viernes, 27 de marzo de 2009

El AGCS, arma económica del Imperio





Presiones políticas a puertas cerradas

Red Voltaire
24 de febrero de 2005

Con la ayuda de varias empresas multinacionales, Estados Unidos trata de imponer discretamente la modificación de un importante acuerdo comercial. El Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) apunta a la liberalización total de las actividades de 160 sectores, entre ellos la salud: tres mil quinientos millones de dólares a escala mundial y la educación con dos mil millones de dólares.
Uno de los elementos en juego en esas discusiones es la integración del sector energético en la AGCS. Esas negociaciones las dirigen el norteamericano Robert Zoellick, a nombre de Estados Unidos, y el francés Pascal Lamy, por la Unión Europea. El primero es también profesor de Seguridad Nacional en la Escuela Naval de Estados Unidos. El segundo colaboró con la Rand Corporation, el think tank [Centro de investigación, de propaganda y divulgación de ideas, generalmente de carácter político. Nota del Traductor] del lobby militaro-industrial estadounidense, y con el East-West Institute, que tiene como presidente honorario a George Bush padre.
La finalidad del AGCS (explicación según la OMC en este enlace) es poner este acuerdo económico por encima de las legislaciones y reglamentaciones nacionales de todos los países del mundo. Responsables políticos empiezan a inquietarse ante un sistema que los privaría de sus prerrogativas. A pesar de sus peticiones reiteradas, los legisladores no han tenido acceso a los documentos de las negociaciones.
Después de Vancouver, Toronto, Québec, Oxford, Melbourne y Viena, el consejo municipal de París acaba de excluir a su ciudad del AGCS. Se trata de un nuevo revés para el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) y, más allá de este, para la Organización Mundial del Comercio en cuyo seno se negocia este acuerdo. ¿Qué contiene el AGCS que ha llevado a los legisladores de varios países a oponerse de forma tan categórica a su aplicación?
El 1ero de julio, por invitación de las potencias aliadas, 44 países se reúnen en una conferencia en Bretton Woods para crear tres organizaciones internacionales con el objetivo de estabilizar el mundo después de la guerra: el Banco Mundial (BM), encargado de la reconstrucción y el desarrollo; el Fondo Monetario Internacional (FMI), que debe garantizar la estabilidad monetaria, y la Organización Internacional de Comercio (OIC), para reglamentar el comercio internacional. Nacen entonces las dos primeras instituciones. Pero la OIC fracasa en varios aspectos y Estados Unidos se retira casi inmediatamente de la estructura, creada el 10 de octubre de 1947 por la Carta de La Habana. Los estadounidenses logran arrastrar 23 países a las primeras negociaciones de lo que será el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), cuyo estatuto jurídico es nebuloso ya que se trata de un acuerdo provisional.
Del GATT al AGCS: hacia la liberalización total de 160 sectores de servicios
Ocho vueltas de negociaciones tienen lugar hasta abril de 1994, fecha en que el GATT es reemplazado por la Organización Mundial del Comercio (OMC). Además de su estatuto de organización mundial reconocida, esta última presenta la ventaja de gozar de un poder coercitivo gracias a su Órgano de Arreglo de Diferendos (ORD).
Ratificando la ley 94-1137, el 14 de diciembre de 1994, el parlamento francés reconoce la creación de la OMC y ratifica los 28 textos anexos constitutivos de los Acuerdos de Marrakech, entre ellos el famoso Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios.
El AGCS concierne, él solo, 160 sectores de servicios (ordenamiento urbano, investigación y desarrollo, turismo, servicios postales, distribución, entorno, energía, cultura, educación, salud, etc.). Según la OMC, los gastos mundiales en la salud representan 3,500 millones de dólares y los gastos en educación 2,000 millones.
Tres personas dieron lugar a la aparición del AGCS: James Robinson III (presidente de American Express), Hank Greenberg (presidente de American International Group-AIG) y John Reed (presidente de Citycorp) quienes deciden en 1979 que sería muy interesante incluir los servicios en las negociaciones del GATT. Al ser Hank Greenberg un hombre de confianza del presidente James Carter, no les quedaba más que convencer al Congreso de Estados Unidos. Un cabildeo (lobby) bien preparado, acompañado de una campaña de prensa digna de las mejores operaciones psicológicas, lograron ese objetivo. De manera que, en 1982, durante la conferencia del GATT, el embajador norteamericano William Brock declara que las negociaciones sobre los servicios son una prioridad para Estados Unidos. El principal instrumento de cabildeo es el US Coalition of Service Industries (USCSI) que reúne unas sesenta empresas.
Al no estar los lobbys de negocios enteramente satisfechos con la firma del AGCS en 1994, se programan nuevas negociaciones (o revisiones) hasta su culminación final, la liberalización total de los 160 sectores de servicios. La primera revisión arrancó en enero del 2000 con el nombre de «AGCS 2000».
Un acuerdo apadrinado por multinacionales
La extensión de los sectores en negociación se decide durante las conferencias ministeriales que deben desarrollarse al menos cada dos años (Ginebra en 1998, Seattle en 1999, Doha en 2001). La conferencia ministerial de 1999 reveló que esos encuentros eran financiados en parte por firmas multinacionales. Un comité de recibimiento se creó en Seattle -le Seattle Hosting Organisation (SHO)- con vistas al encuentro ministerial de 1999.
Según el monto de las sumas que aportan, las firmas privadas reciben títulos de «patrocinador de diamante» (entre 150,000 y 200,000 dólares US), «de esmeralda» (más de 250,000 dólares US), etc. En la lista de los patrocinadores de esmeralda de 1999 se encontraban Boeing, Microsoft, General Motors, Ford y Deloitte & Touche que obtienen así un acceso directo a los ministros.
Las negociaciones propiamente dichas se desarrollan en la sede ginebrina (ciudad de Ginebra, Suiza) de la OMC. Teóricamente, las decisiones se toman allí por consenso pero, en la práctica, los países de la Quad (EE.UU., Unión Europea, Canadá y Japón)) generalmente logran imponer su voluntad.
Robert Zoellick representante especial de la Casa Blanca para las negociaciones comerciales internacionales, Robert Zoellick es también profesor de Seguridad Nacional en la Escuela Naval de Estados Unidos.
El actual negociador en jefe estadounidense, Robert Zoellick, trabaja en estrecha coordinación con el ISAC (Industrie Sector Advisory Committee), un comité de consulta instalado directamente en los locales del Departamento de Comercio para conocer la que deben seguir las negociaciones. Robert Zoellick es también profesor de Seguridad Nacional en la Escuela Naval de Estados Unidos.
Su amigo, Pascal Lamy, es el negociador por la Unión Europea en la OMC. Este ex-director de gabinete de Jacques Delors fue tesorero de la rama francesa Transparency International y ocupó cargos en la rama europea de la Rand Corporation (el principal think tank del lobby militaro-industrial estadounidense). También colaboró con el East-West Institute, cuyo presidente honorario es George Bush padre.
En realidad, Pascal Lamy -bajo los consejos del European Services Forum (ESF, que reúne a los más grandes industriales europeos)- y Robert Zoellick están de acuerdo en cuanto a la gran mayoría de los temas. El carácter de las raras diferencias que aparecen entre ellos es más de simple espectáculo que de verdadera oposición.
Foto arriba: Pascal Lamy, negociador por la Unión Europea, Pascal Lamy colaboró en la Rand Corporation, el principal think tank del lobby militar-industrial estadounidense.
Todo el sector energético en negociación
Una cuestión importante se encuentra actualmente en la mesa de negociaciones. Estados Unidos desea incluir en el AGCS todo el sector de servicios ligados a la energía (prospección, extracción, transporte, distribución, comercialización y gestión de absolutamente todos los combustibles y productos energéticos). Las compañías petroleras tendrían así la posibilidad de instalarse en cada uno de los países miembros de la OMC que cedieran a esta demanda (artículo 16 - acceso al mercado) y gozarían en ellos del mismo tratamiento que las empresas nacionales (artículo 17 - tratamiento nacional).
Para los negociadores estadounidenses, pero también para los estadounidenses, esta negociación reviste la mayor importancia porque Arabia Saudita debe incorporarse próximamente a la OMC.
Por ejemplo, si Qatar incluyera su sector energético en el AGCS tendría derecho, durante cierto tiempo, a poner ciertas restricciones a la apertura de su mercado así como al tratamiento nacional. Pero, según el proceso de negociaciones sucesivas, se vería inevitablemente obligado a eliminarlas. Por otro lado, sus propias reglamentaciones para ese sector podrían ser atacadas en cualquier momento por ser «más restrictivas de lo necesario para el comercio» (artículo 6-4 - reglamentación interna).
Si el país no enmendara los textos de ley incriminados, Estados Unidos, o cualquier otro país, tendría derecho, en defensa de los intereses de su propio complejo petrolero, a recurrir a un panel del Órgano de Arreglo de Diferendos para que resolviera el litigio. Una vez condenado, Qatar sería objeto de represalias, esencialmente de orden aduanero.
En cambio, si el panel juzgara que la reglamentación nacional es «necesaria para obtener un objetivo político legítimo», el país demandante podría invocar entonces el artículo 23-3. También denominado «demanda en caso de ausencia de violación», ese artículo permite que un miembro cuyos resultados previsibles se ven anulados o disminuidos por una reglamentación que responde sin embargo a las reglas del AGCS pueda presentar una demanda. El país demandado estaría entonces obligado, in fine, ya sea a pagar compensaciones o a abolir su reglamentación.
Los documentos inaccesibles para los parlamentarios
Esta intromisión de la OMC en los sectores legislativos y reglamentarios del medio ambiente, la educación, la salud y hasta de la cultura inquieta a muchos parlamentarios. A pesar de sus repetidas demandas, estos últimos siguen sin tener acceso a la documentación de las negociaciones.
Según los diputados europeos Caroline Lucas y Jean Lambert, un solo parlamentario de cada grupo político del parlamento europeo está autorizado a ver esos documentos, que se guardan en un local cerrado con llave. Los diputados no pueden tomar notas ni comentar con sus pares lo que han leído.
Sin embargo, no son los métodos de negociación el único motivo de polémica. Los parlamentarios se interrogan sobre la posibilidad que tendrán de legislar en el futuro.
En efecto, el artículo 1 del AGCS estipula: «El presente acuerdo se aplica a las medidas de los miembros que afecten el comercio de los servicios. Como medidas de los miembros se entienden las medidas tomadas por gobiernos y administraciones centrales, regionales o locales y organismos no gubernamentales cuando estos ejercen poderes delegados por gobiernos».
Según el secretariado de la OMC: «La palabra medida se define muy ampliamente en el AGCS e incluye las leyes, los reglamentos, las decisiones y hasta las prácticas no escritas».
Rechazando que su papel sea puesto en tela de juicio, varios legisladores lanzaron el 3 de diciembre en la Asamblea Nacional un «llamado a la suspensión de las negociaciones sobre los servicios en el seno de la OMC». El 1ero de marzo ese llamado había recogido ya 147 firmas.

