió y se negó a comentar.” [7]
Los periodistas que viajaban con Obama no se percataron de la reunión secreta hasta que el avión en el que suponían estaría presente Obama se iba moviendo por la pista de despegue, provocando muchas preguntas contrariadas de la prensa al portavoz de Obama, Robert Gibbs. Un periodista preguntó a Gibbs: “¿Por qué no nos informaron sobre esa reunión hasta que estuvimos en el avión, las puertas estaban cerradas y el avión estaba a punto de deslizarse por la pista para despegar?” a lo que él respondió: “El senador Obama tuvo el deseo de tener algunas reuniones, otros tuvieron el deseo de reunirse esta noche con él en privado y es lo que estamos haciendo.” Esto precedió a otra pregunta: “¿Hay más de una reunión, hay más de una persona con quien se reúne?” Gibbs simplemente respondió: “No voy a entrar en todos los detalles de la reunión.” Más tarde volvió a repetirlo: “Hubo el deseo de hacer algunas reuniones esta noche, él estaba interesado en hacerlas, otros estaban interesados en hacerlas, y hacerlas de un modo que era privado.” [8]
El viernes 6 de junio, se informó que el rastreador de Bilderberg, Jim Tucker, “llamó hoy a la oficina de Obama para preguntar si había asistido a Bilderberg. Una portavoz de la campaña se negó a discutir el tema, pero no desmintió que Obama haya asistido a Bilderberg.” [9]
Bilderberg escogerá al vicepresidente de Obama
Como informó Financial Times en mayo de este año, Barack Obama nombró a James A. Johnson, el ex presidente de Fannie Mae, “para que dirija un comité secreto para preparar una preselección para su postulante vicepresidencial.” Una preselección fue discutida en el artículo, que enumeraba, aparte de Hillary Clinton, "a Jim Webb, el ex secretario de la armada, veterano de Vietnam y senador por Virginia; Tim Kaine, gobernador de Virginia, John Edwards, ex candidato presidencial en 2004; Ted Strickland, gobernador de Ohio; y Kathleen Sebelius, gobernadora de Kansas." Otros potenciales postulantes incluyen a: "Sam Nunn, ex presidente del comité de servicios armados del Senado; y Wesley Clark, ex jefe de la OTAN en Europa.” [10]
James A. Johnson, el hombre al que Obama pidió que escogiera su candidato a vicepresidente, hizo lo mismo para John Kerry en 2004, y seleccionó a John Edwards. Como informó el New York Times: “Varias personas indicaron que la oculta y exclusiva conferencia Bilderberg de unas 120 personas que este año atrajo a gente como Henry A. Kissinger, Melinda Gates y Richard A. Perle a Stresa, Italia, a comienzos de junio, como ayuda para que [Edwards] conquistara el corazón del señor Kerry. Edwards habló tan bien en un debate con el republicano Ralph Reed sobre política estadounidense que los participantes rompieron las reglas de Bilderberg para aplaudir antes del fin de la sesión.” El Times informó además que: “Su presentación en Bilderberg fue importante,” dijo un amigo del señor Kerry que estuvo allí. “Informó directamente a Kerry. Hubo otros informes sobre su presentación. Hayan sido directos o indirectos, no me cabe duda de que al señor Kerry le llegó la información de lo bien que lo hizo.” [11]
James A. Johnson, vicepresidente de Perseus, una firma de banca de inversiones, es también director de Goldman Sachs, Forestar Real Estate Group, Inc., KB Home, Target Corporation y UnitedHealth Group Inc., también es miembro de los Amigos Estadounidenses de Bilderberg, del Consejo de Relaciones Exteriores [CFR por sus siglas en inglés], de la Comisión Trilateral y es fideicomisario honorario de la Brookings. [12] Es probable que el candidato a vicepresidente de Obama sea escogido por Johnson en la Conferencia Bilderberg de este año.
Entre los invitados a Bilderberg de este año se destaca la gobernadora de Kansas, Kathleen Sebelius, quien según informó el Financial Times estaba en la preselección de postulantes de Johnson. De hecho, Sebelius es la única persona mencionada como posible postulante vicepresidencial en el artículo del Financial Times que fue oficialmente mencionada en la lista de participantes de Bilderberg. [13] ¿Podría ser una señal de que ella pueda ser la elegida? El tiempo lo dirá. Sin embargo, otro político demócrata presente en la reunión fue Tom Daschle, así que tal vez esté abriéndose camino para volver a la política.
No olvidéis a McCain
El que la popularidad de Obama eclipse la de McCain no es razón suficiente para ignorar al otro candidato. Después de todo, la elite nunca ignora a ambos candidatos y, de hecho, se asegura de tener a ambos bien metidos en sus bolsillos traseros. Entre los invitados a la reunión Bilderberg de este año, estaban el gobernador republicano de Carolina del Sur, Mark Sanford, así como la Secretaria de Estado Condoleezza Rice, [14] la que sería una hábil selección de McCain, que se enfrenta al primer candidato presidencial negro.
McCain también ha recibido apoyo de los ex Secretarios de Estado, Henry Kissinger, del general Alexander Haig, Lawrence Eagleburger y George P. Shultz. [15] No son personas sin influencia, ya que Henry Kissinger y George Shultz también estuvieron presentes en la reunión de este año. [16] También es interesante señalar que George P. Shultz “se asoció temprano con la presidencia de Bush, al introducir al gobernador de Texas a Condoleezza Rice en la Hoover Institution en 1998." ¿Podría ser que Condi esté siendo preparada para un puesto más elevado, o está simplemente en la reunión para discusiones de política exterior?
También importa señalar, que McCain tuvo una reunión de recolección de fondos para su campaña, que fue realizada “por amable permiso de Lord Rothschild OM GBE [Orden del Mérito y Caballero de la Gran Cruz del Imperio Británico] y el Honorable Nathaniel Rothschild.” Como informó Washington Post: “Entradas para el evento sólo por invitación cuestan entre 1.000 y 2.300 dólares.” [18] El Post informó posteriormente: “Auxiliares se negaron a hablar sobre el evento de recolección de fondos, o a decir cuánto dinero fue reunido, y McCain salió corriendo bajo la lluvia lejos de los periodistas después de salir. Un invitado dijo que hubo unas 100 personas en el almuerzo. Si todos dieron el máximo, el evento habría recolectado unos 230.000 dólares para la campaña.” [19]
NOTAS
1 Comunicado de Prensa, Bilderberg Announces 2008 Conference. Yahoo Finance: 5 de junio de 2008:
http://biz.yahoo.com/bw/080605/20080605006246.html?.v=1
2 CBC News Online, Informal forum or global conspiracy? CBC News: 13 de junio de 2006:
http://www.cbc.ca/news/background/bilderberg-group/
3 Alexander Panetta, Secretive, powerful Bilderberg group meets near Ottawa. The Globe and Mail: 8 de junio de 2006: http://www.theglobeandmail.com/servlet/story/RTGAM.20060608.wbilder0608/BNStory/National/home
4 WND, Bilderbergers set to meet in D.C. World Net Daily: 4 de junio de 2008:
http://www.wnd.com/index.php?fa=PAGE.view&pageId=66198\
5Steve Watson, So Who Is Gordon Brown? Infowars.net: 17 de mayo de 2007:
http://www.infowars.net/articles/may2007/170507_Gordon_Brown.htm
6 Marc Fisher, Jordan Is Comfortable With Power. And With Himself. The Washington Post: 27 de enero de 1998:
http://www.washingtonpost.com/wp-srv/politics/special/clinton/stories/jordan012798.htm
7 AP, Obama and Clinton meet, discuss uniting Democrats. The Associated Press: 6 de junio de 2008:
http://ap.google.com/article/ALeqM5g-qGLDs-gAnZiUXD2NU51ry3j3dwD914B1O00
8 Steve Watson, Press Let Rip At Obama Spokesman Over Exclusion From Secret Meeting. Infowars.net: 6 de junio de 2008: http://infowars.net/articles/june2008/060608Exclusion.htm
9 Paul Joseph Watson, Obama’s Office Won’t Deny Senator Attended Bilderberg. Prison Planet: 6 de junio de 2008:
http://www.infowars.com/?p=2572
10 Edward Luce, Running mate speculation gathers pace. The Financial Times: 23 de mayo de 2008:
http://us.ft.com/ftgateway/superpage.ft?news_id=fto052320080508021175&page=2
11 Jodi Wilgoren, THE 2004 ELECTION: THE PROCESS. New York Times: 7 de julio de 2004:
http://query.nytimes.com/gst/fullpage.html?res=9F0CE0D9143BF934A35754C0A9629C8B63&sec=&spon=&pagewanted=2
12 Goldman Sachs, About Us: Board of Directors: James A. Jonhson.
http://www2.goldmansachs.com/our-firm/about-us/leadership/board-of-directors.html#JamesA.Johnson
13 AFP, BILDERBERG 2008 ATTENDEE LIST. American Free Press: 2008:
http://www.americanfreepress.net/html/bilderberg_list_2008.html
14 AFP, BILDERBERG 2008 ATTENDEE LIST. American Free Press: 2008:
http://www.americanfreepress.net/html/bilderberg_list_2008.html
15 Klaus Marre, McCain gets support from former secretaries of state. The Hill: 10 de abril de 2007:
http://thehill.com/campaign-2008/mccain-gets-support-from-former-secretaries-of-state-2007-04-10.html
16 AFP, BILDERBERG 2008 ATTENDEE LIST. American Free Press: 2008: http://www.americanfreepress.net/html/bilderberg_list_2008.html
17 Daniel Henninger, Father of the Bush Doctrine. The Wall Street Journal: 29 de abril de 2006:
http://www.opinionjournal.com/editorial/feature.html?id=110008308
18 Matthew Mosk, Senator's Supporters Are Invited to Lunch With a Lord. The Washington Post: 15 de marzo de 2008: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2008/03/14/AR2008031403897.html
19 Michael D. Sheer, Americans Dash Through Rain to McCain's London Fundraiser. The Washington Post: http://blog.washingtonpost.com/the-trail/2008/03/20/americans_dash_through_rain_to.html
Andrew G. Marshall contribuyó a romper el consenso del Cambio Climático en un celebrado artículo en 2006 intitulado “Global Warming A Convenient Lie,” en el que cuestionó los resultados subyacentes al documental de Al Gore. Según Marshall ‘en cuanto la gente comienza a señalar que “el debate se acabó,” cuidado, porque la base fundamental de todas las ciencias es que el debate nunca se acaba’ Andrew Marshall también ha escrito sobre la militarización de África Central, temas de seguridad nacional y el proceso de integración de Norteamérica. También colabora con GeopoliticalMonitor.com
Actualmente es investigador en el Centro para la Investigación sobre la Globalización (CRG) en Montreal y estudia ciencias políticas e historia en la Universidad Simon Fraser, British Columbia.
© Copyright Andrew G. Marshall, Global Research, 2008
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=9270

