11-06-2010
Amy Goodman
Democracy Now
La llamaron “Operación Brisa del Mar”. A pesar del lindo nombre, el violento ataque del comando israelí contra una flotilla de buques de ayuda humanitaria, que dejó un saldo de nueve civiles muertos, provocó la indignación internacional.
El ataque tuvo lugar en la madrugada del 31 de mayo, cuando las seis embarcaciones de la flotilla cargadas con ayuda humanitaria aún estaban en aguas internacionales, rumbo a Gaza, donde 1,5 millones de habitantes palestinos llevan tres años de bloqueo impuesto por Israel. Desde el inicio, Israel procuró limitar el debate sobre el ataque y controlar las imágenes difundidas.
Botes y helicópteros militares israelíes atacaron las embarcaciones y tomaron el control de la flotilla. Nueve de los activistas que estaban a bordo de la embarcación más grande, el Mavi Marmara, fueron asesinados a quemarropa por comandos israelíes que dispararon balas de plomo. Un ciudadano estadounidense de diecinueve años, Furkan Dogan, recibió un disparo en el pecho y cuatro disparos en la cabeza. Israel secuestró los seis buques y arrestó a los 700 activistas y periodistas que estaban a bordo, los trasladó al puerto israelí de Ashdod y los mantuvo incomunicados de sus familias, la prensa y abogados durante días. El Gobierno israelí confiscó todas las grabaciones y equipos de comunicación que encontró –aparatos que contenían casi todas las pruebas del ataque que lograron grabarse– permitiéndole así al Estado de Israel controlar lo que el mundo pudo conocer acerca del ataque. Los israelíes seleccionaron, editaron y publicaron las imágenes que quisieron que el mundo viera.
Cuatro días después de su captura, la mayoría de los detenidos fueron deportados por el gobierno israelí, mucho después de que la información sobre el incidente hubiera sido tergiversada.
Esta semana entrevisté a dos periodistas de trayectoria que estaban a bordo de la Flotilla por la Libertad de Gaza haciendo la cobertura para el periódico australiano Sydney Morning Herald, el corresponsal Paul McGeough y su fotógrafa, Kate Geraghty. Ambos estaban en Estambul, a donde habían sido deportados desde Israel. Habían estado en la mayoría de los buques de la flotilla, pero cuando ocurrió el ataque se encontraban a bordo del más pequeño, el buque de bandera estadounidense Challenger I.
Kate Geraghty describió en la entrevista cómo le dispararon con una pistola eléctrica Taser: “Estaba tomando fotografías de Paul. Y estaba mirando a un lado del bote cuando llegaron los comandos- un comando israelí vino hacia nosotros. Entonces estaba tomando fotografías y básicamente sentí un golpe en el brazo justo encima del codo, que me empujó cerca de un metro, un metro y medio. Y luego, inmediatamente me sentí mal y comencé a vomitar. Y luego el comando vino hacia mí y trató de sacarme la cámara por la fuerza. Tenían armas, entonces, simplemente dijimos, como mencionó Paul, que somos periodistas australianos, que trabajamos para el periódico Sydney Morning Herald. Y eso no importó”.
Y esta fue la descripción de McGeough: “Kate recibió un choque de una pistola eléctrica que la empujó en la cubierta. Apenas tuvimos tiempo de recuperarnos cuando los hombres enmascarados y con trajes camuflados, se amontonaron sobre un lado de la escotilla superior, donde nos encontrábamos. Se avalanzaron para quitarnos las cámaras. Arremetieron para quitarnos el teléfono satelital, que estaba en mi mano. Estaba hablando con el Sydney Morning Herald en Australia, presentando una denuncia. Hablaron con acento australiano, lo cual fue bastante sorprendente. Y cuando dijimos que éramos periodistas profesionales, dije 'Sydney Morning Herald', uno de ellos dijo 'Sabemos que trabajan para el Herald', no 'conocemos al Herald', sino 'sabemos que ustedes trabajan ahí'”.
Le comenté a Paul McGeough que en una encuesta realizada por Rasmussen el 49 por ciento de los votantes estadounidenses respondió que creía que los activistas pro-palestinos que estaban en los buques de ayuda son culpables de lo sucedido. McGeough me dijo al respecto: “Si el estadounidense promedio hubiera visto debajo de la cubierta a los hombres con las muñecas atadas con esposas de plástico, arrodillados durante horas, si hubera visto que se les negaba permiso para ir al baño y se veían obligados a hacerse encima y hubiera visto a las mujeres suplicando para poder darle de beber a los hombres, eso hubiera cambiado su sensación de lo que sucedió en los buques”.
Cuando los periodistas pueden trabajar libremente, pueden informar la verdad. Las fuerzas armadas israelíes se vieron obligadas a retractarse de su afirmación de que los pasajeros a bordo de la flotilla eran agentes de al-Qaeda. Un comunicado de prensa de las Fuerzas de Defensa de Israel publicado dos días después del ataque dice que aproximadamente 40 pasajeros de la flotilla “son mercenarios que pertenecen a la organización terrorista Al Qaeda”. El periodista independiente Max Blumenthal cuenta que tanto él como otro colega israelí le pidieron a la oficina de prensa de las fuerzas armadas israelíes que fundamentara su afirmación. No proporcionaron pruebas, y un día más tarde el comunicado de prensa fue modificado. El titular original, que decía “Se comprobó que los atacantes de los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) eran mercenarios de Al Qaeda”, fue reemplazado por “Atacantes de los soldados de las FDI carecían de documentos de identificación”.
Max Blumenthal habló desde Jaffa, Israel: “Llamé a la FDI junto con mi colega periodista Lia Tarachansky, que les habló en hebreo. Yo les hablé en inglés. Ambos obtuvimos la misma respuesta: no hay pruebas. Esta afirmación provino del círculo íntimo de Netanyahu. E inmediatamente cambiaron el comunicado de prensa para que dijera cuarenta pasajeros 'carecían de documentos de identificación' a bordo del Mavi Marmara, básicamente retractando la afirmación sobre al-Qaeda”.
Paul McGeough, del Sydney Morning Herald, me dijo: “Esto es lo que hacemos: nos sumamos a batallones de las fuerzas estadounidenses en Irak y de las fuerzas australianas en Afganistán y hacemos la cobertura de lo que sucede”. Dijo “He hablado con funcionarios israelíes, y en Cisjordania y Gaza he hablado con Hamas y con jóvenes futuros atacantes suicidas, porque así es como conseguimos las noticias. Si solo cuentas un lado de la historia, la gente no puede tener una visión sensata de conflictos dinámicos como estos para entender cómo podrían resolverse”.
McGeough y Geraghty y todos los demás periodistas aún no han recuperado sus laptops, cámaras, videos, fotos y otras posesiones confiscadas por los israelíes. Israel ha dicho que no aceptará una investigación independiente del ataque que perpetró. Los intentos persistentes de Israel de ocultar la verdad lo único que logran es poner en peligro la seguridad de los israelíes, de los palestinos y de quienes trabajan por una paz justa en Medio Oriente.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2010 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 250 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono
viernes, 11 de junio de 2010
"Flotilla por la Libertad de Gaza": Falseando la verdad
jueves, 3 de junio de 2010
La marea negra de BP
En memoria de todo lo que se perdió
04-06-2010
Amy Goodman
Democracy Now
Nueva Orleáns – La ira se puede sentir en todo el Delta del Mississippi. Mientras el géiser de petróleo de la plataforma Deepwater Horizon, casi un kilómetro y medio bajo el agua, continúa intacto, la peor parte de esta catástrofe ambiental, la mayor en la historia de Estados Unidos, se expande hacia la costa, con impactos sobre el medio ambiente, la economía y todas las formas de vida.
Recorrí los pantanos y las ciudades de la costa de Luisiana para conocer a la gente que se encuentra directamente afectada por la llegada de la marea negra de BP. Están enfadados, sin trabajo y leen en los periódicos noticias de personas que se están enfermando.
Una persona que conserva su trabajo —al menos por ahora— es el Presidente Ejecutivo de BP, Tony Hayward. Hayward, que ganó un sueldo de más de 4,5 millones de dólares en 2009, el domingo dijo lo siguiente: “Nadie quiere más que yo que esto se termine. Me gustaría recuperar mi vida”. Con cada una de sus nuevas declaraciones, que claramente pretenden minimizar la percepción del impacto del desastre de BP, Tony Hayward resulta más desprestigiado. Probablemente sea cada vez más cauto en sus comentarios, ya que el Fiscal General de Estados Unidos, Eric Holder, acaba de recorrer el área y en una declaración pública, dijo: “Hemos iniciado tanto una investigación penal como civil, ya que es nuestra obligación por ley. Nuestras leyes ambientales son muy claras, tenemos la responsabilidad de cumplirlas, y lo haremos”.
En Grand Isle, Louisiana, conocimos a Dean Blanchard, propietario del mayor negocio de camarones de la zona. Nos llevó en su bote, donde dijo lo que pensaba sobre el Presidente Barack Obama, alguien a quien en un momento apoyó: “El Presidente debería estar avergonzado. Él es, lo responsabilizo en este momento. El Presidente, yo voté por él. Fue uno de los peores errores que cometí. Pensé que era un hombre y que iba a traer cambio. Pero si esto es cambio, no es cambio para mejor. El Presidente debería estar avergonzado”. Los padres y abuelos de Blanchard eran pescadores de camarón. Con su fuerte acento cajún, explicó el efecto de las mareas sobre el derrame de petróleo:
“Me gané la vida observando las mareas. Nosotros capturamos camarones. No es posible ver a los camarones. ¿Ud. sabe cómo nos enteramos de donde está el camarón? Por las mareas. Cuando la marea se aleja, cuanto más baja es la marea, más agua regresa y cuando el agua regresa trae todo consigo. Generalmente trae el camarón, pero esta vez va a traer el petróleo”.
Dean Blanchard dice que los pescadores son como los agricultores: “Es preciso entender cómo funciona nuestro negocio. Ellos no solo nos dejaron sin negocio en medio de una semana. Somos como agricultores. Perdemos dinero en enero, febrero, marzo y abril, y nos preparamos para sembrar nuestro cultivo en mayo, junio y julio. De manera que gastamos mucho dinero preparándonos para tener todo listo en mayo, y cuando llegó mayo estábamos totalmente clausurados, de manera que ni siquiera llegamos a empezar”. Le pregunté cuánto dinero perdió: “Casi un millón y medio de dólares” me dijo.
Muchos propietarios de botes camaroneros fueron contratados por BP para trabajar en la limpieza del derrame. Un pescador local, John Wunstell Jr., fue llevado de apuro al hospital con problemas respiratorios que atribuyó al medio ambiente nocivo.
Él y otros afirman que BP les prohibió utilizar máscaras, y presentó un pedido de actuación judicial para obligar a BP a que proporcione máscaras y otros equipos de protección para los trabajadores de la limpieza. ¿Cuál fue la respuesta de Hayward, de BP? “Estoy seguro de que realmente están enfermos, pero no se sabe si eso está relacionado con los dispersantes y el petróleo, o si se trató de intoxicación por alimentos o hubo otro motivo para que se enfermaran. La intoxicación por alimentos es claramente un gran problema cuando tienes una concentración de este número de personas en campos de trabajo temporal, en alojamientos temporales. Es algo que debemos tener muy en cuenta. Es uno de los grandes problemas de mantener a un ejército funcionando. Los ejércitos marchan en base a sus estómagos”.
