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jueves, 11 de febrero de 2010

Turkmenistán reserva sus ventas de gas a China, Rusia e Irán

El presidente de Turkmenistán, Gurbanguli Berdymujamedov (al centro) y el presidente de Irán Mahmud Ahmadinejad (a la izquierda) conversan con Ahamed Mohamad Ali, presidente del Banco Islámico de Desarrollo (a la derecha), durante la inauguración del nuevo gasoducto en Achgabat, Turkmenistán, el 6 de enero de 2010).

Cambio crucial en la geopolítica de oleoductos
por M. K. Bhadrakumar *

El 6 de enero de 2010, Irán y Turkmenistán inauguraban el gasoducto Dovletabat-Sarakhs-Khangiran, un proyecto común de enorme envergadura. Ese gran paso de avance tiene grandes posibilidades de cambiar radicalmente la situación en el «gran ajedrez» del control de la energía. En este caso, Estados Unidos se ha visto marginado por un grupo de competidores que no han recurrido a las agresiones ni a los derramamientos de sangre que los estadounidense desencadenaron sin vacilar sólo para garantizar la seguridad de las rutas de acceso. Si el futuro energético está en el gas, y no en el petróleo, es posible que el control del Medio Oriente tenga que pasar por el de la cuenca del mar Caspio.
En enero pasado, la inauguración del gasoducto Dauletabad-Sarakhs-Khangiran, que conecta el norte de Irán (en la cuenca del mar Caspio) con los yacimientos de Turkmenistán, pasó inadvertida en medio del estruendo de la campaña mediática occidental que pretende que el régimen islámico de Teherán enfrenta una verdadera apocalipsis.

Se trata, sin embargo, de un hecho que puede tener importantes consecuencias en cuanto a la seguridad de la región. En 3 semanas, Turkmenistán decidió destinar la totalidad de sus exportaciones de gas a China, Rusia e Irán. Lo cual implica que no le interesan en lo más mínimo los proyectos que proponen Estados Unidos y la Unión Europea. ¿Serán estos los acordes de una sinfonía orquestada con la participación de Rusia, China e Irán?

Aunque operará inicialmente con un modesto volumen de 8 000 millones de metros cúbicos (8 G.m3) de gas, este gasoducto de 182 kilómetros cuanta con una capacidad anual de 20 G.m3. En Irán, ese volumen de gas puede satisfacer las necesidades de la población de la llanura costera del mar Caspio dando así a Teherán la posibilidad de exportar toda la producción de los yacimientos de gas del sur de Irán.

El contrato satisface plenamente a ambas partes: Achgabat obtiene el control exclusivo de un mercado vecino; el norte de Irán no se verá ya obligado a reducir su consumo por temor a la escasez en el invierno y Teherán puede así destinar a la exportación el excedente de su propia producción. A través de Irán, Turkmenistán puede desarrollar además otras vías de transporte hacia el resto del mundo. Así que Irán tiene grandes posibilidades de gozar plenamente de las ventajas de su posición geográfica, perfecta para servir de terminal a las exportaciones de gas de Turkmenistán.

Estamos asistiendo a una redistribución de las cartas en el plano de la cooperación energética a nivel regional, que deja fuera del juego a las «supermajors» del petróleo [1]. Como de costumbre, Rusia lleva la voz cantante, China e Irán siguen el ejemplo. Rusia, Irán y Turkmenistán ocupan respectivamente el primero, segundo y cuarto lugares en cuanto a la importancia de sus reservas de gas. Mientras tanto, China está llamada a convertirse, en este siglo, en el gran país importador por excelencia. Y todos esos factores tienen consecuencias capitales para la estrategia global de Estados Unidos.

El gasoducto que han construido Irán y Turkmenistán es una burla a la política americana contra Irán. Estados Unidos amenaza con adoptar nuevas sanciones contra Irán y sostiene que «Irán está cada vez más aislado» mientras que Mahmud Ahmadinejad recorre el Asia central en su jet presidencial, es recibido con alfombra roja en Achgabat por el presidente Gurbanguly Berdymujammedov y un nuevo eje económico surge ante nuestros ojos. La diplomacia coercitiva de Estados Unidos no ha dado resultado. Turkmenistán, país cuyo producto nacional bruto (PNB) es de 18,3 millardos de dólares, ha desafiado a la única superpotencia (con un PNB de 14 200 millardos). Y hasta se dio el lujo de tratar el asunto como una cuestión de poca monta.

La cuestión tiene otras ramificaciones. Para empezar, Teherán dice haber concluido con Ankara un acuerdo para exportar gas turkmeno hacia Turquía a través del gasoducto de 2 577 kilómetros que conecta Tabriz (en el norte de Irán) con Ankara. Lo cual confirma que Turquía mantiene una política exterior independiente y que ese país también aspira a convertirse en una pieza fundamental de la distribución de gas hacia los mercados europeos. Europa pudiera entonces perder la batalla por el acceso directo a las reservas de la cuenca del mar Caspio.

