miércoles, 4 de junio de 2008

La expansión del Pentágono será el legado perdurable de Bush



Atrincherado, arraigado, e inamovible
Frida Berrigan
Tom Dispatch
30-05-2008
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens



Introducción del editor de Tom Dispatch:
El Pentágono se hace cargo
Hay palabras que pueden ser clavadas sobre los años de Bush como un ramillete marchito: “No sabemos para qué gastamos el dinero.” Es una cita de Mary Ugone, la vice-inspectora general para auditoría del Departamento de Defensa, respecto a los masivos pagos del Pentágono hechos durante la ocupación y la guerra en Iraq para los que no existe una documentación (o es groseramente inadecuada). De hecho, según el inspector general del Departamento de Defensa, “el Pentágono no puede dar cuenta de casi 15.000 millones de dólares en bienes y servicios que van desde camiones, agua embotellada y colchones, a granadas impulsadas por cohetes y ametralladoras, que fueron compradas a contratistas en el esfuerzo de reconstrucción de Iraq.” Una auditoría interna de 8.000 millones de dólares que el Pentágono pagó a contratistas privados estadounidenses e iraquíes estableció que “casi ninguna transacción cumplió con leyes o regulaciones federales para impedir el fraude, en algunos casos careciendo incluso de facturas básicas que expliquen como se gastó el dinero.”
Es, hay que admitir, calderilla para el Pentágono en la era de Bush. E incluso cuando se intenta una “reforma”, la medicina es a menudo peor que la enfermedad. Por ejemplo, críticos en el Congreso, entre otros, han acusado al contratista privado KBR, basado en Houston, anteriormente una división de Halliburton, de derroche y mala administración y de explotación de sus vínculos políticos con el vicepresidente Dick Cheney” en el cumplimiento de enormes contratos para apoyar a las tropas de EE.UU. en Iraq. Ahora, el Pentágono planea reparar sus faltas dividiendo el último contrato por alimentos, albergues, y servicios básicos en Iraq entre KBR y otros dos grandes contratistas, Fluor Corporation y DynCorp International. Según el New York Times: “En realidad, el nuevo convenio de tres compañías podría resultar en gastos más elevados para el contribuyente estadounidense y en una supervisión débil por las fuerzas armadas.”
Estos detalles reveladores surgieron la semana pasada de las profundidades subterráneas del Pentágono hinchado de la era Bush. Como indica Frida Berrigan en uno de los artículos más importantes que Tomdispatch haya publicado, la masiva expansión del Pentágono en casi todos los frentes durante los dos períodos de George W. Bush puede ser la mayor historia relatada sobre nuestros días. Podría, en los hechos, ser la historia estadounidense más importante del nuevo siglo, y aunque muchas de sus partes disímiles pueden ser encontradas en los periódicos, los medios dominantes no han ofrecido todavía una visión significativa del Pentágono en nuestros tiempos. Esto dice mucho sobre lo que no se encara en nuestro mundo. Cómo, por ejemplo, es posible que haya una campaña electoral presidencial que dura años, en la que el tamaño del Pentágono nunca aparece como tema (a menos que los candidatos se afanen por una expansión del tamaño de las tropas de EE.UU.)
Como parte de su continua consideración del legado que Bush está dejando al pueblo de EE.UU. Tomdispatch lanza hoy una exploración en tres partes del papel del Pentágono en los años de Bush. (Las otras dos partes aparecerán en los próximos meses.) La serie está en las capaces manos de Frida Berrigan y Bill Hartung, expertos militares en la Iniciativa de Armas y Seguridad de la New America Foundation. No hay que perdérsela. Tom
Atrincherado, arraigado, e inamovible
La expansión del Pentágono será el legado perdurable de Bush
Frida Berrigan
Una industria artesanal hecha y derecha ya se dedica a los que esperan ansiosamente el fin del gobierno de Bush, ofreciendo la venta de calendarios, imanes, y camisetas, así como contadores y gráficas para descargas a blogs y sitios en la Red. Pero cuando termine el conteo regresivo y George W. Bush desocupe el Despacho Oval, dejará un legado que habrá que enfrentar. Ciertamente, lega a su sucesor un mundo desfigurado por la guerra y desbaratado por las privaciones, pero tal vez su legado más perdurable está ahora profundamente empotrado en la política del área de Washington – un Pentágono tan metastaseado que es casi irreconocible.
El masivo crecimiento del Pentágono durante estos últimos siete años no será deshecho fácilmente, no importa quién se ponga el manto presidencial el 19 de enero de 2009. “El Pentágono” es ahora mucho más que un edificio de cinco lados al otro lado del Potomac desde Washington o incluso la sede del Departamento de Defensa. De muchas maneras, desafía toda descripción o designación.
¿Quién llega a recordar, hoy en día, el debate al terminar la Guerra Fría sobre el papel que correspondería al poder militar de EE.UU. en un mundo “unipolar”? ¿Estaba tan bien establecida la supremacía de EE.UU., preguntaban entonces los eruditos, que Washington podía basarse en un poder económico y cultural más blando, y que el poder militar fuera sólo un respaldo (y un “dividendo de paz” interior por añadidura)? ¿O debía colocarse EE.UU. las seis pistolas de un alguacil global y patrullar el mundo como fuente de “intervenciones humanitarias”? ¿O había llegado el momento de declarar audazmente que somos la única superpotencia del mundo y esgrimir unas fuerzas armadas de alta tecnología sin igual, desanimar activamente de llegar a pensar en una rivalidad futura a cualquier otra potencia o bloque de poder?
Los ataques del 11 de septiembre de 2001 terminaron decisivamente con ese debate. El gobierno de Bush declaró rápidamente la guerra total en todos los frentes – contra pueblos, ideologías y, sobre todo, el “terrorismo” (una táctica de los débiles). En ese mismo mes de septiembre, responsables del gobierno filtraron orgullosamente la información de que estaban listos para “apuntar” a hasta 60 otras naciones y a los movimientos terroristas dentro de ellas.
La “huella” del Pentágono debía ser implantada firmemente: base militar tras base militar en todo el planeta, con énfasis especial en sus centros energéticos. Altos funcionarios del gobierno comenzaron a preparar al Pentágono para que fuera a cualquier parte e hiciera lo que quisiera, mientras reescribían, desgarraban, o ignoraban cualesquiera leyes, nacionales o internacionales, que constituyeran un obstáculo. En 2002, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld articuló oficialmente una nueva postura militar de EE.UU. que, era poco menos que revolucionaria en su concepción. Se llamaba – en típica abreviatura del Pentágono – una Estrategia de Defensa 1-4-2-1- (reemplazando el plan no demasiado modesto del gobierno de Clinton de prepararse para librar simultáneamente dos grandes guerras – en Oriente Próximo y el Noreste de Asia.)
Teóricamente, esta estrategia significaba que el Pentágono debía prepararse para defender a EE.UU., mientras creaba fuerzas capaces de disuadir la agresión y la coerción en cuatro “regiones críticas” (Europa, el Noreste de Asia, el Este de Asia, y Oriente Próximo). Sería capaz de derrotar simultáneamente la agresión en dos de estas regiones y “ganar decisivamente” en uno de esos conflictos “en un momento y un sitio elegido por nosotros.” De ahí 1-4-2-1.
Y eso fue sólo el comienzo. Ya habíamos, para entonces, entrado a la nueva era del Mega-Pentágono. Casi seis años después, la escala de la expansión de esa institución aún no ha sido completamente comprendida, así que consideremos sólo siete de las principales maneras mediante las cuales el Pentágono ha vivido la expansión – y un salto – más allá de su misión original, eclipsando a otras instituciones de gobierno al hacerlo.
1. El Pentágono revienta-presupuestos: El presupuesto base del Pentágono – que ya ascendía a alarmantes 300.000 millones de dólares cuando George W. Bush se hizo cargo de la presidencia – se ha casi duplicado mientras él ha estado parqueado tras el inmenso escritorio del Despacho Oval. Para el año fiscal 2009, el presupuesto regular del Pentágono totalizará aproximadamente 541.000 millones de dólares (incluyendo el trabajo en ojivas nucleares y reactores navales en el Departamento de Energía).
El gobierno de Bush ha presidido sobre uno de los mayores fortalecimientos militares en la historia de EE.UU. Y eso es antes de que lleguemos a contar los “gastos en guerras.” Si tenemos en cuenta los costes directos de las guerras en Iraq y Afganistán, así como la Guerra Global contra el Terror, los gastos de “defensa” han sido esencialmente triplicados.
Desde febrero de 2008, según la Oficina de Presupuestos del Congreso, los legisladores han asignado 752.000 millones de dólares para la guerra y ocupación de Iraq, las continuas operaciones militares en Afganistán, y otras actividades asociadas con la Guerra Global contra el Terror. El Pentágono estima que necesitará otros 170.000 millones para el año fiscal 2009, lo que significa que, con 922.000 millones de dólares, los gastos directos para las guerras desde 2001 serían cercanos a la marca de los tres billones de dólares.
Como ha señalado el columnista del New York Times, Bob Herbert, si una pila de billetes de unos 15 centímetros de alto tiene un valor de 1 millón de dólares; entonces, una pila de 1.000 millones tendría la altura del Monumento a Washington, y una pila de 1 billón de dólares tendría una altura de 153 kilómetros. Nótese que ninguno de estos fondos para librar guerras es siquiera contado como parte del presupuesto militar anual, sino que son proporcionados por el Congreso en la forma de “suplementos de emergencia” varias veces al año.
Si se agrega la guerra al presupuesto base del Pentágono, EE.UU. gasta ahora casi tanto en asuntos militares como el conjunto del resto del mundo. Los gastos militares también dejan a la sombra todas las otras partes del presupuesto federal, al representar 58 centavos de cada dólar gastado por el gobierno federal en “programas discrecionales” (los que el Congreso aumenta o reduce sobre una base anual).
El presupuesto total del Pentágono representa más que los gastos combinados en educación, protección medioambiental, justicia, prestaciones para veteranos, ayuda habitacional, transporte, formación profesional, agricultura, energía, y desarrollo económico de EE.UU. No es sorprendente, por lo tanto que, ya que cobra cada vez más dinero, el Pentágono está tomando (o se apodera de) cada vez más funciones y roles.
2. El Pentágono como diplomático: El gobierno de Bush ha exhibido una y otra vez su desdén por la discusión y el compromiso, por tratados y acuerdos, y una admiración igualmente profunda por lo que puede ganar mediante la amenaza y la fuerza. No es sorprendente, por lo tanto, que la agenda de política exterior de la Casa Blanca haya sido dirigida cada vez más a través de los militares. Con un presupuesto militar que es más de 30 veces superior a la suma en conjunto de todas las operaciones del Departamento de Estado y de toda la ayuda no militar al extranjero, el Pentágono ha penetrado en dos bastiones tradicionales del Departamento de Estado – la diplomacia y el desarrollo – duplicando o reemplazando gran parte de su trabajo, a menudo a través de un reenfoque de la diplomacia de Washington hacia relaciones de militar a militar, en lugar de diplomático a diplomático.
Desde fines del Siglo XVIII, el embajador de EE.UU. en cualquier país ha sido considerado como representante personal del presidente, responsable de asegurar que se cumplan los objetivos de política exterior. Como explicó un embajador: “La regla es: si estás en el país, trabajas para el embajador. Si no trabajas para el embajador, no recibes permiso para ese país.”
