miércoles, 23 de septiembre de 2009

11 de Septiembre: Entrevista con Eric Raynaud


11 de septiembre, Eric Raynaud: «En Estados Unidos, ningún experto se arriesga ya a defender algún punto en particular de la versión gubernamental»

por Thierry Meyssan
20 de septiembre de 2009

Ocho años después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el periodista Eric Raynaud publica un libro sobre el estado de la oposición a la versión gubernamental en Estados Unidos. Aunque las autoridades se aferran a su versión de los hechos, ningún experto se arriesga ya a apoyar los detalles de esta. Los medios de prensa francófonos, después de haberse tapado ojos y oídos durante todo este tiempo, han dado una buena acogida al libro de Raynaud. Su enfoque despolitizado permite, efectivamente, la reconstrucción de un consenso en el seno de la sociedad y colmar en cierta medida el abismo existente entre la prensa y el público.

Eric Raynaud acaba de publicar 11-Septembre, les vérités interdites (Ediciones Jean-Paul Bertrand).

Thierry Meyssan: Usted acaba de publicar 11-Septembre, les vérités cachées (Ediciones Jean-Paul Bertrand) [En español, 11 de septiembre, las verdades ocultas. Nota del Traductor.]En este libro usted pasa en revista numerosos temas. Pero, ¿cuáles son, en su opinión, los elementos más importantes de que disponemos actualmente y que no se conocían hace 8 años?
Eric Raynaud: Un hecho esencial ha sido, a mi entender, la divulgación del informe de la comisión investigadora instaurada por la administración Bush-Cheney en el verano de 2004. Sus conclusiones eran tan inaceptables, en el plano intelectual, que han despertado la curiosidad de los pensadores, los científicos, los universitarios, los expertos, etc. Los rigurosos trabajos de estos últimos han dado como resultado que hoy, 8 años después de los hechos, están demostrados dos elementos fundamentales. El primero es que ningún avión de pasajeros se estrelló contra el Pentágono. El segundo es que los derrumbes de las torres gemelas [del World Trade Center] no se debieron a los impactos de los Boeing 767 ni a los incendios provocados por el combustible de estos. En realidad, la versión oficial sobre los dos hechos esenciales más espectaculares de aquel 11 de septiembre de 2001 está hoy descalificada.
TM: Es cierto, pero esos elementos ya estaban descalificados antes de la publicación de ese informe. ¿Por qué la publicación del informe cambió la percepción de la opinión pública sobre el tema y dio lugar a las asociaciones de ideas que usted menciona en su libro? 
Quisiera que se entienda bien el sentido de mi pregunta. ¿Por qué lo que yo escribía en 2001-2002 era inaceptable en Estados Unidos y por qué, por el contrario, a partir de 2004 una parte de la opinión pública estadounidense consideró que lo inaceptable era la versión gubernamental?
Eric Raynaud: En efecto, esos hechos ya eran conocidos. Pero sólo lo eran para aquellos que estaban buscando la verdad cada uno por su lado y ellos estaban totalmente marginados. Creo que usted conoce muy bien ese tipo de situación… 
 Las familias de las víctimas, los bomberos de Nueva York, todos los que habían expresado dudas desde el primer día estaban a la espera de ese informe. Ante esa maraña de verdades falsas, de deformaciones de la verdad, de «olvidos» particularmente molestos, todos esa gente saltó a la palestra, por decirlo de alguna manera. Sobre todo porque la credibilidad de gente como David Ray Griffin o Richard Gage y de sobrevivientes que dieron sus testimonios les permitió hacerlo. 
Desgraciadamente para la administración Bush, ese momento coincidió más o menos con la aparición de la web 2.0, que fue un instrumento decisivo en esa lucha. Todos, eficazmente agrupados en asociaciones muy específicas y creíbles, intercambiaban sus informaciones, sus estudios, análisis, etc. La suma de ese enorme trabajo tenía que arrojar como resultado, efectivamente, un cambio en la actitud de la opinión pública ante hechos que se habían vuelto evidentes. 
 Me parece que usted cometió el error de haber tenido razón demasiado temprano sobre el atentado contra el Pentágono. Después de haber tratado de desmontarla por todos los medios, una cantidad considerable de periodistas estadounidenses aceptaron la tesis que usted había presentado. Y ellos mismos lo confiesan hoy en día, como David von Kleist que, después de haber sido un adversario de la tesis que usted expresara anteriormente, se encuentra hoy entre los Truthers [partidarios del movimiento estadounidense por la verdad sobre el 11 de septiembre. Nota del Traductor.] más activos.