Red Voltaire

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La verdadera historia del presidente galo

George W. Bush felicitando a Nicolás Sarkozy, el nuevo presidente francés.
Detrás, los principales generales de la US Army.



Recuperamos de nuestros archivos de ¿Quién es Quién? este magnifico trabajo de Thierry Meyssan, que provocó la suspensión temporal de su página http://www.voltairenet.org/ y que fue la gota que colmo el vaso de la democracia francesa y obligó al periodista a escapar de Francia para salvar temporalmente la vida.
Operación Sarkozy: Cómo la CIA puso uno de sus agentes en la presidencia de la República Francesa

por Thierry Meyssan*

10 de julio de 2008

Cansados de los larguísimos reinados de los presidentes Francois Mitterrand y de Jacques Chirac, los franceses eligieron a Nicolas Sarkozy con la esperanza de la energía de este último lograra revitalizar al país. Esperaban acabar así con años de inmovilismo y de ideologías obsoletas. Lo que obtuvieron fue una ruptura con los principios fundamentales de la nación francesa y ahora se han quedado estupefactos ante este «hiperpresidente», que todos los días embiste contra un nuevo asunto, que succiona a la derecha y a la izquierda, que trastoca todos los puntos de referencia sembrando así la confusión total.
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Como niños que han hecho una gran travesura, los franceses están hoy demasiado ocupados buscando cómo disculparse como para tener tiempo de reconocer su propia ingenuidad y la envergadura de los daños. Y también se niega a hacer algo que tenían que haber hace mucho tiempo: admitir quién es realmente NIcolas Sarkozy.
Es verdad que estamos hablando de un hombre muy hábil. A la manera de un ilusionista, ha logrado desviar la atención del público hacia su vida privada, ofreciéndola como espectáculo y posando en las revistas de sociedad hasta hacer olvidar su trayectoria como político.
El objetivo de este artículo no es reprocharle a NIcolas Sarkozy sus relaciones familiares, sus amistades o sus relaciones profesionales. Lo que sí le reprochamos es haberle ocultado a los franceses los vínculos que lo atan, cuando sus compatriotas creían, erradamente, que estaban eligiendo a un hombre libre.
Para poder entender cómo fue que un hombre en el que todos ven hoy a un agente de Estados Unidos y de Israel logró convertirse en jefe del partido gaullista y después en presidente de la República Francesa, es necesario mirar hacia el pasado. Tenemos que abrir un amplio paréntesis para presentar a los protagonistas que hoy están concretando su revancha.
Secretos de familia
En las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, los servicios de inteligencia de Estados Unidos recurren al padrino italo-estadounidense Lucky Luciano para garantizar la seguridad de los puertos estadounidenses y preparar el desembarco de los Aliados en Sicilia. El responsable de los contactos de Luciano con los servicios estadounidenses es Frank Wisner Sr. Más tarde, cuando el «padrino» es liberado y se exila en Italia, el encargado de mantener los contactos en su «embajador» corso, Etienne Leandri.
En 1958, Estados Unidos, preocupado ante la posibilidad de la victoria del FLN en Argelia, hecho que abriría la puerta a la influencia soviética en el norte de África, decide planificar un golpe de Estado militar en Francia. En la organización de esta operación participan de conjunto la Dirección de Planificación de la CIA –teóricamente bajo la dirección de Frank Wisner Sr.– y la OTAN. Pero Wisner ha sucumbido ya ante la demencia así que quien supervisa el golpe no es otro que su sucesor: Allan Dulles. Desde Argel, un grupo de generales franceses crean un Comité de Salvación Pública, que presiona al poder civil –en París– y lo obliga a otorgar plenos poderes al general De Gaulle, sin tener que recurrir a la fuerza.
Pero Charles De Gaulle no es el peón que los anglosajones esperaban poder manejar. Al principio, De Gaulle trata de resolver la contradicción colonial concediendo una amplia autonomía a los territorios de ultramar en el seno de la Unión Francesa. Pero, es ya demasiado tarde para salvar el imperio francés porque los pueblos han dejado de creer en las promesas de la metrópoli y exigen la independencia. Luego de dirigir exitosamente feroces campañas represivas contra los independentistas, De Gaulle acepta lo que ya resulta evidente. Haciendo gala de una sabiduría política poco común, se decide a conceder la independencia a todas las colonias.
Aquellos que lo habían conducido al poder interpretan este brusco viraje como una traición. La CIA y la OTAN apoyan entonces todo tipo de conspiraciones para eliminarlo, entre ellas un golpe de Estado que fracasa y unos 40 intentos de asesinato. Pero algunos de sus partidarios aprueban su evolución política y crean el SAC, una especie de milicia destinada a protegerlo, alrededor de Charles Pasqua.
Pasqua es simultáneamente truhán corso y ex combatiente de la Resistencia Francesa contra los nazis. Casado con la hija de un traficante canadiense que se hizo rico en la época de la Ley Seca, Pasqua dirige la firma Ricard que, luego de haber comercializado una bebida prohibida –el ajenjo– se hace de una reputación de respetabilidad vendiendo anís. Sin embargo, la firma sigue sirviendo de pantalla para todo tipo de tráficos relacionados con la familia italo-newyorkina de los Genovese –la familia del propio Lucky Luciano. No resulta entonces sorprendente que Pasqua recurra a Etienne Leandri (el «embajador» de Luciano) para reclutar a los esbirros que conformarán la milicia gaullista. Un tercer hombre desempeña también un papel protagónico en la formación del SAC: el ex guardaespaldas de De Gaulle, Achille Peretti –otro corso.
Bajo esa protección, De Gaulle traza con elegancia una política de independencia nacional. Confirma su permanencia en el bando atlántico a la vez que pone en tela de juicio el liderazgo anglosajón. Se opone a la entrada del Reino Unido en el Mercado Común (1961 y 1967); rechaza el despliegue de las tropas de la ONU en el Congo (1961); estimula a los Estados latinoamericanos a liberarse del imperialismo estadounidense (discurso de México, en 1964); expulsa a la OTAN de Francia y se retira del Comando Integrado de la alianza atlántica (1966); denuncia la guerra de Vietnam (discurso de Phnon Penh, en 1966); condena el expansionismo israelí durante la guerra de Seis Días (1967); se pronuncia a favor de la independencia de Québec (discurso de Montreal, en 1967); etc.
Simultáneamente, De Gaulle consolida el poderío de Francia al dotarla de un complejo militaro-industrial que incluye la fuerza de disuasión nuclear y garantizando su aprovisionamiento energético. A los incómodos corsos, los aleja de su entorno confiándoles misiones el extranjero. Etienne Leandri se convierte así en el corredor del grupo Elf (conocido hoy como Total, tercer grupo petrolero en el mundo), mientras que Charles Pasqua se convierte en el hombre de confianza de los jefes de Estado del África francófona.
Consciente de que no puede desafiar a los anglosajones en todos terrenos a la vez, De Gaulle se alía con la familia Rothschild. Designa como primer ministro al apoderado del banco Rothschild, Georges Pompidou. Ambos forman un eficaz equipo. La audacia política de De Gaulle no pierde nunca de vista el realismo económico de Pompidou.
Al dimitir De Gaulle, en 1969, Georges Pompidou ocupa brevemente la presidencia antes de morir víctima de un cáncer. Los gaullistas históricos no admiten su liderazgo y se inquietan de su tendencia anglófila. Lo denuncian como traidor cuando Pompidou, con el apoyo del secretario general de la presidencia francesa Edouard Balladur, permite la entrada de «la pérfida Albión» en el Mercado Común Europeo.
La fabricación de Nicolas Sarkozy
Después de describir la escenografía, volvamos a nuestro personaje principal: Nicolas Sarkozy. Nacido en 1955, es hijo de un noble húngaro, Pal Sarkosy de Nagy-Bocsam, que llegó a Francia huyendo del Ejército Rojo, y de Andrée Mallah, judía proveniente en Tesalónica. Después de tener tres hijos (Guillaume, Nicolas y Francois), la pareja se divorcia. Pal Sarkosy de Nagy-Bocsa se casa de nuevo con Christine de Ganay, una aristócrata con la que tendrá dos hijos (Pierre-Olivier y Carolina). En vez de ser educado solamente por sus padres, Nicolas se verá sometido a los vaivenes de esta familia “reconstruida”.
Su madre se convierte en secretaria de Achille Peretti. Después participar como cofundador en la creación del SAC, el guardaespaldas de De Gaulle había hecho una brillante carrera política. Resultó electo diputado y alcalde de Neuilly-sur-Seine, el más rico suburbio de París, y más tarde, presidente de la Asamblea Nacional.
Sin embargo, en 1972 Achille Peretti enfrenta graves acusaciones. La revista Time revela en Estados Unidos la existencia de una organización criminal secreta, «la Unión Corsa» que controla gran parte del tráfico de estupefacientes entre Europa y Estados Unidos. Se trata de la celebre «french connexion» que Hollywood llevará posteriormente a la pantalla. Basándose en audiencias del Congreso y en sus propias investigaciones, la revista Time menciona el nombre de un jefe mafioso, Jean Ventura, arrestado en años anteriores en Canadá y que no es otra cosa que el delegado comercial de Charles Pasqua en la firma Ricard. Se mencionan los nombres de varias familias como dirigentes de la «Unión Corsa», entre ellas el de la familia Peretti. Achille desmiente, pero se ve obligado a renunciar a la presidencia de la Asamblea Nacional francesa y sobrevive incluso a un «suicidio».
En 1977, Pal Sarkosy de Nagy-Bocsa se separa de su segunda esposa, Christine de Ganay, quien establece entonces una relación con el segundo hombre más importante de la administración central del Departamento de Estado estadounidense. Christine de Ganay se casa con él y se instala en Estados Unidos. El mundo es tan pequeño, cosa harto conocida, que su marido resulta ser nada más y nada menos que Frank Wisner Jr., hijo del anterior Frank Wisner. Aunque no se sabe cuáles eran las funciones de Frank Wisner Jr. en el seno de la CIA, está claro que desempeña un papel importante. Nicolas, que se mantiene muy cerca de su madrastra, de su medio hermano y de su media hermana, comienza a volverse hacia Estados Unidos, donde participa en programas de formación que organiza el Departamento de Estado.
Durante este mismo período, Nicolas Sarkozy se une al partido gaullista. Allí se relaciona rápidamente con Charles Pasqua, quien no sólo es un líder a nivel nacional sino además el responsable de la sección departamental de Hauts-de-Seine.
En 1982, al terminar sus estudios de derecho y siendo ya miembro del colegio de abogados, Nicolas Sarkozy se casa con la hija de Achille Peretti. Charles Pasqua asiste a la boda como testigo del novio. El abogado Sarkozy defiende los intereses de los amigos corsos de sus mentores. Adquiere una propiedad en Córcega, en Vico, y estudia incluso la posibilidad de reemplazar la «y» de su apellido por una «i» para darle una consonancia corsa.
Al año siguiente, Nicolas Sarkozy resulta electo alcalde de Neuilly-sur-Seine, reemplazando a su tío político Achille Peretti, víctima de una crisis cardiaca.
Pero Nicolas no tarda en traicionar a su esposa y, a partir de 1984, sostiene una relación clandestina con Cecilia, esposa de Jacques Martin, el más conocido de los animadores de la televisión francesa de aquel entonces, a quien había conocido cuando los casó, en el ejercicio de sus funciones como alcalde de Neuilly. Esa doble vida durará 5 años antes de que los amantes abandonen a sus respectivos cónyuges para fundar una nueva familia.
En 1992, Nicolas funge como testigo en el casamiento de la hija de Jacques Chirac, Claude, con un editorialista del diario francés Le Figaro. Incapaz de contenerse, seduce a Claude y sostiene una breve relación con ella mientras que sigue viviendo oficialmente con Cecilia. El marido engañado se suicida mediante el uso de drogas. La ruptura entre la familia Chirac y Nicolas Sarkozy es brutal e irreversible.
En 1993, la izquierda francesa pierde las elecciones legislativas. El presidente Francois Mitterrand se niega a dimitir y comienza la cohabitación con un primer ministro de derecha. Jacques Chirac, que ambiciona la presidencia y planea entonces formar con Edouard Balladur un dúo comparable al de De Gaulle y Pompidou, se niega a asumir de nuevo el cargo de primer ministro y cede el paso a su «amigo de 30 años», Edouard Balladur. A pesar de su turbulento pasado, Charles Pasqua se convierte en ministro del Interior. Mientras conserva el control de la marihuana marroquí, aprovecha su cargo para legalizar sus otras actividades tomando el control de casinos, y de actividades como el juego y las carreras en el África francófona. También establece nexos en Arabia Saudita e Israel y se convierte en oficial honorario del Mossad. Nicolas Sarkozy, mientras tanto, es ministro del Presupuesto y vocero del gobierno.
En Washington, Frank Wisner Jr. se convierte en sucesor de Paul Wolfowitz como responsable de la planificación política en el Departamento de Defensa. Nadie se fija en los lazos que lo unen al vocero del gobierno francés.
Reaparece entonces en el seno del partido gaullista la tensión que ya se había vivido 30 años antes entre los gaullistas históricos y la derecha financiera que representa Balladur. La novedad es que Charles Pasqua, y junto a él el joven Nicolas Sarkozy, traicionan a Jacques Chirac para acercarse de la corriente de Rothschild. Todo degenera. El conflicto alcanzará su apogeo en 1995, cuando Edouard Balladur se presenta como candidato a la presidencia de la República contra su ex amigo Jacques Chirac, y resulta derrotado. Lo más importante es que, siguiendo las instrucciones de Londres y Washington, el gobierno de Balladur abre las negociaciones para la entrada de los Estados de Europa Central y Oriental, ya liberados de la tutela soviética, en la Unión Europea y la OTAN.
