domingo, 21 de junio de 2009

Entrevista al Che y a Fidel en Sierra Maestra


Por el periodista Jorge Masetti, enviado especial de radio El Mundo de Buenos.

- Aquí Sierra Maestra, es este un reportaje exclusivo realizado para el servicio noticioso de Radio El Mundo de Buenos Aires directamente en las montañas de Oriente, República de Cuba.

Existen aparentemente dos Cuba, la creada para la exportación y la auténtica, la que pugna por ser integralmente una república, la primera convierte al drama en pintoresquismo Caribe, con sargentos ascendidos a generales y presidentes fantásticamente ricos que viven en el exilio fomentando revoluciones, la Cuba que escribe Havana con ve corta para mejor identificación de los turistas que van a bailar la rumba y que sólo tiene voz de maracas y bongó, la Cuba de los carteles de compañías aéreas con bailarines color habano bailando semidesnudos alrededor de una palmera , la Cuba que solo se concibe libre mezclada con Coca Cola y con clima tropical regulado para turistas que hablan inglés; pero yo hacía poco que había llegado a la otra Cuba, estaba viendo, pisando y sudando la república que había logrado a fuerzas de actos heroicos y escalando sobre cadáveres acribillados saltar la cortina de bolsas de azúcar y mostrar al mundo entero que las estridencias del chachachá no lograban tapar sus gritos de indignación, que la patria de Martí era ocupada por un pueblo que luchaba violenta y tenazmente por recuperar lo que había ganado al ganar su independencia, que había logrado que su revolución, no fuera una revolución más en el Caribe sino que se convirtiese en el símbolo de lo que puede la voluntad de ser libre sobre el aparato opresor de una dictadura. No obstante, había que averiguar que se escondía, si algo se escondía, detrás de ese formidable Movimiento 26 de Julio.
Contra todas las previsiones, a pesar de las violentas represiones, superando el terror sembrado con prodigalidad de asesino millonario, la revolución cubana no lograba ser sofocada y archivada. Los hombres encabezados por Fidel Castro se habían mantenido demasiado tiempo en el campo de batalla y la publicidad que había logrado su lucha era demasiado profusa, como para no despertar sospechas. Confieso que salí de Buenos Aires, lleno de dudas. Mi opinión sobre Batista estaba formada, por supuesto, pero había que averiguar quiénes eran los que trataban de voltearlo y a qué intereses respondían, la única forma de saberlo, de despejar los interrogantes que siempre dejaban abiertos los cables de las agencias noticiosas, de conocer si realmente la causa del movimiento 26 de julio merecía la adhesión de Latinoamérica era ir hasta Fidel Castro y plantearle claramente las preguntas que nos hacíamos aquí. Los argentinos queríamos saber quién era el hombre que encabezaba la revolución en Cuba, qué era el movimiento 26 de julio, qué aspiraciones tenía y quién lo financiaba.
Era imposible tratar de formarse un criterio basándose solamente en los cables que nos enviaban las agencias extranjeras, queríamos saber si las balas que se disparaban contra Batista eran pagadas en dólares, o rublos, o en el más exótico de los casos en pesos cubanos, esa excepción desconcertante también se da en esta parte maravillosa del mundo que se llama Latinoamérica.
Para averiguar todo eso estaba yo allí en el aeropuerto de Rancho Boyeros, en La Habana, pagando el primer delito que había cometido contra el régimen de Batista, ser joven. Mi valija había sido revisada con mayor prolijidad que la del resto del pasaje y yo personalmente fui objeto de desconfiada revisación, todos mis documentos fueron revisados con prolongado detenimiento y mientras tanto era observado por decenas de policías secretos, con caras de policías secretos y empeñados en hacerme saber que tuviese cuidado porque ellos eran secretísimos policías secretos. Pero, al fin, nada por aquí, nada por allá, mi valija y yo logramos pasar la aduana, confieso que estaba nervioso, como debut había sido algo alarmante, así que me deje meter sin preguntar adónde me llevaban en un enorme automóvil, en donde ya se encontraban otros pasajeros. El vehículo corría segundos después por una avenida colmada de policías armados de ametralladoras y carteles con la leyenda "Obras del Presidente Batista", 20 minutos después frenaba frente a un lujoso hotel en donde descendieron todos, todos menos yo, por supuesto, que sería el único que mentalmente pensaba un dólar igual cuarenta pesos, el hotel cobraba 50 dólares o más por la habitación, tomé una pieza en uno de doce dólares bastante más modesto y salí ansioso en busca del hombre que según creía, podía servirme de contacto con gente del 26 de julio.

Lo encontré y me decepcionó - "la cosa está muy brava chico, esto es candela. Se está preparando la huelga general y la represión es terrible. Vas a tener que conformarte con hacer las crónicas de lo que sucede, aquí" dijo tuteándome como lo hacen todos los cubanos. Por supuesto, yo no lo oía, insistí en mi propósito de llegar a Sierra Maestra y en trasladarme lo antes posible a Santiago de Cuba, la ciudad revolucionaria por excelencia, el hombre mencionó a una persona que quizá me pudiese ayudar, grabé su nombre y dirección en la memoria y lo dejé. Volví al hotel por las calles desiertas de La Habana mirando de reojo a los coches patrulleros que circulaban despacio por el medio de la calzada, apuntando con sus ametralladoras hacia la vereda. Los carteles de las decenas de cabarets vacíos de la calle Neptuno parecían trabajar a desgano ante la falta total de transeúntes a quienes invitar. Al día siguiente reservé pasaje por teléfono en el avión de la tarde para Santiago de Cuba, me habían advertido que un extranjero y joven, agravante terrible, llamaría la atención viajando por turismo a esa zona, así que me fabriqué una credencial de vendedor de libros italiano, con mi fotografía y el nombre de Giorgio Solari, la hice plastificar por 25 centavos de dólar y la guardé en un portafolios donde ya tenía libros italianos y franceses y una lista de las librerías de Santiago que había tomado de la guía telefónica; Así volví a pasar por el temido tamiz de Rancho Boyeros.

Si La Habana impresionaba por la cantidad de policías y militares, Santiago impresionaba por la ausencia de civiles. Todos los edificios públicos escuelas religiosas, hoteles y casas de varios pisos habían sido coroladas por nidos de ametralladoras y los jeep cargados de hombres con cascos y ametralladoras recorrían permanentemente las calles. De noche nadie salía de sus casas, ni aún en automóvil, y las bombas y el tableteo de las ametralladoras constituían el fondo sonoro del semisueño nervioso de los santiagueros.

Cómo logré contacto con el hombre que buscaba, no puedo decirlo sin exponerlo a una fácil identificación por la índole de sus actividades.

Me recibió con bastante recelo pero luego tuvo confianza y me procuró enseguida una casa en donde permanecer oculto hasta que diese con algún miembro del movimiento. Por fin cuando lo logró, tanto él como yo fuimos sometidos a varias pruebas. A horas determinadas le ordenaban que me dejase en tal o cual lugar, pero luego nadie venía a recogerme. Después de varias veces de ejercer mi aburrido papel de encomienda sin destino, una joven que conducía un automóvil se acercó a la esquina en que yo estaba parado y me saludó cordial

- "Hola Jorge, vamos"

Ellos habían pedido mi pasaporte para estudiarlo y conocían mi verdadero nombre. Subí al coche y me llevó hasta una casa en donde un grupo de muchachos aparentemente escuchaban música mientras hablaban de 2 estudiantes, de 13 y 14 años respectivamente que habían aparecido muertos la noche anterior. Una persona coordinadora del movimiento me hizo algunas preguntas y sin disimulo me invitó a demostrar que quería yo realmente. Lo hice proporcionando además algunos datos familiares de un combatiente en la Sierra Maestra que me había aprendido en Buenos Aires, luego del cambio de domicilios de rigor en casas de muy dispares condiciones sociales, me anunciaron que partiría al día siguiente muy temprano hacia las montañas, me hice comprar una grabadora portátil y decenas de rollos de película fotográfica además del equipo de campaña que me indicaron, botas, una hamaca, una tricota gruesa, medias de lana y un nylon para dormir en el bosque. Al día siguiente me indicaron que tenía que sacrificar algo ya que en la cavidad secreta del automóvil que me sacaría de Santiago, no cabía todo, llevé entonces sólo la cámara de fotos, los rollos, la grabadora y las botas. Cuando se dispuso el equipaje partimos, el día anterior Fidel Castro había advertido que no circulasen por la carretera central porque de lo contrario los vehículos iban a ser tiroteados, el chofer comentó riendo: "Bueno che,- como dicen a todos los argentinos allá- si nos matan los nuestros vas a tener una muerte un poquito ridícula". El viaje lo hicimos a 120 Km. por hora parando solamente en las postas militares, yo para no verme obligado a hablar y que no se me notase el acento argentino, cada vez que parábamos me ocupa de encender un gran habano. En todo el trayecto encontramos 3 vehículos, un camión gasolinero en llamas, una guagua, que así llaman allá a los ómnibus, también en llamas y un patrullero acribillado en el cual varios guardias trataban de acomodar a otro presumiblemente herido; al costado había un enorme charco de sangre y una gorra militar. Llegamos a Contramaestre sin novedad, los guardias apenas nos registraban y demostraban suma urgencia por volver a sus trincheras de bolsas de arena, evidentemente el saldo de la noche anterior había sido muy duro para ellos. Los rebeldes habían bajado y los habían hostigado durante horas, en la ciudad de Manzanillo habían dominado durante 2 horas, en las cuales compraron grandes cantidades de provisiones manteniendo al ejército sin poder salir del cuartel. Como en todas las poblaciones cubanas en esos días muy poca gente circulaba por las calles de Contramaestre; vivían todavía el terror que les produjo el ametrallamiento de una casa en que se sospechaba estaba escondido el autor de un atentado, un carro blindado ametralló la casa de madera, dando muerte a la madre del presunto terrorista e hiriendo al padre y los hermanos, 3 jóvenes amigos del sospechado aparecieron colgados en las cercanías del pueblo. El relato de esos hechos no me produjo ninguna impresión, yo ya había estado en Santiago en donde el morir de un balazo es cien veces preferible a caer en manos de la policía.
En Contramaestre cambié de automóvil y seguí viaje por un campo de cañas cerca de 1 Km. allí terminó el itinerario en coche, me proveyeron de un uniforme fidelista, me cambié e inicié el viaje hacia las montañas en compañía de un guía, marcha a pié que duraría cinco días subiendo y bajando montañas a las que hay que trepar en algunos casos valiéndose de pies y manos.

Durante esos cinco días, en medio de montes que sólo los fidelistas conocen a la perfección pude comprobar la adhesión unánime del campesinado a la revolución, adhesión que ha hecho casi obligatoria la política criminalmente absurda de la guardia rural y el ejército batistiano, adonde llegan los guardias llega el robo, el incendio y el crimen. Resulta casi imposible, no ya encontrar justificación, pero sí una explicación a esa barbarie fría y despiadada, sólo pude hallar motivo a la muerte de los campesinos por parte del ejército en sus boletines de batalla. Casi todos los que informan de combates con los rebeldes se originan en el asesinato de pacíficos campesinos cuyos cadáveres a veces exhiben en los pueblos; así ganan sus grados en forma acelerada los militares del sargento que llegó a coronel y luego a general de un plumazo. Sirva como ejemplo el caso del coronel, y digo coronel porque hasta ahora lo era Sánchez Mosquera, que alcanzó ese grado en 15 meses de actuación represiva en las montañas, pero por supuesto esto no admira a los cubanos, ya que un general Fernández Miranda, recibió su alto grado por amor, es hermano de la mujer de Batista y sin haber pasado jamás por ningún instituto armado.