TM: ¿No sería posible considerar las cosas desde otro ángulo? Cuando yo emití las primeras críticas no existía una versión gubernamental coherente sino un montón de información fragmentaria proveniente de diversas agencias. Siempre me respondían que yo no había entendido nada. Al tratar de unificar toda esa información fragmentaria en una versión única, la Comisión Presidencial se encontró ante la cuadratura del círculo. Su trabajo demostró esencialmente que era imposible contar esa historia de forma coherente. [La Comisión] incluso evitó abordar numerosos problemas, llegando al extremo de olvidar el derrumbe del Edificio 7.
Eric Raynaud: Yo creo que de todas formas el informe de la Comisión Investigadora estaba condenado al destino que finalmente ha tenido, o sea al rechazo puro y simple por parte de los que estaban esperando lo que iba a decir la administración Bush. Los atentados fueron un conjunto de hechos tan grande, todos de carácter único, con algunos que parecen lógicos y otros que parecen menos lógicos, que resultaba una tarea imposible. Por cierto, George Bush se había dado cuenta de eso cuando rechazó, desde el principio, la creación de aquella comisión. Y cedió únicamente ante la presión popular, pero lo hizo tratando de «soslayar» al máximo: nada de medios, nada de dinero, poco tiempo y un hombre de confianza como director ejecutivo [de la Comisión]. 
A pesar de eso, si dos conocidos periodistas, que trabajan para las mayores cadenas, entre ellos el corresponsal de la CNN en el Pentágono, dicen en vivo en los minutos siguientes al famoso suceso que «ningún avión se ha estrellado aquí», parece difícil que una Comisión Investigadora gubernamental pueda citarlos cuando el gobierno afirma exactamente lo contrario. El problema de la Comisión es que las palabras se las lleva el viento mientras que las imágenes y el sonido grabados van a perdurar. Y se pueden consultar. 
La misma preocupación existe en el caso del Edificio 7. En un informe preliminar, la Federal Emergency Management Agency estipula que «no tiene explicaciones sobre las razones de la caída de este edificio de 186 metros de altura». La agencia gubernamental encargada de continuar la investigación, el NIST, tampoco tiene explicación para esto… Así que se «olvida» la caída de un edificio prácticamente del mismo tamaño que la Torre Montparnasse [de París] a la velocidad de caída libre –6,5 segundos– en un informe de casi 600 páginas… Finalmente, en agosto de 2008, el NIST encuentra una explicación truculenta que no convence a nadie. 
Se trata, en efecto, de lograr la cuadratura del círculo. Por cierto, el presidente y el vicepresidente de esta Comisión expresaron su desacuerdo en un libro que escribieron juntos posteriormente. Al igual que el abogado que fungía como consejero de esa misma Comisión, un ex fiscal federal, que escribió recientemente en un libro que el gobierno lo había obligado a mentir, para llamar las cosas por su nombre.
TM: En un asunto de Estado como este, los testigos dicen ahora lo contrario de lo que habían dicho anteriormente. Usted citaba hace un instante a Jimmy McIntyre, el corresponsal de la CNN en el Pentágono. El 11 de septiembre, él es categórico: ningún avión de pasajeros se estrelló contra el edificio. Pero ese mismo Jimmy McIntyre organiza en abril de 2002 un largo programa especial de la CNN en el que asegura que cuando yo me expreso como lo hago es por antiamericanismo y que es imposible poner en duda que el vuelo 77 se haya estrellado contra el Pentágono. La Comisión escuchó sólo a dos testigos, que se retractaron, y descartó a todos los que insistían en contradecir la versión de la administración Bush. 
A mí me costó mucho trabajo que la gente incorporara a sus análisis el derrumbe del Edificio 7. Varios días después de los atentados, aquel hecho había desaparecido de la memoria colectiva. 
Y observo que la especulación bursátil anterior a favor de la baja, que antecedió al 11 de septiembre, también cayó en el olvido y, como señala usted en su libro, sólo fue mencionada nuevamente debido al escándalo de Madoff. Además, a pesar de todos mis esfuerzos, todo el mundo –incluyendo a los Truthers en Estados Unidos– se obstina en ignorar el incendio del anexo de la Casa Blanca y la comunicación de los atacantes con la Casa Blanca, en la que se usaron los códigos presidenciales, dos hechos ampliamente probados –el primero fue incluso filmado por ABC– y que decidieron al consejero antiterrorista Richard Clarke a poner en marcha el programa de Continuidad del Gobierno. 
¿Cómo se explican todos esos ejemplos de amnesia colectiva?
Eric Raynaud: Sí, James McIntyre se contradijo sin el menor escrúpulo en CNN. A pesar de lo cual sus declaraciones del primer momento siguen estando accesibles. En cambio, el otro colega, Bob Plugh, nunca ha modificado en lo más mínimo su versión.