En segundo lugar, Rusia no parece inquieta ante la idea de que China logre encontrar fuentes de aprovisionamiento energético en Asia central. La demanda europea de gas ruso ha decaído y los países productores de Asia central se están posicionando en el mercado chino. Las importaciones chinas no deben implicar problemas de aprovisionamiento para Rusia (ya sea en cuanto a su consumo interno o sus exportaciones). La posición de Rusia en el mercado centroasiático de la energía, y alrededor del mar Caspio, es tan sólida que la pone al abrigo de cualquier tipo de escasez de energía.

Lo esencial para Rusia es preservar su estatus de primer proveedor de energía con destino a Europa. Así que, mientras los productores de Asia central no expresen ningún interés acentuado por la construcción de nuevos gasoductos a través del Cáucaso, Rusia no pondrá inconvenientes. Durante su reciente visita a Achgabat, el presidente ruso Dimitri Medvedev normalizó las relaciones entre Rusia y Turkmenistán en cuanto a los asuntos energéticos. Este fortalecimiento de los vínculos con Turkmenistán representa un importante progreso para ambos países.

Factor número 1, la importante mejoría de sus relaciones permite a Turkmenistán mantener sus exportaciones hacia Rusia, cuyo volumen anual es de 30 000 millones de metros cúbicos de gas.

Factor número 2, citando a Medvedev: «Por vez primera en la historia de las relaciones que unen a Rusia y Turkmenistán, el precio del abastecimiento de gas se calculará de forma absolutamente comparable a la de los mercados europeos.» Algunos comentaristas rusos afirman que Gazprom no obtendrá ganancias con la compra del gas turkmeno y que, por otro lado, si Moscú aceptó pagar el precio más alto es porque el Kremlin ha decidido no dejar ni un metro cúbico de gas a la disposición de otros proyectos de gasoducto, y principalmente al Nabucco, proyecto impulsado por Estados Unidos.

Factor número 3, y contrariamente a lo que la propaganda occidental está tratando de hacer creer, Achgabat no ve en el gasoducto chino un posible sustituto de Gazprom. La política de precios de Rusia garantiza que Gazprom siga siendo un cliente insustituible para Turkmenistán. Las negociaciones sobre el precio de venta del gas destinado a China no han terminado todavía, pero la tarifa final nunca podrá competir con la oferta rusa.

Factor número 4, Rusia y Turkmenistán han reiterado sus compromisos de desarrollar el gasoducto transcaspio a lo largo de la costa oriental del mar Caspio y hasta Rusia, gasoducto que contará con una capacidad de 30 000 millones de metros cúbicos. Es evidente que, gracias a las reservas turkmenas y kazajas, Rusia espera centralizar mayores cantidades de gas natural provenientes de Asia central.

Factor número 5, Moscú y Achgabat llegaron también a un entendimiento para la construcción conjunta de un gasoducto este-oeste que debe conectar todos los pozos de gas turkmenos a una misma red para permitir el envío de gas hacia Rusia, China e Irán desde cualquier yacimiento.

Como puede verse, en el contexto de intensificación de los pasos americanos en Asia central, la visita de Medvedev a Achgabat no deja de tener consecuencias en cuanto a la seguridad de la región. Durante una conferencia de prensa común con Medvedev, el presidente Berdymujammedov declaró que Moscú y Achgabat comparten una visión general sobre la situación de la zona, en particular en cuanto al Asia central y la cuenca del Caspio. Subrayó además que ambos países consideran que la seguridad de cada uno de ellos está indisolublemente ligada a la del otro.

Por su parte, Medvedev confirmó la similitud de los análisis de ambos países, que ambos comparten de forma unánime, sobre las cuestiones de seguridad y su voluntad común de trabajar juntos.
Al tratar de evitar a Rusia, de ignorar a China y de aislar a Irán, la estrategia diplomática de desarrollo de los pipelines que aplicó Estados Unidos en la región del Caspio no ha funcionado. Rusia tiene previsto ahora multiplicar por dos sus importaciones de gas desde Azerbaiyán, lo cual obstaculiza todavía más los esfuerzos occidentales por convertir a Bakú en proveedor del Nabucco.

Junto a Rusia, Irán emerge ahora como importador del gas de Azerbaiyán. En diciembre, Azerbaiyán firmó un acuerdo para exportar gas hacia Irán a través del gasoducto Kazi-Magomed-Astara, de 1 400 kilómetros.

