martes, 5 de marzo de 2013

Falleció el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez

Ayer martes 5 de marzo de 2013, tras reunirse con la dirección político militar de la Revolución, el vicepresidente Nicolás Maduro informó que el presidente de Venezuela Hugo Chávez falleció a las 4 y 25 de la tarde. El vicepresidente dijo que ha previsto un despliegue especial de la Policía Nacional Bolivariana para garantizar la paz y el respeto al pueblo de Venezuela. "En esta tragedia histórica llamamos a los hombres y mujeres a ser los vigilantes de la paz y del respeto de esta patria. Nosotros los civiles y militares asumimos su herencia, sus retos, su proyecto, junto al acompañamiento y apoyo de todo el pueblo sus banderas serán levantadas con dignidad. Gracias, mil veces gracias". Que no haya violencia ni odio. Sino amor, paz, unidad y disciplina. Unidad, batalla y victoria, con la unidad del Pueblo y la FANB En las próximas horas se anunciarán los detalles del sepelio. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, líder indiscutible de la Revolución Bolivariana, acumuló en su andar un camino que lo llevó desde Sabaneta, en estado Barinas, a la historia por el profundo cambio que impulsó en el país. Nacido el 28 de Julio de 1954 en esa localidad de los llanos de Barinas y fallecido este martes en Caracas, fue el segundo de los seis hijos de Hugo de los Reyes Chávez y Elena Frías, ambos maestros de educación primaria. Reconocido por una singular personalidad capaz de captar los más diversos sentimientos populares, recibió en su formación la influencia militar y al ingresar en una escuela de ese tipo en 1971. Tras cuatro años de estudio, se graduó como subteniente y licenciado en Ciencias y Artes Militares e inició una carrera en la entonces Fuerza Armada Nacional, en la que alcanzó, en 1990, el grado de Teniente Coronel. De manera adicional, este proceso le facilitó el conocimiento de los más recónditos sitios del país y la crítica situación en que sobrevivían millones de venezolanos. Seguidor del pensamiento y la obra del Libertador, Simón Bolívar, Chávez realizó también estudios de postgrado en Ciencias Políticas, que estructuraron y sistematizaron sus tempranas inquietudes políticas y sociales. Fueron precisamente esas inquietudes el origen de la fundación en 1982, junto con otros oficiales del cuerpo castrense, del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200), en el entorno de una deteriorada situación sociopolítica en el país, que condujo, en 1989, a la explosión popular conocida como El Caracazo. La Venezuela de los años 80 y 90 del pasado siglo se caracterizó por el agotamiento del modelo neoliberal instruido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y entronizado por gobernantes venales y corruptos, que llenó el país de millones de pobres a pesar de las inmensas riquezas generadas por la explotación petrolera. Es en ese escenario en el que lidera, el 4 de febrero de 1992, una rebelión cívico-militar contra el presidente de turno, Carlos Andrés Pérez, que terminó en un fracaso, pero con el "por ahora" pronunciado por Chávez al asumir públicamente la responsabilidad por esa acción, se convirtió en el punto de partida de un proceso político que cambiaría al país. Por esos hechos, Chávez estuvo dos años en prisión, de donde salió fortalecido ideológica y políticamente, y entonces fundó el Movimiento V República. Tras su liberación, comenzó un peregrinar social y político por todo el país, además de sumar a sus filas a estudiantes, profesionales, pequeños y medianos empresarios, campesinos, cultores, pescadores, mineros, indígenas, obreros, mujeres, jóvenes, militares, dirigentes locales y a la casi totalidad de la dirigencia de la izquierda venezolana. Todo ello bajo las banderas del rescate del pensamiento bolivariano y de la convocatoria a una Asamblea Constituyente para refundar el Estado, recuperar la soberanía popular y nacional, así como transformar la estructura de exclusión social de las grandes mayorías. De esa forma, intervino en las elecciones presidenciales del 6 de diciembre de 1998, apoyado por los partidos Comunista (PCV), Patria Para Todos (PPT) y otros que mantenían entonces posiciones de izquierda. En esos comicios, Hugo Chávez fue electo por el 56,2 por ciento de los votos válidos y se convirtió en el 47 presidente de Venezuela, apoyado por el voto popular con el entonces segundo más alto porcentaje alcanzado por un candidato presidencial en cuatro décadas. Tras la toma de posesión, el 2 de febrero de 1999, los acontecimientos se sucedieron con inusitada rapidez. Un referendo constituyente, la elaboración de una nueva Carta Magna en sustitución de la de 1961 y su aprobación por el Parlamento el 15 de diciembre, marcaron el primer año de gobierno y crearon las bases de un profundo proceso de reformas políticas, económicas y sociales que continúa en la actualidad. En virtud de lo establecido por la nueva Constitución Bolivariana, fueron convocadas elecciones generales para el año siguiente, a fin de ratificar a todos los cargos de elección popular, incluyendo la Presidencia, y en esa cita Chávez fue ratificado al obtener el 59,76 por ciento de los sufragios. Sin embargo, la batalla política era intensa, pues las medidas ejecutadas por el gobierno para afianzar la soberanía y consolidar la independencia, entre ellas la Ley de Hidrocarburos de 2001, dirigida a recuperar los recursos derivados del petróleo, soliviantaron en su contra a los sectores más acomodados del país, que contaron entonces -y ahora- con el respaldo de Estados Unidos. El efímero golpe de Estado de abril de 2002 y el paro petrolero de finales de 2003 y principios de 2004, fueron los intentos más graves de la oligarquía venezolana, asociada a intereses foráneos, de tratar de librarse de Chávez y de recuperar el control del país, frustrados por la resistencia popular y de la mayor parte de los militares. Al mismo tiempo, comenzaron a ejecutarse las misiones sociales, entre ellas, Barrio Adentro, para la atención médica gratuita de la población de menos recursos, y Mercal, surgida tras las carencias provocadas por el paro petrolero y dirigida a proveer alimentos a bajos precios a los venezolanos. Tras superar el referendo revocatorio promovido por la oposición en 2004 y ser reelegido en los comicios presidenciales del 3 de diciembre de 2006, Chávez emprendió el período de gobierno 2007-2012 con un creciente apoyo de la mayor parte de la población, que lo ve como el líder que les sacó de la sempiterna exclusión y les cambió la vida. Los comicios del 7 de octubre del 2012 llevaron a la reelección del mandatario para un nuevo periodo 2013-2019, con el respaldo del 55,07 por ciento de los electores al acumular ocho millones 191 mil 132 votos, en un proceso donde la participación llegó al 80,4 por ciento.