El 11 de septiembre de 2001, J. McIntyre, corresponsal permanente de la CNN en el Pentágono, reporta en vivo que ningún avión se había estrellado contra el edificio. Posteriormente habrá de retractarse para convertirse en uno de los defensores de la versión gubernamental.
En cuanto a la memoria colectiva, ya se sabe es selectiva y que retiene únicamente –me refiero al público– lo que oye o lee en los medios de prensa. Y los medios estadounidenses, a pesar de tenernos acostumbrados a un mejor desempeño– sólo hicieron su trabajo durante los dos, tres o cuatro días posteriores a los atentados. Lo dice el propio Walter Pinkus, del Washington Post, uno de los veteranos más curtidos de la profesión. 
 Hubo un tránsito muy rápido hacia la «perorata controlada por el gobierno» y lo dramático es que se habla ante todo de las dos torres gigantes que se habían derrumbado y de los 3 000 muertos. Tuvo que pasar, en efecto, mucho tiempo antes de que se admitiera que el derrumbe del Edificio 7 tenía una importancia fundamental, y que era incluso el talón de Aquiles de la versión Bush. Hoy en día, toda la gente que tiene que ver con el tema sabe eso. Pero es verdad que tuvo que pasar mucho tiempo. 
A pesar de eso, todavía hoy, cuando usted pregunta de pronto en una conversación con un grupo de personas, en sociedad, «¿Cuántos edificios se cayeron el 11 de septiembre?», nueve veces de cada diez la respuesta será «dos». 
En cuanto al incendio en el anexo de la Casa Blanca y la utilización de los códigos presidenciales, quizás sea un poco temprano todavía. No porque se trate de información sin importancia, todo lo contrario, sino porque, como dicen, puede ser que haya que darle tiempo al tiempo…
TM: No son esos los únicos hechos que han caído en el olvido. ¿Sabía usted que ninguno de los magnates que tenían sus oficinas en el World Trade Center se encontraba allí aquel día porque estaban en Nebraska, precisamente en la base militar de Offutt, donde Bush se unió a ellos al mediodía. Esa información no estaba en mi libro. La publiqué poco después en el principal diario español, El Mundo, que es también mi editor en España. 
¿Por qué la gente sigue sin querer tomar en cuenta todos los hechos?
Eric Raynaud: Sí, supe que cierto número de «consejos de administración» fueron «descentralizados» del World Trade Center aquel día… lo cual es un elemento realmente importante, sobre todo junto con la información que usted menciona. En eso también creo que cuando la máquina se ponga en marcha –y a mí me parece que está empezando a moverse– todo eso saldrá a la luz. 
 Por mi parte, yo tomé una decisión con mi libro: la de contar lo que realmente sucedió el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, en función de lo que hoy es materia de consenso y con elementos irrefutables que el lector puede verificar por sí mismo. Digamos que creo haber redactado una obra de «sensibilización» sobre lo más espectacular que la gente recuerda de aquellos hechos. Y, según las primeras reacciones que he podido conocer, hay muchos que se han quedado muy sorprendidos. Todo eso es muy duro de admitir, pero es real. Se trata de una etapa. 