También pude comprobar en mi viaje al campamento de Fidel Castro, y esto por propia experiencia, la saña conque los flamantes aviones a reacción norteamericanos ametrallan a cuanto ser viviente puede ser divisado desde el aire, también ametrallan con sus ocho poderosas 50 los bohíos de los campesinos a quienes obligan a vivir en cuevas y a no trabajar; o a pueblos enteros como en el caso de Cayo Espino, el que sufrió el fuego de la metralla aérea durante cerca de 3 horas, allí vi los cadáveres que dejó la incursión de los seis aparatos a reacción atravesando a balazos las casas de madera, pero de entre de esos cadáveres recuerdo uno que jamás se borrará de mi memoria, el del niño Orestes Gutiérrez Peña de seis años, al que una bala le arrancó una pierna mientras estaba oculto con su abuelita en la cocina de su casa, la anciana también resultó herida en un pie. El niño por lo persistente del bombardeo no pudo ser atendido por ningún médico y falleció por la pérdida de sangre, la foto de su cadáver sobre la rústica mesa del bohío que había sido convertido en hospital es una prueba irrefutable de los crímenes de la aviación cubana contra las poblaciones inermes de la Sierra Maestra.

El 26 de Julio acusó a la misión aeronáutica norteamericana en Cuba de pilotear los modernísimos aparatos a reacción de Batista, mientras que los pilotos cubanos asisten a sus exhibiciones desde una máquina de la Compañía Cubana de Aviación.
El 8 de abril conocí por fin a Fidel Castro, yo estaba durmiendo o tratando de dormir, en un jergón colocado entre los bancos de un templo espiritista, los cerdos comían a mi lado y con el ruido liquido de su masticación, y con sus empujones a veces, me impedían cerrar los ojos. Por otra parte hacía un frío terrible y como yo no había podido llevar mi ropa de abrigo me protegía la espalda y el pecho con dos ejemplares de una revista, la luz de una linterna me enfocó directamente la cara y una voz afónica pero un poco infantil dijo:

- Déjalo dormir, luego hablaré con él.

Pegué un salto y corrí a la figura que había divisado, era la de un hombrón de cerca de 2 metros de altura y más de 100 kilos de peso con una enmarañada barba puntiaguda
- Dr. Castro, grité. Se dio vuelta y me extendió la mano

- ¿Qué tal? -Me dijo a modo de saludo- ¿cómo anda Frondizi, está contento?

Caminé a su lado cerca de 2 horas hasta el lugar de su comandancia y convinimos que a la tarde grabaríamos un reportaje para Radio El Mundo. Con respecto a este primer reportaje y al que le hice luego al Dr. Guevara debo decir que los transmití días después directamente por la Radio Rebelde, planta sumamente buscada por los bombarderos y que fueron captados por Radio Continente de Caracas y Radio Caracol de Colombia, los que aseguraron los harían llegar a Radio El Mundo, recién cuando creí concluida mi labor y estaba de regreso en La Habana, un mes después, preparando mi salida a Buenos Aires me enteré que los dos reportajes habían sido transmitidos por varias radios pero que mi emisora no los había captado. Por otra parte los técnicos de la emisora Rebelde padre e hijo, habían bajado a la ciudad de Manzanillo a comprar elementos técnicos y al ser sorprendidos habían sido asesinados.

Perdidas entonces todas las esperanzas de recuperar mi trabajo, decidí hacerlo de vuelta con el agravante de que Batista había comenzado su tantas veces anunciada ofensiva general y había concentrado diez mil guardias en las vías de acceso a las montañas. Esta vez mi viaje a pie duró nueve días, la temporada de las lluvias que se prolonga hasta mediado de junio estaba en pleno apogeo y había convertido los montes en lodazales. Este nuevo reportaje a Fidel Castro es el que ahora comenzarán a escuchar:

- Dr. Fidel Castro, ¿cuáles fueron los orígenes del Movimiento 26 de Julio?

- El Movimiento 26 de Julio fue la consecuencia natural del golpe militar del 10 de marzo de 1952 que derrocó al gobierno constitucional de la República, fue gestado por un grupo de compañeros jóvenes, que nos dimos a la tarea de vertebrar una organización revolucionaria cuando nos convencimos de que no existía ninguna otra vía, no existía modo pacífico de resolver la crisis en que había caído la República, puesto que estábamos convencidos ya por la larga historia, la larga y triste historia del señor Fulgencio Batista en años anteriores de que habían tomado el poder con el propósito de permanecer indefinidamente en él. Había que escoger pues, entre resignarse indefinidamente a la tiranía u organizar un movimiento revolucionario para recobrar nuestras libertades.

- El golpe del 10 de marzo fue dado días antes de las anunciadas elecciones generales, ¿verdad?

- Precisamente cuando el pueblo se preparaba para asistir a las elecciones generales del 1ero. de junio de 1952 para decidir libremente quien debía gobernarlo. Batista que era uno de los candidatos que según los sorbelles (?) carecía de la menor probabilidad de triunfo se valió de cierta influencia en algunos oficiales del ejército y fundamentalmente se valió de la sorpresa porque nadie en Cuba absolutamente pensó que hubiera hombres capaces de perpetrar aquel crimen contra el país que marchaba normalmente por vías legales y que estaba disfrutando de una etapa de paz, de progreso en todos los órdenes

- Dr. y ¿cómo surgió el ejército del cual usted es comandante ahora?

- Virtualmente nuestro ejército surgió de la nada. Nosotros arribamos a Cuba el 2 de diciembre de 1956 con un pequeño contingente expedicionario, aquel contingente fue compuesto en su mayor parte por hombres inexpertos, sufrió un revés inicial que de hecho lo dispersó, sólo quedamos un grupo reducidísimo de hombres, en total cuando se hizo el primer recuento, cuando nos reagrupamos de nuevo había solamente 7 fusiles, no obstante ello decidimos seguir porque estábamos en la alternativa de reconocer nuestra derrota o morir, aunque era, aunque era difícil aquella situación, no obstante tuvimos fe. Fe en que había posibilidades de progresar de nuevo si nos dedicábamos a continuar la lucha, en dos palabras nos negamos a rendirnos, nos negamos a darnos por vencidos y los frutos son los resultados que usted puede presenciar actualmente en que hemos progresado mucho, tenemos ya un pequeño ejército y constantemente nuestra fuerza aumenta. Tenemos esperanza de que podamos al fin y al cabo conseguir el objetivo inicial.

- Usted fijó un plazo determinado para el desembarco en Cuba, es más usted anunció públicamente, si no me equivoco, que desembarcaría en su patria al frente de su expedición, ¿por qué lo hizo, teniendo en cuenta, que daba así una ventaja a los efectivos de Batista que sin duda lo esperarían?

- Bueno eh...esa técnica es discutible, si bien es cierto de que todo plazo en el orden político o en el orden revolucionario es comprometedor, conociendo nosotros la idiosincrasia de nuestro pueblo consideramos de que había que hacer una promesa formal, dramática si se quiere, para levantar la fe del pueblo que estaba escéptico porque de aquellos hombres de quienes esperaba una actitud revolucionaria, una acción eficaz contra la tiranía no había recibido, eh..., no había recibido ayuda alguna. En virtud de eso nos vimos en la necesidad de lanzar un plazo, nos fijamos un plazo a nosotros mismos ante el pueblo, decididos a cumplirlo, como realmente lo cumplimos, lo hicimos porque sabíamos que cumpliríamos nuestra palabra. Lo importante era comenzar la lucha, después veríamos y así fue efectivamente, se dijo el plazo y es una ventaja para el enemigo pero también es verdad que se levantó alrededor de aquella promesa una gran fe en el pueblo y un estado de ánimo propicio para iniciar la lucha revolucionaria.

- Desde entonces su pequeño ejército se fue engrosando hasta reunir a miles de hombres. ¿De dónde logró el armamento con que actualmente cuenta?

- Realmente puedo asegurarle que la casi totalidad de las armas que nosotros poseemos se la hemos arrebatado al ejército de la tiranía. Como usted puede ver casi todos los fusiles, son fusiles automáticos de los que usa el ejército y nosotros tenemos un récord de todas las armas ocupadas en cada combate, los verdaderos abastecedores de nosotros son los soldados del dictador Batista.

- Bien, y el dinero para mantener a las 7 columnas del Ejército Revolucionario ¿de dónde procede?

- Bueno, pues usted lo ha podido ver, aquí mismo a pesar de ser una población pobre, constantemente llegan ofreciéndonos recursos para la lucha, recursos que aquí nosotros no aceptamos. Nuestra recaudación procede de la ayuda del pueblo obtenida a través de nuestros responsables de finanzas en todas las localidades de Cuba, nos ayudan personas pobres, nos ayudan personas pudientes, todo el que desea de algún modo o de otro, ver el fin de esta trágica situación que vive nuestra patria, contribuye con su aporte económico a nuestro movimiento y así felizmente nos hemos sostenido hasta hoy.

- Bueno debemos por hoy interrumpir este reportaje en Sierra Maestra pero mañana a la misma hora que hoy continuaremos con su difusión y con el realizado al legendario Che, el médico argentino Ernesto Guevara, hasta mañana.
Jorge Ricardo Masetti continuará el ciclo de cuatro transmisiones extraordinarias que inició ayer y que cerrará el viernes entre las 22:35 y las 23:00, y como ayer este joven periodista argentino a quien corresponde el mérito grande de haber visitado en dos oportunidades el reducto de Fidel Castro en Sierra Maestra desafiando riesgos inmensos nos contará algo de lo mucho que ha visto y observado y continuará con el reportaje exclusivo que hizo a Fidel Castro y cuya parte inicial se transmitió ayer, su palabra y las respuestas de Fidel Castro hoy y la de nuestro compatriota Dr. Ernesto Guevara mañana a quien también hizo objeto de un reportaje servirán para que el pueblo argentino tenga una impresión cabal de lo que sucede en Cuba, con ustedes el joven periodista argentino Jorge Ricardo Masetti:

- Una de las cuestiones que mayor interés tenía en dilucidar con respecto a la situación cubana eran las gestiones de pacificación que se habían realizado hasta ese momento, numerosos cables ponían a Castro en una posición de extrema intransigencia, inclusive cuando la iglesia en una pastoral llamó a la pacificación nacional. Yo había tratado de lograr una declaración grabada al respecto de Monseñor Enrique Pérez Serantes, arzobispo de Santiago de Cuba. Una tarde fui al Palacio Arzobispal en compañía de una señora aparentemente próxima a ser madre, ni bien traspusimos la puerta, mi compañera me entregó lo que parecía su futuro hijo, mi pequeña grabadora portátil, una vez en presencia del arzobispo este me advirtió que la grabadora estaba de más. Lo recibo sólo como amigo, dijo, pero no haré ninguna declaración, ya hice bastantes y mi posición se conoce. Como insistí, Monseñor Pérez Serantes me explicó:

- Cada una de mis palabras ha sido tomada hasta ahora para material de polémicas interminables, nuestra pastoral es clara y terminante, queremos la pacificación nacional.

- Bueno Monseñor, volví a la carga, dígame al menos ¿qué opina del presunto comunismo del 26 de Julio?

El arzobispo sonrió:
- Usted sabe tan bien como yo que tal comunismo no existe, al menos en los que dirigen el movimiento

- Y por qué no lo graba Monseñor, esto sería muy importante para los oyentes de la Argentina. Y Monseñor Pérez Serantes extendiéndome la mano me dijo categórico:

- Me espera el barbero

A Fidel Castro le pregunté:
- Dr. Castro ¿no se realizaron hasta el momento gestiones para lograr la paz en Cuba?

- Desde el 10 de marzo se han realizado infinidad de gestiones para resolver pacíficamente el problema cubano, pero todas absolutamente, se han estrellado contra la terquedad, el egoísmo y la ambición del dictador Batista.