En la era de Bush, el Pentágono ha trastocado este modelo. Según el informe del Congreso de 2006, por el senador Richard Lugar (republicano de Indiana): “Las embajadas como puestos de comando en la campaña contra el terror”, el personal civil en muchas embajadas se sienten ahora ocupados por, excedidos en número por, y subordinados a personal militar. Se ven como un equipo de segunda cuando se trata de tomar decisiones. Incluso el Secretario de Defensa Robert Gates es consciente del problema, al señalar, como lo hizo en noviembre pasado, que hay “sólo unos 6.600 agentes profesionales del Servicio Exterior – menos que el personal de un grupo de ataque de portaaviones.” Pero, típicamente, agregó que, aunque el Departamento de Estado pueda necesitar más recursos: “No me entiendan mal, pediré aún más dinero para Defensa el próximo año.” Otro embajador lamentó que sus homólogos extranjeros “sigan el dinero” y desarrollen relaciones con personal militar de EE.UU. en lugar de cultivar contactos con sus homólogos en el Departamento de Estado.
El Pentágono expresa invariablemente su imperialismo burocrático en términos de “cooperación entre-agencias.” Por ejemplo, el año pasado el Comando Sur de EE.UU. (Southcom) publicó la Estrategia de Comando 2016, un documento que identificó la pobreza, el crimen, y la corrupción como los problemas clave de “seguridad” en Latinoamérica. Sugirió que Southcom, un comando de seguridad, debería, en los hechos, ser el “actor central para abordar... problemas regionales” que concernían previamente a agencias civiles. Luego se promocionó como el futuro centro de un “comando de seguridad conjunto entre agencias... en apoyo de la seguridad, la estabilidad y la prosperidad en la región.”
Como lo describiera vívidamente el jefe de Southcom, comandante James Stavridis, el comando gusta ahora de verse como un “gran cubo de Velcro en el que se pueden enganchar esas otras agencias para que podamos hacer colectivamente lo que sea necesario en esta región.”
El Pentágono ha seguido en general este modelo en todo el globo desde 2001. Pero ¿qué significa “cooperación” cuando una entidad eclipsa a todas las otras en personal, recursos, y acceso a los que toman las decisiones, mientras controla cada vez más la definición misma de las “amenazas” que hay que encarar?
3. El Pentágono como traficante de armas. En los años de Bush, el Pentágono ha aumentado agresivamente su papel como el principal traficante de armas del planeta, incrementando sus ventas de armas en todos los sitios en los que puede hacerlo – sembrando así el futuro de guerras y conflictos.
En 2006 (el último año para el que se dispone de datos completos), solo EE.UU. representó más de la mitad del comercio mundial de armas, con ventas por 14.000 millones de dólares. Vale la pena destacar un acuerdo por 5.000 millones de dólares de F-16 para Pakistán y un acuerdo por 5.800 millones de dólares para volver a equipar completamente a la fuerza de seguridad interior de Arabia Saudí. Las ventas de armas de EE.UU. para 2006 llegaran a aproximadamente el doble del nivel de cualquier año anterior del gobierno de Bush.
El segundo traficante de armas por su tamaño, Rusia, registró entregas por unos comparativamente despreciables 5.800 millones de dólares, sólo algo más de un tercio de los totales en armas de EE.UU. El aliado Gran Bretaña fue tercero con 3.300 millones – y esos tres países concentran un colosal 85% de los armamentos vendidos ese año, más de un 70% del cual fue destinado al mundo en desarrollo.
Por grandioso que sea en la venta de armas, el Pentágono se distingue por su lentitud al informar sobre sus ventas. Las notificaciones de ventas de armas publicadas por la Agencia de Cooperación en Defensa y Seguridad (DSCA) del Pentágono, sin embargo, ofrecen un camino rudimentario para tomar el pulso del Departamento de Defensa; y, aunque no todos los acuerdos sobre los que se informa han sido finalizados, ese pulso evidentemente se acelera. Hasta mayo de 2008, la DSCA ya había publicado más de 9.100 millones de dólares en notificaciones de ventas de armas, incluyendo equipos de bombas inteligentes para Arabia Saudí, misiles TOW para Kuwait, aviones F-16 para Rumania, y helicópteros Chinook para Canadá.
Para mantener su ventaja en el mercado, el Pentágono nunca detiene sus campañas a alta presión para vender armas en el exterior. Por eso, a pesar de un hombro quebrado, el Secretario de Defensa Gates fue volando en febrero a vender sistemas de armas a países como India e Indonesia, mercados crecientes que son cruciales para los traficantes de armas del Pentágono.
4. El Pentágono como analista de inteligencia y espía: En el área de la “inteligencia”, la expansión del Pentágono – los roles de apropiación de información y análisis – ha sido rápida, torpe, y catastrófica.
El rastreo de la usurpación de inteligencia por el Pentágono no es tarea fácil. Para comenzar, hay docenas de agencias y oficinas del Pentágono que ahora recolectan y analizan información utilizando, desde "humint" (inteligencia humana) a escuchas y satélites. La tarea se hace sólo más difícil por el secreto que rodea las operaciones de inteligencia de EE.UU. y los “presupuestos ocultos” en los que desaparece tanto dinero para la inteligencia.
Pero los resultados finales son suficientemente claros. La absorción de la inteligencia por el Pentágono ha significado menos analistas de inteligencia que hablan árabe, farsi, o pashto y más circos viajeros como esos generales de cuatro estrellas y almirantes de tres galones que articulan temas de conversación aprobados por el gobierno en las noticias por cable y en los programas de entrevistas del domingo por la mañana.
Los presupuestos de inteligencia son secretos, de modo que lo que sabemos al respecto no es exhaustivo – pero los vistazos que han conseguido los analistas sugieren que los gastos totales de inteligencia fueron aproximadamente 26.000 millones de dólares hace una década. Después del 11-S, el Congreso invirtió un montón de dinero adicional en la inteligencia de modo que al llegar 2003, el presupuesto total de inteligencia ya había subido a más de 40.000 millones de dólares.
En 2004, la Comisión del 11-S subrayó las fallas de la inteligencia de la Agencia Central de Inteligencia y de otros en la sopa de letras de la Comunidad de Inteligencia de EE.UU. encargada de recolectar y analizar información sobre amenazas para el país. El Congreso entonces aprobó la ley de “reforma” de la inteligencia, estableciendo la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, destinada a dirigir las operaciones de inteligencia. Sin embargo el Directorado Nacional de Inteligencia nunca ocupó ese papel gracias a una dura resistencia de los legisladores favorables a los militares, y el Pentágono mantuvo el control de tres agencias clave de recolección – la Agencia Nacional de Seguridad, la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial y la Agencia Nacional de Reconocimiento.
Como resultado, según Tim Shorrock, periodista de investigación y autor de “Spies for Hire: The Secret World of Intelligence Outsourcing,” el Pentágono controla ahora más de un 80% de los gastos de inteligencia de EE.UU., que calculó en unos 60.000 millones de dólares en 2007. Como observó Mel Goodman, ex funcionario de la CIA y ahora analista en el Centro de Política Internacional: “El Pentágono ha sido el gran vencedor burocrático en todo esto.”
Es un vencedor tan grande que el director de la CIA, Michael Hayden, ahora controla sólo el presupuesto para la propia CIA – unos 4 o 5.000 millones de dólares al año y ya ni siquiera entrega al presidente su ración diaria de inteligencia.
La sombra de la inteligencia del Pentágono se impone mucho más allá de los pasillos de las burocracias de Washington. También se extiende más allá de las montañas de Afganistán. Después que EE.UU. invadió ese país en 2001, el secretario de defensa Rumsfeld admitió que, a menos que el Pentágono controlara la recolección de información y tomara la delantera en la realización de operaciones clandestinas, seguiría dependiendo de – y por lo tanto subordinado a – la Agencia Central de Inteligencia con su control de la inteligencia “en el terreno”.
En uno de los que ahora son conocidos como sus nefarios memorandos, tildados ahora de “copos de nieve” por un personal que los veía caer regularmente desde lo alto, afirmó que, si la Guerra contra el Terror se extendía lejos hacia el futuro, no quería continuar con la “dependencia casi total de la CIA” del Pentágono. Y así, Rumsfeld, estableció una organización directamente competidora, la Unidad de Apoyo Estratégico del Pentágono, que colocó los componentes de recolección de inteligencia de las Fuerzas Especiales de EE.UU. bajo un solo techo que dependía directamente de su persona. (Mucha gente en la comunidad de la inteligencia consideró que la oficina era ilegítima, pero Rumsfeld iba volando alto y no pudieron hacer nada.)
Como escribiera en enero de 2005 Seymour Hersh, quien repetidamente hizo públicas historias en el New Yorker sobre las fechorías del Pentágono en la Guerra Global contra el Terror, el gobierno de Bush ya había “consolidado el control sobre los análisis estratégicos y las operaciones clandestinas de las comunidades militares y de inteligencia en un grado sin igual desde el inicio del Estado nacional de seguridad posterior a la Segunda Guerra Mundial.”
En su apuro por invadir Iraq, los civiles que dirigían el Pentágono también fusionaron la maquinaria de propaganda del gobierno con la inteligencia militar. En 2002, el subsecretario de Defensa, Douglas Feith, estableció la Oficina de Planes Especiales (OSP) en el Pentágono para suministrar “información actuable” a los responsables políticos de la Casa Blanca. Utilizando informes existentes de inteligencia “purgados” de modificadores como “probablemente” o “podría,” o a veces simplemente amañados, la oficina logró convertir en hechos escenarios del peor de los casos sobre presuntos programas de Sadam Husein para desarrollar armas de destrucción masiva, y luego, mediante filtraciones, utilizar a los medios noticiosos para validarlos.
El ex director de la CIA, Robert Gates, quien se hizo cargo del Pentágono cuando Donald Rumsfeld renunció en noviembre de 2006, se ha mostrado crítico de la “dominación” del Pentágono en la inteligencia y de la “decadencia del papel central de la CIA.” También ha indicado su intención de reducir la larga sombra de inteligencia del Pentágono; pero, incluso si lo dice en serio, tendrá trabajo para rato. Mientras tanto, el Pentágono sigue produciendo abundante “inteligencia” sospechosa, para decirlo cortésmente, proveniente de confesiones de sospechosos de terrorismo inducidas por la tortura y obras que revelan los orígenes iraníes de sofisticados artefactos explosivos hallados en Iraq.
5. El Pentágono como administrador de desastres interiores: Cuando los que deciden en Washington comienzan a ver al Pentágono como la solución de los problemas del mundo, suceden cosas extrañas. De hecho, en los años de Bush, el Pentágono se ha convertido en el primer socorrista oficial de último recurso en caso de casi cualquier desastre – desde tornados, huracanes, e inundaciones a disturbios civiles, potenciales estallidos de enfermedades, o posibles ataques biológicos o químicos. En 2002, en una señal reveladora de la expansión de los objetivos de la misión original del Pentágono, el presidente Bush estableció el primer comando militar interior desde la guerra civil: el Comando del Norte de EE.UU. (Northcom). Su misión: la “preparación para, la prevención de, la disuasión de, la defensa contra y la reacción ante, amenazas y agresión dirigidas contra el territorio, la soberanía, la población interior, y la infraestructura de EE.UU.; así como la gestión de crisis, la dirección de repercusiones, y otro apoyo civil interior.”
Si suena algo difícil, así lo es.
En los últimos seis años, Northcom ha sido notablemente infructuoso en todo, pero ha expandido su alcance teórico. Al comando le asignaron inicialmente 1.300 personas del Departamento de Defensa, pero desde entonces ha crecido hasta ser una fuerza de más de 15.000. Incluso las críticas sólo parecen fortalecer su papel en el interior. Por ejemplo, un informe de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental [GAO] de abril de 2008 estableció que Northcom no se había comunicado efectivamente con dirigentes estatales y locales o con unidades de la Guardia Nacional sobre sus planes recientemente desarrollados para la reacción ante desastres y actos de terrorismo. ¿El resultado? Northcom dice que entrenará para otoño de este año a su primera unidad de tamaño de brigada de personal militar para ayudar a las autoridades locales a fin de reaccionar ante incidentes químicos, biológicos, o nucleares. Hay que marcarlo en los calendarios.
