Jonathan Cook
The National
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
31-05-2010
Con la mayoría de los israelíes asumiendo que una nueva guerra en Oriente Medio está a la vuelta de la esquina, los dirigentes de los colonos están tratando de demostrar a sus compatriotas que las aproximadamente 120 colonias judías ilegales en Cisjordania proporcionarán un refugio indispensable en un momento de emergencia.
Las colonias han hecho planes para acomodar a nada menos que medio millón de israelíes obligados a desplazarse dentro de las fronteras reconocidas del país en caso de encontrarse bajo el fuego de misiles en tiempo de guerra.
En una conferencia pronunciada la semana pasada Naftali Bennett, el presidente del principal consejo de colonos, Yesha, consideró que Cisjordania era el “lugar ideal como refugio de la nación”. Sus palabras llegaron en medio de una semana de simulacros para probar la preparación del país en caso de guerra.
Según el periódico de derecha Jerusalem Post, el plan de los colonos tiene el respaldo de los dos principales organismos que se encargan de la protección de los civiles israelíes, el Comando de Frente Interno y la Autoridad de Emergencia Nacional, así como de los comandantes del ejército en Cisjordania.
Bennett afirmó que las colonias sería una opción popular para los evacuados porque no habían sido atacadas con misiles en confrontaciones recientes, como la guerra de Líbano de 2006 y la operación Plomo Fundido en Gaza hace casi dieciocho meses.
Los observadores han constatado que en los últimos cuatro años Hizbolá ha adquirido misiles de mucho mayor alcance que podrían alcanzar la mayor parte de Cisjordania.
Pero parece que Bennett y los colonos cifran sus esperanzas en el hecho de que los grupos enemigos se resistiría a disparar cohetes contra las colonias al estar situadas tan cerca de las comunidades palestinas.
Hagit Ofran, que observa las colonias para el grupo israelí Peace Now, afirmó que la medida era “un cínico ejercicio de relaciones públicas” destinado a que los colonos se granjearan el cariño de los israelíes ordinarios.
“Es claramente una iniciativa de los colonos que esperan que les proporcione una mayor legitimidad”.
El objetivo de los simulacros nacionales es mejorar la coordinación entre los servicios de emergencia después de que un equipo investigador, el Comité Winograd, fuera severamente criticado por sus fallos durante la guerra de Líbano de 2006, una confrontación con Hizbolá de un mes de duración.
La milicia libanesa respondió al bombardeo por parte de Israel de amplias zonas de Líbano disparando miles de misiles en el norte de Israel, lo que provocó que cientos de miles de israelíes huyeran al sur.
Aunque son el cuarto ejercicio de simulacros que se celebran desde 2006, se cree que es la primera vez que que el medio millón de colonos y sus comunidades, que son ilegales según el derecho internacional, se han incorporado a los escenarios de evacuación.
Los ejercicios durante la semana incluían el rescate de civiles atrapados y heridos, su evacuación de zonas sometidas al fuego de misiles y el reasentamiento de civiles en zonas más seguras.
Se ha informado que [la colonia de] Elon Moreh, donde viven más de mil colonos y que está situada cerca de la gran ciudad palestina de Nablús en el centro de Cisjordania, ha hecho prácticas de “absorber” a refugiados de Tel Aviv heridos en un ataque mortal.
Hubo simulacros similares en los que estuvieron implicados estudiantes en el principal instituto de la colonia de Ariel y en alguna de las cuarenta colonias del municipio de Binyamin que rodean a comunidades palestinas cerca de Jerusalén Oriental y Ramala.
Bennett afirmó que en un ataque real hay planes de proporcionar autobuses blindados para transportar personas desde Tel Aviv y otras zonas densamente pobladas del centro de Israel a Cisjordania. Afirmó que la mayoría de las partes de Israel podían acceder fácilmente a una colonia.