- Bueno, pero de acuerdo a las informaciones difundidas por las agencias internacionales, usted habría rechazado un ofrecimiento de pacificación de la jerarquía eclesiástica. ¿La información es exacta o la intervención de la iglesia que siguió a su pastoral fue de otro carácter?
- Realmente no es así, no es correcta la interpretación, la iglesia hizo una gestión de paz, proclamó que la situación del país era trágica y que era necesario encontrar una solución urgente a través de un gobierno de unión nacional. Lo que nosotros hicimos fue pedirle a la jerarquía eclesiástica que aclarara que entendía por gobierno de unión nacional y que por supuesto, que si por gobierno de unión nacional se entendía un gobierno presidido por Batista, nosotros no estábamos dispuestos a aceptar, porque era absurdo. En realidad sé que en el espíritu de la jerarquía eclesiástica se entendía por gobierno de unión nacional, un gobierno sin Batista y fue precisamente en los días en que nosotros esperábamos la respuesta de la jerarquía eclesiástica cuando nuevamente la dictadura suspendió la libertad de prensa, suspendió las garantías, estableció una férrea censura y mas adelante el estado de emergencia nacional.

- Entonces las gestiones, ¿en qué estado quedaron?

- Las gestiones sencillamente están paralizadas.

- Dr. Castro, ¿el Movimiento 26 de Julio aspira a convertirse en un partido político o es sencillamente un movimiento destinado a derrocar a Batista?

- Es un movimiento cuyo objetivo inicialmente es el derrocamiento de la tiranía de Batista y el establecimiento de un sistema de derechos constitucionales, pero naturalmente hemos contraído con el pueblo grandes responsabilidades, representamos una generación nueva en nuestra patria que aspiramos a luchar por ella, no sólo en la guerra sino también en la paz. Nuestro movimiento cuando la tiranía sea derrocada se convertirá naturalmente en un movimiento político.

- Bueno, usted habla de una generación nueva, ¿entiende entonces que no hay en el Movimiento 26 de Julio, lo que podríamos calificar de políticos tradicionales?

- Realmente no hay políticos tradicionales. Usted, supongo que, también en su país comprenden que consideramos nosotros políticos tradicionales, son los representativos de esos partidos políticos que han estado sucediéndose en la vida pública, en el poder, a través de largos años (superposición) problema de Cuba, ni hay tales políticos tradicionales en nuestro movimiento revolucionario ni en el partido político que fundaremos después de la revolución

- Yo al decir partidos políticos tradicionales me refería precisamente a eso.

Yo me refiero en la pregunta que sigue al Dr. Manuel Urrutia Yeó (?), designado por el 26 de Julio presidente provisional de la República en caso de triunfar, esa designación era otra de las cosas no muy claras, vistas desde aquí por supuesto.

- Ahora ¿qué actuación tendría ese partido político en el gobierno provisional del Dr. Manuel Urrutia Yeó?

- Realmente nuestro partido respaldará al Dr. Manuel Urrutia Yeó como presidente provisional de la República, pero no aspira a tener participación alguna en el gobierno provisional, en dos palabras no interesa la participación. Nosotros para obtener el triunfo político después del triunfo no necesitamos el poder. Si se necesita nuestra colaboración, si el país la necesita estamos decididos a brindársela pero no tenemos en ese sentido pretensión alguna.

- ¿Quién designó al Dr. Manuel Urrutia Yeó presidente provisional para el momento en que triunfe la revolución?

- Nuestro movimiento proclamó al Dr. Manuel Urrutia Yeó como presidente provisional porque el país necesitaba saber quien ocuparía el poder después de la revolución y la respuesta la dimos nosotros proclamando al magistrado Manuel Urrutia Yeó de ejemplar conducta como presidente provisional de la república.

- Pero no cree Ud. que podría acusarse de parcialidad al gobierno provisional, o mejor dicho que podrían acusar de parcialidad los otros partidos políticos a un gobierno elegido directamente por el 26 de Julio?

- Bueno, pero es que nosotros hemos sido la organización que ha mantenido la lucha persistentemente y tenazmente, continuamente contra la dictadura de Batista y es además como usted ha podido apreciar la organización mayoritaria; en un sentido democrático debe proclamar el gobierno provisional la organización mayoritaria es el Movimiento revolucionario 26 de Julio, no hay razón para tildarlo de un gobierno parcial, el Dr. Urrutia Yeó no es miembro del 26 de Julio, es un magistrado de la república, ex magistrado de la república y tiene y tendrá absoluta libertad para designar los miembros de su gabinete y escoger si lo desea entre los miembros de otros partidos u organizaciones políticas, no hay razón alguna para que se le pueda tachar de parcial.

- Superado el período del gobierno provisional y en el caso que el 26 llegué al poder por medio de las urnas, ¿cuáles serían, sintéticamente por supuesto, sus primeras y principales obras de gobierno?

- Nuestro país ha sido políticamente frustrado, ha sufrido 50 años puede decirse, de malos gobiernos que han desperdiciado y han frustrado el brillante porvenir con que nació a la independencia nuestra patria. Puede decirse que todo está por hacer, principalmente en el orden económico, tenemos que afrontar la trágica situación de cientos y cientos de miles de hombres sin ocupación, de hombres y mujeres, anualmente arriban a la edad del trabajo de 60 a 70.000 jóvenes que no tienen ocupación. El país tiene la necesidad de desarrollar sus extraordinarias riquezas económicas para darle, brindarle un modo de obtener el sustento y lograr un estándar alto de vida para su pueblo. Pero no es sólo en el orden económico donde es necesario superar una serie de vicios y de deficiencias. En todos los demás órdenes, sintéticamente puede decirse que por ejemplo en la educación nuestros sistemas de enseñanza son anticuados, hay que mejorarlos, hay que reformarlos. La asistencia médica es deficientísima, usted lo ha podido apreciar; La vivienda en la ciudad y en los campos está sumamente atrasada. En general en todos los órdenes, usted ve por ejemplo el campesinado está trabajando una tierra que no es suya, la mayor parte de las veces desposeído de la tierra, una de las tareas que nosotros abordaremos resueltamente es la reforma agraria tendiente a convertir en propietario de la tierra a todo que sea posesionario, a todos los que la laboran, entregando la propiedad de las tierras del estado, adquiriendo tierras para repartirlas entre las familias campesinas, recuperando tierras que actualmente son improductivas porque están en condiciones no productivas y en fin, sentar sobre la tierra a más de cien mil familias que viven como parias y que convertirán al campesinado cubano en un sector importantísimo de la economía del país; también pues diversificar la agricultura. Hacer en fin una serie de medidas como las que usted ve aquí en medio de la guerra, en medio del cerco y a pesar de todas las dificultades estamos realizando. Pero en fin, nuestro programa que hoy son ideas generales será vertebrado cuando llegue la oportunidad de presentar al país una plataforma política.

- Bien Dr. pero con referencia a la reforma agraria he podido observar que ya se está aplicando en una vasta zona de acá de la Sierra Maestra

- Efectivamente nosotros tenemos una Ley de Reforma Agraria que están aplicando nuestras columnas a medida que ocupan el territorio, fundamentalmente tiene por objeto convertir en propietario a todos los que están trabajando la tierra como posesionarios, estos compatriotas nuestros que son los que han abierto a la producción enormes extensiones de Oriente, por ejemplo en estas hostiles regiones de las montañas, en estos bosques donde ellos han establecido y han abierto prosperas plantaciones de frutos menores, de café. Todos estos campesinos se ven continuamente amenazados por los geófagos (?) amenazados de expulsión y constantemente viven en una perenne inseguridad y nosotros desde nuestra llegada aquí los estamos apuntando definitivamente en la tierra y les estamos concediendo títulos sobre la tierra, aparte de que también los estamos abasteciendo de una serie de artículos semillas, para hortalizas, para toda clase de frutos. Estamos en dos palabras cambiando la vida y la economía de estas familias campesinas y esa tarea la van haciendo nuestras fuerzas a medida que avanzan. Se basa en el principio de la constitución de la república mediante el cual se debe, se debe poner fin al latifundio, las eh...estas tierras que nosotros le damos a los campesinos son en su mayoría del estado pero en los casos en que se trate de tierras particulares en ningún caso se quitará ilegalmente a sus legítimos propietarios de ella, sino que sencillamente se les indemnizará por su justo precio como establece la constitución de la república

- Y ahora un tema que aún es de actualidad el por qué del fracaso de la huelga general en Cuba y una primicia especialmente para los cubanos que me están escuchando con respecto a la dirección nacional del 26 de Julio en La Habana:

- La huelga del 9 de abril, ¿habría fracasado también porque el 26 rechazó la cooperación de otros núcleos oposicionistas al régimen de Batista?

- La huelga del 9 de abril fracasó, como le dije, por razón de un error de táctica o procedimiento en la forma de llevarla a cabo. Todos los sectores en general estaban en disposición de respaldar el movimiento de huelga, así que las razones reales fueron las que le expliqué anteriormente, no hay que buscar ningún otro motivo.

- Pero el movimiento 26 de Julio aceptaría la colaboración de otros núcleos para la lucha contra el régimen batistiano?

- Hemos estado llevando el peso de la lucha desde hace 18 meses, nosotros no somos contrarios a la unidad con los demás sectores pero tiene que ser una unidad con fuerzas reales, no con organizaciones teóricas o imaginarias que se fundan con determinadas miras políticas. Somos partidarios de la unidad revolucionaria de todos los sectores y en ello no vemos sino un beneficio para nuestra causa, quienes hemos luchado tan arduamente no tenemos porque ver con diferencia todo respaldo que se quiera dar a este movimiento.

- El movimiento 26 de julio, ¿recibió o recibe ayuda del Dr. Carlos Prío Socarrás?

- Mire nosotros llevamos año y medio luchando en estas montañas y ya no sólo en las montañas sino también en los llanos de Oriente y en todo ese tiempo no hemos recibido jamás ni un fusil ni una bala del Dr. Carlos Prío Socarrás ex presidente de la república derrocado por Batista el 10 de marzo de 1952.

- La pregunta que escucharán a continuación la formulé conociendo la respuesta, la respuesta la había aprendido viajando por la Sierra, sufriendo ametrallamientos aéreos, afortunadamente para mí, sin puntería o presenciando desembarcos misteriosos a media noche en La Habana. Considero que será muy esclarecedora y de singular importancia y además que es la clave de la prolongación del drama cubano.

- Dr. Fidel Castro ¿considera usted decisiva la ayuda militar de Estados Unidos y la permanencia de instructores norteamericanos en Cuba para el sostenimiento de Batista en el poder?

- Naturalmente, estamos completamente seguros de que la ayuda de armas de Estados Unidos a la dictadura de Batista con distintos pretextos han servido para alargar mas no para evitar la caída del dictador porque el final de este régimen es cosa decretada por la voluntad de nuestro pueblo y nada ni nadie lo podrá impedir. Esa ayuda ha servido para asesinar cubanos, esa ayuda implica una franca intervención en los asuntos internos de Cuba a lo que no tienen derecho los Estados Unidos de América y no solamente son los Estados Unidos sino que también los dictadores Trujillo y Somoza han estado abasteciendo de armas a la dictadura de Batista para combatir a la revolución. Es lógico que en ellos se preocupen de la revolución cubana y el mero hecho de que sean precisamente los dictadores y el departamento de estado los que están ayudando al dictador Batista demuestra más que nada que nuestro movimiento, es un movimiento que está luchando por el bien de la patria y por un verdadero régimen democrático. Los que nos han acusado de comunistas no han hecho mas que inventar el pretexto, inventar la mentira conque tratan de combatir todo movimiento que lucha por la verdadera democracia, porque nosotros si somos demócratas que estamos luchando por la libertad de nuestro pueblo, por la libertad de prensa, por las libertades individuales, por el derecho de la nación de escoger sus propios gobernantes, eso si es democracia lo que no es democracia es enviar armas a uno de los dictadores más sangrientos del mundo

- Bueno con respecto al envío de armas yo quisiera hacerle una pregunta Dr. Castro hace alrededor de una semana y media más o menos vi desfilar por la calle Línea, la avenida Línea de la Habana a 30 tanques, luego me enteré que habían sido desembarcados del buque noruego Matilda procedentes de Puerto Somoza, ¿la compra se hace a Nicaragua o se hace a Estados Unidos por vía Nicaragua?