El origen de todo esto es el indetenible desarrollo del South Stream y del North Stream rusos, que garantizarán el suministro de gas al norte y al sur de Europa. Los obstáculos que se oponían al North Stream han desaparecido después de su aprobación, en el plano medioambiental, por parte de Dinamarca (en octubre), Finlandia, Suecia (en noviembre) y Alemania (en diciembre). La construcción de ese gasoducto debe comenzar en primavera.

Gazprom, los industriales alemanes E.ON Ruhrgas y BASF-Wintershall, así como Gasunie, una empresa holandesa de transporte de gas, han invertido en total 12 000 millones de dólares con vistas a la construcción del gasoducto North Stream, cuyo trazado evita las vías de tránsito que datan de la época soviética a través de Ucrania, Polonia y Bielorrusia.

Este nuevo gasoducto de 1 220 kilómetros comienza en el puerto de Vyborg, en el noroeste de Rusia, pasa por debajo del mar Báltico y desemboca en el puerto alemán de Greifswald. Con la entrada en funcionamiento de su primer tramo, debe alcanzar el año próximo una capacidad de 27 500 millones de metros cúbicos, para alcanzar el doble de esa capacidad en 2012. El North Stream tendrá una profunda repercusión sobre la geopolítica de Eurasia, las estrategias transatlánticas y los vínculos entre Rusia y Europa.

Es evidente que 2009 ha sido un año histórico en la llamada «guerra energética». Primero, se produjo la inauguración del gasoducto chino por el presidente chino Hu Jintao, el 14 de diciembre; después, el 27 de diciembre, el primer ministro ruso Vladimir Putin inauguró la terminal petrolera cercana al puerto de Najodka, en Siberia occidental (que lo conecta con los nuevos yacimientos de Sibera occidental y de China y con los nuevos mercados asiáticos en el Pacífico, gracias a un importante presupuesto de 22 000 millones de dólares) y, finalmente, el presidente iraní Ahmadinejad inauguró el gasoducto iraní el 6 de enero pasado. Poco a poco, casi todo el mapa energético de Eurasia y de la región del Caspio se ha visto así modificado.

El año 2010 comienza así matizado por una fascinante incógnita:
¿Coordinarán Rusia, China e Irán sus próximas acciones o tratarán al menos de armonizar sus intereses opuestos?
M. K. Bhadrakumar

M. K. Bhadrakumar hizo carrera como diplomático en el ministerio indio de Relaciones Exteriores. Trabajó como diplomático en la URSS, Corea del Norte, Sri Lanka, Alemania, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía.

Los artículos de esta autora o autor



Fuente:

Asia Times Online (China)
Fundada a fines de 1995, la edición en papel de Asia Times, diario anglófono de Hong Kong, desapareció en julio de 1997 y fue reemplazada, en julio de 1999, a un verdadero diario electrónico regional. Su versión en chino, Yazhou Shibao Zaixian, traduce desde 2003 parte de los artículos de la edición en inglés y produce además reportajes originales sobre China.

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la traducción al francés de Nathalie Krieg.

[1] Nota de la Traducción del inglés. En inglés, el término «Big Oil» designa, de forma un poco peyorativa, a las 6 más grandes compañías privadas petroleras a nivel mundial: ExxonMobil (Estados Unidos), Royal Dutch Shell (Holanda), BP (Reino Unido), Chevron Corporation (Estados Unidos), ConocoPhillips (Estados Unidos) y Total S.A. (Francia).


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lunes, 28 de septiembre de 2009

Moscú mantiene su posición sobre las sanciones a Irán


28-09-2009
M K Bhadrakumar
Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Tras un encuentro de una hora celebrado el pasado miércoles en Nueva York con el Presidente ruso Dmitry Medvedev, el Presidente de EEUU Barack Obama declaró que ambos dirigentes “habían pasado la mayor parte del tiempo hablando sobre Irán”. En efecto, eso fue exactamente lo que había anticipado el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.


Por su parte, Medvedev manifestó que ambos dirigentes “habían estado discutiendo sobre toda una serie de cuestiones” y que “habían dedicado mucho tiempo al problema iraní”. Este fue también el avance que dio la secretaria de prensa del Kremlin Natalia Timakova, quien dijo que la parte rusa consideraba la reunión de Nueva York como “un ‘punto de control’ importante después de la cumbre de Moscú de julio” y que las conversaciones “muy probablemente llevarían al logro de acuerdos sobre las cuestiones en conflicto”, en relación a un nuevo acuerdo para la reducción de armamento.

El cambio en el énfasis ya dice mucho. Está claro que el objetivo estadounidense, cuando su administración inició la solicitud de la reunión del miércoles, se dirigía a que Obama hiciera un intento desesperado para persuadir a su homólogo ruso de que aceptara una línea más dura hacia Irán. El Grupo 5+1 entablará conversaciones el próximo 1 de octubre en Ginebra con el negociador principal iraní para asuntos nucleares. El Grupo está compuesto por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas –EEUU, Rusia, China, Francia, Reino Unido- más Alemania.