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viernes, 13 de junio de 2008

Cambios en la correlación de fuerzas en el Medio Oriente



Thierry Meyssan en el barrio Sur de Beirut bombardeado por la aviación israelí. ___________________________________________________

La derrota de Israel en el Líbano
Después de reunirse con numerosos líderes políticos y responsables militares libaneses, Thierry Meyssan enumera las lecciones de la guerra. Opina que los bombardeos masivos israelíes contra zonas urbanas y la derrota de Israel ante una guerrilla popular sólo son comparables al bombardeo contra Hanoi y la victoria del pueblo vietnamita sobre las tropas estadounidenses. Lo más importante, según explica en este primer artículo, es que el resultado del enfrentamiento armado cambió la problemática internacional transformando una guerra de Israel contra una «organización terrorista» en un conflicto ideológico regional entre fuerzas sionistas y antisionistas, conflicto que además se extiende tanto al Líbano como al propio Israel.
15 de septiembre de 2006


Fracaso del «Air Power»
El plan de ataque fue concebido conjuntamente por los estados mayores estadounidense e israelí. El Pentágono impuso la técnica del Shock and Awe en el marco de la guerra relámpago, clásica para el ejército israelí.
Para los generales estadounidenses, había llegado la hora de demostrar el «Poder aéreo». Desde los años 30, la fuerza aérea trata de demostrar que un bombardeo aéreo masivo puede bastar para obtener la rendición del enemigo sin combates terrestres. Ello exige el desencadenamiento de un diluvio de fuego que ponga al enemigo en estado de choque. Hace 60 años que Estados Unidos aplica sin éxito esa teoría en diferentes partes del mundo. Esta vez, la tesis era que la destrucción sistemática y total de todas las ciudades del sur del Líbano haría que los libaneses se levantaran contra la dictadura de Hezbollah y aclamaran a la familia Hariri.
En día y medio de bombardeos, el ejército israelí cortó las comunicaciones entre el norte y el sur del Líbano, inutilizó el aeropuerto de Beirut y destruyó las reservas de hidrocarburos, bloqueó los principales puertos e impuso un bloqueo aéreo y naval. Solamente quedaron algunas carreteras que conectan el norte del Líbano con Siria, carreteras inundadas de columnas de desplazados.
El problema está en que Hezbollah no es una dictadura sino un movimiento de resistencia y solidaridad. Los bombardeos dejaron un millón de personas desplazadas. La cuarta parte de ellas emigró al extranjero, otra cuarta parte encontró refugio en Siria y la mitad restante se desplazó hacia el norte del Líbano. Los refugiados no recibieron ayuda alguna por parte del Estado libanés. En cambio fue el movimiento Hezbollah quien se encargó de acoger a esos refugiados, con la contribución de la Corriente Patriótica Libre que dirige el general cristiano Michel Aun . Hay refugiados libaneses que fueron acogidos incluso por los refugiados palestinos, aunque estos últimos viven en condiciones de miseria en sus propios campamentos desde hace 60 años. Lejos de ver al movimiento Hezbollah como el culpable de su desgracia, los desplazados maldicen al ejército israelí por atacar su país, a Estados Unidos por ser quien arma a Israel y al gobierno libanés de Siniora por colaborar con Estados Unidos e Israel.

Lo más sorprendente es que, en 34 días bajo un diluvio de bombas cinco veces superior a la potencia de fuego que arrasó Hiroshima, los libaneses que se quedaron en el sur no cayeron en estado de choque. Tanta resistencia se debe, en primer lugar, a su experiencia anterior de la guerra pero tiene también mucho que ver con su formación y con sus dirigentes, posiblemente también con su fe. Lejos de perder la esperanza, se prepararon para una guerra larga y quedaron sorprendidos por la rapidez de su propia victoria.
Dicho sea de paso, durante el segundo día de la agresión Israel bombardeó los estudios del canal de televisión Al-Manar y la sede nacional del Partido de Dios, situados ambos en un barrio popular de Beirut. Como el ataque sólo interrumpió las transmisiones de Al-Manar durante dos minutos y no tuvo ningún efecto sobre la organización de Hezbollah, el estado mayor israelí creyó que los dirigentes de la televisión y del partido se encontraban en refugios antiaéreos bajo los escombros. Así que prosiguieron los bombardeos durante seis días más con la esperanza de acabar por fin con las instalaciones subterráneas antes de darse cuenta que estas existían únicamente en la fértil imaginación de los periodistas de Fox News. Mientras tanto, esos mismos bombardeos devastaron todo el sur de la capital, actualmente convertido en un montón de escombros. El efecto psicológico de esta insistencia en el error cometido favoreció al Hezbollah que se vio como una entidad invencible ante uno de los ejércitos mejor equipados del mundo.
Los bombardeos israelíes no tienen comparación con la respuesta de Hezbollah. Israel utilizó aviones F-15 para mantener bombardeos constantes y hacer polvo todas las ciudades del sur del Líbano. Nunca nación alguna se había atrevido a recurrir a ese tipo de bombardeo contra zonas urbanas desde que la fuerza aérea de Estados Unidos destruyó Hanoi en 1972, nunca desde entonces un ejército moderno había sufrido una derrota similar a manos de una guerrilla. En cambio, Hezbollah utilizó sus cohetes única y exclusivamente contra objetivos militares, aún cuando el ajuste del tiro alcanzó inevitablemente blancos civiles. Se ha comprobado que la Resistencia Libanesa destruyó un aeropuerto militar, el principal centro de transmisiones electrónicas, el cuartel general del Comando Norte israelí y que causó graves daños a dos barcos de guerra.
Cuando la ONU proclamó el cese de las hostilidades y en momentos en que Hezbollah dudaba aún sobre la conducta a seguir, los desplazados libaneses comenzaron a regresar de forma espontánea. Media hora después del tan esperado momento, las carreteras transitables del Líbano se vieron inundadas de gente que regresaba. Los desplazados regresaron inmediatamente para acampar sobre las ruinas de sus casas, negándose simbólicamente a abandonar su tierra. Esa marea humana obligó a las fuerzas terrestres israelíes a acelerar su repliegue.
La fuerza aérea israelí afirma haber destruido en 72 horas la totalidad de las rampas de lanzamiento de misiles Sahar que Hezbolla recibió de Irán. Hezbollah asegura que no es cierto y que mantiene la capacidad necesaria para golpear Tel Aviv. Así parece ser ya que cuando el ejército israelí trató de retomar los bombardeos contra Beirut y Hassan Nasrallah amenazó con tomar represalias contra Tel Aviv, los israelíes renunciaron a proseguir sus ataques.
Los responsables de Hezbollah afirman haber utilizado solamente la novena parte de su arsenal y disponer actualmente de los medios necesarios para librar una guerra idéntica de 11 meses. Los elementos recogidos en el teatro de operaciones demuestran que sus unidades antitanques se mantuvieron como reserva y no participaron en los combates.
En definitiva, el predominio aéreo total de Israel no sirvió en lo absoluto para alcanzar sus objetivos militares. En cuanto al despliegue de sus fuerzas terrestres, enseguida se convirtió en un fiasco.
Fracaso de la ofensiva terrestre