- Desde luego que la ayuda de Somoza y de Trujillo a Batista es cosa natural entre miembros de la cofradía de dictadores de Centroamérica y del Caribe pero también ocurren cosas muy extrañas, por ejemplo todo el mundo sabe que entre el dictador Batista y el dictador Trujillo a cual de los dos más orgulloso, mas vanidoso, habían sostenido una larga pugna, que duró casi años y que mediante la intervención del departamento de estado americano que actuó como amigable componedor, parece que las diferencias de Batista y de Trujillo desaparecieron hace meses o al menos se hicieron muy tirantes pero ocurrió una extraña coincidencia que parece ser que por motivo de la propia presión que hace la opinión pública de los Estados Unidos contra la política de enviar armas a los dictadores, el gobierno de los Estados Unidos se vio en la necesidad de suprimir o embargar un embarque de armas del gobierno destinadas a Batista por los días de la huelga pero inmediatamente, cosa extraña e inesperada, comenzaron a llegar aviones desde Santo Domingo con darange (?) ametralladoras Cristóbal, bombas y toda serie de armas para combatir a la revolución y que a nosotros nos hace pensar de que también mediaron las influencias de los norteamericanos para el envío de esas armas, ha sido un método indirecto de ayudar al dictador Batista. También nosotros tuvimos noticias de que la base naval de Caimanera había sido autorizada para atender 300 cohetes al dictador Batista. Nuestros representantes en el exilio protestaron, nosotros también hicimos pública nuestra protesta, advertimos de que estábamos dispuestos a tomar medidas si se continuaba remitiendo armas al dictador Batista y posteriormente el departamento de estado desmintió la noticia. Es posible que cualquier día de éstos, los cohetes lleguen por vía de Somoza , de Trujillo, o alguna parecida, esta es la triste realidad y una explicación de la hostilidad en nuestro pueblo y en toda la América Latina se está despertando contra los Estados Unidos por esas actitudes y otras similares como fue el hecho insólito de que movilizaran varias compañías de paracaidistas a raíz del incidente de Nixon en Venezuela como dando a entender que estaban en disposición de invadir el suelo venezolano como en aquellos tiempos vergonzosos en que la infantería de marina norteamericana desembarcaba en nuestras indefensas tierras, en estas circunstancias nosotros estamos dispuestos a defender como sea necesario.

- Dr. Castro ¿qué objetivo tiene el constante ametrallamiento y bombardeo de la Sierra Maestra en zonas donde no se encuentran los rebeldes?

- El objetivo es claro sembrar el terror entre la población campesina para desmoralizarla, para impedirle que trabaje, para castigarla por la ayuda decidida que presta a nuestras fuerzas y entre otras cosas porque el servicio de inteligencia de la tiranía está tan mal informada, tan mal informada que nunca sabe donde están las unidades rebeldes. Los aviones no lo saben y la infantería tampoco lo sabe porque no avanza porque tiene miedo a avanzar y porque sus jefes tienen miedo a la sublevación de las tropas si ordenan el avance.

- ¿Cuál es actualmente la situación militar en Cuba ante el anuncio de la ofensiva general hecho por Batista hace algunos días?

- Bueno, nosotros hemos afrontado aquí más de una ofensiva, cuando la dictadura se llena de amor propio o de entusiasmo o de optimismo organiza operaciones en gran escala contra nuestras fuerzas, la última fue en el mes de noviembre del año pasado, fueron vergonzosamente rechazados y derrotados por nuestra fuerza, a partir de aquella ocasión nuestros hombres tomaron la ofensiva y a consecuencia de ello actualmente poseemos toda la Sierra Maestra que tiene una extensión de 200 Km. de largo, poseemos un inmenso territorio situado al norte de la provincia que tiene también una gran extensión y poseemos las llanuras situadas al oeste de la provincia en conjunto puede decirse que las tres cuartas partes del territorio de la provincia más grande de Cuba está ya en nuestras manos y no sólo eso sino que ya una patrulla rebelde ha invadido el territorio de la provincia de Camagüey. La dictadura frente a esta situación lo que ha hecho es llamar a filas infinidad de jóvenes reclutados entre los elementos que están sin trabajo, los elementos que están desesperados por la situación económica y pagándoles un sueldo miserable de $25 los está vistiendo de uniforme y los está preparando precipitadamente para lanzar una muy pregonada ofensiva contra nosotros que nosotros estamos aquí esperando tranquilamente como usted ha visto, no sólo esperando tranquilamente sino que estamos realmente deseosos de que la inicie porque inmediatamente del rechazo de la ofensiva que están planeando iniciaremos nosotros nuestra contra ofensiva y si la primera, la del mes de noviembre terminó en las puertas de Manzanillo y terminó en el norte de la provincia, la próxima ofensiva del gobierno contra nosotros va a terminar cerca de La Habana porque estamos decididos a extender el dominio de nuestras fuerzas hacia occidente ya que en nuestros planes está llevar la guerra a todo el territorio nacional.

- Bueno hoy ya se cumplió nuestro tiempo mañana continuaremos con el reportaje al Dr. Fidel Castro y con más comentarios sobre la dramática situación cubana. Hasta mañana.


Ha sido el periodista Jorge Ricardo Masetti quien ofreció su segunda audición de notas y reportajes realizados por él en el reducto rebelde cubano de Sierra Maestra como enviado especial del servicio noticioso de Radio El Mundo de Buenos Aires, mañana a las 22:35 Jorge Ricardo Masetti ofrecerá su tercer audición en la que se incluirá la parte final del reportaje a Fidel Castro y el comienzo del efectuado al médico argentino Ernesto Guevara, que actúa junto al líder revolucionario cubano, buenas noches.

(Música de fondo) LR1, LRX, y LRX1, Radio El Mundo de Buenos Aires (publicidades) Radio El Mundo presenta nuevamente al periodista argentino Jorge Ricardo Masetti su enviado especial a Cuba en la penúltima nota del ciclo Reportaje en Sierra Maestra, nuestro compañero del servicio noticioso de Radio El Mundo en esta tercera nota completará el reportaje exclusivo que hizo al líder del Movimiento 26 de Julio, Fidel Castro, y también les ofrecerá otro reportaje sensacional, el que hizo a nuestro compañero (error del locutor)... compatriota Dr. Guevara queda con ustedes nuestro compañero Jorge Ricardo Masetti.

- Estas que van a escuchar ahora son las dos últimas preguntas del reportaje a Fidel Castro, las respuestas adquieren dramaticidad en momentos en que el ejército de Batista con sus refuerzos entrenados en los Estados Unidos lanza su ofensiva general contra las posiciones de los rebeldes. Pero su dramatismo es sobrio, seco, firme, casi escarpado como las montañas de la cordillera de la Maestra. Cuando formulé estas preguntas ya había diez mil soldados concentrados en las rutas de acceso a la zona rebelde, ya habían llegado los tanques del extranjero y los más modernos helicópteros ya había logrado Batista traer de los puertos de Trujillo y de Somoza todo el material que creyó necesario para iniciar el asalto a las posiciones del ejército revolucionario que en dieciocho meses de campaña siempre había tenido la iniciativa en los combates. Los más modernos aviones norteamericanos a reacción se habían entrenado en el ametrallamiento de poblaciones inermes de las montañas de Oriente para el bombardeo de esa inmensa región casi siempre cubierta por la niebla. Cuando todo el poderío militar que Batista había conseguido en el extranjero estaba concentrado en las puertas de la provincia cubana de Oriente pregunté al líder rebelde:

- ¿Usted considera que cuenta con suficientes elementos como para realizar esa guerra abierta contra Batista?

- Muchos menos elementos contábamos nosotros cuando iniciamos esta lucha. Nosotros somos optimistas y tenemos razones para ser optimistas, no importa la diferencia en armas lo que importa aquí es la diferencia en moral, la diferencia en razón, la diferencia en entusiasmo y en valor porque aunque ambos ejércitos son cubanos, no combaten igual los hombres por un sueldo que por un ideal. Nosotros sabemos donde están las armas que necesitamos; están en manos del enemigo y allí las iremos a buscar como las hemos estado buscando hasta ahora aunque tengamos que pagarlas al precio que sea necesario. Nosotros sabemos que dentro de algunos meses tendremos muchas mas armas que las que tenemos actualmente.

- Bien Dr., una última pregunta que quizás sea más bien una adivinanza, ¿cuándo cree usted que terminará esta lucha?

- Realmente es imposible fijar una fecha siquiera aproximada en que una contienda revolucionaria llena de derivaciones pueda concluir. Nosotros consideramos de acuerdo con nuestros planes que puede ser cuestión de meses solamente pero lo que importa no es cuanto pueda durar o cuando pueda terminar, lo que importa es que nosotros estamos decididos a pelear el tiempo que sea necesario, lo que importa es que nosotros hemos escogido la consigna de "Libertad o Muerte" y estamos dispuestos a cumplirla, lo que importa es que lucharemos hasta erradicar definitivamente del suelo de nuestra patria la oprobiosa tiranía que estamos sufriendo y establecer las bases para que nunca más el despotismo pueda echar raíces en nuestra tierra.

- Muchas gracias Dr. Fidel Castro.

- Me despedí por segunda vez de Castro, llovía con la fuerza tropical de la primavera cubana, en la puerta del bohío en que había instalado su comandancia me estrechó la mano, " adiós che Masetti" me dijo " pero me parece que nos vamos a encontrar otra vez, no va a poder salir, lo van a cazar" gritó riendo.

- Estoy tan empapado que me les voy a resbalar de entre las manos, le respondí de lejos y comencé mi viaje hasta el campamento avanzado del legendario Che Guevara. El médico argentino Dr. Ernesto Guevara que había logrado a fuerza de coraje y abnegación constituirse en un hombre símbolo del ejército cubano y de los campesinos que vivían en esa Cuba nueva que fue creándose a medida de que las tropas rebeldes avanzaban, necesité para llegar atravesar una zona bastante cercana a la carretera central en donde estaban concentradas todas las tropas batistianas. Cada tres o cuatro horas de marcha mi guía y yo debíamos detenernos en los bohíos a preguntar sobre la posición del ejército, era la región de Jibacoa, las Vegas, Veguitas, era la región en donde en cada una de las humildes casas a que arribábamos se guardaba luto por el padre o los hermanos o por algún miembro de la familia hombre o mujer, que habían perecido en manos de los guardias gubernistas. Las incursiones de las tropas de Batista habían culminado siempre en regresos sobre caminos rojos de sangre. En uno de los bohíos ubicados en la zona más peligrosa una mujer después de servirnos café y arroz, se acercó a mí y me trajo un pequeño revolver calibre 22 y una caja de balas; Para qué señora si yo jamás tiré un tiro. "Para que si lo sorprenden dispare contra ellos y los guardias le tiren a usted. No deje que lo agarren vivo" la mujer me explicó mi guía era la viuda de uno de los veintitrés guajiros que habían sido muertos una mañana en que subió hasta allí el ejército, luego de torturarlos y mutilarlos habían colgado sus cadáveres de los árboles; "a ver si así aprenden a ayudar a los barbuses" como llaman los guardias a los rebeldes. El que había hablado era el tristemente célebre coronel Sánchez Mosquera. Llegué por fin al campamento de Guevara, al verme empapado y embarrado se echó a reír. Ya se había enterado que mis transmisiones por radio rebelde no habían llegado a la Argentina pero no imaginaba que iba a volver nuevamente desde La Habana. Después de almorzar café, arroz y bananas verdes hervidas y de fumarnos unos enormes y frescos tabacos fabricados por los rebeldes comencé este reportaje:

- Dr. Guevara, ¿por qué está aquí luchando en Cuba?

- Desde hace tiempo me he convencido de que toda América es una sola y de la necesidad imperiosa que tenemos los que sentimos un afán democrático de luchar en cualquiera de estos países por la libertad de ellos.

- ¿No teme que su intervención armada contra el gobierno de Cuba pueda ser interpretada como una intromisión en los asuntos internos de otro país?