Más que ninguna otra cosa, Northcom ha suministrado al Pentágono la apertura que necesitaba para entrar vigorosamente a las áreas de desastre interior previamente atendidas por autoridades civiles nacionales, estatales y locales.
Por ejemplo, el director adjunto de Northcom, brigadier general Robert Felderman, se enorgullece de que el comando es ahora el “sincronizador global – el coordinador global – para la gripe de todos los comandos combatientes” de EE.UU. De la misma manera, Northcom ahora patrocina conferencias anuales de preparación para huracanes y asegura a todo el que quiera escuchar que está “preparado para participar plenamente en forma activa” en futuras situaciones similares a Katrina “a fin de salvar vidas, reducir el sufrimiento y proteger la infraestructura.”
Desde luego, el Pentágono es actualmente la parte del gobierno que devora los fondos que de otra manera podrían ser gastados para reforzar obras públicas que datan de la era de la Depresión de EE.UU., que aseguran que el Pentágono tenga suficientes problemas ante los cuales tenga que reaccionar en el futuro.
La Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles, por ejemplo, estima que se necesitan urgentemente 1,6 billones de dólares para convertir la infraestructura de la nación en algo que puede ser protegido, o sea 320.000 millones de dólares por año en los próximos cinco años. Al evaluar los actuales sistemas de suministro de agua, carreteras, puentes, y represas en todo el país, los ingenieros dieron a la infraestructura una serie de notas C y D.
Mientras tanto, los militares vienen marchando. Katrina, por ejemplo, tocó tierra el 29 de agosto de 2005. El presidente Bush ordenó el despliegue de tropas a Nueva Orleans el 2 de septiembre para coordinar la entrega de alimentos y agua y servir como disuasivo contra saqueos y violencia. Menos de un mes después, el presidente Bush solicitó al Congreso que transfiriera la responsabilidad para futuros desastres de los gobiernos estatales y del Departamento de Seguridad Interior al Pentágono.
El mes siguiente, el presidente Bush volvió a ofrecer a los militares como su solución – esta vez ante temores globales sobre brotes del virus de la gripe aviaria. Sugirió que, para imponer una cuarentena: “Una opción es el uso de los militares que son capaces de planificar y actuar.”
Numerosos militares han mostrado frialdad ante tales sugerencias porque ya se hunden bajo el peso de su expansión y de dos guerras debilitantes, igual que el Congreso, preocupado de mantener los derechos de los Estados y el control civil. Ofrecer a los militares como la solución para los desastres naturales interiores y brotes de gripe significa no prestar suficiente atención presupuestaria a otros primeros socorristas. Es poco probable, sin embargo, que Northcom, que ahora viaja en el tren del dinero, sea relegado tranquilamente al olvido en los años por venir.
6. El Pentágono como proveedor de cuidados humanitarios en el exterior: La Agencia para la Ayuda Internacional de EE.UU. [USAID] y el Departamento de Estado han sido tradicionalmente los encargados de reaccionar ante desastres en el exterior; pero, desde las costas devastadas por el tsunami de Indonesia a Myanmar después del reciente ciclón, la catástrofe natural se ha convertido en otra oportunidad presidencial para “enviar a los marines” (por así decir). El Pentágono ha iniciado crecientemente la planificación humanitaria, obteniendo una parte cada vez mayor de las misiones humanitarias de EE.UU.
De Kenia a Afganistán, de las Filipinas a Perú, los militares de EE.UU. son también los que construyen regularmente escuelas y clínicas dentales, reparan carreteras y apuntalan puentes, atienden a niños enfermos y reparten dinero en efectivo y alimentos muy necesitados, todas las cuales fueron otrora responsabilidades civiles.
El Centro para Desarrollo Global establece que el cupo del Pentágono de “ayuda oficial al desarrollo” – pensad en “ganar corazones y mentes” o de “construcción de la nación” – ha aumentado de un 6% a un 22% entre 2002 y 2005. El Pentágono está usurpando rápidamente la actividad de desarrollo de la comunidad de las ONG y de agencias civiles, colocando una cara sonriente a operaciones militares en Iraq, Afganistán y otros sitios.
A pesar de las limitaciones obvias de la conversión de una fuerza entrenada para matar y destruir en un cuadro de cuidadores, el proyecto mili-humanitario del Pentágono recibió un gran estímulo del dinero que fue incautado de los cofres secretos de Sadam Husein. Una parte fue repartida a comandantes locales estadounidenses para que encararan necesidades iraquíes inmediatas y para cerrar tratos en los meses después de la caída de Bagdad en abril de 2003. Lo que fue inicialmente un programa con fines específicos tiene ahora un nombre oficial – el Programa de Reacción de Emergencia de Comandantes (CERP) – y una línea en el presupuesto del Pentágono.
Ante el Comité Presupuestario de la Cámara, el verano pasado, Gordon England, Secretario Adjunto de Defensa, dijo a miembros del Congreso que el CERP era una “iniciativa particularmente efectiva,” y explicó que el programa suministra “fondos limitados pero inmediatamente disponibles” a comandantes militares que pueden gastarlos “para marcar una diferencia concreta en la vida diaria de la gente.” Esto, afirmó, es ahora una “parte clave del enfoque de contrainsurgencia más amplio.” Agregó que sirve el propósito de “complementar iniciativas de seguridad” y que tiene tanto éxito que muchos comandantes lo consideran “el arma más poderosa en su arsenal.”
En realidad, el Pentágono no hace muy bien el trabajo humanitario. En Afganistán, por ejemplo, paquetes de alimentos lanzados por aviones de EE.UU. tenían el mismo color que las municiones de racimo lanzadas también por aviones de EE.UU.; mientras escuelas y clínicas construidas por fuerzas de EE.UU. se convirtieron a menudo en objetivos incluso antes de poder ser utilizadas. En Iraq, resultó que el dinero repartido al grupo sectario de la semana del Pentágono para pozos y generadores era gastado con la misma facilidad para comprar explosivos y AK-47.
7. El Pentágono como virrey global y rey de los cielos: En los años de Bush, el Pentágono terminó dividiendo el globo en “comandos” militares, que son funcionalmente virreinatos. Es verdad que incluso antes del 11-S era difícil imaginar un sitio en el globo en el que no estuvieran los militares de EE.UU., pero hasta hace poco, el continente africano podría haber sido ese sitio.
Junto con la creación de Northcom, sin embargo, el establecimiento del Comando África de EE.UU. (Africom) en 2008, llenó oficialmente el último sitio vacío del Pentágono en el mapa. Un documento militar clave, la Estrategia Nacional de Seguridad de 2006 para EE.UU. mencionó la acción, afirmando que “África posee creciente importancia geoestratégica y es una alta prioridad para este gobierno.” (Pensad en: petróleo y otras materias primas esenciales.)
Mientras tanto, el financiamiento para África bajo el mayor programa de ayuda militar de EE.UU., el Financiamiento Militar Exterior, fue duplicado de 10 a 20 millones de dólares entre 2000 y 2006, y la cantidad de naciones destinatarias aumentó de dos a catorce. El financiamiento para entrenamiento militar aumentó en un 35% en ese mismo período (aumentando de 8,1 millones de dólares a 11 millones). Actualmente, los militares de 47 naciones africanas reciben entrenamiento estadounidense.
En términos de planificación del Pentágono, Africom unifica por primera vez el continente. (Sólo Egipto permanece bajo la tutela del Comando Central de EE.UU.) Según el presidente Bush, esto debería “realzar nuestros esfuerzos por llevar la paz y la seguridad al pueblo de África y promover nuestros objetivos comunes de desarrollo, salud, educación, democracia, y crecimiento económico en África.”
Theresa Whelan, subsecretaria de defensa para asuntos africanos, sigue insistiendo en que Africom no ha sido formado ni para facilitar las guerra (“involucrarse cinéticamente en África”), ni para asignar una porción de las materias primas del continente al estilo del colonialismo del Siglo XIX. “Esto no tiene que ver,” dice, “con una pelea por el continente.” Pero hay una cosa sobre la cual no puede caber duda: Tiene que ver con aumentar el alcance global del Pentágono.
Mientras tanto, por si la Tierra no fuera suficiente, el control de los cielos sigue siendo una posibilidad. En agosto de 2006, sobre la base de documentos anteriores como la Visión para 2020 del Comando Espacial de EE.UU., de 1998. (Que proponía una política de “dominio de espectro completo”), el gobierno de Bush desveló su "política espacial nacional.” Propugnaba el establecimiento, defensa, y extensión del control de EE.UU. sobre recursos espaciales y argumentaba a favor de derechos “ilimitados” en el espacio. El documento también afirmó que “la libertad de acción en el espacio es tan importante para EE.UU. como el poder aéreo y el poder marítimo.”
Como dice el documento: “En el nuevo siglo, los que utilicen efectivamente el espacio gozarán de más prosperidad y seguridad y tendrán una ventaja sustancial sobre los que no lo hacen.” (Los dirigentes de China, Rusia, y otros Estados importante indudablemente oyeron la resonante bofetada del desafío.) Por el momento, la retórica y los planes del gobierno de Bush superan los recursos dedicados a la tecnología de armas espaciales, pero en el presupuesto recientemente anunciado, el presidente asignó casi mil millones de dólares a programas de armas basadas en el espacio.
De todas las fronteras de expansión, tal vez ninguna es más impresionante que las escapadas del Pentágono hacia el futuro. ¿Ofrece el Departamento de Transporte una Visión para 2030? ¿Desarrolla planes la Agencia de Protección del Medio Ambiente para los próximos cincuenta años? ¿Tiene el Departamento de Salud y Servicios Humanos un equipo de profesionales en Power-Point que preparen gráficos dinámicos sobre cómo serán en 2050 los servicios para los adultos mayores?
Esas agencias proyectan presupuestos sólo muy cercanos al próximo decenio. Sólo el Pentágono proyecta el poder y la posibilidad para décadas futuras, colonizando la imaginación con montones de diferentes escenarios según los cuales, continuará controlando cada año cientos de miles de millones de dólares del contribuyente.
Complex [Complejo] 2030, Vision 2020, UAV Roadmap [Mapa de ruta para vehículos aéreos no tripulados] 2030, los Sistemas Futuros de Combate del Ejército – los nombres, que parecen interminables, lo dicen todo.
A medida que el reloj cuenta los minutos hasta el 4 de noviembre de 2008, mucha gente está invirtiendo esperanzas (así como dinero y tiempo) en la posibilidad de un cambio en 1600 Avenida Pennsylvania [Casa Blanca]. Pero en lo que tiene que ver con el Pentágono, no hay que contar demasiado con un cambio, no importa quien vaya a ser el nuevo presidente. A fin de cuentas, después de siete años, cuatro meses, y unos pocos días de presidencia de Bush, el Pentágono está profundamente atrincherado en Washington y sigue expandiendo agresivamente. Le ha tomado el gusto a un poder sin rival y a un acceso inigualable al tesoro de EE.UU. Es una institución que ha escapado al equilibrio de poderes de la nación.
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Frida Berrigan es Asociada Principal de Programas de la Iniciativa Armas y Seguridad de la New America Foundation. Es columnista de Foreign Policy in Focus y editora colaboradora de la revista In These Times. Es autora de informes sobre el tráfico de armas y derechos humanos, la política de armas nucleares de EE.UU., y la política interior de defensa de misiles de EE.UU. y la política de armas espaciales. Para contactos, escriba a: berrigan@newamerica.net.
Copyright 2008 Frida Berrigan
http://www.tomdispatch.com/post/174936/frida_berrigan_the_pentagon_takes_over