Dean Blanchard estaba furioso. ¿Por qué, preguntó, BP confiscó la ropa que vestían los trabajadores luego de que se pusieran las batas que les dio el hospital? Y se respondió: “Simplemente está buscando una excusa. Si le preocupaba tanto la comida, ¿por qué confiscó la ropa de la gente que fue trasladada al hospital? Una vez que les pusieron las batas del hospital, BP se llevó su ropa, eso es lo que tengo entendido. Así que no creo que se necesite verificar las prendas de la gente para examinar la intoxicación por alimentos. La vestimenta de alguien se necesitaría sólo en caso de tener que examinar una intoxicación por químicos”.
Dean Blanchard nos llevó hacia el Golfo para ver las operaciones de limpieza. Los dueños de las embarcaciones se negaron a hablar con nosotros. Blanchard dijo que tenían motivos, “Temen hablar y temen ser vistos, porque BP los amenazó de que si hablaban con los medios, serían despedidos”.
Otro pescador, Glenn Swift, a quien conocimos en Buras, Louisiana, confirmó que firmó un contrato con una cláusula que afirma que hablar con los medios es motivo de rescición del contrato. Cuando le pregunté por qué estaba hablando conmigo, dijo: “No creo que sea correcto callar a las personas solo porque trabajas para ellos. Se supone que vivimos en Estados Unidos y se supone que hay libertad de expresión”.
Muy cerca de donde vive Blanchard y de Grand Isle, una familia levantó 101 cruces enfrente de su casa, cada una en conmemoración de algo que aman, como los “pelícanos marrones”, los “atardeceres en la playa” y la “arena entre los dedos de los pies”. El cartel apostado junto al cementerio de los sueños dice: “En memoria de todo lo que se perdió, cortesía de BP y de nuestro gobierno federal”.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2010 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 250 en español. Es coautora del libro Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
viernes, 28 de mayo de 2010
Juicio tardío a ex jefe de policía de Chicago acusado de tortura
Amy Goodman (DEMOCRACY NOW!)
Chicago no tiene nada que envidiarle a Abu Ghraib. Hace cuarenta años, Jon Burge regresó de Vietnam, se unió al Departamento de Policía de Chicago y, según se lo acusa, habría comenzado a torturar gente. Escaló rangos y se convirtió en el comandante de la zona Sur de Chicago, denominada Área 2.
En Chicago, Burge y los oficiales de policía bajo su mando han sido acusados de aplicar algunas técnicas de tortura tales como choques eléctricos en los genitales, simulación de ejecuciones, sofocación con bolsas en la cabeza, golpes y posiciones de estrés dolorosas para lograr confesiones, en su mayoría de hombres afroestadounidenses. Se sabe que más de 110 hombres fueron víctimas de Burge y sus cómplices. Muchas de las víctimas fueron a prisión, y algunas de ellas fueron condenadas a pena de muerte. En vista de la creciente evidencia y de las cada vez mayores protestas de la comunidad, Burge fue despedido del Departamento de Policía de Chicago en 1993. Ahora vive en Florida, donde cobra su jubilación.
Esta semana, en un juicio penal federal que comienza en Chicago–y debido a que el plazo estipulado en el Estatuto de Limitaciones a la Acusación por Tortura ya ha caducado-, Burge afronta cargos no por las torturas infrigidas, sino por mentir sobre el uso de la tortura cuando declaró bajo juramento en una demanda civil anterior presentada por una de sus víctimas. Si bien Burge afronta ahora una pena máxima de 45 años de prisión, sus cómplices no han sido acusados. Asimismo, el juicio no implica al actual alcalde de Chicago, Richard M. Daley, quien como fiscal del estado para el Condado de Cook de 1980 a 1989 y posteriormente como alcalde, obstruyó sistemáticamente las investigaciones o procesamientos contra los presuntos torturadores.
Darrell Cannon es uno de los hombres que acusa a Burge y sus cómplices de tortura. Afirma que la policía lo torturó en 1983 y lo obligó a confesar un homicidio que no cometió. Pasó más de 20 años en prisión, pero luego de una audiencia sobre su confesión bajo tortura, los fiscales desestimaron su caso en 2004. Le llevó tres años más ser liberado de prisión.
El 2 de noviembre de 1983 a las 6 de la madrugada, policías de Chicago bajo el mando de Burge arrestaron a Cannon y lo llevaron a una zona industrial aislada en la zona portuaria de Chicago. Cannon me contó su terrible experiencia:
“Simularon una ejecución. Luego pasaron a una segunda técnica de tortura, en la que sacaron su pistola del baúl del auto y Peter Dignan, que es otro de los detectives, el más despiadado de todos, procedió a hacerme más preguntas sobre el homicidio y a decirme lo que ellos sabían que había ocurrido y que querían que yo les contara lo que faltaba. Me negué a hacerlo. Tomó un cartucho de bala, me lo mostró, y sus palabras exactas fueron: 'Mirá negro' – y fue ahí que se dio vuelta. Escuché un 'click', que parecía que el cartucho estaba siendo colocado en la recámara de la pistola. Se volvió a dar vuelta mirando hacia mí, yo ya no veía el cartucho. Entonces continuaron haciéndome preguntas. Me negué a responder. Uno de ellos dijo, 'Dale, volale la cabeza a ese n**ro'. Y fue ahí cuando apretó el gatillo. Simularon matarme tres veces. Al no lograr obtener lo que querían de mí, lo hicieron una tercera vez. Me pusieron en el asiento trasero del auto de los detectives. Me pusieron de costado en el asiento trasero del auto de detectives y me hicieron acostar atravesado en el asiento. Luego me bajaron los pantalones y los calzoncillos, sacaron una picana eléctrica, la encendieron y procedieron a aplicarme choques en los testículos”.
Para hacer que se detuviera la tortura, Cannon finalmente hizo una declaración falsa bajo coerción, que lo implicaba a él como cómplice de homicidio.
Su abogado, Flint Taylor, es miembro de la organización People’s Law Office, que ha representado a muchas víctimas de tortura de Burge. Taylor señaló el papel polémico del Alcalde Daley. “Darrell Cannon, mi cliente, fue torturado en 1983. Si en 1982 Daley hubiera actuado en consecuencia con las pruebas que tenía en ese momento, habría tenido que destituir a Burge de la fuerza policial y procesarlo por tortura, y Darrell Cannon no hubiera tenido que pasar 20, 25 años tras las rejas y no hubiera sido torturado con electroshock. Entonces, el verdadero crimen aquí comenzó hace muchos años, con el encubrimiento, un encubrimiento que fue organizado por el propio alcalde”.
En enero de 2003, antes de dejar el cargo, el gobernador de Illinois, George Ryan, un republicano, conmutó las penas de los 156 prisieros de Illinois condenados a pena de muerte luego de que se probara la inocencia de otros 13 reclusos también condenados a pena de muerte. Entre ellos, Ryan perdonó a cuatro prisioneros que fueron víctimas de la tortura de Burge.
¿Dónde comenzó todo esto? Hay algo que está claro: entre 1968 y 1969, Burge era policía militar del campamento Dong Tam del Ejército de Estados Unidos en el Delta del Mekong en Vientam, donde sospechosos de ser soldados del Viet Cong eran interrogados mientras se les apliacaba choques eléctricos a partir de teléfonos a manivela que producían descargas. Técnicas de tortura similares a esta eran moneda corriente bajo el mando de Burge en Chicago.
Considerando las actuales denuncias de tortura en Irak y Afganistán, debemos preguntarnos cuántos Jon Burges se están engendrando en las dos guerras que lleva adelante el Presidente Barack Obama.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
domingo, 23 de mayo de 2010
La Ley y el Orden: Unidad de delitos empresariales
21-05-2010
Amy Goodman
Democracy Now
“Homicidio culposo”, según el Código Penal de Estados Unidos, “es el acto ilícito de matar a un ser humano sin alevosía”. Y continúa: “En virtud de esta definición, el culpable de homicidio culposo recibirá una multa o será enviado a prisión por un máximo de seis años, o ambos”. Varias personas murieron en los desastres de la mina de carbón de Massey Energy en Virginia Occidental y de la plataforma petrolera de BP en el Golfo de México. Veintinueve mineros murieron en la explosión de la mina Upper Big Branch. Once trabajadores murieron en la plataforma petrolera Deepwater Horizon, que es propiedad de Transocean, empresa fue contratada para trabajar para BP.
También hay leyes estatales que regulan el homicidio culposo, y normas especiales que rigen las muertes en el mar. Entonces, ¿por qué los ejecutivos de estas empresas no están presos?
Sí, estos dos desastres ponen de manifiesto la necesidad de disminuir nuestra adicción nacional a los combustibles fósiles. La erupción de petróleo en el Golfo (porque eso es lo que es, no es un “derrame” y tampoco simplemente una “fuga”, sino la liberación de un gran chorro de petróleo y gas a gran presión, un kilómetro y medio bajo la superficie oceánica) probablemente se transforme en el peor desastre ambiental de la historia de Estados Unidos.
Mike Williams, el jefe técnico de electrónica de la plataforma petrolera de Transocean, detalló en el programa “60 Minutes” la negligencia tanto de Transocean como de BP en la época previa a la explosión. Williams dijo que se cometió un error durante una prueba de presión que dañó una junta o dispositivo de seguridad muy importante. Más tarde, un empleado informó de que encontró partes de la junta de goma en el efluente que emerge a la superficie en el proceso de perforación. «Pensaron que era lo suficientemente importante como para juntar estos dos trozos de goma y ponerlos en la boca de la máquina perforadora. Recuerdo haberle preguntado al supervisor si esto era algo fuera de lo normal. Dijo 'ah, no es nada importante'. Y pensé, ¿cómo puede no ser importante? Se perdieron trozos de goma de nuestro sello”. Este dispositivo es parte del mecanismo para evitar una explosión: un artefacto que está en el fondo del océano, encima del pozo, que se supone debe servir como tapón de seguridad para evitar exactamente el tipo de catástrofe que se está desatando ahora. También hubo una falla eléctrica, de la que se tenía conocimiento, en el dispositivo para evitar explosiones.
Williams también describió una discusión a bordo de la plataforma Deepwater Horizon entre el gerente de Transocean y el gerente de BP. Transocean había sido contratada para perforar el agujero y sellarlo hasta que BP regresara para comenzar la extracción de petróleo. La discusión era sobre cuál era la mejor forma de sellar el pozo. «Tenía al tipo de la empresa BP sentado justo a mi lado y literalmente se incorporó y dijo 'bueno, mi proceso es diferente, y creo que vamos a hacerlo de esta forma', y terminó siendo de la manera que él pensó que debería hacerse ese día. Entonces hubo una especie de acuerdo tácito. Las comunicaciones parecían no estar funcionando con respecto a quién estaba a cargo en definitiva”.
Transocean, recordó Williams, quería dejar una sustancia espesa de tipo fangosa en la boca del pozo, para ayudar a que los sellos de cemento (instalados por Halliburton) permanecieran en su lugar. BP quería quitar la sustancia, aparentemente para acelerar la posterior extracción. Robert Bea, un profesor de ingeniería de la Universidad de California-Berkeley, dijo a “60 Minutes”, “BP ganó”, y los sellos de cemento fallaron. El dispositivo para evitar explosiones, que estaba dañado, también falló, y pronto sobrevino el desastre.
Russell Mokhiber es el jefe de redacción de la publicación Corporate Crime Reporter y vive en Virginia Occidental. Mokhiber se sumó a cientos de manifestantes el martes en Richmond, Virginia, donde Massey Energy realizaba su asamblea anual de accionistas. Luego de la explosión de la mina Upper Big Branch y la muerte de 29 mineros como consecuencia, activistas que tienen acciones en la empresa se han organizado para desbancar a la junta directiva de Massey. Al comenzar la sumamente conflictiva asamblea, dos manifestantes desplegaron una pancarta desde uno de los balcones del hall de ingreso a la sala que decía “Massey: Deja de poner las ganancias por encima de la gente”.