Como yo le decía hace un instante, lo demás tiene que venir detrás. Pero es bueno tener todo esto en mente.
TM: Su libro nos muestra que, aunque algunas instituciones defienden aún la versión gubernamental sobre los atentados o algunos expertos apoyan en general las conclusiones [de esa versión], ningún profesional se arriesga ya a defender ningún aspecto en particular. Por ejemplo, se sigue diciendo que Al-Qaeda atacó el Pentágono, pero ya ningún experto se atreverá a decir que identificó los restos de un Boeing en el lugar del crimen. O se habla, e incluso se lleva a la pantalla de cine, la rebelión de los pasajeros del avión desaparecido en Pensilvania, pero ya ningún experto se atreve a citar como auténticas las llamadas telefónicas en las que los pasajeros supuestamente dejaron testimonio de esa rebelión. ¿Cómo explica usted que sigan aferrándose a la versión gubernamental cuando no existe ya ningún elemento que la corrobore?
Eric Raynaud: Yo creo que simplemente no pueden hacer otra cosa. Yo digo en mi libro que la posición de esa gente se ha hecho ya absolutamente insostenible, pero ¿qué alternativa les queda? Ninguna que no sea persistir en la negación o, en el caso de algunos, ser condenados a varios cientos de años de cárcel. 
 Además, eso es exactamente lo que está pasando: ya nadie se arriesga a defender un punto específico [de la versión oficial]. Ayer vi un documental sobre el vuelo 93 y sus numerosas llamadas telefónicas. Es posible que el realizador lo haya hecho de buena fe. Su documental es anterior al proceso contra Moussaoui, donde el propio FBI, al tener que presentar los informes sobre esas conversaciones telefónicas, explicó que en 2001 era técnicamente imposible llamar a tierra con un teléfono celular [o móvil] desde la altitud a la que se encontraba el vuelo 93. Así que, después de una confesión de esa magnitud, es muy difícil encontrar un «experto» que se atreva a discutir eso. 
 No tiene nada de sorprendente que los partidarios de la versión oficial se sigan aferrando a ella a pesar de estar irremediablemente atrapados por pruebas como esa. En cambio, que los medios de prensa que disponen de esas informaciones mantengan ese juego, ya perdido de antemano, sí resulta mucho más sorprendente –si se quiere considerar esa posición como sorprendente. Aunque he notado, en los cuatro o cinco últimos meses, algunos síntomas, intermitentes pero perceptibles, en alguno colegas.
TM: Usted puso especial cuidado en recapitular hechos sin ofrecer ninguna interpretación. Tres hipótesis se distinguen a menudo: o la administración Bush no tenía conocimiento previo de los atentados, o tenía conocimiento pero permitió que se perpetraran, o está implicada en su realización. ¿Cómo se sitúa actualmente la opinión pública en Estados Unidos?