- Yo considero que la intromisión en los asuntos internos de un país es algo que hay que combatir violentamente y siempre pero no puedo considerar intromisión sino al hecho de que un gobierno intervenga sobre otro gobierno de un país, pero que un hombre venga a luchar a Cuba por sus ideales, a dar nada mas que su vida y su presencia física no lo puedo considerar de ninguna manera una intervención, además menos que menos en el país de Martí que fue uno de los paladines de la unidad de toda nuestra América en un todo orgánico.

- ¿Cómo se vinculó usted al Movimiento 26 de Julio?

- Yo conocí a los primeros miembros del Movimiento 26 de Julio después del ataque, del fracasado ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio precisamente, de 1953, estaban algunos de ellos asilados en Guatemala entonces en aquella época los conocí y posteriormente mantuve contacto con ellos en México.

- ¿Allí conoció también al Dr. Fidel Castro?

- Exactamente como mantenía contactos con todos estos elementos conocí primero a su hermano Raúl y este me presentó posteriormente a Fidel.

- ¿Y fue el Dr. Fidel Castro el que lo invitó a participar de su fuerza expedicionaria?
- Sí, debo decirle que la primera noche de conversación que tuvimos después de exponerme todos los motivos que tenía para iniciar esta lucha en Cuba me entusiasmé completamente con sus ideales y con sus aspiraciones y esa misma noche ante su proposición de ser el médico de la expedición acepté inmediatamente.

- Bien Dr., pero cómo habiéndose usted incorporado como médico a las fuerzas expedicionarias se convirtió en un jefe militar, en comandante, como es ahora?

- Es un poco difícil de explicar esto, pero usted sabe que en el desarrollo de un proceso revolucionario se van desarrollando vocaciones escondidas en los individuos y fue más o menos lo que me pasó a mí que poco a poco fui cambiando mi ubicación dentro del ejército revolucionario para hacerme directamente un combatiente y en un momento dado se consideró que podía ser mas útil como combatiente directamente que como médico y después de un tiempo se me dio el mando de una columna.

- Dr. Guevara, ¿cuál aspira usted sea el resultado del triunfo de la revolución?

- Bueno, una vez eliminado este obstáculo primero que tenemos que es el dictador Batista hay que plantear una serie de reformas de todo tipo, yo no puedo decirle cuales son las aspiraciones del alcance final, pero si le puedo decir cuales son personalmente las aspiraciones mínimas para el pueblo de Cuba o para cualquier otro pueblo de América y es que se libere la tierra del dominio de los pequeños, de los grandes propietarios y pase al mercado interno a una serie enorme de consumidores nuevos y al mismo tiempo que se diversifique completamente la economía del país, que usted sabe es un país completamente de monocultivo, que tiene como producto básico de su producción el azúcar, la caña de azúcar, buscando nuevos productos, buscando también nuevos mercados donde colocar los nuevos productos y buscando incluso nuevos mercados donde colocar el producto único que hoy por hoy hay en Cuba que es el azúcar. Al mismo tiempo creo que son imprescindibles reformas institucionales, reformas...en fin una democratización completa del país de acuerdo con el ideal de la constitución democrática del año 40 que creo es la apropiada para Cuba en este momento de su evolución.

- A qué cree usted se debe la adhesión unánime y puedo afirmar unánime porque lo he comprobado a través de dos meses de permanencia en Cuba, la adhesión unánime digo del campesinado a la causa revolucionaria.

- Hay múltiples y un poco complejos factores que explican todo este hecho. Lo primero quizás deba ser la gran..., el tremendo terrorismo implantado por el ejército en esta zona, usted sabe que aunque el campesinado nos apoya en todos lados fundamentalmente nos apoya en las zonas donde nuestros ejércitos operan y esto se debe a la gran diferencia de conducta que hay entre los dos ejércitos, entre un ejército con moral y un ejército sin moral. En un momento dado la fuerza que el ejército de Batista llevó sobre los campesinos hizo que estos dudaran un poco y se retrajeran pero al final nos apoyaron cada vez con mas fuerza y lo hacen ahora cada vez más, además nosotros aquí tenemos una política no solamente una política neutra de respetar al campesino, sino una política positiva de establecer una reforma agraria y tender ser los dueños de las tierras que ahora están trabajando en manos de otros propietarios o a veces en manos del estado aquí en esta Sierra Maestra y además creo que el campesinado cubano como parte integrante de todo el pueblo de Cuba está pendiente de esa gran esperanza que es el Movimiento 26 de Julio para toda Cuba y por eso apoya a nuestras fuerzas.

- En varias oportunidades he leído y escuchado declaraciones o artículos procedentes tanto de La Habana como de Nicaragua o de Ciudad Trujillo también, acusándolo a usted de ser un infiltrado comunista dentro del ejército revolucionario, qué puede decir usted de eso, Dr.?

- Bueno debo decirle en honor a la verdad que no solamente son esas gentes la que lo dicen, también ha habido periodistas norteamericanos que lo han dicho. Incluso he leído revistas inglesas, creo que pagadas por Batista, donde se lo ha dicho, tiene una pequeña explicación histórica en el hecho de que yo soy un defensor absoluto y convencido del gobierno democrático de Arbenz que cayó en el año 54 y que se acusa por la prensa extranjera sobre todo la prensa norteamericana de ser un gobierno comunista. Ahora si usted investiga superficialmente las características de la gente que me acusan de comunista como acusan también al movimiento en general y al propio Fidel Castro de comunista, usted verá la clara intención política; en todos estos países los que usted ha nombrado y para el departamento de estado de los Estados Unidos incluso, cualquiera que se oponga a una política de completa entrega de todos los intereses de un país a esos intereses pues es comunista. Si ellos, ellos querrán saber cual es mi manera de pensar respecto a eso, yo lo he aclarado muchas veces en todas las entrevistas, yo creo que hay que liberar a este país como muchos otros de ciertas trabas económicas que son nefastas para el país, no he tenido ninguna vinculación con el partido comunista, créame sinceramente que lo diría si hubiera sido diferente, creo que el deber de un hombre es precisamente apoyar aquello en lo que cree ¿no? si fuera comunista pues creería en el comunismo, eso es todo.

- Si Dr., si yo mencioné a la República de Santo Domingo y a Nicaragua fue precisamente porque en estos últimos días escuché por radios cubanas severos ataques contra usted, acusándole de comunista, precisamente de los países de Somoza y de Trujillo. Bien una pregunta más, ¿qué piensa hacer al término de esta lucha revolucionaria? ¿Continuará colaborando con el Movimiento 26 de Julio?

- Yo creo que es mi deber continuar colaborando con el 26 de Julio en la medida en que me lo pidan no creo que pueda hacer otra cosa que estar pendiente de la decisión del pueblo de Cuba después del triunfo y será la que deba acatar, no tengo, si usted hace una pregunta tipo político, no tengo una vocación política ni aspiraciones políticas pero creo que ya tengo con este pueblo la responsabilidad de haber estado luchando durante tantos meses aquí y me debo en cierta manera a él

- Bueno apartándonos del reportaje político creo que sería interesante para sus compatriotas conocer algunos detalles de su vida en la Argentina

- Yo no le puedo dar detalles, mi vida es absolutamente anodina, lo único que puedo resaltar ha sido esta defensa que he hecho de los principios democráticos de la lucha cubana. En la Argentina he sido nada más que un estudiante de medicina, me gradué e inmediatamente salí del país eludiendo un llamado a filas que hacía Perón a los médicos recién graduados con lo que no estaba de acuerdo y que fue el principio de un largo peregrinar por toda América, pero nada más. Lo único que quisiera despedirme del pueblo argentino que me ha estado escuchando durante unos minutos haciendo un llamado a la comprensión para todos estos desgraciados países de América que todavía no han tenido la suerte de retomar o algunas veces de alcanzar un cauce constitucional y democrático como lo ha alcanzado la Argentina ya desde el 1ero. de Mayo e invitar al pueblo argentino a que piense un poco en todos los hermanos aquí de Centroamérica, del Caribe, que están padeciendo estas dictaduras terribles. Invitarlos también a que no se dejen influenciar por esa algarabía que hacen algunos tiranos del intervencionismo en otros países porque yo creo que no se puede llamar intervencionismo al hecho de que aquí se manden armas directamente o ayuda en dinero, o ayuda física de cualquier individuo que venga a combatir por esta causa. Yo no creo que eso pueda ser llamado intervencionismo y al mismo tiempo no se llama intervencionismo al hecho de que aquí se nos tiren bombas de NAPALM y cohetes que son dados por los norteamericanos para masacrar al pueblo de Cuba y que además cuando en un momento dado la misma opinión pública norteamericana impide que se hagan envíos de armas hacia Cuba, entonces esos satélites que tiene en Centroamérica como Trujillo y Somoza precisamente son los que envían todas las armas que son necesarias al dictador. Por todas esas cosas creo que el pueblo argentino que ha dado ahora una magnífica lección de civismo y que ha retomado ese feliz cauce constitucional debe ponerse decidida y valientemente de parte de las fuerzas democráticas de Cuba, de todo el continente en general, pero hoy hablo específicamente de Cuba y ayudarlo en una forma mucho más lógica, mucho más eficaz que con el simple reconocimiento hacia nuestra actitud justa.

- Muchas gracias Dr. Guevara

- Bueno de estos dos reportajes podrán ustedes sacar conclusiones si los efectué sobre una base eminentemente política soslayando cualquier referencia poética o sentimental con preguntas sobre temas concretos fue exclusivamente en busca de una objetividad necesaria para cualquier análisis político, pero la objetividad de mis preguntas a los dirigentes de la revolución cubana no excluye mis observaciones personales siempre se dijo que el periodista debía ser imparcial, estoy de acuerdo, no obstante la observación imparcial permite conocer el bien y el mal excluyente adverso y reverso de todo suceso y no es decente pretextando imparcialidad permanecer indiferente entre el honrado y el ladrón, el justo y el asesino o el patriota y el cipayo. Maña terminaré mi reportaje en Sierra Maestra narrando nuevos sucesos de la tragedia que desangra a esa morgue con palmeras en que se ha convertido la hermosa isla de Martí. Hasta mañana.

- Escucharon Uds. nuevamente al periodista argentino Jorge Ricardo Masetti enviado especial de Radio El Mundo en otra nota del ciclo Reportaje en Sierra Maestra. Ha ofrecido ya los reportajes exclusivos a Fidel Castro y al Dr. Guevara y mañana cerrará este programa extraordinario con un vívido relato de las experiencias que vivió en el transcurso de su riesgosa misión. Hasta Mañana.