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Y el vencedor es... ¡el Lobby de Israel!






Pepe Escobar
Asia Times
04-06-2008
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Están todos presentes – y listos para celebrar. Los tres candidatos presidenciales de EE.UU. - John McCain, Hillary Clinton y Barack Obama. La señora presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi. La mayoría de los senadores de EE.UU., y virtualmente la mitad del Congreso de EE.UU. La esposa del vicepresidente Dick Cheney. Lynne. La Secretario de Estado Condoleezza Rice. El asediado primer ministro israelí Ehud Olmert. Y una multitud de pesos pesados políticos y académicos judíos y no-judíos, entre los 7.000 participantes.
Un tal poder electrizante, una semejante versión de los Oscar en Washington, es una cualidad exclusiva del AIPAC – el Comité Estadounidense Israel de Asuntos Públicos, el actor crucial en lo que generalmente es conocido como el lobby de Israel, que realiza esta semana en Washington su Conferencia Política anual, en la que presentarán conferencias la mayoría de las personas de influencia.
Pocos libros en los últimos años han sido tan explosivos o controvertidos como “The Israel Lobby and US Foreign Policy” [El lobby de Israel y la política exterior de EE.UU.], escrito por Stephen Walt de la Universidad Harvard y John Mearsheimer de la Universidad de Chicago, publicado en 2007. En esa obra, los profesores Walt y Mearsheimer argumentaron el caso del lobby israelí no como “una cábala conspirativa que ‘controla’ la política exterior de EE.UU.”, sino como un grupo de intereses extremadamente poderoso, compuesto de judíos y no judíos, una “coalición amplia de individuos y organizaciones que trabajan incansablemente por mover la política exterior de EE.UU. en la dirección de Israel.”
Walt y Mearsheimer también expusieron el argumento crucial de que “cualquiera que critique las acciones de Israel o diga que los grupos pro-Israel tienen una influencia significativa sobre la política de EE.UU. en Oriente Próximo enfrenta una buena probabilidad de ser calificado como antisemita.” Cualquiera, en realidad, que “diga que existe un lobby israelí” también corre el riesgo de ser acusado de antisemitismo.
Todos los candidatos en la Cámara dicen sí.
El candidato presidencial republicano McCain abrirá la francachela del AIPAC de este año; Clinton y Obama la cerrarán el miércoles. El veredicto de Walt y Mearsheimer sobre las amistades peligrosas entre candidatos presidenciales y el AIPAC sigue siendo incuestionable. “No es probable que alguno de los candidatos critique a Israel de alguna manera significativa o sugiera que EE.UU. debería seguir una política más equitativa en la región. Y es probable que los que lo hagan queden al borde de la ruta.”
Veamos lo que dijo en febrero Clinton en una reunión del AIPAC en Nueva York: “Israel es un fanal para lo que es justo en un vecindario ensombrecido por los males del radicalismo, el extremismo, el despotismo y el terrorismo.” Un año antes, Clinton estaba a favor de sentarse y hablar con la dirigencia de Irán.
Y veamos lo que Obama dijo en marzo en una reunión del AIPAC en Chicago; no hay una sola referencia a los “sufrimientos” de los palestinos, como lo había hecho durante la campaña en marzo de 2007. Obama también dejó en claro que no haría nada por alterar la relación EE.UU.-Israel.
No es sorprendente que el AIPAC sea considerado por la mayoría de los miembros del Congreso de EE.UU. como más poderoso que la Asociación Nacional del Rifle o la Federación Estadounidense del Trabajo (AFL) y el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO).
El AIPAC tiene raíces sionistas explícitas. Su fundador, "Si" Kenen, fue jefe del Consejo Sionista Estadounidense en 1951. Fue reorganizado como lobby estadounidense – el Comité Sionista Estadounidense para Asuntos Públicos – en 1953-1954, y luego rebautizado AIPAC en 1959. Bajo Tom Dine, en los años setenta, fue convertido en una organización de masas, con más de 150 empleados y un presupuesto actual de hasta 60 millones de dólares. Dine fue removido posteriormente por no ser considerado suficientemente agresivo.
La dirigencia máxima – en su mayoría antiguos presidentes del AIPAC – es siempre más belicista respecto a Oriente Próxima que la mayoría de los estadounidenses judíos. El AIPAC sólo abandonó su oposición a un Estado palestino – sin apoyarlo – cuando Ehud Barak llegó a ser primer ministro de Israel en 1999.
El AIPAC mantiene una relación muy estrecha con una serie de ‘think-tanks’ influyentes como el Instituto de la Empresa Estadounidense, el Centro para la Política de Seguridad, el Instituto Hudson, el Instituto Judío para Asuntos de Seguridad Nacional, el Foro de Oriente Próximo, el Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC) y el Instituto Washington para Política de Oriente Próximo. Los neoconservadores esparcidos en estos ‘think-tanks’ pueden ser considerados como un microcosmo del lobby favorable a Israel – Judíos y no judíos. (Es importante recordar que Richard Perle, Douglas Feith, David Wurmser y cinco otros neoconservadores redactaron el infame documento “Un cambio limpio” [A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm] dirigido a Benjamin Netanyahu en 1996 – el supremo mapa de ruta para un cambio de régimen incondicional en todo Oriente Próximo.
La casa construida por AIPAC
AIPAC en el Congreso de EE.UU. es ciertamente una fiera salvaje. El ex presidente Bill Clinton lo definió como “sorprendentemente efectivo.” El ex presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, lo calificó de “el grupo de interés general más efectivo en todo el planeta.” El New York Times lo llama “la organización más importante respecto a la relación de EE.UU. con Israel.” El asediado primer ministro israelí Ehud Olmert, antes de su implicación en un escándalo de corrupción, dijo: “Gracias a Dios tenemos al AIPAC, el mayor partidario y amigo que tenemos en todo el mundo.”
AIPAC mantiene un virtual dominio total sobre el Congreso de EE.UU. Otros críticos del lobby de Israel, fuera de Walt y Mearsheimer, también sostienen que el AIPAC impide esencialmente toda posibilidad de un debate abierto sobre la política de EE.UU. hacia Israel. Hay que compararlo con un informe de 2004 del Consejo de Ciencia de la Defensa del Pentágono según el cual “los musulmanes no odian nuestra libertad, más bien odian nuestras políticas.”
Más vale no enojar al AIPAC. Recompensa a los que apoyan su agenda, y castiga a los que no lo hacen. A fin de cuentas, todo tiene que ver con dinero – específicamente con contribuciones a las campañas electorales. De 2000 a 2004, según el Washington Post, los mandamases de AIPAC contribuyeron un promedio de 72.000 dólares cada uno a campañas electorales y comités políticos. Para los políticos favorables al AIPAC, el dinero llueve en todo EE.UU.
Cada miembro del Congreso de EE.UU. recibe el periódico informativo bisemanario del AIPAC, el “Near East Report”. Walt y Mearsheimer subrayan que los miembros del Congreso y su personal “normalmente se vuelven hacia AIPAC cuando necesitan información: Piden a AIPAC que redacte discursos, que trabaje para preparar legislación, que aconseje respecto a tácticas, que investigue, que reúna co-patrocinadores y reúna votos.”
Hillary Clinton aprendió hace tiempo que no debe molestar a AIPAC. Clinton solía apoyar un Estado palestino en 1998. Incluso abrazó a Suha Arafat, la esposa de Yasir, en 1999. Después de numerosas reprimendas, se convirtió repentinamente en una vigorosa defensora de Israel y, años más tarde, apoyó de todo corazón la guerra de Israel contra Hezbolá en el Líbano en 2006. Es posible que Clinton haya recibido la parte principal de las donaciones judías estadounidenses para su campaña presidencial de 2008.
Rice también aprendió los hechos en el terreno. Trató de reiniciar el eternamente moribundo “proceso de paz” cuando visitó Oriente Próximo en marzo de 2007. Antes del viaje, recibió una carta de AIPAC firmada por no menos de 70 senadores, diciéndole que no hablara con el nuevo gobierno palestino de unidad hasta que “reconozca a Israel, renuncie al terror y acepte respetar los acuerdos palestino-israelíes.”
AIPAC e Iraq
Se ha puesto relativamente de moda que algunos miembros del lobby israelí nieguen toda participación en la preparación para la guerra contra Iraq. Pero poca gente recuerda lo que el director ejecutivo de AIPAC, Howard Kohr, dijo al New York Sun en enero de 2003: “El cabildeo silencioso del Congreso para que aprobara el uso de la fuerza en Iraq fue uno de los éxitos del AIPAC durante el pasado año.”
Y en un perfil en el New Yorker de Steven Rosen, director de política del AIPAC, durante en el período previo a la guerra contra Iraq, se señaló que “AIPAC cabildeó al Congreso a favor de la guerra en Iraq.”
Hay que compararlo con un estudio de Gallup en 2007, basado en 13 sondeos diferentes, según el cual un 77% de los judíos estadounidenses se opusieron a la guerra de Iraq, en comparación con un 52% de los estadounidenses en general.
Walt y Mearsheimer afirman que “la guerra se debió en gran parte a la influencia del lobby, y especialmente de su ala neoconservadora. El lobby no es siempre representativo de la comunidad en general por la que frecuentemente afirma que habla.”
AIPAC e Irán
Ahora es la hora de Irán. Walt y Mearsheimer afirman que “el lobby lucha para impedir que EE.UU. dé marcha atrás y busque un acercamiento con Teherán. En su lugar, sigue promoviendo una política cada vez más antagónica y contraproducente.” No difiere en mucho del asediado Olmert, quien dijo a la revista alemana Focus en abril de 2007 que “bastarían 10 días... y 1.000 misiles crucero Tomahawk” para detener el programa nuclear de Irán.
Una medida del poder de Walt y Mearsheimer para afectar reputaciones es que los círculos dominantes sionistas tuvieron que sacar a relucir toda su artillería pesada para refutar una y otra vez sus argumentos.
Walt y Mearsheimer no son ideólogos. Son profesionales de la política de la realidad – que se sienten en su terreno en los altos círculos dominantes de la política exterior de EE.UU. Tal vez el aspecto más fascinador de su libro sea que presentaron cuatro puntos que los círculos gobernantes nunca mencionan en público. Esencialmente son:
EE.UU. ha ya ganado sus principales guerras en Oriente Próximo, contra el nacionalismo laico árabe y contra el comunismo, y ya no necesita tanto a Israel.
Israel es ahora tanto más poderoso que todas las naciones árabes combinadas que puede cuidarse a sí mismo.
El apoyo incondicional para Israel, independientemente de sus vergonzosos actos, daña los intereses de EE.UU., desestabiliza a regímenes pro-EE.UU como el de Hosi Mubarak en Egipto y del rey Abdullah en Jordania, y hace el juego de los radicales salafíes-yihadistas.
Librar las guerras de Israel por su cuenta es el método más seguro para conducir al colapso del poder de EE.UU. en Oriente Próximo.
Parece que Walt y Mearsheimer tampoco aceptan que el petróleo, y la rivalidad con Rusia y China, también hayan jugado un papel crucial en el motivo por el que EE.UU. se lanzó a la guerra en Iraq y podría atacar a Irán en el futuro cercano. En todo caso, sólo gente informada como ellos – con credenciales inatacables en los círculos dominantes – podrían haber comenzado, a los niveles más altos del debate público, una discusión seria del pro-sionismo extremo en la vida pública y política de EE.UU.
Mientras tanto, el poder del lobby parece inexpugnable. En marzo de 2007, el Congreso de EE.UU. trató de agregar una provisión a una ley de gastos del Pentágono que habría exigido que el presidente George W Bush obtuviera aprobación del Congreso antes de atacar a Irán. AIPAC se le oponía enérgicamente – porque consideraba que la legislación “sacaría de la mesa” la opción militar. La provisión fue liquidada. El congresista Dennis Kucinich dijo que se debió al AIPAC.
AIPAC armó un lío en 2002, cuando el tema de la reunión anual fue “EE.UU. e Israel firmes contra el terror.” Todos atacaron al mismo tiempo a Arafat, Osama bin Laden, Sadam Husein, al talibán, Hamas, Hezbolá, Irán y Siria – igual como en la carta del PNAC a Bush en abril de 2002 en la que se afirmaba que Israel también combatía a un “eje del mal” junto con EE.UU.
Durante la francachela del AIPAC en 2004, Bush recibió 23 ovaciones de pie al defender su política hacia Iraq. El año pasado, la estrella fue Cheney, al justificar la “oleada” de las tropas en Iraq. Pelosi estuvo presente, como se debe. Pero fue el pastor John Hagee, cuyo apoyo fue rechazado recientemente por McCain, quien hizo su agosto – a pesar de que Hagee sostiene que el “antisemitismo es el resultado de la rebelión de los judíos contra Dios.”
Sobre Irán, fue Hagee quien definitivamente marcó las pautas: “Es 1938; Irán es Alemania y [el presidente Mahmud] Ahmadineyad es el nuevo [Adolf] Hitler. Debemos detener la amenaza nuclear de Irán y estar osadamente junto a Israel.” Recibió múltiples ovaciones de pie. McCain puede estar seguro de que recibirá el mismo trato este año – y ciertamente no le será difícil mantener el mismo mensaje.
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Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y de “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge.” Para contactos, escriba a: pepeasia@yahoo.com.
(Copyright 2008 Asia Times Online Ltd. All rights reserved.
http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/JF03Ak01.html

