lunes, 6 de abril de 2009

El terrorismo no reconocido de la OTAN



La estrategia de la tensión


por Silvia Cattori*

6 de diciembre de 2007

Daniele Ganser, profesor de historia en la universidad de Basilea y presidente de ASPO-Suiza, ha publicado un libro de referencia sobre «Los ejércitos secretos de la OTAN». Según afirma, a lo largo de 50 años, Estados Unidos organizó en Europa atentados falsamente atribuidos a la izquierda y a la extrema izquierda para desacreditarlas ante los electores. Esa estrategia perdura hoy en día como medio de propiciar el miedo hacia el Islam y de justificar guerras por el petróleo.
Daniele Ganser
Silvia Cattori: Su libro dedicado a los ejércitos secretos de la OTAN [1], se da a la tarea de explicar que la estrategia de la tensión [2] y las False flag terrorism [3] implican grandes peligros. Su libro nos informa cómo fue que la OTAN, durante la guerra fría –en coordinación con los servicios de inteligencia de los países de Europa Occidental y el Pentágono–, utilizó ejércitos secretos, reclutó espías en los círculos de la extrema derecha, y organizó actos de terrorismo que eran atribuidos a la extrema izquierda. Cuando uno se entera de eso, no puede menos que preguntarse qué puede suceder hoy en día a espaldas nuestras.
Daniele Ganser: Es muy importante entender lo que realmente representa la estrategia de la tensión y cómo funcionó durante aquel período. Eso nos puede ayudar a aclarar el presente y a ver mejor en qué medida se sigue aplicando. Poca gente sabe lo que significa esa expresión de estrategia de la tensión. Es muy importante hablar de ella, y explicarla. Es una táctica que consiste en cometer atentados criminales y atribuirlos a otro. El término tensión se refiere a la tensión emocional, a aquello que crea un sentimiento de miedo. El término estrategia se refiere a aquello que alimenta el miedo de la gente hacia determinado grupo.
Esas estructuras secretas de la OTAN habían sido equipadas, financiadas y entrenadas por la CIA, en coordinación con el MI6 (los servicios de inteligencia británicos), para combatir a las fuerzas armadas de la Unión Soviética en caso de guerra, pero también, según la información de la que hoy disponemos, para cometer atentados terroristas en diferentes países [4]. Es así cómo, desde los años 70, los servicios secretos italianos utilizaron esos ejércitos secretos para fomentar atentados terroristas con el objetivo de sembrar el miedo en el seno de la población y de acusar luego a los comunistas de ser los autores. Era la época en que el Partido Comunista tenía un poder legislativo importante en el Parlamento. La estrategia de la tensión estaba concebida para desacreditarlo, debilitarlo, impedirle acceder al poder ejecutivo.
« Nato’s secret armies » de Daniele Ganser
Silvia Cattori: Aprender lo que eso quiere decir es una cosa. ¡Pero sigue siendo difícil creer que nuestros gobiernos hayan podido permitir que la OTAN, los servicios de inteligencia de Europa Occidental y la CIA actuaran como una amenaza para la seguridad de sus propios ciudadanos!
Daniele Ganser: La OTAN era el núcleo de esa red clandestina vinculada al terror. Le Clandestine Planning Committee (CPC) y el Allied Clandestine Committee (ACC) eran subestructuras clandestinas de la alianza atlántica, hoy en día claramente identificadas. Incluso hoy, cuando eso está comprobado, sigue siendo difícil saber qué hacía cada cual. No existen documentos que prueben quién daba las órdenes, quién organizaba la estrategia de la tensión, de qué manera la OTAN, los servicios de inteligencia de Europa Occidental, la CIA, el MI6 y los terroristas reclutados en los círculos de extrema derecha se repartían los papeles.
La única certeza que tenemos es que dentro de aquellas estructuras clandestinas había elementos que utilizaron la estrategia de la tensión. Los terroristas de extrema derecha explicaron en sus declaraciones que eran los servicios secretos y la OTAN quienes los apoyaban a ellos en aquella guerra clandestina. Pero cuando se les piden explicaciones a miembros de la CIA o de la OTAN –cosa que yo he hecho durante varios años– estos se limitan a decir que pudo haber quizás algunos elementos criminales que escaparon a su control.
Silvia Cattori: ¿Esos ejércitos secretos estaban activos en todos los países de Europa Occidental?
Daniel Ganser: Mediante mis investigaciones, yo aporté la prueba de que esos ejércitos secretos existían no sólo en Italia, sino en todo el oeste de Europa: en Francia, en Bélgica, Holanda, Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Turquía, España, Portugal, Austria, Suiza, Grecia, en Luxemburgo, en Alemania. Al principio se pensó que había una estructura de guerrilla única y que, por tanto, todos estos ejércitos secretos habían participado en la estrategia de la tensión, por consiguiente, en atentados terroristas. Pero es importante saber que no todos estos ejércitos secretos participaron en los atentados. Y comprender también lo que los diferenciaba, ya que tenían dos actividades diferentes.
Lo que hoy se ve claramente es que estas estructuras clandestinas de la OTAN, comúnmente llamadas Stay behind [5], estaban concebidas, al principio, para actuar como una guerrilla en caso de ocupación de Europa Occidental por parte de la Unión Soviética. Estados Unidos decía que esas redes de guerrilla eran necesarias para enfrentar la falta de preparación de la que habían adolecido esos países durante la invasión alemana.
Muchos de los países que conocieron la ocupación alemana, como Noruega, querían sacar lecciones de su propia incapacidad para resistir a la ocupación y se dijeron que, en caso de una nueva ocupación, debían estar mejor preparados, disponer de otra opción y poder contar con un ejército secreto en caso de derrota del ejército clásico. En el seno de aquellos ejércitos secretos había gente honesta, patriotas sinceros, que solamente querían defender su país en caso de ocupación.
Silvia Cattori: Si entiendo bien, estos Stay behind cuyo objetivo inicial era prepararse para una posible invasión soviética, fueron desviados de ese objetivo y utilizados para combatir a la izquierda. A partir de ahí, es difícil de entender, ¿por qué los partidos de izquierda no investigaron y denunciaron antes estos hechos?
Daniele Ganser: Si tomamos el caso de Italia, se ve que, cada vez que el Partido Comunista se dirigió al gobierno para obtener explicaciones sobre el ejército secreto que operaba en ese país bajo el nombre de código de Gladio [6], nunca hubo respuesta, bajo pretexto del secreto de Estado. No fue hasta 1990 que Giulio Andreotti [7] reconoció la existencia de Gladio y sus vínculos con la OTAN, la CIA y el MI6 [8].
Es también en ese entonces que el juez Felice Casson logró probar que el verdadero autor del atentado de Peteano, que estremeciera Italia en 1972 y del que hasta entonces se había responsabilizado a militantes de extrema izquierda, era [en realidad] Vincenzo Vinciguerra, miembro de Ordine Nuovo, un grupo de extrema derecha. Vinciguerra también habló de la existencia de este ejército secreto Gladio. Y explicó que, durante la guerra fría, aquellos atentados clandestinos habían causado la muerte de mujeres y niños [9]. También afirmó que este ejército secreto controlado por la OTAN tenía ramificaciones por toda Europa. Cuando esa información se dio a conocer, se produjo una crisis política en Italia. Y fue gracias a las investigaciones del juez Felice Casson que se supo [de la existencia] de los ejércitos secretos de la OTAN.
En Alemania, cuando los socialistas del SPD supieron, en 1990, que en su país –como en todos los demás países europeos– había un ejército secreto, y que aquella estructura estaba vinculada a los servicios secretos alemanes, hicieron un escándalo y acusaron al partido demócrata-cristiano (CDU). Este último reaccionó diciendo: si ustedes nos acusan, nosotros diremos al público que ustedes también, con Willy Brandt, estuvieron implicados en esa conspiración. Aquello coincidía con las primeras elecciones de la Alemania reunificada, elecciones que el SPD esperaba ganar. Los dirigentes del SPD entendieron que no se trataba de un buen tema electoral, y finalmente dieron a entender que aquellos ejércitos secretos estaban justificados.
En el Parlamento Europeo, en noviembre de 1990, se elevaron voces para decir que no se podía tolerar la existencia de ejércitos clandestinos, ni dejar sin explicación actos de terror cuyo verdadero origen no estaba aclarado, que había que investigar. El Parlamento Europeo protestó entonces por escrito ante la OTAN y el presidente George Bush padre. Pero no se hizo nada.
Sólo se instrumentaron investigaciones públicas en Italia, Suiza y Bélgica. Son estos los tres únicos países que pusieron un poco de orden en cuanto a este asunto y que publicaron un informe sobre sus ejércitos secretos.
Silvia Cattori: ¿Cuál es la situación hoy en día? ¿Es posible que esos ejércitos clandestinos sigan activos? ¿Pudiera haber estructuras nacionales secretas que no estén bajo control de los Estados?
Daniele Ganser: Para un historiador es difícil contestar esa pregunta. No disponemos de un informe oficial país por país. En mis libros, yo analizo hechos que puedo probar.
En lo tocante a Italia, hay un informe que dice que el ejército secreto Gladio fue suprimido. Sobre la existencia del ejército secreto P 26 en Suiza, hubo también un informe del parlamento, en noviembre de 1990. Por tanto, esos ejércitos clandestinos, que habían almacenado explosivos en escondites a través de toda Suiza, fueron disueltos.
Pero en los demás países no se ha hecho nada. En Francia, aunque el presidente Francois Mitterrand había dicho que todo eso era cosa del pasado, se supo después que esas estructuras secretas seguían existiendo cuando Giulio Andreotti dio a entender que el presidente francés estaba mintiendo: «Usted dice que los ejércitos secretos ya no existen. Pero, durante la reunión secreta del otoño de 1990, ustedes los franceses estaban presentes. No diga entonces que eso ya no existe». Mitterand se disgustó bastante con Andreotti porque, después de esa revelación, no le quedó más remedio que rectificar su propia declaración. Más tarde el ex jefe de los servicios secretos franceses, el almirante Pierre Lacoste, confirmó que esos ejércitos secretos existían también en Francia, y que Francia también había estado implicada en atentados terroristas [10].
Así que es difícil decir si todo eso quedó atrás. Incluso si las estructuras Gladio hubiesen sido disueltas, es posible que se hayan creado otras nuevas manteniendo esta técnica de la estrategia de la tensión y de las False flag.
Silvia Cattori: ¿Es posible pensar que, luego del derrumbe de la URSS, Estados Unidos y la OTAN hayan seguido desarrollando la estrategia de la tensión y las False flag en otros frentes?
Daniele Ganser: Mis investigaciones se concentraron en el período de la guerra fría en Europa. Pero se sabe que hubo False flags en otros lugares, donde está probada la responsabilidad de los Estados. Por ejemplo, están los atentados de 1953 en Irán, atribuidos primero a los comunistas iraníes. Luego se comprobó que la CIA y el MI6 habían utilizado agentes provocadores para orquestar el derrocamiento del gobierno de Mohamed Mosadegh, en el marco de la guerra por el control del petróleo. Otro ejemplo: los atentados de 1954 en Egipto, atribuidos primeramente a los musulmanes. Más tarde se probó que, en lo que se llamó el caso Lavon [11], los verdaderos autores fueron los agentes del Mossad.
En este caso, Israel buscaba lograr que las tropas británicas no salieran de Egipto sino que se quedaran, para garantizar también la protección de Israel. Ahí tenemos ejemplos históricos que demuestran que la estrategia de la tensión y las false flags fueron utilizadas por Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel. Todavía tenemos que continuar las investigaciones en ese sentido ya que, en su historia, otros países también han utilizado la misma estrategia.
Silvia Cattori: ¿Esas estructuras clandestinas de la OTAN, creadas después de la Segunda Guerra Mundial, bajo la influencia de Estados Unidos, para dotar a los países europeos de una guerrilla capaz de resistir ante una invasión soviética, sirvieron finalmente nada más que para realizar acciones criminales contra ciudadanos europeos? ¡Todo hace pensar que Estados Unidos buscaba otra cosa!
Daniele Ganser: Tiene usted razón en abordar ese tema. Estados Unidos estaba interesado en el control político. Ese control político es un elemento esencial de la estrategia de Washington y de Londres. El general Geraldo Serravalle, jefe del Gladio, la red italiana Stay-behind, pone un ejemplo de ello en su libro. Él cuenta que entendió que Estados Unidos no estaba interesado en la preparación de esa guerrilla en caso de invasión soviética cuando vio que lo que les interesaba a los agentes de la CIA, que asistían a los ejercicios de entrenamiento del ejército secreto que él dirigía, era asegurarse de que aquel ejército funcionara de forma que fuese posible controlar las acciones de los militantes comunistas. Lo que temían era la llegada de los comunistas al poder en países como Grecia, Italia y Francia. Ese era, por consiguiente, el objetivo de la estrategia de la tensión: orientar e influenciar la política de ciertos países de Europa Occidental.
Silvia Cattori: Usted habló del elemento emocional como factor importante en la estrategia de la tensión. Por consiguiente, el terror, cuyo origen es indefinido, incierto, el miedo que provoca, sirve para manipular a la opinión. ¿No estamos viendo actualmente los mismos métodos? Ayer se sembraba el miedo al comunismo. ¿No se está sembrando ahora el miedo al Islam?
Daniele Ganser: Si, hay un paralelismo muy claro. Durante los preparativos de la guerra contra Irak se dijo que Sadam Husein tenía armas biológicas, que existía un vínculo entre Irak y los atentados del 11 de septiembre o que existía una relación entre Irak y los terroristas de Al-Qaeda. Pero no era cierto. Mediante esas mentiras se quería hacer creer al mundo que los musulmanes querían extender el terrorismo por todas partes, que la guerra era necesaria para combatir el terror. Pero la verdadera razón de la guerra es el control de los recursos energéticos. La geología demuestra que las riquezas en gas y en petróleo se concentran en los países musulmanes. Quien quiere acapararlos tiene que recurrir a ese tipo de manipulaciones.
No se puede decir que ya no hay petróleo puesto que el máximo de la producción global –el «peak oil» [12]– va a producirse probablemente antes de 2020, así que hay que apoderarse del petróleo en Irak, porque la gente diría que no se puede matar niños para tener el petróleo. Y tendrían razón.