- Hoy toca a su fin esta serie de reportajes y comentarios que nuestro compañero Jorge Ricardo Masetti ha llevado hasta ustedes sobre las impresiones recogidas en Cuba en su lucha por la libertad, el corresponsal de Radio El Mundo de Buenos Aires inicia su charla final de hoy diciéndonos esto:

- Estuve en Cuba cerca de 70 días, 40 de los cuales viví en las montañas llevando la vida de los soldados y los campesinos comiendo su arroz y su malanga, un tubérculo puro almidón al que no se acostumbra ningún extranjero durmiendo en bohíos miserables o en pleno monte, durante ese mes y días que permanecí en lo que los revolucionarios llaman con orgullo Cuba liberada, tuve la sensación de estar asistiendo a una permanente clase en esa dura pero efectiva escuela de moral que es la revolución cubana cada vez que hablaba con algún cubano sobre las necesidades de su país la conversación siempre terminaba con la misma definición del problema: "Mi patria no necesita más que honestidad" La memoria cubana está llena de presidentes ladrones y de anécdotas dolorosas y vergonzantes que los indiferentes interesados pretenden convertir en pintoresquismo Caribe, ministros que se guardan para sí todos los millones de billetes de distintos valores que debían quemarse por estar en malas condiciones o que se presentan en la aduana de Estados Unidos con maletas cargadas de pesos y dicen tranquilamente: "le extraña mi equipaje?". Sargentos que de una reunión para pedir aumento de sueldo y mejor ropa salen a derrocar a un gobierno y con el grado de coronel porque el de general por un tiempo todavía les asusta, mandatarios cuya única preocupación consiste en hacerse millonarios lo antes posible para tener un buen retiro en Miami. Hubo un presidente, Machado, que con un profético cinismo que define sin necesidad de calificativo su falta de fe en el país y en sus hombres, dejó en su testamento una suma de dinero para la creación del exilado cubano en Miami y mientras sucesivas generaciones de jóvenes cubanos iban cayendo en las calles con su indignación enfriada a balazos la deshonestidad fue haciéndose costumbre, inclusive aceptada por los llamados políticos tradicionales, muchos de los que en el llano estuvieron al lado del pueblo que reclamaba justicia en el poder se apresuraron a sumarse a la galería de los deshonestos y para que mis palabras no parezcan ambiguas diré que me estoy refiriendo entre otros a Carlos Prío Socarrás y a Grau San Martín pero no obstante esas traiciones el pueblo cubano siguió manteniendo su fe en que aún podían surgir hombres honestos porque tuvieron líderes que llegaron a ofrendar su vida para sostener a los que luchaban a su lado, toda América sintió el último aldabonazo como definió Eduardo Chivás al pistoletazo que se disparó delante del micrófono en que estaba enjuiciando a los ladrones de su patria, Chivás murió para que el estampido que culminaba sus dramáticas palabras despertase a los indiferentes y fuese la señal para los que aguardaban lanzarse a la pelea. Si el pueblo cubano no pudo jamás ser maniatado ni amordazado pese a las olas de terrorismo que hicieron sacudir hasta las palmeras de la isla fue porque a través de su larga lucha siempre recibió la eucaristía de las actitudes nobles y trágicas de sus líderes. El golpe del 10 de marzo de Batista que en una madrugada dio por tierra las esperanzas que los cubanos habían cifrado en los comicios que iban a realizarse apenas unos días después pareció que había sido decisivo para quebrar la moral de los últimos hombres de fe. Pero el asalto al Cuartel Moncada realizado por un pequeño grupo de jóvenes encabezados por Fidel Castro demostró una vez más que aún quedaban reservas y esas reservas continuaron moviéndose en la isla o desde el extranjero con un coraje que parecía la capitalización de decenas de años de luchas, con un derroche de sangre que figuraba un intento de ahogar en ella a los opresores. No obstante en medio de esa convulsión permanente la corrupción caía desde arriba a torrentes. La Habana está llena de casinos, las máquinas traga niqueles se encuentran más fácil que los buzones y el gobierno auspicia 3 quinielas diarias administradas, aunque esto no es exclusividad cubana, por la policía. Todas las tardes y sin recato alguno, por supuesto, los imponentes carros patrulleros van recorriendo las llamadas vidrieras en donde se reciben las anotaciones para las 3 quinielas y percibiendo las recaudaciones diarias, además el policía que hace el recorrido en la zona tiene derecho a anotarse diariamente 20 centavos al número que gane. La organización gansteril de Las Vegas se está trasladando apresuradamente a su nueva sede, La Habana, ya que en dos años vencerá el permiso para la explotación del juego en esa ciudad norteamericana y los nombres de fulleros famosos ocupan ahora las carteleras de los lujosos casinos y cabarets de la capital cubana. George Raft que ya no tiene físico para ser el pistolero romántico en el cine pero al que su abdomen no le impide regentear la sala de juego del Capri, Lesti Clarck vinculado junto con su hermano, también residente en La Habana en la muerte de Albert Nastasia y muchos otros con seudónimos espectaculares que huelen a baraja y a drogas.

Mientras tanto los nombres de Batista, de su hijo, de su cuñado y de sus ministros se vinculan a todas las grandes compañías y sociedades anónimas cubanas. Fidel Castro me aseguró en una conversación que la fortuna del sargento - general alcanzaba a 300 millones de dólares y que según las investigaciones de los hombres del 26 de Julio, el equipo gobernante había robado hasta ahora mil millones de dólares.

Ante ese espectáculo desolador y aplastante era muy lógico que solo los jóvenes estuviesen dispuestos a luchar, pero al resto del pueblo había que devolverle la fe, había que despabilarlo, había que demostrar con actitudes que no todo estaba perdido, por eso Fidel Castro hizo promesa formal, ustedes lo habrán escuchado registrado de sus propios labios durante el reportaje, de desembarcar en Cuba al frente de una expedición en 1956 o seremos libres o moriremos, dijo, y pocos días antes de cumplirse el plazo y cuando todos los diarios gubernistas hacían mofa de la promesa, el yate Granma llegó a la isla con su cargamento de 82 idealistas. De los 82 sobrevivieron muy pocos y de esos pocos sólo quedaron con Castro 12, pero en el primer momento el grupo que permaneció unido fue de 7 hombres, para dar una idea del optimismo arrollador de Fidel Castro voy a narrar esta anécdota que me contó uno de los actuales comandantes René Rodríguez.
La infantería, los aviones y las lanchas patrulleras de Batista habían desbaratado a los expedicionarios sin aliento tirados en el suelo, y con muy pocas municiones y con 2 compañeros heridos, los que estaban con Castro sólo aguardaban que los matasen, no daban más, entonces Castro se puso de pie y cuando todos creyeron que iba a ordenar el sálvese quien pueda comenzó a decir: oye como nos tiran, están enloquecidos de terror. Saben que ha desembarcado, por fin, el ejército invasor y que la revolución ha comenzado. Están muertos de miedo y por eso tiran hacia todos lados y tomando su fusil comenzó a escalar hacia la montaña que había elegido como refugio. El ejército invasor de 7 hombres que según Castro aterrorizaba a los guardias le siguió casi arrastrándose, había que continuar. Poco a poco el grupo de hambrientos revolucionarios fue ganándose con sus actitudes la simpatía de los desconfiados campesinos, jamás asaltaron una casa para comer, cuando se les negaba alimento seguían, segundos después el mismo campesino los buscaba para ofrecerles la comida. Y así Fidel Castro fue formando su ejército con campesinos impresionados por esa exótica cualidad de los hombres barbudos que recorrían los montes: honestidad.

La doctrina del ejército revolucionario es sencilla, de planteo casi infantil, hacer todo lo contrario de lo que hace el ejército de Batista. A mi me ha ocurrido que caminando sin provisiones por un campo de bananos con una pequeña patrulla tuve que hacer un recorrido de un kilómetro para que los soldados pidiesen permiso al dueño de la finca para cortar algunas bananas. Esta actitud como la de no maltratar jamás a un prisionero y no hacerle faltar ningún alimento ni tabaco, la de respetar a las mujeres, la de no probar jamás una gota de alcohol, enorgullece a los jóvenes combatientes revolucionarios. Sienten la enorme satisfacción de ser honrados y esa nueva generación de cubanos, se está forjando entre la población de 50 mil almas que controlan los rebeldes.

Esa es una de las formas de hacer una revolución. Una noche hablando con Guevara me confesó: muchos de nosotros, los que vinimos con Fidel, ni teníamos idea de lo que luego tendríamos que hacer, vinimos dispuestos a voltear a un dictador pero nos encontramos después conque no podíamos sólo conformarnos con la política neutra de respetar al campesino sino también de ayudarlo. Así surgieron las escuelas en donde jamás las hubo, los caminos en donde sólo había senderos hechos a machete, las panaderías en zonas donde la población jamás en su vida había probado el pan.; los reparto de carne casi diarios a gente que nunca comió carne vacuna.

El Dr. Humberto Sorí Marín miembro del Consejo Interamericano de Abogados, con la mochila al hombro y sin ningún texto de consulta, redactó el código civil y militar de la zona liberada. Por primera vez desde entonces en Sierra Maestra en donde antes nacían y morían las personas sin que el gobierno central se enterase tuvo su administración de justicia, su registro de nacimientos y defunciones, sus casamientos civiles y religiosos; todos los pleitos son ahora juzgados por magistrados y acusador y acusado cuentan con letrados que los asesoran y defienden. Resultó para mí emocionante ver el respeto conque los campesinos llegaban al mísero bohío que ellos mismo calificaron de Palacio de Justicia, esa conquista, ese pedacito de civilización que les había llegado de improviso los llenaba de orgullo y ya nadie concibe en Sierra Maestra el volver al sistema de vida anterior.

La reforma agraria puesta en marcha por los rebeldes y a la que ya se refirieron Fidel Castro y el Che Guevara en sus reportajes ha puesto en situación de pensar en el mañana a centenares de campesinos que trabajaban poco y mal porque sabían que en cualquier momento iban a ser desalojados.

Los matrimonios analfabetos de la Sierra, la gran mayoría por otra parte, envían a sus hijos, que por lo regular no son menos de diez, a esos establecimientos que siempre añoraron y que se llaman escuela.

Y las nuevas parejas asisten emocionadas a esa ceremonia solemne que celebran un juez de uniforme sucio y un sacerdote de sotana remendada que los unirá ante la patria que estimaban lejana y ante el dios que intuían pero del cual ningún cura les había hablado. Y todo eso se lo trajeron 12 barbudos hambrientos que mientras trataban de derrocar a un dictador se apresuraban entre los bombardeos y las batallas a concretar sus ideales.

Yo quise ver todo, recorrí las montañas de punta a punta de la cordillera, acompañé a las patrullas en las emboscadas y asistí a un combate y vi el coraje fabuloso de los que con una bala, muchas veces de fabricación propia tratan de conseguir no solamente el abatimiento del enemigo sino su armamento, todo su equipo y hasta el vehículo en que viaja contrastando contra la eterna huida al primer balazo, el abandono de los pertrechos y el grito de Viva Fidel, cuando son apresados.

Escuché de los campesinos su adhesión a la causa revolucionaria y su terror a las incursiones de las tropas de Batista o del senador Rolando Masferrer, un siniestro individuo cerebro de la represión batistiana, que tiene un ejército uniformado para su uso exclusivo.

Asistí al ametrallamiento de caseríos inermes o vi el antes y el después de poblaciones como el Cerro, que visité siendo un simpático pueblo montañés y recorrí un mes después convertido en una extensa porción de tierra calcinada por el fósforo vivo que había regado la gente de Masferrer.

La represión gubernista tanto en la provincia de Oriente, bastión revolucionario, como en La Habana es increíblemente cruel. Cuesta hacer entender a una mente civilizada que puedan cometerse crímenes tan espantosamente sádicos como los que perpetra la policía y el ejército del gobierno cubano. Hasta pasado un tiempo de permanencia en Cuba creí vivir un clima irreal, veía y no comprendía, las precauciones que por mi propia seguridad adoptaban los que me ocultaban en sus casas, me parecían excesivas. Muchas veces en los primeros días lo manifesté. "Es que usted no comprende que está en Cuba", me decían, "no recuerda que Batista tiene el poder supremo, que todas las garantías individuales han sido abolidas, que en cada diario, agencia noticiosa, radio, oficina telegráfica hay un censor y 10 delatores, que en los vestíbulos de los hoteles permanecen día y noche policías secretos, que en los atrios de las iglesias controlan la permanencia de los fieles en los templos y que usted no es un periodista norteamericano".

Todas estas cosas y en especial lo último lo comentaba yo una tarde antes del combate del Pozón con un joven colega ecuatoriano, Carlos Bastidas, cerca de un mes después cuando yo me encontraba de regreso en la Sierra, me enteré que Carlos Bastidas había sido asesinado en La Habana, lo mataron al entrar a un bar, de un coche patrullero descendió un policía mientras otros uniformados quedaban en el vehículo apuntando con sus ametralladoras. Oye ecuatoriano, le gritaron, cuando Carlos Bastidas se había dado vuelta para responder, se había delatado. Un balazo le atravesó la frente, el sargento de la policía secreta que lo mató se metió tranquilamente en el auto y se fue. Informe oficial: Bastidas borracho había corrido por la calle a una mujer, el noble policía salió en defensa de la perseguida y oh casualidad se le escapó un tiro con excesiva buena puntería. Esa es la Cuba de Batista.