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Condolezza Rice tenía razón: nace un nuevo Oriente Próximo




Alberto Cruz
CEPRID
03-06-2008


El acuerdo de Doha para Líbano ha puesto de manifiesto una nueva reordenación del mapa en Oriente Próximo. Tenía razón la Secretaria de Estado de EEUU, Condolezza Rice, cuando en plena guerra de Israel contra Líbano, en el verano de 2006, mientras la aviación israelí bombardeaba las zonas civiles del país árabe, especialmente los barrios shíies de Beirut y las ciudades del sur del país, justificaba la masacre afirmando que se estaba asistiendo “a los dolores del parto de un nuevo Oriente Próximo”. Lo que no soñaba la Rice es que con la victoria de Hizbulá sobre Israel ese nuevo Oriente Próximo iba a ser diferente del diseño imperialista y que, poco a poco, se iba a ir distanciando de la tutela estadounidense y sus agentes en la zona: Arabia Saudita, Egipto y Jordania.
Al igual que está sucediendo en América Latina, en el mundo árabe hay un despertar. A la lucha de los iraquíes, palestinos y libaneses se suma la de los trabajadores egipcios y, en menor medida, pero también merece ser resaltado la de los jordanos en contra de las políticas neoliberales y fondomonetaristas de sus gobiernos. Es el parto del nuevo Oriente Próximo, el de los pueblos.
En política exterior no hay verdades inmutables y quien es hoy un fiel aliado mañana puede verse convertido en un paria. Y al revés. Por lo tanto, si bien no se puede hablar de que la estrategia imperialista en Oriente Próximo haya sido derrotada, sí se puede afirmar que está seriamente debilitada. El mérito inicial hay que atribuírselo a los patriotas iraquíes, que lograron una paralización de la reordenación geopolítica y neocolonial de la zona iniciada con la invasión y ocupación de Irak. Pero el golpe definitivo fue asestado con la derrota de Israel en la guerra del verano de 2006. Desde entonces, Hamás se ha hecho fuerte en Gaza y ahora en Líbano los vencedores son las organizaciones de la alianza patriótica y nacionalista que forman Hizbulá, el Movimiento Patriótico Libre, Amal y toda una pléyade de organizaciones de izquierda que forman parte de la resistencia.
Los EEUU y sus agentes en la zona, como Arabia Saudí, han intentado convertir Líbano en el espejo árabe en el que debían reflejarse el resto de países tras el fracaso de esta estrategia en Irak. En el mes de marzo, el embajador estadounidense en Beirut, Jeffrey Feltman, mostraba sin recato alguno su “disgusto por los continuos y descarados ataques contra las instituciones democráticas de Líbano por aquellos que buscan restaurar la toma de decisiones en Siria” [en referencia a las fuerzas patrióticas y nacionalistas, unánimemente calificadas como pro-sirias por la famosa “comunidad internacional” y sus medios de choque informativos]. El mismísimo George Bush ha venido insistiendo hasta la saciedad, y así lo ha repetido durante su última gira por la zona que vino a coincidir casi en el tiempo con la toma de Beirut por los militantes de Hizbulá y sus aliados, que Líbano es un país en el que “las fuerzas que reciben apoyo de Irán y Siria deben ser enfrentadas y derrotadas”. Ha sido justamente al revés. Las fuerzas prooccidentales, pro estadounidenses y pro saudíes han sido derrotadas en todos los terrenos, en el militar y en el político (1).
En el aspecto militar, tal y como recoge el diario libanés de izquierda As Safir, la toma de Beirut por los militantes de Hizbulá y sus aliados ha tenido, además de un claro mensaje interno demostrando la fragilidad de las estructuras militares de las fuerzas prooccidentales que con tanto empeño estadounidenses, saudíes y jordanos intentaban convertir en el contrapeso de Hizbulá, una vertiente externa: “ha recordado a americanos e israelíes que las aventuras militares tendrían funestas consecuencias” (2). Un hecho que se ha producido, y eso es digno de recordar, pocos días más tarde de que Bush visitase Oriente Próximo y que para este diario ha significado “el último clavo en el ataúd en el que reposa el diseño americano en Oriente Próximo” (3).
En el aspecto político, el hecho de que las fuerzas políticas libanesas hayan alcanzado un acuerdo en Doha para poner fin a la crisis pone de manifiesto que existe una clara voluntad de organizaciones políticas, e incluso de gobiernos, de desafiar, resistir y oponerse al diseño neocolonial y sectario que EEUU, Israel y los aliados reaccionarios árabes intentan imponer en la zona. El nacionalismo árabe, adormecido durante años, vuelve a despertar y ello atisba un nuevo diseño de Oriente Próximo muy alejado de las pretensiones imperialistas.
El fin de la era saudí
El acuerdo al que han llegado las fuerzas prooccidentales libanesas y las patrióticas y nacionalistas ha supuesto una derrota de los intereses de EEUU y sus aliados en la zona, especialmente de Arabia Saudita. Ya durante la reunión de urgencia que celebró la Liga Árabe para tratar el tema, como consecuencia de la toma de Beirut por los militantes de Hizbulá y sus aliados, se produjo un desmarque significativo de las tesis saudíes –que consideraban único responsable a Hizbulá, abogaban por su desarme y pedían una condena expresa de la lucha armada- por parte de varios países árabes como Qatar, Yemen y Argelia.
Mientras la coalición prooccidental “14 de Marzo” insistía en que Hizbulá y sus aliados habían dado “un golpe de Estado”, los saudíes, por boca de su ministro de Asuntos Exteriores, Saud al-Faisal, utilizaban el mismo lenguaje y añadían un nuevo elemento: la comparación entre la invasión por Israel de Beirut en 1982 y lo que estaba sucediendo entre los días 7 y 11 de mayo de este año. El saudí fue más allá de lo que nadie había ido hasta entonces: comparó al secretario general de Hizbulá con el ex primer ministro israelí Ariel Sharon. La coincidencia de argumentos tenía como finalidad crear el clima de opinión necesario para hacer aceptable el envío de fuerzas militares árabes a Líbano (4) ante la debacle de las fuerzas que apoyaban a la coalición que sustentaba al gobierno prooccidental dirigido por Fouad Siniora, rápidamente derrotadas y puestas en ridículo por los militantes de Hizbulá y sus aliados. Los prooccidentales y pro saudíes, de forma especial los representados por el clan Hariri, demostraron lo que realmente son: una impresionante potencia financiera conseguida al calor de la corrupción que conllevó la reconstrucción de Beirut tras la guerra civil pero desprovista de apoyo popular fuera de sus clanes partidarios. A este sector sólo le queda una baza y no es descartable que la utilicen: el reforzamiento de los islamistas, ligados o no a Al Qaeda, y la desestabilización de Líbano utilizando los ataques a las fuerzas de la FINUL como principal factor.
Ante esta situación Qatar, un país que está adquiriendo un papel cada vez más relevante en Oriente Próximo, contando con el apoyo de otros países árabes como los anteriormente mencionados logró neutralizar la escalada intervencionista proponiendo una reunión en su capital, para lo que logró el apoyo formal de la Liga Árabe.
No ha sido una reunión cualquiera, sino que ha sido un sutil y ambicioso toque de atención a las intenciones de Arabia Saudita de convertirse en potencia regional (con la aquiescencia de los EEUU). El acuerdo que ha puesto fin a la crisis libanesa se ha negociado en Doha, la capital, con los qataríes como principales mediadores. El texto del acuerdo comienza de la siguiente manera: “Bajo los auspicios del Emir de Qatar (…) y de los esfuerzos del secretario general de la Liga Árabe (…) y los ministros de Asuntos Exteriores de Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Argelia, Yibuti, Omán, Marruecos y Yemen (…)” (5). Obsérvese que no hay mención de dos países claves hasta ahora en Oriente Próximo, Arabia Saudita y Egipto, y fieles aliados de EEUU, junto con Jordania aunque este país sí estuvo presente en Doha.
Arabia Saudita está herida en su orgullo y derrotada militar –las milicias de sus patrocinados se disolvieron como un azucarcillo en una taza de café ante el empuje de los militantes de Hizbulá y sus aliados- y políticamente. El Acuerdo de Taif de 1990, que puso fin a la guerra civil que durante 15 años ensangrentó Líbano –al margen de la ocupación israelí del sur del país, que terminó en el año 2000 como consecuencia de la guerra de desgaste impuesta por la resistencia liderada por Hizbulá- se alcanzó en esa ciudad saudita y ellos, los saudíes, han venido considerando desde entonces Líbano como un feudo logrando convertir este país en un rehén de su enfrentamiento con Irán. Si alguien debía supervisar lo que sucede en Líbano, tenían que ser ellos. Eso es algo que se ha roto ahora y que va a tener una repercusión importante en el futuro.
Ha sido sintomático que mientras la mayoría de los participantes en la conferencia de Doha retornasen a Beirut uno eligió un destino distinto: Riad. ¿Cuál fue el único dirigente libanés que no retornó a su país para explicar a sus bases el acuerdo? Pues Saad Hariri, el principal dirigente del Movimiento al Futuro (6). Hariri ha dejado claro que quien le mueve es el dinero saudita y que toda su actuación no es otra cosa que la prolongación de la estrategia saudita en Líbano. Tal vez sea el primer ministro del futuro, una vez se celebren las elecciones tal y como ha quedado reflejado en el acuerdo de Doha, de lo que se hablará más adelante, pero su actuación prosaudí queda maniatada y sin margen de maniobra.
La derrota de Arabia Saudita no llega sola. Con la finalidad de impedir, o dificultar la cumbre de Doha los EEUU, junto a Francia y Gran Bretaña, intentaron imponer una nueva resolución al Consejo de Seguridad de la ONU en contra de Hizbulá y su organización armada. Rusia, China, Sudáfrica y Libia se opusieron no solo a esa nueva resolución, sino a cualquier intento de modificación de las resoluciones 1559 (que trata sobre la retirada de las tropas sirias de Líbano y el desarme de Hizbulá y las organizaciones palestinas existentes en los campos de refugiados) y la 1701 (por la que se sancionó el cese el fuego entre Hizbulá e Israel tras la guerra del verano de 2006 y que, también, habla del desarme del movimiento político-militar libanés y los palestinos) como pretendieron los promotores de la fallida iniciativa tras constatar que no contaban con el plácet de estos países para una nueva resolución.
El Consejo de Seguridad ha tenido que contentarse con aprobar una “declaración no vinculante” (7) en la que se acoge con satisfacción el acuerdo de Doha y se recuerdan las anteriores resoluciones el CS de la ONU en las que, aún sin nombrarlas expresamente en esta declaración de la presidencia, se pedía el desmantelamiento y el desarme de todos los libaneses y las milicias extranjeras, término con el que la ONU se refiere a los palestinos de los campos de refugiados.
Los términos del acuerdo
El acuerdo de Doha mantiene la actual estructura de poder en Líbano: un cristiano maronita en la presidencia del país y en la jefatura del Ejército, un musulmán sunita como primer ministro y un musulmán shíi como presidente del Parlamento. Eso ha satisfecho a franceses y estadounidenses pese a que la evolución demográfica del país haya hecho de los shiíes la parte mayoritaria de la población, con un 40% del total de los casi 5 millones de habitantes del país. Aunque esa estructura de poder no se toca, hay una significativa variación que pone al descubierto con toda crudeza cómo los hasta ahora aliados en la coalición prooccidental se abandonan unos a otros para garantizar su parcela de poder.
El acuerdo recoge una nueva reformulación de los distritos electorales de Beirut, lo que aparentemente otorga una cierta ventaja a la fracción suní, prooccidental y prosaudí, que representa Saad Hariri y su Movimiento al Futuro. Eso hace que, muy posiblemente, este personaje se convierta en el próximo primer ministro. Sin embargo, la reordenación de los distritos electorales deja al descubierto un flanco importante: el voto cristiano.
Los cristianos están divididos, unos forman parte de la coalición “14 de Marzo”, la que apoya al gobierno, y otros a la coalición “8 de Marzo”, la que forma parte de la oposición patriótica y nacionalista. La reordenación de los distritos electorales perjudica a los cristianos aliados de Hariri y se sienten traicionados. De forma especial la formación que lidera Samir Yayá, las Fuerzas Libanesas, que con esta nueva formulación apenas conseguiría 2-3 escaños en las próximas elecciones. El bloque prooccidental comienza a hacer agua y eso lo sabe ya todo el mundo.
Las fuerzas patrióticas y nacionalistas son las claras vencedoras. Consiguen menos puestos en el gobierno, pero se garantizan una minoría de bloqueo que hará imposible cualquier medida que no cuente con su aprobación. No se va a discutir el tema de las armas de Hizbulá, lo que invalida cualquier pretensión occidental, amparada por las resoluciones de la ONU o no, de insistir en ese extremo (y aquí hay que reseñar que el nuevo presidente libanés, Michel Suleiman, haya dicho en su discurso de posesión que “es necesaria una fuerte estrategia de defensa para hacer frente a la agresión israelí” y que esta estrategia “debe utilizar las capacidades de la resistencia” (8).
Y, como ha dicho gráficamente en la sesión de investidura de Suleiman el presidente del parlamento libanés, Nabib Berri, “el plan de EEUU [en referencia a lo dicho por Condolezza Rice sobre el parto de un nuevo Oriemte Próximo] no tiene cabida en ningún lugar de Oriente Próximo” (9). Como dato clarificador de ello, la fecha elegida para nombrar a Suleiman nuevo presidente de Líbano ha sido el 25 de mayo. Ese día del año 2000 los soldados israelíes abandonaban el sur de Líbano empujados por una heroica resistencia patriótica liderada por Hizbulá. Ya sólo queda como territorio ocupado en Líbano las granjas de la Shebaa y las colinas de Kafar Shuba.
No es extraño, por tanto, que Israel sienta el hecho como una nueva derrota. Después de preguntarse, y al mundo que quién sería capaz de parar a Hizbulá cuando esta organización y sus aliados tomaron Beirut (10), ahora considera que el precio que se ha pagado a Hizbulá es demasiado alto: “el control a largo plazo, de facto, de Líbano” (11).
Notas:
Alberto Cruz, “Egipto y Líbano: dos huelgas, una estrategia y una realidad” http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article128
As Safir, 22 de mayo de 2008.
Ibid.
Alberto Cruz, Cuatro días que estremecieron Oriente Medio” http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article132
The Daily Star, 22 de mayo de 2008.
Ibid.
Declaración de la Presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU S/ PRST/2008/17, 22 de mayo de 2008.
The Daily Star, 26 de marzo de 2008.
Ibid.
Haaretz, 12 de mayo de 2008.
Haaretz, 26 de mayo de 2008.
Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor. Especializado en Relaciones Internacionales.
albercruz@eresmas.com