El profesor David Ray Griffin. Este célebre universitario empezó por estudiar el libro de Thierry Meyssan La Gran Impostura con la intención de demostrar que era una estupidez. Pero se quedó estupefacto con todo lo que descubrió en esa obra y se ha convertido en el principal exponente del Movimiento estadounidense por la Verdad sobre el 11 de Septiembre.
Eric Raynaud: La posición de los Trutherts, como David Ray Griffin, uno de sus inspiradores, con quien tuve la oportunidad de reunirme, es muy clara: «It’s an inside job», me dijo sin pestañear. O sea, que se trata de un golpe preparado desde adentro, la tercera hipótesis que usted menciona. Estábamos solos, tomando un café, y me impresionó esa confidencia porque venía de un hombre tan preciso como prudente y astuto en sus declaraciones públicas. 
 Aunque dejo casi siempre que mi lector se forme su propia opinión, tengo que decir que mi convicción al cabo de años de estudios sobre este tema es que la administración Bush estaba perfectamente al corriente de lo que iba a suceder. No son pruebas lo que falta. Pero también un sector de esa administración –del lado de los neoconservadores, claro está– había «acompañado» los atentados. No me imagino a un grupo de islamistas manejando toneladas de nanotermita e instalándolas a su gusto por los tres edificios destruidos. 
 Pero la convicción de Griffin me impresionó. Porque yo sé que él tiene mucho que escribir aún sobre el tema, y que tiene informaciones de primera mano…
TM: En Estados Unidos, el Movimiento por la Verdad sobre el 11 de Septiembre reclama la «reapertura de una investigación». Esos ciudadanos estadounidenses parecen pensar que se trata de un hecho de crónica roja que pudiera ser juzgado algún día por tribunales civiles y que la razón de Estado no existe. Sin embargo, sea cual sea la interpretación que podamos dar a esos hechos, está claro que esos atentados no sólo rebasan el marco del derecho nacional estadounidense sino que caen en el campo del derecho internacional, y que la administración Bush ha hecho de todo para esconder la verdad, ya sea directamente o a través de la comisión investigadora presidencial. ¿Qué significa entonces ese reclamo de una investigación judicial?
Eric Raynaud: Yo soy exactamente de la misma opinión que usted. Lo sucedido el 11 de septiembre de 2001 no fue otra cosa que la fabricación de una justificación para [emprender] operaciones ya planificadas contra Afganistán y, después, contra Irak. Y en mi opinión ese tipo de cosas cae dentro de la jurisdicción de un tribunal penal internacional. 
También pienso que los líderes del Movimiento por la Verdad tienen en mente eso mismo desde hace tiempo. Pero, mientras tanto, los cientos de miles de Truthers anónimos tienen, por su parte, sus propias cuentas que saldar en el terreno judicial y han trabajado como locos para eso: abrir una nueva investigación nacional, lograr que sean condenados todos los que mataron o dejaron matar a 3 000 estadounidenses. Es evidente que eso puede ser un inicio ideal para pasar a una fase internacional, pero también es cierto que se corre el riesgo de que se convierta en una etapa muy, muy larga. 
¿A pesar de ello, piensan los líderes de los Truthers insistir en ese sentido antes de una nueva investigación seguida de grandes juicios? Me parece que no es imposible. Y, en todo caso, nada se opone a una acción de ese tipo, dados los argumentos y pruebas de los que actualmente disponen.
TM: El 11 de septiembre es un hecho estadounidense de consecuencias mundiales. Usted prefirió tratar ampliamente del Movimiento por la Verdad en Estados Unidos y dedicar unos pocos párrafos a las reacciones en el resto del mundo. ¿Significa eso que lo único importante o creíble es lo que pasa en el corazón del Imperio?
Eric Raynaud: Por supuesto que no. Yo escribí este libro precisamente porque los hechos mundiales que fueron consecuencia del 11 de septiembre me parecen absolutamente insoportables. Simplemente, adopté como punto de vista que en Francia no se conoce suficientemente la génesis de este catastrófico principio del tercer milenio. En la Europa francófona, en particular en Francia, sólo se habla de aquel hecho a través del anatema, del insulto y la imprecación. Yo quise proporcionar elementos que sirvan de base a una discusión sana, entre adultos, sobre un hecho que cambió totalmente el mundo. 
 Así que es muy evidente que yo observo con la mayor atención lo sucedido y lo que está sucediendo, la intrusión en el Medio Oriente y los próximos «blancos» del plan, Rusia y China por ejemplo. 
Traté de poner a la gente al tanto de lo que realmente sucedió cierto 11 de septiembre del año 2001. Ahora es probable que me dedique a estudiar otros aspectos del problema. Hay tanto que escribir…
Thierry Meyssan