Durante la guerra de Líbano en 2006 la mayoría de los israelíes que huyeron se dirigieron a Eilat, el centro turístico situado más al sur del país, o a Tel Aviv, donde algunos hicieron campos provisionales en sus playas. Se informó de que sólo unas 10.000 personas habían elegido Cisjordania, todos ellos por iniciativa propia.
Pero Bennett afirmó que en la próxima guerra sería diferente.
Las colonias ya han concebido un programa para absorber a 100.000 personas en escuelas, edificios públicos, oficinas y hogares. Afirmó que había también un “escenario extremo” en el que se alojaría a medio millón de evacuados, lo que supone doblar de la noche a la mañana la población de las colonias.
Avi Roeh, presidente del consejo de Binyamin, afirmó que los colonos eran “una población que da” y que se organizarían para que se levantaran rápidamente tiendas de campaña y kits de alojamiento sencillos.
Jeff Halper, presidente del Comité Israelí contra la Demolición de Casas, afirmó que podría haber “cierta lógica” en la afirmación de los colonos de que sus comunidades podrían proporcionar refugio para los ataques de misiles.
“Muchos israelíes huyeron de Tel Aviv durante la Primera Guerra del Golfo [en 1991] pero se instalaron en Jerusalén, probablemente porque pensaron, con razón, que [el dirigente iraquí] Sadam Husein no iba a atacar una ciudad en la que vivía una amplia población palestina e incluía santos lugares islámicos”.
Añadió que los colonos probablemente esperaban “consolidar la idea de que ellos no sólo son ‘el corazón de la nación’, como les gusta llamarse, sino también que están ahí para salvar a los israelíes en una emergencia”.
Los simulacros nacionales culminaron el miércoles [26 de mayo] con casi 3.000 sirenas ululando por todo el país mientras se exhortaba a los israelíes a dirigirse al refugio más cercano, ya fuera público o en su propia casa. Se informó de que casi la mitad de los israelíes habían participado.
Los medios de comunicación israelíes informaron de que las restricciones financieras significan que el ejército sólo tiene el 60% de las máscaras antigás que se necesitan para garantizar que toda la población israelí está protegida en un ataque químico.
Hasta el momento sólo al 5% de los israelíes se les ha proporcionado máscaras tras una convocatoria masiva hace unos pocos años para renovarlas.
Mohammed Zeidan, director de la Asociación de Derechos Humanos de Nazareth, que poco después de la guerra de Líbano en 2006 publicó un informe sobre la discriminación de los ciudadanos palestinos de Israel a la hora de proporcionarles refugios contra las bombas, afirmó que cuatro años después no había habido cambios.
“Sigue sin haber refugios públicos en las comunidades árabes y podemos adivinar quiénes no van a obtener máscaras antigás si no hay suficientes”, afirmó.
Se ha informado de que unos treinta visitantes extranjeros de alto nivel, incluyendo el presidente de la Guardia Nacional estadounidense, Craig McKinley, han observado los ejercicios para aprender para sus respectivos países.
foreign.desk@thenational.ae
Fuente: http://www.thenational.ae/apps/pbcs.dll/article?AID=/20100530/FOREIGN/705299941/1002
lunes, 31 de mayo de 2010
Los israelíes consideran Cisjordania un “refugio” de guerra
lunes, 1 de marzo de 2010
Asentamientos, armas de colonización
Las colonias ocupan un 10% de cisjordania, pero tienen el control fáctico del 60% del territorio
28-02-2010
Erika Jara
Diagonal
Pese a la decisión del Gobierno de Netanyahu de no aprobar durante diez meses la construcción de nuevos asentamientos, la colonización de los territorios ocupados avanza imparable, convertida en un negocio boyante.