La parte rusa vio venir la gestión de Obama pero consideró que era una oportunidad útil para promover su agenda y redactar un nuevo tratado de reducción de armas para la fecha límite del 5 de diciembre. Como señaló un comentarista de Moscú: “Es una fórmula de política exterior compleja con un gran número de variables”. Moscú picó alto al proponer que Rusia y EEUU deberían acordar reducir sus armas nucleares a 1.500-1.675 cargas y 500 vehículos de entrega. Pero el Pentágono se ha estado resistiendo a los planes de Obama de reducción de armas nucleares. Se estima que EEUU tiene en estos momentos 2.600 ojivas nucleares de guerra desplegadas para el combate, otras 2.500 en reserva y 4.000 más en espera de ser desmanteladas.

Para los rusos, la cuestión se centraba en cómo Medvedev podría ayudar al presidente estadounidense a avanzar con su agenda de desarme y no proliferación nuclear. Del mismo modo, las presiones para la parte rusa se referían a que tenía que corresponder a la reciente decisión de Obama de abandonar el despliegue de sistemas anti-misiles en Europa Central.

Los creadores de opinión rusos mantienen por lo general los dedos cruzados y cierto escepticismo en cuanto a si Mevdeved se comprometería con cualquier movimiento de EEUU para intensificar las sanciones contra Irán en esta coyuntura. Una voz influyente en la comunidad estratégica rusa, Sergei Karaganov, director del Consejo de Política Exterior y de Defensa, advirtió que no se debía esperar demasiado. “Por supuesto, EEUU tiene derecho a confiar en lograr varios compromisos sobre la cuestión, pero no creo que Rusia acabe aceptándolos. No estamos interesados en echar a perder las relaciones con la potencia emergente de la región [Irán]. No se deben esperar aún grandes avances”, dijo.

En todo caso, tras las conversaciones del miércoles, Medvedev dijo: “Las sanciones apenas llevan a resultados productivos. Pero, en algunos casos, las sanciones son inevitables”. Conviene indicar que añadió: “Finalmente, es cuestión de elegir. Estamos preparados para continuar y trabajar junto a la administración estadounidense tanto sobre un programa nuclear para usos pacíficos iraní como en otras cuestiones”. (Énfasis añadido).

Medvedev subrayó su satisfacción al ver “cambios muy positivos en nuestras relaciones, a través del establecimiento de relaciones de trabajo amistosas y constructivas” que permitan que Rusia y EEUU enfrenten las complicadas cuestiones globales. Las expectativas rusas son por tanto muy altas. Por otra parte, Obama se quedó en la cuestión del problema iraní

Medvedev cede un tanto…

Las conversaciones lograron acordar una fecha tope para un nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas que “reduzca sustancialmente” los misiles y lanzadores nucleares para finales de año. Esa es una ganancia neta para Medvedev en su regreso a Moscú. Pero Moscú necesita sopesar cuidadosamente que Obama es un presidente acosado. Según se informó, Obama tenía que devolver el primer borrador elaborado por el Pentágono sobre la Revisión de la Posición Nuclear por ser demasiado tímido y exigir en cambio una gama de opciones de mayor alcance que le permitiera avanzar con Moscú en su agenda de reducción de armas nucleares, en el régimen de no proliferación y de normalización de relaciones con Rusia.

Para Rusia, el resultado final es que el proceso de reducción de armas es un “elemento esencial de un ‘nuevo comienzo’ en nuestras relaciones con los Estados Unidos”, como dijo Medvedev. Hay un vínculo con el problema iraní en la medida en que el viaje implica avanzar desde un desarme radical por parte de las dos superpotencias nucleares hacia esfuerzos globales más amplios que impidan una mayor proliferación nuclear. (Se ha fijado, para las fechas del 4 al 15 de mayo de 2010, la celebración de una conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación nuclear y el tiempo vuela).

Teniendo en cuenta las crecientes dificultades de Obama con su estrategia global, Moscú se inclinará por ayudar al presidente estadounidense, cada vez más arrinconado en política interior, a emprender la política de desarme. También eso favorece los intereses de Moscú. Está muy claro que, a pesar de todas las reservas acerca de las propuestas de Obama sobre el sistema europeo de misiles antibalísticos que ya pusieron de manifiesto los comentaristas rusos la pasada semana, Moscú no sólo no los ha rechazado sino que Medvedev, acogió positivamente la decisión de Obama.