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El jefe de la asesoría jurídica de La Caixa, nombrado magistrado del TS de la Sala que juzgará preferentes y swaps

9 ENERO, 2013 - AUTOR: FERNANDO GOMÁ LANZÓN EN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA El día 29 de noviembre de 2011, el pleno del CGPJ acordó por mayoría nombrar al abogado Sebastián Sastre como nuevo magistrado de de la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo en el turno de juristas de reconocida competencia. Parece en principio una noticia de carácter exclusivamente judicial, un nuevo magistrado que cubre una vacante. Ahora bien, si se añade el dato de que el nombrado es el jefe de los servicios jurídicos de La Caixa y lo ha sido durante 25 años, y que la sala de lo civil es la que tiene que conocer de asuntos como las preferentes, los swaps, los productos estructurados o del posible carácter abusivo de ciertos intereses de demora o de la cláusula suelo en las hipotecas, pasa de ser una noticia meramente judicial o serlo también desde el punto de vista del consumidor y de las entidades financieras. Estos son los datos: Sebastián Sastre es abogado y desde 1969 trabaja para entidades financieras: Banco Atlántico, Banco de Europa y desde 1985 y durante más de 25 años, director ejecutivo de la asesoría jurídica de La Caixa y secretario del Consejo de Administración de distintas empresas del grupo “La Caixa”. Durante su etapa como jefe de la asesoría jurídica en La Caixa, y en el desempeño de sus funciones, figura como responsable del contenido, en nombre de la caja, de los productos financieros la misma que ofrece, como éste de renta fija y deuda subordinada. En este mismo desempeño, ha defendido a la entidad con los correspondientes documentos y argumentaciones frente a las reclamaciones de los consumidores clientes de la misma, por ejemplo en este escrito respecto de una reclamación por un swap ante el Banco de España, fechado en 2010, en el que se alega que este producto era adecuado para el reclamante, cliente minorista de la caja (enlace obtenido desde este blog). Tiene una posición doctrinal de cierto prestigio en su ámbito jurídico, pero claramente escorada hacia la posición de los bancos frente a los clientes. Pasa por ser el introductor en España del pagaré en blanco como garantía de cumplimiento de un contrato de préstamo mercantil, el cual, prescindiendo de detalles técnicos, es un mecanismo que ofrece enormes ventajas a los bancos frente y en perjuicio de sus clientes, parte débil, y que el autor de este artículo, en sus conclusiones, considera que es una figura en fraude de ley y claramente abusiva. Se da la circunstancia de que todos los candidatos finalistas para el puesto, excepto el elegido, eran catedráticos; el nuevo magistrado tiene la categoría de profesor titular. La Sala de lo Civil del Tribunal Supremo es también la competente para conocer de los asuntos de Derecho Mercantil, y ello incluye todos los polémicos asuntos acerca de comercialización de productos financieros a consumidores, como preferentes, swaps y estructurados: Y también temas como la determinación del carácter abusivo o no de la cláusula suelo en las hipotecas o de los a veces muy elevados intereses moratorios. No voy a prejuzgar ni criticar algo que no se ha producido, como es la posición que adoptará el nuevo magistrado en estos asuntos o en otros en los que puedan estar implicados entidades financieras y consumidores. Pero con los datos que ya tenemos sí se pueden hacer algunas consideraciones y preguntas, tanto de presente como de futuro. Juzgar es una actividad compleja y sutil que exige del juzgador un análisis y un discurso racionales que le permitan valorar el caso concreto para ofrecer una solución justa y conforme al ordenamiento jurídico. En este interesante artículo se analizan lo que se denominan sesgos cognitivos en el ámbito judicial, es decir procedimientos mentales de simplificación que tienden a reducir la complejidad de la información recibida de modo que sea posible tomar decisiones de forma eficiente. Uno de ellos es el llamado sesgo de confirmación: “Este proceso mental se caracteriza por la tendencia del sujeto a filtrar una información que recibe, de manera que, de forma inconsciente, busca y sobrevalora las pruebas y argumentos que confirman su propia posición inicial, e ignora y no valora las pruebas y argumentos que no respaldan la misma. El sesgo de confirmación es una tendencia irracional a buscar, interpretar o recordar información de una manera tal que