Un tanque israelí Merkava destruido por la Resistencia libanesa en Bint Jbeil. Hasta el momento del ataque al Líbano este blindado era el orgullo del ejército israelí. Israel acaba de anunciar el cese de su fabricación.
Desde el primer día, el intento de penetración de los blindados israelíes fracasó y tuvieron que dar media vuelta, aunque la capacidad de avance rápido ha sido tradicionalmente una de las virtudes de Tsahal. Ese primer fracaso fue interpretado como resultado de un intento prematuro. Los estados mayores estimaron que cuando los bombardeos aéreos hubieran limpiado el camino, las tropas terrestres no tendrían problemas para acabar con los restos de resistencia. Hezbollah era considerado como un grupúsculo terrorista que disponía de 250 ó 500 combatientes con armas sofisticadas. Las declaraciones de Hassan Nasrallah en las que afirmaba que el Partido de Dios contaba con varios miles de combatientes aguerridos y 15 000 reservistas fueron consideradas como fanfarronería. Grave error imputable únicamente a la autointoxicación. No hacía falta un servicio de inteligencia muy complicado para evaluar la situación, sobre todo sabiendo que desde hace años Hezbollah venía organizando visitas de la prensa a sus instalaciones como medida disuasiva. Sin embargo, la retórica de la «guerra contra el terrorismo», que ve en todo movimiento patriótico un grupúsculo de fanáticos, pasó por encima de una realidad que todos conocían.
Hezbollah es una red de resistencia creada durante la ocupación israelí (1982-2000). Perfectamente consciente de que la paz en la región será imposible hasta que no se solucione el problema del régimen político en vigor en Israel, Hezbollah dedicó los seis últimos años a prepararse para nuevas batallas. Conservó su estructura clandestina desarrollando al mismo tiempo un ala política y parlamentaria, proporcionó a sus miembros –hombres y mujeres– una disciplina combativa, acumuló un impresionante arsenal gracias a sus aliados sirios e iraníes, y quizás rusos.
Hezbollah analizó sus propios errores del periodo anterior y estudió los métodos de combate de los israelíes en Palestina y de Estados Unidos en Irak. Asimiló perfectamente las técnicas de guerrilla y las modernizó. Siguiendo las teorías elaboradas por los generales libaneses Amin Hutait y Elias Hanna, inventó una forma de guerrilla que maneja armamentos disímiles. De esta forma, enterró por adelantado viejos teléfonos de campaña cuyas comunicaciones, contrariamente a las digitales, no pueden ser interceptadas, mientras que, por otro lado, sus combatientes utilizan visores infrarrojos de visión nocturna de alta tecnología para mejorar la movilidad de sus comandos.
La guerra del Líbano no fue por tanto una guerra asimétrica entre un ejército moderno, bien armado, y una guerrilla de gente descalza. En esta batalla del Goliat israelí contra el David libanés, el débil no sólo tenía una honda sino también RPG-29 Vampire, los lanzacohetes más eficaces del mundo.
La técnica de la guerra relámpago en la que se basó la victoria alemana de 1939, encontró la horma de su zapato. Esa técnica estaba enteramente basada en los tanques. Con el tiempo, estos se han hecho cada vez más pesados para resistir proyectiles cada vez más potentes. Actualmente algunos están recubiertos de uranio empobrecido para reforzar el blindaje. Pero fueron presa fácil de los RPG rusos de Hezbollah. Habría incluso que preguntarse si la guerra del Líbano no va a convertirse en el fin de la época de los tanques, como la batalla de Azincourt fue el de los caballeros con armaduras. Por el momento, el ministerio de defensa israelí acaba de anunciar el cese de la producción del tanque Merkava, considerado hasta ahora entre los mejores del mundo.
Un trágico error de análisis
Pero, más allá de la estrategia, de la táctica y el armamento, la lección más importante de la guerra del Líbano, es el valor de las tropas. En los conflictos anteriores, Tsahal ponía en primera línea unidades profesionales y desplegaba en cuestión de días una nube de reservistas. Estos combatían duramente en defensa de la tierra ya obtenida y por la conquista de otras. Pero los tiempos cambian. Murieron los héroes de la Legión Judía y de la Hagannah. Sus nietos heredaron un régimen de apartheid y no luchan ya por una patria sino por sus privilegios. Su experiencia militar se limita a las redadas en los territorios palestinos. Así que no resistieron el enfrentamiento con la resistencia patriótica de un país independiente.
En realidad, esta no fue la guerra de Israel contra el Líbano sino la del sionista contra el ideal de igualdad. Es importante recordar aquí que el ejército israelí no se compone del pueblo israelí sino de aquellos israelíes de filiación judía que combaten contra los árabes, aunque esos árabes sean también israelíes. Con el paso de los años, este ejército se ha dedicado principalmente a mantener el orden, o más bien a mantener el apartheid. Los judíos israelíes antisionistas optaron primeramente por convertirse en objetores de conciencia y después por la insubordinación. Hoy por hoy, depositan sus esperanzas en Hezbollah e hicieron llegar a la Resistencia Libanesa toda la documentación interna de Tsahal, que fue rápidamente traducida al árabe y distribuida a la guerrilla. Los guerrilleros disponían así de descripciones precisas de las unidades contra las que combatían. Informados en detalle sobre la jerarquía y las insignias de los oficiales al mando, los tomaban como blanco antes de desaparecer.
Esa calidad de la información de inteligencia de la Resistencia, contrastante con la autointoxicación de la inteligencia militar sionista, explica en parte el resultado en el campo de batalla. Quedará en el recuerdo la ciudad de Ait Acha, en la frontera libanesa con Israel, donde un centenar de combatientes resistió durante 34 días los asaltos de Tsahal sin ceder nunca.
Hassan Nasrallah: ¿Combinación de Ho Chi Min y Mandela?
Los gobiernos de Israel y Estados Unidos siguen presentando el conflicto como una etapa de la «guerra contra el terrorismo», aunque el carácter popular de la resistencia y la derrota de Tsahal contradicen ese análisis. Por su parte, Hezbollah presenta esos combates como una batalla de la guerra entre la ideología sionista y la lucha por la igualdad. Ese análisis es el que acaba de imponerse en el terreno cambiando radicalmente la situación en el Medio Oriente, lo que provoca la cólera de los generales más extremistas en el estado mayor de Tsahal.
Si bien es imposible cuantificar el número de oficiales antisionistas israelíes que están secretamente en contacto con Hezbollah, resulta por el contrario muy fácil evaluar la manera como los israelíes ven a la Resistencia. Estudios de opinión muestran que las transmisiones diarias en hebreo de Al-Manar fueron más escuchadas por los israelíes que los boletines informativos de sus propias cadenas de televisión [1]. Esos estudios revelan además que los israelíes tienen dos veces más confianza en Hassan Nasrallah que en Ehud Olmert en lo tocante a la solución de la crisis. Lejos de haber sido erradicado por Tsahal, Hezbollah se ha convertido en un actor político invisible en Israel, donde representa el fin del apartheid y el establecimiento de una paz duradera para todos sus pobladores sin exclusión alguna.
La derrota israelí
La ofensiva israelí en el Líbano responde a una conjunción de intereses. Para los neoconservadores en el poder en Estados Unidos, que son en este caso quienes dieron la orden, se trata estratégicamente de proseguir el plan de modificación de las fronteras del Gran Medio Oriente, y tácticamente de eliminar al Hezbollah antes de atacar Siria y más tarde Irán [2]. Para el régimen sionista en el poder en Israel, se trata estratégicamente de expulsar a los pobladores del sur del Líbano, anexar esa zona y su manto freático, crear allí un bantustán para los árabes de Cisjordania –incluyendo a los de Gaza– y, tácticamente, de eliminar al Hezbollah como fuerza opositora al gobierno de Siniora. Para el sistema financiero, representado en el Líbano por la familia Hariri, la destrucción permite reeditar la amplia operación de reconstrucción del país que lo enriqueció durante los años 90.
Pero las fronteras del Líbano no fueron modificadas, los pobladores del sur del Líbano volvieron a las tierras de las que fueron expulsados, Hezbollah se convirtió en la primera fuerza política y militar del Líbano y se transforma así en un actor fundamental de la vida política interna en Israel, los libaneses rehicieron su unidad, Siria recuperó su liderazgo regional e Irán se fortaleció con la victoria de su aliado libanés. En cuanto a los objetivos financieros, lejos de ser capaz de mantenerse en el poder en Beirut, la familia Hariri corre el riesgo de perder las inmensas propiedades que adquirió ilegalmente durante la primera reconstrucción [3].
Desde todo punto de vista, la ofensiva militar acabó en derrota.
[1] Ver específicamente The Management of Israeli PR during the Second Lebanon War por el profesor Udi Lebel, Ben Gurion University.
[2] «Los neoconservadores y la política del «caos constructor»», por Thierry Meyssan, Voltaire, 25 de julio de 2006.
[3] Le Pays d’où je viens por Henri Eddé (Buchet-Chastel, 1997); Les Mains noires por Najah Wakim (All prints publishers and distributors, 1998); Rafic Hariri, un homme d’affaires Premier ministre por René Naba (L’Harmattan, 1999).

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Reconoce Olmert que el ataque contra el Líbano estaba decidido de antemano



19 de marzo de


El primer ministro israelí Ehoud Olmert compareció ante la Comisión Vinograd encargada de depurar responsabilidades por el fracaso de la operación militar israelí emprendida contra el Líbano en julio de 2006. Olmert reconoció ante la Comisión que en marzo de 2006, o sea cuatro meses antes de la agresión israelí, él mismo decidió que, en caso de producirse un nuevo secuestro de soldados israelíes por parte de Hezbollah, el ejército israelí desencadenaría una operación de gran envergadura. El jefe del Estado Mayor conjunto, general Dan Halutz, le presentó entonces varios planes de ataque entre los que el propio Olmert seleccionó uno.
La declaración de Olmert no resulta ni siquiera medianamente sorprendente. Resulta evidente que una ofensiva de tanta envergadura no podía haber sido planificada en unas pocas horas, como afirmaba hasta ahora el gobierno israelí. El testimonio de Olmert confirma sin embargo que, más allá de la preparación en el plano militar –perfectamente legítima en el caso de un Estado Mayor–, la decisión política ya estaba tomada de antemano. En otras palabras, Israel no respondió a una situación sino que esperó que la situación tuviera lugar para aplicar la decisión de atacar.
Ya anteriormente el San Francisco Chronicle [1] había revelado que militares israelíes habían viajado a Estados Unidos para presentar de antemano el plan de ataque israelí y que la operación emprendida en julio de 2006 no podía en lo absoluto ser considerada como una respuesta. El secretario general del Hezbollah, Hasan Nasrallah, también había mencionado el plan de ataque israelí en su discurso del 15 de abril de 2006. Y Thierry Meyssan revela en detalle aspectos de la logística estadounidense que se puso a la disposición del ejército israelí en un libro que saldrá a la venta la semana próxima en Beirut [2]
(Ilustración: Mapa de los objetivos civiles libaneses que el ejército israelí designó como blancos. Disponible en el sitio electronicintifada.net.)

[1] «Israel set war plan more than a year ago. Strategy was put in motion as Hezbollah began gaining military strength in Lebanon» por Matthew Kalman, San Francisco Chronicle, 21 de julio de 2006.
[2] La publicación en francés de esta obra, que debería haber tenido lugar en París en enero de 2007, fue anulada varias veces debido a las presiones de que fueron objeto los editores y distribuidores. El libro está siendo traducido a varios idiomas y la versión en árabe será la primera en salir al público.

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La ofensiva israelí contra el Líbano no era más que una etapa del remodelamiento del Medio Oriente por Estados Unidos



Thierry Meyssan, en la conferencia de presentación de su nuevo libro «La Gran Impostura 2». Foto voltairenet.org / J.S. Farez.