Reina la discordia en el seno del partido gaullista, donde los amigos de ayer están ahora dispuestos a matarse entre sí. Para financiar su propia campaña electoral, Edouard Balladur trata de apoderarse de las reservas secretas del partido gaullista, que se esconde bajo la doble contabilidad de la empresa petrolera Elf. A penas muerto el viejo Etienne Leandri, los jueces ordenan un registro en la empresa y sus dirigentes son encarcelados. Pero Balladur, Pasqua y Sarkozy nunca lograrán recuperar el botín.
La caída en desgracia
A lo largo de su primer mandato Jacques Chirac mantiene a distancia a Nicolas Sarkozy. Este último se mantiene en silencio durante este período de caída en desgracia. Muy discretamente, sigue cultivando sus relaciones con los círculos financieros.
En 1996, al cabo de un largo proceso de divorcio, Nicolas Sarkozy se casa con Cecilia. Los testigos de la boda son los millonarios Martin Bouygues y Bernard Arnaud (el hombre más rico de Francia).
Último acto
Mucho antes de la crisis iraquí, Frank Wisner Jr. y sus colegas de la CIA planifican ya la destrucción de la corriente gaullista y el ascenso de Nicolas Sarkozy. La operación se desarrolla en tres tiempos: Primeramente, eliminación de la dirección del partido gaullista y toma del control de su aparato. Después, eliminación del principal rival de derecha e investidura del partido gaullista a la elección presidencial. Y finalmente, eliminación de todo contendiente serio de izquierda, para garantizar que la elección de Nicolas Sarkozy a la presidencia de la República Francesa.
Durante varios años, los medios de difusión se mantienen pendientes de las revelaciones póstumas de un promotor inmobiliario. Antes de morir de una grave enfermedad, este hombre, por razones que nunca se han aclarado, grabó una confesión en video. Por alguna razón aún más oscura, el «video» fue a dar a manos de un jerarca del Partido Socialista, Dominique Strauss-Kahn, quien lo envía directamente a la prensa.
Las confesiones de este individuo no dan a lugar a ninguna sanción judicial, pero abren la caja de Pandora. La principal víctima de los sucesivos escándalos será el primer ministro Alain Juppé. Para proteger a Chirac, Juppé asume él solo la responsabilidad por todas las infracciones penales. Al ser marginado Juppé, queda libre el camino para que Nicolas Sarkozy logre ponerse a la cabeza del partido gaullista.
Sarkozy explota entonces su posición para obligar a Jacques Chirac a reintegrarlo al gobierno, a pesar del odio recíproco. Se convierte, en definitiva, en ministro del Interior. ¡Grave error! Desde ese cargo, Sarkozy controla a los prefectos y utiliza a la policía política para penetrar las principales instituciones administrativas.
También se ocupa de los asuntos referentes a Córcega. El prefecto Claude Erignac ha sido asesinado. Aunque nadie reclama la autoría del crimen, inmediatamente se interpreta este como un desafío de los independistas hacia la República. Al cabo de una larga persecución, la policía logra arrestar a un sospechoso fugitivo, Yvan Colonna, hijo de un diputado socialista. Pasando por alto el principio de presunción de inocencia, Nicolas Sarkozy anuncia el arresto acusando al sospechoso de ser el asesino. La oportunidad la pintan calva y sólo faltan dos días para la realización del referendo que el ministro del Interior organiza en Córcega para modificar el estatus de la isla. A pesar de todo, los electores rechazan el proyecto de Sarkozy que, según algunos, favorece los intereses de los mafiosos.
Aunque Yvan Colonna fue posteriormente encontrado culpable, lo cierto es que él siempre ha proclamado su inocencia y que no se encontraron pruebas materiales en su contra. Extrañamente, el hombre se refugió en el silencio, prefiriendo ser condenado antes que revelar lo que sabe. Revelamos aquí que el prefecto Erignac no fue víctima de los nacionalistas sino que fue abatido por un asesino a sueldo que fue llevado inmediatamente a Angola, donde el grupo Elf lo contrató como miembro de su cuerpo de seguridad. El móvil del crimen tenía que ver precisamente con las anteriores funciones del propio Erignac, responsable de las redes africanas de Charles Pasqua en el ministerio de la Cooperación. En cuanto a Yvan Colonna, se trata de un amigo personal de Nicolas Sarkozy desde hace décadas y sus hijos mantenían relaciones.
Estalla entonces un nuevo escándalo. Comienzan a circular listados falsos que acusan a varias personalidades de tener cuentas bancarias en Luxemburgo, en el banco Clearstream. Entre los acusados se encuentra Nicolas Sarkozy. Este presenta una denuncia y da por sentado que su rival de derecha en la elección presidencial, el entonces primer ministro Dominique de Villepin es el organizador de la maniobra. Y no esconde su intención de llevarlo a prisión.
En realidad, los falsos listados fueron puestos en circulación por miembros de la Fundación franco-americana, que tiene como presidente a John Negroponte y como administrador a Frank Wisner Jr. Lo que los jueces no saben, y que nosotros revelamos aquí, es que los listados fueron fabricados en Londres por un oficina común de la CIA y del MI6, Hakluyt & Co., administrada también por Frank Wisner Jr. Villepin se defiende de las acusaciones que se le atribuyen, pero se ve sometido a una investigación y a un arresto domiciliario y, de hecho, es puesto temporalmente al margen de la vida política. Vía libre para Sarkozy, por el lado de la derecha.
Queda entonces neutralizar las candidaturas de oposición. Las cuotas de adhesión al Partido Socialista se reducen a un nivel simbólico, para atraer nuevos militantes. De pronto, miles de jóvenes se enrolan en esa organización. Por lo menos 10 000 de estos nuevos militantes son en realidad miembros del Partido Trotskista «lambertista» (en referencia al nombre de su fundador, Pierre Lambert). Históricamente esta pequeña organización de extrema izquierda se ha puesto al servicio de la CIA contra los comunistas estalinianos durante la época de la guerra fría (Se trata del equivalente del SD/USA de Max Shatchman, que formó a los neoconservadores en Estados Unidos). No es la primera vez que los «lambertistas» se infiltran en el Partido Socialista. Anteriormente, ya habían introducido en esa organización dos célebres agentes de la CIA: Lionel Jospin (que se convirtió en primer ministro) y Jean-Christophe Cambadelis, el principal consejero de Dominique Strauss-Kahn.
Se organizan elecciones primarias en el seno del Partido Socialista con vista a la designación de su candidato a la elección presidencial. Dos personalidades participan en la competencia: Laurent Fabius y Segolene Royal. Pero sólo el primero representa un peligro para Sarkozy. Dominique Strauss-Kahn se suma entonces a la competencia con la misión de eliminar a Fabius en el último momento. Y lo logrará gracias a los votos de los «lambertistas» infiltrados, que no votarán por él sino por Royal.
La operación se hace posible porque Strauss-Kahn se encuentra desde hace tiempo en la nómina de Estados Unidos. Los franceses ignoran que imparte clases en la universidad estadounidense de Stanford, donde fue contratado nada más y nada menos que por Condoleezza Rice.
Inmediatamente después de su llegada a la presidencia, Nicolas Sarkozy y Condoleezza Rice concretarán su agradecimiento a Strauss-Kahn haciendo posible su elección para asumir la dirección del Fondo Monetario Internacional.
Primeros días en el Palacio del Elíseo
En la noche de la segunda vuelta de la elección presidencial, cuando los institutos de sondeos anuncian su probable victoria, Nicolas Sarkozy pronuncia un breve discurso dirigido a la nación desde su cuartel general de campaña. Luego, contrariamente a todo lo costumbrado, en vez unirse a la celebración con los militantes de su partido, se va al Fouquet’s. Este célebre restaurante de los Campos Elíseos, antiguo centro de reunión de la «Unión Corsa» y hoy perteneciente al propietario de casinos Dominique Desseigne, fue puesto enteramente a la disposición del presidente electo para que este recibiera a sus amigos y principales donantes [de fondos] a su campaña. Llegan allí un centenar de invitados, entre ellos los hombres más ricos de Francia se codean con los dueños de casinos.
Después, el presidente se otorga a sí mismo unos días de merecido descanso. Un jet privado Falcon-900 lo lleva a Malta donde descansa en el Paloma, el yate de 65 metros de eslora de su amigo Vincent Bolloré, millonario formado en el banco Rothschild.
Finalmente, tiene lugar la investidura de Nicolas Sarkozy como presidente de la República Francesa. Lo primero que hace no es firmar un decreto de amnistía sino autorizar los casinos de sus amigos Desseigne y Partouche a aumentar la cantidad de tragamonedas.
Sarkozy conforma su equipo de trabajo y su gobierno. No resulta sorprendente encontrar en ellos a un sospechoso propietario de casinos (el ministro de Juventud y Deportes) y al cabildero de los casinos del amigo Desseigne (que se convierte en vocero del partido «gaullista»).
Nicolas Sarkozy se apoya principalmente en cuatro personas: Claude Guéant, secretario general de la Presidencia de la República. Es socio-gerente del banco Rothschild. Jean-David Lévitte, consejero diplomático. Hijo del ex director de la Agencia Judía. Fue embajador de Francia ante la ONU, hasta que Jacques Chirac lo sacó de ese puesto por considerarlo demasiado cercano a George Bush. Alain Bauer, el hombre que se mueve en la sombra. Su nombre no aparece en los anuarios. Es el encargado de los servicios de inteligencia. Ex miembro del Grand Orient de France (la principal logia masónica francesa) y ex número 2 de la National Security Agency estadounidense en Europa. Frank Wisner Jr., nombrado entretanto como enviado especial del presidente Bush para la independencia de Kosovo,insiste para Bernard Kouchner sea nombrado ministro de Relaciones Exteriores con una doble misión prioritaria: la independencia de Kosovo y la liquidación de la política de Francia en el mundo árabe.
Kouchner comenzó su carrera participando en la creación de una ONG humanitaria. Gracias al financiamiento de la National Endowment for Democraty participó en las operaciones de Zbigniew Brzezinski en Afganistán, junto a Osama Ben Laden y los hermanos Karzai, contra los soviéticos. En los años 1990 aparece junto a Alija Izetbegovic, en Bosnia Herzegovina. Fue Alto Representante de la ONU en Kosovo de 1999 a 2001.
Bajo el control del hermano menor del presidente Hamid Karzai, Afganistán se ha convertido en el primer productor mundial de adormidera [también llamada amapola]. El látex blanco que se obtiene de esta planta es procesado en Afganistán para convertirlo en heroína que la fuerza aérea estadounidense transporta posteriormente a Camp Bondsteed (en Kosovo). Allí los hombres de Hacim Thaci se encargan de la distribución, principalmente en Europa y eventualmente en Estados Unidos. Los fondos que se obtienen se destinan al financiamiento de las operaciones ilegales de la CIA.
Karzai y el propio Thaci son desde hace mucho amigos personales de Bernard Kouchner, que seguramente nada sabe de las actividades criminales de estos a pesar de los informes internacionales a los que estas han dado lugar.
Para completar su gobierno, Nicolas Sarkozy nombra a Christine Lagarde como ministro de Economía y Finanzas. Esta hizo toda su carrera en Estados Unidos, donde dirigió el prestigioso gabinete de juristas Baker & McKenzie. En el seno del Center for International & Strategic Studies de Dick Cheney, Christine Lagarde fue copresidente –junto con Zbigniew Brzezinski– de un grupo de trabajo que supervisó las privatizaciones en Polonia. También organizó, trabajando para Lockheed Martin, un intenso cabildeo contra el fabricante francés de aviones Dassault.
Nueva escapada durante el verano. Nicolas, Cecilia, la amiga de ambos y sus hijos se van de vacaciones a Estados Unidos, en Wolfenboro, cerca de la propiedad del presidente Bush. Esta vez el que paga la cuenta es Robert F. Agostinelli, un banquero de negocios de Nueva York, sionista y neoconservador de pura cepa que se expresa en Commentary, la revista del American Jewish Committee.
El éxito de Nicolas beneficia a su medio hermano Pierre-Olivier. Bajo el nombre americanizado de «Oliver», Frank Carlucci (quien fuera el número 2 de la CIA, luego de ser reclutado por Frank Wisner Sr.) lo nombra director de un nuevo fondo de inversiones del Carlyle Group (la sociedad que gestiona simultáneamente las carteras de acciones de la familia Bush y de la familia Ben Laden). Convertido el quinto negociante a nivel mundial, administra actualmente las principales cuentas de los fondos soberanos de Kuwait y Singapur.
La tasa de popularidad del presidente Sarkozy está en caída libre en los sondeos. Uno de sus consejeros de relaciones públicas, Jacques Seguela (que también es consultante en comunicación política de la NED para diferentes operaciones de la CIA en Europa Oriental), aconseja desviar la atención del público con nuevas «people stories».
El anuncio de su divorcio de Cecilia aparece entonces en [el diario francés] Libération, el diario de su amigo Edouard de Rotshchild, para tapar las consignas de los manifestantes en un día de huelga general.
Peor aún, su comunicador organiza un encuentro con la artista y ex modelo Carla Bruni. Días después, se oficializa su relación con el presidente y la propaganda mediática tapa de nuevo las críticas políticas. Semanas más tarde se produce el tercer matrimonio de Nicolas. Esta vez escoge como testigos a Matilde Agostinelli (la esposa de Robert) y a Nicolas Bazire, ex director del gabinete de Edouard Balladur, convertido en socio-gerente del banco Rothschild.
¿Cuándo abrirán los ojos los franceses para ver lo que tienen que hacer?
Thierry Meyssan
Periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire con sede en París, Francia. Es el autor de La gran impostura y del Pentagate.