Los 200 asentamientos israelíes situados en territorio palestino, incluídos los que se encuentran en Jerusalén Este, son ilegales. Por lo menos así lo determina el artículo 49 de la Cuarta Convención de Ginebra, que prohíbe a la potencia ocupante transferir su población a la tierra ocupada; y así queda ratificado por la resolución 452 de la ONU (1979), el Informe Mitchell (2001) y la Hoja de Ruta (2003), que instan a Israel a frenar inmediatamente la empresa de las colonias. Pero Israel ha hecho siempre oídos sordos: cinco años después del Tratado de Oslo (1993) el número de colonias se había duplicado. Dieciocho meses después de la Conferencia de Annapolis (2007), los permisos de construcción se triplicaron. El último giro estratégico lo marcó el presidente israelí, Benjamin Netanyahu, en noviembre de 2009, con su decisión de restringir la construcción de asentamientos durante diez meses. Los gobiernos mundiales acogieron la iniciativa como un gesto de buena voluntad, pero la iniciativa excluye los proyectos ya en marcha, la construcción en Jerusalén Este y la construcción de edificios públicos. Así, por ejemplo, el Gobierno de Israel ha convertido uno de los colegios del asentamiento de Ariel en universidad, la primera existente en los territorios ocupados. Esto supone mayor inversión estatal para triplicar el tamaño del campus y construir un nuevo edificio para el personal docente, además del aumento de estudiantes israelíes; en estos momentos el colegio posee 11.000 estudiantes, el 70% de los cuales proceden del área de Tel Aviv. Según Jeff Halper, presidente del Comité Israelí Contra la Demolición de Casas (ICAHD), Israel tiene aprobadas ya más casas de las que es capaz de construir en los próximos cinco años. “3.000 viviendas se están construyendo en este momento”, asegura Meir Margalit, concejal de Jerusalén por el partido Meretz. “Los trámites se están acelerando y las máquinas trabajan más rápido. Netanyahu sabe que más pronto que tarde va a tener que negociar y está dejando el máximo número de hechos consumados posibles sobre el terreno”, sostiene.
Un gran negocio
Los asentamientos son la principal arma de colonización de Israel, más efectiva incluso que el ejército: ocupan el 10% del territorio de Cisjordania y Jerusalén Este, pero sus construcciones complementarias –el muro, las carreteras exclusivas para colonos, las áreas militares cerradas, además de los check points– otorgan a las colonias el control fáctico sobre el 60% de la tierra ocupada. Pero el poder no es el único aliciente para el Gobierno israelí: los asentamientos suponen un gran negocio. La adquisición de tierra le resulta económica al Gobierno israelí porque, “en la mayoría de los casos, la confisca ilegalmente a los palestinos”, señala Suhail Jalilieh, analista político del Applied Research Institute de Jerusalén. Para la construcción se emplea mano de obra muy barata, es decir, palestinos, a los que se les paga una miseria y se les niegan la mayoría de los derechos laborales. De las 200 colonias existentes, 140 son residenciales. El Ministerio de Vivienda –el mismo para Tel Aviv que para Cisjordania–, es el que culmina y aprueba el plan urbanístico, ayudado por el Ministerio de Defensa que, con la Administración Civil desplegada sobre Cisjordania, aporta las ideas. Puesto que las personas no pueden comprar tierra y construir sobre ella, deberán ir a adquirir apartamentos donde el gestor de la tierra israelí haya decidido construirlos, y por supuesto pagarle al Gobierno por ellos. Jeff Halper explica que “el Gobierno utiliza a la población según le conviene para instalarla en una u otra colonia y, al haberle salido tan barata su construcción, tanto económica como legalmente, está en condiciones de ofrecerle al comprador todo tipo de incentivos fiscales (hipotecas ligeras, reducción de impuestos) para atraerle al lugar”. Señala que “el 85% de los colonos son económicos y no entienden nada de ocupación; quizá preferirían vivir en Tel Aviv o Jerusalén, pero acaban trasladándose a pisos más baratos en colonias situadas en la orilla cisjordana de la línea verde, es decir, a aquellas que Israel querrá mantener a toda costa en cualquier negociación”. Halper destaca que “hasta la izquierda israelí, que no apoya la ocupación, desea quedarse con los asentamientos principales, como Maale Adumim. El muro es revelador sobre estas intenciones: las colonias que Israel quiere mantener se quedan fuera de su recorrido.”