Cuando terminé mis reportajes, que esta vez me empeñé en traer conmigo y que fueron los que ustedes escucharon en noches anteriores, ya Batista había establecido un cordón de diez mil hombres a lo largo de las vías de acceso a la Maestra, tanques norteamericanos traídos de Puerto Somoza y aviones también norteamericanos a reacción comenzaban a operar en la zona. Yo tenía dos alternativas o quedarme en la Sierra o intentar el retorno. Hacía más de dos meses que había partido y no sabía que ocurría en Buenos Aires, sí alguien sabía de mí y si mis notas llegaron a Diario El Mundo, además sentía cada momento mayor urgencia por hacer conocer los dos reportajes, esclarecedores de muchas de las dudas que sentíamos los argentinos con respecto a Fidel Castro y al Movimiento 26 de Julio y de contar estas cosas que ahora les estoy transmitiendo; me decidí por el descenso y además, yo que jamás había tirado un tiro quería ganar también una batalla. Batista sabía que los periodistas que habían llegado a la Sierra le desmoronaron el escenario de mentira que logró montar a costa de dólares y concesiones. Muchos hombres de prensa brasileños, franceses, italianos, habían sido detenidos o expulsados en La Habana o en Santiago. Enrique Meneses de París Mach, había sido apresado y torturado, Carlos Bastidas del Ecuador asesinado. Sentí más que nunca después de esa corta estadística que era necesario que llegase.

El reportaje sensacional había quedado relegado a un segundo término, lo más importante era demostrar que pese a todo el formidable aparato de represión siempre el periodista libre está en condiciones de ganar la batalla.

Aproveché para bajar la concentración de tropas que se había producido en el pueblo de Veguita. Los rebeldes iban a hacer una emboscada en horas de la madrugada; yo me afeité, allí a los barbudos los cuelgan aunque demuestren que son franciscanos, conseguí ropas de un guajiro y bajé con la patrulla en compañía de una muchacha que en principio iba a simular ser mi esposa. Cuando la vi gorda y sin dientes cambié el plan. No obstante como la necesitaba para que hablase por mí la llevé. Como logré llegar a Bayamo y de ahí a Santiago de Cuba, no puedo decirlo sin comprometer seriamente la vida de los que me ayudaron, lo cierto es que rápidamente antes de lo que yo hubiera pensado en mis momentos de mayor optimismo logré escapar para Buenos Aires con mis rollos grabados y mi material fotográfico.

Había pensado mucho en ese instante, creí que una vez en el avión sin policías secretos cubanos ni miembros del FBI debajo de las alfombras, me sentiría alegre. Pero no fue así, sentí una extraña e injustificada pero firme sensación de que desertaba. Dejaba detrás mío a centenares de hombres y mujeres combatientes que habían llegado a ser mis amigos; la excitación constante de la zona bélica; la imagen del teniente Horacio Rodríguez después del combate de San Ramón arrastrándose por la Sierra herido con un hombre casi deshecho por una esquirla de granada sin soltar su ametralladora Beretta; la de un muchacho que sólo supe que se llamaba Guillermo y que estaba empeñado en aprender a cebar mate para acompañar a Guevara, que se suicidó en El Dorado cuando herido en el estómago iba a ser apresado por los guardias.

Quedaba detrás mío esa Cuba nueva en que soldados casi niños celebraban a gritos la llegada de una ametralladora o una caja de balas. Ese ejército de hombres alegres y optimistas en la que la peor pena que se aplica es la de no dejar participar a un soldado en un combate. El Che Guevara con su tipo de porteño y su acento de cubano - mexicano; Fidel Castro con su enorme figura de gladiador y su voz de niño afónico.


Concluye así su serie de notas y reportajes el periodista argentino Jorge Ricardo Masetti, enviado especial de Radio El Mundo quien nos habló sobre la lucha en Sierra Maestra, pedazo de tierra heroica, donde un puñado de valientes forja el destino de una nación, hazañas de leyenda en su voz, sacrificios sin esperar recompensas en las cosas que nos ha dicho sólo la del ideal y la libertad de esos hombres. Tierra donde sólo impera la lucha y los cubanos con sus vidas y su sangre van estrechando el cerco en torno al dictador. Hasta allí, hasta ese lugar fue un periodista argentino, Jorge Ricardo Masetti, arriesgando su vida y muchas fueron las peripecias superadas, desde fríos intensos a lluvias constantes, desde la siniestra policía secreta de Batista hasta las balas de sus esbirros en la ciudad y en la sierras; todo eso ocurrió para que en vívidos relatos y emotivos reportajes nos dijera como lucha un pueblo entero en el campo franco y en la clandestinidad para que las futuras generaciones siembren en tierra fértil de paz y de progreso. Qué extraña maldición padece América para que en ella existan y hayan proliferado dictadores. Pero mientras existan hombres como Fidel Castro, pueblos como el de Cuba, periodistas como éste que ha estado con nosotros, como el que cayó y como los que habrán de venir, la castigada democracia de América siempre guardará una esperanza.


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El comandante de Prensa Latina


En el aniversario de la fundación de Prensa Latina, prólogo que Rodolfo Walsh escribiera en 1969 al libro "Los que luchan y los que lloran"

Rodolfo Walsh
La Jiribilla
21-06-2009

El libro Los que luchan y los que lloran es el testimonio del periodista argentino Jorge Masetti,de su incursión en la Sierra Maestra, en pos de entrevistar a los líderes del Movimiento 26 de Julio.

Que su nombre siga casi tan ignorado en su país como el pedazo de selva que esconde sus huesos era previsible para Jorge Masetti. Periodista, sabía cómo se construyen renombres y se tejen olvidos. Guerrillero, pudo presumir que si era derrotado el enemigo sería el dueño momentáneo de su historia. Masetti, desde luego, era un rebelde integral. La guerrilla de Salta, su presencia en Argelia y en Playa Girón, Prensa Latina, este libro, son eslabones de una misma cadena de admirable coherencia. Entre 1958 y 1964 vivió para la revolución latinoamericana cuya semilla está en Cuba y la Revolución vivió tempestuosamente en él...

Hubo, sin duda, un proceso cuya génesis atestiguan estas páginas. Masetti era reportero de radio El Mundo cuando en 1958 decidió ir a ver qué sucedía en Cuba. Sus contactos eran débiles, sus medios escasos, su objetivo —Fidel en la Sierra— desmesurado.

La medida del peligro está dada, sin énfasis, en su propio relato: de los dos periodistas extranjeros que Masetti encontró en la Sierra, uno fue asesinado, al descender, por la policía de Batista; al otro lo torturaron y “cantó”.

Mortales esperas, escondites, marchas imposibles a pie y en mula, la confianza jugada a cara o cruz en cada instante, lo acercaron a los grandes protagonistas de su historia. En el camino iba quedando el pueblo cubano, sus campesinos ametrallados, sus aldeas arrasadas con napalm. Masetti, que confesaba no haber tirado nunca un tiro, se encontraba de golpe bajo el fuego de las ametralladoras 50 con que un avión rociaba en la meseta lo único que daba señales de vida: él y su guía. Una campesina le entregaba un revólver 22 no para defenderse, sino para suicidarse si topaba con los guardias.

Cambiaba él mismo su ropa oscura de porteño con aires de compadrito por la guayabera del campesino, por el uniforme del ejército rebelde. Pero en ese ilusionismo de periodista ingenioso había como un oscuro rito, una transformación auténtica. Había ido lleno de dudas, prevenciones, sutilezas y se lo tragaba la insuperable experiencia colectiva de un pueblo en revolución.

Los reportajes a Fidel y al Che, transmitidos por Masetti desde la Radio Rebelde, fueron importantes en la propia Isla: era la primera vez que el pueblo cubano escuchaba a sus líderes. En aquel momento la Revolución —agraria, popular, antimperialista— no se definía aún públicamente por el socialismo. Eso llegaría después. “Mucho de lo que estábamos haciendo ni lo habíamos soñado”, declaraba Guevara.

Los combatientes se volvían revolucionarios en la lucha misma, sacudían sus ataduras mentales, sus prejuicios, sus lazos con el pasado. Pero al mismo tiempo procuraban no alarmar más de lo indispensable al enemigo verdadero que se ocultaba tras la dictadura de Batista: conocían ya el napalm y el fósforo vivo de fabricación norteamericana que regaban los aviones. Los amigos de la Revolución libraban una dura batalla dentro de los propios EE.UU. para contener esos embarques de armas que antes y después han masacrados pueblos enteros.

Que Fidel Castro hablara de elecciones, que otros dirigentes eludieran una definición sobre el comunismo, que la Revolución no alejara a sus momentáneos aliados de la burguesía, eran necesidades implacables en la guerra. Las decisiones, en todo caso, surgirían del pueblo en armas.

Cuando Masetti regresa a La Habana, está marcado. Las radios del Caribe retransmiten todavía su reportaje, el país entero ha escuchado su voz, la policía conoce su cara. Los únicos que parecen ignorar su hazaña son sus jefes en Buenos Aires. Un angustioso cambio de telegramas le confirma que no han recibido nada. Entonces hace algo que requiere un coraje excepcional: vuelve a la Sierra y graba por segunda vez su reportaje.

Las tretas que usa para sortear el cerco represivo lo pintan a Masetti.

Turista alemán, viajante italiano o presunto esposo de una campesina gorda, no pierde en mitad del peligro su agudo sentido de lo cómico. Mucho menos esa mirada fotográfica del periodista nato, capaz de dar en cuatro líneas lo esencial de cualquier situación. Los pequeños retratos de la pequeña gente brillan con luz propia junto a los héroes mayores del Olimpo. Santiago a oscuras, la carretera desierta, “el sonido de fondo” que acompaña su reportaje a Guevara, son estampas memorables en un relato sin pausas.

Este reportaje es, en mi opinión, la mayor hazaña individual del periodismo argentino.

Al salir de Cuba con su pasaporte rudimentariamente falsificado, Masetti tuvo la sensación de que desertaba, de que volvía al mundo de los que lloran y dejaba atrás el mundo de los que luchan. Esa tajante división iba a decidir su vida, precipitar su muerte.

La Revolución triunfante eligió a Masetti para una tarea más difícil que su reportaje en la Sierra Maestra. A comienzos de 1959, crea la primera agencia latinoamericana que consigue inquietar a los monopolios informativos yanquis. La deformación por la prensa internacional de las noticias cubanas había empezado mucho antes de la caída de Batista, cuya larga permanencia en el poder profetizaba la revista Times en su primer número de 1959, cuando ya el régimen se había desplomado...

La campaña contra el gobierno revolucionario alcanzó una intensidad jamás vista en la historia. United Press y Associated Press, las agencias que monopolizan el mercado mundial de noticias, pusieron en marcha esa catarata de basura informativa que dura hasta hoy, preparando el terreno para la cadena de agresiones que iba a culminar en Playa Girón. Para contrarrestar en lo posible ese ataque incesante y despiadado, nació Prensa latina.

La empresa pudo parecer utópica. Los monopolios informativos reaccionaron ante la competencia como todos los monopolios. La guerra desatada contra Prensa Latina invocó el pretexto de que era una agencia oficial. PL era, por supuesto, tan oficial como United Press, Reuter o France Presse: no hay en el mundo una agencia que no responda a los intereses de un estado nacional, o de un grupo monopolista estrechamente vinculado a ese estado. La diferencia consiste en que los países dominantes del mundo occidental prohíben ese lujo a los países dependientes. Las tentativas realizadas en Argentina y Brasil durante los gobiernos de Perón y Quadros fracasaron ante la embestida de las agencias norteamericanas que contaron como aliados a los grandes diarios comerciales de ambos países, para quienes el periodismo estatal es un crimen cuando se trata del estado nacional, y no lo es cuando detrás se oculta el poder extranjero.

En el caso de Prensa Latina había otra diferencia, más “criminal” aún. Todos los periodistas que trabajaron en ellas eran latinoamericanos. Plinio Mendoza y Gabriel García Márquez en Colombia, Mario Gil en México, Díaz Rangel en Venezuela, Teddy Córdova en Bolivia, Aroldo Wall en Brasil, García Lupo en Ecuador y Chile, Onetti en Uruguay, Tríveri en EE.UU.., Ángel Boan en cualquier parte, demostraron que una agencia no era algo tan misterioso como pretendían los viejos amos del periodismo.

Dondequiera hubo que pelear por la noticia en igualdad de condiciones, llegaron antes y la escribieron mejor. Como testigo de esa competencia pude comprobar que el periodista norteamericano es profesionalmente mediocre, apegado a la rutina, desprovisto de curiosidad y de amor por lo que hace. Al tener que competir con nosotros, con un conocimiento del medio local que no excedía los despachos ministeriales o el lobby de los grandes hoteles, se encontraban en una impresionante desventaja. Esa prueba no les gustaba para nada, y aunque mejoraron momentáneamente su servicio, acentuaron la campaña de desprestigio y la presión sobre los dóciles gobiernos.

Tuve una idea de lo que esa presión significaba en mayo de 1959, cuando en ruta a La Habana debí hacer escala en Río de Janeiro por 48 horas que se convirtieron en 48 días. Se trataba de tomar una oficina, arrendar un canal de teletipo y designar un jefe de corresponsales brasileño, tres cosas sencillas para las que no existían obstáculos legales. Las dificultades que surgieron eran tan absurdas que no tenían explicación dentro del marco idílico de la libertad de prensa, la libre competencia y otras fantasías.

Ese año la United Press confesaba para su filial en Río una pérdida de un millón de dólares lo que, sin duda, revelaba sus buenos sentimientos. Inmovilizar un expediente en el ministerio de Viaçao, era mucho más barato. La burocracia brasileña es la más imaginativa que he conocido: siempre faltaba algo, una coma, un “carimbo”, hasta un análisis de orina y una muestra de sangre. La maquinaria gubernamental chorreaba corrupción y demora en proporciones kafkianas.

Téngase en cuenta que las relaciones entre Cuba y los países americanos, incluidos los EE.UU., eran todavía “normales”. La agresión contra PL era, por supuesto, una partícula de la agresión global que se gestaba. Los tropiezos que menciono se reprodujeron en las veinte filiales latinoamericanas de PL. Que hayan podido superarse, bien o mal, es un tributo al genio de Masetti.

Un año después de creada, PL tenía además sucursales en Washington, New York, Londres, París, Ginebra, Praga. Convenios firmados con Tass, CTK, Tanjug, Hsin Hua, y agencias egipcia, indonesia y japonesa le daban un ámbito mundial. L'Express de París y el New Statesman de Londres habían cedido sus derechos latinoamericanos por ínfimas sumas; The Nation y The New Republic, de EE.UU., los daban gratis. Más de cien clientes en América Latina y muchos centenares en los países socialistas, un volumen noticioso comparable al de las agencias norteamericanas, colaboradores regulares de la talla de Sartre, Waldo Frank, Wright Mills: todo esto era realidad a mediados de 1960.

La cobertura de ciertos episodios latinoamericanos como los terremotos de Chile, el primer golpe militar contra Frondizi o la revolución de Castro León en Venezuela, fue excepcional. Pero también se dieron algunos buenos “palos”, como decían los cubanos, en territorio enemigo: Ángel Boan (que después murió en Argelia) fue el único en conseguir un reportaje a Chessman, doce horas antes de su ejecución.

El mismo Boan le sonsacó una divertida entrevista a Trujillo (no teníamos corresponsal en Santo Domingo, por supuesto) mediante el simple expediente de llamarlo por teléfono en nombre de una agencia rival, mientras un colega argentino conseguía en Madrid la primera declaración de Perón favorable a Fidel Castro. Una noche, en el aeropuerto de La Habana, hice el reportaje más corto de mi vida. Era Ernest Hemingway, que decía: “Vamos a ganar. Nosotros los cubanos vamos a ganar”. Y agregaba: “I'm not a yankee, you know”.

Algunas veces excedíamos los límites habituales del periodismo. Fue PL quien señaló con meses de anticipación el lugar exacto en Guatemala —la hacienda de Retalhuleu— donde la CIA preparaba la invasión a Cuba, y la isla de Swan donde los norteamericanos habían centralizado la propaganda radial por cuenta de los exiliados.

Vivíamos, puede decirse, al pie de la teletipo, pero no recuerdo un trabajo que se hiciera con tanta felicidad. Masetti era incansable, un temperamento meridional, lleno de recóndito humor. Un tabaco y una guayabera que alternaba con el traje oscuro y la corbata negra, le bastaba para sentirse “aplatanado” sin abandonar una sola inflexión de su lenguaje porteño. Era pintoresco verlo irrumpir en la redacción donde predominaban los cubanos y gritar sus órdenes tratando a todo el mundo de vos.

Se casó, por segunda vez, con su secretaria cubana. De madrugada, cuando cerraban los últimos canales había tiempo para reunirse en su oficina donde circulaba un mate y un tocadiscos pasaba un tango. Alguna vez la presencia de un centinela guajiro en la puerta cerrada indicaba la presencia del Che. La amistad que los unía llevaba el sello indisoluble de la Sierra.

La suerte de Prensa Latina estaba ligada a la Revolución Cubana. La SIP, regenteada entonces por el coronel Dubois, dictó el úkase definitivo prohibiendo a sus miembros usar los servicios de PL. Una noche, en una callejuela de Costa Rica, la casualidad deparó a Masetti el placer de decirle en tres palabras lo que pensaba de él. Dubois se hizo el sordo pero ya las puertas de los diarios estaban cerradas.

Es conocida la presión implacable que llevó a los gobiernos latinoamericanos a romper con Cuba. En cada caso la ruptura fue precedida por el cierre de PL, Masetti lo había previsto con mucha anticipación. Cuando llegó el momento, la agencia contaba con equipos de escucha capaces de suplir en parte el vacío, y la construcción de una potente emisora llegaba a su fin. Cuba no podía quedar aislada. PL sigue hasta hoy dando al pueblo cubano las noticias del mundo, e informando a los que quieran o puedan escucharla, lo que pasa en Cuba. Esa es la obra de Masetti.

En marzo de 1961, Masetti renunció a Prensa Latina. Su alejamiento tiene que ver con el auge momentáneo del sectarismo, pero por sobre todo con su deseo de ocupar un puesto de más riesgo en la tarea revolucionaria a la que ya estaba entregado por completo. Esa oportunidad se dio en seguida, en Playa Girón. Masetti retomó el comando de la agencia y vio sucumbir bajo el fuego de las milicias las últimas tentativas norteamericanas por reimplantar su dominio en la Isla. Después marchó a Argelia, donde se combatía aún. Era el intermedio necesario antes de acometer su última empresa, la guerrilla de Salta.

La idea de traer la lucha armada a la Argentina no era nueva en Masetti. Nació en la misma Sierra, la meditó largamente en La Habana. Puede discutirse, se discute, si el momento elegido era el apropiado, si la teoría del foco es o no correcta, si la lucha armada puede entablarse sin el respaldo de una sólida organización política.

La honestidad de Masetti, la coherencia consigo mismo, la fidelidad al precedente cubano, están fuera de la discusión. Pertenece a esa lista ya larga de hombres que en América Latina vivieron sus ideas hasta el sacrificio: De la Puente Ojeda, Lobatón, Camilo Torres, Ernesto Guevara. Sabía que la victoria final de la Revolución está amasada con los fracasos anteriores. El triunfo fulminante de los cubanos en enero de 1959 no basta para borrar las derrotas que lo precedieron, ni aún la más memorable de esas derrotas: el asalto al Moncada. Dentro de esa perspectiva no hay quizá victorias ni fracasos individuales, aunque haya experiencias que recoger y asimilar.

En los campos de Argelia, Masetti volvió a tomar contacto con la guerrilla. A fines de 1962 estaba de regreso en Cuba, alcanzó a conocer a su hija recién nacida, después se alejó para siempre. Cuando reaparece en la provincia de Salta, el pequeño grupo de rebeldes que lo acompaña lo conoce solamente por su nombre de guerra: Segundo. La elección está explicada en una carta a Federico Méndez y Juan Jouvé, sobrevivientes de la guerrilla encarcelados hasta hoy:
“Al ingresar en el EGP (Ejército Guerrillero del Pueblo) cada miembro adoptaba un nombre de guerra, y Masetti eligió el de Segundo por el siguiente motivo: el Che, que en ese momento realizaba tareas imprescindibles para la Revolución Cubana, pertenecía en forma honoraria al EGP, conociéndosele a ese fin por el nombre clave de Martín Fierro... Masetti eligió el de otro gaucho famoso, Segundo Sombra... Luego Masetti fue conocido simplemente por Segundo, aunque fue realmente nuestro primer y único comandante.”
Otro sobreviviente recuerda:
“Nunca hablaba de su vida personal. Sabíamos que tenía mujer e hijos porque una vez los mencionó. En cierta oportunidad, él mismo habló de Masetti en tercera persona. Pero yo ignoraba que fuese él, y las fotos que después me mostraron tenían poco que ver. Cuando lo conocí tenía una gran barba negra, casi azul. Costaba tutearlo: era imponente.”
A comienzos de 1962 Masetti escribía a su mujer: “Ya van cuatro meses y medio que aguardamos, con ansias controladas pero que nos devoran, el momento de rendir ‘nuestra materia’”. Siempre presentes, las primeras palabras de la carta de Martí a Mercado que constituyen también las iniciales de la Segunda Declaración de La Habana: “Ya puedo escribir... Ya estoy todos los días en disposición de dar la vida por la patria'”, y agregaba: “La Revolución ya no es un hecho a observar, un hecho histórico a criticar, sino que la Revolución somos nosotros mismos... es nuestra conciencia, la que nos juzga y nos critica y nos exige.”

Se sentía fuerte y optimista, a pesar de las dificultades de la vida en el monte. Adiestraba a su gente, se movía sin cesar eludiendo cualquier choque. No había perdido su buen humor, su ácido espíritu de broma. Cargaba la mochila más pesada, a pesar de una dolorosa desviación de columna vertebral que lo hacía sufrir bastante. A fines de 1963 dice en una nueva carta a su mujer:
“Ahora llevamos recorridos más de un centenar de kilómetros en el mapa, aunque en realidad son muchísimos más. Nuestro contacto con el pueblo es desde todo punto de vista positivo. De los coyas aprendimos muchas cosas, y los ayudamos en todo lo posible. Pero lo más importante es que quieren pelear... Es esta una región en que la miseria y las enfermedades alcanzan el máximo posible, lo superan. Impera una economía feudal... Quien venga aquí y no se indigne, quien venga aquí y no se alce, quien pueda ayudar de cualquier manera y no lo haga, es un canalla...”.
A comienzos de 1964 los diarios publican las primeras noticias de la guerrilla, cuyos días estaban contados. En marzo los servicios de informaciones consiguen infiltrar dos hombres que promueven un incidente donde resulta herido el guerrillero Diego. La gendarmería captura un campamento con cuatro hombres, donde estaban todas las provisiones. El hambre acosa ahora a la guerrilla: la zona está desprovista de caza, incluso de pájaros. El guerrillero Antonio muere despeñado. El 18 de abril es sorprendido un nuevo grupo. Días después, en un confuso choque con la gendarmería resultan muertos Hermes (Hermes Peña, cubano) y Jorge. Diego, César y Marcos mueren de hambre. Los dispersos van cayendo en grupos de dos o tres.

Masetti no aparece nunca. Se ha disuelto en la selva, en la lluvia, en el tiempo. En algún lugar desconocido el cadáver del comandante Segundo empuña un fusil herrumbrado. Tenía al morir 35 años, había nacido en Avellaneda.

Marzo de 1969

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