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Discurso de Seyed Hassan Nasrallah del Día de la Resistencia y la Liberación


28/5/ 2008
Traducción: Raúl González Bórnez
a partir de la versión inglesa de VINEYARDSAKER




En primer lugar, es obligado enviar un gran saludo a cada uno de los puros espíritus de los mártires de la resistencia y de la patria; especialmente al del líder de los mártires de la resistencia, Sayyid Abbas Al Mousawi, al del Sheyj de los mártires de la resistencia Raghib Hareb, y al del estimado hermano que hoy echamos de menos: el líder Al Hach Imad Moughniyah.
Doy a todos ustedes la mejor bienvenida en el octavo aniversario del día de la resistencia y de la liberación. Aquí están todos ustedes llenando la plaza con su presencia y justificando una y otra vez con su realidad e identidad que ustedes son la gente más noble, valiosa y pura que existe.
Dios todopoderoso ha dicho en su libro glorioso:
En nombre de Al.lah, el más compasivo y misericordioso.
En verdad, el Faraón fue un tirano altivo en la tierra. Dividió a la gente de ella en grupos. Debilitaba a uno de ellos, degollando a sus hijos y dejando con vida a sus mujeres. Verdaderamente, él era de los corruptores. Corán, 28:4
Y el Faraón de hoy son los E.E.U.U. e Israel su mano derecha.
Por otra parte, Dios promete:
Nosotros quisimos favorecer a quienes habían sido oprimidos y debilitados en la tierra y les hicimos dirigentes y les hicimos herederos. Y quisimos consolidar su posición en la tierra y hacer ver por medio de ellos al Faraón, a Haman y al ejército de ambos, aquello que temían. Coran, 28:5 y 6
Y Dios todopoderoso dice la verdad.
¡Oh hermanos y hermanas! La celebración de hoy, que es el día de la resistencia y de la liberación de la patria, de la gente y de la nación, coincide con el 60 aniversario de la calamidad y de la pérdida de Palestina, así como del establecimiento de régimen opresor. También coincide con el trigésimo aniversario de la ocupación israelí del sur del Líbano del año 1978 y del establecimiento del territorio ocupado, que fue ampliado posteriormente.
Esta coincidencia ocasional nos ha de llevar a reflexionar doblemente, a revisar y a extraer la lecciones y las conclusiones que faciliten el beneficien al Líbano, así como al mundo islámico y también al árabe.
Aunque esta ocasión posee sus propias enseñanzas intelectuales, emoción, literatura, derechos y éticas, no me extenderé hoy en introducciones. Tenemos mucho que hablar. Comenzando por el Líbano y su resistencia. Ésta última ha demostrado dos estrategias: una estrategia de la liberación y de alejar a los ocupantes; otra de defensa de la patria y de la gente contra cualquier ataque, invasión, o amenaza. Estas son las dos estrategias y puntos de vista de la resistencia: liberación y defensa. Son el mensaje claro y unido de la resistencia en Iraq, Palestina y Líbano a la nación entera.
Como resultado de la invasión israelí del sur del Líbano y de la ocupación de una parte de su tierra en 1978, el Consejo de Seguridad de la ONU emitió la resolución 425. Apostamos a la voluntad de la sociedad internacional y esperamos su puesta en práctica. En aquel momento, se sugirió que el Líbano era demasiado débil para hacer frente a Israel y necesitaría una estrategia árabe unida. Sin embargo, ni la decisión del Consejo de Seguridad fue ejecutada, ni la estrategia árabe apareció por ningún lado. Al contrario, la sociedad internacional y el mundo árabe demostraron su parálisis y la sociedad oficial perdió el deseo de enfrentarles.
Por otro lado, el Imam y líder Sayed Musa Sadr encontró y promovió otra alternativa. Consistió en poner a la gente del sur y del Líbano bajo la protección de Dios todopoderoso y en resistir por cualquier medio posible.
¿Así que, cuál fue el resultado de todas las falsas apuestas? Israel debilitó el Líbano y pensó que era demasiado débil para enfrentarse a ellos. El resultado fue la gran invasión de 1982 que intentó hacer del Líbano una parte de Israel y llevar a cabo otra desgracia.
Lo mismo que hicieron a lo largo de la historia en otros países y naciones, tras la invasión israelí del 1982, el Líbano fue dividido. Lo mismo que hicieron en el caso de Palestina y mantienen relativamente hasta hoy. Eso es aplicable también a Iraq. Así ha sido y será a lo largo de toda la historia.
Con la ocupación, la gente se divide en grupos y categorías:
Una gran cantidad de gente permanece neutral en la primera fase de la ocupación, esperando acontecimientos; otra no siente en absoluto lo que ha sucedido, son los que están disfrutando del poder, los que están gobernando el país: todo esto no tiene importancia y comer, beber y las salidas de los fines de semana son más importantes; otra son los instrumentos baratos, espías y mercenarios, como era el ejército de Antoine Lahád que también era libanés; otra coopera con la ocupación por la identidad de intereses; otra, que suele ser la élite, internamente derrotada y que, en teoría, sólo piensa en limitar las muertes de sus compatriotas al mínimo posible; y todavía existe otra que rechaza la ocupación política y comunicacional, pero que no demuestran ninguna disposición a pagar el precio en sangre que exige el rechazo de la ocupación; sin embargo, existen otros que creen que están humanitaria, ética, religiosa y nacionalmente obligados a liberar su tierra nativa de la ocupación. Muestran toda la disposición a pagar cualquier precio que sea necesario. Ése grupo cree en la resistencia, así que resiste.
Esta división, que no es exclusiva del Líbano, sino una división natural, social e histórica, tiene como consecuencia la pérdida del acuerdo nacional.
Me gustaría decirle a esos que defienden que no existe acuerdo nacional entre la resistencia en el Líbano, Palestina e Iraq, que tampoco existe ningún acuerdo nacional sobre temas como neutralidad, traición, cooperación o descuido. Ninguna opción ha ganado un acuerdo nacional. Cada grupo decide su propia línea y actúa en consecuencia. Eso es verdad en el Líbano también.
Y, como de costumbre, me dirijo a las naciones ocupadas para decirles que ninguna resistencia debe esperar hasta que exista un acuerdo nacional o público, sino que deben tomar sus armas e ir a liberar su tierra, su gente, y sus prisioneros de guerra y conseguir dignidad y gloria. Esto sólo se consigue por medio de las armas, la disposición a dar la sangre y la vida y costosos sacrificios.
La resistencia es una parte del pueblo libanés. Quienes han caído son mártires de diversos grupos, partidos y fuerzas, tanto islámicos como no islámicos. Esta resistencia se ha apoyado en su propia voluntad y esfuerzo y en los hombros de sus jóvenes hombres y mujeres. Era el deber del mundo árabe e islámico haber ofrecido su ayuda, sin embargo, muchos han fallado. Quienes se han adelantado han sido Siria, la República Islámica de Irán y muchas otras fuerzas vivas del mundo árabe e islámico. Así fue como alcanzamos la primera victoria en 1982-1985, y como fue alcanzada otra victoria histórica el 25 de mayo de 2000: una victoria brillante para el Líbano, el pueblo árabe y la nación y una derrota completa y clara para Israel y su gran proyecto de expandirse del Nilo al Éufrates.
Israel se ha encontrado tajantemente frenado en el sur del Líbano y en el valle occidental de la Becca; los Sionistas han sido humillantemente expulsados. No han conseguido ningún beneficio. Ninguna ganancia. Ninguna garantía. Por tanto, la estrategia de liberación adoptada por la resistencia ha triunfado, mientras que la estrategia opuesta, que comenzó en Madrid, no ha conseguido ni siquiera un palmo de la tierra libanesa. La estrategia de esperar y ver había fortalecido a nuestro enemigo y había debilitado y desesperado a nuestro país. Conclusión: ha sido la estrategia de la liberación adoptada por la resistencia la que tuvo éxito en el 2000.
Después de la calamidad 1984, los palestinos aguardaron desesperado la ayuda de los árabes y de la sociedad internacional. Esperaron para alcanzar por lo menos una estrategia árabe.