Tras la reunión de Nueva York, Obama subrayó que, en relación a Irán, compartía con Medvedev los siguientes elementos:

No puede cuestionarse el derecho de Irán a buscar fuentes energéticas pacíficas pero no debe perseguir armas nucleares.
El problema de Irán debe resolverse diplomáticamente.
EEUU se compromete a negociar con Irán “de forma seria”.
Si Irán no respondiera en esas negociaciones serias a nivel de comprometerse a no desarrollar armas nucleares, cabe la posibilidad de imponer nuevas sanciones.
Medvedev consideró la cuestión desde un ángulo distinto, aunque estaba de acuerdo con lo que el presidente estadounidense subrayó:

Se deben centrar los esfuerzos en crear un sistema de “incentivos” que permita que Irán resuelva su programa de fisión nuclear e impida que Irán construya armas nucleares.
Por tanto, Rusia y EEUU, como son dos superpotencias nucleares, deberían enviar “grandes señales” (en el sentido de establecer un ejemplo en el frente por el desarme).
El enfoque debe tratar de “ayudar a Irán a adoptar una decisión justa”.
En principio, las sanciones no tienen por qué producir resultado pero, en algunos casos, pueden resultar inevitables.
Rusia confía en trabajar con EEUU en el tema iraní dentro de un marco global de relaciones bilaterales.
… y Pekín les tranquiliza

Sería útil recordar que hace diez días, durante una entrevista con la CNN, Medvedev expuso con detalle el pensamiento ruso. Dijo: Primero, “Irán necesita una serie de motivos para comportarse de forma adecuada” acerca del programa nuclear. Segundo, el objetivo debería ser asegurarnos que Irán coopera con la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) a la hora de desarrollar su programa de energía nuclear. Tercero, la comunidad internacional debería crear un “sistema de elementos positivos” para que Irán coopere con la AIEA, y “debe presionarse a Irán para que coopere”. Cuarto, en contra de lo que Washington pueda sentir, el 9 de septiembre, Irán ofreció un paquete que representaba una base para negociar. Quinto, el establecimiento de nuevas sanciones debería ser el último recurso. “Sí, desde luego, deberíamos alentar a Irán, pero antes de emprender cualquier acción deberíamos estar absolutamente seguros de que no hay otras opciones y de que nuestros colegas iraníes, por alguna razón, no nos escuchan”, dijo Medvedev.

De forma significativa, Medvedev también defendió enérgicamente las ventas de armamento rusas a Irán, incluido el acuerdo para suministrarle misiles S-300, y afirmó que incluso aunque Rusia no tuviera ningún acuerdo con Irán que le obligue a acudir en su ayuda en el caso de un ataque militar “eso no significa que nos gustara o que vayamos a mantenernos impasibles antes esos posibles desarrollos”.

Por tanto, la gran pregunta, es si el comentario de Medvedev de que “en algunos casos las sanciones son inevitables” representa un cambio político en Moscú. ¿Le “ha arrancado Obama alguna concesión” a Medvedev para considerar nuevas y duras sanciones contra Irán, por utilizar las palabras de Helene Cooper, del New York Times? ¿Se anotó Obama una “victoria clave”, como escribió el Washington Times?

Un encantado Michael McFaul, alto asesor de la Casa Blanca sobre Rusia, presumió: “Estamos en un lugar diferente en las relaciones entre EEUU y Rusia”. En un sombrío escenario político, con la administración estadounidense buscando a tientas una vía en el problema iraní, cualquier indicio parece suficiente para agarrarse a algo y es posible que los rusos no hayan animado a la parte estadounidense en ese sentido. La historia de la diplomacia soviético-estadounidense está llena de momentos de ese cariz.

Seguramente que no hay un cambio tectónico en la posición de Rusia sobre Irán. Podría decirse que no hay nada nuevo en lo que Medvedev dijo en Nueva York. Dijo más de lo mismo en una reunión con los expertos occidentales en Rusia hace un mes; lo explicó después, de forma detallada en la entrevista de la CNN. Pero nadie puede negar que, no obstante, aparecieron en ella elementos suficientes para que la Casa Blanca proclamara –sin que se haya producido respuesta- que Rusia finalmente se inclinaba un poco por imponer sanciones más duras a Irán.

Sin embargo, incluso mientras la Casa Blanca empezaba a saborear el éxito con las seis escasas palabras de Medvedev en su suite del Waldorf Astoria la tarde del miércoles, Jiang Yu, el portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, le amargó la fiesta a los estadounidenses diciendo: “Siempre creemos que las sanciones y las presiones no son la vía adecuada. En el momento actual, eso no propicia los esfuerzos diplomáticos”, dijo Jiang en una reunión informativa en Pekín el pasado jueves.

El Ministro chino de Asuntos Exteriores Yang Jiechi, repitió también la posición de Pekín de que la cuestión del programa nuclear iraní se revuelve mejor por medios pacíficos y mediante el diálogo. Teniendo en cuenta la estrecha coordinación entre Moscú y Pekín en las cuestiones importantes internacionales, China no hablaba sin conocimiento de causa.