Entrevista con el diario egipcio Al-Ahram

por Mahdy Mostafa*

La ofensiva israelí de julio y agosto de 2006 contra el Líbano no tenía como objetivo el rescate de los soldados que el Hezbollah había hecho prisioneros y no fue resultado de una iniciativa de Tel Aviv. En realidad, no fue más que una etapa del vasto plan de estadounidense de remodelamiento del Gran Medio Oriente, afirma Thierry Meyssan en entrevista concedida al diario egipcio Al-Ahram en ocasión de la publicación en árabe de su libro L’Effroyable imposture 2.
15 de junio de 2007

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Al-Ahram: Usted afirma en su libro , L’Effroyable imposture 2, que la guerra israelí de julio de 2006 fue planificada de antemano. ¿Cuáles son los detalles de esa operación?
Thierry Meyssan: Al día siguiente de la invasión contra Irak, Estados Unidos ya había designado su próximo blanco. Al adoptar la Syrian Accountability Act, el Congreso autorizaba al presidente Bush a hacerle la guerra al Líbano y a Siria cuando le pareciera necesario. En aquel entonces, Francia protegió al Líbano al negociar la resolución 1559, pero se peleó con Siria, nación de la cual esperaba que –a cambio– se retirara del país del Cedro. Sin embargo, esa corta resolución de la ONU es particularmente ambigua. Se presta a dos interpretaciones contradictorias, según se analice desde París o desde Washington. Para Jacques Chirac, se trataba de afirmar la independencia del Líbano. Para George W. Bush, por el contrario, se trataba de debilitar la defensa del Líbano. Y como, siempre sucede en esos casos, el quid pro quo acabó favoreciendo al más fuerte. Sobre todo porque el presidente Chirac cometió un error de graves consecuencias: al confundir sus relaciones personales con Rafic Hariri con las relaciones de Estado a Estado, comprometió toda la influencia francesa en el Líbano al apoyar exclusivamente a Rafic Hariri, llegando incluso a se distanciarse de los tradicionales socios maronitas de Francia en el Levante.
A partir de ahí, el proyecto de guerra fue modificado por primera vez. Estados Unidos se vio obligado, debido a la resolución 1559, a subcontratar a Israel para [llevar a cabo] las operaciones militares. Los partidarios del enfrentamiento eliminaron a Rafic Hariri para sacar a Francia del juego. Mediante la manipulación de la psicología de las multitudes, suscitaron en el Líbano un estado de opinión contra Siria, esperando que se produjera una explosión general.
Pero, una vez más, no sucedió lo que habían previsto. En vez de buscar problemas, Siria se retiró espontáneamente del Líbano, donde en el pasado había desplegado su ejército a pedido de los libaneses. Entonces hubo que modificar de nuevo el plan porque a partir de ahí la guerra ya tenía que ser nada más que contra el Líbano.
Al-Ahram: Usted mencionó también el nombre de Farid Ghadry, personalidad siria protestante de la que mucho se habló y que ha desaparecido de las noticias. ¿Qué papel desempeñó él en la Syrian Accountability Act?
Thierry Meyssan: Inicialmente, Estados Unidos tenía previsto desembarcar en las costas libanesas e invadir Siria después. Los estadounidenses hubieran llegado con nuevos gobiernos, formados en Washington con elementos nacionales, como hicieron en Afganistán con su títere Hamid Karzai y en Irak con Ahmed Chalabi e Iyad Allaui. Ziad K. Abdelnur habría gobernado el Líbano y Farid N. Ghadry hubiera gobernado Siria.
Este último es un cristiano sionista que trabaja para fabricantes de armamentos vinculados al Pentágono. Es miembro activo de las principales organizaciones sionistas estadounidenses: AIPAC y JINSA. Creó un partido político sirio en Estados Unidos y una radio que transmite hacia Siria desde Chipre. Trató infructuosamente de reunir en torno a sí mismo a la oposición siria, pero no resultaba muy creíble: generalmente (y se trata de un problema que la CIA enfrenta a menudo), la gente que se presta para organizar gobiernos colaboracionistas en detrimento de los intereses de su propia patria no resulta simpática y no puede esperar entonces alcanzar sus fines mediante la vía democrática.
Al principio, toda su actividad giraba exclusivamente alrededor del derrocamiento de los regímenes prorrusos en Europa Occidental. Poco a poco, la Nacional Endowment for Democracy (NED) y el US Institute for Peace (USIP) se interesaron por el resto del mundo. En enero de 2004, George W. Bush duplicó el presupuesto de la NED dándole explícitamente la misión de tomar el control del Gran Medio Oriente.
Al-Ahram: Usted mencionó también a la National Endowment for Democracy fundada por Ronald Reagan para derrocar a los gobiernos que se oponen a las políticas estadounidenses. Sabemos de muchas ONG del Medio Oriente que son financiadas por esa institución. ¿Significa eso que la mayoría de esas asociaciones están vinculadas a la CIA?
Thierry Meyssan: Después de las revelaciones de los años 70, la CIA está completamente desacreditada. Bajo Reagan, los neoconservadores imaginaron un nuevo medio de injerencia, más «limpio». Más que organizar golpes de Estado y asesinatos políticos, Estados Unidos prefirió penetrar los movimientos políticos y sindicales y corromperlos. La National Endowment for Democracy (NED) fue creada al margen del Departamento de Estado y el US Institute for Peace (USIP) al margen del Departamento de Defensa. Ambas estructuras constituyen desde entonces el brazo visible de los servicios secretos estadounidenses. Actuaron primero en Europa oriental y luego en Europa occidental, incluyendo a Francia, donde financian partidos políticos de manera ilegal.
En enero de 2004, el presidente George W. Bush duplicó el presupuesto de la NED dándole como misión que tomara el control de todas las organizaciones políticas y sindicales del mundo árabe. Para ello, la NED creó numerosas ONG y ofreció gratuitamente su ayuda a las ONG que ya existían en el mundo árabe. Es una forma de actuar extremadamente perniciosa. Esa gente llega siempre derrochando simpatía y no piden nada a cambio de su ayuda. Pero rápidamente logran imponer un modo de actuar y ciertas problemáticas, desviando así la energía de los militantes –a la que tanto temen– hacia temas secundarios, e imponen en los primeros planos a las personas que a ellos les convienen otorgándoles medios de acción considerables.
No se puede decir que los que aceptan la ayuda de la NED trabajan para la CIA. Pero sí es seguro que, aunque lo hagan de buena fe, se ponen en una situación en la que no tardarán en verse manipulados por esta en detrimento de los intereses de sus propios países.
En el caso de Egipto, la NED se interesó de forma particular por penetrar las organizaciones patronales.
Al-Ahram: ¿La resolución 1559 es acaso un preludio de lo que usted ha llamado la destrucción del Líbano y, posteriormente de la orientación hacia Siria? Esta otra pregunte requiere una respuesta franca. ¿Por qué insiste usted en las relaciones entre Rafic Hariri y Jacques Chirac?
Thierry Meyssan: Se supone que el presidente de la República Francesa tiene que concentrarse en su propio mandato en vez de dedicarse a negocios personales que puedan convertirse en fuente de conflictos de intereses. Yo no dispongo de ningún elemento probatorio que permita afirmar que la familia Hariri se ocupaba de administrar los haberes de la familia Chirac. Pero si me interrogo sobre la significación de los suntuosos regalos que los Hariri le han hecho a los Chirac, desde joyas que están entre las más caras del mundo hasta el apartamento que actualmente ocupan en París.
En todo caso, las relaciones privadas entre los Hariri y los Chirac fueron dictando progresivamente su propia lógica a las relaciones entre el Líbano y Francia. Es un grave error y tuvo consecuencias graves.
Al-Ahram: ¿Esta relación personal entre Rafic Hariri y Jacques Chirac explica la transformación de las relaciones entre Francia y los maronitas del Líbano?
Thierry Meyssan: Jacques Chirac identificó los intereses de la familia Hariri con los intereses de Francia en el Líbano. Debido a ello, ignoró a todos los demás protagonistas, cualesquiera que fuesen.
En lo tocante a los maronitas, que constituyen la vía tradicional de la influencia francesa en esta región desde hace siglos, él se negó a conversar con Michel Aun, aunque éste último había estado exilado en Francia durante 15 años. Interrumpió todo contacto con Emile Lahud, siendo éste presidente de la República. Sin embargo, mantuvo las relaciones con los falangistas y con las Fuerzas Libanesas, o sea con una pequeña minoría que constituye el ultimo partido fascista del Mediterráneo.
Al-Ahram: Según usted, ¿Jacques Chirac sabe con precisión la identidad de los asesinos de Hariri?
Thierry Meyssan: No. Jacques Chirac vivió la muerte de su amigo Rafic Hariri como un drama personal. De cierta manera, él se considera indirectamente responsable. Incluso llegó incluso a sospechar de todo el mundo.
Al-Ahram : Usted sugiere en su libro que Estados Unidos es responsable del asesinato de Hariri. ¿En qué se basa?
Thierry Meyssan: La muerte de Rafic Hariri resultaba indispensable para la realización de los planes estadounidenses en la región. Estados Unidos e Israel eran los únicos interesados en [que se cometiera] ese crimen, que –por el contrario– resultaba embarazoso para Siria. Sin embargo, el hecho de que sacaran provecho del crimen los convierte en sospechosos, no en culpables. Para pasar a esto último, yo observo que Estados Unidos reaccionó con una rapidez que demuestra que sabía por adelantado la fecha y hora del asesinato. Por consiguiente, son por lo menos culpables de no haber prestado ayuda.
Y he aquí la prueba: el US Committee for a Free Lebanon (USCFL), o sea el grupo que preside Ziad K. Abdelnur, a quien mencioné hace un momento, desató su ofensiva mediática en los minutos que siguieron al atentado contra Rafic Hariri. Le recuerdo que ese grupo fue formado para constituir un gobierno proestadounidense de cambio que los Marines instalarían en el poder después de desembarcar en las playas libanesas. Al cambiar las modalidades del proyecto, este grupo estaba destinado a tomar el poder durante una «revolución naranja».
En los minutes subsiguientes a la explosión de Beirut, siendo de noche en Washington, el USCFL afirma que despertó a sus administradores, reunió a su buró político y redactó un comunicado. Muy bien informado, ese grupo sabía que Rafic Hariri era la víctima principal del atentado, cuando las agencias de prensa estaban hablando de la violencia de la explosión sin haber identificado todavía con certeza el objetivo de la misma. [El USCFL] difundió su comunicado, enviándolo por correo electrónico y por fax a las agencias de prensa, a los periódicos más importantes del mundo entero, utilizando para ello listas preparadas con antelación, y a importantes medios de difusión también previstos desde mucho antes. De forma que numerosos medios se enteraron de la muerte de Hariri por ese fax, no por los agencias de prensa. Claro, el comunicado del USCFL describía a Hariri como un benefactor del Líbano y a Siria como organizador de su muerte. Los periodistas que, por estar en el otro extremo del mundo, no saben nada de las interioridades de la política interna libanesa, no trataron de verificar la lógica del USCFL. Si hubieran echado un vistazo al sitio de esa asociación en Internet, que no fue actualizado hasta una semana después, se hubieran encontrado con sus diatribas contra Hariri y con su exhortación a matarlo, ya que –como todos los seudópodos de la CIA– el USCFL deseaba la muerte del ex primer ministro y la utilizó contra Siria derramando lágrimas de cocodrilo.