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Dominique Strauss-Kahn, el hombre de «Condi» en el FMI




Por su interés, recuperamos de nuestros archivos de ¿Quién es Quién? este viejo artículo, con información que es bueno tener presente.
Gerencia mundial. El nuevo patrón del Fondo Monetario Internacional


por Thierry Meyssan*
6 de noviembre de 2007

El francés Dominique Strauss-Kahn es un hombre amable e instruido. Se ha forjado una positiva imagen de hombre de izquierda (partido socialista francés) preocupado por el bienestar de los desposeídos. ¿Cómo se convirtió entonces en director general del Fondo Monetario Internacional, la organización internacional que ha institucionalizado el saqueo de los países del Sur? Thierry Meyssan responde a esta interrogante al revelar lo que la gran prensa nos ha venido ocultando desde hace años en cuanto a las relaciones de DSK (Dominique Strauss-Kahn, por las iniciales de su nombre) con Estados Unidos.


La triunfal nominación de Dominique Strauss-Kahn como director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), el 28 de septiembre de 2007, ha dado lugar a dos mensajes contradictorios. Por un lado, la prensa occidental exalta la capacidad del bloque atlantista para imponer su candidato por encima del candidato de Rusia, Josef Tosovsky. Por el otro, afirma que la principal misión de Strauss-Kahn será asociar más ampliamente los países del Sur a las decisiones, o sea poner fin al predominio del bloque atlantista.
De forma chovinista, la prensa francesa se felicita de que franceses se encuentren hoy a la cabeza de cuatro grandes organizaciones internacionales. En efecto, además de Dominique Strauss-Kahn en el FMI, Pascal Lamy dirige la Organización Mundial del Comercio (OMC), Jean Lemierre preside el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) Y Jean-Claude Trichet el Banco Central Europeo (BCE). Pero, ¿se encuentran estas cuatro instituciones en el mismo plano? Y, lo más importante, ¿debemos regocijarnos acaso por una situación que, lejos de ser expresión del lugar que ocupa Francia en el mundo, demuestra más bien la integración de las élites francesas a la globalización, o sea su obstinación en destruir su propio país, como Estado-nación, marco político que encuentran obsoleto?
La más reciente hazaña no puede menos que dejarnos perplejos. El FMI es una de las organizaciones internacionales más criticadas a través del mundo. Ha financiado abundantemente toda clase de dictaduras en los países del Sur, específicamente en Argentina, Brasil, Indonesia, Nigeria, Filipinas, Tailandia, etc… Además, sus bruscas exigencias de pago inmediato de préstamos han obligado a diferentes Estados a sacrificar su porvenir recurriendo a la devaluación y cerrando escuelas y hospitales.
Sus adversarios lo acusan, por tanto, de haber provocado, mediante la opresión y el hambre, cientos de millones de muertes en medio siglo, o sea muchas más que las agresiones militares estadounidenses durante el mismo período. Por su parte, el FMI considera, por el contrario, que sus políticas «de ajuste estructural», lejos de provocar catástrofes han logrado ponerles fin. Ganadores del premio Nóbel de economía tan distintos como el neokeynesiano Joseph Stiglitz o el libertariano Milton Friedman han acusado al FMI de ser el gran responsable de los desequilibrios entre el Norte y el Sur.
En efecto, el acto más importante del FMI consistió en imponer una óptica financiera a la economía mundial, permitiendo así que los especuladores del Norte se enriquecieran mediante la explotación del trabajo, más que de los recursos, de las naciones del Sur. Si no fuera por la veneración que la sociedad de consumo siente por sus propios banqueros, hace tiempo que el FMI habría sido clasificado como una organización criminal. Pero es precisamente esa la organización que el socialista Dominique Strauss-Kahn quería dirigir, y es precisamente Strauss-Kahn quien obtuvo el decidido apoyo de los grandes financieros del mundo, y gracias a las presiones de las multinacionales menos escrupulosas.
Si dejamos de lado el interés personal de Dominique Strauss-Kahn, que se convierte así en el funcionario mejor pagado de Washington –con un salario anual de 461 510 dólares libre de impuestos–, cabe preguntarse cuáles son sus objetivos políticos. Para poder responder, echemos un vistazo a su biografía, en la que descubriremos lo que la gran prensa nos esconde desde hace años: sus vínculos con los principales dirigentes de la administración estadounidense.
Proveniente de una familia acomodada de izquierda, «DSK» se educó en Marruecos y, más tarde, en Mónaco. Recibe una educación judía –más sefardí que asquenazí– a la que él mismo concede más importancia en el plano cultural que en el religioso. Se gradúa de Ciencias Políticas en París, estudia en HEC [Escuela de Altos Estudios Comerciales, siglas en francés. Nota del Traductor.], es licenciado en Derecho y posee la categoría de profesor agregado en ciencias económicas. Se encamina hacia la profesión de abogado de negocios.
En 1976 entra al Partido Socialista y milita en el Ceres, la corriente social-estatista que dirige Jean-Pierre Chevenement. Pero no tarda en separarse de Chevenement para acercarse a Lionel Jospin y Jean-Christophe Cambadelis, los dos mejores discípulos franceses de Irving Brown, agente de enlace de la CIA con la izquierda de Europa occidental [1]. Jospin y Cambadelis vienen de un pequeño partido trotskista (los «Lambertistes» tradicionalmente vinculado a la CIA. Junto a un centenar de correligionarios, se infiltraron en el Partido Socialista y lograron apoderarse de su dirección.
En 1986, DSK llega a la Asamblea Nacional gracias al sistema de elección proporcional brevemente implantado en aquel entonces. En 1988, decide implantarse en Sarcelles, una circunscripción de Val-d”Oise en la que existe una importante comunidad judía. Así logra ser electo, mediante la manipulación del reflejo comunitario. Se convierte en presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea y más tarde, en 1991, es nombrado ministro delegado para la Industria y el Comercio Exterior ante el ministro de Economía Pierre Beregovoy.
Se trata de dos individualidades totalmente opuestas. DSK es un brillante diletante que se mueve en los círculos de las grandes fortunas como pez en el agua, mientras que «Beré» es un esforzado trabajador que trata de conciliar sus ideales obreros con su necesidad de reconocimiento personal en el mundo de las finanzas. DSK se divierte proclamándose socialista pero hace todo lo contrario, mientras que «Beré» lucha con sus propios escrúpulos.
Siendo ministro delegado para la Industria, DSK tiene conocimiento de los problemas que encuentra su amigo Jean Peyrelevade a la cabeza del Crédit Lyonnais. También interviene personalmente a favor de varias operaciones azarosas de su amigo Franck Ullman-Hamon. A este último se le conoce por sus incursiones en América Latina, por cuenta de Israel, y como accionista-fundador de la revista Marianne de Jean-François Kahn. Las operaciones que monta Ullman-Hamon con las filiales del Crédit Lyonnais costarán varias decenas de millones de francos a los contribuyentes franceses.
Por esa misma época, Dominique Strauss-Kahn se casa en una sinagoga –y en terceras nupcias– con una estrella de rara belleza, Anne Sinclair, la periodista preferida de los franceses. La pareja decide mantener a la prensa al margen de la ceremonia mientras que da realce a la fiesta en el seno de la comunidad judía, en la que ambos reafirman su posición como personalidades de relieve. Los novios tendrán como testigos de su matrimonio a la profesora de filosofía Elisabeth Badinter (heredera delGrupo Publicis y esposa del ministro de Justicia Robert Badinter) y la periodista Rachel Assouline (esposa de Jean-Francois Kahn, gran patrón de la prensa francesa).
En 1987, DSK se separa de Francois Mitterrand, dirige una delegación del Partido Socialista en Israel y visita la alcaldía de Jerusalén, que él considera como la capital del Estado hebreo. En 1991, participa en un viaje de solidaridad con Israel, organizado por el Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia (CRIF) en plena guerra del Golfo.
En 1994, utilizando su posición de ex ministro de Industria, crea el Círculo de la Industria, en el que logra enrolar en 6 meses a 48 de los 50 patronos franceses más importantes. Por lo menos la mitad de estos pagan una cotización anual de 200 000 francos por la defensa de sus intereses en Bruselas [ante los organismos de la Unión Europea]. Deja la presidencia de esta asociación patronal a Raymond Levy (ex presidente de Renault) pero mantiene el cargo de vicepresidente. Por otro lado, el propio Raymond Levy será nombrado a la cabeza del Consorcio de Realización, encargado de liquidar las malas inversiones del Credit Lyonnais y, de paso, de enterrar los escándalos Ullman-Hamon.
Simultáneamente, DSK se convierte en consultante de los propios patronos o en abogado de negocios y establece su despacho en el local del Círculo. La Cogema, la Sofres y EDF, entre otras empresas, le pagan honorarios exorbitantes por algún que otro consejo o por hacer llegar uno que otro recado a algún personaje importante. Esta cómoda actividad le garantiza ingresos anuales ascendentes a más de 2 millones de francos [2].
Posteriormente, impartirá cursos universitarios, en Stanford y Casablanca, sin contar conferencias aquí y allá, todo extremadamente bien pagado. La universidad estadounidense de Stanford es precisamente el bastión de los republicanos. Allí tienen estos su propio centro de investigaciones, la Hoover Institution [3]. En aquel entonces, la directora de Stanford –o sea la persona que negocia el contrato de Dominique Strauss-Kahn– no es otra que Condoleezza Rice [4]. En Stanford, Dominique Strauss-Kahn conocerá a George P. Schultz y otros universitarios que formarán el vivero de la administración Bush.
En 1995, redacta la parte económica del programa electoral de Lionel Jospin, candidato a la presidencia de la República, Propositions pour la France. Defiende entonces el principio del «impuesto Tobin» sobre las transacciones en divisas, aunque más tarde afirmará que se trata de una medida imposible de poner en práctica.
Además de ser diputado de Sarcelles, fue también alcalde de esa localidad por un corto período tiempo al cabo del cual dejará ese puesto en manos de su fiel colaborador Francois Pupponi. Pero antes se las arregla para «hermanar la más judía de las comunas francesas con la más francesa de las comunas de Israel»: Netanya.
De 1997 a 1999, Dominique Strauss-Kahn es ministro de Economía y Finanzas. Dirige la transición al euro y la privatización de France-Telecom. Lo más importante es que introduce a Francia en el proceso implantación de la lógica financiera en el sector económico mediante la adopción de medidas sectoriales demagógicas. La adopción de las 35 horas semanales de trabajo disminuye considerablemente la cantidad de horas trabajadas; mientras que la eliminación de los impuestos sociales sobre las compras de acciones por parte del personal dirigente de las empresas desplaza los ingresos de dicho personal hacia el campo de las finanzas. El resultado de esta política es que el comienzo del decrecimiento de la producción en Francia se ve compensado, en el plano de las estadísticas, por un desarrollo de los beneficios financieros. Sin embargo, a fin de cuentas, el poder adquisitivo de la clase media disminuye sensiblemente.
Dominique Strauss-Kahn frecuenta los círculos más prestigiosos del poder. A partir de 1993, lo vemos en Foro de Davos. Anne Sinclair lo introduce en Siecle, la asociación más mundana de París. Más tarde, Antoine y Simone Veil le abren la entrada al Club Vauban. En el año 2000, la OTAN lo invita al Club de Bilderberg donde se reunirá con Pascal Lamy y Jean-Claude Trichet, que hoy ocupan prestigiosos puestos en las instituciones internacionales.
Dominique Strauss-Kahn se ve atrapado en su constante mezcla de géneros entre compromiso político y cabildeo remunerado. Es objeto de una investigación judicial en el marco de un escándalo ligado a la principal mutual estudiante de Francia, la MNEF, y después en otro vinculado a los fondos ilegales de la compañía petrolera nacional Elf. Los magistrados decidirán en definitiva que sus actividades eran legales, aunque no morales. Sin embargo, los procesos penales y una comisión de investigación parlamentaria revelarán sus métodos poco ortodoxos. Lionel Jospin, siendo ministro de Educación, había modificado por decreto el índice de los reembolsos de la Seguridad Social a la MNEF en las universidades para desviar más dinero aún. El propio Dominique Strauss-Kahn recibía considerables pagos a título de trabajos imaginarios. Más tarde, hizo que el salario de su secretaria en el Círculo de la Industria (o en su despacho, no forma de determinar la diferencia) lo pagara el grupo Elf.
Detrás de sus modales corteses, de un gusto acentuado por la buena comida y las mujeres bellas, Dominique Strauss-Kahn es en realidad un “killer”. Cuando, después de la muerte de Jean-Claude Méry, aparece el video en el que este promotor inmobiliario acusa a Jacques Chirac, rápidamente se descubre que DSK está entre los organizadores de la maniobra.
Sus problemas con la justicia lo apartarán por un tiempo de la escena política. Durante ese período difícil, su esposa, Anne Sinclair, hará gala de sangre fría y dignidad, ganándose al público únicamente con su actitud.
En 2001, en el momento de su gran retorno, luego de ser sobreseídos los casos en los que estaba implicado, DSK se encarga del desarrollo de la Fundación Jean Jaures, asociada a la National Endowment for Democracy (NED) para la izquierda francesa [5]. La maniobra se facilita porque, desde la época de Stanford, DSK conocía ya a la nueva consejera de seguridad nacional de la Casa Blanca, Condoleezza Rice, y es que la hermana adoptiva [6] de esta última, Madeleine Albright, dirige el National Democratic Institute (NDI), organismo que sirve de pantalla a la NED para hacer llegar los subsidios del Departamento de Estado estadounidense a los fondos del Partido Socialista francés.
En 2003, el German Marshall Fund of the United States, una de las principales representaciones atlantistas, crea un Foro sobre el Comercio y la Pobreza. DSK se convierte en uno de sus seis administradores, remunerado, como siempre [7]. Allí escribe, o por lo menos firma, varios informes a favor al libre intercambio absoluto.
Ese mismo año, obliga a un experto del Partido Socialista, Pascal Boniface, a dimitir. El especialista en relaciones internacionales había tenido la osadía de subrayar que el ciego apoyo del partido a Israel es ideológicamente contradictorio y electoralmente contraproducente en momentos en que la ambición del PS debe ser reunir a su alrededor a los 6 millones de franceses de cultura árabe. Dominique Strauss-Kahn dirige además, en el seno del PS, la creación del Círculo Leon Blum cuyo objetivo es velar por el apoyo del partido al movimiento sionista.
En 2004, declara en entrevista a la radio France-Inter: «Yo considero que todo judío de la diáspora y de Francia debe aportar su ayuda a Israel. Es además por esa razón que resulta importante que los judíos adquieran responsabilidades políticas. En resumen, en mis funciones y en mi vida diaria, a través del conjunto de mis acciones, yo trato de aportar mi modesto aporte a la construcción de Israel.» [8]
En 2005, abre los clubes «À gauche en Europe» (AG2E) a favor del «Sí», con vista al referendo de aprobación del proyecto de Tratado Constitucional europeo. Trabaja entonces vinculado al Policy Network (Gran Bretaña) y a la Fundación Friedrich-Ebert (Alemania). Pero los franceses votan «No».
En 2007, mientras que el escritor Claude Ribbe abre un debate sobre las consecuencias sociales actuales de la esclavitud y la colonización, DSK participa activamente en la creación del Consejo Representativo de los Negros de Francia (CRAN), organización que recurre a los consejos técnicos de especialistas israelíes y reproduce el modelo del Consejo Representativo de los Judíos de Francia (CRIF) [9]. La iniciativa no encuentra eco entre los negros de Francia, pero es un éxito mediático, como lo fue años antes la creación de SOS Racisme, cuyo objetivo era parar la organización de los franceses de origen magrebí.
Al abrirse la competencia por la nominación del candidato socialista a la elección presidencial de 2007, Dominique Strauss-Kahn aparece simultáneamente como el candidato mejor ubicado frente a su rival declarado, el ex primer ministro Laurent Fabius, y como el candidato oficial de Estados Unidos en el seno de la izquierda francesa.
En ese contexto, concede a la revista neoconservadora Le Meilleur des mondes una entrevista en la que ridiculiza la política de Francia en el mundo árabe y se pronuncia por un acercamiento a Washington y Tel Aviv [10].
Todo parece arreglado de antemano. La cuota de membresía del Partido Socialista se reduce hasta alcanzar un monto ínfimo, de manera tal que varios miles de militantes del partido lambertista se hacen miembros del PS únicamente para poder participar en la elección interna del candidato socialista. El organizador de la maniobra es el lugarteniente de DSK, Jean-Christophe Cambadelis. Recordemos que este último fue miembro del partido lambertista y que ya lo mencionamos al referirnos a sus relaciones con la CIA. Sin embargo, contrariamente a lo previsto, Segolene Royal, obtiene la nominación socialista. Es que Washington tiene otros planes: poner en la presidencia a Nicolas Sarkozy. Para lograrlo, es más conveniente ponerle un oponente poco creíble. A cambio de una retirada silenciosa, DSK será ampliamente recompensado con la dirección general del FMI.
Poco después de su llegada a la presidencia de Francia, Nicolas Sarkozy presenta a Washington la candidatura de DSK, y Condoleezza Rice la apoya. Mientras participa en la creación del European Council on Foreign Relations (E-CFR) [11], Dominique Strauss- Kahn viaja por el mundo, oficialmente con el objetivo de convencer a los Estados del Sur para que apoyen su candidatura. En realidad, poco importa el voto de esos países ya que Estados Unidos y la Unión Europea poseen el 48% de los votos. Francia paga la campaña de DSK y la agencia de relaciones públicas TD International la organiza.
La oficina de Strauss-Kahn trata de quitar importancia a este último dato al afirmar que solamente trabaja con la rama francesa de dicha agencia. TD International «venderá» a la prensa la leyenda de un DSK sin trabajo, llamando por teléfono durante el coloquio de Yalta, al primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncket, quien supuestamente le sugirió que se postulara para el FMI. En realidad, Dominique Strauss-Kahn y Christine Ockrent participaron en el Yalta European Seminar después de haberse garantizado el cobro de una indemnización de 7 000 euros cada uno pagada indirectamente por George Soros. Este coloquio tenía como objetivo aportar apoyo a la «revolución naranja» y a la incorporación de Ucrania a la OTAN.
Por supuesto, TD International es una pantalla de la CIA que se encarga específicamente de la imagen pública de la «revolución naranja». La dirige William A. Green III, un célebre agente que no es nada más y nada menos que el jefe del stay-behind en Francia y que fue expulsado en 1995 por motivos extremadamente graves que nunca fueron revelados al público.
Hugo Chávez, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, nunca se dejó convencer por el show de Dominique Strauss-Kahn y confirmó que su país se retiraba del FMI «antes de que nos agarren», al tiempo que invitaba a todos los Estados del Sur que pudiesen hacerlo a imitar el ejemplo de Venezuela.
Thierry Meyssan
Periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire con sede en París, Francia. Es el autor de La gran impostura y del Pentagate