En el análisis final, en la nueva resolución aprobada el jueves por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que pedía poner fin a la proliferación nuclear no se nombró a Irán –a pesar de la intensa campaña de EEUU y el Reino Unido- y eso fue porque Rusia y China no permitieron que sucediera. Asimismo, la resolución no consiguió que se autorizaran las inspecciones forzosas de los países de los que se sospechara que estaban desarrollando armas.

M K Bhadrakumar fue diplomático de carrera del Servicio Exterior de la India. Ejerció funciones en la extinta Unión Soviética, Corea del Sur, Sri Lanza, Alemania, Afganistán, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/KI26Ak04.html

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martes, 18 de agosto de 2009

Tensión en Kabul


La elección se convierte en un drama de suspenso para Karzai

M K Bhadrakumar
Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Las actividades de los talibanes acaparan los titulares, al extenderse a las provincias norteñas y occidentales de Afganistán. El asesinato del jefe de policía del distrito Dasht-e-Archi en la provincia norteña Kunduz el miércoles después de que los talibanes invadieron el distrito y asaltaron su cuartel en el centro de la ciudad llega como una revelación.

18-08-2009
Cantidades considerables de “combatientes extranjeros” se han movido hacia el norte con la intención de llegar al Valle Ferghana en Uzbekistán.


La alienación de los asentamientos pastunes en el norte, la división entre uzbekos y tayikos en la región Amu Darya y la continua fragmentación del Jumbish [Movimiento Islámico de Afganistán] de Rashid Dostum son factores que ayudan a los talibanes. En general, por lo tanto, la elección presidencial en Afganistán el 20 de agosto ha asumido una inmensa importancia para la geopolítica de la región.


Karzai podría enfrentar una segunda vuelta…


Pero la elección, cuyo resultado era considerado inevitable, se ha convertido en un drama de suspenso. El presidente Hamid Karzai enfrenta una amenaza existencial de ningún otro que sus mentores de otrora en Washington, mientras su campaña por la reelección entra a su semana final.


EE.UU. realiza una última tentativa de desgaste para asegurar que de alguna manera Karzai no logre asegurar una victoria directa, lo que requeriría una segunda vuelta. La última andanada contra Karzai es el sensacional informe de la revista alemana Stern de que fuerzas especiales británicas requisaron “toneladas” de opio en el complejo habitacional de su hermanastro. Hubo furiosos desmentidos, pero el daño había sido hecho. Una abolladura más en la reputación de Karzai.


Un “cambio de régimen” indoloro depende de un desempeño deslucido de Karzai en la primera vuelta de la elección. La “degradación” sistemática del historial político de Karzai ha erosionado su reputación. Un sondeo de opinión financiado por EE.UU. estableció que Karzai sólo obtendría un 36% de los votos, mucho menos que los 50% que necesita para una victoria directa. El embajador británico en Afganistán, Mark Sedwill, especuló en alta voz en Londres la semana pasada que la elección podría ir a una segunda vuelta. Un funcionario de la Unión Europea en Kabul admitió en privado que la Comisión Electoral Independiente ha comenzado a preparar las boletas para la segunda vuelta.


Simultáneamente, el cruento ataque mediático contra Karzai continúa. Elizabeth Rubin de la revista de The New York Times citó a un funcionario de la inteligencia occidental diciendo: “La familia Karzai tiene opio y sangre sobre sus manos… Cuando la historia analice este período y considere a esa familia, descubrirá una letanía de amplia corrupción que fue tolerada porque Occidente toleró a esa familia.”


Anthony Cordesman, alto analista de política exterior en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, quien acaba de visitar Afganistán para ayudar al comandante estadounidense, general Stanley McChrystal, en la preparación para el estudio del Pentágono de la situación actual, escribió en el periódico Times que el gobierno de Karzai es “corrupto, groseramente sobre-centralizado, carente de capacidad y virtualmente ausente en grandes partes de Afganistán.” En un artículo de la semana pasada en Washington Post, el embajador de EE.UU. en Afganistán, Karl Eikenberry, distanció ostentosamente a EE.UU. de Karzai.


David Kilcullen, antes asesor de contrainsurgencia en Iraq del jefe del Comando Central, David Petraeus, dijo en un discurso la semana pasada en el Instituto de Paz de EE.UU., el influyente think-tank de Washington, después de una visita a Afganistán, que Karzai le recuerda el presidente sudvietnamita Ngo Dinh Diem quien fue asesinado y sacado del poder en Saigón en 1963 en un golpe militar respaldado por EE.UU. durante el gobierno de John F. Kennedy.


Subrayando al potencial para un golpe posterior a la elección, Kilcullen, de quien se dice que posiblemente se una al equipo de McChrystal dijo: “Él [Karzai] es visto como inefectivo; su familia es corrupta; ha alienado a una parte muy sustancial de la población. Parece paranoico e ilusorio y fuera de contacto con la realidad. Algo semejante se decía sobre el presidente Diem en 1963.”