Mientras, en Iraq, América ha estado jugando a la ocupación y al juego democrático. Lo qué está ocurriendo allí es que hay una ocupación y un evidente monopolio americano de los recursos de ese país. Los objetivos de la ocupación están hoy muy claros. ¿Cómo sucedió? En el período posterior a la invasión, dividieron a los iraquíes también en dos grupos relativamente grandes, como hicieron en otras naciones ocupadas que mencioné antes. Un grupo eligió el proceso político y el otro la resistencia y específicamente la resistencia armada. De acuerdo con nuestra experiencia religiosa, ideológica, intelectual y política, así como con la realidad, Hisbolá nos decantamos por la resistencia. Quienes han apoyado el proceso político han consumido mucho tiempo y hoy enfrentan una prueba realmente difícil y dura: ¿Qué harán frente a las pretensiones Norteamericanas de imponer a los iraquíes sus propios objetivos? Ahora, quieren la firma del gobierno iraquí y del parlamento.
América ha abierto la puerta a todas las personalidades islámicas y nacionales; es consciente de las amistades y las coaliciones, pero está intentando obtener un gobierno y un parlamento elegidos con la esperanza de que legitimarán su ocupación, soberanía y monopolio sobre Iraq, así como la seguridad de este país, las decisiones políticas, el petróleo y los recursos.
Llegado este momento, se evidencia la realidad de las pretensiones de América. Y quienes son partidarios del proceso político, tanto si son musulmanes sunnitas o shiitas, como si son nacionalistas, están frente a una dura prueba.
Ustedes dicen que han elegido el proceso político para frenar al ocupante y evitar muertes; pero hoy, ustedes enfrentan una gran decisión: ¿Entregarán Iraq a los americanos para siempre? ¿O tomarán la decisión que corresponde a su religión, Islam, su arabismo, su nacionalismo, su ética y su humanidad?
Hoy, en el nombre de todas las personas aquí reunidas y también de toda la gente libre en el mundo árabe y musulmán, llamo a los iraquíes junto con sus direcciones políticas y religiosas a tomar una decisión noble e histórica que impida la definitiva caída de Iraq en manos del ocupante. Todos los grupos de resistencia en Iraq, tal como han hecho en Líbano y Palestina, han derrotado al ocupante en muchas ocasiones. Iraq debe establecer la estrategia de liberación adoptada por la resistencia libanesa y palestina. Ésa es la única puerta de salida para devolver el Iraq herido, pero rico y fuerte, a su gente y a su nación.
La resistencia libanesa también ha mostrado una estrategia de defensa. Eso fue obvio en julio de 2006 cuando apenas unos pocos millares respaldados por su gente estuvieron resistiendo varias semanas al ejército más poderoso. ¡Eso lo ha dicho la misma justicia israelí, el propio informe Vinograd!
Respecto a toda la región de Oriente Medio, no estamos hablando de una estrategia escrita en libros o enseñada en la universidad sino de una estrategia bien ejecutada que ha derrotado al atacante invasor, como su propia sociedad admitió. La guerra de julio ha dado vuelta a la tortilla, ha cambiado la balanza y debilitado las probabilidades de la guerra. De hecho, hermanos y hermanas, ha sido vuestra paciencia, nobleza, valentía y resistencia junto con la sangre de los mártires, quien ha liquidado la guerra israelí y el ataque contra el Líbano y las que eliminaron las probabilidades de la guerra en la región. La probabilidad de la guerra de América contra Irán se ha debilitado y las posibilidades de un ataque a Siria parecer haberse alejado bastante. Esa es la verdad de las lecciones del Líbano que ahora se comienzan a asimilar. Y me quisiera dirigir a los que apuestan a que otra guerra es probable en Líbano y decirles que nosotros somos gente de honor, la gente más noble que existe en este momento ¡Peleamos en la guerra de julio y pelearemos de nuevo en cualquier otra guerra que venga!
Hoy estamos siendo testigos de esa misma estrategia de defensa adoptada en Gaza. Allí, Israel hace frente a una guerra de guerrillas. Estoy seguro que ni la ética israelí ni la opinión pública árabe ni ninguna otra instancia árabe o internacional impiden al ejército israelí su invasión. Israel ha conseguido que George Bush, el Faraón de nuestros días, les de luz verde. Israel cuenta hasta diez debido al noble pueblo y a todos los valerosos grupos de la resistencia en Gaza. Habiendo perdido cualquier posibilidad de encontrar una salida a la situación, Israel está haciendo la guerra a una población empobrecida, muerta de hambre y sitiada. Pero, a pesar del desequilibrio de medios militares y económicos y de apoyo internacional, la estrategia de defensa ha probado su eficacia en Palestina igual que en el Líbano.
George Bush, el Faraón de nuestros días, que pronto desaparecerá de escena si Dios quiere, ha venido a Palestina cerrando los ojos a las calamidades que sufre este país y atacando a todos los movimientos de resistencia de Iraq, Líbano y Palestina y a todos los países que les defienden. Él prometió a los israelíes que Israel celebrará otros sesenta años más de existencia en su 120 aniversario. Bush está muy equivocado y sufrirá un gran desengaño. Israel está llamado a desaparecer. Él también prometió que Hisbolá y todos los movimientos de resistencia serán derrotados. Yo les digo a Bush y a Rice que soñaban con la derrota de Hisbolá, que mientras Hisbolá se mantenga en el camino recto y confíe en Dios y tenga el apoyo de todos vosotros, la más noble de las gentes, ellos serán los derrotados.
En el octavo aniversario del día de la Resistencia y la Liberación llamo a todas las naciones y gobiernos árabes, incluyendo al libanés, ha realizar un serio estudio de una estrategia de la defensa para enfrentar el equilibrio de poder actual en la región. Nosotros aplicamos siempre una estrategia de la defensa nacional, pero hoy necesitamos una estrategia de liberación. Todavía tenemos pendientes de liberación las colinas de Kafer Shoubah y las granjas de Shebaa. Necesitamos una estrategia de la defensa contra cualquier ataque, y una de liberación para liberar a los presos de la guerra, las granjas de Shebaa y las colinas de Kafer Shoubah. Sin embargo, diré que ustedes pueden sentirse libres del deber de liberar a los prisioneros de guerra, pues existe nuestra promesa y compromiso y Dios hará que eso suceda por medio de nuestras manos. Pronto, Samir y sus hermanos estarán aquí.
El 25 del mayo de 2000 me dirigí a las concentraciones de Bint Yebeil diciendo que estamos ofreciendo nuestra victoria a Líbano, a Palestina y a la nación entera. Dije que hemos cumplido nuestro deber y que para nosotros era suficiente recompensa conseguir la satisfacción de Dios. No esperábamos gracias o recompensas. No deseábamos ningún poder. Dijimos que hemos liberado la tierra y dejamos a las autoridades libanesas tomar bajo su responsabilidad su seguridad y el poder judicial, social y económico. ¿Acaso no dijimos que no queríamos tener ninguna responsabilidad en la seguridad o en la gerencia del país? ¿Acaso nuestros actos han estado en contradicción con nuestras palabras? -¡Jamás!
No hemos juzgado a ningún espía. Los entregamos al sistema judicial libanés. No tenemos ninguna presencia militar a lo largo del territorio liberado y, en lugar de ellos, le pedimos al gobierno libanés que asumiera esa función.
Solamente pedimos que se prestase más atención a las necesidades de los pueblos del sur en donde tuvieron lugar las batallas y a los pueblos que han sufrido y que mencione por sus nombres: Baalbek-Al Hermil y Akkar.
¿Qué es lo que ustedes ha hecho? Han transcurrido ocho años y ustedes, sólo ha estado exigiendo una mayor autoridad ¿Alguien les ha impedido cumplir sus obligaciones en los pueblos y en el territorio que tanto ha sufrido?
Los libaneses lo saben, pero quiero que todos los árabes sean conscientes del hecho de que hay ciudadanos libaneses que creen que su ejercicio de la autoridad consiste solamente en la presencia policial y en la recogida de impuestos. El desarrollo, los servicios y el cuidado de las gentes no es algo que les parezca de su responsabilidad.
A quienes argumentan que la resistencia francesa y vietnamita entregaron sus armas a las autoridades de su país, digo que hay algunas resistencias que no han ejercido ni demandado su autoridad aun después de haber conseguido la victoria. Ganamos en 2000, y no pedimos ni siquiera la participación en el gobierno. No pedimos que se modificase el jerárquico sistema político libanés o la convención de Taef. No pedimos la autoridad o la administración. Pedimos que no se monopolizase el uso de la autoridad, y, en lugar de eso, que se actuara de manera justa, se cuidara de la gente, se resolvieran sus problemas sociales y económicos y se protegiera su dignidad.
Renuevo hoy nuestras peticiones. No queremos ni la autoridad, ni el monopolio, ni la imposición de nuestra ideología y proyecto en el Líbano. Creemos que un país tan diverso no podría ser gobernado sin la participación, la presencia, la unidad y la solidaridad de todos sus componentes públicos. Es sobre eso sobre lo que hemos enfatizado. Muchos han intentado distorsionar esta verdad en sus medios de comunicación. Piensan equivocadamente que nos degradarían acusando a Hisbolá de ser seguidores del principio de la Wilayat ul-Faqih (El gobierno dirigido por los doctores de la ley).
Nunca lo negaremos. Declaro hoy, como hice muchas veces antes, que estoy orgulloso de ser un miembro del partido de la Wilayat ul-Faqih, el doctor de la ley justo, sabio, valiente, veraz y sincero. También diré que es ése doctor de la ley quien nos dijo que Líbano es un país diverso y que tenemos que salvar a este país y su diversidad.
A pesar de todo ello, nos acusaron de preparar un golpe, de cambiar la autoridad, y de traer a Siria de nuevo al Líbano.
Exactamente lo mismo que sucedió durante la guerra de julio, América impulsaba el nacimiento del nuevo Oriente Medio, y ahora dice que estamos luchando a favor del expediente nuclear iraní y del tribunal internacional.
La oposición ha probado con su comportamiento tras la retirada de las ilegales disposiciones del gobierno sin autoridad y durante las negociaciones de Al-Doha que tales acusaciones son absurdas. Hisbolá particularmente no ha manifestado sus demandas o condiciones aunque algunas figuras en la oposición sugirieron eso como resultado de su propio análisis político. No lo hicimos. Fuimos a Doha a rescatar al Líbano del peligro de una lucha entre la resistenciay el ejército nacional, del peligro de una sedición sectaria, “de un verano caliente” del Faraón y del Hamán de nuestros días. No lamentamos lo qué sucedió en la política. Aunque nos hayan acusado con declaraciones injustas, propaganda tergiversada y ataques que ofenden, no exigimos ninguna ganancia política. No quiero ahora abrir ese expediente, pero ¿Acaso no es suficiente ese comportamiento para que quienes nos acusan de tener sueños de poder y de monopolio pongan fin a sus acusaciones?
¡Oh, hermanos y hermanas!, Quiero hoy, como hice en Bint Yebeil y en al-Dahiya, hacer un llamamiento a una sociedad verdadera y nacional en la cual nadie quede excluido, se aparte o triunfe sobre los demás. Una oportunidad para que todos los libaneses construya un Estado justo, gobernados por representantes justos y honestos elegidos de manera limpia entre las coaliciones establecidas. Pido que se dé a los libaneses una ocasión de trabajar juntos sin escuchar las voces que proceden del exterior.