[1] Según declaraciones del propio Irving Brown referidas en Éminences grises, por Roger Faligot y Rémi Kauffer, Fayard 1992. Sobre la red estadounidense, ver «Las redes estadounidenses de desestabilización y de injerencia», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 20 de agosto de 2001.
[2] «Dominique Strauss-Kahn, 1993-1997, profession – conseil», por Laurent Mauduit, Caroline Monnot y Martine Orange, Le Monde, 11 de diciembre de 1999. «Influents dans le monde de l’entreprise», por Bérengère Mathieu de Heaulme, Le Figaro, 22 de enero de 2002.
[3] «La Hoover Institution, archivos reservados a los republicanos», Réseau Voltaire, 26 de octubre de 2004.
[4] «La fulgurante intégration de Condoleezza Rice», por Arthur Lepic y Paul Labarique, Réseau Voltaire, 8 de febrero de 2005.
[5] «La NED, nébuleuse de l’ingérence démocratique», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 22 de enero de 2004.
[6] Op. cit.
[7] «Le German Marshall Fund, un reliquat de la Guerre froide?», Réseau Voltaire, 5 de octubre de 2004.
[8] Citado en Encyclopédie politique française, Tomo 2, Facta éd., 2005.
[9] Les Nègres de la République, por Claude Ribbe, Jean-Paul Bertrand éd., 2007.
[10] «MM. Sarkozy et Strauss-Kahn affichent leurs allégeances», por Cédric Housez, Réseau Voltaire, 7 de noviembre de 2006. Este artículo fue posteriormente objeto de plagio. El primer secretario del PS, Francois Hollande, comparte la posición de Dominique Strauss-Kahn, ver «France: le Parti socialiste s’engage à éliminer les diplomates pro-arabes», Réseau Voltaire, 9 de enero de 2006. Las palabras que este último artículo atribuye a Francois Hollande han sido objeto de un desmentido por parte del interesado, pero fueron mantenidas en el sitio web del CRIF.
[11] «Création accélérée d’un Conseil européen des relations étrangères», Réseau Voltaire, 3 de octubre de 2007.

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Entrevista con un disidente francés que tuvo que exilarse



Thierry Meyssan: «Si yo me hubiera plegado, no habría tenido que irme»

25 de marzo de 2009


El cierre de las oficinas francesas de la Red Voltaire y el exilio de su presidente dan pie a numerosas interrogantes. Algunos comentaristas vieron en ello el final de una aventura. Otros, por el contrario, al observar que esas decisiones no han disminuido la combatividad de la Red Voltaire, han tratado de saber a qué obedecen. Thierry Meyssan nos lo explica en esta entrevista. En ella describe una Francia sometida al control de los servicios secretos estadounidenses, en la que una opinión pública anestesiada no tiene conciencia del control político. Thierry Meyssan estima que el peligro era inminente y que la amenaza que lo obligó a partir no tardará en pesar también sobre otros.