Ahora, eso es verdadera dinamita. Kilcullen está conectado al establishment militar de EE.UU. Por cierto, McChrystal, quien se esperaba presentaría esta semana al presidente de EE.UU. su informe de progreso sobre la estrategia AfPak, fue convocado la semana pasada a una reunión “secreta” en Bélgica con el secretario de defensa Robert Gates y el jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Mike Mullen, y se le dijo que se tomara más tiempo e hiciera su informe sólo después de la votación del 20 de agosto.


Sin duda, el caleidoscopio afgano está cambiando a una velocidad embriagadora. Desde su retorno a Kabul, McChrystal dio una entrevista a los medios exagerando la situación afgana en términos casi apocalípticos. Como es un animal político de primera – como tal vez deberían ser todos los buenos soldados – parecía estar preparando a la opinión estadounidense del interior para algunas decisiones duras.


... mientras EE.UU. patrocina a sus oponentes


Lo que ya es bastante aparente es que los candidatos preferidos de EE.UU. en la arena electoral afgana son el ex funcionario del Banco Mundial y ministro de finanzas Ashraf Ghani y el ex ministro de exteriores Abdullah Abdullah.


Ghani es un aristócrata con una larga línea de antepasados provenientes de la tribu Ahmadzai, una de las tribus pastunas más grandes y poderosas. El abuelo de Ghani llevó al poder al rey Mohammad Nadir Shah (padre del rey Zahir Shah) a inicios del Siglo XX. El hermano de Ghani, Hashmat Ghani, es el actual jefe del gran consejo de loa kuchis y sirve como representante tribal de aproximadamente un cuarto de toda la población afgana.


Por lo tanto, es seguro que Ghani dividirá los votos pastunes que podrían haber sido de Karzai como en la elección de 2004. Los pastunes representan cerca de un 45% de la población afgana.


Del mismo modo, Abdullah que es medio-tayiko y fue asistente del asesinado comandante de la Alianza del Norte, Ahmad Shah Massud, está bien colocado para dividir los votos de la Alianza del Norte que Karzai esperaba obtener gracias a su elección de sus candidatos a vicepresidentes Mohammed Fahim y Karim Khalili. Abdullah es una especie de carta desconocida ya que fue esencialmente un hombre de relaciones públicas en el círculo íntimo de Massud y carecía de apoyo en la base entre los panjshiris. Pero fue favorito de Massud, medio tayiko y carismático. Su capacidad para enfrentar a Fahim es discutible, pero los panjshiris están divididos en la actualidad.


De nuevo, Rashid Dostum, líder uzbeko afgano, quien prometió su apoyo a Karzai, ha sido presionado por los estadounidenses para que vuelva a Mazar-i-Sharif desde Turquía, para movilizar a sus partidarios. En su ausencia Jumbish va a la deriva y Abdullah espera beneficiarse de este hecho. En breve, Abdullah anda alegremente a la pesca entre los grupos de la Alianza del Norte y los antiguos muyahidín que de otra manera se hubieran unido tras la candidatura de Karzai-Fahim-Khalili.


El cálculo estadounidense es que si Karzai es obligado a una segunda vuelta, los votos en su contra se unirían, especialmente en una segunda vuelta contra Abdullah. Las organizaciones mediáticas financiadas por el gobierno de EE.UU. ya han comenzado a dar publicidad a Abdullah.


Un comentario lo elogió:


Mientras numerosos afganos expresan desilusión por la ineficiencia y corrupción que ha plagado el gobierno de Karzai, Abdullah se presenta bajo una bandera de “esperanza y cambio” y se muestra tenaz en que puede cambiar las cosas… Abdullah proyecta la imagen de un afgano moderno que no tiene problemas con su pasado “yihadista” ni con la integración al mundo moderno. La gente que trabajó cerca de él elogia su liderazgo y su pericia diplomática… Respaldado por una formidable maquinaria política, Abdullah es considerado el hombre con la mejor probabilidad… de imponer una segunda vuelta contra Karzai.


Puede sobrevenir una situación ‘parecida a Irán’


No es sorprendente que Abdullah haya ofrecido incluir a Ghani en el nuevo gobierno como primer ministro de facto en línea con una transformación política buscada por Washington. (Karzai hizo una oferta similar pero Ghani la ridiculizó públicamente.


Igualmente, Washington cuenta con la habilidad diplomática de Abdullah para hacer progresar la reconciliación con los talibanes. Dirigió la delegación afgana a la jirga (consejo) regional de paz Afganistán-Pakistán en 2007 y es aceptable para Islamabad. Abdullah, que es medio pastún, fue suficientemente perspicaz como para comprender bastante temprano que su futuro político después de 2001 dependería del patrocinio de EE.UU. y de la aceptación paquistaní y, por ello, jugó hábilmente sus cartas mientras fue ministro de exteriores entre 2002 y 2006.