confirme alguna de nuestras concepciones iniciales o hipótesis. La evidencia de que el juez instructor se ve afectado por este sesgo ha llevado al legislador separar las funciones instructora y decisoria, de manera que, el Juez que instruye una causa, no puede fallar sobre la misma. Cuando al TS lleguen cuestiones derivadas de enfrentamientos judiciales entre entidades bancarias y consumidores, parece realmente muy complicado que alguien con esta actividad profesional sea capaz de obviar todo su pasado y de evitar este sesgo congnitivo. Ha estado asesorando sobre productos financieros y creando su estructura legal; ha defendido a la entidad con argumentación jurídica en todas las instancias; ha creado líneas de defensa analizando el Derecho desde el punto de vista de la caja y para su beneficio; tiene una posición doctrinal legítima, pero militante en la defensa de los intereses de los bancos (y por tanto en contra del cliente reclamante)… En aquellos asuntos en los que una parte sea un banco y otra un consumidor, aún cuando quisiera librarse del peligro del sesgo de confirmación ¿sería posible abdicar de la perspectiva de toda una vida? El artículo 219.13 LOPJ prevé como causas de abstención o recusación “haber ocupado cargo público, desempeñado empleo o ejercido profesión con ocasión de los cuales haya participado directa o indirectamente en el asunto objeto del pleito o causa o en otro relacionado con el mismo”. Si llega al TS una reclamación por un swap de La Caixa ¿se abstendría? ¿Y si es de Banco Santander? ¿Y si es de BBVA pero los argumentos empleados provienen inicialmente de La Caixa? ¿Y si los argumentos de una de las partes, la bancaria, son directamente obra intelectual del nuevo magistrado? ¿Y si no son suyos pero sí de compañeros de otras entidades con los que ha hablado e intercambiado ideas sobre estos temas en las reuniones sectoriales? ¿Y si son de Unicaja pero los argumentos que utiliza el consumidor son los mismos que ya ha rebatido en escritos como asesor jurídico de La Caixa?… ¿Es oportuna esta elección? ¿Qué mensaje se está ofreciendo? Hay una famosa crítica de una obra de teatro de hace unas décadas que simplemente dijo: “Ayer, en el teatro *** se estrenó la obra ***. ¿Por qué?”. Por qué, efectivamente, ésta es la cuestión. No era el único candidato. El nombramiento por parte del CGPJ se ha producido por 13 votos a favor en segunda votación. Al respecto caben dos posibilidades. La primera constituye el supuesto ideal: los integrantes del Consejo, de manera independiente, sin aceptar ninguna presión, valorando exclusivamente los méritos de todos los candidatos y su aptitud para servir a la sociedad de manera adecuada en un puesto de tanta responsabilidad, han optado por este candidato. El problema es que hemos llegado a una situación de descreimiento tal que esta primera posibilidad, tal y como la he formulado, si no se aclara que se está proponiendo en serio, parece que se está siendo sarcástico. Nadie sostiene seriamente que el CGPJ, en las decisiones de importancia política, actúe con criterios de bien común, eficacia y excelencia. Por el contrario, como hemos expuesto en muchas ocasiones en este blog, aquí y aquí por ejemplo, está completamente politizado, esto es, sometido a los intereses de esa élite extractiva que conforman los partidos mayoritarios y sus terminales de la que habla César Molinas. Pero vamos, tampoco es un secreto, el mismo presidente del CGPJ, Gonzalo Moliner, admite que es un órgano politizado, dándole un sentido positivo a la expresión, pero se olvida de añadir que la política que hace no es la que interesa al Poder Judicial y a la defensa de su independencia, sino la que le dicta el establishment político. La segunda posibilidad es, sencillamente, la contraria: el nombramiento no ha sido hecho exclusivamente con criterios técnicos, sino políticos, de conveniencia de los integrantes de la enquistada clase política y económica que tenemos en España, entre los que existe una indiscutible relación de apoyo y defensa mutuos. Y es evidente que así ha sido. Una cosa es no prejuzgar el futuro y otra ser un ingenuo. Como dijo ayer mismo el coeditor Rodrigo Tena hablando de otro Rodrigo (Rato) en este post, “el conglomerado político financiero que controla este país no responde de nada, ya sean políticos-empresarios o empresarios-políticos. Se indultan unos a otros, se contratan unos a otros, se colocan unos a otros”. Quizá habría que añadir que también se juzgan unos a otros.

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