Usted se fue de Francia hace ya un año y medio, en septiembre de 2007. Pero usted no es un expatriado cualquiera. A usted se le conoce como el iniciador del movimiento que pone en duda la versión gubernamental de los atentados del 11 de septiembre, como líder de un movimiento antiimperialista y, en algunos países, a usted se le presenta como el principal disidente occidental. ¿Por qué se vio usted obligado a exilarse?
Thierry Meyssan: En diciembre de 2002, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, firmó la directiva 3600.1 tendiente a desacreditar o eliminar a personalidades francesas que se oponían a la guerra global contra el terrorismo [1]. En esa lista estaba incluido, en primer lugar, [el entonces presidente francés] Jacques Chirac, después aparecían grandes industriales y yo también aparecía en ella, debido a mi trabajo sobre el 11 de septiembre. [2]
Estábamos a tres meses de la invasión de Irak. Era la época de la histeria antifrancesa en Washington. Los servicios secretos franceses recibieron informaciones de que el Pentágono había subcontratado al Mossad para cometer una serie de asesinatos y ellos me avisaron a mí. Mis amigos y yo tratamos de ponernos en contacto con otras personas amenazadas. Uno de los administradores de la Red Voltaire era un viejo amigo de una de esas personalidades. Nos pusimos de acuerdo para reunirnos con esa persona a principios de marzo, pero falleció días antes de la cita, en circunstancias que los investigadores han calificado como muy sospechosas.
Se produjo entonces una reacción del Estado. El presidente Chirac habló por teléfono con el primer ministro israelí y le advirtió que cualquier acción cometida, no sólo en territorio francés sino en cualquier lugar de la Unión Europea, sería interpretada como un acto hostil en contra de Francia. Cada vez que yo salía de la Unión Europea, los servicios franceses se ponían en contacto con sus colegas locales para pedirles que se ocuparan de protegerme.
Thierry Meyssan
Yo sabía la clase de individuo que es Nicolas Sarkozy [3] y me imaginaba que las cosas iban a cambiar con su elección. El 6 de mayo de 2007, volvía yo de un viaje para votar cuando fui detenido en presencia de los demás pasajeros a la salida del avión, en el aeropuerto de Orly. Después de hacerme esperar, junto con inmigrantes clandestinos y con todo tipo de traficantes, un oficial de la DST (servicios secretos franceses) me permitió al fin abandonar el aeropuerto diciéndome: «Bienvenido al país, señor Meyssan, un país que está a punto de cambiar, de cambiar mucho». Aquella noche, Sarkozy resultó electo. Días después, hacía su entrada al palacio presidencial y comenzaba la purga.
Durante el verano, Nicolas Sarkozy viajó con su familia a Estados Unidos. Lo acompañaban numerosos colaboradores, que seguían su avión en un avión oficial. Se entrevistaron con la administración Bush sobre toda una serie de temas, tanto cruciales como banales. Yo supe que, en virtud de los Decretos presidenciales estadounidenses 13438 et 13441 [4], Estados Unidos pidió que se tomaran medidas para neutralizarme.
Al principio creí que esos decretos se basaban en la Patriot Act y no veía cómo podían encontrar alguna forma de aplicarlos en territorio francés. Yo me decía que los atlantistas acabarían por inventar algún subterfugio jurídico y que tenía que prepararme para escapar, pero creía que disponía aún de mucho tiempo para hacerlo. Resultó que esos decretos se basaban en la Trading with the Enemy Act de 1917 y sus posteriores ampliaciones. En otras palabras, a mí se me consideraba ahora como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos.
El Pentágono, que exigió la aplicación de la cláusula 5 del Tratado de la OTAN a partir de los atentados de 2001, pidió la ayuda automática de sus aliados. En breve, podían recurrir a todos los servicios secretos de los Estados miembros de alianza atlántica para neutralizarme. Se me informó que algo se estaba tramando contra mí. Así que hice mis maletas y me fui de Francia dos días después.
En definitiva, el peligro no se limita solamente a los países de la OTAN. Una operación contra mi persona se organizó en Caracas, en diciembre de 2007, pero la policía venezolana la hizo fracasar. En agosto de 2008 tuve que anular mi participación a una conferencia internacional en Austria porque un Estado amigo me previno que se había preparado una operación contra mí. Además, mis compañeros de lucha en el Medio Oriente, en América Latina y en diferentes Estados europeos son víctimas de presiones. No puedo mencionar aquí una lista detallada sin complicar las cosas. Jurguen Cain Kulbel fue brevemente encarcelado en Alemania y es posible que lo encarcelen nuevamente. Técnicamente, lo único que el tribunal tiene en contra de Jurgen Cain Kulbel es el vínculo que instaló en su sitio web y que conduce al sitio web de la Red Voltaire [5].
¿Tiene usted pruebas de que realmente está en peligro –como usted dice– en Francia y en los países de la OTAN?
Thierry Meyssan: No. Las listas estadounidenses son secretas, exceptuando lo tocante a los haberes financieros bloqueados en Estados Unidos, que yo no tengo. Pero tengo testigos de varios contactos.
Francia es una democracia y se le considera como la patria de los derechos humanos. No es Chile bajo la dictadura de Pinochet. El hecho que usted haya tenido que irse de ese país parece simplemente incomprensible, en particular para los ciudadanos franceses.
Thierry Meyssan: No son situaciones comparables. En Chile, Estados Unidos había instalado una dictadura militar. En Francia, solamente tiene agentes en la cima del Estado y a la cabeza de los diferentes servicios de seguridad. Mis compatriotas deberían prestar más atención a la represión que se ejerce actualmente contra políticos de primer plano, contra altos funcionarios y periodistas. El equipo de Nicolas Sarkozy está utilizando a un grupo de magistrados para paralizar a sus adversarios políticos y abusa de su poder y de su influencia para despedir a los periodistas que se niegan a someterse.
Fíjense, en primer lugar, en la toma de control de los medios de difusión. Sarkozy ha puesto a su gente a la cabeza de los medios privados y está purgando los medios públicos. Hace un año los sindicatos de periodistas lanzaron un pedido de auxilio dirigido a la opinión pública [6].
Decían entonces que se estaba haciendo imposible investigar sobre Nicolas Sarkozy y dar a conocer las críticas populares de las que este era objeto. Temían perder la libertad de expresarse bajo la presión, por un lado, de los jueces que violaban la confidencialidad de las fuentes y, por el otro, de los patrones de la prensa directamente vinculados a la presidencia de la República. Pero nadie les creyó, y ahora es demasiado tarde. Todo está controlado.
¿Quieren ejemplos? La gente del presidente se instaló en TF1 y una de sus antiguas amantes está presentando el noticiero [7]. Los medios extranjeros se explayaron sobre eso, pero los medios franceses que lo mencionaron resultaron condenados por «violación de la privacidad». Se trata de una increíble tergiversación de la ley de 1881 sobre la prensa.
En lo adelante, la corrupción y el nepotismo son temas tabúes, cuando se trata de la gente de Sarkozy. Hablar de ello lo llevará a usted directamente a los tribunales.
Sarkozy corrompió públicamente a una decena de editorialistas ofreciéndoles prebendas [8]. Unos fueron incluidos en equipos ministeriales, incluso en el equipo presidencial, mientras que otros recibían nombramientos como miembros de comisiones de pantalla o simplemente se vieron reducidos al rango de cortesanos y se benefician con las riquezas de la República.
Luís XIV controlaba a la nobleza manteniéndola entretenida en Versalles. Sarkozy entretiene a los editorialistas que deberían analizar su política manteniéndolos ocupados con la farándula y haciéndolos redactar informes que nunca lee.
Mientras tanto, en RFI (Radio France Internacional) y en France24 (canal TV internacional) el matrimonio Kouchner-Ockrent despide a todo el que se resiste a la influencia estadounidense. Después de Richard Labévière [9], un redactor que tenía el defecto de darle la palabra a los antiatlantistas, el caso más reciente es el de Grégoire Deniau, por haber organizado un debate sobre el 11 de septiembre al que invitó, en la primera parte, a Issa El-Ayoubi, vicepresidente de la Red Voltaire, y, en la segunda parte, a Atmoh, vocero de ReOpen911.
El problema no son los periodistas. En Francia los hay que son sobresalientes. El problema son los medios. Estos están ya bajo control y la función de contrapoder no está ejerciendo.
Por otro lado, cuando el gran público oye hablar de un caso penal que implica a una personalidad no ve más que un caso en particular. Pero si juntamos todos esos casos particulares, se nota perfectamente que son la expresión de una estrategia.
Fue como resultado de una denuncia personal de Nicolas Sarkozy que hubo jueces de instrucción que le prohibieron viajar al ex primer ministro Dominique de Villepin y lo obligaron a pagar una fianza desmesurada y humillante. Aún sin disponer de ninguna prueba de cargo concreta, el fiscal acaba de enviarlo a los tribunales. El caso Clearstream constituye para Sarkozy un medio de eliminar a un rival político, pero no fue él quien lo organizó. Se trata de una maquinación totalmente inventada por su padrastro, el embajador Frank Wisner, a través de una de sus oficinas londinenses, Hakluyt & Co [10]. El objetivo es meter a Villepin (antiguo Primer Ministro durante el gobierno de Jacques Chirac) en la cárcel para que todo el mundo sepa que no se puede desafiar impunemente al secretario de Estado de Estados Unidos en pleno Consejo de Seguridad de la ONU.
Varios magistrados realizaron registros en el domicilio de Yves Bertrand, ex director de los RG [RG es la sigla correspondiente a Renseignements generaux, servicio francés de policía política que fusionó recientemente, el 1ero de julio de 2008, con la DST (Direction de la Surveillance du Territoire) dando lugar a la aparición de la Direction Centrale du Renseignement Interieur o Dirección Central de Inteligencia Interior (DCRI). Nota del Traductor.], para sacarle los secretos de los partidarios del ex presidente francés Jacques Chirac. Y últimamente varios documentos confiscados han llegado milagrosamente a las redacciones de publicaciones parisinas. Semanarios cercanos a la cúpula gobernante han publicado partes de esos documentos.