Mokhiber cree que los ejecutivos de Massey deberían ser procesados por homicidio culposo. El martes, luego de la manifestación frente a la asamblea de accionistas, me dijo: “Si conduzco mi auto a 140 km por hora en una zona de velocidad máxima de 90 km por hora, y mato a alguien por accidente, seré acusado de homicidio culposo por comportarme de manera imprudente con respecto a quienes me rodean. Los fiscales habitualmente presentan estos casos. Si una empresa opera un lugar de trabajo con imprudencia, sin importarle la seguridad de los trabajadores, y esos trabajadores mueren como consecuencia, los ejecutivos responsables deberían ser procesados. Es por eso que le solicitamos al fiscal del Condado de Raleigh, Virginia Occidental, que presente esta acusación contra Massey Energy y sus ejecutivos responsables”.
Según Associated Press, los fiscales federales dijeron que están investigando si hubo “actividad criminal premeditada” relacionada con la mina de Upper Big Branch. BP también debería ser investigada penalmente. Es preciso atravesar el velo empresarial. Mientras las demandas civiles que se presentarán probablemente le cuesten a estas empresas algo de dinero, en definitiva eso es considerado apenas el costo de hacer negocios. Cuando mueren trabajadores por ahorrar tiempo o debido a condiciones de trabajo inseguras, cuando el sustento y el medio ambiente son destruidos, los ejecutivos que toman estas decisiones deben ser responsabilizados personalmente.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2010 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 250 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios
viernes, 14 de mayo de 2010
Un canto a Lena Horne
Amy Goodman (DEMOCRACY NOW!)
Lena Horne murió esta semana a los 92 años. Además de haber sido una excelente cantante y actriz, fue por sobre todas las cosas una activista pionera de los derechos civiles, que logró romper las barreras raciales en beneficio de las generaciones de afroestadounidenses que la sucedieron. Luchó contra la segregación racial y el macartismo, fue incluida en la lista negra, y sin embargo persistió y logró fama y éxito mundial. Su abuela la inscribió como la miembro más joven de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) a los 14 meses de edad.
La suya es la historia del siglo 20, del lento camino hacia la igualdad racial, y de la perseverancia extraordinaria.
La carrera de Horne comenzó en el reconocido Cotton Club de Harlem, donde los afroestadounidenses actuaban exclusivamente para un público blanco. Formó parte de varias orquestas, entre ellas una de las primeras bandas multirraciales, y luego logró el primer contrato importante de largo plazo para un actor afroestadounidense con un reconocido estudio de cine de Hollywood, la Metro Goldwyng Mayer. Su contrato incluía cláusulas que establecían que no representaría el papel esteroetípico de la criada negra. Sin embargo nunca le dieron papeles de actuación principales, solamente escenas en las que cantaba como solista. “Me veía bien, estaba parada contra una pared y cantaba sin parar. Pero no tenía relación con los demás personajes”, le dijo al New York Times en 1957. “Mississippi no quería que yo estuviera en sus películas. Era un hecho aceptado que cualquier escena que hiciera sería eliminada cuando la película fuera exhibida en el Sur”. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial salió de gira con las Organizaciones del Servicio Unido (USO, por sus siglas en inglés), para entretener a los soldados. En el Campamento Joseph T. Robinson, en Arkansas, se enteró de que actuaría para un público exclusivamente blanco. Luego, realizó una actuación improvisada para los soldados afroestadounidenses y, una vez más, se ofuscó cuando se permitió a los prisioneros de guerra alemanes que estaban en la base ingresar al comedor militar. Insistió en que los expulsaran.
En una entrevista con Radio Pacifica en 1966, Horne recordó un momento decisivo de su vida ocurrido en Cincinnati. Estaba de gira con una banda, y en la noche de la pelea de boxeo entre Joe Louis y Max Schmeling, de la Alemania nazi, Horne, a quien no le interesaba el boxeo, se encontró a sí misma parada detrás del escenario junto a los otros miembros de la banda, esuchando la pelea por la radio y alentando a Louis: “Le estaban pegando duro y yo estaba llorando, gritando y mi madre, que estaba ahí, de pronto me preguntó ‘por qué estás llorando así’ y le dije, ‘Es mío y no quiero que le ganen. Es nuestro’. Creo que esa es la primera vez que recuerdo haberme identificado con otro negro de esa forma. Me estaba identificando con el símbolo que teníamos, de un hombre poderoso, una fortaleza inexpugnable. Y no me había dado cuenta de que sacamos fuerza de estos símbolos”.
Paul Robeson, el gran cantante y activista afroestadounidense, tuvo una gran influencia sobre Lena Horne. En la entrevista con Pacifica, Horne recordó: “Paul me enseñó a estar orgullosa de ser negra. Siempre había sentido este orgullo, este orgullo fuerte, casi estéril, porque mi abuela me había dicho: ‘Debes estar orgullosa’. Pero nunca me contó sobre el horror de su entorno. La gente no hablaba de eso. Y luego murió. Y yo me estaba involucrando cada vez más en esa trampa de clase media con negros que quizá tenían un trabajo, pero que tampoco hablaban de eso. Yo trabajaba ya cuando tenía dieciséis años y con Sissle, con organizaciones, pero nunca me dijeron las razones por las que tenía derecho a sentir ese orgullo. Paul fue el primero que se acercó y me dijo ‘Tu abuela era una mujer fuerte que me ahuyentaba de las calles de Harlem’. Y ella era así, y ella era asá. Y le dije ‘¿De verdad? Nadie me había dicho eso’. El respondió ‘¿Por qué? Era una maravillosa mujer negra, porque quería ayudar a su gente, y sentía que tenía el derecho de hacerlo. Y ella hizo que la expresión nobleza obliga, significara estar orgulloso de su gente’. Y le dije, ‘Pero nadie jamás lo había dicho’”. Y él se se sentó durante horas y me contó sobre el pueblo negro. Ya sabes, lo leí en algunos libros, pero nunca lo aprendí en la escuela; no lo enseñan en los libros de historia. No podía enterarme de nada salvo que realmente en ese entonces me hubiese mudado del Sur y hubiese estado con gente negra que estaba realmente aterrorizada, y no podía hacer nada al respecto. Y no me habló a mí como símbolo de una chica negra linda que cantaba en un club. Me habló sobre mi herencia. Y es por eso que siempre lo quise.”.
James Gavin escribió la biografía definitiva de Lena Horne titulada “Stormy Weather”.
Me dijo: “Lena Horne fue una mujer muy valiente y no se le da crédito por su activismo en la década de 1940, en una época en que muchos artistas negros que ella conocía simplemente aceptaban las condiciones del momento como eran dadas y temían alterar el orden de las cosas y perder su trabajo. Y Lena nunca dudó en decir lo que pensaba”.
Gavin describió la participación de Horne en la Marcha sobre Washington de 1963, donde tomó el micrófono y soltó la palabra “¡Libertad!”. También apareció junto al gran líder del movimiento por los derechos civiles Medgar Evers en una manifestación de la NAACP, apenas días antes de que fuera asesinado. Trabajó con Eleanor Roosevelt en la legislación contra el linchamiento, y apoyó al Comité de Coordinación Estudiantil de la No Violencia (SNCC, por sus siglas en inglés), y al Consejo Nacional de Mujeres Negras (dirigido por Dorothy Height, otra líder de los derechos civiles, que murió el mes pasado a los 98 años).
El biógrafo de Horne, Gavin, dice que ella se sentía angustiada porque pensaba que no había hecho lo suficiente. Pero la actriz Halle Berry discrepa con Horne. Cuando Berry se convirtió en la primera mujer afroestadounidense en ganar un Premio de la Academia a mejor actriz en 2001, muy emocionada mientras sostenía el Oscar en alto en su discurso de aceptación, dijo: “Este momento me excede. Este momento es para Dorothy Dandridge, Lena Horne, Diahann Carroll. …Y es para las mujeres de color anónimas, cuyas caras y nombres aún no conocemos, que ahora tienen una oportunidad porque esta noche se abrió una puerta”.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
sábado, 27 de febrero de 2010
Por una mayor regulación de las prácticas de la industria petrolera
26-02-2010
Amy Goodman
Democracy Now
Mike Markham de Colorado tiene un problema explosivo: el agua corriente de su casa se prende fuego. Markham muestra esto en un nuevo documental, “Gasland”, que acaba de ganar el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de Sundance. En la película, el director, Josh Fox, filma a Markham abriendo el grifo de su cocina y acercando la llama de un encendedor al agua corriente. Luego de algunos segundos, sale una bola de fuego de la pileta que prácticamente envuelve la cabeza de Markham.
La causa del agua inflamable, y el tema de “Gasland”, es el proceso de perforación denominado fracturamiento hidráulico, o “fracking”.
El “fracking” se utiliza para acceder a reservas de gas natural y petróleo que se encuentran a miles de metros bajo tierra. Empresas como Halliburton perforan en forma vertical y luego envían la barrena perforadora en forma horizontal, logrando así pasar a través de muchísimas pequeñas vetas de gas y petróleo atrapadas en las napas subterráneas. Las cargas explosivas son luego dispuestas y activadas en varios puntos del conducto, provocando lo que Fox denomina “mini terremotos”. Estas fracturas se expanden debajo de la tierra, permitiendo que el gas vuelva a fluir hacia el pozo para luego ser extraído. Para abrir las fracturas se inyectan millones de galones de líquido de fractura en el pozo a una presión muy alta.
Los líquidos de fractura son una combinación de agua, arena y una mezcla secreta de químicos. Cada pozo necesita de uno a siete millones de galones de fluido cada vez que se extrae el gas. Las empresas perforadoras no tienen que revelar el cóctel químico, gracias a muchas exenciones otorgadas a la industria, en particular en la Ley Estadounidense de Política Energética aprobada en 2005, que de hecho le otorgó a la industria de fracturamiento hidráulico una exención específica dentro de la Ley de Agua Potable Segura. El congresista de California, Henry Waxman, presidente del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes, acaba de anunciar que se hará una investigación de la composición de los químicos utilizados en el fracturamiento. En una carta del 18 de febrero, Waxman comentó acerca de la exención de la Ley de Agua Potable Segura: “Muchos denominaron a esta disposición ‘el vacío legal de Halliburton’ debido a los vínculos de esta empresa, que es una de las mayores proveedoras de servicios de fracturamiento hidráulico, con el entonces Vicepresidente Cheney”. Antes de ser vicepresidente, Dick Cheney era director ejecutivo de Halliburton.
En una investigación anterior, Waxman se enteró de que Halliburton incumplió las disposiciones de un acuerdo no vinculante firmado con el gobierno en 2003, en el que la empresa prometía no utilizar combustible diesel en la mezcla al extraer de determinados pozos. Halliburton bombeó al suelo cientos de miles de galones de líquidos tóxicos que contenían diesel, que potencialmente pueden haber contaminado el agua potable.
Según el Departamento de Energía, había más de 418.000 pozos de gas en Estados Unidos en 2006. Debido a que la Agencia de Protección Ambiental no tiene la autoridad para investigar y regular el fracturamiento hidráulico, se desconoce el grado de contaminación. Sin embargo, cuando Josh Fox viajaba por el país, y a medida que se fue interesando más en la inmensidad de la industria de perforación petrolífera y de los problemas que provoca, documentó cómo la gente que vive cerca de los pozos de gas sufre de contaminación del agua y del aire y padece una serie de problemas de salud que surgieron luego de que se usó la técnica de fracturación en los pozos cercanos a sus hogares: “Salí a la carretera y viajé a alrededor de treinta estados diferentes –la película se centra en cerca de diez de ellos; es una película de carretera- y fui de un lugar a otro y descubrí la misma historia, que las empresas perforadoras de gas decían una cosa y que la gente estaba obteniendo algo totalmente diferente, y develé esta pesadilla orwelliana de gente a la que se le prometía mucho dinero y luego terminaban viviendo en pueblos que estaban en ruinas”.