Leer más...

La locura afgana


Los europeos no siguen a su dirigencia

23-09-2009
Tariq Ali
CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Soldados italianos, británicos y alemanes vuelven de Afganistán a sus países en ataúdes. ¿Por qué? No es por culpa propia, sino porque políticos de centroderecha/centroizquierda los enviaron a librar una guerra imperial por cuenta de Washington.

En Italia, para su vergüenza eterna, Rifondazione votó por continuar la presencia italiana en el Hindu Kush. Die Linke [La Izquierda], en Alemania, cumplió mucho mejor con sus principios en un país en el que un 80% no está a favor, aunque esto sea ignorado por los políticos de la tendencia dominante. En Gran Bretaña e Italia, también, amplios sectores de la población se oponen a la guerra. Sus voces no se oyen en los corredores del poder: Brown y Berlusconi se han convertido en hermanos de sangre.

Cuando los políticos europeos justifican la matanza de afganos y la muerte de sus propios soldados voceando cantilenas en las que pregonan que es necesario salvaguardar a los ciudadanos italianos/alemanes/británicos, expresan falsedades y las mentiras son deliberadas, porque no tienen otra respuesta. Lo mismo vale para Washington. En días en los que las agencias de inteligencia estadounidenses y europeas siguen repitiendo que al-Qaeda ya no constituye una amenaza, pero que el terrorismo sigue siendo un problema, nunca explican en público que mientras más duren las ocupaciones de Iraq y Afganistán, más jóvenes serán atraídos a soluciones de carácter terrorista.

La decisión de Obama de expandir la guerra enviando más tropas a Afganistán y tratando a Islamabad como si fuera Bagdad es un error extremadamente serio.

Está al borde del desastre y no solucionará el problema por más que recurra a la retórica, eche flores y use iniciativas de relaciones públicas. Washington necesita una estrategia de salida de ese país, pero mientras más la retarde mayor será la probabilidad de que ninguna estrategia de salida seria funcione y de que un día, finalmente, las tropas de EEUU tengan que ser retiradas al estilo de Saigón, dejando tras ellas un país en ruinas.

Los ‘talibanes’ afganos representan ahora un aglutinador bajo el cual se han reunido pastunes de diversos colores políticos para resistir y expulsar al invasor. Obviamente, esto significa que Washington trata constantemente de negociar con y de dividir a los talibanes, como hizo con la resistencia en Iraq, pero en Afganistán ha fracasado totalmente. Es difícil derrotar a los nacionalistas pastunes mediante la religión porque en su abrumadora mayoría son suníes. Son difíciles de derrotar ideológicamente porque creen que su causa es justa y el fracaso absoluto en la reconstrucción y re-equipamiento del país ha significado que más y más gente está de acuerdo con ellos, lo que no significa que la reformas sociales funcionen necesariamente, como descubrieran los rusos a un precio inmenso en los años ochenta.

La UE es una entidad sin agallas e inútil en el ámbito político. No puede hablar con una voz, pero sus ciudadanos tienen que aprender a no emular a sus débiles y patéticos políticos, sino a exigir con un vigor creciente la retirada de todas las tropas europeas de Afganistán.

----------

El último libro de Tariq Ali, The Protocols of the Elders of Sodom and other Essays, acaba de ser publicado por Verso.

Fuente: http://www.counterpunch.org/ali09222009.html

Leer más...

Se recrudece la represión militar en Honduras


2 muertos, 30 heridos y cientos de detenidos

23-09-2009

Rebelión/Adital/Agencias

Ya son cerca de 300 los detenidos tras la violenta represión militar y policial que en la mañana de ayer martes se produjo contra la manifestación pacífica de miles de hondureños que celebraban la entrada del presidente Manuel Zelaya al país.