Al-Ahram: ¿Qué quiere decir usted cuando afirma que el 7 de febrero de 2005 fue el último día del chantaje que se ejerció sobre Siria para que se retirara del Líbano? ¿Qué relación tiene eso con el atentado del 14 de febrero?
Thierry Meyssan: Antes del lanzamiento de la operación contra Hariri –o antes de permitir que otros lo ejecutaran–, Estados Unidos lanzó un ultimátum a Siria. El 7 de febrero de 2005, convocaron al embajador sirio en Washington y lo intimaron a retirar las tropas del Líbano y a poner fin al apoyo prestado a la Resistencia en Palestina, en el Líbano y en Irak. La negativa siria tuvo como respuesta la ejecución de Hariri.
Al-Ahram: En ese contexto, usted menciona a Elliot Abrams y a David Satterfield. ¿Qué conclusión se puede sacar de sus responsabilidades?
Thierry Meyssan: El embajador Satterfield fue el que amenazó a Siria. Y fue Elliot Abrams quien supervisó el asunto –en lo tocante al Líbano y Siria, quiero decir– en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Así que los investigadores libaneses y el señor Mehlis deberían haber interrogado prioritariamente a esas dos personalidades.
Al-Ahram: Usted señala que los diplomáticos y militares egipcios insistieron en que Siria no estaba implicada. ¿Por qué desapareció esa voz en la vorágine de los hechos, contrariamente a lo que sucedió con otras voces árabes?
Thierry Meyssan: En este caso, como en muchos otros entre los que se encuentra el 11 de septiembre, Egipto hace análisis razonables y argumentados mientras que tantas voces se dejan llevar por la emoción y la sin razón. Esa cualidad duradera es lo que le permite a la diplomacia egipcia seguir desempeñando un papel central en la región. Sin embargo, debido a la actual correlación de fuerzas, Egipto no tiene posibilidades de hacerse oír en el plano mediático ante el estruendo ensordecedor de la propaganda estadounidense.
Al-Ahram: Marwan Hamade, n°2 del PPS de Walid Jumblat, afirmó que se trataba de «un crimen abominable cuyas responsabilidades son conocidas: empiezan en Damasco, pasan por [el palacio presidencial libanés] Baabda y por el gobierno libanés y los servicios de inteligencia libaneses». Se trata de una acusación formal. ¿Estaba planeada junto al asesinato?
Thierry Meyssan: Nada hay que permita afirmar que Marwan Hamade fuese cómplice de los asesinos, pero él hizo esa declaración solamente 4 horas después del atentado. Aún con la excusa de la emoción, su comportamiento es indigno: no se puede acusar a nadie de haber cometido un asesinato si no se tienen pruebas, y no se debe utilizar el dolor de la familia del difunto para señalar a los adversarios políticos como chivo expiatorio.
Al-Ahram: Usted critica duramente al fiscal Mehlis y lo acusa de «colonialismo judicial». ¿Qué quiere decir con eso?
Thierry Meyssan: Detlev Mehlis tendría que haber sido rechazado como jefe de la misión de la ONU por estar vinculado a una de las partes interesadas en el caso. En su condición de fiscal alemán, fue él quien dirigió la investigación sobre el atentado contra la discoteca La Belle, en 1986, y lo hizo de forma tal que el crimen fue falsamente atribuido a Libia para justificar el bombardeo estadounidense contra el palacio de Khadafi. En 1995, interrogó en Yemen a Johannes Weinrich, que fue el lugarteniente de Carlos cuando los ministros de la OPEP fueron tomados como rehenes. Mehlis apareció así como la mano vengadora de Washington. Detlev Mehlis trabajó después para varios think tanks (centros o institutos) estadounidenses, como la Rand Corporation y el WINEP.
Desde su llegada al Líbano, Mehlis fue más allá de lo que le permitía su mandato. Su misión consistía en ofrecer asistencia a la justicia libanesa y lo que hizo, por el contrario, fue despreciarla y actuar en lugar de esta. A tal punto que hoy lo presentan como jefe de la misión investigadora de la ONU, cargo que nunca tuvo porque la comisión investigadora de la ONU nunca existió. El caso es que Mehlis exigió que los funcionarios libaneses le rindieran cuentas y se negó a respetar el Código Penal libanés. Así que se trata de un caso de colonialismo judicial. El objetivo de esa injerencia fue, por supuesto, justificar un ataque contra Siria al imputarle el crimen.
Lo que sucede es que Detlev Mehlis se complicó porque los servicios secretos sirios lo dejaron enredarse en una red de falsos testimonios y luego lo desenmascararon de pronto haciéndolo así caer.
Al-Ahram: Usted menciona que los individuos que trataron de asesinar a Hasan Nasrallah son agentes del Mossad. ¿Con quién fue que se dijo que estaban vinculados y por qué no se han descubierto aún los detalles de ese asunto?
Thierry Meyssan: Los enemigos del Líbano tenían previsto eliminar también a Hasan Nasrallah. Fracasaron y el segundo grupo fue arrestado. Hasta ahí, no hay nada sorprendente. Pero los asesinos habían recibido sus armas de Salim Diyab, el jefe de la milicia del clan Hariri.
En otras palabras, los Hariri están ciegos. No se dan cuenta de que sus amigos estadounidenses e israelíes quieren destruir a su país y que ordenaron la muerte de Rafic. Por eso son fácilmente manipulables y actúan contra su propio país y, en definitiva, contra sí mismos.
Al-Ahram: Durante los años que van de la década del 50 a la de los 70, la izquierda francesa tuvo una fuerte presencia en el Medio Oriente, presencia que ha ido atenuándose recientemente. ¿A qué se debe esto, desde su punto de vista?
Thierry Meyssan: A que ya no hay izquierda francesa. El Partido Socialista es una yuxtaposición de individuos que se detestan y que tienen puntos de vista imposibles de conciliar. Y su naufragio ha arrastrado a sus aliados. En realidad, el mundo ha cambiado desde el derrumbe de la URSS y el escenario político francés es obsoleto. En el mundo entero se puede ver el desplazamiento de las líneas de fractura. Ya no se trata de escoger entre la economía de mercado o el colectivismo, sino entre la dominación estadounidense o la resistencia, entre el Imperio y la multipolaridad. Si Nicolas Sarkozy resultó electo presidente fue porque se presentó –fue el único en hacerlo– como representante de esta nueva línea de fractura. Él es el líder de los proestadounidenses y no hubo un bando constituido que le hiciera frente. Las personalidades de la izquierda proestadounidense, como Bernard Kouchner, se unen a él, mientras que las personalidades de la derecha antiimperialista ya no saben hacia dónde ir.
Tenemos que rediseñar completamente los grupos políticos. Para eso creé la conferencia Axis for Peace, que reúne a intelectuales, diplomáticos, militares y políticos de todos los países con el objetivo de reafirmar los valores humanistas ante el proyecto neoconservador. La próxima conferencia se desarrollará en noviembre, en el Medio Oriente. Esa será quizás mi respuesta concreta a su pregunta.
Al-Ahram: ¿Por qué esta evolución de Francia de una política árabe hacia un apoyo a las posiciones de la derecha israelí?
Thierry Meyssan: No creo que así sea ya en este momento. Creo más bien que, desde que se derrumbó la URSS, Francia se inclina ante Estados Unidos, mientras que prosigue su propia política como puede. Es cierto que las declaraciones de los dirigentes franceses no son muy positivas, pero sus acciones aún son a menudo valientes.
Francia se opuso a la invasión contra Irak; negoció la resolución 1559 para prevenir un ataque estadounidense contra el Líbano y Siria; impidió el despliegue de la OTAN en la frontera israelí, en agosto de 2006; protegió a la Resistencia durante el conflicto y también después del mismo, incluso cuando seguía dando la prioridad al clan Hariri.
Desgraciadamente, la llegada de Nicolas Sarkozy a la presidencia podría darle a usted la razón. Como usted, yo observo esto con inquietud.
Al-Ahram: Usted publicó como anexo varios mapas del Nuevo Medio Oriente. ¿Qué fuentes tiene usted? ¿El Líbano será dividido en un Estado maronita y un Estado druzo?
Thierry Meyssan: El proyecto de división del Líbano en tres zonas no es nuevo. Ya Ben Gurion había previsto anexar el sur y crear dos mini Estados confesionales maronita y druzo. Pero Estados Unidos decidió ir mucho más lejos. Su deseo es fragmentar a todos los Estados de la región para que no quede ninguno que pueda oponerle resistencia.
Los mapas que yo publico representan la reflexión actual del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos. Fueron publicados por el coronel Peters en el Armed Forces Journal. No son definitivos pero han sido objeto de discusión durante el tiempo suficiente como para que se les considere lo bastante precisos. Es lo que púdicamente llaman «remodelamiento del Gran Medio Oriente». Eso exige, concretamente, una fase de guerra civil generalizada.
Resulta entonces vital que nos opongamos a todo lo que divide al mundo árabe-musulmán, a todo lo que lo debilita y lo somete a la hegemonía estadounidense. El deslizamiento de la oposición entre chiítas y sunnitas del plano teológico al de la política resulta particularmente peligroso. Una grave responsabilidad recae sobre los que en él participan. Ante la máquina de guerra de Washington y Tel Aviv, el deber es unirse para poder resistir.
Al-Ahram: ¿Piensa usted que Estados Unidos logrará llevar a cabo sus planes?
Thierry Meyssan: La victoria de la Resistencia libanesa constituye un freno definitivo a la expansión estadounidense en esta región. Hasta ahora, la disyuntiva planteada era entre el callejón sin salida militar ante el ejército más grande del mundo y una serie interminable de maniobras diplomáticas. Ahora existe una tercera opción: la resistencia popular puede conducir a la victoria. Pero la máquina estadounidense de guerra es demasiado pesada como para ponerse a sí misma en tela de juicio, y proseguirá su impulso devastador, sin esperanza de éxito, hasta desfallecer definitivamente.
Mahdy MostafaPeriodista egipcio.Los artículos de esta autora o autor
L’effroyable Imposture 2, de Thierry Meyssan aporta un nuevo enfoque sobre el asesinato de Rafik Hariri analizándolo dentro del contexto del «remodelamiento del Gran Medio Oriente» que han emprendido Estados Unidos e Israel.
L’effroyable Imposture 2 Manipulación y desinformación por Thierry Meyssan Disponible en la librería de la Red Voltaire.