Es un tema personal para Fox: vive en Pennsylvania, cerca de un arroyo que desemboca en el Río Delaware, sobre el “Esquisto de Marcellus”, una región subterránea que se extiende de Nueva York a Tennessee con grandes reservas de gas natural. El fracturamiento hidráulico en el Esquisto de Marcellus podría contaminar el suministro de agua potable de la Ciudad de Nueva York y de Filadelfia. A Fox le ofrecieron casi 100.000 dólares por los derechos del gas de sus 7 hectáreas de tierra, lo que lo llevó a investigar a la industria y, finalmente, a realizar su documental premiado.
No hay prácticamente ningún tipo de supervisión federal del ‘fracking’, lo que hace que la responsabilidad de esta tarea quede librada a los estados, muchos de los cuales tienen un presupuesto ajustado, por lo que hay una serie de regulaciones dispares. Estas regulaciones no están a la altura de las prácticas de las grandes empresas multinacionales de perforación y energía que están explotando al máximo la meta política de lograr la “independencia energética”. El sitio web de noticias sin fines de lucro, ProPublica.org, descubrió que de 31 estados examinados, 21 no tienen regulaciones específicas para el fracturamiento hidráulico, y ninguno exige a las empresas que informen sobre la cantidad de fluido tóxico que queda bajo tierra.
Hay informes que señalan que alrededor de 600 químicos diferentes son utilizados en el ‘fracking’, entre ellos combustible diesel y los químicos “BTEX”: benceno, tolueno, etilbenceno y xileno, que contienen sustancias cancerígenas conocidas.
La Doctora Theo Colborn, zoóloga y experta en contaminación química causada por el ‘fracking’, es una de las personas entrevistadas en la película “Gasland”. Allí dice: “Cada ley ambiental que redactamos para proteger la salud pública no se tiene en cuenta y luego de que el público se entera de la historia todos se preguntan por qué no estamos ahí monitoreando. No podemos monitorear hasta que sepamos qué están utilizando”.
Fox cierra “Gasland” con un fragmento de una audiencia del Congreso. La diputada Diana DeGette, demócrata de Colorado, y el diputado Maurice Hinchey, demócrata de Nueva York, interrogan en forma agresiva a ejecutivos de la industria del gas acerca de la contaminación del agua. Ambos presentaron un proyecto de ley, la llamada Ley FRAC, que, de aprobarse, eliminará el “vacío legal de Halliburton” y obligará a los perforadores a revelar los componentes químicos utilizados en la fracturación hidraúlica. Es hora de poner fin a la política energética de Cheney y tomar medidas de inmediato para proteger el agua limpia.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2010 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la presentadora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 250 emisoras de radio en español. Es coautora del libro “Standing Up to the Madness: Ordinary Heroes in Extraordinary Times,” recientemente publicado en edición de bolsillo.
viernes, 19 de febrero de 2010
La opción nuclear de Obama
19-02-2010
Amy Goodman
Democracy Now
El Presidente Barack Obama promoverá la energía nuclear. «Estamos anunciando garantías de crédito por 8 mil millones de dólares para comenzar a construir la primera nueva planta nuclear en el país en casi tres décadas» Obama está cumpliendo una promesa de campaña, al igual que cumplió sus promesas de enviar más soldados a Afganistán y de atacar Pakistán en forma unilateral. Y al igual que su estrategia de guerra basada en el eje “Afganistán-Pakistán”, la resucitación de la industria de energía nuclear en Estados Unidos financiada con fondos públicos está condenada al fracaso, y otro rescate de los contribuyentes a punto de suceder.
La oposición al plan, que implica triplicar las garantías de créditos existentes para la construcción de plantas nucleares a 54.500 millones de dólares, abarca a un amplio espectro de posiciones ideológicas. En el nivel más básico, en el plano económico, la generación de energía nuclear simplemente no tiene sentido. El costo de construir estos monstruos es tan alto, y los riesgos son tan grandes, que ningún inversor, banco, o fondo de riesgo razonable invertirá en su construcción.
Nadie le prestará dinero a una empresa de energía para construir una planta nuclear, y las empresas de energía se niegan a gastar su propio dinero. El propio Obama profesa tal pasión por el libre mercado, que incluso llegó a decirle al semanario Bloomberg BusinessWeek, “Somos firmes defensores de un libre mercado próspero y dinámico”. Bueno, el libre mercado hace tiempo que abandonó la energía nuclear. La Heritage Foundation, uno de los principales grupos de investigación de la derecha estadounidense, señaló: “Los programas expansivos de garantías de crédito…están repletos de problemas. Como mínimo, generan deuda a los contribuyentes, le dan trato preferencial a los beneficiarios, y distorsionan los mercados de capitales”. Y eso lo dijo Heritage Foundation.
Amory Lovins, del Instituto Rocky Mountain, un crítico de la industria nuclear desde hace mucho tiempo, me dijo: “Lo que haría la energía nuclear es desplazar el carbón, nuestro combustible nacional más abundante. Y esto suena bueno para el clima, pero de hecho, expandir la energía nuclear empeora el cambio climático, por un motivo muy sencillo. La energía nuclear es increíblemente cara. Los costos han subido enmormemente en los últimos tiempos. Si financiamos más plantas nucleares, vamos a obtener alrededor de dos a diez veces menos soluciones climáticas por dólar, y esas soluciones serán de 20 a 40 veces más lentas que si, en cambio, se financiara la creación de fuentes de energía más baratas y rápidas, que están superando a la energía nuclear, el carbón y el gas, todo tipo de planes de centrales en el mercado. Y esos competidores implican el uso eficiente de la electricidad y lo que se llama microenergía, que son ambas energías renovables, salvo la energía hidroeléctrica, y generar electricidad y calefacción al mismo tiempo. De hecho, en los edificios más nuevos sale la mitad del dinero, combustible y carbón que hacerlo por separado, como hacemos normalmente. Entonces, la energía nuclear no puede de hecho brindar los beneficios climáticos y de seguridad que algunos afirman. No está relacionada con el petróleo. Y es muy cara.”
La Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, en la misma declaración que anunció los 54.500 millones de dólares para promover la energía nuclear, también incluyó “un subsidio de 500 millones de dólares para apoyar garantías de crédito de entre 3 mil y 5 mil millones de dólares para proyectos de eficiencia energética y energía renovable”. Esto significa que solo una décima parte de la cantidad de dinero destinada a energía nuclear será dedicada a la promoción de tecnologías de eficiencia energética y energía renovable. Al mismo tiempo, el gobierno de Obama tiene planeado cancelar el financiamiento para terminar la construcción del complejo de almacenamiento de desechos nucleares de Yucca Mountain, que tiene muy mala reputación. Edwin Lyman, de la Unión de Científicos Preocupados, le dijo al Christian Science Monitor que el gobierno de Obama “no tiene un plan para almacenar los desechos radiactivos de la nueva generación de plantas nucleares". "Y eso es irresponsable”, afirmó.
Los desechos de las plantas nucleares no solo son una pesadilla en términos ambientales, sino que además aumentan las amenazas de proliferación nuclear. Obama dijo en su reciente discurso anual ante el Congreso: “A pesar de que estemos involucrados en dos guerras, también estamos enfrentando al que es, quizá, el mayor peligro que debe afrontar el pueblo estadounidense: la amenaza de las armas nucleares. Apoyé la visión de John F. Kennedy y Ronald Reagan a través de una estrategia que revierte la expansión de estas armas y pretende lograr un mundo sin ellas. Para reducir nuestro arsenal y lanzamisiles, al tiempo que aseguramos nuestros elementos disuasivos, Estados Unidos y Rusia están finalizando negociaciones sobre el tratado de control de armas más abarcativo en casi dos décadas. En la Cumbre de Seguridad Nuclear en abril, reuniremos a cuarenta y cuatro naciones detrás de una meta clara: asegurar todos los materiales nucleares vulnerables en el mundo en cuatro años, para que nunca caigan en manos de terroristas”. A pesar de eso, los planes que acompañan la propuesta de Obama, su “nueva generación de plantas nucleares seguras y limpias”, incluyen un incremento del “reprocesamiento de combustible nuclear” comercial, que la Unión de Científicos Preocupados describe como “peligroso, sucio y caro” y del que concluye que aumentaría los riesgos mundiales tanto de proliferación nuclear como de terrorismo nuclear.
Tanto Amory Lovins como la Unión de Científicos Preocupados desacreditan el mito de que la energía nuclear es esencial para combatir el calentamiento global. Lovins escribe: “Cada dólar invertido en expansión nuclear empeorará el cambio climático, dado que significa invertir menos por cada dólar en una solución eficiente”. Obama dijo que la primera partida de financiamiento público, que beneficiará a la gigante energética Southern Co., “generará miles de puestos de trabajo en la construcción en los próximos años, y alrededor de 800 empleos permanentes”. Sin embargo, la inversión en tecnologías de energía solar, eólica y de cogeneración podría lograr lo mismo, creando rápidamente en Estados Unidos las mismas industrias que están floreciendo en Europa. Es más, los riesgos de falla de un molino de viento o un panel solar son minúsculos comparados con los desastres de las plantas nucleares como los sucedidos en Three Mile Island y Chernobyl.
Tanto en términos económicos, como en términos ambientales y de prevención de las amenazas nucleares, las garantías de crédito de Obama para el desarrollo de la energía nuclear fallan en todos los aspectos.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2010 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la presentadora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 250 emisoras de radio en español. Es coautora del libro “Standing Up to the Madness: Ordinary Heroes in Extraordinary Times,” recientemente publicado en edición de bolsillo.
Fuente original: http://www.democracynow.org/es/blog/2010/2/18/la_opcin_nuclear_de_obama
martes, 9 de febrero de 2010
Amy Goodman : "Howard Zinn y la otra historia"
2010-02-04
Howard Zinn, el legendario historiador, escritor y activista estadounidense falleció la semana pasada a los 87 años. Su obra más famosa es “La otra historia de Estados Unidos”.
Zinn fue entrevistado por Democracy Now en mayo del año pasado y habló sobre su libro : “La idea de ‘La otra historia’ es ir más allá de lo que aprendí en la escuela o de lo que la mayoría de la gente aprendió en la escuela, y esa es la historia a través de los ojos de los presidentes y generales en las batallas libradas en la Guerra Civil. Y nosotros queremos las voces de la gente, de la gente común y corriente, rebeldes, disidentes, mujeres, negros, asiático-estadounidenses, inmigrantes, socialistas y anarquistas y los agitadores de todo tipo”.
Es pertinente escribir sobre la vida de Howard Zinn justo cuando comienza el llamado “Mes de la Historia Negra”. A pesar de que era blanco, Zinn escribió en forma elocuente sobre la lucha por los derechos civiles y también formó parte de ese movimiento. Hace cincuenta años, el 1° de febrero de 1960, cuatro estudiantes negros ingresaron en la tienda F.W. Woolworth de Greensboro, Carolina del Norte, y se sentaron en el mostrador que era “solo para blancos”. Se les negó el servicio, y regresaron día tras día. Cada día se les sumaban más personas. El movimiento contra la segregación en restaurantes se extendió a otras ciudades del Sur. En julio, el mostrador de Greensboro Woolworth estaba desegregado. Esta semana, se inauguró el Centro y Museo Internacional por los Derechos Civiles en el lugar donde se registró la protesta original.