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OCUPACIÓN. Asentamiento israelí de Har Homa, cerca de Belen. Erika Jara
60 asentamientos industriales
Existen, asimismo, 60 asentamientos industriales. Según Jalilieh, “Israel traslada al territorio ocupado las fábricas más contaminantes (químicas, fertilizantes, mataderos) porque aquí no pagan casi impuestos y no están obligadas a respetar unas normas de medioambiente ni laborales que sí existen en Israel, lo cual supone enormes beneficios para las empresas y para el Gobierno en el caso de las compañías públicas”. Las normas perentorias del derecho internacional obligan a terceros países a no reconocer una situación política ilegal o realizar actos que puedan implicar su reconocimiento pero, lejos de ello, la OLP ha estimado en 100 millones de euros el valor anual de los productos de los asentamientos importados por la Unión Europea. Además, algunos países, como es el caso de España, han firmado acuerdos comerciales con Israel por los que privilegian sus bienes y servicios con impuestos preferenciales. “Esto significa que los fondos públicos del país firmante benefician a estos productos”, aclara Jalilieh. El problema sobreviene cuando Israel quiere ocupar terrenos más polémicos, como Jerusalén Este o espacios cisjordanos que no están situados junto a la línea verde, sino entre poblaciones árabes, como Hebrón.
Crisis energética en Gaza
Tras fuertes presiones, la Autoridad Palestina ha liberado fondos de emergencia para financiar la entrada a Gaza de varios camiones cisterna con combustible, lo que aliviará, aunque sólo por unos días, la grave crisis energética en que está sumida la franja. En noviembre, la Unión Europea dejó de proporcionar los fondos para la adquisición del combustible necesario para el funcionamiento de la central eléctrica de Gaza. El 23 de enero, una de las dos turbinas de la central fue desconectada por falta de combustible, la planta no puede proporcionar energía a más del 50% de la población y el 95% sufre cortes intermitentes en el servicio. La red eléctrica gazatí fue seriamente dañada por los bombardeos de hace un año, y el embargo impuesto por Israel impide la entrada de electricidad a través de la red eléctrica israelí y la importación de combustible.
Burla al Informe Goldstone
que parece una burla al Informe Goldstone, que acusa a Israel de crímenes de guerra y contra la humanidad durante la Operación Plomo Fundido contra Gaza, Israel ha presentado un informe en el que explica que, tras una investigación sobre los hechos, dos militares israelíes han recibido una amonestación por el uso de artillería a distancias cortas sin haberlo consultado con sus superiores. Hasta ahora, estas dos amonestaciones y la condena de un soldado por haber robado una tarjeta de crédito a un gazatí son el único “castigo” contra responsables de una operación militar que mató a 1.400 palestinos e hirió a más de 5.000. En el mismo informe, Israel admite que utilizó fósforo blanco pero afirma que su uso “se ajustó a la ley internacional”, a pesar de que hay pruebas de que fue utilizado contra civiles, algo prohibido por la ley.
Un robo de 1.600 millones
El Estado de Israel ha robado en las últimas cuatro décadas 1.600 millones de euros a los trabajadores palestinos deduciendo de sus salarios cantidades destinadas a beneficios sociales a los que nunca tuvieron acceso, según un estudio realizado por las organizaciones israelíes Centro de Información Alternativa y Kav La’Oved. Según este informe, State Robbery, que se publicará este mes, el 92,4% de estas deducciones se transfirieron al Ministerio de Finanzas israelí y la mayor parte fueron invertidas en proyectos de infraestructuras en los Territorios Ocupados, en beneficio de las colonias. El sindicato Histadrut habría participado en el robo. Según los autores del informe, la cifra aportada en el estudio es conservadora, pues no se ha podido incluir a los palestinos que trabajan en los asentamientos ni a los que lo hacen en la economía sumergida israelí.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Asentamientos-armas-de.html