Tampoco se le puede decir a la gente que en el Mar Caspio hay reservas enormes y que hay hacer un oleoducto hacia el Océano Indico pero que, como no se puede pasar por Irán que está al sur ni pasar por Rusia que está por el norte, hay que pasar por el este, por Turkmenistán y Afganistán y que, por tanto, hay que controlar ese país. Es por eso que se califica a los musulmanes de «terroristas». Es una gran mentira, pero si se repite mil veces que los musulmanes son «terroristas» la gente acabará por creérselo y por decirse a sí misma que esas guerras antimusulmanas son útiles; y acabarán olvidando que hay muchas formas de terrorismo, que la violencia no es obligatoriamente una especialidad musulmana.
Silvia Cattori: En definitiva, esas estructuras clandestinas quizás hayan sido disueltas, ¿pero la estrategia de la tensión puede haber continuado?
Daniele Ganser: Exactamente. Es posible que las estructuras hayan sido disueltas y que se hayan formado otras nuevas. Es importante explicar que, en la estrategia de la tensión, la táctica y la manipulación funcionan. Nada de eso es legal. Pero, para los Estados, es más fácil manipular a la gente que decirle que el objetivo es apoderarse del petróleo de los demás. Sin embargo, no todos los atentados son consecuencia de la estrategia de la tensión. Pero es difícil saber cuáles son los atentados manipulados. Incluso aquellos que conocen la cantidad de atentados manipulados por Estados para desacreditar a un enemigo político pueden enfrentarse a un obstáculo psicológico. Después de cada atentado, la gente siente miedo, está confundida. Es muy difícil acostumbrarse a la idea de que la estrategia de la tensión, la estrategia de las False flag, es una realidad. Es más fácil aceptar la manipulación y decirse: «Hace 30 años que me mantengo informado y nunca he oído hablar de esos ejércitos criminales. Los musulmanes nos atacan, por eso los estamos combatiendo».
Silvia Cattori: Desde 2001, la Unión Europea instauró medidas antiterroristas. Enseguida resultó que esas medidas permitieron que la CIA secuestrara gente, que la llevara a lugares secretos para torturarla. ¿No se han convertido un poco los Estados europeos en rehenes de su propia sumisión a Estados Unidos?
Daniele Ganser: Los Estados europeos han tenido una actitud bastante débil ante Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Después de haber afirmado que las prisiones secretas eran ilegales, le dejaron las manos libres. Lo mismo sucedió con los prisioneros de Guantánamo. En Europa se oyeron voces que decían: «No se puede privar a los prisioneros de la defensa de un abogado». Cuando la señora Angela Merkel mencionó esta cuestión, Estados Unidos dio a entender claramente que Alemania estaba un poco implicada en Irak, que sus servicios secretos habían ayudado a preparar esta guerra y que, por consiguiente, tenía que callarse.
Silvia Cattori: En ese contexto, en que todavía quedan muchas zonas oscuras, ¿qué clase de seguridad puede aportar la OTAN a los pueblos que supuestamente debe proteger, si permite ese tipo de manipulación por parte de los servicios secretos?
Daniele Ganser: En lo tocante a los atentados terroristas manipulados por los ejércitos secretos de la red Gladio durante la guerra fría, es importante poder determinar con claridad cuál es la implicación real de la OTAN en este asunto, saber qué fue lo que realmente sucedió. ¿Eran actos aislados o actos secretamente organizados por la OTAN? Hasta el día de hoy, la OTAN se ha negado ha hablar de la estrategia de la tensión y del terrorismo durante la guerra fría. La OTAN rechaza toda pregunta sobre Gladio.
Hoy en día, la OTAN se está utilizando como un arma ofensiva, cuando esa organización no fue creada en realidad para desempeñar ese papel. A la OTAN se le dio ese sentido el 12 de septiembre de 2001, inmediatamente después de los atentados de Nueva York. Los dirigentes de la OTAN afirman que la razón de su participación en la guerra contra los afganos es la lucha contra el terrorismo. Pero la OTAN corre el riesgo de perder esa guerra. Se producirá entonces una gran crisis, habrá debates. Lo cual permitirá entonces saber si la OTAN está librando, como lo afirma, una guerra contra el terrorismo, o si nos encontramos en una situación análoga a la que conocimos durante la guerra fría, con el ejército secreto Gladio, situación en la que existía un vínculo con el terror. Los años venideros dirán si la OTAN actuó al margen de la misión para la cual había sido creada, que era la de defender a los países europeos y Estados Unidos en caso de invasión soviética, acontecimiento que nunca se produjo. La OTAN no fue fundada para apoderarse del petróleo o del gas de los países musulmanes.
Silvia Cattori: Sería incluso comprensible que Israel, país que está interesado en ampliar los conflictos en los países árabes, empuje a Estados Unidos en ese sentido. Pero no se ve cuál puede ser el interés de los Estados europeos en implicar sus tropas en guerras decididas por el Pentágono, como en Afganistán.
Daniele Ganser: Yo creo que Europa está confundida. Estados Unidos está en una posición de fuerza, y los europeos tienen tendencia a pensar que es mejor colaborar con el más fuerte. Pero habría que reflexionar un poco más. Los parlamentarios europeos ceden fácilmente a la presión de Estados Unidos, que reclama cada vez más tropas en tal o más cual frente. Mientras más ceden los países europeos, más se someten y más problemas van a tener que enfrentar, y serán problemas cada vez más grandes.
En Afganistán, los alemanes y los británicos están bajo las órdenes del ejército estadounidense. Estratégicamente, no se trata de una posición interesante para esos países. Ahora Estados Unidos ha pedido a los alemanes que envíen también a sus soldados al sur de Afganistán, a las zonas donde más dura es la lucha. Si los alemanes aceptan, corren el riesgo de ser masacrados por esas fuerzas afganas que rechazan la presencia de cualquier ocupante. Alemania debería preguntarse seriamente si no tendría que retirar sus 3 000 soldados de Afganistán. Pero, para los alemanes, desobedecer las órdenes de Estados Unidos, siendo un poco sus vasallos, es un paso difícil.
Silvia Cattori: ¿Qué saben las autoridades que actualmente nos gobiernan sobre la estrategia de la tensión? ¿Pueden seguir así, permitiendo que los guerreristas fomenten golpes de Estado, que secuestren y que torturen gente sin reaccionar? ¿O cuentan todavía con medios para impedir esas actividades criminales?
Daniele Ganser: No lo sé. Como historiador, yo observo y tomo nota. Como consejero político, siempre digo que no se puede ceder a las manipulaciones tendientes a sembrar el miedo y a hacernos creer que los «terroristas» son siempre musulmanes. Yo digo que se trata de una lucha por el control de los recursos energéticos, que hay que encontrar la forma de sobrevivir a la escasez energética. De esa forma no se resuelven los problemas, sino que los agravamos.
Silvia Cattori: Cuando observamos la demonización de los árabes y de los musulmanes a partir del conflicto israelo-palestino, uno piensa que eso no tiene nada que ver con el petróleo.
Daniele Ganser: Sí, en ese caso sí. Pero, en la perspectiva de Estados Unidos, de lo que se trata es de una lucha por el control de las reservas energéticas del bloque euroasiático que se sitúa en esa «elipse estratégica» que comienza en Azerbaiyán, pasa por Turkmenistán y por Kazajstán y llega hasta Arabia Saudita, Irak, Kuwait y el Golfo Pérsico. Es precisamente ahí, en esa región, en la que se desarrolla esa supuesta guerra «contra el terrorismo», que se concentran las más importantes reservas de petróleo y gas.
A mi entender, no se trata de otra cosa más que de un rejuego geoestratégico en el cual la Unión Europea sólo puede salir perdiendo ya que si Estados Unidos toma el control de esos recursos y la crisis energética empeora, simplemente dirá: «Ustedes quieren gas, quieren petróleo. Está bien. A cambio, queremos esto y esto otro». Estados Unidos no va a dar de petróleo y gas gratis a los países europeos. Poca gente sabe que el «peak oil», el máximo de la producción, ya se alcanzó en el Mar del Norte y que, por consiguiente, la producción de petróleo en Europa –la producción de Noruega y Gran Bretaña- está en declive.
El día que la gente se dé cuenta que esas guerras «contra el terrorismo» son manipuladas, y que esas acusaciones contra los musulmanes son en parte propaganda, se va a quedar sorprendida. Los Estados europeos tienen que despertar y entender por fin cómo funciona la estrategia de la tensión. Y tienen que aprender también a decirle que no a Estados Unidos. Además, en Estados Unidos también hay mucha gente que no quiere esta militarización de las relaciones internacionales.
Silvia Cattori: Usted también ha investigado sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 y es coautor de un libro [13] junto a otros intelectuales preocupados por las incoherencias y contradicciones de la versión oficial de dichos acontecimientos y de las conclusiones de la comisión investigadora creada por el presidente Bush. ¿No teme que lo acusen de «teoría conspiracionista»?
Daniele Ganser: Mis estudiantes y otras personas siempre me han preguntado: ¿si esta «guerra contra el terrorismo» está realmente vinculada con el petróleo y el gas, los atentados del 11 de septiembre no pueden haber sido manipulados también? ¿O es una coincidencia que los musulmanes de Osama Ben Laden hayan actuado exactamente en el momento en que los países occidentales empezaban a comprender que habría una crisis del petróleo? Así que empecé a interesarme en lo que se había escrito sobre el 11 de septiembre y a estudiar también el informe oficial que fue presentado en junio de 2004.
Cuando uno se mete en ese tema, lo primero que nota es que existe un gran debate planetario sobre lo que realmente sucedió el 11 de septiembre de 2001. La información que tenemos no es muy precisa. Lo que nos lleva a interrogarnos en ese informe de 600 páginas es que ni siquiera se menciona el tercer edificio que se derrumbó aquel día. La comisión se refiere solamente al derrumbe de las «Torres Gemelas».
Pero hay un tercer edificio, de 170 metros, que también se derrumbó; el llamado WTC 7. En el caso de ese edificio se habla de un pequeño incendio. Yo hablé con profesores que conocían bien la estructura de esos edificios. Ellos dicen que un pequeño incendio no puede destruir una estructura de esas dimensiones. La historia oficial sobre el 11 de septiembre, las conclusiones de la comisión, no son creíbles. Esa falta de claridad pone a los investigadores en una situación muy difícil. También reina la confusión sobre lo que realmente sucedió en el Pentágono. En las fotos que tenemos, resulta difícil encontrar un avión. No se ve cómo puede haber caído un avión allí.
Silvia Cattori: El parlamento de Venezuela pidió a Estados Unidos que aportara más explicaciones para aclarar el origen de esos atentados. ¿No debería ser ese el ejemplo a seguir?
Daniele Ganser: Hay muchas imprecisiones sobre el 11 de septiembre. Los parlamentarios, los universitarios, la ciudadanía, pueden pedir cuentas sobre lo que realmente sucedió. Yo pienso que es importante seguir preguntando. Se trata de un hecho que nadie puede olvidar. Todo el mundo recuerda dónde se encontraba en aquel preciso momento. Resulta increíble que 5 años después todavía no se haya aclarado eso.
Silvia Cattori: Parece como si las instituciones no quisieran poner en duda la versión oficial. ¿Es posible que se hayan dejado manipular por la desinformación organizada por estrategas de la tensión y de las False flag ?
Daniele Ganser: Uno es manipulable si tiene miedo. Miedo de perder el trabajo, miedo de perder el respeto de la gente que queremos. No se puede salir de esta espiral de violencia y de terror si nos dejamos vencer por el miedo. Es normal tener miedo. Pero hay que hablar abiertamente de ese miedo y de las manipulaciones que lo generan. Nadie puede escapar a sus consecuencias. Eso es aún mucho más grave en la medida en que los responsables políticos a menudo actúan bajo el efecto de ese miedo. Hay que buscar la fuerza necesaria para decir: «Sí, tengo miedo de saber que esas mentiras están haciendo sufrir a la gente; sí, tengo miedo de pensar que ya no queda mucho petróleo; sí, tengo miedo de pensar que el terrorismo del que nos hablan es resultado de manipulaciones, pero no me voy a dejar intimidar».
Silvia Cattori: ¿Hasta qué punto países como Suiza participan actualmente en esta estrategia de la tensión?
Daniele Ganser: Yo pienso que no existe una estrategia de la tensión en Suiza. Ese país no ha tenido atentados terroristas. Lo que sí es cierto, en Suiza como en otras partes, es que los políticos que tienen miedo de Estados Unidos, de la posición de fuerza de ese país, tiene tendencia a decirse a sí mismos que Estados Unidos es un buen amigo y que no nos conviene enemistarnos con ese país.
Silvia Cattori: ¿Esa forma de pensar y de tapar las mentiras de la estrategia de la tensión, no los hace cómplices de los crímenes a las que esta da lugar; comenzando por los periodistas y los partidos políticos?
Daniele Ganser: Pienso, en lo personal, que todo el mundo –periodistas, universitarios, políticos– tiene que reflexionar sobre las implicaciones de la estrategia de la tensión y de las False flag. Es verdad que nos encontramos ante hechos que escapan a toda comprensión. Por eso es que, cada vez que hay atentados terroristas, tenemos que interrogarnos y tratar de entender qué es lo que hay detrás [de esos hechos]. Sólo cuando se admita oficialmente que las False flag son una realidad, será posible establecer una lista de las False flag qua han tenido lugar a través de la historia y podremos ponernos de acuerdo sobre lo que habría que hacer.
El tema que me interesa es la búsqueda de la paz. Es importante abrir el debate sobre la estrategia de la tensión y tener en cuenta que se trata de un fenómeno totalmente real. Porque, hasta que no se haya reconocido su existencia, no habrá posibilidad de actuar. Por eso es importante explicar lo que realmente significa la estrategia de la tensión. Y, cuando se entienda, no podemos dejarnos llevar por el miedo y por el odio contra un grupo.
Hay que tener en cuenta que no es un solo país el que está implicado; que no son solamente Estados Unidos, Italia, Israel o los iraníes sino que eso sucede en todas partes, aunque algunos países están más implicados que otros. Hay que entender, sin acusar a tal país o a tal persona. El miedo y el odio no ayudan a progresar sino que paralizan el debate. Veo muchas acusaciones contra Estados Unidos, contra Israel, contra Gran Bretaña, o –del otro lado– contra Irán, Siria. Pero la búsqueda de la paz nos enseña que no se debe lanzar acusaciones basadas en la nacionalidad, y que no debe haber odio ni miedo; que lo más importante es explicar. Y esa comprensión será beneficiosa para nosotros todos.
Silvia Cattori: ¿Por qué su libro sobre los ejércitos secretos de la OTAN, que se ha publicado ya en inglés y se traducido al italiano, al turco, al esloveno, y muy pronto al griego, no se ha publicado en francés?
Daniele Ganser: No he encontrado todavía un editor en Francia. Si algún editor está interesado en publicar mi libro, vería con mucho gusto que lo tradujeran al francés.