En el momento de las protestas, Howard Zinn era profesor del Spelman College, una universidad históricamente de mujeres negras en Atlanta. Me contó por qué, luego de siete años de enseñar allí, fue despedido : “Durante las protestas, las estudiantes del Spelman College se alzaron, apartándose de ese ambiente tranquilo y controlado de la universidad. Fueron a la ciudad, fueron arrestadas y regresaron motivadas y decididas a cambiar las condiciones de su vida en la universidad que eran muy, pero muy anticuadas. Vivían en una especie de convento. Entonces se rebelaron contra la administración, las apoyé en su rebelión, y eso fue demasiado para la administración de la universidad.”
Zinn escribió en el epílogo de ‘La otra historia’ : “Recién cuando entré al cuerpo docente del Spelman College fue…que comencé a leer a historiadores afroestadounidenses que nunca habían aparecido en mi lista de lecturas en la enseñanza secundaria. En ninguna etapa de mi formación en historia había aprendido acerca de las masacres de los negros, que sucedieron una y otra vez a lo largo de la historia estadounidense, en medio del silencio de un gobierno nacional comprometido por la Constitución a proteger la igualdad de derechos para todos”.
La escritora ganadora del Premio Pulitzer y autora de “El color púrpura”, Alice Walker, fue alumna de Zinn en Spelman. Dijo que Howard Zinn fue uno de sus profesores más divertidos. Recordó por qué había sido expulsado de Spelman hace décadas “Lo expulsaron porque nos amaba, y nos mostraba ese amor simplemente al estar con nosotros. Amaba a sus alumnos. No veía por qué debíamos ser ciudadanos de segunda clase. No veía por qué no podíamos comer donde queríamos y dormir donde queríamos, ni estar con la gente que queríamos estar. Entonces el estaba con nosotros”.
Hace algunos años, Zinn fue invitado a Spelman para dar el discurso de la ceremonia de graduación de ese año y recibir un título honorario.
El reconocido lingüista y disidente político Noam Chomsky, era un viejo amigo de Zinn : “La frase de él que siempre resuena en mi cabeza es su admiración y su estudio detallado de lo que denominó ‘las innumerables pequeñas acciones de gente desconocida’ que provocaron esos grandes momentos que forman parte del registro histórico, un registro que simplemente no se puede comenzar a entender a menos que se tengan en cuenta esas innumerables pequeñas acciones. Y él no solo escribió acerca de ellas en forma elocuente, sino que además participó en ellas”.
Howard Zinn editó, junto con Anthony Arnove, el libro “Las voces de la otra historia de Estados Unidos”, que recopila discursos, cartas y otros materiales originales de esos “desconocidos” que formaron este país. A partir del libro se hizo un documental con la participación de celebridades, que se estrenó en el History Channel apenas semanas antes de la muerte de Zinn. Matt Damon, el productor ejecutivo, le dio una gran difusión popular a ‘La otra historia’ en la famosa película ‘En busca del destino’ (Good Will Hunting, en inglés), cuando su personaje, Will, le recomienda el libro a su psiquiatra. Matt Damon fue vecino de Zinn en Newton, Massachusetts, y lo conocía desde los 10 años.
En mayo del año pasado, cuando entrevisté a Zinn, reflexionó sobre los primeros meses de gestión de Barack Obama : “Ojalá el Presidente Obama escuchara con atención a Martin Luther King. Estoy seguro de que le rinde homenaje verbal, como hace todo el mundo, a Martin Luther King, pero debería pensar antes de enviar misiles a Pakistán, antes de acordar este enorme presupuesto militar, antes de enviar soldados a Afganistán. Debería preguntarse : ‘¿Qué haría Martin Luther King ? ¿Qué diría Martin Luther King de esto ?’ Y si escuchara a King, sería un presidente diferente del que está resultando ser hasta ahora. Creo que debemos hacer que Obama mantenga su promesa de ser diferente y osado, y producir un cambio. Hasta ahora no ha cumplido esa promesa”. Howard Zinn, 1922 – 2010, te extrañaremos.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
2009 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now ! en español, spanish@democracynow.org
sábado, 16 de enero de 2010
Una demanda colectiva responsabiliza a empresas transnacionales de crímenes del apartheid sudafricano
Ejecuciones extrajudiciales, tortura, detención ilícita prolongada y trato cruel, inhumano y degradante
16-01-2010
Amy Goodman
Escuche
Un juicio colectivo sin precedentes está teniendo lugar en un tribunal federal de Nueva York. El juicio involucra a víctimas del apartheid en Sudáfrica que demandan a empresas que, según ellos afirman, colaboraron con el régimen que gobernó hasta 1994. Algunas de las empresas multinacionales acusadas son IBM, Fujitsu, Ford, General Motors y las gigantes del sector bancario UBS y Barclays.
La demanda acusa a las empresas de “complicidad y/o participación consciente en crímenes cometidos durante el apartheid: ejecuciones extrajudiciales, tortura, detención ilícita prolongada y trato cruel, inhumano y degradante”. Los abogados pretenden el pago de 400.000 millones de dólares en compensación por los daños y perjuicios.
El difunto activista contra el apartheid, Dennis Brutus, fallecido apenas semanas atrás, es uno de los demandantes. En 2008 me dijo: “Se trata de discriminación consistente contra los negros basada en la raza, que da sus frutos, claro, en el pago de salarios de hambre. En algunos casos, las empresas contrataron espacios en periódicos para anunciar ‘Somos ciudadanos leales de Sudáfrica, aceptamos las leyes de Sudáfrica’. Entonces estaban declarando, en realidad, el hecho de que para ellos el apartheid fue un sistema muy bueno, y fue un sistema muy lucrativo”. Justo esta semana, en la que Estados Unidos conmemora el nacimiento de Martin Luther King Jr., celebra el primer aniversario de la asunción de un presidente afro-estadounidense y se encuentra en medio de un revuelo político a causa de la revelación de los comentarios racistas realizados en 2008 por el actual líder de la mayoría del Senado, Harry Reid, el tema racial aparece en un lugar central y este caso se convierte en más oportuno e imperativo.
La Ley de Responsabilidad Civil Extracontractual para Extranjeros (ATCA, por sus siglas en inglés) data de la época de la guerra por la independecia de Estados Unidos y permite que personas extranjeras presenten en Estados Unidos una demanda contra otra parte por presuntos delitos cometidos fuera de Estados Unidos en un tribunal estadounidense. En los últimos años se presentaron casos contra el trabajo forzado en un oleoducto en Birmania, el asesinato de sindicalistas en Colombia y el asesinato de activistas en el delta del Níger. Esta demanda afirma que el régimen del apartheid no podría haber sido exitoso en su opresión violenta de millones de personas sin el apoyo activo de empresas extranjeras.
Ford y General Motors construyeron fábricas en Port Elizabeth, Sudáfrica, donde Dennis Brutus se crió. Él me dijo: “Estaban utilizando mano de obra negra, pero era mano de obra muy barata porque había una ley en Sudáfrica que decía que los negros no podían unirse a los sindicatos, y tampoco se les permitía hacer huelga, entonces eso los obligaba a aceptar cualquier salario que se les pagara. Vivían en guetos, y en algunos casos, cerca de donde yo vivía, de hecho vivían en las cajas en las que habían sido enviados los repuestos desde Estados Unidos para ser ensamblados en Sudáfrica. Entonces había una localidad llamada Kwaford, que significa ‘el lugar de Ford’, donde solamente había cajas de Ford con el nombre Ford impreso”.
Lo mismo sucedió con IBM y Fujitsu. La demanda afirma que “Las fuerzas de seguridad sudafricanas utilizaron computadoras proporcionadas por IBM y Fujitsu para restringir el movimiento de personas negras dentro del país, para rastrear a no blancos y disidentes políticos y para buscar a individuos particulares con el fin de reprimir a la población negra y perpetuar el sistema del apartheid”. Se emitían libretas de ahorros para los sudafricanos negros, que el régimen del apartheid utilizaba para restringir el movimiento y rastrear a millones de personas, lo que durante décadas posibilitó la ejecución de arrestos políticos y desapariciones.
La demanda afirma que UBS y Barclays “financiaron directamente a las fuerzas de seguridad sudafricanas que llevaron acabo los aspectos más brutales del apartheid”. El Comité Especial de las Naciones Unidas contra el Apartheid afirmó en 1979 “nos enteramos hoy que más de 5.400 millones de dólares fueron dados en préstamo en un período de seis años para fortalecer un régimen que es responsable de algunos de los más atroces crímenes jamás cometidos contra la humanidad”. Varios bancos, entre ellos UBS, fueron sancionados por ayudar a los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial, de manera que la demanda por reparaciones en el caso del apartheid tiene un precedente.
Uno de los abogados de la parte demandante, Michael Hausfeld, habló acerca del caso: “¿Qué tipo de sujeto es una empresa y cuáles son sus responsabilidades? No solo ante los accionistas sino ante la comunidad a la que sirven y donde hace negocios. Si las empresas pueden afectar vidas, empeorar la situación de una serie de personas de modo tal que esas personas son reprimidas o atemorizadas, como afirmamos que hacía el régimen del apartheid con los negros sudafricanos, entonces cualquier sujeto que haya proporcionado las herramientas para llevar a cabo la represión y el terrorismo debe ser responsable. Si no se establece este principio, entonces, aunque quizá no sea posible lograr plena justicia para las víctimas en Sudáfrica hoy, básicamente se está atribuyendo a la eternidad el hecho de que en el futuro uno jamás podrá hacer eso y las empresas pueden actuar con impunidad e inmunidad”.
Sudáfrica atravesó un histórico proceso tras el apartheid, la Comisión de Verdad y Reconciliación (CVR), encabezada por el Premio Nobel de la Paz, el Arzobispo Desmond Tutu. Miles de personas asumieron la responsabilidad de sus acciones, así como también muchas empresas sudafricanas. Ninguna empresa multinacional aceptó la invitación a hablar en la Comisión. Marjorie Jobson, directora nacional del Grupo de Apoyo Khulumani, uno de los grupos que presentó la demanda, dijo “los bajos salarios, las malas condiciones de vida, los albergues para personas del mismo sexo donde la gente era trasladada a sus territorios nativos para que solo pudieran venir a los pueblos contratados y vivir en albergues durante el año y regresar a su hogar tres semanas al año, y todas las cosas terribles que fueron construidas por las empresas – empresas sudafricanas y empresas internacionales – con la connivencia del gobierno sudafricano. Y ninguna empresa reconoció ningún tipo de complicidad por esos hechos violentos. Entonces, básicamente, cuando la Jueza Scheindlin dio su opinión en abril del año pasado, fue muy alentador ver que dijo que esto trata de concretar el trabajo inconcluso de la Comisión de Verdad y Reconciliación”.
La elección de Barack Obama, de padre africano, fue un momento histórico en la lucha contra el racismo. Pero a menos que los tribunales estadounidenses estén abiertos a enfrentar las faltas cometidas tanto en el pasado como en el presente, las empresas continuarán sientiéndose libres de ir al extranjero y lucrar con las políticas racistas y represivas.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Fuente: http://www.democracynow.org/blog/2010/1/13/holding_corporations_accountable_for_apartheid_crimes
viernes, 8 de enero de 2010
Enfermos de terror
08-01-2010
Amy Goodman
Democracy Now
En los últimos días, los medios de comunicación se han visto inundados con informes acerca del frustrado atentado al vuelo 253 de Nothwest Airlines el día de Navidad. Cuando Umar Farouk Abdulmutallab, ahora conocido como “el hombre del explosivo en la ropa interior”, falló en su presunto ataque, casi 300 personas se salvaron de lo que muy posiblemente habría sido un horrible y violento final. A partir de este incidente aéreo, se ha reiniciado el debate en torno al terrorismo y la mejor manera de proteger al pueblo estadounidense.