Zelaya obtuvo refugio en la embajada brasileña de Tegucigalpa a la que se cortó el agua, la luz y el teléfono, decretando por parte del gobierno golpista el toque de queda en la ciudad.Los detenidos están siendo trasladados al complejo deportivo José Simón Azcona, en uno de los extremos de la ciudad donde ya hay centenares de heridos y, según Vía Campesina, tres personas asesinadas. En la madrugada hondureña, los cuerpos represivos hicieron uso de armas de fuego, bombas de gas lacrimógeno, gas pimienta y balas de goma contra las personas que se encontraban frente a la embajada brasileña.Por su parte, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió ayer al gobierno de facto hondureño que respetase la Embajada de Brasil en Honduras. El mandatario brasilero también conversó con el Presidente constitucional hondureño, Manuel Zelaya, y le pidió que no diese motivos para que las fuerzas de seguridad invadieran el lugar donde está refugiado. Roberto Micheletti, por su parte, declaró estar en contra de la postura del gobierno brasileño. De acuerdo con informaciones del diario local "El Heraldo", a las 5h de la tarde de ayer, Micheletti se pronunció en cadena nacional de radio y televisión pidiendo a la población hondureña que mantuviera la calma y a Brasil que entregue a Zelaya. "Hago un llamado al gobierno de Brasil para que respete la orden judicial dictada contra el señor Zelaya, entregándolo a las autoridades competentes de Honduras; el Estado de Honduras está comprometido a respetar los derechos del señor Zelaya en el debido proceso", afirmó.Visita de Insulza El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, que tenía que viajar a Tegucigalpa para otro intento de negociación, no visitará finalmente el país. De acuerdo con informaciones de Telesur, el Secretario de la OEA afirmó que no podrá viajar a Honduras. "No hay vuelos a Tegucigalpa", afirmó. Según Insulza, todos los aeropuertos del país están cerrados por orden de Micheletti.
Prosiguen las protestas
«Están utilizando el pretexto del toque de queda para entrar en las colonias más humildes», explicaba el periodista Tim Russo, añadiendo que incluso habían arrojado gases dentro de las casas. Pese a las medidas represivas, los hondureños, siguiendo la tónica de los últimos 87 días, se han echado a la calle para reclamar la restitución del presidente constitucional y montar barricadas que impidieran el paso de las patrullas motorizadas de la Policía que realizaron dichas redadas en los diferentes barrios de Tegucigalpa.
Sobre las expectativas de Zelaya en el devenir de la (hasta ahora) insuficiente actuación de la comunidad internacional, Thomas, periodista del programa «Democracy now», explicó que el presidente electo «confía en que se actúe con determinación» contra Micheletti, pero remarcó que también tiene una gran confianza «en el pueblo, que ha mantenido su lucha a lo largo de estos 86 días».
Vía Campesina en Honduras reporta dos personas fallecidas, más de 30 heridos y cientos de detenidos, producto de la brutal represión que fue objeto hoy a tempranas horas del día las y los manifestantes de la resistencia que se encontraban afuera de la embajada de Brasil.Esdras Amado López, periodista de Canal 36 que en estos momentos se encuentra solo funcionando el audio, informó que el ejército hondureño tomó por asalto las instalaciones de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), por tanto son muchas las comunidades y municipios que se encuentran sin el servicio de energía eléctrica y sin agua potable; así, este régimen militar tiene sometida a toda una población indefensa.
Muchos ciudadanos están denunciando a través de Radio Globo que la persecución es tanta, que llegan a las casas y no solo están capturando a personas que están cerca de la embajada, pues ya se dispersó la mayor parte de gente; ahora están yendo a barrios y colonias capitalinas, principalmente donde viven maestros y personas de la resistencia para capturarlos. De última hora, se supo que capturaron a la abuela de la resistencia, doña Dionisia Díaz, la anciana de 75 años que desde hace 86 días ha estado apoyando incansablemente, acompañando a la resistencia en las diferentes actividades, y sin respetar su condición de anciana le violentaron sus derechos, le amedrentaron, la llevaron presa no se sabe para donde.Se informó que una de las personas fallecidas era un empleado del Instituto Nacional Agrario (INA); la otra persona aún no se sabe de quién se trata. También la ciudadanía hondureña está denunciando que muchos de los heridos están siendo sacados por la policía de los hospitales públicos y no se sabe a donde los están llevando. La comunicación esta difícil: los pocos medios que informan a la población, a cada momento son sacados del aire.Se puede seguir en directo el asedio a la embajada, desde la clandestinidad, a través de: http://www.radioglobohonduras.com/http://radioeslodemenos.blogspot.com/ Otros enlaces:
http://www.telesurtv.net/
http://hablahonduras.com/%3CBR http://www.medioscomunitarios.org/honduras/pag/index.php
http://www.movimientos.org/honduras.phphttp://www.tvpts.tv/enhondurasnopasaran/ Entrevista de Radio Caracol a Manuel Zelaya:Manuel Zelaya dice que está en peligro y que tienen embajada de Brasil “rodeada (http://www.caracol.com.co/oir.aspx?id=882992)