Parece que se trata de presentar documentos de trabajo, que enuncian hipótesis, como si se tratara de informes finales que contienen conclusiones. Y que se trata de hacer creer que los RG perseguían nada más que a los socialistas. Esto no es más que una manipulación. Cada vez que uno se encuentra en la oposición tiene que protegerse de esa policía política, y todo el que logra llegar al poder hace de todo para obtener copias de las notas de ese mismo organismo. El poder está ejerciendo una increíble presión sobre ese funcionario para que hable. Es una gran hipocresía porque, al mismo tiempo, en vez de disolver los RG lo que se ha hecho es reorganizarlos y aumentar los medios a su disposición fusionándolos a una administración aún más opaca.
Hasta encarcelaron al capitán Paul Barril, para sacarle los secretos de Mitterrand. Lo acusaron de ser un asesino a sueldo y lo maltrataron tanto que hubo que hospitalizarlo, antes de que resultara liberado bajo fianza. En cuanto a eso, permítame hacer una digresión sobre el genocidio ruandés.
Barril se defendió de los ataques contra él poniendo en tela de juicio al presidente Kagamé. Este último ordenó entonces la elaboración de un informe sobre la implicación francesa en ese histórico drama. Al leerlo se entiende que los oficiales superiores franceses, Francois Mitterrand y todo su equipo, y todo el gobierno de cohabitación en su conjunto fueron todos responsables del genocidio… con excepción, claro está, del entonces ministro del Presupuesto y vocero del gobierno, San Nicolas Sarkozy. Eso es estúpido.
Es evidente que hubo culpables franceses, pero no hubo ciertamente culpabilidad colectiva. Y, en todo caso, resulta imposible comprender y juzgar ese crimen, que provocó más de 800 000 muertes, sin situarlo en su contexto y sin juzgar además las guerras de los Grandes Lagos, que dejaron en total más de 6 millones de muertos y cuyos responsables no deben ser buscados en París sino en Washington y Tel Aviv.
Ahora los atlantistas montan un escándalo contra Jacques Chirac acusándolo de haber organizado, hace 10 años, el asesinato de un periodista que pudiera haber metido las narices en sus cuentas bancarias en el extranjero. El poder despliega medios extravagantes para fabricar esta nueva intriga. Fue así que un juez de instrucción realizó un registro en la oficina del abogado de Chirac, en condiciones más que oscuras. Pero es que en Washington no le perdonan a Chirac su oposición a la invasión de Irak, así que van a inventar lo que sea para vengarse de él.
Yo no digo que sean angelitos, pero los están acusando de cosas grotescas y eso no es más que persecución política. Tampoco estoy diciendo que la justicia esté podrida, sino que esos casos han sido puestos en manos de jueces y de fiscales que siguen órdenes.
En cuanto a aquellos que los atlantistas no han logrado implicar en pseudo escándalos, esos son blanco del espionaje atlantista. En junio, julio y agosto de 2007, la oficina de la Red Voltaire en París fue puesta bajo vigilancia. Todo el que entraba o salía fue fotografiado. Se hicieron operaciones de seguimiento en las que se utilizaba una importante cantidad de personal para identificar a esas personas. Ese proceder está generalizado. Hasta el domicilio de la propia Segolene Royal ha sido «visitado» varias veces por los servicios secretos, o sea que ha sido objeto de registros ilegales.
Desde el 1ero de julio de 2008, la nueva Dirección Central de Inteligencia Interior [DCRI, organismo surgido de la fusión de los RG y de la DST. Nota del Traductor.] está creando urgentemente el fichero EDVIGE, en violación de los tratados internacionales, específicamente del Pacto de la ONU sobre los Derechos Civiles y Políticos. Está fichando a la gente en función de sus orígenes raciales y étnicos, de las opiniones políticas, filosóficas o religiosas, de la militancia sindical, del estado de salud y de las prácticas sexuales de todos los franceses.
La DCRI no se limita a eso sino que utiliza además las últimas técnicas estadounidenses de estudio de las «redes sociales» para cartografiar las amistades así como las personas con las que cada cual mantiene relaciones de amistad, profesionales y políticas. Ya no se trata simplemente de vigilar a individuos sino a los medios en los que se mueven esos individuos, los grupos de los que forman parte. El SM, la LDH, el SAF, asociaciones de gays y sindicatos han presentado al Consejo de Estado un recurso que conducirá quizás a la anulación del decreto en diciembre. Nicolas Sarkozy anestesió a la opinión pública al declarar él mismo que había que revisar el decreto, pero no lo ha revocado.
Mientras tanto, la recolección de datos y su informatización están teniendo lugar desde hace 6 meses. A raíz de un caso registrado en el departamento francés del Ródano se supo que, a pesar de las declaraciones tranquilizantes del presidente, la policía de ese departamento francés estaba fichando a los funcionarios territoriales según sus creencias religiosas. Se trata de una torpeza que revela la envergadura del trabajo de inteligencia que se está llevando a cabo. Es improbable que esos datos se destruyan algún día, aún si el juez administrativo así lo exige. Simplemente van a incorporarlos al fichero CRISTINA y clasificarlos como Secreto vinculado a la defensa nacional.
En definitiva, habrán utilizado los medios de los antiguos RG para construir un fichero para la antigua DST, organismo que supuestamente debía ocuparse exclusivamente del contraespionaje. Posteriormente, en el marco de la supuesta cooperación antiterrorista, esos datos políticos serán transmitidos a los servicios estadounidenses ya que el fichero CRISTINA está concebido para ser compatible con los ficheros de Estados Unidos.
¿Le sorprende eso? Actualmente muchos datos individuales se transmiten ya a Estados Unidos en violación de las leyes francesas y de las convenciones europeas. Eso es lo que está pasando con todas sus transferencias bancarias internacionales [11] o con sus viajes por avión [12].
Francia ha caído ya en una forma de régimen autoritario bajo tutelaje estadounidense. Se dice que una rana metida en agua tibia cuya temperatura se eleva lentamente hasta la ebullición no reacciona al cambio progresivo de temperatura, sino que se adormece y muere. Eso es lo que les está pasando a los franceses. Están tolerando la destrucción progresiva de sus libertades. Ya han traspasado ampliamente el umbral de tolerancia, pero siguen sin reaccionar, han dejado de reaccionar.
Bajo la égida de Estados Unidos, las dictaduras de América Latina crearon, en los años 70, un sistema de persecución contra los opositores políticos que se llamó Plan Cóndor. Usted escribió que ese sistema ha sido reactivado y ampliado a través del mundo mediante la OTAN. ¿No resulta exagerada esa comparación?
Thierry Meyssan: No es una comparación. Se trata de una constatación [13]. Eso lo confirman informes oficiales al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa [14]. Estados Unidos ha extendido hasta Europa occidental los métodos que utilizó hace 40 años en América Latina [15]. Una Internacional de la represión está actuando ya [16].
Cientos de personas han sido secuestradas en territorio de la Unión Europea, de donde han sido sacadas clandestinamente, y han sido torturadas. Jacques Chirac protegió a nuestro país de esos crímenes. La situación es diferente hoy en día. El primer caso identificado es el de Mohammad As-Siddik, que desapareció en pleno París el 13 de marzo pasado cuando se suponía que Francia tenía que presentarlo ante una instancia de la ONU [17], pero ya debe haber muchos más casos en este momento.
Más de 80 000 personas han pasado durante los 7 últimos años por las prisiones secretas de la CIA y de la Marina de Guerra de Estados Unidos. 26 000 están secuestradas actualmente [18].
Hay muchos ejemplos de personas sobre las que pesaba alguna amenaza de asesinato y que han aparecido muertas de otra forma: casos de suicidio, de ataque cardiaco, de accidentes… ¿Tiene usted la intención de suicidarse? ¿Tiene usted problemas de salud? ¿Incurre usted en riesgos cuando viaja?
Thierry Meyssan: Yo no soy una persona depresiva ni tengo inclinaciones suicidas. Me he sometido a chequeos médicos y no sufro ninguna enfermedad que pueda provocar una muerte súbita. Soy cuidadoso en cuestiones de transporte y nunca viajo solo.
Cuando las amenazas empezaron a concretarse, ¿tuvo usted algún tipo de apoyo en Francia? ¿Hubo organización políticas que lo ayudaron? ¿Lo defendieron los demás periodistas?
Thierry Meyssan: Ninguna organización me ayudó. La mayoría de mis «colegas» periodistas prefirieron ignorar el problema. En contra de la tradición de la prensa inspirada en el ejemplo de Voltaire, para no tener que ver lo que estaba pasando recurrieron al pretexto de que no querían pronunciarse sobre las polémicas desatadas contra mi persona. Es la clásica excusa de los cobardes cada vez que la libertad de la prensa está en peligro. A pesar de todo, algunos me ayudaron y no quiero ponerlos en evidencia. Lo mismo sucedió entre los políticos y los militares.
Los que tenían que defenderme no lo hicieron y hubo además gente común y corriente que, sin tener nada que ver con todo aquello, se prestó a ejercer una vigilancia ilegal. El banco que la Red Voltaire utilizaba (en específico la agencia Gare de l’Est del Credit Cooperatif) nos citó para pedirnos que reveláramos los nombres de nuestros principales donantes, cosa que nos negamos a hacer, claro está.
Cerramos entonces nuestra cuenta y abrimos otra estructura fuera de la zona de la OTAN. Pero ese proceder ilegal se extendió a mi familia y mis compañeros de lucha. Cuando uno de ellos recibe en su cuenta un pago o una transferencia de más de 500 euros, su banquero le envía una comunicación exigiéndole que justifique su procedencia. Eso es sofocante para cualquiera, para un comerciante o un trabajador independiente eso es acoso.
Usted se fue de Francia en momentos en que ese país – según dice usted– va hacia un régimen represivo. ¿Abandonó usted su país? ¿Abandonó usted la lucha política?
Thierry Meyssan: Por supuesto que no. Me fui de Francia para continuar mi combate. Estados Unidos trató de realizar diferentes maniobras contra mí; primero, para desacreditarme; luego, para arruinarme; más tarde, para comprarme y, finalmente, para eliminarme. Si yo me hubiera plegado, no habría tenido que irme. Me fui precisamente porque amo Francia y el ideal que representa.
Mi situación parece excepcional. Eso es falso. Simplemente soy el primero en pasar por esto. Pero habrá otros.
¿Echa de menos su país? ¿Desea regresar a él?
Thierry Meyssan: Aquí estoy rodeado de amigos, pero mi patria es Francia. Allí dejé a los míos. ¿Cómo podría no echarla de menos?