Al mismo tiempo, otro asesino acecha a los estadounidenses. Según cifras estimativas recientes este asesino se cobra la vida de 45.000 estadounidenses al año (uno cada 10 minutos) pero aún así pasa desapercibido. Esto significa que 3.750 personas que mueren cada mes —más de las que murieron en los atentados del 11S— podrían salvarse con una simple firma.
Este asesino es la falta de una adecuada cobertura médica en Estados Unidos. A finales de 2009, investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard llegaron a la conclusión de que 45.000 personas mueren innecesariamente cada año a causa de la falta de seguro de salud. Los investigadores revelaron además otro hecho sorprendente: en 2008 murieron cuatro veces más veteranos del ejército estadounidense porque no tenían seguro de salud que el número total de soldados caídos en Iraq y Afganistán en el mismo período. El dato es correcto: 2.266 veteranos de menos de 65 años murieron porque no tenían seguro médico.
El martes, el Presidente Barak Obama se mostró vehemente en su declaración pública tras la reunión que mantuvo con el equipo de seguridad nacional para tratar el tema del atentado. Obama afirmó: “No fue un error al recabar información de inteligencia, fue un error al integrar y entender la información que ya poseíamos. La información existía. Las agencias y analistas que la necesitaban tenían acceso a ella y nuestros profesionales estaban entrenados para buscar y compilar ese tipo de información. Voy a aceptar que por su naturaleza, la información de inteligencia es imperfecta, pero está cada vez más claro que en este caso, la información de inteligencia no fue analizada por completo ni aprovechada al máximo. Esto no es aceptable y no voy a tolerarlo. Una y otra vez hemos visto que es crucial compilar información y actuar en forma inmediata para permanecer un paso por delante de hábiles adversarios. Como consecuencia, debemos actuar mejor y actuaremos mejor. Es imperativo que lo hagamos rápidamente. Están en riesgo vidas estadounidenses.”
Todo lo cual es realmente admirable. Imagínense si se tratara con la misma urgencia el tema del resquebrajado sistema de salud que innecesariamente causa la muerte de 45.000 personas por año. Y ya que ahora se destinarán fondos de estímulo para proveer a los aeropuertos con más equipos de escaneo, ¿por qué no destinar dinero a garantizar que en todos los centros de salud comunitarios se puedan realizar mamografías y exámenes de próstata?
Está también el tema de la investigación acerca de quién es responsable por el atentado fallido de Navidad y el intento de obtener del presunto atacante “información de inteligencia procesable” a fin de prevenir futuros ataques. Todo eso está muy bien.
Sin embargo, tenemos “información procesable” acerca de por qué la gente muere por falta de seguro médico y de cómo las compañías de seguros de salud privan sistemáticamente de cobertura a sus afiliados para aumentar sus ganancias, y ¿qué se ha hecho acerca de este tema?
El día anterior al incidente de la bomba escondida debajo de la ropa interior, en vísperas de Navidad, el Senado de Estados Unidos aprobó el Proyecto de ley de Reforma del Sistema de Salud con 60 votos a favor y 39 en contra. Obama describió el proyecto como “la legislación social más importante desde la Ley de Seguridad Social aprobada en la década de 1930”. Sin embargo, para llegar a ese mágico número de 60 votos en el Senado, el ya debilitado proyecto de esa cámara tuvo que ponerse de rodillas ante los gustos del Senador Joe Lieberman de Connecticut, el Estado conocido como la meca de las empresas de los seguros de salud, y del demócrata conservador Ben Nelson de Nebraska. Las versiones de la reforma del sistema de salud del Senado y de la Cámara de Representes deben ahora ser conciliadas en un Comité bicameral especial.
En Estados Unidos, el proceso de los comités bicamerales especiales es poco conocido. Es frecuente que durante este proceso los proyectos de ley sufran cambios importantes que pasan casi o totalmente desapercibidos. Es por este motivo que Brian Lamb, Director General de C-SPAN envió una carta a los líderes del Congreso el 30 de diciembre solicitando autorización para televisar el proceso. En ella escribió: “Respetuosamente solicitamos a ustedes permitan que el público tenga acceso total, a través de la televisión, al proceso de definición de esta legislación, que afectará la vida de cada uno de los estadounidenses.” Pero en lugar de simplemente permitir el acceso, la Presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, afirmó que “nunca ha habido un proceso más abierto que este”.
Además, Pelosi y los demócratas dicen ahora que el proyecto ni siquiera pasará por un comité bicameral formal, sino que más bien se negociará en sesiones informales a puertas cerradas entre los presidentes de los comité claves. De esta manera los republicanos no tendrían oportunidades de obstruir el proceso, pero al mismo tiempo esto daría a unos pocos individuos un enorme poder para hacer tratos, tal como hicieron los senadores Nelson y Lieberman. Dado que las industrias de seguros, de equipos médicos y las farmacéuticas gastaron cerca de 1,4 millones de dólares por día para ejercer influencia en el debate acerca de la reforma de la salud, debemos preguntarnos: ¿quién tendrá acceso a los pocos legisladores detrás de esas puertas cerradas?
Wendell Potter, el ex portavoz de la aseguradora CIGNA y quien se ha convertido en denunciante de la industria de los seguros de salud dice saber “dónde se sepulta a los muertos”. Seamos consistentes. Si nos preocupamos por salvar vidas estadounidenses, pongámonos en acción ahora.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Fuente: http://www.democracynow.org/es/blog/2010/1/7/enfermos_de_terror
sábado, 2 de enero de 2010
La justicia poética de Dennis Brutus
02-01-2010
Amy Goodman
Democracy Now
Escuche
Dennis Brutus picó piedras junto a Nelson Mandela cuando fueron encarcelados juntos en la tristemente célebre prisión de la isla Robben. Su delito, al igual que el de Mandela, fue luchar contra la injusticia y el racismo, desafiar al régimen del apartheid en Sudáfrica. Las armas de Brutus eran sus palabras: elevadas, agudas, poéticas. Fue prohibido, censurado, y herido de bala. Pero el compromiso y activismo de este poeta, su defensa de los pobres, nunca claudicaron.
Brutus murió mientras dormía el 26 de diciembre en Ciudad del Cabo, a los 85 años de edad, pero vivió con los ojos bien abiertos. Su vida resume el siglo XX, e incluso hasta sus últimos días inspiró, guió y movilizó a la gente en la lucha por la justicia en el siglo XXI.
Lo extraño, para un mágico poeta e intelectual como él, es que fue el rugby lo que le hizo ver a temprana edad la injusticia racial en su patria. Brutus siempre recordaba que un hombre blanco lo llamó en forma sarcástica “futuro Springbok”.
“Los Springboks” era el equipo nacional de rubgy, y Brutus sabía que quienes no eran blancos nunca podrían estar en el equipo. Escribió “Eso me quedó grabado hasta años más tarde, cuando comencé a cuestionar la barrera racial en su conjunto, a cuestionar por qué los negros no podían estar en el equipo”. Este tema aparece en la nueva película de Clint Eastwood, “Invictus”. El Presidente Mandela, caracterizado por Morgan Freeman, apoya a los Springboks durante la Copa Mundial de 1995, reconociendo que hasta entonces los negros siempre supieron a quienes apoyar: a cualquier equipo que jugara contra los Springboks.
A finales de la década del 50, Brutus escribía una columna de deportes bajo el seudónimo “A. De Bruin", que en afrikaans significa “un negro”. Brutus escribió: “La columna… era aparentemente sobre resultados deportivos, pero también sobre la política racial y el deporte”. Fue prohibido, una práctica del apartheid que imponía, entre otras cosas, restricciones al movimiento, al derecho de reunión y de públicación. En 1963, al intentar huir de la custodia policial, recibió un disparo. Estuvo al borde de la muerte en una calle de Johanesburgo mientras esperaba una ambulancia especial para negros.
Brutus pasó 18 meses en prisión, en la misma sección de la isla Robben que Nelson Mandela. Allí escribió su primer conjunto de poemas, “Sirenas, nudillos, botas”. Su poema “Sharpeville” describe la masacre del 21 de marzo de 1960 en la que la policía sudafricana abrió fuego y mató a 69 civiles, un hecho que lo radicalizó. En su poema escribió:
Recuerden Sharpeville el día de las balas por la espalda porque encarnó la opresión y la naturaleza de la sociedad más claramente que ninguna otra cosa: fue el hecho ejemplar
Al salir de la cárcel, Brutus comenzó su vida como refugiado político. Formó el Comité Olímpico No Racial Sudafricano para incluir a los deportes en una campaña mundial contra el apartheid de gran envergadura. Logró que a Sudáfrica se le prohibiera participar en los Juegos Olípmicos de 1970. Brutus se mudó a Estados Unidos, donde se desempeñó como profesor universitario y líder contra el apartheid, a pesar de los esfuerzos del gobierno de Reagan de impedir que mantuviera su condición de refugiado y de los intentos por deportarlo.
Tras la caída del apartheid y el ascenso al poder del Congreso Nacional Africano, Brutus se mantuvo fiel a sus principios. Me dijo: “Cuando se privatiza el agua, se privatiza la electricidad y las personas son desalojadas de sus viviendas precarias porque no pueden pagar el alquiler, la situación empeora. Y me parece, que el centro de la cuestión es que el gobierno sudafricano, liderado por el Congreso Nacional Africano y Mbeki, decidieron adoptar la solución empresarial”.
Continuó diciendo: “Salimos de nuestro apartheid para pasar al apartheid de la globalización. Estamos en un mundo donde, de hecho, la riqueza está concentrada en las manos de unos pocos; la mayoría de la gente aún es pobre… una sociedad que está diseñada para proteger a los ricos y a las empresas y de hecho está perjudicando a los pobres, aumentando su carga, esto es lo contrario de lo que pensé que sucedería en el gobierno del Congreso Nacional Africano”.
Muchos activistas jóvenes conocen a Dennis Brutus no por su militancia en contra del apartheid sino por su activismo a favor de la justicia global, por su participación en todas las grandes movilizaciones contra la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Y, más recientemente, aunque no estuvo presente, su figura le dio inspiración a los manifestantes que protestaron en Copanhague durante los días de la cumbre sobre el cambio climático de la ONU. En su cumpleaños número 85, días antes del inicio de las negociaciones sobre el clima, dijo: “El planeta entero está en graves problemas. Vamos a decirle al mundo: hay demasiadas ganancias, demasiada codicia, demasiado sufrimiento de los pobres. Debe, tiene que pagar. El planeta debe estar en acción. Todos los habitantes del planeta deben ponerse en acción”.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2009 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
jueves, 26 de noviembre de 2009
Queremos libros, no bombas
Amy Goodman
Democracy Now
26-11-2009
La semana pasada, los campus universitarios de California se vieron conmocionados por varias protestas, provocadas por el gran aumento de la cuota estudiantil aprobado por el Directorio de Regentes de la Universidad de California. Luego de un año en el que hubo una serie de recortes presupuestarios, despidos y licencias obligatorias de docentes y funcionarios y la eliminación de departamentos académicos enteros, el 32 por ciento de aumento de la matrícula fue el disparador de acciones a nivel estatal a una escala sin precedentes.
Ante el inminente anuncio de la nueva estrategia del Presidente Barack Obama en la guerra de Afganistán –que, según información filtrada, incluirá un aumento de 35.000 soldados- muchos se sienten indignados de que se estén realizando recortes en el presupuesto educativo mientras se aumenta el presupuetso militar, y eso está ayudando a construir un movimiento.
Mientras viajaba por California la semana pasada en una gira de presentación de un libro, me encontré, casualmente, en medio de la votación de los regentes y de las protestas en los campus.