Leer más...

Honduras: Se teme un allanamiento golpista de la embajada de Brasil


Tegucigalpa (ByCR).

De barrio en barrio y boca en boca los hondureños creen que el gobierno golpista de Micheletti se apresta a allanar la embajada brasileña aquí, tras un corte de luz generalizado a las 23:00 hora local.

Desde la represión iniciada en la madrugada del 22 de septiembre contra los manifestantes (unos 4 mil) que apoyan al Presidente Constitucional, Manuel Zelaya Rosales, la sede diplomática está rodeada de militares y policías que desalojaron el grupo principal y trasladaron a muchos a lugares secretos de internamiento o la Villa Olímpica Chochi Sosa con el mismo fin. Hay denuncias de torturas.

Se mantiene el toque de queda que los residentes violan en nombre de la Constitución que los militares pisotean.
A pesar de la férrea censura y los cortes eléctricos y servicios de celulares la a resistencia organizada ha hecho saber que el gobierno de Brasil solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La mayoría de los hondureños entrevistados no confía en las palabras de Micheletti que se declaró dispuesto a dialogar que es lo que solicita Mel Zelaya, pero puso condiciones. Es una de las razones por la que consideran que el golpista miente una vez más y podría llevar adelante el plan de allanar la embajada brasileña.

Lula da Silva se encuentra en Nueva York. El canciller Celso Amorín advirtió que su nación no está dispuesta a tolerar ninguna acción del régimen de facto contra su legación diplomática.

No obstante la sede está rodeada, sufrió un intenso ruido para dañar a los refugiados y personal diplomático y recibió gases lacrimógenos que afectaron a varios allí en horas de la madrugada.

Manifestantes han denunciado que aún hay francotiradores encapuchados y desde varias casas aledañas se sabe que están apostados los militares o paramilitares.

En varias colonias de la capital los residentes han impedido el paso de los militares y se reporta represión, golpizas y detenciones. Uno de esos barrios denominado colonia El sitio carretera Al Valle de Ángeles en Tegucigalpa estaban apostadas patrullas de la policía nacional impidiendo la entrada y salida.

El barrio el Bosque, Buenos Aires, El Picachito y otros aledaños, organizan la Resistencia unida. Se reporta otro herido de bala en la manifestación realizada en el Hato de En medio. Estas acciones se están denunciando en las Redes Sociales de Internet, además.

En el barrio Cabañaz de la ciudad de San Pedro Sula en horas de la tarde la policía irrumpió en varias viviendas de donde fueron sacados a palos una mujer embarazada y dos hombres, a quienes se llevaron en la patrulla M 408 y presuntamente fueron conducidos a la 105 brigada de esa ciudad.

Se supo que Human Rights Watch ha recibido denuncias creíbles de que la policía, a través de un uso abusivo de la fuerza, recurrió a bastones, gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los miles de seguidores de Zelaya que se concentraron fuera de la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde se encuentra refugiado el presidente depuesto, según indican varias agencias.
Etiquetas:


Leer más...