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Debemos decir "no" a los cazadores de Goliat



Soldados israelíes ayudan a un tankista suyo mutilado y rescatado del Líbano, país que invadieron y bombardearon masivamente en julio 2006 bajo el pretexto que dos de sus soldados fueron secuestrados en este país por la milicia árabe del Hezbolá cuando siempre han intercambiado prisioneros por estas similares circunstancias



Intelectual judío denuncia la locura sionista en Israel

por Gilad Atzmon*
17 de agosto de 2007


«...Un año después de la humillante derrota israelí en Líbano he tenido ocasión de estudiarla a través de los ojos de dos renombrados analistas militares, Yoav Limor y Ofer Shelah. En un reciente libro titulado Cautivos en Líbano, ambos han logrado recopilar un diario muy minucioso de la cadena de acontecimientos que llevaron a la guerra, de la propia guerra y de la interminable lista de fracasos operativos, tácticos y estratégicos israelíes...»
(ver video destrucción de tanques israelíes en el Líbano, enlace del artículo aquí arriba). Ver igualmente el concepto o definición de sionismo [1] _________________________________________________
Son varias las razones que han dado lugar a la obsesión con Nasralá [2], que llevó a los responsables israelíes a iniciar la segunda guerra de Líbano. Israel siempre ha considerado a los líderes árabes como meros individuos, no como representantes de sistemas políticos. Incluso entre analistas de los medios y políticos, todos ellos se referían a «Assad», a «Arafat» o a «Nasralá», en vez de a los estados y organizaciones que representan. Para los responsables israelíes, así como para los medios y la ciudadanía, el mundo árabe estaba dirigido por personas, no por sistemas de gobierno, y la mejor manera de influir en él era lanzar una bomba en el lugar adecuado. Cautivos en Líbano, de los autores israelíes Ofer Shelah y Yaov Limor [3]
Los israelíes tienen tendencia a personalizar los conflictos, lo cual no los convierte en originales ni innovadores. De hecho, lo único que hacen es seguir el ejemplo de la Biblia. En la cosmovisión judaica, la historia y la ética se reducen a menudo a un banal principio de oposición entre dos conceptos. Por ejemplo, la lucha a muerte entre David y Goliat personaliza la lucha entre los «buenos» israelitas y los «malos» filisteos. Incluso si este relato bíblico puede entenderse desde una óptica meramente literaria, las semejanzas con los israelitas actuales son bastante perturbadoras. En Israel, hay un camino directo que conduce desde el asesinato a un cargo en el gobierno. Una y otra vez los israelitas contemporáneos suplican a sus muy condecorados asesinos que sean sus reyes, que dirijan su ejército y luego que se integren en el gabinete. Eso es lo que pasó con Sharon, Barak, Mofaz, Halutz, Dichter y muchos más.
Tapa del libro: Cautivos en Líbano, de los autores israelíes Ofer Shelah y Yaov Limor. _________________________________________________
Sin embargo, los israelíes no son los únicos en esto. La tendencia a personalizar y concretizar la historia es bastante común entre lo demás judíos. Para muchos de ellos el Tercer Reich se limita a Hitler y Goebbels. El antisemitismo se reduce a menudo a Wagner, Marx, Weininger, etc. Esta personificación simplifica la realidad circundante, el curso de la historia y su interpretación: si muere Hitler, el Tercer Reich puede desaparecer; si se prohíbe a Wagner, lo mismo podría pasar con el antisemitismo. Esta tendencia a personalizar los conflictos, las ideologías y la visión del mundo es algo infantil: lo que no se ve deja de existir. Concuerda también con el paradigma bíblico del “ojo por ojo y diente por diente”. Sin embargo, eso no es más que una forma de autoengaño que asocia erróneamente lo abstracto con alguna banal concretización y evita cualquier compromiso intelectual con la ideología, la crítica o la reflexión.
Es evidente que la interpretación sionista sólo se implica con el síntoma concreto, con la manifestación más simple de la animosidad que lo rodea, en vez de con el núcleo del problema. Hitler cayó derrotado, los judíos son ahora bienvenidos en Alemania y en Europa, pero el Estado judío y los hijos de Israel son igual de impopulares en Oriente Próximo que sus abuelos en Europa hace sólo seis décadas. Al parecer, es la personificación de la Segunda Guerra mundial y del Holocausto lo que impidió que los israelíes y sus partidarios interiorizasen el verdadero significado de las condiciones y los acontecimientos que condujeron a su destrucción.
Si los sionistas comprendiesen el verdadero significado de su Holocausto, el israelita de nuestro tiempo podría prevenir la destrucción que puede estar aguardándolo en el futuro. De manera similar, Wagner puede ser prohibido en Israel, pero las condiciones que llevaron a que Marx, Weininger y Wagner dijeran lo que tenían que decir siguen inalteradas. Parece ser que cada vez hay más gente en el mundo que hoy reacciona política, crítica e ideológicamente contra Israel, contra el sionismo, contra el tribalismo judío y contra las políticas inhumanas y atroces implícitas en el nacionalismo judío y en sus consecuencias políticas y culturales.
Pero seamos claros, no son sólo los israelíes quienes personalizan los conflictos. Gracias a los neoconservadores (neocons) y a su enorme influencia actual en el ámbito político anglo-usamericano, todos estamos sujetos a alguna simplificación y personalización de casi cualquier conflicto occidental. Todas las guerras occidentales tienen un “rostro” en la actualidad: la “guerra contra del terror” se asocia con el rostro de Ben Laden; la supuesta “liberación del pueblo iraquí” incluía el rostro de Sadam Husein en la primera carta de la baraja. En la guerra sionizada de los neocons cualquier conflicto ideológico se convierte en un complot para un asesinato personal. Vale la pena recordar que antes de que los neocons lanzaran su exitoso intento de sionizar USA y el Reino Unido, estos dos países solían comprometerse en guerras ideológicas impersonales y en conflictos políticos: ambos lucharon valientemente contra la Alemania del Tercer Reich (en vez de sólo contra Hitler). También se enfrentaron durante la guerra fría con los “rojos” (no sólo con Stalin).
Hoy ya no es así. En un mundo hecho a la medida por los neocons, el sistema político se reduce a un simplista enfrentamiento bíblico contra Goliat. Nosotros los buenos, los David, nos enfrentamos a los Goliat: Sadam, Ben Laden, Assad y Ahmadineyad.
Sin embargo, a estas alturas ya deberíamos saber hasta qué punto esta manera de actuar es banal. De la misma manera que Israel ha fracasado en su intento de derrotar la resistencia palestina matando a cada uno de sus dirigentes más destacados y en su intento de derrotar a Hezbolá descabezando su dirigencia, USA y el Reino Unido fracasarán en sus luchas homicidas sionistas actuales. Sadam está muerto y, a pesar de ello, Iraq y sus campos petrolíferos todavía siguen lejos de su alcance. Ben Laden nunca muestra su cara en público, pero la guerra contra el terror no ha logrado sus objetivos.
Me gustaría creer que los ciudadanos occidentales sabrán apreciar la derrota cada vez más clara de Israel y de sus grupos de presión. Debemos decir NO a las tácticas sionistas, debemos decir NO a los agentes sionistas, debemos decir NO a los cazadores de Goliat.
Anatomía de una derrota colosal
Otro tanque israelí. _________________________________________________
Un año después de la humillante derrota israelí en Líbano he tenido ocasión de estudiarla a través de los ojos de dos renombrados analistas militares, Yoav Limor y Ofer Shelah. En un reciente libro titulado Cautivos en Líbano, ambos han logrado recopilar un diario muy minucioso de la cadena de acontecimientos que llevaron a la guerra, de la propia guerra y de la interminable lista de fracasos operativos, tácticos y estratégicos israelíes. Pero en su libro Limor y Shelah no se limitan al ejército y sus mandos, sino que retratan hábilmente una sociedad que ha perdido el norte, que se ha alejado poco a poco de su propia realidad y de su entorno; de una sociedad abocada a un fracaso moral absoluto, gobernada por líderes política y militarmente egotistas y egocéntricos.
La derrota militar israelí del año pasado en Líbano pilló al mundo por sorpresa. En un principio asustó al gobierno de Bush y a Tony Blair, que con suma rapidez dieron luz verde a Israel para destruir el liderazgo de la Shía libanesa y de arrasar las infraestructuras civiles de Líbano. Pero Bush y Blair no fueron los únicos sumidos en la conmoción, el mundo árabe también quedó anonadado. Los líderes árabes no están acostumbrados a la derrota del ejército israelí. Los moderados de entre ellos vieron por televisión las imágenes de cómo un solo clérigo musulmán daba una lección a los israelíes de lo que es el desafío. El jeque Hasan Nasralá y un número insignificante de combatientes fueron los primeros árabes que derrotaron en el campo de batalla al ejército israelí. Su victoria dejó hecho añicos a Israel.
El poder de disuasión israelí desapareció por completo para convertirse en un tema de investigación histórica. La cúpula de las Fuerzas de Defensa de Israel también quedó conmocionada: un mes después de la guerra, el general Udi Adam, Comandante en Jefe en el frente del norte, había dimitido. No pasó mucho tiempo antes de que Dan Halutz, el jefe de Estado Mayor, siguiera el mismo camino. Amir Peretz, el ministro de Defensa, fue destituido por el primer ministro de entonces, Ehud Barak. Está claro que los israelíes son conscientes de la magnitud de su derrota en Líbano. Pero lo que no saben es cómo solucionar el problema. Están encantados con la “buena vida” que llevan, han sucumbido a la imagen de la tecnología y la riqueza.
Miles de personas vieron frente a las costas libanesas la voladura de una nave de guerra israelí por la milicia libanesa del Hezbollah. __________________________________________________
Aunque no estoy seguro de que el libro se traduzca a otras lenguas (está escrito en hebreo), me inclino a clasificarlo como “de lectura obligada” para todos los que estén interesados en los asuntos de esa región. Es una mirada a la sociedad israelí en lo que parece su estado final de destrucción disfuncional. Lo mejor que podrían hacer los usamericanos que han estado patrocinando estúpidamente los aparatos de muerte israelíes durante casi cuatro décadas, los que todavía creen que Israel es un “superpoder regional”, es leer este diario de la cobardía militar israelí y de una disfunción política general.