Silvia Cattori
Periodista suiza.

[1] Nato’s secret Armies: Terrorism in Western Europe por Daniele Ganser, prefacio de John Prados. Editorial Frank Cass, 2005. ISBN 07146850032005
[2] Fue después del atentado de la Piazza Fontana, en Milán, en 1969, que esta expresión se mencionó por vez primera.
[3] False flag operations (operaciones bajo bandera falsa) es la expresión que se utiliza para designar las acciones terroristas realizadas en secreto por gobiernos u organizaciones pero que aparecen como hechos cometidos por otros.
[4] «Stay-behind: les réseaux d’ingérence américains» por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 20 de agosto de 2001.
[5] Stay behind (lo que quiere decir: quedar detrás en caso de invasión soviética) es el nombre dado a las estructuras clandestinas entrenadas para hacer una guerra de partisanos.
[6] Gladio designa el conjunto de los ejércitos secretos europeos que se encontraban bajo la dirección de la CIA.
[7] Presidente del Consejo de ministros, miembro de la democracia cristiana.
[8] «Informe Andreotti sobre la Operación Gladio» documento del 26 de febrero de 1991, Biblioteca de la Red Voltaire.
[9] «1980: carnage à Bologne, 85 morts», Réseau Voltaire, 12 de marzo de 2004.
[10] «La France autorise l’action des services US sur son territoire» por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 8 de marzo de 2004.
[11] Affaire Lavon, debido al apellido del ministro de Defensa israelí que tuvo que dimitir cuando el Mossad fue desenmascarado como participante en actos criminales
[12] Ver: «Odeurs de pétrole à la Maison-Blanche», Réseau Voltaire, 14 de diciembre de 2001. «Les ombres du rapport Cheney» por Arthur Lepic, 30 de marzo de 2004. «Le déplacement du pouvoir pétrolier» por Arthur Lepic, 10 de mayo de 2004. «Dick Cheney, le pic pétrolier et le compte à rebours final» por Kjell Aleklett, 9 de marzo de 2005. «L’adaptation économique à la raréfaction du pétrole» por Thierry Meyssan, 9 de junio de 2005.
[13] 9/11 American Empire: Intellectual speaks out, dirigido por David Ray Griffin, Olive Branch Press, 2006

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El presidente Sarkozy ha aceptado la dominación estadounidense


Entrevista a Daniele Ganser
por Sandro Cruz*
4 de abril de 2009

Albania y Croacia acaban de incorporarse a la OTAN, el 1º de abril de 2009, y la alianza atlántica celebra en Kehl sus 60 años, los días 3 y 4 de abril.
En este contexto, la Red Voltaire interroga al profesor Daniele Ganser sobre esa organización.
Como especialista mundialmente reconocido de la historia de la OTAN, el profesor Ganser estima que la alianza atlántica carece de vocación defensiva desde que desapareció la Unión Soviética y se limita hoy a garantizar la dominación estadounidense sobre Europa.
Presentación del profesor Ganser:
Historiador suizo especializado en la historia contemporánea y las relaciones internacionales a partir de 1945, Daniele Ganser es profesor en la universidad de Basilea. Es el autor del libro de referencia sobre las redes Stay-Behind, Los ejércitos secretos de la OTAN, disponible en numerosos idiomas. Sus más recientes trabajos abordan la llamada «guerra contra el terrorismo» y el pico petrolero. El parlamento suizo y la televisión nacional han invitado repetidamente al profesor Ganser a compartir sus profundos conocimientos en materia de política exterior y de seguridad.
Pregunta: Profesor Ganser, Francia acaba de reincorporarse oficialmente al comando militar de la OTAN después de más de 40 años de ausencia. Charles de Gaulle había decidido sacar a su país de esa organización, en marzo de 1966, al comienzo de la guerra fría. El general había protestado además, no contra la OTAN sino contra la dominación estadounidense en el seno de esa alianza. O sea, él no quería poner a las fuerzas armadas francesas bajo las órdenes de un general estadounidense. ¿Cuál es su análisis sobre este regreso de Francia a la OTAN? ¿Qué se esconde detrás de eso en la medida en que la OTAN sigue siendo un instrumento de la dominación militar estadounidense?
Daniel Ganser: Para mí, es señal de que Francia, o por lo menos el presidente Sarkozy y la mayoría del parlamento francés, han aceptado la dominación estadounidense sobre los asuntos del mundo, y de la OTAN en particular. Yo no podría dar mi opinión en cuanto a la población francesa, si ella acepta esta posición predominante de Estados Unidos o si está dispuesta a aceptar esa posición de subordinación, pero sí sé que la población suiza no aceptaría eso [1].
Eso me hace pensar en las tiras cómicas de Asterix y Obelix. Le explico la metáfora: El señor Sarkozy ha decidido abandonar a la pequeña aldea y ponerla bajo el mando de los romanos. Estados Unidos se esfuerza por imitar el poderío de Roma y de los griegos. Basta con ver los edificios de Washington, la Casa Blanca o la sede del Congreso, en el Capitolio. Y Estados Unidos quiere que los europeos acepten su papel de subordinados, en vez de ser tratados como iguales.
En Afganistán, los soldados franceses, alemanes u holandeses tienen que combatir bajo las órdenes del comando estadounidense. Por supuesto, está claro que la OTAN siempre ha estado controlada por Estados Unidos, incluso cuando los franceses dejaron de formar parte del comando militar integrado. Si usted mira la historia de la OTAN, verá que el comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa, el SACEUR, que es el más alto oficial de la OTAN en Europa, siempre ha sido un general americano. La OTAN se encuentra bajo la dirección y el comando del Pentágono. Si un país no está dispuesto a aceptar ese hecho, tiene que salir de la OTAN. Es así de simple.
Pregunta: No hace mucho que, usando el pretexto de las operaciones de mantenimiento de la paz en el mundo, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, firmó con la OTAN un protocolo que la autoriza a intervenir casi en cualquier lugar del mundo [2]. En su opinión, ¿por qué quiere la alianza atlántica convertirse en gendarme mundial?
Daniel Ganser: Durante la guerra fría, la OTAN servía para proteger Europa Occidental ante la posibilidad de una invasión soviética. La mayoría de la gente puede entender esa estrategia, perfectamente sensata. Nunca se produjo esa invasión, y por consiguiente la OTAN nunca tuvo que luchar contra la Unión Soviética, afortunadamente por cierto.
Después del derrumbe de la URSS, en 1991, la OTAN se quedó sin misión claramente definida. Muchos dijeron entonces que había que disolverla y, en realidad, yo estoy de acuerdo en que eso hubiese sido lo mejor. En vez de eso, la OTAN se amplió: Polonia, Rumania y muchos otros países se incorporaron a ella, a pesar de que la OTAN había prometido a Gorbatchev y a Yeltsin que nunca aceptaría como miembros a los países del antiguo Pacto de Varsovia.
Así que la OTAN no cumplió su palabra y los rusos se sienten cercados por la alianza, cosa que no contribuye a promover la paz y la comprensión en Europa, ya que Europa depende del gas y del petróleo de Rusia, y provocar al oso ruso ampliando la OTAN es un juego muy peligroso, lo cual es un eufemismo. Se trata de un juego que, si bien ha sido provechoso para Estados Unidos, ha perjudicado las relaciones entra la Unión Europea y Rusia.
Además, en 1999 la OTAN bombardeó Kosovo sin mandato del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que constituye una guerra de agresión ilegal. Y, después del 11 de septiembre, la OTAN recurrió al artículo 5 (la cláusula de defensa colectiva) y declaró que no sólo Estados Unidos sino todos los países de la OTAN estaban en guerra, y atacó Afganistán en octubre de 2001 [3].
Por tanto, como puede verse, la OTAN se ha transformado de forma muy radical desde el fin de la guerra fría y en muy pocos años. Pero, independientemente de lo que Ban Ki-moon haya declarado, la gente se pregunta cuál es la función de la OTAN hoy en día. Hay cada día más gente que se da cuenta de que la OTAN se ha convertido en un instrumento en la lucha global por las fuentes de energía.
En Afganistán se han firmado contratos para la construcción de un oleoducto que va desde el Caspio hasta el Océano Índico, a través de Turkmenistán, Afganistán y Pakistán. Pienso, por consiguiente, que la guerra de Afganistán es una guerra petrolera. Los talibanes estuvieron en Estados Unidos, en los años 90, para conversar sobre la construcción de gasoductos y oleoductos con la firma Unocal, pero no pudieron llegar a un acuerdo. Después, se produjo el 11 de septiembre y la captura de Osama Ben Laden se convirtió de pronto en lo más importante del mundo.
Hoy en día aquello ya no parece tan importante. Pero la seguridad energética, los oleoductos y el control de las rutas de tránsito [de los hidrocarburos. NdT.] en el Golfo de Aden sí son cuestiones esenciales.
Pregunta: Usted demostró en su libro que la OTAN estuvo implicada en operaciones de terrorismo de Estado, en luchas clandestinas y en otras acciones secretas contra ciertos países o ideologías en forma geopolítica [4]. ¿Cree usted que la OTAN se mantiene en esa línea o que sigue ejerciendo hoy en día ese tipo de acción?
Daniel Ganser: Durante la guerra fría, la OTAN creaba, dirigía y organizaba secretamente ejércitos llamados «Stay-Behind» (que debían «mantenerse tras» las líneas enemigas después de la invasión soviética para hostigarla y combatirla desde dentro), en todos los países de Europa Occidental [5].
Se trata de la llamada red Gladio [6], nombre del ejército secreto organizado en Italia, que es sobre el cual existe la mayor cantidad de documentos [7].
La OTAN nunca quiso comentar esa estrategia del secreto. Ahora sabemos que la CIA y el MI6 ayudaron a la OTAN a crear esos ejércitos secretos, y que algunos de ellos, vinculados a la extrema derecha, los ex nazis y los neofascistas, cometieron ataques terroristas bajo banderas falsas en varios países europeos. Así que se trata de un asunto extremadamente sensible.
Cuando se reveló la existencia de la red Gladio, a finales de 1990, el Parlamento Europeo envió una carta de protesta a la OTAN y pidió que se abriera una investigación minuciosa. Pero la OTAN se negó a hacer el menor comentario. Así que, como ya se ve, la OTAN no es una estructura transparente, no lo fue durante la guerra fría y no lo es hoy en día. Así que, por supuesto, es enteramente posible que siga habiendo operaciones secretas en marcha actualmente sin que el público esté informado de ello.
Pregunta: Para terminar, ¿cree usted que la OTAN es un instrumento de soberanía o de dominación de Europa?
Daniel Ganser: La OTAN es un instrumento para dominar Europa ya que Estados Unidos la controla por entero, como única superpotencia. Si usted mira todos los intentos que los países de la Unión Europea han realizado durante los últimos 15 años por establecer una política de defensa de la UE que sea independiente de la OTAN y de Estados Unidos, podrá comprobar que Estados Unidos siempre ha protestado y que ha estado en contra: el Pentágono no quiere una estructura europea de defensa.
Notas:
[1] «Pourquoi la majorité des citoyens suisses ne veulent pas adhérer à l’UE?» (Por qué la mayorí de ciudadanos suizos no quieren aderir a la Unión Europea, por Nicolas G. Hayek, Réseau Voltaire, 31 de marzo de 2009.
[2] «Ban Ki Moon aurait placé les forces de l’ONU au service de l’OTAN», Réseau Voltaire, 10 de octubre de 2008; Texto íntegro de la «Déclaration commune sur la collaboration des Secrétariats des Nations Unies et de l’OTAN» del 23 de septiembre de 2008, Réseau Voltaire ; «L’accord secret entre l’ONU et l’OTAN ne répond pas aux objectifs de la communauté internationale», por Karl Muller, RéseauVoltaire/Horizons et débats, 1º de diciembre de 2008.
[3] Cf. Tratado de Washington, conocido como «Tratado del Atlántico Norte» del 4 de abril de 1949, Réseau Voltaire.
[4] «Le terrorisme non revendiqué de l’OTAN», entrevista de Daniele Ganser sobre el libro Nato’s secret Armies: Terrorism in Western Europe concedida a Silvia Cattori.
[5] «Stay-behind: les réseaux d’ingérence américains», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 20 de agosto de 2001.
[6] «Rapport Andreotti sur l’Opération Gladio», 26 de febrero de 1991, texte íntegro publicado en Réseau Voltaire.
[7] «1980: carnage à Bologne, 85 morts», Réseau Voltaire, 12 de marzo de 2004.


Periodista. Miembro fundador de la agencia de prensa latinoamérica IPI.
Traducción Red voltaire

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La Organización del Atlántico Norte en la era Obama




La Alianza, 60 años después

Pere Ortega
Diagonal
06-04-2009

Tras la caída del muro y la reformulación de su estrategia en 1999, la OTAN se ha convertido en una fuerza militar dispuesta a intervenir en cualquier rincón del planeta.
Al finalizar la II Guerra Mundial, EE UU estaba interesado en que Europa recuperara su tejido productivo y de consumo, pues esto favorecería su economía, que había salido reforzada con la guerra. Así se puso en marcha un programa de reconstrucción, el Plan Marshall, que tenía una contrapartida: la permanencia de fuerzas armadas de EE UU en suelo europeo, que se culminó con la creación de la OTAN el 4 de abril de 1949.
Aquella decisión tuvo importantes consecuencias para Europa. Se produjo una dependencia de los países miembros de la OTAN a los intereses políticos de EE UU, a través de la presencia de esa fuerza militar que ha limitado desde entonces la soberanía de los Estados europeos. Además de otras consecuencias negativas.
Abrió el paso a la Guerra Fría frente a la URSS e impulsó la carrera de armamentos haciendo aumentar el gasto militar, la presencia de más ejércitos y creando la posibilidad de una guerra nuclear que tenía como escenario Europa.
En esa etapa, la OTAN también fue una amenaza para la democracia. Como en Italia, donde estuvo relacionada con la red Gladio, involucrada en varios atentados terroristas destinados a desacreditar a la izquierda italiana e impedir la llegada del Partido Comunista al Gobierno.
O peor, no puso ninguna objeción a los golpes militares sufridos en países miembros, como en Grecia (1967) y Turquía (1974), así como permitió en su seno a la dictadura de Salazar en Portugal.
Pero en 1989 se acabó la Guerra Fría, y EE UU, con la complicidad de los países miembros de la OTAN, apostaron por convertir la Alianza en el principal organismo militar de ámbito mundial. Así, en la reunión del Consejo Atlántico Norte de Washington de 1999 se definió el Nuevo Concepto Estratégico, introduciendo tres importantes cambios. El primero, el ámbito geográfico de acción, hasta entonces limitado a los países miembros del Atlántico norte, quedando ampliado a una indefinida zona atlántica que le permitía actuar en cualquier parte del planeta.
El Atlántico se queda pequeño Los dos siguientes no eran de menor calado. Uno rompía con la concepción inicial de ser un organismo militar defensivo, como señalaba el Protocolo fundacional, y pasaba a ser ofensivo, otorgándose el derecho a intervenir en aquellos conflictos que fueran de su interés. Y el tercero, en la nueva redacción desaparecía toda mención a la Carta de Naciones Unidas. Lo cual también estaba presente en el Protocolo inicial.
La desaparición de actuar bajo la cobertura de la ONU abría las puertas a intervenciones militares al margen de la legalidad internacional. Como ocurrió en la guerra contra Serbia en Kosovo (1999) y en Afganistán (2001), donde la OTAN apoyó la operación Libertad Duradera liderada por EE UU. Dos operaciones ilegales, puesto que no existía mandato expreso de la ONU. Pero hubo más, los atentados del 11-S condujeron a situar el terrorismo como la amenaza principal de EE UU y por extensión de la OTAN.
Los países miembros a pies juntillas y sin objeciones se unieron para lanzar una paranoica guerra contra un enemigo abstracto, intangible, desconocido y sin una ubicación geográfica determinada.
Primero se atacó Afganistán, luego Iraq y ocho años después en ambos países hay una fuerte resistencia a las fuerzas de ocupación sin que el terrorismo internacional haya remitido.
Todo esto fue acompañado de una ampliación de la OTAN hacia las fronteras rusas con la adhesión de diez países pertenecientes a la antigua área de influencia de la URSS, y pasó a tener 26 miembros. Ampliación acompañada de la puesta en marcha de un proyecto muy agresivo, el escudo antimisiles, que situaba radares en la República Checa y baterías de misiles en Polonia. Esto soliviantó a Rusia, que respondió modernizando su arsenal nuclear y anunciando la construcción de nuevos misiles capaces de traspasar este escudo sin ser detectados.
Es decir, se ponía en marcha una nueva carrera de armamentos debido a la agresiva política llevada a cabo por los EE UU con la complicidad de la OTAN. La OTAN se ha convertido en el principal instrumento de que disponen los países ricos para mantener, mediante el uso de la fuerza, sus privilegios frente al resto del mundo. Los fastos que se preparan los días 3 y 4 de abril en Estrasburgo con motivo de los 60 años de su nacimiento son una buena ocasión para abrir el debate sobre la disolución de este organismo.
Pere Ortega, del Centre d’Estudis per la Pau JM Delàs de Justícia i Pau
Miles de personas contra la cumbre de la OTAN

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¿Lucha contra el fraude fiscal o reorganización del sistema financiero internacional?







Jean-Claude Paye
Diagonal
06-04-2009

Jean-Claude Paye, autor de El final del Estado de derecho, Hiru, y de Global War on Liberty, Telos Press. Traducido del francés por Beatriz Morales Bastos


La lucha contra el fraude fiscal parece ser actualmente el centro de las intervenciones de EE UU, del G-20 y de la UE.

El 2 de febrero, la Comisión presentó dos nuevas propuestas de Directiva que tienen el objetivo de mejorar la asistencia mutua entre las autoridades fiscales de los Estados miembro. Si se adoptan estos proyectos, los Estados miembro ya no podrán invocar el secreto bancario para rechazar las demandas de cooperación en materia fiscal. Estas reglas internas de la UE afectarían igualmente a Suiza.El control de los mercados financieros está también en el orden del día del G-20 de los países más importantes, industrializados o emergentes, que se celebra el 2 de abril en Londres. El primer ministro británico, Gordon Brown, que preside esta cumbre, ha apelado a una “acción mundial contra los paraísos fiscales”.El hecho de que, de los 31 paraísos fiscales contabilizados por la OCDE, nueve estén en territorio británico y 14 en ex colonias de la corona demuestra que la lucha contra el fraude fiscal no puede ser el verdadero objetivo de esta cumbre. Las cosas empiezan a perfilarse cuando se sabe que Suiza, uno de los principales centros financieros del mundo, no ha sido invitada a esta cumbre. De hecho, se trata de una reorganización del sistema financiero internacional, cuyos platos rotos ella puede acabar pagando. Esto ya ha quedado claramente demostrado con el asunto UBS. La acción de la Administración estadounidense contra este banco helvético en realidad es una utilización de una operación contra la evasión fiscal de sus ciudadanos para modificar en beneficio de la Administración estadounidense las reglas del funcionamiento del sistema bancario a nivel mundial.En un primer momento, el 18 de febrero, el banco suizo UBS aceptó, a pesar del derecho helvético, entregar a la justicia estadounidense el nombre de unos 250 clientes a los que había ayudado a evitar el fisco estadounidense. También aceptó pagar 780.000 millones de dólares de multas. La Administración estadounidense habría podido obtener esta lista respetando el procedimiento suizo y el acuerdo firmado previamente entre Suiza y EE UU.¿Cuestión de soberanía? Para encubrir este procedimiento, la autoridad suiza de vigilancia de los bancos, la FINMA, utilizó un artículo de ley previsto para situaciones en que un banco está amenazado de quiebra. Se trataba de saltarse la vía judicial normal y de entregar, sin esperar, los nombres de los clientes. El problema era o bien entregar los datos o bien arriesgarse a una denuncia penal del Departamento de Justicia estadounidense, teniendo en cuenta que en el pasado prácticamente ninguna empresa había sobrevivido a una denuncia del Departamento de Justicia estadounidense. Sin embargo, la justicia estadounidense ha vuelto a la carga, a pesar de que los datos habían sido entregados.Ahora exige que UBS entregue al fiscal la identidad de unos 52.000 clientes estadounidenses titulares de “cuentas secretas e ilegales”. Las cuentas incriminadas representan un total aproximado de 14.800 millones de dólares. Estas exigencias se basan en una denuncia presentada por la Administración estadounidense en el tribunal civil de Miami.El 20 de febrero, el Tribunal Administrativo Federal de Suiza comunicó su decisión de prohibir la transmisión de los datos bancarios de los clientes de UBS a las autoridades estadounidenses. A pesar de todo, ya se han entregado los datos de los 250 clientes de UBS.El abogado de la empresa en Washington, George Clarke, piensa que “sin duda el fiscal estadounidense ya conocía esta lista de clientes”. Se puede suponer que los estadounidenses hacen que se les entregue una lista de nombres que ya tienen. El objetivo es menos el establecimiento de procedimientos fiscales que obligar tanto al banco UBS como a las autoridades de regulación suizas a violar su propia legalidad. Se trata, pues, de un auténtico acto de soberanía internacional en la medida en que EE UU tiene capacidad de imponer una decisión que viola el marco legal en el que ella se inscribe.Tanto la respuesta positiva de UBS como su legitimación por parte de las autoridades de control suizas sitúan a la Administración estadounidense en una posición que le permite formular nuevas exigencias, de nuevo fuera de toda legalidad. Así, la soberanía estadounidense se define no sólo como capacidad de imponer la excepción, sino de imponer un Estado de excepción permanente. Esta manera de proceder recuerda a la forma en que EE UU obtuvo de las autoridades europeas tanto la transferencia de los datos de los pasajeros aéreos como las informaciones financieras sobre ciudadanos de la UE. En primer lugar, EE UU planteó un acto de pura fuerza, de toma de las informaciones personales violando el derecho europeo. Más tarde varios acuerdos firmados con la UE legitimaron esta acción.El hecho de que la Administración estadounidense disponga (a través del servidor [informático] de la sociedad Swift situado en territorio estadounidense) del conjunto de las informaciones relativas a las transacciones financieras internacionales permite suponer que, en su mayor parte, ya tiene los datos reclamados a USB de los 52.000 defraudadores del fisco estadounidense. Recordemos también que gracias a Remotegate las autoridades estadounidenses disponen de una entrada especial que les permite vigilar los intercambio entre bancos internos de Suiza.El sistema de cifrado que utiliza el banco tampoco podría resistir a las investigaciones de la NSA, la agencia de espionaje estadounidense que está particularmente especializada en esta materia. Tampoco podría el lenguaje codificado utilizado por los gerentes de UBS (‘naranja’, por euro; ‘verde’, por dólar; ‘cisne’, que significa un millón, y ‘nuez’, 250.000) engañar a un investigador.En sus últimas exigencias, lo esencial para las autoridades estadounidenses es hacer que se les entreguen también las informaciones, lo cual es una violación de los procedimientos jurídicos suizos. Se trata de hacer que este Estado abandone sus prerrogativas de regalía para cedérselas a la Administración estadounidense. Además, el Consejo Federal de Suiza reaccionó en términos de soberanía el pasado domingo 22 de febrero protestando contra las amenazas estadounidenses de medidas unilaterales y anulando su participación en una audición en el senado estadounidense en relación a las cuestiones fiscales y al asunto UBS.Esta nueva soberanía estadounidense se inscribe en una reorganización del sistema financiero internacional que a través de la lucha contra el fraude fiscal distingue los ‘paraísos fiscales’ (a los que pertenece Suiza) de los centros ‘offshore’, como, por ejemplo, los centros financieros de las islas del Caribe. Completamente controlados por las autoridades estadounidenses, estos últimos podrían conservar todas sus actividades en detrimento de sus competidores a los que se ha clasificado negativamente.EE UU y su satélite de las islas del Caribe controlan un mercado de ‘dinero gris’ casi igual al de Suiza, puesto que ocupan una segunda posición, después de Suiza, en materia de gestión de las ‘fortunas transfronterizas’. Suiza, que sigue manteniendo una tercera parte del mercado del ahorro mundial administrado fuera del país de residencia, podría ceder rápidamente el terreno a su principal competidor tras esta ofensiva estadounidense.

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Sexagésimo aniversario de la OTAN




¿Otra guerra fría contra los condenados de la tierra?

Chems Eddine Chitour
Oulala.net
06-04-2009
Traducido para Rebelión por Caty R.


«La Europa supranacional es la Europa bajo el mando de Estados Unidos. Alemania, Italia, Bélgica, los Países Bajos, están dominados por los estadounidenses. Los ingleses también, aunque de otra forma. Entonces, sólo queda Francia sin dominar. Para someterla también, se empeñan en introducirla en un artefacto supranacional a las órdenes de Washington. Entonces se enojan, lo manifiestan a todas horas y ponen a Francia en cuarentena (…)» (General de Gaulle).

10 de marzo de 1966: Francia se retira de la OTAN. A de Gaulle no le «invitaron» a Yalta para el «reparto del mundo» entre Estados Unidos, la Unión Soviética e Inglaterra. En 1966 se trataba de preservar la autonomía de un programa nuclear naciente, al que por entonces Estos Unidos criticaba y se oponía.

El 17 de marzo de 2009, En la Asamblea Nacional francesa, el Primer Ministro François Fillon declaró:
«La OTAN era un símbolo ideológico y militar de la guerra fría, actualmente no es más que una estructura entre otras. Nuestro regreso en 2009 es un ajuste que no suscita ningún entusiasmo en el concierto de las naciones. Podemos continuar siendo amigos de los estadounidenses sin subordinarnos a ellos, nuestra nación no recibe órdenes de nadie (…)».

Según el diputado Laurent Fabius:
«El general de Gaulle se opuso a la bipolaridad mundial y reclamaba un mundo multipolar. Ahora que ese mundo multipolar está a la vista, usted se engancha a la lógica de los bloques».

Hubert Védrine añadía:
«De Gaulle tomó esa decisión después de ocho años de demandas infructuosas a los estadounidenses para que se escuchase a los aliados europeos en la Alianza y para no avalar la nueva y peligrosa estrategia nuclear de la “respuesta gradual”. Después todos sus sucesores, tanto de derecha como de izquierda, han respetado esa decisión estratégica convertida en la piedra de toque de la política extranjera y de la defensa de Francia. Entonces ¿Por qué esta ruptura? (…) Los inconvenientes políticos son obvios: enviar al mundo una señal de realineación de Francia, que se interpretará políticamente así, con el desprestigio y los riesgos que conlleva» (1)

Breve repaso de la historia de la Organización, punta de lanza del imperialismo estadounidense en el continente europeo:

El 4 de abril de 1949, EEUU, Canadá y otros 10 Estados de Europa occidental firmaron el Tratado de Washington para crear la OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

El artículo 5 del Tratado estipula que «Las partes están de acuerdo en que un ataque armado contra uno o varios de ellos, en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque contra todos».

19 de noviembre de 1990: fin de la guerra fría; la OTAN y el Pacto de Varsovia hacen una declaración pública conjunta de no agresión. 8 meses después, la Organización del Tratado de Varsovia se disuelve oficialmente; el 24 de marzo de 1999, la OTAN lanza su mayor ataque militar en apoyo del acuerdo de paz de Bosnia (2).

Se podía pensar que con el fin de la guerra fría habría un desmantelamiento de la OTAN como el del Pacto de Varsovia. Nada de eso. Como dijo el primer secretario general de la organización transatlántica, Lord Ismay, la OTAN es «Estadounidenses dentro, soviéticos fuera y alemanes debajo»

Pero aunque los soviéticos están «fuera» desde 1989 y ya no hay razón para mantener a Alemania «debajo», los estadounidenses están siempre, sin lugar a dudas, «dentro».

En realidad, después del fin de la guerra fría, la OTAN se tambaleaba, su futuro y su estrategia eran inciertos ya que la OTAN había cambiado de naturaleza e incluso de de enemigo, que ya no es Rusia, sino el «eje del mal» representado principalmente por las naciones musulmanas (Iraq, Irán, Libia).

Ron Paul, candidato a la investidura presidencial de 2008 explicaba:
«La OTAN es una organización cuyo objetivo acabó con la disolución del Pacto de Varsovia, su adversario. Cuando la OTAN se estaba activando para redefinir su futuro tras la guerra fría, terminó atacando a un Estado soberano, Yugoslavia, que no había invadido ni amenazado a ningún Estado de la Alianza. La expansión de la OTAN únicamente beneficia al complejo industrial militar de EEUU, que se va a aprovechar del incremento de las ventas de armas a los nuevos miembros de la OTAN (…) La OTAN debería desmantelarse, no ampliarse» (3).

Se trata, concretamente, de la expedición punitiva de la OTAN en Yugoslavia, para el Primer Ministro serbio Mirko Cvetkovic «Los bombardeos de la OTAN, lanzados hace diez años son contrarios al derecho internacional y se perpetraron sin una decisión de la ONU».
En definitiva, nos quedamos como estábamos.
En un artículo al respecto en Le Monde diplomatique, Serge Halimi se pregunta: «A quoi sert l’OTAN?» (¿A quién sirve la OTAN?), y explica:
«Nicolas Sarkozy quiere que su presidencia marque la ruptura con un “modelo social francés”
¿Habrá resuelto terminar con alguna otra tradición francesa, como la de la independencia nacional? (…)
¿Se trata de cumplir con los industriales del armamento, amigos de Sarkozy, que cuentan con que la vuelta de Francia al redil les permitirá vender más equipamiento militar?

Es más probable que el Elíseo espere sacar partido de la simpatía que inspira el nuevo presidente de Estados Unidos para librarse de una imperdonable excepción francesa. La misma que, durante la guerra de Iraq, vio a París enfrentarse contra todos los “Doctores Strangelove” del “choque de civilizaciones”, para gran disgusto de muchos de los partidarios actuales de Sarkozy –entre ellos Bernard Kouchner, su ministro de Asuntos Exteriores-.

Invocando la transformación del planeta tierra en un “mundo sin fronteras”, una pequeña mayoría de los diputados europeos (293 votos contra 283) acaban de reclamar, el 19 de febrero, que en “los ámbitos como el terrorismo internacional (…), el crimen organizado, las «ciberamenazas», la degradación del medio ambiente, las catástrofes naturales y otros”, se establece una “asociación todavía más estrecha entre la Unión Europea y la OTAN”.

Por medio de una elegante metáfora, la exposición de los motivos precisa que “sin dimensión militar, la Unión sólo es un perro que ladra pero no muerde”.
Decididos a no escatimar ninguna triquiñuela, los diputados atlantistas apoyan su propósito apelando al recuerdo de las “horas sombrías de nuestra historia”, de Hitler, de Munich, sin olvidarse de citar a “Elie Wiesel, superviviente del Holocausto”: ¿No querríamos que alguien viniera en nuestro auxilio cuando lloramos?, claman. Sin embargo, enjugar las lágrimas de los civiles nunca ha sido la especialidad de los oficiales estadounidenses. Ni durante la guerra de Kosovo ni en la de Iraq, lanzadas en violación de la Carta de las Naciones Unidas (…)» (4).

El economista Jean Mardouk se plantea la misma cuestión y explica la posición de Rusia en el conflicto de Georgia:
«¿A quién sirve la OTAN? La organización tenía como objetivo unir a los países capitalistas de Europa occidental y Estados Unidos para defenderse contra un hipotético ataque soviético.
¿A quién sirve desde el momento en que la URSS desapareció y Rusia se quedó muy débil y no constituía ninguna amenaza para nadie? ¡Para nadie! (…)
¿Cómo quieren que perciba Putin la precipitación de los nuevos miembros de la Unión para adherirse a la OTAN? (…)
¿Y cómo podría aceptar ver a su Rusia escarnecida por las peticiones de adhesión a la OTAN de ex miembros de la Unión Soviética como Georgia, precisamente, y Ucrania?
Los grandes dirigentes habrían llevado al mismo tiempo una política pro europea y una política muy prudente frente a un gran vecino que lanza señales inequívocas de que volverá a ser poderoso, pero no por ello agresivo. ¡Salvo que le provoquen! Imaginemos cómo sería la situación si en la actualidad Georgia fuese un miembro de la OTAN, que tiene el objetivo de garantizar la “seguridad” de sus miembros» (5).

El conflicto entre Rusia y la Alianza Atlántica está actualmente en el centro de las tensiones mundiales. La tendencia rusa a impedir la expansión de Occidente en el este de Europa ha originado una evidente contraofensiva del ejército ruso en Georgia, donde todavía no se han medido todas las consecuencias.

Además de Rusia y la OTAN, la tercera pieza del caleidoscopio internacional actual es el fundamentalismo islámico, que se expresa bien por medio de redes terroristas o bien a través de estructuras estatales.

De la evolución de las relaciones entre estos tres protagonistas de la dinámica internacional –la OTAN en la vanguardia de la globalización democrática- depende la estructuración del poder a escala mundial en los próximos años (6)

Mejor todavía, siete países de la ex URSS (Armenia, Bielorrusia, Kazakstan, Kirghizistan, Rusia, Radjikistan y Ouzbekistan) agrupados en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) han decidido «reforzar su componente militar» a raíz de una cumbre en Moscú el 5 de septiembre.

La OTSC dispone de una fuerza de reacción rápida de 4.000 personas repartidas en 10 batallones y de una base aérea en Kant, Kirghizistan.
Desde ahora, la OTSC tendrá su cuartel general en Moscú, pero «con un estatuto extraterritorial a la manera del cuartel general de la OTAN en Bruselas».

En la declaración, los miembros de la OTSC «conminan a los países de la OTAN a medir todas las consecuencias de la ampliación de la Alianza Atlántica hacia el este y del despliegue de su escudo antimisiles en las fronteras de los Estados miembros».

Moscú se prepara para transformar la OTSC en un bloque militar a semejanza del Pacto de Varsovia de la época de la guerra fría (7).

En realidad, después del fin de la guerra fría, la antigua OTAN se pondría al servicio de una nueva ideología para gobernar el mundo. El «Proyecto para un nuevo siglo estadounidense (PNAC), que forma parte de un proyecto más amplio denominado «New Citizenship Project» (Proyecto para una nueva ciudadanía), cuyos planes son los siguientes: la dominación del mundo por Estados Unidos, que beneficiaría al mismo tiempo a EEUU y al resto del mundo.

Esta dominación requiere la utilización de la fuerza militar, un sistema de influencia diplomática y un compromiso con los principios morales.

Corresponde a los dirigentes de Estados Unidos, desde el punto de vista de la legitimidad y la responsabilidad, la dirección de dicha dominación global.
Estados Unidos debe utilizar su superioridad con el fin de obtener una autoridad absoluta por cualquier medio que sea necesario.

Entre las propuestas, podemos citar el abandono de las negociaciones sobre limitación de armamento estratégico; el uso de la fuerza militar, si fracasase la diplomacia, contra cualquier país que se oponga a los intereses y/o los objetivos de Estados Unidos; y la instalación de bases militares estadounidenses por todo el planeta para crear una «Global Constabulary» (policía mundial) que imponga la voluntad de Estados Unidos (8).

Nada indica que la administración Obama haya abandonado el PNAC. Sin embargo, según el diplomático de Singapur Kishore Mahbubani, pequeños acontecimientos anuncian un gran cambio. El fiasco de Georgia bien podría ser uno de ellos.

«(…) Este asunto señala un giro mucho más importante: el de la Historia (…) La era post guerra fría empezó sobre una base de triunfalismo occidental simbolizado por el libro de Francis Fukuyama El fin de la Historia y el último hombre.
El audaz título refleja el espíritu de la época en Occidente. La Historia ha terminado con el triunfo de la civilización occidental: el resto del mundo no tiene otra elección que capitular ante su avance.
En Georgia, Rusia ha proclamado alto y claro que no capitulará frente a Occidente. Tras veinte años de humillación, los rusos han decidido enseñar los dientes. Y pronto otros harán lo mismo.

Gracias a su potencia aplastante, Occidente se ha entrometido en el espacio geopolítico de países adormecidos que actualmente están emergiendo, especialmente asiáticos (…) De la misma forma, todos los comentaristas musulmanes también señalan que Estados Unido ha invadido ilegalmente Iraq (…) Ni China ni la India están dispuestas a protestar contra Rusia (…)

«En realidad, la mayoría de los países apoya a Rusia contra el acoso de Occidente: el abismo entre la posición occidental y la del resto del mundo no puede ser más profundo (…) Por lo tanto, es crucial que los occidentales saquen buenas enseñanzas de Georgia.
Tras el hundimiento de la URSS, los pensadores occidentales suponían que Occidente nunca tendría que hacer concesiones políticas, que podría imponer sus condiciones. (…)
En la actualidad, Occidente debe rendirse a la evidencia: la población total de Estados Unidos, la Unión Europea y “Australasia” (Australia y Nueva Zelanda) es de 700 millones de personas, es decir, alrededor del 10% de la población mundial.
El 90% restante está pasando del estatuto de objeto al de sujeto de la historia mundial. (…)

La auténtica cuestión estratégica es dilucidar si el reto principal proviene del mundo musulmán o de China.
Desde el 11 de septiembre de 2001, Occidente ha actuado como si fuera el mundo musulmán.

Pero en vez de diseñar una estrategia a largo plazo para ganar la confianza de 1.200 millones de musulmanes, Occidente, sin reflexionar, ha arremetido contra el mundo musulmán. De ahí los fracasos anunciados en Afganistán e Iraq y la creciente hostilidad del mundo musulmán. (…)» (9).
Mahbuani concluye:
«Los pensadores occidentales deben decidir cuál es el verdadero problema a largo plazo. Si es el mundo musulmán, Estados Unidos debe dejar de inmiscuirse en la esfera geopolítica rusa y establecer un diálogo permanente con China. Si es China, EEUU debe adherir a su causa a Rusia y al mundo musulmán y resolver la cuestión palestina-israelí, lo que permitirá a los gobiernos de los países musulmanes colaborar más estrechamente con los occidentales en la lucha contra Al Qaeda. (…)
Pero la ausencia de una estrategia mundial coherente a largo plazo y la incapacidad de asumir los compromisos geopolíticos son los principales obstáculos para llegar a un orden mundial estable» (9).
Llega a la conclusión, en definitiva, de que la existencia de la OTAN, en muchos aspectos, constituye un peligro para la paz mundial si su permanencia tiene el objetivo de proseguir su «misión» en nombre del mundo libre. Entonces, la OTAN seguirá «normalizando» a los recalcitrantes en beneficio del Tío Sam «Bussines as usual» (los negocios de costumbre). Así va el mundo; Estados Unidos se ocupa de cocinar y Europa está ahí para hacer la limpieza y el servicio de intendencia.
Así, se entiende la reacción de Rusia, a quien se enterró demasiado deprisa, y que con el «episodio-prueba de Georgia» ha demostrado a Europa que su potencial permanece intacto.
Después quedan los condenados de la tierra a quienes sus pasados coloniales dejaron exhaustos y no consiguen salir del atolladero ya que son los guardianes, para su desgracia, de codiciados recursos mineros y petroleros.
Las diversas misiones instaladas allí tienen el papel de reprimir los movimientos y mantener sometidos a los pueblos revoltosos.
Notas:
(1) Hubert Védrine, «Pourquoi il faut s’opposer à une France atlantiste?» Le Monde, 5 de marzo de 2009.
(2) C. E. Chitour, «L’empire américain se met en place», L’Expresion, 10 de abril de 2008.
(3) Ron Paul, Intervención en el Congreso. Antiwar.com, 1 de abril de 2008.
(4) Serge Halimi «A quoi sert l’OTAN?», Le Monde diplomatique, Marzo de 2009.
(5) Rue89
(6) Serban Papacostea, «Quand l’OTAN supplante l’ONU», Courrier International, 4 de septiembre de 2008.
(7) «Moscou devient le QG d’un bloc militaire anti-OTAN», Komersant, 8 de septiembre de 2008.
(8) Reopen911
(9) Kishore Mahbubani, «Pour l’Occident la Géorgie est une leçcon», Courrier International, 28 de agosto de 2008.
Chems Eddine Chitour es profesor de la Escuela Politécnica Superior de Argel.
Texto original en francés: http://www.oulala.net/Portail/spip.php?article3998

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El terror como instrumento del imperio




Vuelven las tinieblas

Chris Floyd
FFF/ICH
05-04-2009
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


EE.UU. fomenta deliberadamente ataques terroristas a fin de promover sus agendas políticas y militares.


I.
Lo que sigue es un guión enteramente hipotético. Supongamos que fuerais fervorosos militaristas imperiales que creyeran que la seguridad, el prestigio y los intereses financieros de vuestro país son mejor servidos por la guerra y por la omnipresente amenaza de guerra. Supongamos que tuvierais en marcha algunas operaciones verdaderamente excitantes y suculentas, interminables conflictos mortíferos que canalizan cientos de miles de millones de dólares a vuestra maquinaria bélica y que arraigan la política nacional aún más profundamente en la filosofía militarista – la ‘machtpolitik’ [política del poder en alemán, N. del T.] en la que creéis.
Pero existe un problema. El público en general – la manada intimidada que os rodea y no entiende de grandes estrategias tal como lo hacéis vosotros y vuestras elites – se preocupa y se pone nervioso por vuestra Larga Guerra. El tesoro nacional está en bancarrota, la infraestructura nacional se pudre, las comunidades de la nación se mueren; millones de personas carecen de empleo, pierden sus casas, pierden sus sueños, caen por una espiral descendiente hacia la necesidad, la privación y la desesperación. Pero tenéis grandes planes para escalar la guerra, expandir vuestra maquinaria bélica, y mantener la dominación global que creéis es el rol justo y natural de vuestra nación tan especial – y sus elites. ¿Qué hacer? ¿Cómo incitar a la manada truculenta, absorta en sus pensamientos, para que vuelva a apoyar con entusiasmo vuestra agenda vital?
Bueno, lo que sigue es un enfoque puramente hipotético que podríais probar. Azuzáis y provocáis a grupos extremistas violentos para que tomen represalias por vuestros ataques, invasiones e incursiones asesinas de civiles en sus territorios. Al no poder enfrentar directamente vuestra maquinaria bélica – la mayor, más avanzada, fuerza militar en la historia del mundo, sustentada por un tsunami de dineros públicos que cada año sobrepasa los gastos militares del resto del mundo – reaccionan naturalmente con operaciones “asimétricas”. Al principio, van dirigidas contra objetivos cercanos: vuestras líneas de aprovisionamiento, las fuerzas de vuestros testaferros y aliados locales, y otras depredaciones que llevan al caos en las regiones del grupo, con la intención de estropear vuestras líneas de control y de expulsaros. Con la misma naturalidad, aprovecháis esos ataques para justificar una presencia militar aún mayor en sus regiones. El ciclo progresa inevitable e inexorablemente hacia arriba y hacia afuera, hasta que finalmente los extremistas atacan vuestra tierra natal – sea con vuestra complicidad, con vuestra aquiescencia oculta o, en todo caso, con vuestro conocimiento previo de que es seguro que un ataque semejante tenga lugar. Es el momento que habéis esperado; es exactamente lo que queríais. Ahora podéis volver a fustigar a la manada hacia un frenesí marcial, continuar la Larga Guerra, y dejar de lado los deseos miserables, limitados, de una vida pacífica y próspera en casa, de la chusma preocupada de sus propios asuntos.
Evidentemente, uno nunca sabe exactamente lo que sucede tras los cortinajes imperiales de los palacios del Potomac; los ciudadanos estadounidenses comunes fueron convertidos hace tiempo en kremlinólogos de su propio gobierno, tratando de discernir – mediante señales ceremoniales, rumores entre bastidores, y ligeras desviaciones de una retórica ritualizada – lo que realmente se proponen sus amos. Pero algunos cínicos sospechan ocultamente que guiones como el esbozado anteriormente ya han sido implementados; por ejemplo, en el “nuevo Pearl Harbor” que azotó a EE.UU. el 11 de septiembre de 2001 – un año después que un grupo que canalizaba los puntos de vista de los futuros peces gordos del gobierno Bush (incluidos Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Scooter Libby y muchos otros) había anhelado abiertamente un “nuevo Pearl Harbor” para “electrizar” al pueblo estadounidense para que apoyara su agenda militarista, que incluía una invasión de Iraq – con Sadam Husein en el poder o no.
Pero dejando de lado por el momento el problema siempre peliagudo de adivinar las diversas proporciones de complicidad, aquiescencia, conocimiento previo, explotación, incompetencia y fatalidad involucrados en el 11-S, podemos decir como un hecho establecido que: Es política del gobierno de EE.UU. provocar la acción de grupos extremistas. Una vez que están en juego, sus reacciones pueden ser utilizadas del modo que considere apropiado el gobierno que las provocó. Y también sabemos que esas provocaciones son utilizadas, como política deliberada, para provocar a grupos violentos en el frente "Af-Pak" para que lancen ataques terroristas.
En otras palabras, como escribí por primera vez en Moscow Times hace más de seis años (y lo reiteré tres años después), EE.UU. fomenta deliberadamente ataques terroristas a fin de promover sus agendas políticas y militares.
[Para más sobre cómo esas políticas y usos similares del terrorismo y de escuadrones de la muerte han sido realizadas en Iraq y otros sitios, vea: "A Furnace Seal'd: The Wondrous Death Squads of the American Elite," "Ulster on the Euphrates: The Anglo-American Dirty War in Iraq," y "Willing Executioners: America's Bipartisan Atrocity Deepens in Somalia."]
Los ojos de lince de Jason Ditz en Antiwar.com hacen la conexión entre esta política y el más reciente ataque “asimétrico” por un grupo terrorista “cosquilleado” en Pakistán: el mortífero ataque contra un centro policial en Lahore por Tehreek-e Taliban Pakistan (TTP). El grupo, dirigido por Baitullah Mehsud, dijo que el ataque era una represalia por la campaña estadounidense de ataques con aviones sin tripulación en las regiones fronterizas de Pakistán – ataques que han matado a numerosos civiles junto con “militantes” usualmente no identificados. Como señala Ditz, un objetivo de la campaña – intensificada por Barack Obama – es precisamente el fomento arriba mencionado de la actividad terrorista:
El gobierno de Obama ha lanzado una cantidad cada vez más intensa de ataques en la FATA [Áreas Tribales bajo Administración Federal de Pakistán], que apuntan generalmente a las instalaciones de entrenamiento de Mehsud en Waziristán del Norte y del Sur. En septiembre, el entonces director de la CIA, Michael Hayden, dijo que los ataques eran un intento de “provocar una reacción” de los grupos militantes dirigidos por Mehsud. Parece que ahora, seis meses más tarde, han terminado por hacerlo. [Hayden describió esa sangrienta estrategia como “cosquilleo” de los terroristas para que reaccionen.]
Lo que va más lejos, Mehsud ha prometido ahora que llevará la lucha a suelo estadounidense. Como señala The Times (a través de Antiwar.com):
“Pronto lanzaremos un ataque en Washington que sorprenderá a todos en el mundo,” [declaró Mehsud.] “Lo más que pueden hacer es convertirme en mártir. Pero nos vengaremos desde dentro de EE.UU.”
Queda por ver si el variopinto TTP puede realmente llevar a cabo una amenaza semejante, como señala Juan Cole. Pero no se trata realmente de eso. Se trata de que, una vez más, se hostiga a sabiendas a un grupo violento para que entre en una acción asesina. Mejor todavía, ahora ha sido establecido como “mortífera amenaza terrorista” a la sagrada Patria: otro supermalvado hecho a medida por el reparto de papeles.
Y notablemente, esta nueva amenaza abierta para llevar el terror al corazón de EE.UU. viene sólo días después de que Barack Obama anunciara su cacareada ‘oleada’ en la Guerra Af-Pak, citando - ¿qué otra cosa iba a ser? – la necesidad de proteger a EE.UU. contra terroristas basados en Afganistán y Pakistán como la principal razón para escalar y expandir el conflicto. Otra sorprendente coincidencia para justificar la agenda militar, que necesita un suministro constante de malvados plausibles para las relaciones públicas, y amenazas exageradas que estremezcan a la nación, tal como un drogadicto necesita heroína. Y una vez más, no nos queda otra alternativa que sorprendernos ante la variable proporción de complicidad, aquiescencia, explotación, suerte, etc. involucrados en este fortuito apareamiento de declaraciones de Obama y Mehsud.
II.
Vale la pena considerar de nuevo las implicaciones de esta política de cosquilleo de terroristas. Como lo señaláramos recientemente, esas cosas no son sólo fichas en el Gran Tablero de Juego: son mortíferas realidades que matan, mutilan y despojan a multitudes de personas inocentes en todo el mundo. Así que volvamos a los primeros indicios de esa estrategia en su contexto de la Guerra contra el Terror. Lo siguiente es del artículo en Moscow Times en noviembre de 2001:
En un artículo [en Los Angeles Times] del analista militar William Arkin... [aparece] la revelación del plan de Rumsfeld de crear una “Actividad de Apoyo de súper Inteligencia” que juntará a la CIA y la acción militar encubierta, guerra informática, inteligencia, encubrimiento e impostura.” Según un documento confidencial preparado para Donald] Rumsfeld por su Consejo de Ciencia de la Defensa, la nueva organización – el “Grupo Proactivo de Operaciones Preventiva (P2OG, por sus siglas en inglés)” – realizará misiones secretas diseñadas para “estimular reacciones” de grupos terroristas, provocándolos a realizar actos violentos que los expondrán a “contraataques” de fuerzas de EE.UU.
En otras palabras – y digámoslo clara, explícita y sobriamente, para que nadie pueda confundir la intención del plan de Rumsfeld – el gobierno de EE.UU. planifica el uso de “encubrimiento e impostura” y operaciones militares secretas para provocar ataques terroristas asesinos contra gente inocente. Volvamos a decirlo: Donald Rumsfeld, Dick Cheney, George W. Bush y los otros miembros del régimen no elegido en Washington planean fomentar deliberadamente el asesinato de gente inocente – vuestra familia, vuestros amigos, vuestras amantes, vosotros mismos – a fin de impulsar sus ambiciones geopolíticas.
Porque el P2OG no está destinado sólo para exponer a terroristas y llevarlos ante la justicia – en sí un objetivo digno de alabanza, aunque la manera de Rumsfeld de combatir el terrorismo al provocarlo es pura demencia moral… No, parece que P2OG tenga en vista a peces más gordos. Una vez que ha desencadenado la acción de terroristas - ¿matando a miembros de sus familias? ¿atrayéndolos con botín? ¿cargándolos con drogas? ¿inundándolos de propaganda yihadista? ¿abusando de sus madres? ¿O mediante agentes provocadores, tal vez, que infiltren los grupos y luego planifiquen y dirijan ellos mismos los ataques? – pueda entonces tomar medidas contra los “Estados/sub-Estados participantes” por “albergar” a las pandillas provocadas por Rumsfeld. ¿Qué clase de medidas exactamente? Bueno, el programa confidencial del Pentágono lo dice de esta manera: “Su soberanía estará en peligro.”
El P2OG, por lo tanto, será útil cada vez que el Régimen ansíe agregar unos pocos bienes raíces cargados de petróleo o una nueva base militar a la cartera floreciente del Imperio. Basta con encontrar un nido de descontentos violentos, agitarlos con un garrote, y listo: hay una “justificación” instantánea para cualquier nivel de intervención/conquista/rapiña que se desee.
Cuando el gobierno de Obama habla de “continuidad de la política exterior estadounidense,” esto forma parte integral de lo que está hablando. De modo que podemos contar con que veremos mucho más sobre TTP y el Satanás de jure, Baitullah Mehsud, mientras la Larga Guerra bipartidaria avanza a trancas y barrancas, con su omnipresente necesidad de “incitar” – y aterrorizar – al pueblo de EE.UU. para que apoye el proyecto militarista.
……
Chrys Floyd es un periodista estadounidense y colaborador frecuente de CounterPunch. Es autor del libro “Empire Burlesque: High Crimes and Low Comedy in the Bush Imperium. Su página en Internet es: http://www.chris-floyd.com/
http://informationclearinghouse.info/article22331.htm

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El G-20 en Londres: la cumbre del miedo




Walden Bello
Asia Times
06-04-2009

El G-20 da un gran espectáculo reuniéndose para lidiar con la crisis económica global.
Pero he aquí el problema de la cumbre de Londres del 2 de abril: que no es sino espectáculo. Y lo que el espectáculo viene a disimular es una profunda preocupación, un hondo miedo de la elite global, que no sabe realmente la dirección que está tomando la economía mundial y desconoce las medidas necesarias para estabilizarla.Las últimas estadísticas dejan cortas las más nigrománticas proyecciones que se habían hecho.
Los analistas del establishment están comenzando a mencionar la temida palabra que empieza por "D", y hoy crece la sensación de que está formándose una gigantesca ola que simplemente se tragará los billones de dólares gastados en estímulos. En ese ambiente, el G-20 transmite la impresión de andar más arrastrado por los acontecimientos que enseñoreado de ellos. (Además de las siete naciones industriales más ricas –EEUU, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia y Canadá—, el G-20 incluye a China, India, Indonesia, México, Brasil, Argentina, Rusia, Arabia Saudita, Australia, Corea del Sur, Turquía, Italia y Suráfrica.)En efecto: acaso no haya imagen más reveladora del actual estado de la economía global que la de un submarino alemán de la II Guerra Mundial tocado por una carga de profundidad lanzada por destructores de la flota británica noratlántica. Se va a pique rápidamente, y la tripulación no sabe cuando tocará suelo oceánico. Y, llegado a zonas abisales, la gran cuestión es: ¿será capaz la tripulación de reflotar el submarino bombeando aire comprimido en los tanques de lastre, como los marineros de la película clásica Das Boot [El submarino], de Wolfgang Petersen? ¿O seguirá el submarino en el fondo, condenada su tripulación a contemplar un destino peor que la muerte instantánea?La actual tripulación capitalista al mando de la economía global ignora si los métodos keynesianos pueden reflotar la vida económica planetaria. Entretanto, cada vez más gente se pregunta si bastará un puñado de reformas de estilo socialdemócrata para reparar la economía global, o si la crisis habrá de llevar más bien a un nuevo orden económico internacional.¿Un nuevo Bretton Woods?La reunión del G-20 ha sido celebrada como un Nuevo Bretton Woods.
En julio de 1944, en Bretton Woods, New Hampshire, representantes de las economías capitalistas estatalmente gestionadas diseñaron el orden multilateral posbélico situándose a sí propias en el centro del mismo. No podrían ser más distintas ambas reuniones.La reunión de Londres dura un día; la conferencia de de Bretton Woods fue una ardua sesión de trabajo que se prolongó durante 21 días. La reunión de Londres es exclusiva, con 20 gobiernos que se arrogan la capacidad para decidir por 172 países. La reunión de Bretton Woods se esforzó por ser inclusiva, precisamente para evitar la ilegitimidad que persigue a la cita de Londres. Aun celebrada en plena guerra, juntó a representantes de 44 países, incluida la nación todavía dependiente de las Filipinas y al pequeño y ya desaparecido Estado siberiano de Tannu Tuva.La Conferencia de Bretton Woods creó nuevas instituciones multilaterales y nuevas normas para gestionar el mundo de posguerra. El G-20 busca reciclar instituciones fracasadas: el propio G-20, el Fórum de Estabilidad Financiera (FSF), el Banco de Pagos Internacionales y "Basilea II", así como el FMI, que ahora cumple 65 años. Algunas de esas instituciones fueron creadas por el G-7 tras la crisis financiera asiática de 1997 para instituir una nueva arquitectura financiera capaz de prevenir una repetición de la debacle provocada por las políticas del FMI de liberalización de la balanza de capitales. Pero, en vez de fijar salvaguardias, lo que hicieron esas instituciones fue aceptar la estrategia de "autorregulación" de la elite financiera global.Entre los mantras así legitimados estaban: la consigna de que los controles de los movimientos de capitales eran malos para las economías en vías de desarrollo; la fórmula de que la venta cortoplacista o especulación con el movimiento de las acciones tomadas a préstamos era una legítima operación de mercado; y la idea de que los derivados financieros (o títulos de obligaciones que permiten hacer apuestas sobre los movimientos de los activos subyacentes) "perfeccionaban" el mercado. La implícita recomendación de su pasividad era que el mejor modo de regular el mercado era dejar el mercado en manos de unos jugadores que habrían desarrollado sofisticados y pretendidamente fiables modelos de "estimación del riesgo".En suma: se encarga a instituciones que fueron parte del problema que se conviertan ahora en elemento central de la solución. Sin advertirlo, el G-20 está siguiendo la máxima de Marx, según la cual la historia se repite: como tragedia, primero, y como farsa, después.La resurrección del FMIEl componente más problemático de la solución G-20 son sus propuestas para el FMI. Los EEUU y la UE buscan doblar el capital del FMI, pasando de 250 mil a 500 mil millones de dólares. El plan pasa porque el FMI preste esos fondos a países en vías de desarrollo para estimular sus economías, supervisando el Fondo, conforme a la propuesta del secretario del Tesoro norteamericano Tim Geithner, el ejercicio global. Si algo no podía funcionar, es precisamente eso.Por lo pronto, el asunto de la representación sigue perjudicando mucho al Sur global. Hasta ahora, sólo se han hecho cambios marginales en la asignación de los derechos de sufragio en el FMI. A pesar del clamor favorable a una mayor capacidad de sufragio para los miembros del Sur, los países ricos siguen estando sobre-representados en el comité ejecutivo del Fondo. Los países en vías de desarrollo, señaladamente los asiáticos y los africanos, están muy sub-representados. Europa mantiene un tercio de las sillas en el comité ejecutivo y exige el privilegio feudal de que sea siempre un europeo el director ejecutivo. Los EEUU, por su parte, tienen cerca del 17% de poder de voto, los que les da derecho de veto.Segundo, el desempeño del FMI durante la crisis financiera asiática de 1997, más que cualquier otra cosa, minó su credibilidad. El FMI contribuyó a la crisis al empujar a los países asiáticos a eliminar los controles de los movimientos de capitales y a liberalizar sus sectores financieros, favoreciendo tanto la entrada masiva de capital especulativo como su desestabilizadora salida al menor indicio de crisis.El Fondo empujó luego a los gobiernos al recorte presupuestario con la teoría de que la inflación era el problema, cuando lo que debería haber hecho es apoyar un mayor gasto público para contrarrestar el colapso del sector privado. Tal medida pro-cíclica terminó acelerando el colapso regional, convirtiéndolo en una recesión. Finalmente, miles de millones de dólares de los fondos de rescate del FMI no fueron a parar al rescate de unas economías colapsadas, sino a compensar las pérdidas de instituciones financieras extranjeras: un desarrollo que se ha convertido en ejemplo de manual de lo que es el "azar moral", estimulador del préstamo irresponsable.Tailandia liquidó sus deudas con el FMI en 2003, declarando su "independencia fiscal". Le siguieron Brasil, Venezuela y Argentina, e Indonesia manifestó su intención de devolver sus deudas lo antes posible. Análogamente, otros países decidieron mantenerse al margen, prefiriendo acumular reservas de comercio exterior para defenderse de inopinados acontecimientos exteriores, antes que contratar nuevos préstamos con el FMI. Lo que llevó al FMI a una crisis presupuestaria, pues el grueso de sus ingresos procedía de las devoluciones de deuda por parte de los mayores países en vías de desarrollo.Los partidarios del Fondo dicen que el FMI comprende ya cabalmente las ventajas de los gastos masivos financiados con déficit y que, como Richard Nixon en su día, puede ahora avilantarse a decir: "todos somos keynesianos ya". Muchos críticos discrepan. Eurodad, una organización no-gubernamental de vigilancia del FMI, sostiene que el Fondo todavía pone gravosas condiciones para el préstamo a países en vías de desarrollo. Préstamos muy recientemente concedidos por el FMI todavía favorecen la liberalización financiera y bancaria. Y a pesar del actual énfasis puesto en el estímulo fiscal –algunos países, como los EEUU, llaman a incrementar el estímulo fiscal hasta al menos un 2% del PIB—, el FMI todavía exige a los prestatarios de bajos ingresos mantener su gasto por déficit por debajo del 1% del PIB.Está, por último, la cuestión de si el Fondo sabe lo que tiene entre manos. Uno de los factores clave en el descrédito del FMI ha sido su práctica incapacidad para anticipar la presente crisis financiera. Al final del Artículo IV de la consulta con los EEUU de 2007, el comité del FMI aseveraba que "el sistema financiero ha mostrado una impresionante estabilidad, aun a pesar de las recientes dificultades con el mercado hipotecario subprime". En suma: el Fondo no sólo ha fallado miserablemente en sus prescripciones de política económica, sino que, a pesar del pretendido alto nivel de los economistas que tiene en nómina, ha fracasado radicalmente en sus responsabilidades de vigilancia.Por cuantiosos que sean los recursos que el G-20 allegue al FMI, un programa de estímulo global gestionado por el Fondo resultará muy poco atractivo internacionalmente para sus posibles destinatarios.El camino por andarLa respuesta del Norte a la presente crisis, que pasa por revivir instituciones fosilizadas, trae a la memoria el famoso dicho de Keynes: "La dificultad no estriba tanto en el desarrollo de ideas nuevas, cuanto en sacudirse las viejas". Así pues, en el espíritu de Keynes, tratemos de buscar formas de sacudirnos viejas formas de pensar.Primero: puesto que la legitimidad es una mercancía muy escasa ahora mismo, el Secretario General de la ONU y la Asamblea General de Naciones Unidas –no el G-20— deberían convocar una sesión especial para diseñar un nuevo orden global multilateral.
Una Comisión de Expertos en Reformas del Sistema Monetario y Financiero Internacional, nombrada por el presidente de la Asamblea General y encabezada por el Premio Nobel Joseph Stiglitz ya ha hecho el trabajo preparatorio para esa reunión. La reunión, como la Conferencia de Bretton Woods, sería un proceso inclusivo y, como Bretton Woods también, sería una sesión de trabajo de varias semanas de duración. Uno de sus resultados clave podría ser la institución de un foro representativo, como el "Consejo de Coordinación Global" sugerido por Stiglitz, que coordinaría en un sentido amplio la reforma global económica y financiera.Segundo: para prestar inmediata asistencia a los países que precisan lidiar con la crisis, las deudas contraídas por los países en vías de desarrollo con las instituciones del Norte deberían ser canceladas. El grueso de esa deuda, como nos recuerda el movimiento internacional Jubilee para cancelación de la deuda, fue contraída en condiciones abusivas, y el importe del principal de la misma ha sido ya devuelto con creces. La cancelación de la deuda o una moratoria permitirá a los países en vías de desarrollo el acceso a mayores recursos y tendrá unos efectos de estímulo mayores que el dinero canalizado a través del FMI.Tercero: las estructuras regionales para lidiar con asuntos financieros, incluida la financiación del desarrollo, deberían ser la pieza central de la nueva arquitectura de la nueva gobernanza global, y no otro sistema financiero en el que los países del Norte dominen instituciones centralizadas como el FMI y monopolicen recursos y poder. En el este asiático, la agrupación "ASEAN Plus Three", o la "Iniciativa Chiang Mai", son desarrollos prometedores que hay que ampliar, aunque precisen de mayor control por parte de los pueblos de la región. En la América latina están ya en marcha varias iniciativas regionales prometedoras, como el ALBA y el Banco del Sur. Cualquier orden global nuevo precisará, como pilares, de instituciones regionales socialmente controlables.Éstos son, huelga decirlo, pasos inmediatos a dar en el contexto de una reconfiguración estratégica, más fundamental ya largo plazo, de un sistema capitalista que se halla ahora al borde del colapso.La presente crisis es una gran oportunidad para poner por obra un nuevo sistema que ponga fin, no sólo al fracasado sistema de la gobernanza neoliberal global, sino a la dominación euro-norteamericana de la economía capitalista global, reemplazándolo por un orden democrático postcapitalista, más descentralizado y desglobalizado. No es imposible que, a menos que esa reestructuración más fundamental tenga lugar, la economía global no consiga reflotar y ganar la superficie.Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista sénior en Focus on the Global South.Traducción para www.sinpermiso.info: Amaranta Süss

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