Hace algunos días, el consejo ministerial saudí exigió la modificación de ciertas leyes constitucionales para garantizar la identidad árabe del Líbano. No he discutido eso entre mis hermanos en el partido, pero quisiera declarar que yo mismo, un miembro del partido de la Wilayat ul-Faqih, me opongo a cualquier tipo de interferencia extranjera en nuestro país.
Quisiera decirles que más bien deberían hablar de la intromisión americana y occidental en Líbano. Todos nuestros amigos saben bien que a nosotros nadie nos dicta lo que debemos hacer y que somos los responsable de las decisiones que se toman sobre el terreno, en las conversaciones de Al-Doha y en la oposición.
¡Oh, hermanos y hermanas! Tras de los acontecimientos anteriores, me encuentro hoy ante dos opciones: O bien entro en explicar lo que sucedió antes y después de las decisiones o posponemos esta discusión para otra ocasión. He expuesto algo durante la conferencia de prensa realizada el jueves 8 de mayo de 2008 y prefiero hoy no interferir en el contenido del Día de la Resistencia y la Liberación, el día de acuerdo y la elección de vuestro presidente. Pospondré esta discusión y evitaré referirme a la ambigüedad de algunos asuntos y a las injustas acusaciones a la resistencia y a su trayectoria. Han habido heridas abiertas en nuestro lado y en su lado, pero, o nos dedicamos a agrandarlas o tratamos de frenarlas. Para el interés de Líbano, sugiero que cada uno aprenda sus propias lecciones. Para que nadie pueda decir que yo estoy utilizando un lenguaje de vencedor y dominante prefiero abrir este tema cuando sea el momento de la lógica y la consciencia. Permitamos ahora que se habrá una nueva fase para el Líbano. La fase de la boda nacional, árabe e internacional, que comienza el 25 de mayo de 2008.
Hermanos y hermanas, ante los últimos acontecimientos quisiera mencionar los puntos siguientes:
En primer lugar, quisiera agradecer en vuestro nombre a todos los que han ayudado a la realización de este acuerdo.
Gracias a nuestros hermanos árabes, al comité ministerial, a la liga árabe y a su secretario general, al líder y al pueblo de Qatar, a nuestros países amigos, especialmente a Siria y a la República Islámica de Irán y también al Líbano.
En segundo lugar, quisiera reafirmar en nombre de Hisbolá que aceptamos un artículo que diga que ningún grupo utilizará sus armas para conseguir beneficios políticos. Pero oigan esto: las armas de la resistencia tiene como objetivo enfrentar al enemigo, liberar el territorio y a los presos de la guerra y ayudar a la defensa de Líbano, no el de obtener beneficio político alguno.
La pregunta es: ¿Para qué tienen armas otros grupos, para qué las almacenan y se entrenan?
Las armas del Estado, incluyendo las del ejército y las de las fuerzas del interior, son para defender la patria y el Estado, proteger a los ciudadanos y sus derechos y extender la seguridad a lo largo de todo el país. No está permitido utilizar las armas de la resistencia para conseguir ningún beneficio político y eso es igualmente aplicable para las armas del Estado. No está permitido que sean utilizadas para hacer frente a un grupo político interno opuesto, para realizar proyectos externos, que debilitarían al Líbano en su batalla contra el enemigo, o para enfrentar a la resistencia y sus armas. Cada arma, sea de la resistencia o del Estado debe usarse para alcanzar las metas que han sido fijadas.
En tercer lugar, la ley electoral que hemos acordado es mejor que la del 2000, ya que permite la representación relativa de todos los grupos del Líbano. Es un compromiso entre quienes quieren solucionar las crisis de Líbano, con la esperanza de que los libaneses se sienten más adelante y discutan una ley electoral moderna que establezca un Estado. Las demandas de todos los que hablan de la urgencia de construir un Estado desaparecerán conforme nos acerquemos a la aprobación de una ley electoral. La ley electoral es el paso introductorio hacia el establecimiento de un Estado, y rehace su autoridad, gobierno e instituciones.
Cuando algunos intentan establecer una ley que se ajuste a ellos, a su liderazgo, partido o secta, eso indica que no desean realmente un Estado. Acusar a otros no es suficiente, quienes no desean ofrecer a los libaneses una ley moderna y representativa quieren parcelarlo.
De cualquier manera, éste es el compromiso posible con la esperanza que los libaneses puedan llegar a conseguir uno mejor.

Cuarto, la elección del general mayor Michael Soleiman renueva la esperanza de los libanés de tener una nueva era. Su discurso del juramento que oímos ayer expresa el espíritu del acuerdo y el encabezamiento de la fase que viene. Eso es lo que necesita el Líbano: acuerdo, sociedad, cooperación y alejamiento del monopolio.

Quinto. El gobierno nacional no es una victoria de la oposición sobre la autoridad. Es una victoria del Líbano, de los libaneses, de la coexistencia. El proyecto del Estado para este país no se podría construir y tener continuidad a menos que haya acuerdo, cooperación y solidaridad.

Declaré que el propósito de la huelga en Al Soleh de Riyagh, y la Plaza de los mártires era conseguir un gobierno nacional. Sabía que tomaría tiempo. En aquel momento, anuncié “Lo mismo que suelo prometer una victoria, yo prometo otra victoria esta vez”, pero no quise decir con ello que sería una victoria de un grupo sobre otro, porque yo creo que la victoria del Líbano sólo será alcanzada por un gobierno nacional. Y cuando alcanzamos ese acuerdo en las conversaciones de Doha, declaré que no era una victoria de un grupo sobre otro, sino del Líbano. Igual que la victoria del 25 de mayo de 2000 fue una victoria de todo el Líbano, lo son la victoria alcanzada el 2006 y el acuerdo de Doha.
Vamos a hacer un gabinete y, como prometí ,otros grupos de la oposición participarán incluso en la porción que corresponde a Hisbolá. Ése es el Líbano, un compuesto de porciones y de grupos. Vamos a tener la oposición bien representada en este gabinete con la esperanza de que tendremos un gabinete serio y responsable que solucionará los problemas de los libanés que se han hecho viejos aguantando a gobiernos que pasan el tiempo solamente preocupados en cómo ganar las elecciones siguientes.
En sexto lugar, llamo honestamente al movimiento y a los que amaban al mártir y primer ministro Rafik Al-Hariri a beneficiarse de su gran experiencia, pensamiento y horizontes estratégicos referentes al Líbano. Su gran mente le permitió armonizar entre el proyecto de construir el Líbano, el Estado y la resistencia. Líbano fue puesto bajo dos opciones: ser como Hon-Kong destruido o como Hanoi con las tierras ocupadas, la soberanía secuestrada, la dignidad pisoteada y la seguridad en manos de Israel.
Gracias a la mente del Primer Ministro y martir Rafik Al Hariri, la resistencia pudo confirmar que ni Honk-Kong ni Hanoi serán el modelo que se seguirá, sino que estableceremos nuestro propio modelo. Podemos demostrar que somos el país de la construcción, la economía, las sociedades y la producción, junto con una resistencia que no compite con la autoridad del Estado, sino que comparte la responsabilidad que tiene el Estado en la liberación y la defensa de la tierra. Ése era el estilo de la coexistencia entre la resistencia y el primero ministro y mártir Rafik al-Hariri. Quienes sean leales a la herencia de Rafik al-Hariri tienen que mantener vivo este modelo. No estamos llamando a una coalición dual, triple o del cuarteto, sino a la mayor participación posible de todos los grupos políticos en este gobierno y a no monopolizarlo para el beneficio de ninguna secta, posición, autoridad, o institución.
Pido a Dios que nos otorgue un verano agradable y tranquilo. Cooperemos. Dos sueños están dando sombra al Líbano: el verano caliente americano y el verano agradable y tranquilo libanés. Satisfagamos nuestros propios sueños en vez del sueño de nuestro enemigo. Les prometo a ustedes y a todos nuestros queridos amigos en el mundo islámico y árabe que haremos todo lo que podamos para superar la hostilidad, la sensibilidad dañada y las heridas. Construyamos y protejamos Líbano de común acuerdo.
Quisiera dar unas grandes y calurosas gracias a todos sin mencionar nombres. Gracias a la dirección islámica de los Sunnitas en el Líbano y en el mundo árabe e islámico. Gracias a las posturas valerosas de las direcciones religiosas, políticas e intelectuales, que han permitido poner fin al proyecto americano que intenta presentar cualquier conflicto en el mundo como un enfrentamiento sectario.
Gracias a todas las direcciones nacionales de los Drusos, incluyendo a los Bani Maarouf, los hombres resistentes, los jeques, los líderes, los políticos, los periodistas, los grupos y los partidos, por haber declarado que lo que estaba sucediendo no tenía nada que ver con una sedición de los Drusos shiitas.
Gracias a las direcciones nacionales cristianas que anunciaron que la realidad del conflicto político estaba muy lejos de ser de carácter sectario. La misericordia sea con el espíritu de todos los mártires.
Se ha escrito que Hisbolá no está divulgando el número de sus mártires en el acontecimiento pasado. Hay 14 mártires de Hisbolá y dos mártires de las Brigadas libanesas para combatir contra la ocupación (Saraya); un número de mártires del movimiento de Amal; otro número del Partido Nacional y Social Sirio y aún otro de Partido Democrático Libanés.
Para eliminar cualquier ambigüedad, he de decir que los mártires son musulmanes sunnitas y shiitas, cristianos, y drusos.
Estamos orgullosos de todos los mártires. Pero lo sentimos por las víctimas caídas en el otro lado. Fue una batalla con fuego. Hablaremos de este asunto más adelante. Lo que compensa la situación es que la sangre vertida últimamente ha empujado al Líbano al final de un túnel oscuro y largo. Sin esta sangre, Líbano habría sido arrastrado a un punto en donde ningún Estado podría ser establecido. Debemos a estos mártires el haber conducido al Líbano a un nuevo verano, a una nueva fase y a una nueva vida.
Apreciamos, mostramos nuestro respeto y estrechamos nuestras manos para cooperar en la construcción de un Líbano que sea fuerte, valioso, justo y bien protegido. Un Líbano tal alto como sus montañas, tan eterno como sus cedros.

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