Aunque el libro no lo dice de manera explícita, su mensaje está bastante claro. Israel funciona como un megalómano y violento gueto judío motivado por un fanatismo homicida que utiliza como herramientas la letal tecnología yanqui. Tal como revelan Limor y Shelah, a pesar de que el conflicto terrestre tuvo lugar en una franja muy angosta de la región (la frontera israelí en su lado sur y el río Litani al norte), la artillería israelí se las arregló para lanzar más de 170.000 bombas. En comparación, durante la guerra de 1973 contra dos poderosos ejércitos estatales y en dos frentes muy amplios, los israelíes sólo lanzaron 53.000 bombas. Las cifras relativas a las fuerzas aéreas son incluso más sorprendentes.
A pesar de que el servicio de inteligencia de las Fuerzas Armadas sólo disponía de unos pocos objetivos concretos, la aviación israelí llevó a cabo no menos de 17.550 misiones de combate, lo cual significa unas 520 misiones diarias, casi tantas como en la guerra de 1973 (605 por día). Pero en 1973 la aviación israelí se enfrentó a dos fuerzas aéreas bien equipadas, entabló una gran cantidad de combates aéreos y luchó sin descanso contra los misiles soviéticos más recientes. Nada de eso ocurrió en la segunda guerra de Líbano. Las Fuerzas Aéreas se dedicaron únicamente a bombardear el territorio libanés. Arrojaron literalmente todo lo que tenían a su disposición, de una manera tan despiadada que en algunos lugares (como, por ejemplo, al sur de Beirut), el efecto fue similar al infamante bombardeo arrasador anglo-usamericano de los años cuarenta.
__________________________________________________ Fotos aérea del mismo barrio en Beirut (capital del Líbano) antes y después de los bombardeos israelíes en julio de 2006. Los muertos civiles se cuentan por miles. ___________________________________________________
¿Por qué los israelíes reaccionaron con tanta crueldad ante a un episodio fronterizo local? ¿Por qué los jefes políticos y militares israelíes perdieron su capacidad de hacer uso de consideraciones estratégicas y tácticas? ¿Por qué no determinaron objetivos militares a su alcance, lo cual hubiese podido prestarle a su guerra un marco, una forma y una justificación? En pocas palabras, ¿por qué los israelíes perdieron el norte? Ésta es la cuestión crucial. A pesar de que Limor y Shelah se abstienen de hacer tales preguntas, su libro se las arregla para ofrecer algunas respuestas. Trataré de resumir algunos de sus argumentos.
El ejército
Empezaré por el ejército, que en las últimas cuatro décadas ha experimentado una importante transición. En los años que siguieron a la rápida invasión de 1967, los militares que fueron ascendidos para dirigirlo eran en particular oficiales de tierra y generales de brigada al mando de carros de combate. El Israel posterior a 1967 creía en la guerra relámpago [Blitzkrieg], una violenta ofensiva que utiliza abundantes fuerzas terrestres con apoyo aéreo cercano. Tras la guerra de 1973 y el limitado éxito de la artillería y las divisiones acorazadas, aquella tendencia cambió. Gradualmente, fueron los veteranos de las unidades especiales israelíes quienes ascendieron a los puestos de alto mando. Quizás el más famoso de estos veteranos sea Ehud Barak, el muy condecorado oficial de comando que terminó su carrera militar como jefe de Estado Mayor. Fue él quien eligió a sus antiguos subordinados para puestos en la cúpula del ejército israelí. Los oficiales de tierra fueron relegados.
Esta transformación dentro del ejército israelí tenía dos motivaciones: en primer lugar, la suposición proveniente del servicio de inteligencia de que ningún Estado árabe emprendería por sí solo una guerra total contra Israel en un futuro próximo y, en segundo lugar, el hecho real de que tras la primera intifada y el aumento general de la resistencia civil palestina, el ejército israelí se vio cada vez más comprometido en operaciones de vigilancia. Dicho cambio hizo que no hubiese mucha necesidad de entrenamiento en operaciones terrestres masivas. Las brigadas acorazadas y de artillería parecían inútiles e incluso irrelevantes para las nuevas necesidades de defensa del Estado judío. Grandes unidades de soldados pasaron a ocuparse de vigilar Cisjordania y Gaza. En aquel cambio, quienes tomaron el mando en lo que los israelíes percibían como su “guerra en contra el terror” fueron inicialmente las unidades especiales israelíes y los jefes de seguridad. Ello hizo que cada vez fuesen más los veteranos de los comandos israelíes quienes se abrieran camino en la cúpula del ejército y más tarde en la muy militarizada vida política israelí.
Pero las cosas no pararon ahí; no pasó mucho tiempo antes de que las unidades especiales israelíes dejaran de aportar soluciones a lo que parecía ser una resistencia civil palestina cada vez mayor. Enviar la sal de la tierra judía a Gaza a altas horas de la madrugada pasó a ser demasiado peligroso. Preciso es señalar que de la misma manera que los israelíes adoran ver cómo sus muchachos aterrorizan a palestinos, son incapaces de soportar el espectáculo de sus amados “Rambos” muertos en una emboscada.
Fue sólo una cuestión de tiempo que las Fuerzas Aéreas pasaran a ocuparse del desafío palestino. Aprovechando la avanzada tecnología usamericana, Israel dejó que sus F-16 y sus helicópteros Apache lanzasen misiles teledirigidos contra los objetivos civiles y militares palestinos. El principio que guiaba esta estrategia era bastante simple: la aviación estaba allí para mantener a los palestinos en un constante estado de terror. Como consecuencia de ello, la aviación israelí se convirtió durante la última década en la fuerza principal en la guerra contra Palestina, contra el pueblo palestino y contra su inminente dirigencia islámica. Las Fuerzas Aéreas desarrollaron pronto una táctica que fue denominada “asesinato selectivo”.
De acuerdo con la nueva doctrina militar israelí, lo único que se necesitaba eran unas pocas operaciones de inteligencia en tierra, seguidas por el lanzamiento aéreo de un misil estadounidense teledirigido en la superpoblada Gaza. Los resultados estaban claros. En unos casos los palestinos fueron selectivamente asesinados, en otros muchos junto a ellos murieron civiles inocentes que habían tenido la mala fortuna de estar en el entorno, en el lugar equivocado y en el momento equivocado. En otras muchas ocasiones los pilotos erraron el tiro o el servicio de inteligencia les dio falsas instrucciones. Muchos civiles palestinos, ancianos, mujeres y niños murieron así. Evidentemente, a nadie le importaba eso en Israel. Cuando a Dan Halutz, que todavía era el comandante de las Fuerzas Aéreas, le preguntaron qué se sentía al lanzar una bomba que mata a catorce civiles palestinos, su respuesta fue breve y simple. “Se siente una ligera sacudida en el ala izquierda”. Halutz, el oficial de sangre fría, el militar que ordenó el asesinado de tantos palestinos, era el hombre correcto en el lugar correcto y no pasó mucho tiempo antes de que tomara el mando del ejército israelí.
Conforme pasaba el tiempo, el gobierno israelí se abstuvo de poner en peligro a sus jóvenes soldados. La guerra israelí “contra el terror” se ha convertido en una guerra muy segura, casi en un videojuego. El jeque Yassin, el doctor Rantisi y muchos otros civiles cayeron víctimas de esta táctica homicida. Todo parece indicar que al mando militar israelí se le subió a la cabeza el éxito de su nuevo método de asesinar. Los israelíes tenían un nuevo dios, la “superioridad tecnológica”. La última hornada israelí de generales, muchos de ellos pilotos y veteranos de unidades especiales, se acostumbró a la creencia de que Israel puede mantener su superioridad regional haciendo uso de su superioridad tecnológica y de su capacidad armamentística.
Tal como Limor y Shelah muestran en su libro, en la última década los soldados israelíes dejaron literalmente de entrenarse en cualquier forma de operaciones tácticas a gran escala. Si las Fuerzas Aéreas atacan a los enemigos de Israel en sus dormitorios, ¿quién necesita carros de combate y artillería? Tras un entrenamiento inicial y mínimo, los jóvenes tanquistas israelíes fueron destinados a tareas elementales de vigilancia en los territorios ocupados. En la práctica, no sólo dichos soldados cumplían tareas militares ajenas a su formación en carros de combate y artillería, sino que no estaban familiarizados en absoluto con ninguna forma de maniobras tácticas de grandes operaciones. En otras palabras, el ejército israelí dejó de estar listo para el combate.
Por eso los palestinos ganaron la guerra
Muchos analistas consideran que la resistencia palestina es una lucha militarmente inútil. Al fin y al cabo, poco daño puede hacer un grupo de niños que lanzan piedras. La lectura del libro de Limor y Shelah insinúa que, en realidad, la lucha palestina estaba lejos de ser inútil. A decir verdad, fue precisamente la resistencia civil palestina lo que dejó exhausto, en un estado de parálisis, a las Fuerzas Amadas israelíes. Fue la resistencia palestina la que llevó al límite al ejército y logró que los militares israelíes dejasen de prepararse para la “próxima guerra”. Fueron los palestinos quienes convirtieron a los soldados israelíes y a sus comandantes en un grupo de cobardes que prefieren ganar guerras sentados frente a monitores y manipulando joysticks. Han sido los palestinos quienes deshabilitaron de forma devastadora la capacidad de ataque de las Fuerzas Armadas.
Esto es lo que el jeque Hasan Nasralá ha estado sugiriendo en la mayoría de sus discursos declamatorios. Israel se estaba “escondiendo tras la superioridad tecnológica para ocultar su cobardía e incomprensión de lo que implica vivir en Oriente Próximo” [4]. _ El ejército israelí se ha acostumbrado a aniquilar civiles palestinos en sus casas, asesinar a sus nuevos dirigentes, aterrorizar a mujeres embarazadas en puestos de control, bombardear a niños en sus escuelas, lo cual es bastante fácil. Por eso, cuando el ejército israelí tuvo que enfrentarse a pequeños grupos de entusiastas mal entrenados de la organización paramilitar fracasó de forma infamante. Se derrumbó a pesar de su superioridad tecnológica; fue derrotado a pesar de su abrumadora capacidad armamentística, a pesar del apoyo desvergonzado de Bush y Blair. El ejército israelí naufragó porque era incompetente, no estaba preparado para luchar, no sabía cómo hacerlo y, lo que es peor, ni siquiera sabía por qué luchaba.