En las sedes de la Universidad de California en Berkeley, Santa Cruz, Santa Bárbara, Los Ángeles, Cal State Fresno, Davis y Cal State Chico, los estudiantes me contaron cómo el aumento de la cuota va a privarlos de seguir estudiando.
En el marco de la protesta, los estudiantes ocuparon las instalaciones de sus universidades y realizaron marchas y clases públicas. En la sede de Davis, varias jóvenes, que se encuentran entre las 52 personas que fueron arrestadas allí, me contaron cómo habían sido atacadas por la policía del campus, que les disparó con pistolas Taser.
Los estudiantes de esa universidad también protestaron contra el cierre de las bibliotecas los sábados. Se presentaron en la casa que la universidad le proporciona al rector, para estudiar allí porque la biblioteca estaba cerrada. En lugar de provocar un enfrentamiento que probablemente hubiera terminado con acción policial y arrestos, el rector les permitió entrar a su casa para que pudieran estudiar.
Blanca Misse, una estudiante egresada de UC Berkeley y miembro de la organización Fuerza de Acción de Trabajadores y Estudiantes (SWAT, por sus siglas en inglés), fue una de las organizadoras de las protestas. Blanca me dijo: “Estamos en huelga porque nos importa mucho la educación pública y nos importa que haya otro tipo de educación pública, quizá, una diferente de las que ellos ofrecen, una educación pública verdadera, que no siga el modelo empresarial”.
Laura Nader (la hermana de Ralph Nader) es profesora de antropología sociocultural en la Universidad de California, sede Berkeley, donde ha enseñado durante casi 50 años. Este año fue co-autora de una medida aprobada por el Consejo del Claustro Docente de la universidad, que solicita que el programa de atletismo de la institución sea autosustentable y deje de recibir subsidios de las cuotas estudiantiles.
Laura es crítica del creciente poder que las empresas como BP y Novartis tienen en las universidades, y tiene una larga trayectoria personal de lucha por la educación pública. Da clases de educación general que atraen a cientos de estudiantes, a las que considera fundamentales porque, afirma, dado que hoy en día lo que se les enseñan a los estudiantes es a rendir exámenes, “son muy buenos eligiendo respuestas en pruebas de múltiple opción, pero no saben nada de Hiroshima y Nagasaki”.
El enfoque en estas cuestiones básicas refleja su preocupación por el ataque a la educación pública en su país: “No es algo que acaba de suceder, y no es algo que no fue planificado”, me dijo. “Hay mucha gente que realmente adhiere al modelo de que esto no debería ser un bien público. Y si seguimos por este camino habrá un sistema de dos clases: quienes vayan a la universidad serán quienes puedan pagarla, y quienes no, será la clase media” (En EEUU, el país de los eufemismos, clase media significa "trabajadora")
El eje principal del movimiento es una fuerte coalición que incluye estudiantes, empleados y docentes. Bob Samuels es presidente de la Federación de Docentes Estadounidenses de la Universidad de California (UC-AFT, por sus siglas en inglés), el gremio que representa a los profesores y a los bibliotecarios de la Universidad de California que no integran el claustro docente de la universidad.
A pesar de que California afronta una seria crisis presupuestaria, Samuels me dijo que la universidad estatal de California tiene fondos más que suficientes: “No es necesario que se aumente las cuotas a los estudiantes. No tiene que despedir docentes. No tiene que eliminar cursos. Están hablando de eliminar las asignaturas secundarias y las principales. Están hablando de pasar las clases a Internet. Están tomando estas medidas drásticas. Y lo que vemos es que básicamente son los estudiantes no graduados quienes subsidian la investigación, están subsidiando a los administradores, están subsidiando cosas que no tienen nada que ver con su formación de grado”.
Durante el gobierno de Bush, el reclutamiento militar fue el más bajo de la historia. Ahora, luego de la crisis económica de fines de 2008, los reclutadores no están teniendo problemas. El Presidente Obama parece estar comprometido a aumentar la magnitud, y por consiguiente necesariamente la duración, de la guerra y ocupación en Afganistán.
Una de las profesoras universitarias más reconocidas de California, Anaya Roy de la Universidad de California-Berkeley, ofrece un análisis que Obama debería considerar: “En este contexto de desigualdad, no se necesitan instrumentos radicales de redistribución. Uno tan solo necesita algunas cosas, como educación pública decente o tener acceso a asistencia médica o algún otro tipo de propuesta razonable que le ponga un freno a este enorme gasto en la guerra".
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2009 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Fuente original: http://www.democracynow.org/es/blog/2009/11/25/queremos_libros_no_bombas
Amy Goodman es la presentadora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 250 emisoras en español. Es coautora del libro “Standing Up to the Madness: Ordinary Heroes in Extraordinary Times,” recientemente publicado en edición de bolsillo
sábado, 21 de noviembre de 2009
Un minuto de reflexión sobre el hambre mundial en el Día de Acción de Gracias
20 de noviembre de 2009
Amy Goodman
(DEMOCRACY NOW!)
“En los próximos 60 segundos, 10 niños morirán de hambre”, dice un video en Internet del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas. Y continúa diciendo: “Por primera vez en la historia de la humanidad, más de mil millones de personas sufren hambre crónica”.
El PMA lanzó esta semana la campaña ‘Billion for a Billion’, en la que exhorta a las mil millones de personas que utilizan Internet a que ayuden al mil millón de personas que padecen hambre. Pero si piensa que el hambre está lejos de nuestras orillas, aquí hay algo de alimento para el pensamiento…y la acción: El Departamento de Agricultura de Estados Unidos publicó un informe el lunes que afirma que en 2008 uno de cada seis hogares en Estados Unidos sufría “inseguridad alimentaria”, el mayor número desde que las cifras fueron recogidas por primera vez en 1995.
El economista Raj Patel es autor del libro “Obesos y famélicos: El impacto de la globalización en el sistema alimentario mundial”. Le pregunté acerca de las cifras del hambre en Estados Unidos. Me dijo: «Francamente, me dejaron “anonadado”. Veo, por ejemplo, que el número de niños que padece hambre aumentó de 11 millones a 17 millones en este país, cuando existe suficiente alimento. Creo que es terrible. Sinceramente, uno sabía que la situación iba a ser mala por la recesión, pero tan mala… Creo que nos tomó a todos por sorpresa».
Además de la campaña en Internet, la Organización de las Naciones Unidas está realizando esta semana la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria en Roma, con la esperanza de reunir a los líderes mundiales en torno a la causa de eliminar el hambre. Patel dijo sobre la cumbre de la ONU: “Los gobiernos que están en Roma y los representantes en Roma de nuestros gobiernos no parecen estar haciendo mucho. Obviamente se están angustiando. Se están quejando, lamentando y están llorando, y están haciendo sonar las alarmas correctas acerca del hambre en el mundo, pero como dicen algunos de los activistas fuera de la cumbre, los pobres no se alimentan de promesas”.
Casi 700 personas de 93 países, entre ellas muchos pequeños productores de alimentos, se reunieron frente a la cumbre de la ONU. Están allí para participar del Foro por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos, y están presionando por el desarrollo de programas de seguridad alimentaria y por el derecho a tener una soberanía alimentaria sustentable, orgánica y de pequeña escala, en oposición a los agronegocios de gran escala, cuyo modelo de producción depende de cultivos genéticamente modificados, fertilizantes químicos y plaguicidas. Al plantar la huerta orgánica de la Casa Blanca, la primera dama de Estados Unidos defendió la huerta orgánica doméstica como un modo sustentable y accesible de fortalecer la seguridad alimentaria de la familia. Michelle Obama dijo: “La huerta espléndida y abundante que vieron allí nos ha dado la oportunidad no solo de divertirnos, que lo hicimos bastante, sino que también arrojó luz sobre temas importantes, como el de los alimentos y la nutrición, que tendremos que encarar como nación. Es importante hacer este pequeño cambio en la dieta de nuestra familia y agregar más producción fresca. Barak, las niñas, y yo — todos comenzamos a darnos cuenta en poco tiempo…de que nos sentíamos mucho mejor y que tenemos más energía»
Esto ha hecho que muchos se pregunten, entonces, por qué su esposo designó a Islam Siddiqui como principal negociador de agricultura de Estados Unidos. Siddiqui es actualmente el vicepresidente para asuntos científicos y regulatorios de CropLife America, la principal asociación comercial de la industria de plaguicidas. Según la Red de Acción contra los Plaguicidas de América del Norte (RAP-AL): “CropLife es la asociación comercial de la industria de plaguicidas. Son el mayor grupo de lobby. Como Ud. Mencionó anteriormente, sus miembros son Monsanto, Dow, DuPont, todos los grandes fabricantes de plaguicidas y biotecnología. Su agenda es bastante directa. Consiste en abrir nuevos mercados para plaguicidas y para las semillas genéticamente modificadas que los acompañan. Su agenda también es debilitar los tratados ambientales internacionales y cualquier tipo de protección o regulación que podría de algún modo interponerse o limitar la venta y exportación de sus productos».
Fue la división de CropLife del centro de Estados Unidos la que hizo circular un correo electrónico entre los miembros de la industria luego del anuncio de la huerta de Michelle Obama. En él decían: “Si bien una huerta es una gran idea, el hecho de que sea orgánica nos hizo estremecer a Janet Braun, la Coordinadora Embajadora de CropLife, y a mí”.
Jacques Diouf, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), realizó una huelga de hambre de 24 horas durante el fin de semana, antes de que comenzara la cumbre sobre la seguridad alimentaria. Dijo en una declaración: “Tenemos los medios técnicos y los recursos para erradicar el hambre del mundo por lo que ahora es un tema de voluntad política, y la voluntad política está influida por la opinión pública”. Diouf estimó que poner fin al hambre en el mundo implicaría un gasto de 44.000 millones de dólares al año, en relación con los menos de 8.000 millones prometidos recientemente para alcanzar esa meta. Comparemos esos números con la cifra que Estados Unidos está gastando en Irak y Afganistán.
Según el Centro para el Control y No Proliferación de Armas, Estados Unidos gastó un promedio de alrededor de 265 millones de dólares al día en Afganistán desde que comenzó la invasión a ese país en 2001 (que es un cálculo bastante más bajo que el proporcionado por el Premio Nobel de economía Joseph Stiglitz y otros). A a ese ritmo, cinco meses de gasto militar de Estados Unidos lograrían la meta de Diouf, y eso si Estados Unidos fuera el único contribuyente.
Considere hacer una pausa este Día de Acción de Gracias, que para muchos estadounidenses es un gran banquete, para reflexionar acerca de los 10 niños que mueren de hambre cada minuto, mientras nuestros políticos electos gastan cientos de miles de millones de dólares de fondos públicos en la guerra.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
viernes, 13 de noviembre de 2009
Estados Unidos: El hombre que puso el arco iris en el 'Mago de Oz'
13 de noviembre de 2009
Amy Goodman (DEMOCRACY NOW!)
Se aproxima el Día de Acción de Gracias y las familias se reunirán para comer juntas y quizá, disfrutar de otra transmisión televisiva de ‘El Mago de Oz’. Esta película clásica de hace 70 años merece ser mirada con mayor atención este año, quizá más que en cualquier otro año, por el mensaje de sus canciones, escritas durante la Gran Depresión por el letrista ganador del Oscar, E.Y. Harburg, conocido como Yip.
El Espantapájaros y el Hombre de Hojalata son más complejos de lo que parece a simple vista, y el mensaje de Harburg tiene una nueva resonancia hoy, en medio de la mayor crisis financiera desde la Depresión de los años 30.