Karzai se dio cuenta de las crecientes ambiciones de Abdullah y lo despidió – causando la consternación de los estadounidenses – cuando andaba de visita en Washington en 2006 por invitación de la entonces secretaria de Estado Condoleezza Rice. La vida política de Abdullah parecía haber terminado prematuramente. Pero se mantuvo en las sombras sólo para ser devuelto a la atención pública por los estadounidenses, quienes lo invitaron a volver a EE.UU. en 2008 como un estadista afgano vuelto a nacer y fue tratado como una celebridad por los miembros de los think-tank y los responsables políticos. Era obvio que los estadounidenses, que para entonces estaban desilusionados con Karzai, comenzaban a buscar talentos y a coreografiar cuidadosamente el reingreso de Abdullah a la escena central del teatro político afgano.


Por lo tanto, Abdullah dejó de lado su estrecha asociación con Karzai (cuyo nombre él propuso en primera instancia en la conferencia de Bonn en diciembre de 2001 como presidente interino de Afganistán) y se convirtió en uno de los decididos críticos de Karzai. Lo que es más importante, dejó de lado su legado como protagonista crucial en la resistencia anti-talibán de los años noventa y en su lugar se reinventó como un creyente entusiasta en la reconciliación con los talibanes, lo que se ajusta al pensamiento estadounidense y pakistaní.


En comparación, los candidatos a vicepresidente de Karzai, Fahim y Khalili quienes son cercanos a Rusia e Irán, se mantienen escépticos ante los talibanes “moderados”. En circunstancias en las que EE.UU. sigue adelante con la expansión de la OTAN y cuando su estrategia de contención hacia Rusia (y China) en la región centroasiática gana impulso, Washington simplemente no puede permitir una expansión de la influencia rusa e iraní en Kabul. Ha habido un intento de asesinato bien planificado contra Fahim. Fahim evoca fuertes sentimientos de antipatía en Islamabad, en vista de su obstinada actitud anti-talibán, sus antecedentes militares y de inteligencia y sus contactos en capitales regionales.


Por lo tanto, el futuro nos deparará un período de extrema volatilidad. Sin duda, Karzai se niega a tirar la toalla a pesar de los permanentes ataques en su contra en los medios occidentales. Es donde surge el problema. El campo de Abdullah amenaza abiertamente con crear una “situación parecida a Irán” en Kabul si Karzai tiene éxito en la vuelta del 20 de agosto. Si llega a haber violencia, las fuerzas de seguridad afganas dominadas por tayikos tendrán problemas para controlar la situación y las fuerzas extranjeras podrían tener que intervenir, lo que es inmensamente controvertido.

Y por otra parte, si se hace necesaria una segunda vuelta, habrá que fijar una fecha, que no puede ser antes de fines de octubre. Mientras tanto, la combinación Abdullah-Ghani, con estímulo tácito de EE.UU., probablemente cuestionará la legitimidad de que Karzai dirija un gobierno incluso después de la expiración de su mandato el 20 de agosto. Pero es casi seguro que Karzai resista toda exigencia para que renuncie.


Detrás de todo esto asoma la sombría realidad de que la organización política afgana ha sido perdidamente dividida siguiendo líneas étnicas. La campaña electoral ha agravado la lenta polarización étnica. Cada tema política adopta actualmente insinuaciones étnicas. EE.UU. debiera haberlo anticipado y tomado la delantera en la creación de un campo de juego ecuánime pero en su lugar se ha concentrado limitadamente en la salida de Karzai. Por lo tanto, actualmente no hay un árbitro – ni EE.UU., ni Naciones Unidas o la OTAN – que asegure que los contendientes acepten de buenas ganas los resultados declarados. El bazar afgano parece estar convencido de que EE.UU. está amañando de una u otra manera el resultado de la elección según sus prioridades.


Mientras tanto, el papel de los servicios de inteligencia paquistaníes sigue siendo un profundo misterio. Para Islamabad, hay mucho en juego. Ghani goza de una amplia afinidad con Pakistán, ya que una parte significativa de los ahmadzais viven al lado sudoriental de la Línea Durant en Waziristán. Él y Abdullah también fueron educados en Pakistán. Cada vez que Pakistán presenta un aire de indiferencia estudiada ante los eventos en Afganistán, como sucede actualmente, hay motivos para preocuparse.


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El embajador M K Bhadrakumar fue diplomático de carrera en el Foreign Service (Ministerio de Exteriores) indio. Sus puestos incluyeron la Unión Soviética, Corea del Sur, Sri Lanka, Alemania, Afganistán, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía.


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