Poco después de que el conflicto en Líbano se transformase en una guerra total (por lo menos para Israel), la mayor parte de los generales israelíes se dieron cuenta de que su ejército carecía de medios para contrarrestar la lluvia de cohetes Katiusha que lanzaba Hezbolá. Si el objetivo inicial israelí consistía en detener los Katiusha y rescatar a los dos reservistas israelíes capturados, tal objetivo no se cumplió. El mando israelí tuvo que aceptar que sin un buen servicio de inteligencia su superioridad armamentística y tecnológica era irrelevante. Resulta divertido comprobar cómo, en pocos días, los dirigentes israelíes adoptaron un vocabulario de estilo posestructuralista. En vez de ofrecerle a la población de Israel una simple “victoria” empezaron a hablar de “discurso de la victoria”. A los pocos días del inicio de la campaña los militares israelíes ya no se referían a la “victoria” en sí misma, sino a la “imagen de la victoria”. Shimon Peres utilizó el término “percepción” de la victoria. A pesar de todo, ni la “percepción” ni la “imagen” de la victoria pudieron alcanzarse.
La única democracia de Oriente Próximo
Por muy inútil que resultara el ejército israelí, el gobierno israelí no fue mejor. El primer ministro Ehud Olmert, el hombre al que habían votado para “retirarse” de los territorios palestinos, demostró que sabía muy poco de asuntos militares. Por si esto no fuera suficiente, el antiguo sindicalista Amir Peretz, el hombre a quien Olmert había nombrado ministro de Defensa, carecía también de preparación en asuntos de defensa. Por primera vez en su historia, Israel estaba dirigido por dos políticos profesionales sin pasado militar. Ante una situación así, cualquiera podría esperar que un cambio tan radical limitara la tendencia a la línea dura de los militares y políticos israelíes. En la práctica sucedió lo contrario. Tanto Peretz como Olmert se vieron arrastrados y manipulados por el sanguinario jefe de Estado Mayor hacia un conflicto a gran escala. Teniendo en cuenta su inexperiencia y el poco tiempo que habían estado en sus cargos respectivos, ni a Olmert ni a Peretz se les ocurrieron soluciones alternativas de nuevo cuño para evitar el conflicto y salir airosos. En vez de contener al ejército y darle una oportunidad a la diplomacia, dejaron que Halutz llevase el país hacia una escalada innecesaria. Sin comprender lo que estaba pasando, el gobierno israelí terminó prometiéndole a Halutz el tiempo y el apoyo que necesitaba para lograr objetivos que estaban fuera de su alcance.
Pero la verdad es que Olmert y Peretz no actuaron solos. De hecho, estaban rodeados de analistas militares, expertos en inteligencia, generales retirados y veteranos de los servicios de seguridad. Olmert contaba en su gobierno con el general de la reserva Shaul Mofaz, un antiguo jefe de Estado Mayor que pasó la última etapa de su carrera militar luchando contra Hezbolá, y Avi Dichter, un veterano de los servicios de seguridad que estaba ahí para analizar las sugerencias operacionales del ejército. También estaba Benjamin Ben Eliezer, un brigadier de la reserva que había sido experto en asuntos libaneses durante tres décadas. Shimon Peres era primer Ministro y había sido ministro de Defensa en el pasado. Ami Ayalon, general de la reserva y general retirado del ejército, así como antiguo jefe de los servicios internos de seguridad, se ofreció para ayudar a Amir Peretz. Pero ninguno de estos expertos logró poner en marcha un bloque operativo, ninguno supo moderar el entusiasmo militar de Halutz, Olmert y Peretz. Como una hoja zarandeada por el viento, el gobierno israelí fue manipulado por los generales y después por la opinión pública, que se rebeló contra sus dirigentes y sus malos resultados.
Conforme pasaba el tiempo, cuando el fracaso militar era ya de conocimiento público, Olmert, Peretz y Halutz trataron a la desesperada de cambiar el curso de la guerra para salvar sus carreras. A pesar de que sabían que las posibilidades de lograr una victoria se esfumaban de hora en hora, estaban determinados a presentarle a la ciudadanía algo que pareciese una victoria o al menos un avance. Según parece, en la democracia israelí la supervivencia política se logra presentando algo que pueda parecer una victoria. Para llamarlo por su nombre, Peretz, Halutz y Olmert ordenaron al ejército que provocara una auténtica devastación, a la espera de que eso satisficiese a los votantes israelíes. El ejército y los mandos de artillería reaccionaron al instante y sobre el sur de Líbano empezaron a llover bombas de racimo, misiles y proyectiles. Durante las 48 horas previas al alto el fuego, Israel consumió todas sus reservas de armamento. Según Shelah y Limor, la “luz roja” se encendió en las reservas de municiones de Israel.
Para salvar las carreras políticas de Olmert y Peretz, el ejército emprendió operaciones cada vez más peligrosas y sin sentido, de un valor táctico muy limitado. Dichas operaciones fracasaron una tras otra sin conseguir nada. Eso sí, sacaron a la luz los defectos de las Fuerzas de Defensa israelíes. Revelaron un ejército y una dirigencia política en estado de pánico. Hacia las últimas horas de la guerra, algunos elementos aislados de unidades especiales israelíes estaban perdidos y muertos de hambre en el frente del sur de Líbano, sin agua ni comida. Algunas unidades de combatientes de Hezbolá tenían rodeados a comandos especiales israelíes. Parece ser que en Israel nadie se atrevió a correr el riesgo de enviar convoyes logísticos al campo de batalla. Los alimentos y la munición que lanzaron los aviones de carga cayeron en manos de Hezbolá. En algunos sitios, los comandos heridos del ejército yacían sobre el terreno, esperando durante largas horas a las unidades de rescate. La derrota era total; la humillación, colosal. No sólo el “Ejército de Defensa Israelí” era incapaz de seguir defendiendo a Israel, sino que tampoco se defendía a sí mismo.
El libro de Limor y Shelah saca a la luz muchas más cuestiones interesantes:
Hubo generales de brigada que dejaron de luchar junto a sus soldados para dirigir la batalla desde búnkeres aislados en el interior de Israel.
Para evitar el riesgo de que los derribasen, no se permitió el envío de helicópteros con ametralladoras al espacio aéreo libanés, con lo cual los comandos israelíes tuvieron que luchar contra Hezbolá en condiciones de igualdad (sin apoyo aéreo).
Un teniente coronel que se negó a llevar a sus soldados a territorio libanés admitió que carecía de conocimientos tácticos.
Hubo soldados reservistas que fueron al frente sin equipo de combate debido a la grave escasez que afectaba al ejército. Algunos de esos reservistas terminaron comprando lo que les faltaba con dinero de su propio bolsillo.
El libro ofrece más detalles sobre el caso de las acciones en bolsa del general Halutz, jefe de Estado Mayor, el 12 de julio: al parecer, Halutz telefoneó a su banco y dio órdenes de que vendieran su cartera de inversiones poco después de enterarse de los enfrentamientos en el norte. Todo esto ocurrió justo antes de que el propio Halutz ordenase una nueva escalada militar.
Todo indica que el ejército israelí es “omnipresente”, está mal entrenado, es pesado, desordenado y sus jefes son unos corruptos. Los dirigentes políticos israelíes no son mejores. Si bien Peretz ya no está en el Ministerio de Defensa, Olmert, Mofaz, Dichter y, ahora, Barak (todos ellos grandes asesinos de masas) todavía ocupan puestos en el gabinete. Teniendo en cuenta el estado de su ejército, incapaz de luchar y sin resistencia, Israel debería proceder a un cambio rápido de dirigentes. Pero esto no va a ocurrir. Todo indica que en las próximas elecciones israelíes asistiremos a un duelo entre el locuaz y beligerante Benjamin Netanyahu y un Ehud Barak beligerante, sí, pero mucho menos locuaz.
Durante años llegamos a creer que Israel no saldría derrotado en el campo de batalla. Los detalles de la última guerra nos permiten saber que no es así. El Estado judío ya ha mordido una vez el polvo de la derrota y podría morderlo de nuevo más pronto de lo que parece.
Gilad AtzmonGilad Atzmon nació en Israel en 1963 y recibió su educación musical en Jerusalén. Es un multi-instrumentista. Muy implicado en la escena musical israelí. Fundó en Londres su grupo actual, «The Orient House Ensemble», y empezó a redefinir sus propias raíces a la luz de las realidades políticas. Desde entonces su grupo ha viajado por todo el mundo. Es también un escritor prolífico y a menudo polémico. Los ensayos de Atzmon se publican en muchos medios, tanto alternativos como convencionales. Sus novelas Guía de perplejos y Mi único amor han sido traducidas a 24 idiomas.
Fuente: Peacepalestine, 13 de agosto de 2007. http://peacepalestine.blogspot.com/2007/08/gilad-atzmon-saying-no-to-hunters-of.html
Traducido por Manuel Talens (Rebelión).

[1] Sionismo: movimiento para el establecimiento de una patria mundial judía (Sión), preferentemente en Palestina, de donde procede, iniciado en el siglo XIX y realizado en la actualidad por el establecimiento del Estado de Israel. El sionismo ha sido utilizado primero por Gran Bretaña, luego por los Estados Unidos, con finalidades de política imperial para mantener una cabeza de puente en los países árabes productores de petróleo (...) Ser antisionista no es sinónimo de ser antisemita, y entre los propios judíos se encuentran numerosos antisionistas, si bien en la mayor parte del pueblo errante el regreso a la tierra prometida está anclada firmemente, con fervor y religiosidad. Fuente de esta definición: Diccionario político, Eduardo Haro Tecglen, editorial Planeta, año 1995, pág. 394.
[2] Hasan Nasrallah, transcrito en español como Hasan Nasralá, es el actual secretario general de la milicia libanesa chií Hezbolá (Partido de Dios). (N. del T.)
[3] Cautivos en Líbano (en hebreo), Ofer Shelah y Yaov Limor, Miskal, Yedioth Ahrononth y Chemed Books, 2007. Página 95.
[4] Jeque Hasan Nasralá, discurso pronunciado en Bint Jabel tras la evacuación israelí.

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