Entrevista realizada en Beirut. Notas agregadas durante la relectura.

[1] «Rumsfeld cible la France et l’Allemagne», Réseau Voltaire, 2 de enero de 2003.
[2] Ver tema 11 de septiembre 2001, Red Voltaire.
[3] «Operación Sarkozy: Cómo la CIA puso uno de sus agentes en la presidencia de la República Francesa», Réseau Voltaire, 19 de julio de 2008.
[4] Presidential Executive Order 13438: Blocking Property of Certain Persons Who Threaten Stabilization Efforts in Iraq, orden firmada por George W. Bush el 17 de julio de 2007, y Presidential Executive Order 13441: Blocking Property of Persons Undermining the Sovereignty of Lebanon or Its Democratic Processes and Institutions, orden firmada el 1ero de agosto de 2007.
[5] «Encarcelan en Berlín a un colaborador de la Red Voltaire», Red Voltaire, 12 de junio de 2008.
[6] «Nicolas Sarkozy ahoga a los periodistas franceses», Réseau Voltaire, 24 de septiembre de 2007.
[7] «La sarkozysation de l’audiovisuel français», Réseau Voltaire, 10 de junio de 2008.
[8] «Nicolas Sarkozy corrompt publiquement de grands éditorialistes», Réseau Voltaire, 4 de octubre de 2007.
[9] «Pourquoi les époux Kouchner veulent-ils la tête de Richard Labévière?», Réseau Voltaire, 29 de agosto de 2008.
[10] «Operación Sarkozy: Cómo la CIA puso uno de sus agentes en la presidencia de la República Francesa», Ibid.
[11] «Les transactions financières internationales sous contrôle états-unien», por Jean-Claude Paye, Réseau Voltaire, 28 de abril de 2008.
[12] «El espacio aéreo bajo control imperial», por Jean-Claude Paye, Réseau Voltaire, 13 de octubre de 2007.
[13] «OTAN: de Gladio a los vuelos secretos de la CIA», po Ossama Lotfy, Réseau Voltaire, 24 de abril de 2007.
[14] Allégations de détentions secrètes et de transferts illégaux de détenus concernant des États membres du Conseil de l’Europe? Informe de Dick Marty al Consejo de Europa, 12 de junio de 2006.
[15] «¿Tenemos que combatir la tiranía con los instrumentos de los tiranos?», por Dick Marty, Réseau Voltaire, 03 de noviembre de 2007.
[16] «Les lois anti-terroristes. Un Acte constitutif de l’Empire» y «Las poblaciones bajo vigilancia», entrevistas de Jean-Claude Paye con Silvia Cattori, Réseau Voltaire, 12 de septiembre de 2007 y 15 de febrero de 2008.
[17] «Al Sr. ministro francés Kouchner «se le perdió» el principal testigo del caso Hariri», por Jurgen Cain Kulbel, Réseau Voltaire, 21 de abril de 2008.
[18] «17 prisons secrètes ont déjà remplacé Guantanamo»,Red Voltaire Voltaire, 3 de junio de 2008.

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