Harburg se crió en el Lower East Side del Bajo Manhattan, en Nueva York. En la secundaria le tocó sentarse, por orden alfabético, junto a Ira Gershwin y ambos comenzaron una amistad que se mantuvo durante toda su vida y que fue determinante para el desarrollo de la música y la cultura estadounidenses del siglo XX. Ernie Harburg, el hijo de Yip y co-autor de la biografía ‘¿Quién puso el arcoiris en el Mago de Oz?’, me dijo, “Yip conocía profundamente la pobreza y, citando a Bernard Shaw, decía que el escalofrío de la pobreza nunca deja de recorrerte los huesos. Y esa fue la base de su entendimiento de la vida como lucha”.
Harburg contrajo muchas deudas luego de la crisis de Wall Street en 1929. Gershwin le sugirió que escribiera letras de canciones. Poco tiempo despúes Harburg escribió la canción que captó la esencia de la Gran Depresión, “¿Hermano, me das diez centavos?”. Ernie dijo sobre la industria musical de ese entonces: “Solamente querían canciones de amor o de escape, entonces en 1929 tenías canciones como ‘Volvieron los días felices’ y tenías todo ese tipo de canciones. No había una sola canción que tratara sobre la Gran Depresión, en la que todos estábamos viviendo”.
“Hermano, ¿me das diez centavos?” se convirtió en un éxito a nivel nacional y continúa siendo una especie de himno de los malos tiempos, la avaricia empresarial y la dignidad de la clase trabajadora.
En la década del 30, Yip Harburg se convirtió en el letrista de ‘El Mago de Oz’. También agregó el arcoiris a la historia, que no aparece en el libro original de L. Frank Baum “El maravilloso Mago de Oz”, publicado en el año 1900. Esto permitió que Harburg escribiera la famosa canción “Over the Rainbow” (Sobre el Arcoiris), cantada por la entonces desconocida Judy Garland.
Mientras persiste el debate académico acerca de si Baum pretendió que la historia fuera una alegoría política sobre el surgimiento de los dueños de los monopolios como John D. Rockefeller y el subsiguiente contraataque popular, no hay dudas de que la influencia de Harburg hizo que la versión cinematográfica de 1939 fuera más política.
Ernie Harburg dice que la película se trata de la gente común y corriente que se enfrenta a la opresión violenta y aparentemente insuperable, y la vence: El Espantapájaros representaba a los agricultores, el Hombre de Hojalata representaba a los trabajadores fabriles, y los Munchkins del ‘Gremio del Chupetín’ eran los sindicalistas. Ernie recordó: “Había al menos un 30 por ciento de desempleo en aquella época. Y entre los negros y las minorías, la cifra llegaba a un 50, 60 por ciento. Había colas para comprar pan, y, mientras tanto, los ricos seguían disfrutando de su estilo de vida”.
‘El Mago de Oz’ iba a ser la “respuesta de MGM a ‘Blancanieves y los Siete Enanitos’ [de Disney]”, cuenta Ernie. Inicialmente fue un éxito muy importante, pero un fracaso comercial. Yip Harburg luego escribió “Finian’s Rainbow” para Broadway. La obra trata sobre la intolerancia racial, el odio a los inmigrantes, los créditos fáciles y las ejecuciones hipotecarias. En 1947 “Finian’s Rainbow” fue el primer musical de Broadway con elenco interracial. Fue un éxito que permaneció un año y medio en cartel. El modo de expresión política desvergonzada de Harburg lo volvió un blanco de la censura durante la era McCarthy, fue incluido en las listas negras y se le prohibió trabajar en la televisión y el cine desde 1951 hasta 1962. Lo que resulta irónico es que en medio del período en que estuvo en la lista negra, CBS transmitió “El Mago de Oz” en la televisión, ocasión en la que rompió todos los récords de audiencia. Desde entonces, la película se transmite una y otra vez, y ganó reconocimiento y elogios a nivel mundial.
En octubre de este año, ’Finian’s Rainbow’ tuvo su primera reposición completa en Broadway –la primera desde que fue producida originalmente seis décadas atrás– y logró cautivar a la crítica. Yip Harburg estaría muy orgulloso, sin dudas, de saber que uno de los actores, Terri White, quien hace el papel de peón de campo en “Finian’s Rainbow”, está de nuevo en Broadway a pesar de haberse quedado sin hogar recientemente. White pasó de dormir en bancos de plaza a ser protagonista en Broadway una vez más. Este es el tipo de historia que siempre inspiró a Harburg.
En respuesta a haber sido incluido en las listas negras, Harburg escribió un poema satírico, que dice en un fragmento:
Las vidas de los grandes hombres nos recuerdan:
la grandeza no es fácil,
todos los héroes del mañana
son los herejes de hoy.
Sócrates y Galileo,
John Brown, Thoreau, Cristo y Debs
Escuchaban a la noche gritar ‘¡Abajo los traidores!’
Y el amanecer gritar ‘¡Arriba los rebeldes!’
Nada parece quebrarlos-
Horcas, cruces, barrotes de prisión;
Aunque tratemos de reajustarlos
Allí están entre las estrellas.
Los grandes hombres nos recuerdan
que podemos poner nuestros nombres en alto
y, al partir, dejar atrás
nuestras huellas digitales en el FBI.
Démosle las gracias a Yip Harburg y a todos los artistas herejes del presente y del pasado, que resistieron la censura y padecieron el destierro solamente por expresar libremente sus ideas.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
viernes, 6 de noviembre de 2009
USA: La lógica de la tortura sigue en pie
Amy Goodman
Democracy Now
“Entrega extraordinaria”, o entrega extrajudicial, es el eufemismo que utiliza la Casa Blanca para referirse a un secuestro. Si no lo cree, pregúntele a Maher Arar, un ciudadano canadiense que fue “extraditado” por Estados Unidos a Siria, donde fue sometido a torturas durante casi un año.Esta semana, el Tribunal Federal de Apelaciones de Estados Unidos del Segundo Circuito Judicial, en la Ciudad de Nueva York, desestimó una causa entablada por Arar contra las autoridades gubernamentales (incluido el Director del FBI, Robert Mueller, el ex Secretario de Seguridad Nacional, Tom Ridge, y el ex Fiscal General, John Ashcroft) que presuntamente habrían conspirado para secuestrarlo y someterlo a torturas.
Arar se encuentra hoy a salvo en Canadá, recuperándose junto a su familia. Pero con esta decisión el Poder Judicial está enviando una señal al gobierno de Obama de que no intervendrá para detener los brutales excesos de la “Guerra Mundial contra el Terrorismo” iniciada en la era Bush. Deja así intactas prácticas tales como la entrega extrajudicial, la tortura y el empleo del ‘privilegio del secreto de Estado’ para ocultar estos crímenes.La trágica odisea que protagonizó Maher Arar es uno de los casos más conocidos y el que más a fondo se ha investigado de las víctimas de la “rendición extraordinaria” practicada por Estados Unidos. En el año 2002, Arar fue de vacaciones a Túnez junto a su familia. El 26 de septiembre, cuando viajaban de regreso a Canadá, al hacer escala en el aeropuerto internacional JFK, en la ciudad de Nueva York, Arar fue interceptado antes de que pudiera abordar su avión y quedó detenido por averiguaciones. Le tomaron las huellas digitales y fue registrado tanto por oficiales del FBI como del Departamento de Policía de Nueva York. Cuando solicitó un abogado, le dijeron que no tenía ningún derecho. Luego fue trasladado a otro lugar, donde se lo mantuvo incomunicado, sin comida ni asesoramiento jurídico, y se lo sometió durante dos días a interrogatorios agresivos. En los interrogatorios se le preguntó sobre su supuesta afiliación a diversos grupos terroristas, y sobre Osama bin Laden, Irak y Palestina, entre otras cuestiones. Al cabo de esos dos días fue llevado encadenado a un centro de detención federal de máxima seguridad de Brooklyn, ciudad de Nueva York, donde fue sometido a un cacheo al desnudo y amenazado con ser deportado a Siria.Arar pidió que no lo deportaran a Siria, su país de origen, porque allí seguramente sería torturado. Pero, tal como argumentarían posteriormente los abogados de Arar, eso era precisamente lo que sus captores esperaban que pasara. Finalmente se le permitió a Arar hacer una llamada y pudo comunicarse con su suegra, que le consiguió una abogada y la visita de un funcionario del Consulado canadiense. Durante casi dos semanas las autoridades estadounidenses lo amenazaron con la expulsión a Siria si no confesaba sus vínculos con el terrorismo. Pero no lograron obtener la confesión que buscaban. Arar negó una y otra vez tener algún tipo de relación con el terrorismo. Hasta que un fin de semana, en medio de la noche fue llevado a la fuerza y encadenado a un jet privado contratado por la CIA y, sin ningún tipo de trámite migratorio ni una llamada a su abogada o al Consulado canadiense, fue trasladado a Jordania, donde fue entregado a las autoridades sirias.Durante 10 meses y 10 días, Arar permaneció encerrado en una oscura, húmeda y fría celda del tamaño de una tumba. Fue azotado con gruesos cables eléctricos y golpeado reiteradamente; lo obligaron a escuchar las torturas a otros prisioneros; lo mantuvieron sin comida; y lo amenazaron con choques eléctricos y otras atrocidades. Cuando ya no aguantó más la tortura, mintió y confesó que había sido entrenado como terrorista en Afganistán. Un buen día, después de casi un año, fue liberado de repente y entregado a Canadá, con casi 20 kilos menos y emocionalmente quebrado.El gobierno canadiense, bajo la conducción del Primer Ministro conservador Stephen Harper, realizó una investigación, en la que determinó su propia culpabilidad por haber entregado información inexacta al FBI, y llegó a un acuerdo con Arar, que consistió en una disculpa y una compensación de 10 millones de dólares. El gobierno estadounidense, por su parte, no ofreció disculpa alguna. Ni siquiera eliminó a Arar de la lista de sospechosos de terrorismo. Arar tiene prohibido el ingreso a Estados Unidos y hace dos años tuvo que prestar un testimonio ante el Congreso a través de una videoconferencia.Arar dijo: “Estos últimos años han sido una pesadilla. Poco a poco, desde que volví a Canadá, mis heridas físicas han ido sanando; pero sigo sufriendo a diario las secuelas mentales y psicológicas que me dejó esa terrible experiencia. Sigo sufriendo de pesadillas y revivo constantemente lo que padecí. No soy la misma persona que era antes. Mi deseo es poder trasmitir al mundo lo frágil que se han vuelto nuestros derechos humanos y cuán fácilmente los mismos gobiernos que han jurado protegerlos nos los pueden usurpar.”Dados los excesos del gobierno de Bush y las promesas de cambio de Barack Obama, muchos se han sorprendido de que estas políticas continúen en pie y que el Congreso y el Poder Judicial no hayan cerrado este capítulo de la historia estadounidense. El Presidente Obama no ha condenado en ninguna oportunidad la práctica de rendición extraordinaria. La abogada de Arar, Maria LaHood, del Centro por los Derechos Constitucionales, calificó de “escándalo” la decisión judicial contra Arar: “Esta decisión es de una amplitud tal que nos afecta a todos. Básicamente, lo que implica es que si el gobierno federal decide tomar acciones con el argumento de proteger la seguridad nacional, podría torturarnos y hasta matarnos y los tribunales federales no nos ampararían.”En su opinión disidente, el juez Guido Calabresi afirmó: “Cuando se escriban los anales de este distinguido tribunal, la decisión mayoritaria adoptada hoy será evaluada con pesar.”Considerando los tormentos que sufrió Arar, es admirable la calma con la que ha recibido la decisión. “Por sobre todo, esta decisión significa una pérdida para todos los ciudadanos y para el estado de derecho,” dijo Arar.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.© 2009 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Laura Pérez Carrara y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la presentadora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 emisoras en español. Es coautora del libro “Standing Up to the Madness: Ordinary Heroes in Extraordinary Times,” recientemente publicado en edición de bolsillo. Fuente: