sábado, 17 de octubre de 2009

Accion antimilitarista en Bilbao por el conflicto pesquero en Somalia


Correo Tortuga - KEM-MOC
Bilbo -
7 de octubre de 2009
Movimiento de Objeción de Conciencia -Grupo Antimilitarista de Bilbao (KEM-MOC)
E-mail: betxea@yahoo.es telefonoa: 609.469.599
COMUNICADO DE PRENSA
“Mares esquilmados por armadores militarizados. Arrantzaliak, nora zoize?”
“Ez hemen, ez Somalian: militarrik, ez!!”

Hoy, sábado, 17 de octubre, el Grupo Antimilitarista de Bilbao (K.E.M.-M.O.C.), hemos realizado una acción de calle para denunciar la militarización del conflicto pesquero en Somalia.
A las 12 horas de hoy, hemos “embarcado” en la ría de Bilbao 15 arrantzales junto al armador, patrón y otros componentes de las fuerzas vivas de Bermeo, rumbo a Somalia para iniciar una nueva marea de pesca. Junto a los arrantzales, y protegiendo los intereses económicos, también han embarcado las fuerzas militares, con un destacamento de aguerridos soldados. Todo ello, bajo la supervisión de Bermio Irratia y la producción de un making-off, para que tan magno evento conste en los gloriosos anales de la historia marina.
Con esta acción de calle, el Grupo Antimilitarista de Bilbao (K.E.M.-M.O.C.) queremos denunciar el papel del ejército en la resolución de conflictos. La petición de presencia militar para proteger intereses neocoloniales en África es la búsqueda de parchear el debate del empobrecimiento de los países africanos, y a su vez, militarizar un conflicto con la falsa apariencia de crear soluciones rápidas a problemas propios, sin importar las cuestiones de fondo.
Más de 800 barcos pesqueros extranjeros operan al mismo tiempo en aguas de Somalia, aprovechándose de la incapacidad del país de vigilar y controlar sus propias aguas y zonas de pesca. Los 800 barcos arrasan anualmente con peces y mariscos en aguas somalíes, obteniendo unos beneficios estimados en 450 millones de dólares. Así roban una fuente inestimable de proteína a una de las naciones más pobres del mundo y arruinan el sustento de vida legítimo de los pescadores.
Las marinas de guerra aliadas del mundo –con una flota superior a 40 buques de guerra, de ellos 10 asiáticos, árabes y de países africanos, así como de muchas naciones miembros de la OTAN y de la Unión Europea– intensificaron su cacería de pescadores-piratas somalíes, sin importar si realmente practican la piratería o la pesca normal en las aguas somalíes, en las que, para mayor INRI, los países poderosos llevan años vertiendo residuos tóxicos.
Si en Iraq era sangre por petróleo, en Somalia es militarización por pescado.
Es un acto de justicia denunciar el uso de la vía militar para robar los recursos naturales de un pueblo. Nuestra reflexión intenta trascender más allá de esta coyuntura y preguntarnos si es posible buscar una sociedad justa y en paz con el uso del ejército.



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El Consejo de DDHH de la ONU Debate el Informe Goldstone


Al-Manar
15/10/2009

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU va a reabrir el debate sobre el Informe Goldstone que versa acerca de la conducta en la guerra de Gaza de finales del pasado año y principios de éste. La sesión del jueves se produce a petición de la Autoridad Palestina, que había inicialmente accedido a retrasar una votación sobre el informe, pero que más tarde dio marcha atrás tras recibir fuertes críticas.

El debate en Ginebra se produjo un día después de que el Consejo de Seguridad discutiera el informe durante una sesión en la cual el representante de la AP pidió que Israel sea castigado por sus crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Riad al Maliki, el ministro de Exteriores de la Autoridad Palestina, dijo en el encuentro del Consejo de Seguridad en Nueva York el miércoles que la ONU debería emprender acciones contra Israel por su “salvaje ataque” contra el territorio. “La credibilidad y los fundamentos de las leyes sobre derechos humanos y las leyes humanitarias así como de la ONU en su conjunto están en juego aquí,” señaló. “El mundo ha sido testigo durante mucho tiempo de la impunidad de Israel, sabiendo perfectamente que los crímenes israelíes se han visto favorecidos por la falta de castigo y de una exigencia de responsabilidad.”
El encuentro regular del Consejo de Seguridad sobre el Oriente Medio se ha visto adelantado con respecto a la fecha original del 20 de octubre después de que se rechazara una petición libia para realizar una sesión urgente dirigida a discutir el Informe sobre la guerra de Gaza. El informe, que fue redactado por una comisión encabezada por el juez sudafricano Richard Goldstone, acusa a Israel de haber cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Los palestinos han hecho circular una propuesta de resolución de cinco páginas para el debate en el Consejo de Derechos Humanos el jueves que, entre otras cosas, pide a Ban Ki-moon, el secretario general de la ONU, que controle si Israel y Hamas llevan a cabo investigaciones creíbles sobre los supuestos abusos y crímenes cometidos durante la guerra. El documento fue presentado al Consejo por Egipto, Nigeria, Pakistán y Túnez antes de una sesión especial de dos días. El principal punto del orden del día de la sesión será el Informe Goldstone.

Ban ha pedido “a todas las partes que lleven a cabo investigaciones internas creíbles sobre su conducta en el conflicto sin demora,” dijo Lynn Pascoe, vicesecretaria general de la ONU para los temas políticos, en el encuentro del Consejo de Seguridad que tuvo lugar el miércoles.

Por su parte, Ehud Barak, ministro de Defensa de Israel que supervisó la ofensiva de tres semanas contra Gaza, condenó los hallazgos y conclusiones del informe. En una declaración publicada el miércoles, él dijo que “el Informe Goldstone es una mentira. Está distorsionado y lleno de prejuicios y apoya el terrorismo. El adoptar el informe podría suponer un apoyo a las organizaciones terroristas del mundo.”
El Informe Goldstone recomienda que sus conclusiones sean enviadas al fiscal del Tribunal Penal Internacional en La Haya si Israel y Hamas no llevan sus propias investigaciones internas creíbles en seis meses. El Informe acusa a Israel de utilizar una fuerza desproporcionada durante su guerra contra los combatientes palestinos de Gaza y de tomar como blanco a civiles de forma deliberada.


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Una Serie de TV Turca Añade Más Tensión a las Relaciones Turco-Israelíes


Al-Manar
16/10/2009

Las relaciones de Israel con Turquía han alcanzado un nuevo punto bajo el jueves después de que la televisión estatal turca emitiera una serie de ficción que mostraba a varios soldados de ocupación israelíes matando a niños palestinos, un hecho habitual en Palestina, durante la guerra de Gaza del pasado invierno.

Los vínculos entre los dos aliados estratégicos regionales sufrieron ya un golpe esta semana cuando Turquía pidió que Israel fuera excluido de unos ejercicios militares que iba a celebrar junto con los aliados de EEUU y la OTAN. EEUU se vio obligado a cancelar las maniobras. Turquía, un país con una fuerte tradición laica, ha sido durante más de una década el aliado fundamental de Israel en el mundo musulmán. Responsables y analistas consideran, sin embargo, que las últimas disputas son parte de un giro político que podría llevar al declive de su alianza militar. Recep Tayyip Erdogan, el primer ministro turco, admitió el jueves que la decisión de excluir a Israel de la Operación Águila de Anatolia estuvo motivada por la ofensiva de la entidad sionista contra Gaza de hace diez meses, en la que más de 1.400 palestinos, incluyendo 420 niños, fallecieron y otros 5.300 resultaron heridos. Él dijo que la opinión pública turca se ha vuelto en contra de Israel y él no fue capaz de ignorar este hecho. “Cualquiera que desempeñe el poder político tiene que tener en cuenta lo que piense la opinión pública. No puedo ignorar simplemente a la opinión pública. Es una cuestión de sinceridad,” señaló. La televisión turca está en la actualidad transmitiendo una serie muy crítica con Israel que lleva el nombre de “Despedida” y que muestra una escena cotidiana de la realidad palestina: como soldados israelíes matan a niños palestinos, en ocasiones con disparos a bocajarro. La serie muestra a los soldados israelíes matando a un niño recién nacido y como los soldados israelíes alinean a un grupo de hombres capturados para fusilarlos. El ministro de Exteriores israelí, Avidgor Lieberman, convocó al embajador turco en funciones para protestar por la emisión de la serie. “Una serie como esta... que presenta a los soldados israelíes como asesinos de niños inocentes no debería tener valor ni para ser emitida siquiera en un país enemigo y ciertamente no en un estado que mantiene relaciones diplomáticas con Israel,” dijo Lieberman. Por su parte, el ministro de Exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu dijo el viernes que Turquía no estaba “basada en la censura” y que el estado no tenía derecho a comentar la calidad de los programas o las opiniones emitidas en ellos. La serie aparece en el canal de televisión público TRT, que disfruta de autonomía según la ley.Existen también informes de que Turquía planea imponer una fuerte multa a Israel por el retraso en la entrega de unos aparatos no tripulados y ha amenazado con llevar este caso ante un tribunal internacional. Anat Lapidot Firilla, una experta en relaciones turco-israelíes en la Universidad Hebrea del Jerusalén ocupado, dijo que la fisura iba más allá de las disputas sobre la guerra de Gaza o un programa de televisión y reflejaba el deseo “neo-otomano” de Turquía de convertirse en una superpotencia regional, en lugar de cooperar con Israel. Ankara está buscando construir vínculos estratégicos con otros estados musulmanes del área y Asia Central, una región rica en petróleo, a costa de sus vínculos con Israel, señaló.

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Proyecto Censurado: Misteriosa muerte de Mike Connell, ladrón de elecciones y secuaz de Karl Rove


16 de octubre de 2009
Larisa Alexandrovna y Muriel Kane (THE RAW STORY),
Brad Friedman (THE BRAD BLOG)
y Mark Crispin Miller (DEMOCRACY NOW!)
Traducción: Ernesto Carmona

Misteriosamente murió en un accidente de avión privado Mike Connell, asesor jefe de Karl Rove, principal consejero y estratega de Bush, cuando hacía frente a una citación judicial por el fraude electoral presidencial de 2004 en Ohio. Connell estaba acusado como figura central de un complejo diagrama para convertir electrónicamente -de un solo tirón- votos demócratas en republicanos.

En julio de 2008, nombraron a Connell como testigo principal en el caso conocido como “Asociación Vecinal de King Lincoln Bronzeville versus Blackwell”, que fue entablado contra el secretario de Estado de Ohio Kenneth J. Blackwell, el 31 de agosto de 2006, por los abogados de Columbus Clifford Arnebeck y Robert Fitrakis. Inicialmente, Blackwell fue encausado por prácticas de discriminación racial -incluyendo la purga selectiva de electores negros inscritos para votar y la asignación inequitativa de máquinas que registraron y contaron los votos emitidos en diversos distritos- y solicitado para medidas destinadas a prevenir problemas similares durante la elección legislativa de noviembre de 2006.


El 9 de octubre de 2006, una denuncia enmendada añadió cargos por diversas formas de amañar la votación, como también por perseguir el efecto de “privar a los demandantes de sus derechos al voto, incluyendo el derecho a emitir satisfactoriamente sus sufragios sin intimidación, dilución, cancelación o revocación por las máquinas que registran y cuentan los votos emitidos, o tratar de forzar la votación”. Una moción para admitir el caso como discutible, presentada después de la elección de noviembre de 2006, fue rechazada pero en su lugar, otra acusación permaneció vigente como para permitir alegatos.


El caso adquirió ímpetus renovados en julio de 2008, cuando el abogado Arnebeck anunció que actuaba “para mantener la vigencia del caso y para proceder a descubrir eventuales trucos para ayudar a proteger la integridad de la elección presidencial de 2008”. La nueva acción fue fortalecida en parte por presentarse como denunciante el republicano Stephen Spoonamore, experto en la seguridad de tecnologías de información (IT), quien dijo estar preparado para atestiguar lo plausible de la manipulación del voto electrónico en la elección realizada en 2004. La acusación fue activada el 19 de septiembre de 2008 y permitió citar a Connell el 22 de septiembre.


Spoonamore, un republicano conservador que trabaja como experto en detección de fraudes computacionales para grandes bancos, gobiernos extranjeros y el servicio secreto, encontró pruebas de que Karl Rove, con la ayuda de Mike Connell y su empresa GovTech Solutions, robó electrónicamente la elección de 2004 en Ohio para que ganara Bush.


Spoonamore atestiguó que “el sistema de tabulación de votos [que diseñó Connell] permitió la introducción de un computador adicional simple entre el ordenador A y el ordenador B”. A esto se le llama un “hombre al medio” del ataque. Según Spoonamore, “esta colectora centralizada de todas las tabulaciones entrantes del estado [Ohio] haría posible que un solo operador, o un ordenador de equilibrio de fuerza preprogramado, cambiara fácilmente los resultados de cualquier manera deseada por el equipo que controlara el computador C”. Spoonamore testificó vehemente que cometer un delito fue el único propósito del “hombre situado al medio” de la arquitectura computacional.


A pesar de los esfuerzos de Connell para anular su citación para atestiguar, le ordenaron presentarse para una deposición de dos horas, a puertas cerradas, el 3 de noviembre de 2008, apenas 18 horas antes de la elección nacional de 2008. Aunque Connell había expresado buena voluntad de atestiguar, se mostró reticente después de recibir amenazas de Rove.


El abogado Arnebeck presentó pruebas de que Karl Rove amenazó a Connell, advirtiéndole que si “no caía” por el fraude electoral en Ohio, haría frente a un procesamiento por supuestas violaciones a la ley de lobby. Después de conocer esta amenaza, Arnebeck envió cartas al ministerio de Justicia, así como mensajes a altos funcionarios ministeriales, solicitando protección para Connell y su familia contra tentativas de intimidación. La protección del testigo fue desatendida a pesar de la situación de elite de Connell como consultor republicano clave durante años, cuya empresa New Media Communications proveyó de servicios IT a la campaña Bush-Cheney en 2004, a la Cámara de Comercio, al Comité Nacional Republicano (RNC, su sigla en inglés), así como a muchos candidatos y campañas republicanas.


El escritor e investigador de fraudes electorales Mark Crispin Miller observó que la sincronización y las circunstancias de la muerte de Connell -entre su primera deposición y el juicio- resulta demasiado sospechosa y conveniente para la administración Bush, que no será investigada muy a fondo. Arnebeck y Fitrakis pensaron que más allá de su deposición, Connell actuaría como testigo clave en el caso federal de conspiración. Connell también debía ser interrogado sobre su rol relevante en la desaparición de millares de emails intercambiados entre la Casa Blanca y RNC. Se cree que estos emails, probablemente, habrían vertido luz en el papel de la Casa Blanca en los golpes políticos del Fiscal de EEUU, así como en la decisión de procesar al ex gobernador demócrata de Alabama Don Siegelman [cuyos votos habrían sido robados]. Los abogados del caso dijeron que el testimonio de Connell conduciría a una probable citación a Karl Rove para declarar bajo juramento.


Connell era un piloto experimentado. Su avión había recibido mantenimiento recientemente. Estuvo en la capital de EEUU por negocios aún desconocidos horas antes que su avión monomotor se estrellara cuando regresaba casa, el 22 de diciembre de 2008, apenas a cinco breves kms de la pista de Akron, Ohio. La causa del desplome sigue siendo desconocida.


Una oportuna deposición de Connell pudo haber salvado de hurto electrónico a las elecciones presidenciales de 2008, pues las organizaciones de observadores electorales Bev Harris y Black Box Voting observaron que todavía en 2008 hubo un “hombre al medio del sistema” en Illinois, Colorado, Kentucky y, probablemente, a través de la nación. (1)


Actualización de Larisa Alexandrovna (de “The Raw Story”)


Aunque la extrema vulnerabilidad al fraude sistemático de los sistemas electorales electrónicos haya caído de la conciencia pública porque no se convirtió en un tema importante durante las elecciones de 2008, el problema nunca ha sido resuelto o siquiera examinado seriamente por ningún organismo oficial. Las preguntas sobre las irregularidades alegadas en el recuento de votos en Ohio durante la elección de 2004 siguen siendo la indicación más fuerte del potencial de estos sistemas para tratar de forzar en grande los resultados. El pleito, que buscó el testimonio del experto republicano en tecnología de la información Michael Connell respecto a cualquier conocimiento personal que pudo haber tenido de esas irregularidades, representa el esfuerzo más relevante para conseguir la verdad más allá de estos reclamos.


Michael Connell atestiguó bajo citación en noviembre de 2008 pero murió el mes siguiente, cuando su avión monomotor se estrelló mientras intentaba aterrizar en un aeropuerto de Ohio cerca de su hogar. A la hora de su muerte, apenas una sola historia de CBS/AP fue la única mención en los grandes medios de noticias de su deceso y las controversias que rodearon la implicación de Connell en la votación electrónica.


Sin embargo, no hubo respuesta directa en la gran prensa principal a los artículos que publicaron la historia cruda de Connell. De hecho, ha prevalecido un silencio ensordecedor sobre su alegada relación con la Casa Blanca de Bush, incluso después de su muerte súbita y trágica en diciembre de 2008.


El caso de la Asociación Vecinal de King Lincoln Bronzeville vs Blackwell está todavía en desarrollo. Información adicional sobre este juicio se puede obtener aquí:


- http://moritzlaw.osu.edu/electionlaw/litigation/klbna.php
- Velvet Revolution (http://velvetrevolution.us/) es una organización que ha tomado un rol proactivo en hacer público el caso de King Lincoln y ha difundido diversos artículos sobre el tema.


Actualización de Brad Friedman (de “The Brad Blog”)


Poco de la nota ha cambiado, como para presionar, desde la muerte de Mike Connell. La Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB, por su sigla en inglés) todavía está investigando, pero es probable que no lance un informe final hasta mediados o finales de 2010. Sin embargo, emitieron un informe preliminar, todavía indicando una disminución de la visibilidad a 4 km en el aeropuerto de Akron, a la hora del desplome, y de temperaturas apenas por encima de cero grado. Según el informe de la NTSB, y confirmado vía transcripciones y cintas recibidas mediante peticiones que invocaron la Ley de Libertad de Información (FOIA, por su sigla en inglés), Connell pidió por radio “si había algunos informes de formación de hielo, ante lo cual el controlador aéreo (ATC) respondió que no había informes”.


Las cintas y transcripciones indican que algo sucedió repentinamente allí arriba, porque sus últimas palabras oídas en la cinta del ATC fue una declaración de emergencia seguida rápidamente de la exclamación “¡Oh, diablos!” (¡Oh, fuck!), sin que se oyera nada más.


Curiosamente, para un hombre como Connell, también muy conectado con los altos niveles del partido Republicano, en mi conocimiento no hubo ningún funcionario de ese partido que haya publicado jamás una declaración pública sobre su trágica muerte, tampoco George W. Bush, John McCain o Karl Rove.


De momento, el caso de los derechos al voto en Ohio quedó atascado desde la muerte de Connell. Cliff Arnebeck continúa investigando para planear cómo moverse en el futuro y está considerando citaciones más amplias con la esperanza de tomar deposiciones, entre otros, a Karl Rove, pues ensancha la visión del caso como conspiración.


Nota:
1) Bev Harris, “Man in the Middle Attacks to Subvert the Vote” Black Box Voting, November 2008


Fuentes:
The Raw Story, 29 de septiembre de 2008, “Republican IT consultant subpoenaed in case alleging tampering with 2004 election”, por Larisa Alexandrovna y Muriel Kane; The Brad Blog, 22 de diciembre de 2008, “OH Election Fraud Attorney Reacts to the Death of Mike Connell”, por Brad Friedman; y Democracy Now!, 22 de diciembre de 2008, “Republican IT Specialist Dies in Plane Crash” (Entrevista a Mark Crispin Miller)
Estudiantes investigadores: Ashleigh Hvinden, Christine Wilson y Alan Grady.
Evaluador de la comunidad: Mary Ann Walker, Sonoma State University.


Foto: Estados Unidos, Fraude electoral - Michael Connell. /Autor: Ken Love - AKRON BEACON JOURNAL

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La batalla de honduras


16 de octubre de 2009
Juan Diego García

Independientemente del mayor o menor compromiso de la Casa Blanca en el golpe de Honduras lo cierto es que de sus ambiguas condenas iniciales se ha pasado al intento de consolidarlo mediante cambios cosméticos que lo armonicen mejor con la estrategia general destinada a detener el movimiento popular y nacionalista en el continente.
Washington hubiese preferido un golpe menos torpe que no les pusiera en evidencia, pero ya producido el estropicio, consideraciones mayores aconsejan buscarle una salida a los golpistas y recuperar Honduras rompiendo por el eslabón más débil la cadena de gobiernos que promueven la integración regional, y de forma prioritaria aquellos que se agrupan en la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA).

La forma como se realiza el golpe (más que el golpe mismo) contraría al gobierno de Obama porque empaña la prometida imagen de una nueva época en las relaciones de los Estados Unidos con Latinoamérica. Sin embargo, dados los intereses en juego, algo semejante sucedería tarde o temprano si bien hubiese sido preferible con un contraste menos alejado del discurso oficial. En última instancia, para la Casa Blanca siempre será preferible un gobierno de orígenes espurios pero leal, que permitir que en Honduras se produjesen cambios similares a los de Venezuela, Ecuador o Bolivia, es decir, el surgimiento de nuevas relaciones institucionales como resultado de una nueva constitución, con un destacado protagonismo de los sectores populares y el retroceso de sus eternos aliados, la burguesía criolla. Con un marco institucional progresista se avanzaría notoriamente en el combate real contra la pobreza y sobre todo se recuperaría el control nacional sobre los recursos naturales, en poder de las voraces compañías transnacionales. Y aunque en Honduras no está en juego ciertamente el control de algún recurso clave, existen motivos de geoestrategia que imponen tal intervención.
Por este motivo Obama no acompaña su retórica de defensa de la democracia en Honduras con medidas efectivas que obliguen a los golpistas a una salida pactada; ni siquiera en los términos muy desventajosos del llamado Consenso de San José, una fórmula tramposa preparada por la secretaria Clinton y el presidente Arias para sacar del golpe todas las ventajas al menor precio posible. Según este acuerdo, se entrega un poder simbólico a Zelaya, se constituye un “gobierno de coalición”, se descarta la reforma de la constitución y se celebran unas elecciones generales manipuladas que asegurarían en la práctica la continuidad del régimen de facto. Como complemento, la derecha más cerril desarrolla una febril campaña de apoyo directo o solapado a Micheletti y su pandilla. Todos a una, legisladores, creadores de opinión y medios de comunicación como The Washington Post y sus afines en todo el continente -propiedad casi todos de la oligarquía criolla o directamente en manos de grandes consorcios internacionales- se afanan por justificar la necesidad del golpe. Hasta el trío siniestro de los legisladores cubano-americanos de Miami se desplaza a Tegucigalpa a dar respaldar al gobierno de facto y Uribe Vélez, que condena a los golpistas en la OEA, los recibe discretamente en Bogotá y les promete pleno apoyo. Todos al unísono, en público o en privado, saludan la vuelta a los “viejos tiempos” de los golpes de estado por lo útiles que resultan a sus intereses como instrumentos frente el populismo amenazador.
Pero hasta hoy han sido vanos los esfuerzos por convencer a los golpistas de la necesidad de buscar una salida que permita alcanzar sus mismos objetivos dando al proceso una imagen de legalidad. El gobierno de facto no da su brazo a torcer. Micheletti insiste en los peligros que supone otorgar espacios, así sean mínimos, al presidente Zelaya y al movimiento popular que lo respalda. Su estrategia consiste en dejar pasar el tiempo y convocar en noviembre unas elecciones que le permitan el “regreso pleno a la normalidad democrática”. Con el tiempo espera que disminuya la oposición internacional mientras una feroz represión permitirá mantener internamente todo bajo control.
Los Estados Unidos aprovechan el golpe para recuperar la iniciativa que los continuados triunfos populares le han arrebatado. La coyuntura le permite además calibrar la fortaleza del movimiento de integración que ha sido una respuesta hasta hoy muy exitosa de los países de la región a los tratados de libre comercio auspiciados por Washington y la Unión Europea (ALCA). Se trata de golpear en primer lugar el ALBA que encabeza Venezuela pero también es un mensaje para Brasil que se destaca como un factor clave en la región y constituye el principal obstáculo a la nueva expansión colonial de los Estados Unidos en el continente. No por azar el gran coloso suramericano condena sin paliativos a los golpistas y exige el retorno inmediato a la legalidad.
Como no podía ser de otra manera, Obama responde en casa ante las exigencias de los grupos de presión que son los que realmente deciden. Ellos lo han elegido y a ellos se debe. La gran banca, el sistema financiero, el complejo militar industrial (entre los más destacables) pueden admitir cambios retóricos en el discurso oficial y hasta ciertos matices nuevos en la política exterior de los Estados Unidos pero jamás van a consentir que se pongan en riesgo los llamados “intereses nacionales”, menos áun cuando se trata de un pequeño y pobre país de Centroamérica que ha sido siempre una base segura para sus políticas contrainsurgentes en el área.
Pero los costes de esta operación ya son muy altos tanto para los Estados Unidos como para la oligarquía criolla pues aunque han conseguido detener momentaneamente el proceso de cambios en Honduras, el método empleado deteriora gravemente la idea de la democracia representativa como el instrumento idóneo para satisfacer los anhelos populares y las reivindicaciones nacionales por medios pacíficos. Seguramente los estrategas de la derecha dan poco valor a la legitimidad y confían más en la fuerza y en la lealtad de los militares. De hecho, siempre consiguieron ahogar en sangre los procesos de reforma mediante regímenes de terror que luego desmantelan cuando ya han cumplido su papel, para permitir entonces el regreso a esa democracia formal y en extremo limitada tan típica del continente. Pero el retorno a la democracia política acompañado del modelo económico neoliberal han supuesto un exagerado aumento de la pobreza y el descontento y una crisis profunda del sistema político. Ese vacío lo han llenado nuevas formas de movilización política y social y organizaciones que moviéndose dentro de la misma legalidad vigente derrotan en las urnas a las clases dominantes tradicionales.
Es así como han llegado al gobierno nuevos colectivos, contrarios a los grupos tradicionales de poder y opuestos al dominio insultante de los Estados Unidos. Y Honduras no es ajena a este proceso; Manuel Zelaya, él mismo hijo de esa elite pero con vocación reformadora, decidió modernizar el país y cumplir las promesas electorales, alcanzando entonces un amplio apoyo popular. Era inevitable la respuesta de las minorías afectadas de dentro y fuera del país. Este es el transfondo real de los acontecimientos y no la supuesta intención de Zelaya de perpetuarse en el poder, como falsamente propalaron los medios de comunicación. Frente a los golpistas y sus aliados el Frente Nacional contra el Golpe - la Resistencia - mantiene sus tres exigencias fundamentales: regreso sin condiciones de Manuel Zelaya al poder, castigo a los responsables del golpe e inicio de un proceso constituyente que someta a la decisión ciudadana una nueva constitución para Honduras.
El gobierno de facto se sostiene básicamente en el apoyo de las fuerzas armadas. Carentes de toda legitimidad tan solo les queda el recurso de la violencia. Si como ocurrió en Venezuela, una parte decisiva de las tropas se pusiera del lado de la legalidad, Micheletti duraría muy poco en el gobierno; nada sugiere sin embargo que esta sea la vía de solución del problema. Al menos que se sepa.
Mucho se juega en esta batalla. Una victoria popular en el pequeño país centroamericano supondría una derrota de gran trascendencia para la estrategia de la derecha del continente, algo que ni la oligarquía criolla ni la Casa Blanca se pueden permitir. La lucha de desarrolla ahora en las calles con la movilización popular y en la mesa de negociaciones. Si la primera se mantiene y la segunda da un vuelco positivo, sería posible un proceso electoral limpio en el cual el movimiento popular recuperaría el gobierno, dando curso nuevamente al proceso de reformas. Pero si el golpe se consolida necesitará una represión feroz para mantenerse y el camino a levantamientos violentos de la población estaría abierto. Los tambores de guerra en la región dejarían de ser meras conjeturas.

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Preguntad a Awal Khan por el premio de Obama


La casa equivocada

17-10-2009
Brendan Cooney
Counterpunch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Dar a Obama el Premio Nobel de la Paz es como darle a alguien el premio de literatura a la espera de que escriba algunos libros buenos.
Ni siquiera tiene que aspirar a ser escritor. Decir que Obama aspira a la paz es ignorar la escalada de la ocupación de Afganistán.

Podrá ser un chiste, pero los noruegos han contado otros más morbosos: Roosevelt en 1906 y Kissinger en 1973 tenían ambos historiales mucho más sanguinolentos que cualquier cosa para la cual le haya alcanzado el tiempo a Obama.
Pero ha tenido tiempo para hacer impacto en gente como Awal Khan, quien podría opinar sobre el premio de Obama.
Khan estaba sirviendo como comandante de artillería en el Ejército Nacional Afgano lejos de su casa en la provincia oriental de Khost el 8 de abril, cuando fuerzas estadounidenses golpearon a su puerta. En un caso de “casa equivocada,” mataron a su hija de 17 años, Nadia, y a su hijo de 15, Aimal. También mataron a su mujer, una maestra de escuela que daba clases gratuitas a los aldeanos. Mataron a su hermano e hirieron a otra hija.
Después de que pensó que la situación se había despejado, la mujer del primo de Khan salió de la casa. Estaba embarazada de nueve meses. Recibió cinco tiros en el estómago. Su feto murió, pero ella sobrevivió. Tal vez tiene sus propias ideas sobre Obama como hombre que “creó un nuevo clima,” como afirmó el comité del Nobel.
El portavoz militar de EE.UU., coronel Greg Julian dijo que la familia masacrada no tenía conexión con enemigos de EE.UU. “Fue un desafortunado conjunto de circunstancias,” dijo.
Khan, acongojado, dijo a Agence France-Presse: “La coalición (internacional) tiene que detener esta crueldad y su acción brutal.”
No es probable que Obama satisfaga el deseo de Khan. Incluso en su anuncio de que aceptaría el premio, Obama recurrió a palabras belicistas: “Soy el comandante en jefe de un país que… trabaja… para enfrentar a un adversario implacable que amenaza directamente al pueblo estadounidense y a sus aliados.”
Eso es una osadía. En el peor de los casos, la amenaza al pueblo estadounidense de los talibanes es indirecta. Y sea cual sea el riesgo de retirarse, es algo con lo que tenemos que vivir. Decir que la posible reducción de un riesgo indirecto para los estadounidenses vale miles de civiles muertos tiene sentido sólo en el deforme cálculo nacionalista en el cual una vida estadounidense vale muchas vidas extranjeras. Un premio de la paz debería ir a alguien que crea en la cuenta: 1 vida humana = 1 vida humana.
Tal vez el único motivo por el cual conocemos el nombre de Awal Khan sea que es coronel del ejército. El Consejo Provincial de Khost cerró sus oficinas durante un mes en señal de protesta. Los consejos provinciales de Laghman, Logar y Zabol han cerrado sus oficinas para protestar por otras muertes de civiles. Y Obama sigue escuchando a asesores militares que hablan de cómo el secreto de la contrainsurgencia es conquistar corazones y mentes.
Podríamos entrevistar a miles de personas menos “importantes” que Khan. Podríamos hablar con las familias de 95 niños muertos en un ataque de EE.UU. el 4 y el 5 de mayo en la provincia occidental Farah. Una lista de los muertos, con nombres y edades, fue compilada por una comisión del gobierno afgano sobre la base del testimonio de aldeanos, dijo Obaidullah Helali, legislador de Farah y miembro del equipo de investigación gubernamental.
Para ver cómo se ven las cosas desde una perspectiva afgana, ¿por qué no leer el periódico independiente Cheragh? Tal vez Obama devolvería su medalla si leyera el editorial del 7 de mayo sobre “el asesinato de tantos seres humanos, cuerpos despedazados sin ataúdes, y los niños huérfanos y las viudas. En realidad, las voces y los murmullos están ahogados por el dolor, y las plumas no pueden escribir al respecto.”
Compárense esas palabras con la voz de Obama sobre el tema. ¿Tiene algo que ver una persona que califica la ocupación de Afganistán de “guerra de necesidad” y que envía decenas de miles de soldados más con “la abolición o reducción de los ejércitos permanentes,” que estipuló Alfred Nobel en su testamento?
En un sondeo de Pew Global Attitudes en junio de 2009, una mayoría relativa o absoluta en cada uno de los 25 países encuestados se opuso al aumento de las tropas en Afganistán. Una abrumadora mayoría de los paquistaníes se opone a los ataques con drones lanzados por Obama. Con la mayoría de los estadounidenses opuestos a la guerra, uno se pregunta por qué Obama no escucha a nadie que argumenta lo que parece ser obvio: que EE.UU. no tiene ningún derecho a estar en Afganistán.
En lugar de escuchar a la izquierda, que en su mayoría sigue pasmada por su etnicidad, Obama quiere aplacar a la derecha. Como una larga fila de liberales antes de él, le preocupa que pueda parecer débil. Ha dudado respecto a Honduras, chachareado sobre Guantánamo y exacerbado Afganistán. Son malas noticias para los que buscan la paz. Como dijera Lou Brock: “Muéstrame a un sujeto que teme verse mal, y te mostraré un sujeto al que puedes derrotar en todo momento.”
Hasta al títere estadounidense Hamid Karzai le bastan los muertos civiles. En 2005 dijo: “No pienso que haya todavía una gran necesidad de actividad militar en Afganistán”. En 2007: “El pueblo afgano comprende que se cometan errores. Pero después de cinco años, de seis años, definitivamente, de modo muy claro, no puede comprender por qué se sige necesitando potencial aéreo.” El 5 de noviembre de 2008, después deque aviones de guerra estadounidenses mataran a 23 mujeres y 10 niños en una boda, dijo: “Esta es mi primera demanda al nuevo presidente de EE.UU.: que se ponga fin a las víctimas civiles.”
Karzai sabe que no es posible. Obama ha sacado la retirada de la mesa, y mientras haya ocupación, matarán civiles. Es probable que Obama sea responsable de las muertes de miles de personas antes de que abandone su puesto.
“Washington sigue bombardeando áreas residenciales en el país sin prestar ninguna atención a las objeciones”, dijo el editorial del 7 de mayo de Cheragh después de la matanza en Farah. Karzai está “sacrificando a la gente a los señores de la Casa Blanca… ¿Puede EE.UU. separar a la gente de los talibanes y de al Qaeda, con la consigna de que ellos son sus asesinos y nosotros sus salvadores? Qué fútil fantasía y ambiciones irrealizables.”
En lugar de perseguir halcones a ciegas, Obama debe escuchar al parlamentario afgano
Shukria Barakzai, quien dijo al Christian Science Monitor que en lugar de enviar 30.000 soldados más, Obama debería “enviarnos 30.000 expertos… o 30.000 ingenieros. Pero no nos envíen más soldados , sólo producirá más violencia.”
Los comités originales del Nobel de los primeros cinco años tuvieron razón. Dieron premios de la paz a gente de la que nunca habíamos oído, pero gente que luchaba por la paz. Noruega era entonces parte de Suecia. Se piensa que Nobel, traficante de armas e inventor de la dinamita, encargó a Noruega que otorgara el premio de la paz porque carecía de aparato de relaciones exteriores, para que su comité pudiera ser neutral. Parecía un reconocimiento implícito de que la nación-Estado y la paz son como un tiburón y una pierna, y que los estadistas no cumplían los requisitos para el premio. Pero luego Noruega logró la independencia y al año siguiente trató de comprar un gran amigo al otorgar el premio a Teddy Roosevelt, abriendo así la puerta al juego político con el premio.
Obama ha dicho que donará los 1,4 millones de dólares a obras benéficas. Como EE.UU. da un pago de condolencia de 2.000 dólares a la familia de cada civil que mata en Afganistán, eso alcanzaría para 700 vidas.
O podría dárselos a la doctora Sima Samar, por nombrar a una de miles de personas más merecedoras. Después de graduarse de la escuela de medicina en Kabul en 1982, ha dedicado su vida a suministrar atención sanitaria a mujeres en Afganistán y, forzada al exilio, en Pakistán. Ha ganado una serie de premios durante los últimos 15 años por su valentía y trabajo, pero no el Nobel. Ha llevado la paz a mucha gente. Y es poco probable que vaya a ocupar algún país.
Brendan Cooney es antropólogo y vive en la Ciudad de Nueva York. Para contactos escriba a: bcooney50@gmail.com
Fuente: http://www.counterpunch.org/cooney10132009.html

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Premio Nóbel de la Paz 2009, entre bastidores


Madeleine Albright y Thorbjorn Jagland, durante una reunion en la sede de la OTAN.

por Thierry Meyssan*

La atribución del premio Nóbel de la Paz ha dado lugar a un concierto de elogios entre los dirigentes de la alianza atlántica. Pero también suscita escepticismo a través del mundo. Más que sumarse al debate sobre las razones que pudieran justificar a posteriori la sorprendente decisión, Thierry Meyssan expone la corrupción del Comité Nóbel y los lazos que existen entre su presidente, Thorbjorn Jagland, y los colaboradores de Obama.
14 de octubre de 2009


«Esta mañana, al escuchar las noticias, mi hija entró y me dijo: ‘Papá, eres Premio Nóbel de la Paz’.» [1] Esta fue la conmovedora historia que el presidente de los Estados Unidos contó a los periodistas como testimonio de que nunca deseó esa distinción y de que era el primer sorprendido. Sin tratar de indagar más sobre el tema, los periodistas publicaron titulares sobre la «humildad» del hombre más poderoso del mundo.
A decir verdad, no se sabe qué resulta más sorprendente: la atribución de tan prestigiosa distinción a Barack Obama o la grotesca farsa que la acompaña, o quizás el método utilizado para corromper al jurado y desviar ese premio de su vocación inicial.
En primer lugar, hay que recordar que, según el reglamento del Comité Nóbel, las candidaturas son presentadas por instituciones (parlamentos nacionales y academias políticas) y personalidades calificadas para ello, principalmente magistrados y ganadores de ese mismo premio. Teóricamente, es posible que se presentar una candidatura sin que el candidato lo sepa. Sin embargo, cuando el jurado toma la decisión se pone directamente en contacto con el interesado para comunicarle la noticia una hora antes de la conferencia de prensa. Sería esta la primera vez en la historia que el Comité Nóbel viola esa regla de cortesía. Según su vocero, lo que pasó es que el Comité Nóbel no se atrevió a despertar al presidente de los Estados Unidos en medio de la noche. Parece que no sabía que en la Casa Blanca hay consejeros que se turnan para recibir las llamadas urgentes y despertar al presidente de ser necesario.
La conmovedora historia de la niñita que le anuncia a su papá que le han dado el premio Nóbel no basta para disipar la incomodidad que provoca esa decisión. Por voluntad de Alfred Nóbel, el premio debe recompensar a «la personalidad que [en el transcurso del año anterior] haya realizado la mayor o la mejor contribución al acercamiento entre los pueblos, a la supresión o a la reducción de los ejércitos permanentes, a la reunión y a la propagación de los progresos por la paz». Lo que el fundador del premio tenía en mente era apoyar la acción militante, no simplemente conceder un certificado de buenas intenciones a un jefe de Estado. Ciertos laureados pisotearon el derecho internacional después de recibir el premio, así que el Comité Nóbel decidió hace cuatro años dejar de recompensar un acto en particular y conceder el premio únicamente a las personalidades que hayan dedicado su vida a la paz. Así que, al parecer, Barack Obama ha sido el militante por la paz más meritorio del año 2008 y no ha cometido ninguna violación importante del derecho internacional en lo que va del año 2009. ¿Qué piensan de eso los hondureños que actualmente viven bajo la bota de una dictadura militar? ¿O los pakistaníes cuyo país se ha convertido en el nuevo blanco del Imperio? Sin entrar a mencionar a las personas que siguen detenidas en la base estadounidense de Guantánamo y en Bagram, ni a los afganos y los iraquíes que enfrentan la ocupación extranjera.
Vayamos al punto central del tema, a lo que los expertos en «relaciones públicas» de la Casa Blanca y los medios de la prensa anglosajona quieren esconder al público: los sórdidos lazos entre Barack Obama y el Comité Nóbel.
En 2006, el European Command (o sea, el comando regional de las tropas estadounidenses cuya autoridad cubría entonces toda Europa y la mayor parte de África) solicita al senador de origen kenyano Barack Obama que participe en una operación secreta que reúne los esfuerzos combinados de varias agencias (la CIA, la NED, la USAID y la NSA). Se trataba de utilizar su condición de parlamentario para que realizara un recorrido por África, lo que le permitiría al mismo tiempo defender los intereses de los grupos farmacéuticos (ante las producciones no patentadas) y rechazar la influencia china en Kenya y Sudán [2]. En este trabajo abordaremos solamente el episodio kenyano.
La desestabilización de Kenya
Barack Obama y su familia llegan a Nairobi en compañía de un agregado de prensa (Robert Gibbs) y de un consejero político-militar (Mark Lippert), a bordo de un avión especial fletado por el Congreso. Detrás de aquel avión llega otro, fletado por el US Army, a bordo del cual viaja un equipo de expertos en guerra sicológica bajo las órdenes del general, supuestamente retirado, J. Scott Gration. Kenya se encuentra entonces en pleno ascenso económico. Desde el principio de la presidencia de Mwai Kibaki, el crecimiento ha pasado del 3,9 al 7,1% del PIB y la pobreza ha retrocedido de un 56 a un 46%. Tan excepcionales resultados han sido posibles gracias a la reducción de los lazos económicos postcoloniales con los anglosajones y a su reemplazo por acuerdos comerciales más justos con China. Para poner fin al milagro kenyano, Washington y Londres han decidido derrocar al presidente Kibaki e imponer a un oportunista obediente, Raila Odinga [3]. Para ello, la National Endowement for Democracy ha propiciado la creación de una nueva formación política, el Movimiento Naranja, y está preparando una «revolución coloreada» en ocasión de las próximas elecciones legislativas de diciembre de 2007.

El senador Barack Obama hace campaña a favor de su «primo» Raila Odinga.
A su llegada, el senador Obama es recibido como un hijo de Kenya y los medios dan a su visita la más amplia cobertura. El senador estadounidense no vacila en inmiscuirse en la vida política local y participa en los mítines políticos de Raila Odinga. Aboga por una «revolución democrática», mientras que su «acompañante», el general Gration, entrega a Odinga 1 millón de dólares en efectivo. Estas intervenciones desestabilizan el país y Nairobi protesta oficialmente ante Washington. Al término de la gira y antes de regresar a Estados Unidos, Obama y el general Gration rinden su informe en Stutgart, ante el general James Jones (a la sazón jefe del European Command y comandante supremo de la OTAN).
Continuando la misma operación, Madeleine Albright viaja a Nairobi, en calidad de presidenta del NDI (la rama de la National Endowment for Democracy [4] especializada en las relaciones con los partidos de izquierda), donde supervisa la organización del Movimiento Naranja. Más tarde, John McCain también viaja a Kenya, como presidente del IRI (la rama de la National Endowment for Democracy especializada en las relaciones con los partidos de derecha), para completar la coalición de oposición con pequeñas formaciones de derecha [5]. Durante las elecciones legislativas de diciembre de 2007, un sondeo financiado por la USAID anuncia la victoria de Odinga. El día de la votación, John McCain declara que el presidente Kibaki ha “arreglado” el escrutinio a favor de su propio partido y que la victoria es en realidad de la oposición que liderea Odinga. La NSA, en contubernio con operadores locales de telefonía, envía SMS anónimos a la población. En las zonas pobladas por los luos (la etnia a la que pertenece Odinga), los SMS difunden el siguiente mensaje: «Queridos kenyanos: los kikuyus han robado el porvenir de nuestros hijos... Tenemos que darles el único tratamiento que ellos entienden... la violencia». Mientras tanto, en las zonas pobladas por los kikuyus, la redacción es la siguiente: «No se derramará la sangre de ningún kikuyu inocente. Los masacraremos hasta en el corazón de la capital. Por la Justicia, hagan una lista de los luos que conozcan. Haremos llegar a ustedes los números de teléfono a los que se debe enviar esa información». En pocos días, un apacible país se ve sumido en la violencia étnica. Los motines dejan más de 1 000 muertos y 3 000 desplazados. Se pierde medio millón de empleos. Regresa Madeleine Albright. Propone servir de mediadora entre el presidente Kibaki y la oposición que está tratando de derrocarlo. Hábilmente, Albright se aparta y pone bajo la luz de los proyectores al Oslo Center for Peace and Human Rights. El nuevo presidente de esta respetada ONG es el ex primer ministro de Noruega, Thorbjorn Jagland. Rompiendo con la tradicional imparcialidad del Oslo Center, Jagland envía a Kenya dos mediadores, cuyos gastos corren por cuenta del NDI que preside Madeleine Albright (dicho de otra manera, el dinero que paga las cuentas proviene del presupuesto del Departamento de Estado de los Estados Unidos). Los mediadores son otro ex primer ministro noruego, Kjell Magne Bondevik, y el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan (ghanés muy presente en los Estados escandinavos desde que se casó con la sobrina-nieta de Raoul Wallenberg). Obligado a admitir el compromiso que se le impone como condición para el restablecimiento de la paz civil, el presidente Kibaki acepta la creación de un puesto de primer ministro y la nominación de Raila Odinga en ese cargo. Lo primero que hace Odinga es reducir los intercambios con China.
Regalitos entre amigos
Ahí termina la operación kenyana, pero la vida de los protagonistas sigue adelante. Thorbjom Jagland negocia un acuerdo entre la National Endowment for Democracy y el Oslo Center, acuerdo que se hace formal en septiembre de 2008. Se crea una fundación adjunta en Minneapolis, permitiendo así que la CIA pueda subvencionar indirectamente a la ONG noruega. Esta interviene por cuenta de Washington en Marruecos y principalmente en Somalia [6]. Obama es electo presidente de los Estados Unidos. En Kenya, Odinga decreta varios días de fiesta nacional para celebrar el resultado de las elecciones estadounidenses. El general Jones se convierte en consejero de seguridad nacional, y nombra a Mark Lippert jefe de su equipo y al general Gration como adjunto. Durante la transición presidencial estadounidense, el presidente del Oslo Center, Thorbjorn Jagland, es electo presidente del Comité Nóbel, a pesar del riesgo que un político tan retorcido representa para la institución [7]. La candidatura de Barack Obama al premio Nóbel de la Paz es presentada a más tardar el 31 de enero de 2009 (fecha límite reglamentaria [8]), o sea 12 días después de su entrada en funciones en la Casa Blanca. Ásperos debates se desarrollan en el seno del Comité que no logra ponerse de acuerdo en cuanto al nombre del laureado para principios de septiembre, contrariamente a lo previsto en su calendario habitual [9]. El 29 de septiembre, Thorbjorn Jagland es electo secretario general del Consejo de Europa como resultado de un acuerdo, convenido por debajo de la mesa, entre Washington y Moscú [10]. Cuando se recibe un regalo, hay que devolver la cortesía. La condición de miembro del Comité Nóbel es incompatible con una importante función política de carácter ejecutivo, pero Jagland se mantiene en el Comité argumentando que el reglamento se refiere a una función ministerial pero que no dice nada del Consejo de Europa. Así que regresa a Oslo el 2 de octubre. Ese mismo día, el Comité designa al presidente Obama como premio Nóbel de la Paz 2009.
En su comunicado oficial, el Comité declara con la mayor seriedad del mundo: «Es muy raro que una persona, Obama en este caso, logre cautivar la atención de todos y transmitirles la esperanza de un mundo mejor. Su diplomacia está basada en el concepto de que los que dirigen el mundo tienen que hacerlo sobre la base de valores y de comportamientos compartidos por la mayoría de los habitantes del planeta. Durante 108 años, el Comité del premio Nóbel se ha esforzado por estimular el tipo de política internacional y de acción cuyo principal vocero es Obama» [11].
Por su parte, el feliz laureado declaró: «Recibo la decisión del Comité Nóbel con sorpresa y con profunda humildad (...) Aceptaré esta recompensa como un llamado a la acción, un llamado a todos los países a que se alcen ante los desafíos comunes del siglo XXI». Así que este hombre «humilde» se ve a sí mismo como representante de «todos los países». Eso no parece augurar nada de paz.
Thierry Meyssan
Analista político francés. Fundador y presidente de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).Los artículos de esta autora o autor Enviar un mensaje
[1] « Remarks by Barack Obama on Winning Nobel Peace Prize », Voltaire Network, 9 de Octobre de 2009.
[2] Más detalles sobre esta operación serán dados a conocer en el libro de Thierry Meyssan Le Rapport Obama, de próxima publicación.
[3] Raila Odinga es el hijo de Jaramogi Oginga Odinga, quien tuvo como principal consejero político al padre de Barack Obama.
[4] «Las redes de la injerencia "democrática"», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 22 de enero de 2004.
[5] Estados Unidos ya había creado hace tiempo su propio partido en Kenya, bajo la dirección de Tom Mboya. Su objetivo era contrarrestar la influencia rusa y, ya en aquella época, la influencia china.
[6] El Oslo Center también ha participado también en la desestabilización de Irán, durante la reciente elección presidencial, a través del envío de fondos al ex presidente Jatami.
[7] Vicepresidente de la Internacional Socialista, Thorbjorn Jagland es un ferviente partidario de la OTAN y de la incorporación de Noruega a la Unión Europea. Se codea con las élites mundialistas y ha participado en los trabajos del Council on Foreign Relations, de la Comisión Trilateral y del Grupo de Bilderberg. Su historial político incluye varios escándalos por corrupción que implican a personas de su entorno, como su amigo y ministro de Planificación Terje Rod Larsen (actual coordinador de la ONU en las negociaciones del Medio Oriente).
[8] El Comité recibió 205 proposiciones de candidatura pero, conforme al reglamento, sólo 199 eran elegibles. Después de alcanzar esa cifra, el Comité Nóbel no podía agregar otros nombres durante sus deliberaciones.
[9] El anuncio del premio debió haber tenido lugar el 9 de octubre. Por razones organizativas, el nombre del laureado tenía que estar determinado a más tardar el 15 de septiembre.
[10] A pesar de no formar parte del Consejo de Europa, Estados Unidos goza de gran influencie en el seno de ese órgano. Moscú no estaba de acuerdo con la elección de Jagland, pero quería evitar sobre todo la del polaco Wlodzimierz Cimoszewicz.
[11] « Anuncio del Comité del Premio Nobel sobre el premio Nobel de la Paz de 2009 », Red Voltaire, 9 de Octobre de 2009.

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Éxito para la causa y el pueblo palestino. Israel condenado Petición de renuncia al presidente Abbas


PIP, 17 Octubre 2009.-
Obligado por la presión popular palestina, el presidente Mahmoud Abbas accedió el jueves al tratamiento del ‘Informe Goldstone’. La votación era predecible. El Consejo de DDHH de la ONU, ayer viernes 16/10, respaldó las acusaciones de Crímenes de Guerra del Informe contra Israel y Hamas (¿???). De todos modos, Hamas dio la bienvenida al Informe porque son la resistencia contra la ocupación. Esperado: Estados Unidos votó contra. De 47 miembros, 25 a favor, 6 en contra, 11 abstenciones y 5 no asistieron. A favor: Argentina, Bahrein, Bangladesh, Bolivia, Brasil, Chile, China, Cuba, Djibouti, Egipto, Filipinas, Ghana, India, Indonesia, Jordania, Mauricio, Nicaragua, Nigeria, Pakistán, Rusia, Qatar, Arabia Saudita, Senegal, Sudáfrica y Zambia. En contra: EEUU, Hungría, Italia, Holanda, Eslovaquia y Ucrania. Abstención: Bélgica, Bosnia-Herzegovina, Burkina Faso, Corea del Sur, Camerún, Gabón, Japón, México, Noruega, Eslovenia y Uruguay. No asistieron: Angola, Francia, Gran Bretaña, Kirguistán y Madagascar.

PIP, 16 Octubre 2009.-
A pesar que La Autoridad Nacional Palestina (ANP) intenta, desesperadamente, contener la avalancha política que causó el retiro de su apoyo al ‘Informe Goldstone’ de la ONU el 2/10, sobre crímenes de guerra cometidos por Israel en Gaza, se vio obligado aceptar ayer jueves 15/10, comenzar el debate en la Comisión de DDHH de la ONU en Ginebra.

Condena Palestina: Con grandes manifestaciones desde Ramallah a Gaza, la sociedad civil palestina condenó unánimemente a la ANP, su presidente Mahmoud Abbas, canciller Riad Malki y embajador Ibrahim Kresheh, pidiendo las renuncias y los enjuiciamientos por colaboracionistas con Israel. Además, acusaron a Abbas de haber colaborado con la invasión israelí a Gaza y colaborar con Sharon para envenenar al presidente Yasser Arafat (ver el 17/7/2009). Algunas Reacciones. ONU: El Alto Comisionado de DDHH de la ONU, Richard Falk, dijo que: “la Autoridad Palestina en Ramallah traicionó a su propio pueblo en un momento en que la comunidad internacional estaba cerca de aprobar el ‘Informe Goldstone’ acusando a Israel de crímenes de guerra en Gaza...Era oportuno reivindicar la lucha palestina”. Y lamentó que “su representante en la ONU haya socavado este informe es una revelación asombrosa” (Al-Jazeera 8/10). Chile - Federación Palestina de Chile: El 7/10, expresó: “Condenamos y rechazamos la actitud cómplice y colaboracionista adoptada por la Autoridad Nacional Palestina al retirar su apoyo al Informe, sometiéndose al chantaje y las presiones norteamericanas, perdió todo derecho a seguir dirigiendo los destinos de la causa palestina y del pueblo palestino”. Comité Democrático Palestino-Chile: El 8/10, resaltaron: “Digan lo que digan, lo concreto es que Abbas y sus colaboradores, han boicoteado el esfuerzo internacional para parar los crímenes de guerra y hacer justicia con las víctimas palestinas...La ANP encabezada por Abbas, cuenta con beneplácito y la protección de Israel. Durante esta administración, Israel se ha fortalecido más que nunca en desmedro de los intereses nacionales del pueblo palestino”. España - Comunidades Palestinas: Residentes palestinos en España abajo firmantes, el 9/10, expresaron: “su más enérgica repulsa y condena por el comportamiento pasivo y dilatorio de la delegación palestina ante el Comisión de DDHH de la ONU por instrucciones del presidente Mahmoud Abbas...La pasividad mostrada sólo otorga un papel cómplice de las artimañas israelíes y estadounidense para silenciar los crímenes cometidos contra nuestro pueblo. Firman: 1-Asociación de la Comunidad Hispano-Palestina (Madrid). 2-Comunidad Palestina en Catalunya. 3- Comunidad Palestina en Valencia. 4- Comunidad Palestina en Canarias. 5- Comunidad Palestina en Andalucía. 6- Comunidad Palestina en Galicia. Venezuela - Asociación de Socorro al Pueblo Palestino-Canaán: El 9/10, aseguraron: “Sostenemos que el vital e histórico Informe Goldstone de la Comisión de DDHH de la ONU, en la que culpó al Estado colonial de Israel de Crímenes de Guerra, la Autoridad Palestina perversamente postergó su votación. Es un acto de complicidad con los genocidas y por lo tanto condenamos a la Autoridad Palestina y directamente al Sr. Mahmoud Abbas de traición a la causa palestina...por este acto de traición depongan sus cargos e investigados y ajusticiados”. Europa - Organizaciones Palestinas: El lunes 13/10, el Dr. Arafat Madi, coordinador de 35 organizaciones firmaron una declaración pidiendo la dimisión de Mahmoud Abbas: “Las observaciones formuladas por Abbas en su discurso justificando la postergación del Informe, constituyen una desconsideración a las posiciones palestinas populares en el país y en el extranjero...está claramente intentando evadir su responsabilidad directa por el escándalo de posponer el Informe Goldstone sobre Crímenes de Guerra israelíes en Gaza...Sus justificaciones sobre la falta del quorum necesario en el Comisión son falsas y refutadas por organizaciones de DDHH que asistieron a la sesión y que confirmaron que 33 países de los 47 habían estado a punto de votar a favor del Informe”. Carta Abierta: “Un grupo diverso de palestinos, activistas solidarios, partidarios de los derechos humanos e internacional, escribimos para ensamblar a los partidos políticos palestinos, a los grupos civiles de la sociedad, sindicatos y ciudadanos que han condenado la decisión de la ANP de retirar el apoyo al Informe de Richard Goldstone...Consideramos esta decisión una traición a la lucha palestina para su autodeterminación y llamamos a votar para ser juzgado a Abbas y sus colaboradores en:
http://www.ipetitions.com:80/petition/lettertoabbas/”. Israel: El premier israelí Benjamín Netanyahu, el lunes 12/10, desafiante en el parlamento, dijo: “No dejaremos que Ehud Olmert (ex premier), ni Tzipi Livni (la ex canciller), ni Ehud Barak (ministro de Defensa), que enviaron a nuestros hijos a esa guerra, sean llevados ante la Corte Internacional de La Haya”.

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Zapatero conmovido en el Museo del Holocausto


PIP, 15 Octubre 2009.-
El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero de visita en Israel, la Potencia Ocupante, visitó hoy el Museo del Holocausto (Yad Vashem) en Jerusalem Ocupada. Conmovido, dijo: "Ha sido absolutamente emotivo y conmovedor".

Zapatero lo recorrió con la kipá judía en su cabeza junto al gran rabino Meir Lau, el presidente de la Sociedad Española del Museo Yad Vashem, Isaac Querub y el ministro israelí de Educación, Guideon Saar. El Museo fue galardonado con el ‘Premio Príncipe de Asturias a la Concordia en 2007’. Falta de conciencia: La obligada visita que Israel impone es el centrifugado de conciencia del actual Holocausto que sufre el pueblo palestino en manos de la ocupación. Así como el Papa, el presidente Obama, Bush, la premier alemana y Zapatero entre tantos que pisaron ese lugar, no pueden estar ajenos que debajo yace la aldea palestina de Deir Yassin, arrasada en 1948 por los terroristas sionistas para crear Israel. Gracias por callar: El presidente israelí Shimon Peres, responsable de crímenes de guerra en Gaza, al recibir hoy al mediodía en su residencia al presidente Zapatero, le agradeció la reforma legal del Gobierno español para impedir que la Audiencia Nacional juzgue de crímenes de guerra cometidos por el ejército israelí y a sus responsables, entre ellos, el mismo Peres.

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Desmitificando el sionismo


Yakov Rabkin
Information Clearing House
14-10-2009
Traducido para Rebelión por J.M. y revisado por Caty R.

La palabra sionismo tiene diferentes significados para diferentes personas. Para algunos es como un signo de distinción que defiende, sin condiciones, el Estado de Israel para bien o para mal. Sin embargo, muchos sionistas se ofenden cuando se denomina a Israel como un Estado sionista. Ellos insisten en denominarlo “Estado judío”, es decir, “Estado del pueblo judío”. En silencio, algunas personas que se identifican con el sionismo están angustiadas por lo que es Israel y sus actuaciones pero, aún así, siguen reacias a expresar su malestar en público. Otros, incluidos algunos israelíes, ven el sionismo como el principal obstáculo para la paz palestina-israelí y un camino hacia el suicidio colectivo. Y finalmente, en algunos círculos, la palabra se utiliza como un insulto.
Este artículo se propone desmitificar el sionismo al exponer un perfil de la idea del sionismo y su relación con la religión. Continúa con una rápida mirada sobre la evolución del sionismo desde una aparente mezcla de ideologías que no tienen nada que ver entre ellas, hasta la monolítica instancia política que prevalece en la actualidad. El artículo concluye ofreciendo las respuestas a dos preguntas que preocupan actualmente a muchas personas: cómo se explica el sólido apoyo que Canadá, Estados Unidos y otros gobiernos occidentales ofrecen al Estado de Israel, y por qué el rechazo del sionismo y la crítica a Israel se ven frecuentemente como actuaciones antisemitas.

Orígenes
El sionismo es un producto de la historia europea y uno de los últimos movimientos de la historia contemporánea que emergieron para transformar al hombre y la sociedad. Tanto los sionistas como sus opositores concuerdan en que el sionismo y el Estado de Israel constituyen una revolución en la historia judía; una revolución que comenzó con la emancipación y la secularización de los judíos europeos en los siglos XIX y XX.
La secularización, que afectó a muchos judíos en Europa, fue una necesidad, aunque no un factor suficiente para el surgimiento del sionismo. Otro factor importante fue la resistencia a la entrada de los judíos en la sociedad europea, unida a la ideología secular racial o científica del antisemitismo. A diferencia del cristianismo antijudío, que pretendía la salvación a través de la conversión, el antisemitismo moderno considera a los judíos como una raza o un pueblo intrínsecamente ajeno, incluso hostil, a Europa, a su población y a su civilización.
La secularización incluso revolucionó internamente la identidad judía: se puede distinguir a los judíos tradicionales por lo que hacen o por lo que deberían hacer; a los nuevos judíos por lo que son. A pesar de que practican la misma religión, sería ciertamente osado asumir que los judíos de Polonia, del Yemen o de Marruecos, pertenecen al mismo grupo étnico, y no menos atrevido afirmar que todos descienden de los hebreos bíblicos. Algunos, como el profesor Shlomo Sand, de la universidad de Tel Aviv, argumentan que el pueblo judío como concepto étnico, simplemente se “inventó” para las necesidades del sionismo hacia finales del siglo XIX: después de todo, para ser nacionalista hace falta una nación.
Según las palabras del difunto profesor Yeshayahu Leibowitz, de la universidad hebrea de Jerusalén, el histórico pueblo judío no se definió como una raza, como un pueblo de éste o aquel país, o de éste o aquel sistema político, ni como un pueblo que habla la misma lengua, sino como un pueblo del judaísmo de la Torá y sus mandamientos, como un pueblo con un modo de vida específico, tanto en el plano espiritual como práctico, un modo de vida que expresa la aceptación de… el yugo de la Torá y sus mandamientos. Esta conciencia ejerce sus efectos desde lo interno del pueblo. Formó su esencia nacional, se mantiene retroalimentándose a través de las generaciones y ha sido capaz de preservar su identidad con independencia de los tiempos y las circunstancias.
El sionismo rechazó la definición tradicional a cambio de una definición nacional moderna. De tal manera que los sionistas aceptaron la visión antisemita de los judíos como una raza o un pueblo diferente y, más aún, adoptaron mucha de la culpabilización directa a los judíos, acusados de degenerar en parásitos improductivos. Los sionistas se propusieron reformar y redimir a los judíos de su triste situación. Según palabras del profesor Elie Barnavi, ex embajador israelí en París, “el sionismo fue una invención de judíos intelectuales y asimilados… que dieron sus espaldas a los rabinos y aspiraron a la modernidad, en una desesperada búsqueda de remediar su angustia existencial”. Sin embargo, muchos judíos rechazaron el sionismo desde sus comienzos. Vieron que el sionismo hacía el juego a sus peores enemigos, los antisemitas: éstos querían verse libres de los judíos, mientras que los sionistas querían concentrarlos en Israel. El fundador del sionismo, Theodore Herzl, consideraba a los antisemitas “amigos y aliados” del movimiento.
Entre las muchas tendencias dentro del sionismo, la que triunfó formuló cuatro objetivos: 1) transformar a los judíos transnacionales y extraterritoriales de una identidad centrada en la Torá a una identidad nacional similar a las comunes europeas; 2) desarrollar una lengua nacional basada en el hebreo bíblico y rabínico; 3) transferir a los judíos desde sus países de origen a Palestina; y 4) establecer el control político y económico sobre la tierra, por la fuerza si fuese necesario. Mientras que otros nacionalismos europeos, tales como el polaco o el lituano sólo necesitaban arrebatar el control de sus países de los poderes imperiales para ser “los dueños de sus propias casas”, los sionistas encaraban un reto mayor tratando de alcanzar simultáneamente los tres primeros objetivos.
El sionismo fue una rebelión contra el judaísmo tradicional y su culto de la humildad y la pacificación. Fue un arrojado intento de transformar al manso judío piadoso confiado en la providencia divina en un intrépido secular hebreo dependiente de su propio poder. Esta transformación ha sido un éxito espectacular.
Sionismo y religión
Según un sarcástico comentario de un colega israelí, “nuestra reivindicación de esta tierra podría exponerse en poca palabras: Dios no existe y Él nos dio esta tierra”. En realidad, el nacionalismo secular y la retórica religiosa mienten en la raíz de la empresa sionista.
De hecho, el sionismo transformó las expectativas de las plegarias y el mesianismo en llamados a acciones políticas y militares. En su historia intelectual del sionismo, el profesor Shlomo Avineri, de la universidad hebrea de Jerusalén, hace la siguiente observación: “los judíos no vivían la visión del retorno como una acción más activa que los cristianos el segundo Advenimiento… El hecho es que con toda su carga emocional, cultural y religiosa, la relación con Palestina no cambió la praxis de la vida judía en la diáspora: los judíos debían rezar tres veces al día por la liberación que debía transformar el mundo y llevarlos a Jerusalén, pero no emigraron allí. No lo hicieron porque la tradición judía desalienta el retorno colectivo, y mucho más si es violento, a la Tierra Prometida: dicho retorno debe ocurrir como parte de la redención mesiánica de todo el mundo”.
Hay un cuestionamiento por el cual la idea sionista provocó una oposición inmediata entre los judíos tradicionales, “el sionismo es el peor enemigo que ha tenido nunca la nación judía… el sionismo mata a la nación y luego eleva el cadáver al trono”, proclamaba un eminente rabino europeo hace casi un siglo. El erudito israelí Yosef Salmon explica esta oposición:
La amenaza del sionismo es la que ofreció el peligro más serio, ya que trató de arrebatar su gran patrimonio a la comunidad tradicional, tanto en la diáspora como en la tierra de Israel, el objeto de sus esperanzas mesiánicas. El sionismo cuestionó todos los aspectos del judaísmo tradicional: en sus propuestas de una moderna identidad judía nacional, en la subordinación de la sociedad tradicional a un nuevo estilo de vida y en su actitud hacia los conceptos religiosos de la diáspora y la redención. La amenaza sionista alcanzó a todas las comunidades judías. Fue imparable e inclusiva y, por lo tanto, se encontró con una oposición inflexible.
Los rabinos también estaban preocupados, mucho antes de la declaración del Estado de Israel, de que “los sionistas finalmente crearían un judaísmo de cañones y bayonetas que invertiría los roles de David y Goliat y terminaría en una perversión del judaísmo, que nunca glorificó la guerra ni idolatró a los guerreros”. Esto ha ocurrido en realidad, particularmente dentro del movimiento religioso nacional, que ha sido el motor de la colonización sionista de los territorios conquistados por las tropas israelíes en 1967.
El trasplante de símbolos tradicionales judíos esenciales en el sionismo secular, a pesar de su incongruencia, es muy potente. La identificación con la confianza de Israel en su fuerza aumentó incluso entre muchos judíos observantes, a pesar del rechazo del sionismo por parte de los rabinos a quienes siguen venerando. Más importante aún, el sionismo reemplazó al judaísmo como una nueva religión para millones de personas laicas y ateas. De manera refleja rechazan la desaprobación a Israel e ignoran sus acciones desagradables. Creyendo que actúan como buenos judíos, aprecian y animan a un Israel ideal, virtual, así como los comunistas occidentales apoyaban a una Unión Soviética idealizada que tenía poco que ver con la real.
Al miso tiempo, una amplia variedad de judíos continúa oponiéndose al sionismo, acusándolo de destruir los valores morales y de poner en peligro a los judíos, tanto en Israel como en cualquier otra parte del mundo. Habrá que ver si la fractura entre los que se aferran al nacionalismo judío y lo que lo aborrecen se podrá cerrar algún día. O si, como ocurrió antes con el cristianismo, el sionismo llegará a fusionarse en una nueva identidad independiente del judaísmo en su conjunto.
Mientras que el sionismo ha dividido profundamente a los judíos, se ha unido a decenas de millones de cristianos evangélicos en Estados Unidos y otras partes del mundo. Algunos de ellos declaran que “Israel es más importante para los cristianos que para los judíos”. Para el prominente Reverendo Jerry Falwell, la fundación del Estado de Israel en 1948 es “el acontecimiento más crucial de la historia desde la ascensión de Jesús al cielo… Sin el estado de Israel en Tierra Santa, no puede haber el segundo Advenimiento de Jesucristo, ni el Juicio Final, ni el fin del mundo”. La coalición de Cristianos Unidos por Israel suma más adeptos que todos los judíos del mundo (entre 13 y 14 millones). Muchos sionistas actualmente son cristianos, lo que no es sorprendente, ya que el proyecto de unificar a los judíos en Tierra Santa surgió con anterioridad en los círculos protestantes angloamericanos y luego fue adoptado por los judíos a finales del siglo XIX.
Evolución del sionismo
Las ideologías políticas dentro del sionismo fueron variadas, desde la exclusiva militancia nacionalista hasta el socialismo humanista y el comunismo nacional. Mientras que los pioneros estaban convencidos de que los habitantes originarios palestinos solamente aceptarían la colonización sionista bajo una abrumadora fuerza militar, los sionistas posteriores creían que algunos eventuales beneficios de progreso y modernización podrían encaminar hacia la unidad proletaria entre colonizadores y colonizados. A diferencia del derechista Vladimir Jabotinsky, quien respaldó abiertamente el colonialismo, y por lo tanto el carácter violento del sionismo, la mayoría de los pioneros socialistas obviaron el reconocimiento del conflicto por la tierra entre los sionistas y la población originaria. Jabotinsky, admirador de Mussolini, llamó a la movilización de los judíos a “la guerra, la rebelión y el sacrificio” y se burló de la visión ilusoria de los sionistas socialistas y su insistencia en “la pureza de las armas”.
De hecho, el énfasis en el uso de la fuerza fue casi siempre común entre los sionistas socialistas. Es cierto, miles de socialistas y comunistas de primera línea se oponían a la idea de un Estado judío que consideraban reaccionario, y hasta fascista, en la década de 1920. Al mismo tiempo, los dirigentes del sionismo laborista no aplicaron los principios socialistas igualitarios para los árabes locales y los inmigrantes judíos de los países musulmanes. El socialismo fue para ellos un mero instrumento para la causa nacionalista más que un valor intrínsecamente social y político. David Ben-Gurión, el futuro fundador del Estado de Israel, declaró en 1922:
No será considerando el orden en nuestras vidas como armoniosos principios de un sistema de producción socioeconómico como decidiremos nuestra línea de acción. Lo único que debe gobernar nuestros pensamientos y nuestro trabajo es la conquista de la tierra y la construcción por medio de la inmigración masiva. El resto son meras palabras y retórica, y -no nos engañemos- en nuestra situación política, debemos ir más allá de nuestras conciencias: esto quiere decir, en una conciencia de poder en las relaciones, la fuerza de nuestro pueblo en este país y en el extranjero.
Para Zeev Sternhell, el principal historiador de los movimientos de derecha, el socialismo de Ben-Gurión estaba inspirado en los socialismos nacionalistas alemanes de los años posteriores a la Gran Guerra. En la introducción de su libro The Founding Myths of Zionism (Los mitos fundadores del sionismo N. de T.), Sternhell va mucho más allá con el término “nacionalismo socialista” evitando denominar nacionalsocialista la visión de Ben-Gurión. Mientras que algunos sionistas lamentan la desaparición del “pequeño y hermoso Israel” de los años 1950, admirado por la izquierda internacional, era razonable esperar que las prácticas del sionismo, que implicaban el desplazamiento de las poblaciones locales, evolucionaran hacia un puro nacionalismo lejano de los ideales socialistas que entusiasmaron a los pioneros del sionismo.
El apoyo de occidente
Un comentarista político israelí señaló una vez que si Jean-Marie Le Pen transfiriera su partido a Israel, se vería a sí mismo en el centro izquierda dentro del espectro político israelí. Los medios de comunicación israelíes calificaron de “fascista” y “racista” el parlamento elegido en 2009. Estas elecciones vinieron a la zaga de un apoyo popular masivo a los ataques a Gaza que dieron como resultado miles de civiles muertos y heridos. El nuevo gobierno propuso una serie de medidas legislativas represivas, políticas de intensificación del hostigamiento a los grupos de judíos disidentes y la prohibición de entrada a los emisarios de las Naciones Unidas.
Sin embargo, los gobiernos occidentales no han reaccionado desaprobando estas medidas, como hicieron luego del triunfo de Hamás en Gaza o de Heider en Austria. La mayoría expresaron su confianza en la solidez de la democracia israelí y se abstuvieron de expresar críticas. El gobierno conservador de Canadá continuó su política de apoyo entusiasta y cooperación de seguridad con Israel. ¿Por qué goza Israel de tanto apoyo por parte de los gobiernos occidentales?
Una de las razones es el desplazamiento político, económico y social hacia la derecha en Israel. La brecha entre pobres y ricos se profundizó, la competencia reemplazó a la solidaridad social y la privatización invadió incluso los kibbutzim. Esto encaja con las medidas destinadas a desmantelar el estado del bienestar en la mayoría de las naciones occidentales como consecuencia de la disolución de la Unión Soviética. Así como fue una reacción al internacionalismo soviético el regreso de nacionalismos étnicos, como por ejemplo en las repúblicas bálticas y luego en el resto de Europa. El discurso liberal igualitario cedió su espacio, alguna vez dominante, a los intentos de excluir “a los otros”.
Los valores liberales emergieron durante el período postcolonial, cuando se volvió inadmisible la proclama de la superioridad de una cultura sobre otra, de una religión sobre otra, por no hablar del concepto de una raza sobre otra. La Guerra Fría convirtió el racismo en ilegítimo, mientras se desarrollaba una lucha entre los poderes dirigida a obtener las simpatías del Tercer Mundo. Era una vergüenza y había que arrepentirse de las prácticas racistas del pasado en Europa y en las colonias de todo el mundo. El fin de la Guerra Fría revirtió este proceso. Al principio se comenzaron a escuchar justificaciones en el gobierno de Francia por sus prácticas coloniales, luego a ver monumentos a las tropas SS nazis erigidos en Ucrania y a ver en Roma asiáticos y africanos atacados violentamente, así como en todas partes de Europa. Masacres masivas acompañaron el colapso de Yugoslavia mientras Checoslovaquia se disolvía pacíficamente a lo largo de fronteras étnicas. De nuevo tomaron legítima vigencia intrínsecos factores nacionales y religiosos de conducta, a la vez que las naciones occidentales se involucraban en las guerras de Afganistán e Iraq.
Una vez más, Israel, adoptando un nacionalismo étnico, no cívico, aparece como tendencia. Así como los sionistas no pueden admitir que la injusticia contra la población originaria subyace en la fundación del Estado, tampoco admitirán la permanente enemistad de los palestinos desplazados y sus injusticias por las deportaciones y usurpaciones. Más bien describen a los “árabes” como irracionales aborrecibles, religiosos fanáticos y hasta los nazis de nuestros días. Algunos los comparan con animales e insectos, un vocabulario zoológico que se volvió común entre los colonos. La reacción occidental a los sucesos del 11-S adoptó la narrativa israelí del odio irracional de los árabes al progreso y la libertad y su hostilidad innata hacia los valores “judeocristianos”. Más aún, Israel se puso a jugar el importante rol de fuente privilegiada de experiencia y equipamiento en “la guerra contra el terror” liderada por las naciones occidentales, mientras es vitoreado por la derecha evangelista, que ve en el Estado el presagio del segundo Advenimiento de Cristo.
Sin embargo, el apoyo de occidente es frágil, ya que padece del déficit democrático. La opinión pública de los países, cuyos gobiernos apoyan con entusiasmo a Israel, consideran al Estado hebreo la mayor amenaza a la paz mundial. Mientras los círculos de los negocios expresan su admiración por Israel, uniones civiles y otras organizaciones de base lo condenan por su política segregacionista y hacen campaña por el boicot, desinversión y sanciones. Israel se posicionó firmemente como un baluarte de la derecha.
¿Es antisemita rechazar el sionismo y criticar a Israel?
Desde 1948, cuando los sionistas declararon unilateralmente la independencia contra la voluntad de la mayoría de la población de Palestina, compuesta por cristianos, musulmanes y una minoría judía, la dirigencia israelí comenzó a preocuparse por asegurarse una mayoría étnica judía. Utilizaron una serie de métodos para alentar la inmigración de ciudadanos judíos de otros países. Mientras que la mayoría de los inmigrantes llegaron a Israel movidos por la amenaza –real o ficticia- del antisemitismo, más que por razones ideológicas, el antisemitismo siempre ha servido a los intereses de Israel.
En la actualidad, el antisemitismo es una precipitación del conflicto en Oriente Próximo. Los judíos, cada vez más, se asocian a los bombardeos israelíes, a los soldados israelíes armados hasta los dientes y a los colonos sionistas que llenan las pantallas de los televisores. Sin embargo, las autoridades israelíes no se hacen cargo de que sus políticas hacia los palestinos alientan el antisemitismo en todo el mundo. Al contrario, el crecimiento del antisemitismo sirve de apoyo a su reclamo de que solamente en Israel un judío puede sentirse seguro. Y esto, en la práctica, se traduce en mayor inmigración.
Al mismo tiempo, los “vasallos de Israel” (un término acuñado por el ex embajador en Francia Elie Barnavi, refiriéndose a personas a menudo confundidas por los líderes judíos), no sólo proclaman su lealtad a Israel, sino que además izan con desafío banderas israelíes a las entradas de instituciones judías, incluidos asilos de ancianos y hospitales. Esa asimilación de Israel con ciudadanos judíos de otros países provoca antisemitismo y convoca a la hostilidad. La norma sionista proclama que Israel –un Estado distante y combativo que la mayoría de los judíos no controla ni tampoco habita-, es “el Estado del pueblo judío” e implica a todos los judíos del mundo en lo que Israel es y hace. La denominación de Israel como Estado judío, predeciblemente fomenta el antisemitismo y abona la violencia contra los judíos.
Al sofocar hasta la más moderada crítica a Israel con acusaciones de antisemitismo, estos “vasallos de Israel” exacerban los sentimientos antijudíos. A la inversa, los judíos que hablan en contra de las acciones de Israel –como las Voces Judías Independientes en Canadá- socavan los fundamentos de las creencias antisemitas. Expresan la auténtica diversidad de la vida judía –“dos judíos, tres opiniones”- que sobrevuela frente a la patraña antisemítica de una conspiración judía a nivel mundial. Pero los judíos no deben ser las únicas personas “autorizadas” para discutir el sionismo y a Israel.
Unir a Israel con los judíos y sus historias sirve para enturbiar y obturar una discusión racional. Por eso es tan importante hacer distinciones entre los siguientes conceptos: sionismo y judaísmo; Israel como Estado, como país, como territorio y como la Tierra Santa; judíos (israelíes y otros); israelíes (judíos y no judíos), sionistas (judíos y cristianos) y antisionistas (de nuevo judíos y cristianos). Israel debe ser tratado como cualquier otro país independiente: según sus propios méritos y faltas, sin referencias al Holocausto o a los pogromos de Odessa. Para evitar connotaciones antisemitas en la discusión sobre Israel, es importante recordar que el sionismo fue una audaz rebelión contra la continuidad judía y se debe disociar a los judíos y al judaísmo del Estado de Israel y sus acciones.
Un experto israelí en sionismo, Boaz Evron, trae un sentido racional a este asunto tan emocional:
El Estado de Israel y todos los Estados del mundo, aparecen y desaparecen. El Estado de Israel, claramente, desaparecerá dentro de cien, trescientos, quinientos años. Pero yo creo que el pueblo judío existirá mientras exista la religión, quizás durante miles de años. La existencia de este Estado es menos importante que la existencia del pueblo judío… los judíos del mundo pueden vivir muy bien sin él.
Yakov M. Rabkin, es profesor de historia de la universidad de Montreal; su reciente libro A Threat from within: A Century of Jewish Opposition to Zionism (Fernwood), se ha traducido a ocho idiomas y está nominado para el premio Governor General Award.
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article23617.htm

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Verdades inconvenientes acerca del Sionismo ‘realmente existente’


17-10-2009
Jacques Hersh
Monthly Review/CEPRID

Las celebraciones con ocasión del sexagésimo aniversario de la fundación del estado de Israel trajeron sentimientos encontrados para aquellos de nosotros que sobrevivimos al Holocausto. La razón de esta ambivalencia es que, mientras los supervivientes del genocidio Nazi celebraban la creación de un estado judío en 1948, pocos a la vez se daban cuenta de los costes humanos y las injusticias que se cometieron, se estaban cometiendo y se seguirían perpetrando contra los árabes palestinos en nuestro nombre.

El eslogan “Nunca Más” que era el pensamiento dominante en la psique judía en aquellos años se relacionaba principalmente con el destino de los judíos europeos. No obstante, algunos supervivientes encontraron difícil comprender por qué, tras la masacre científica e industrializada de millones de judíos, así como de otros grupos étnicos y nacionalidades, junto con el persistente antisemitismo tanto en la Europa de la posguerra como en América, las grandes potencias estuvieron entonces dispuestas a acceder al proyecto de una patria judía. ¿Era este cambio de corazón una mera reacción de culpabilidad por el trato dado a los judíos europeos o había algún “diseño inteligente” que implicaba el trazado de una futura arquitectura política internacional a cuyo advenimiento podía contribuir la formación del nuevo estado?

De hecho, con la creación de Israel parecía tener lugar un cambio en la cultura política de judíos, gentiles y árabes. En retrospectiva, esta transmutación demostraría ser de gran trascendencia en la forma del mundo por venir. El pleno alcance de este fenómeno histórico no se vio en aquel momento. No fue hasta el final de la Guerra Fría y la desaparición de la Unión Soviética cuando se pudo discernir el contorno del nuevo orden internacional. La verdad es que el mundo no había llegado a un punto final como sugería la tesis de Francis Fukuyama del “final de la historia”. En su lugar se propuso una estructura nueva de enfrentamiento formulada por el experto británico sobre Israel y el Islam, Bernard Lewis, y propalada más tarde por el científico político estadounidense Samuel Huntington. Básicamente, la tesis del “Choque de Civilizaciones” implantó un nuevo paradigma en la agenda de la política internacional que fue rápidamente adoptado por los neoconservadores de Estados Unidos y el Partido Likud de Israel.

Teórica e ideológicamente la tesis dibujó una línea divisoria entre “Occidente y lo demás” En esta proyección, Occidente es considerado depositario de la civilización judeocristiana y eso incluye al estado judío. Durante la era de la Guerra Fría Israel se fue desplazando desde su posición inicial de neutralidad entre las dos superpotencias en la época de su establecimiento, para convertirse en un bastión occidental en Oriente Medio. En este contexto a menudo se olvida que la Unión Soviética expresó su reconocimiento diplomático del nuevo estado a los pocos minutos de su proclamación – sin apenas considerar las consecuencias para los partidos comunistas del mundo árabe. El apoyo de la Unión Soviética al estado emergente, en forma de asistencia militar a la lucha de liberación sionista, se basaba en la razón lógica de que esto debilitaría el imperialismo británico en la región. Esta suposición se mostró correcta, pero con mayor perspicacia podía haberse previsto que Estados Unidos reemplazaría a Gran Bretaña y se convertiría en el actor principal en la región así como el principal aliado de Israel.

Las relaciones entre EE.UU. e Israel se han vuelto tan estrechas desde los años 60 que los intelectuales estadounidenses están empezando a debatir si no será el lobby israelí de Washington quien determina la política estadounidense en Oriente Medio a expensas de los intereses nacionales de los EE.UU.1 Desde el 11-S, esta alianza se ha hecho aún más fuerte. La fidelidad al estado de Israel se ha convertido en un criterio de corrección política para los candidatos a la Casa Blanca que debaten qué será lo mejor para proteger los intereses israelíes. En su discurso conmemorativo del Knesset (Parlamento israelí) el 15 de mayo de 2008, el presidente Bush declaró que Estados Unidos estaba orgulloso de ser el “mejor y más íntimo amigo del mundo” de una nación que era “la patria del pueblo elegido” que “ha trabajado incansablemente por la paz y… luchado valientemente por la libertad”.2 En lo que respecta a los palestinos, que conmemoraban la Nakba (“la catástrofe”) –cuando 700.000 de sus antepasados huyeron o fueron expulsados de sus casas por la violencia militar que acompañó a la declaración de independencia israelí—el presidente tuvo palabras “alentadoras”. Cuando Israel celebrase su 120 aniversario, él tenía la visión de que los palestinos tendrán “la patria que tanto tiempo han soñado y merecido –un estado democrático gobernado por la ley”. Para 2068, profetizaba el presidente, Oriente Próximo estará formado por “sociedades libres e independientes” y Hamás, Hizbulá y al-Qaeda habrían sido derrotadas. En otras palabras, serán necesarias seis décadas más antes de poder declarar la “misión cumplida” –la aceptación completa por parte del mundo musulmán-árabe de un orden regional impuesto por EE.UU e Israel. Incluso en comparación con los miembros de la administración Bush que creyeron que podrían crear su propia realidad, esta predicción parece ilusoria.

Aparte de las suposiciones futuristas respecto de la evolución de las políticas en Oriente Medio, este pronóstico se basa en el supuesto de que los países de la región aceptarán semejante régimen geopolítico y que los intereses políticos de EE.UU. e Israel permanecerán fijos en ese objetivo sin importar el coste que ello acarree. La crisis de hegemonía que actualmente sufre Estados Unidos no puede sino afectar a las posibilidades futuras de imponer una “Pax Americana” en el mundo. Ni siquiera hay alguna garantía de que las contradicciones de la sociedad israelí no influirán en las políticas del estado o de que la lealtad de la Diáspora judía con los objetivos a largo plazo del Sionismo vaya a seguir siendo viable. Después de todo, los primeros sesenta años de existencia de Israel no han logrado, incluso según las actuales propuestas del Sionismo, cumplir sus promesas de seguridad para los judíos en general. Esto a pesar del hecho de que el estado de Israel tiene un arsenal de doscientas bombas atómicas, una de las más fuertes y modernas maquinarias militares de Oriente Medio, una de las economías más desarrolladas del mundo, y por último pero no menos importante, una alianza con la primera superpotencia militar del mundo. A pesar del hecho de que la islamofobia ha reemplazado al virus de la judeofobia en occidente, los judíos de la Diáspora se sienten incómodos ante la perspectiva de identificarse con un estado que viola los derechos humanos de otro pueblo y que sirve a los intereses del imperialismo de EE.UU. en todo el mundo.

El propósito existencial de Israel ha sido cuestionado por muchos israelíes así como por una cantidad creciente de judíos de la Diáspora. El concepto de “patria nacional de los judíos” está perdiendo su atractivo. Según Tony Karon, “el hecho sencillo es que casi dos tercios de nosotros hemos elegido libremente vivir en otro lugar, y no tenemos intención de establecernos nunca en Israel”. Es en cierto modo paradójico que 750.000 israelíes vivan en Estados Unidos o en otros países europeos y que la norma hoy día sea que los ciudadanos israelíes que pueden adquieran un pasaporte extranjero. Una de las conclusiones más relevantes de Karon para el análisis de la problemática de Oriente Medio y en contradicción abierta con los pronósticos de Bush, es que “Israel puede que sea un hecho histórico inextricable, pero la ideología Sionista que espoleó su creación y dio forma a su identidad y a su sentido de propósito nacional se ha colapsado –no bajo la presión exterior, sino pudriéndose desde dentro. Son los judíos, y no los yihadistas quienes han enviado el Sionismo a la papelera de la historia”.3 ¿Se reafirmará la cuestión judía a si misma después del segundo fracaso de los tiempos modernos en hallar una “solución final”?

Un repaso a las raíces del sionismo

Para comprender lo que ha sucedido, puede ser útil volver a las raíces del Sionismo e incluir las fuerzas exteriores al movimiento que influyeron en la evolución de las políticas judías. Es importante tener en cuenta el pasado para analizar el presente así como los proyectos de futuro. La memoria colectiva judía está contaminada por el discurso sionista. A este respecto, tomar el Holocausto como punto de referencia de la rica experiencia del pueblo judío no es suficiente. De entrada debe quedar claro que el Sionismo es sólo un intento entre otros, en los tiempos modernos, de resolver la cuestión judía que causa su situación específica en el contexto europeo. El esfuerzo por unificar los diferentes elementos del judaísmo tras el proyecto sionista fue una apuesta hecha a finales del siglo diecinueve que nunca cristalizó hasta después del Holocausto. El nacionalismo secular entre las poblaciones judías de Europa apareció paralelamente al surgimiento de ideologías nacionalistas en el continente después de la década de 1840. Pero las ideas del movimiento empezaron a recibir el apoyo de una base judía sólo como resultado del surgimiento del antisemitismo después de 1881. Aunque la población judía pobre y discriminada de Europa del Este era la más receptiva al mensaje de una nueva vida en Palestina, la mayoría sin embargo, intentó emigrar a Europa occidental, las Américas y Australia.

La composición sociológica en la gestación del movimiento sionista se caracterizó por una gran variedad: judíos religiosos, judíos no religiosos identificados no obstante con la tradición judía, y hebreos sin interés en el judaísmo pero aun así considerados como judíos por los gentiles. El denominador común, además de su ascendencia, era la manera en que eran vistos por los otros: es decir, el antisemitismo. Los judíos europeos estaban dispersos y pertenecían (de modo desigual) a ciertas capas sociales en algunos lugares y a unas diferentes en otros. Algunos estaban más integrados mientras que otros no lo estaban tanto. Algunos compartían una particularidad cultural, por ejemplo, los hebreo-hablantes de Europa oriental, y de la misma manera, los judíos de Europa estaban divididos en muchas corrientes ideológicas.4 Los vínculos del pueblo llano judío estaban bastante limitados por su entorno inmediato y situación.

El nacionalismo reclutó sus tropas de apoyo entre los judíos pobres y perseguidos de Europa del Este. A este respecto es útil recordar que los judíos integrados en Europa occidental no eran demasiado entusiastas ante la idea de ver inmigrantes judíos de Europa del Este en sus países. Esto era debido al desdén que la burguesía judía occidental sentía por estos trabajadores pobremente cualificados así como a la aprensión porque semejante influjo pudiese reforzar el antisemitismo latente.5

Bajo estas condiciones, era casi natural que el liderazgo del movimiento sionista tendiese a ser de intelectuales de clase media de Europa central y occidental que buscaban el apoyo de la grande bourgeoisie judía de Occidente la cual, de acuerdo con Maxime Rodinson, era “simplemente demasiado feliz para desviarse de Europa Occidental y América; una oleada de inmigrantes de clase inferior con extrañas características étnicas y tendencias revolucionarias ponían en peligro sus propias posibilidades de integración”.6

En los años de la formación del sionismo, la izquierda política judía estaba escindida entre partidarios y opositores del nacionalismo judío. Ambas tendencias reclamaban un marco de clase para dar legitimidad a sus posiciones.7 En el contexto de los debates, los sionistas de izquierdas pusieron el énfasis en la fuerza del elemento proletario judío y la ideología socialista del movimiento sionista, sugiriendo que bajo determinadas circunstancias la formación de su estado ideal podría contribuir a la lucha antiimperialista a escala mundial. En cuanto a la izquierda antisionista, enfatizaba (al igual que algunos oponentes de derechas al sionismo) el liderazgo burgués y capitalista del movimiento así como sus ataduras imperialistas.

Las diferentes corrientes que contribuyeron a la aparición del sionismo hacen difícil considerar el movimiento meramente como el producto de una clase específica de judíos. Su relación con el judaísmo es igual de complicada. El Sionismo trató de instrumentalizar la religión para servir a su interés político. Quiso mantener intacta la función social del judaísmo para unificar al pueblo judío, eliminando al mismo tiempo su contenido místico. Entre las corrientes seculares favorables a la reunificación de los judíos hubo proyectos de patrias en otros lugares distintos de Palestina. Theodor Herzl, autor de Der Judenstaat (El Estado de los judíos sería mejor traducción que El Estado judío) manifestó su interés personal acerca de una entidad judía en Argentina o en África. Los judíos religiosos ortodoxos estaban prevenidos contra las paradojas contenidas en el proyecto Sionista, el cual por una parte, abogaba por mantener la identidad religiosa, mientras por otra amenazaba su existencia sustituyendo la constante del mesianismo judío con la extraña doctrina del nacionalismo judío. Como formuló Yakov M. Rabkin, el dilema era que “mientras (el Sionismo) se autodefinía como una fuerza modernizadora contra el peso muerto de la tradición y la historia, idealizaba el pasado bíblico, manipulaba los símbolos originales de la religión y proponía convertir en realidad los sueños milenarios de los judíos. Pero sobre todo, el Sionismo propuso una nueva definición de lo que significa ser judío”.8

Aunque el movimiento sionista acompasaba diversas tendencias políticas y sociales – desde las clases trabajadoras de Europa del Este y Rusia hasta la integrada clase media y los profesionales de los países occidentales— el proyecto no habría sido capaz de fundirse sin los esfuerzos de los elementos judíos integrados en Occidente que buscaron el apoyo de diversas potencias imperialistas europeas y americanas, a pesar del postulado del sionismo político en torno a la incompatibilidad entre los judíos, especialmente los de Europa del Este, y las poblaciones cristianas. Proyectó la emigración a un territorio extra-europeo para establecer una nación de corte occidental. Como hizo notar Nathan Weinstock: “Semejante ideología sólo podía aparecer durante la época del imperialismo y debe situarse en la continuación de la expansión colonial europea”.9

Los líderes sionistas de aquellos días estaban muy atentos a que su movimiento no operase en un vacío geopolítico o en un ambiente cultural globalizado. Entre las divisiones que había dentro del movimiento, como entre secularismo y religión, o entre la ideología de la clase trabajadora y el liberalismo capitalista, es la disonancia entre las identidades occidental y oriental del pueblo judío la que persiste en la sociedad israelí moderna. Mientras que el sionista cultural, Martin Buber, consideraba a los judíos de Palestina como pertenecientes a la esfera de las culturas orientales y enfatizó los lazos históricos judíos con Oriente por tradiciones culturales y religiosas, Theodor Herzl, en contraste, se adhirió a una conceptualización eurocéntrica de la identidad del judaísmo. En esta perspectiva, ¡sólo importaban los judíos askenazíes! El punto crucial en la visión de Herzl de la condición judía en el contexto europeo y la visión mundial de una entidad judía en la era del imperialismo se basa en la suposición de que aunque el antisemitismo no podía ser derrotado en la sociedad cristiana, ¡el estado judío podía sin embargo convertirse en parte de la comunidad imperialista! Como un estratega realista, se dio cuenta de que era necesario considerar el interés de las grandes potencias en el proyecto de una entidad judía en Palestina. En su importante documento Der Judenstaat (1886), escrito antes de la caída del Imperio Otomano, Herzl afirma claramente cómo un estado judío estaría a favor de la gran potencia que promoviera la causa sionista: “Si Su Majestad el Sultán nos diera Palestina, tomaríamos la responsabilidad de poner completamente en orden las finanzas de Turquía. Para Europa podríamos representar parte de la barrera contra Asia; serviríamos como puesto de avanzada de la civilización contra la barbarie. Como estado neutral seguiríamos aliados con toda Europa, que a cambio tendría que garantizar nuestra existencia”.10

La interesante paradoja de esta postura, que cobró preeminencia en la Organización Sionista Mundial (WZO), era que asumía que aunque la judeofobia no podía derrotarse en el mundo occidental, estas mismas potencias podían movilizarse para resolver su propio problema judío interno aceptando el establecimiento de una patria para los judíos. Como señalaba Lenni Brenner: “La acomodación al antisemitismo –y su utilización pragmática con el propósito de lograr un estado judío— se convirtió en la principal estratagema del movimiento, y permaneció fiel a su concepción primigenia antes de y durante el Holocausto”.11 En consecuencia, mientras una corriente del Sionismo, representada por Martin Buber, esperaba que los judíos asimilasen sus raíces y se convirtieran en parte de Oriente Medio, la corriente principal del Sionismo, en contraste, adoptó una postura colonialista ante la población árabe de Palestina. En la visión mundial de Theodor Herzl, la solución a la cuestión judía en Europa solo podía comprenderse comprometiéndose con las potencias imperialistas y presentando el proyecto sionista como concordante con sus intereses. Con lo que más tarde se llamaría solidaridad con el tercer mundo, Buber se opuso al eurocentrismo de esta postura, y puede decirse que su comprensión de la problemática fue uno de los primeros ejemplos de políticas de identidad étnica.12

La aparición del nacionalismo judío estaba teniendo lugar durante un periodo dramático de la historia europea. E. J. Hobsbawm etiquetó la evolución del capitalismo durante el siglo diecinueve tanto de Era de la Revolución como de Era del Imperio. Es en este contexto de disrupción sociopolítica que acompañaba al proceso de modernidad, en el que las poblaciones judías se vieron inmersas en el torbellino de las políticas europeas. El antisemitismo era parte de la xenofobia general que se hizo patente en tiempos difíciles. En países como Francia y Alemania donde los judíos representaban una pequeña parte de la población, el antisemitismo se dirigió contra los banqueros, empresarios, y otros a quienes la gente sencilla identificaba con los estragos del capitalismo. Hobsbawm hace notar que el antagonismo contra los judíos adquirió una nueva dimensión con el aumento de la xenofobia en la ideología de la derecha nacionalista: “El antisemitismo, dijo entonces el líder socialista alemán Bebel, era ‘el socialismo de los idiotas’. Aun así lo que nos choca acerca del ascenso del antisemitismo político de finales de siglo no es tanto la ecuación ‘judío ≈ capitalista’, lo que no era inverosímil en gran parte de Europa oriental y central, sino su asociación con el nacionalismo del ala derecha”.13

El siglo veinte abrió una ventana de oportunidad para el Sionismo, y el compromiso de la WZO con las grandes potencias le dio una influencia sustancial hacia el final de la inter-imperialista Primera Guerra Mundial. Aunque muchos sionistas habían sido pro-alemanes, la organización había hecho esfuerzos principalmente en Gran Bretaña. Aunque no directamente relacionado con estos esfuerzos, el curso de la Guerra y los acontecimientos en Rusia, con la caída del Zar, cambió las fortunas del proyecto sionista. Las fuerzas socialistas entre los judíos de las clases trabajadoras de Rusia y de otras naciones europeas inclinaban sus simpatías hacia la Revolución Soviética y una cantidad de judíos vinieron a jugar un papel influyente en el nuevo régimen. Visto desde Londres, la WZO apareció como una herramienta útil en su estrategia diplomática para debilitar el impacto de la Revolución Soviética así como, de acuerdo con Lenni Brenner, en influir para que los judíos de EE.UU presionasen a Washington para que tomara parte en la guerra de Europa.14

La relación de mutuo interés entre la WZO y el imperialismo británico dio como resultado la notoria Declaración Balfour. Esta fue una carta que el Secretario de Exterior Arthur James Balfour escribió a su amigo Lord Lionel Walter Rotschild. En ese documento Balfour prometía que el gobierno británico se esforzaría en facilitar la consecución de un “hogar nacional para el pueblo judío” con el complicado anexo de que “no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político disfrutados por judíos en cualquier otro país”.15 La ambivalencia del documento puede explicarse como el resultado de la insistencia del ministro judío, Edwin Montagu, quien acusó al gobierno de antisemitismo por convertir implícitamente a los judíos británicos en “extraños y ajenos”. De hecho, la comunidad anglojudía se encontraba dividida en la época del proyecto sionista. Mientras los Samuel y los Rotschild estaban a favor del apoyo británico a la creación de una patria judía, las familias Cohen, Magnus, Montefiore y Montagu estaban en contra.

El argumento de los opositores integrados a la conceptualización sionista de la condición judía se basaba en la suposición de que la integración era posible y que los judíos debían esforzarse en lograrla. En mayo de 1917, un comité publicó una carta en el London Times, en nombre de las principales organizaciones anglojudías, diciendo explícitamente que los judíos emancipados no tenían otra aspiración nacional distinta que la de ser británicos. Además el comité consideraba que el establecimiento de una nación judía en Palestina basado en la presunción del desamparo judío “tendría el efecto de mostrar a los judíos como extraños en sus países de nacimiento”.

Pero, la disputa sobre el caso no se quedó en un mero asunto entre las facciones sionista y no sionista dentro de la comunidad judía británica. De no haber participado otros actores hay pocas dudas acerca de que los judíos antisionistas hubieran podido ganar. Pero como afirmó Chaim Bermant “Había que tener en cuenta a los gentiles sionistas y ellos fueron los ganadores”.16

Sin embargo aplacar las presiones sionistas no era el interés primario del imperialismo británico en aquel tiempo. La ocasión de la Declaración Balfour es interesante desde el momento en que tuvo lugar hacia el final de la Primera Guerra Mundial y la disolución del Imperio Otomano. En ese momento Inglaterra estaba en proceso de posicionarse y redefinir con Francia el mapa de Oriente Medio. Estas dos potencias acabaron definiendo las fronteras de Palestina. Sin embargo, la élite política británica tenía que conciliar su compromiso en el establecimiento de un estado judío con su conocimiento de los intereses del movimiento nacionalista árabe para no defraudar las expectativas árabes en cuanto a Palestina en la nueva geopolítica de la región.

La amenaza de la Revolución de Octubre

Pero había otro desafío importante enfrentándose al imperialismo británico que afectó a su estrategia hacia el Sionismo durante este periodo. En 1917 estaba teniendo lugar una importante transformación política en Rusia. La Revolución de Febrero terminó con la abdicación del Zar Nicolás II, el colapso de la Rusia Imperial, la exigencia popular de paz con Alemania, y el fin de la dinastía Romanov. El gobierno provisional de Alexander Kerensky era una alianza entre fuerzas liberales y socialistas que esperaba reformar el sistema. Su fracaso, que condujo a la Revolución de Octubre, significó un cambio en la estructura sociopolítica de Rusia y supuso una amenaza para el sistema capitalista mundial. Esta era al menos la percepción en los círculos políticos de Londres. La elite política británica se opuso a la intención de los bolcheviques de sacara a Rusia de la guerra, lo que podría haber reforzado a los alemanes en el frente occidental. Pero aún más importante era el temor de que triunfase una revolución socialista que se extendiera por Europa debido en parte a la impopularidad del baño de sangre interimperialista. De hecho, la Primera Guerra Mundial terminó en 1918 a la sombra de la Revolución Rusa. La paz sin embargo no impidió una intervención militar aliada en la subsiguiente guerra civil rusa del lado de los Blancos contra los Rojos. El coordinador de este esfuerzo fue el joven Winston S. Churchill, entonces ministro de defensa del gobierno británico.17

La carta Balfour debe ser vista en este contexto. La población judía de Europa estaba dividida entre diferentes clases y diferentes filiaciones ideológicas y aspiraciones. Pero el intento del Sionismo de imponer límites nacionalistas a la identidad judía no era fácilmente aceptado. El Yiddishe Arbeiter Bund, el partido socialista judío más popular, era militantemente antisionista.18 Generalmente, la clase trabajadora judía se sentía atraída por las ideas del socialismo y algunos judíos jugaron un papel influyente en la Revolución Bolchevique. Bajo estas condiciones, el apoyo británico al Sionismo en aquel tiempo podría ser interpretado como un intento de debilitar el experimento soviético desde el principio desligando a los judíos del socialismo universalista. La proyección de una “conspiración judeocomunista” se convirtió en el elemento justificativo tras la estrategia británica así como de la posterior visión Nazi del mundo. Ambas posturas estaban basadas en un antisemitismo político implícito ¡y paradójicamente no en oposición a los principios fundadores del Sionismo!

En un interesante artículo publicado en el Illustrated Sunday Herald en 1920, Winston Churchill aclaraba la estrategia británica de ayudar al Sionismo al tiempo que surgía el espectro de la judeofobia. Bajo el título “Sionismo versus Bolchevismo – La lucha por el espíritu del pueblo judío”, el artículo distinguía entre “judíos buenos y malos". Los judíos buenos eran los “judíos nacionales” que estaban integrados en su país, practicantes de la fe judía, como era el caso en Inglaterra. Los judíos nacionales rusos que promovieron el desarrollo del capitalismo durante el régimen zarista también pertenecían a la categoría de “judíos buenos”. Los malvados son los “judíos internacionales” que pertenecen a una siniestra confederación atea y “han abandonado la fe de sus antepasados, y apartado de su mente toda esperanza espiritual en el otro mundo”. De acuerdo con Churchill, esta corriente incluía a Karl Marx, Leon Trotsky, Bela Kun, Rosa Luxemburgo, y Emma Goldman. Se decía que algunos de estos judíos internacionales malos habían jugado una parte importante en la creación del Bolchevismo y el advenimiento de la Revolución Rusa. En consecuencia, lo importante para el Sionismo era “promover y desarrollar cualquier movimiento marcadamente judío que conduzca directamente lejos de estas fatales asociaciones”. De acuerdo con esta línea de pensamiento, el Sionismo ofrecía así una tercera concepción política de “la raza judía”. En palabras de Churchill: “En claro contraste con el comunismo internacional, le muestra al judío una idea eminentemente de carácter nacional”. Incluso aunque no pudiese dar cabida a toda la población judía, la creación de un estado judío bajo la protección de la corona británica sería un evento que podría ser beneficioso y estaría en armonía con “los intereses más genuinos del Imperio Británico”.19

El anticomunismo de Churchill y la instrumentalización del Sionismo político para debilitar las aspiraciones socialistas de los judíos eran esfuerzos que no estaban libres de contradicciones. En la cuestión judía, el Bolchevismo de aquel tiempo se había opuesto al Sionismo en el frente ideológico y al antisemitismo a nivel político. En contraste, el imperialismo británico promovía el Sionismo en contra del Bolchevismo a la vez que apoyaba a los elementos de los Guardias Blancos en la guerra civil rusa, que tenían una larga tradición de antisemitismo y pogromes. Durante la guerra civil, las fuerzas antibolcheviques mataron a al menos 60.000 judíos.20 Otra dificultad para el imperialismo británico en Oriente Medio era que no podía actuar abiertamente en favor de la creación de un estado judío sin despertar la oposición árabe a los intereses del imperio.

Lo que logró este discurso prosionista fue sin embargo hacer ideológicamente aceptable el antisemitismo en términos sociales y políticos. Más sofisticado que los “Protocolos de los Mayores de Zion”, cuya inspiración retrocedía a los tiempos de la Revolución Francesa a finales del siglo dieciocho cuando los círculos reaccionarios franceses denunciaron una mano judía en aquel suceso histórico, Churchill repetía no obstante el bulo de una conspiración judía internacional. Semejante mito había seguido vivo en la Europa del siglo diecinueve, en países como Alemania y Polonia. La sofisticación tras el enfoque de Churchill era que su antisemitismo se basaba en un análisis clasista de la cuestión judía, ¡como muestra la diferenciación entre los “judíos buenos” (capitalistas integrados y sionistas) y los “judíos malos” (socialistas)!

En consecuencia, lejos de devolver a su lámpara al genio del antisemitismo moderno, el fenómeno se movilizaba ahora en la cruzada contra el socialismo y a favor del sionismo político. En lo que concierne al antisemitismo de aquel tiempo, acabó basándose en la noción de que los judíos ¡habían inventado el socialismo y el Bolchevismo con la intención de asumir el poder sobre los desamparados goyim (gentiles)! En el caso del antisemitismo continental, el postulado de un conglomerado judeosocialista coexistía con la visión de que los banqueros judíos controlaban el mundo. Mientras la postura de Churchill sobre la cuestión judía estaba basada en el odio de clase hacia los judíos socialistas, el antisemitismo de Adolf Hitler era más patológico. Como dijo en una frase del Mein Kampf citada a menudo: “Si, con la ayuda de su credo marxista, los judíos triunfan sobre los pueblos del mundo, entonces su corona será la corona funeraria de la humanidad”.

A pesar del antisemitismo primordial de Adolf Hitler y el proyecto de aniquilación de los judíos europeos, una faceta menos conocida del Holocausto es que había una implícita simpatía nazi por el proyecto sionista y paradójicamente un acuerdo con el axioma del sionismo en cuanto a la incompatibilidad de judaísmo y ciudadanía alemana. El eslogan “Juden raus!” y “¡Kikes a Palestina!” que estaban en boga en Europa en aquel tiempo reforzaban el mensaje sionista. Lenni Brenner en un capítulo de la relación nazismo-sionismo hace referencia a un dirigente político nazi de Bavaria que apostilló “que la mejor solución a la cuestión judía, para judíos y gentiles por igual, era la patria nacional palestina”.21 El objetivo original del nazismo había sido hacer a Alemania “Judenfrei“ lo que se extrapoló al resto de Europa. En principio ello no suponía el exterminio del pueblo judío. Los nazis habían planeado el proyecto de un “principado judío” en el centro de Polonia como una forma de reserva para los judíos alemanes. Tras la derrota de Francia, Adolf Eichmann trabajó un año entero en un proyecto para convertir la colonia francesa de Madagascar en un “principado judío” para los judíos europeos.22

En la recién nacida Unión Soviética—con la mayor concentración de judíos del mundo en aquel tiempo (cinco millones) —la cuestión judía requirió la atención inmediata del nuevo régimen por las condiciones específicas de los judíos en Rusia por una parte, y de otra por las presiones del Sionismo. En tiempos del Zarismo, la actividad económica tradicional de la mayoría de judíos se había concentrado en el comercio y la pequeña artesanía. Políticamente, y al contrario que otras minorías, los judíos no reclamaban una nacionalidad. Estaban dispersos entre las entidades nacionales y hablaban en yiddish. Como si se tratase de un principio de doctrina, el régimen soviético desde el principio combatió las manifestaciones de antisemitismo en una sociedad ya infectada por el virus, atrayendo así a los intelectuales judíos hacia el Partido Comunista. Mientras la Nueva Política Económica estuvo vigente, tras las penurias de las intervenciones extranjeras y la política económica del “comunismo de guerra”, la pequeña burguesía política se aprovechó de la reaparición del sector privado y consolidó su posición económica.

No obstante, esto junto con el empleo de judíos en la administración, avivó el antisemitismo entre los rusos de todas las nacionalidades. El nuevo régimen se encontró a sí mismo rodeado por el antisemitismo residual, y a veces virulento, de la sociedad rusa, por la necesidad de encontrar una solución socioeconómica y política a la situación de los judíos, la necesidad de desarrollo de las regiones remotas y económicamente atrasadas, la presión del Sionismo, y por último y no menos importante por su propia comprensión teórica de la cuestión nacional. En El Marxismo y la Cuestión Nacional (1913), Stalin, que tras la revolución se había convertido en Comisario Popular de Asuntos Nacionales, formuló la idea de que para ser calificada de nación, una minoría nacional debía estar caracterizada por una cultura específica, un idioma, y un territorio común. Por supuesto la última característica no se correspondía con los judíos de Rusia ya que vivían dispersos a lo largo del territorio. No obstante, eran identificados como una nacionalidad. Para desarrollar las regiones del Lejano Oriente y para paliar la ofensiva del Sionismo político por una patria, se lanzó una alternativa soviética al proyecto sionista en 1928, cuando Birobidzhan fue apartado de la colonización judía. En 1934, la región autónoma era proclamada como patria judía con una floreciente cultura yiddish. Como dijo Nathan Weinstock, este sustituto de Palestina tenía probablemente la intención de apartar a los judíos soviéticos de Palestina y de su lealtad al Sionismo político. Pero de hecho elevar la identidad de los judíos al estatus de nacionalidad no podía sino ser beneficioso para la construcción ideológica y el proyecto político sionistas. Contrarestar el sueño de un “Eretz Israel” (Tierra de Israel) con un “Ersatz Israel” (Sustituto de Israel),23 aunque una solución defensiva y pragmática a la cuestión judía rusa, supuso en última instancia reforzar los fundamentos ideológicos del nacionalismo judío.

Mucho se ha escrito sobre la persistencia del antisemitismo en la sociedad soviética así como en las luchas políticas internas del Partido Comunista de la Unión Soviética, pero el judaísmo occidental no ha prestado atención al hecho de que en los años 1935-43, fue el “Imperio del Mal” quien vino a dar cobijo a la mayoría de los judíos europeos que huían del genocidio nazi. Mientras Estados Unidos e Inglaterra permitieron sólo el 6,6 por ciento y el 1,9 por ciento de inmigrantes judíos respectivamente, el 75,3 por ciento de los refugiados judíos de Europa, que se acercan a los dos millones, encontraron refugio en la Unión Soviética.24

La tarea del nacionalismo judío como una construcción ideológica y política del Sionismo implicaba la remodelación de la psique de los judíos europeos en una (¿falsa?) conciencia de singularidad. Para hacer esto, la diversidad de experiencias de los judíos en la Diáspora se consideró de menor importancia que la presunta permanencia de la judeofobia, la cual llegó a su culmen en Europa con el Holocausto. El Sionismo era por supuesto un proyecto de los judíos europeos que para legitimar su reconocimiento debía aplicarse a la situación de judíos con experiencias históricas diversas. Incluso en el estado sionista, la dominación Askenazí ha sido evidente desde el principio. Como afirmó Ella Shohat: “Dentro de Israel, y en el escenario de la opinión mundial, la voz hegemónica de Israel ha sido casi invariablemente la de los judíos europeos, los Askenazíes, mientras que la voz Sefardí/Mizrahí (judíos orientales/árabes) ha sido en gran medida velada o silenciada”.25 Merece la pena señalar que aunque la situación de los judíos árabes no fuera idílica, los Sefardíes vivían, en términos generales, cómodamente dentro de la sociedad árabe-musulmana. Según Ella Shohat durante el año de la formación del Sionismo político, los judíos Sefardíes eran bastante indiferentes al respecto. En algunos casos, los líderes religiosos judeoárabes denunciaron el Sionismo protestando contra la Declaración Balfour. En su fase temprana, el movimiento árabe en Palestina y Siria distinguió cuidadosamente entre los inmigrantes sionistas y la población judía local (mayoritariamente Sefardí) que vivía pacíficamente con sus vecinos.26

En medio de la descolonización y del recrudecimiento de las luchas de liberación nacionales, la aparición en Oriente Medio de la nueva nación euro-israelí—cuya elite política se identificaba con Occidente—no podía dejar de influir en las políticas árabes. Las luchas antiimperialistas en estos países fueron desviadas en la dirección de hacer política en función de la relación o antagonismo hacia Israel. Como dijo Paul Sweezy tras la guerra de 1967 entre Israel y sus vecinos árabes: “El resultado de concentrar la lucha contra los actores locales en la alianza imperialista Israelí resulta ser lo contrario de lo que se pretendía: mantiene dividido al mundo árabe y lo debilita, a la vez que refuerza la garra del imperialismo”.

Implícitamente venía a decir que era una trampa que los árabes debían evitar.27 Esta reflexión es interesante hasta el punto de que muestra la comprensión del conflicto árabe-israelí que existía entre las fuerzas progresistas de Occidente en aquel tiempo. El consejo de que los progresistas árabes deberían tratar de acentuar las divisiones en la sociedad israelí buscando campos comunes con elementos del proletariado israelí, que comprende a la mayoría de los judíos provenientes de Asia y África, asignaba la responsabilidad de la madurez política a la parte árabe. Los judíos socialistas en la Diáspora mantuvieron una unilateralidad aún más acentuada. Esto se ejemplifica en un segundo comentario editorial del mismo ejemplar de Monthly Review, cuando Leo Huberman fue un paso más allá al escribir que: “Los socialistas árabes deberían mirar a su objetivo real—si van a tomar parte en una ‘guerra santa’ deberían dirigir esa guerra contra el enemigo número uno que no es Israel sino el feudalismo y el imperialismo”.28

El proto-fascismo de Israel

No fue hasta décadas después de la guerra preventiva del ejército israelí en 1967 que la Nakba (“catástrofe”) palestina recibió la atención o la simpatía del mundo occidental. Con la derrota de los ejércitos árabes y la conquista de Cisjordania y Gaza, la cultura política dominante de Israel tomó la forma de un proto-fascismo. Desconocida hasta el momento, una sensación de invencibilidad vino a permear los fundamentos ideológicos de la sociedad israelí y a hacer que la Diáspora prosionista pasara a considerar al Sionismo “real” como un derecho político. Como afirmaba un académico israelí: “Con la victoria aérea de 1967 y la ocupación de Cisjordania y Gaza, la expansión repentina de las fronteras de Israel dio lugar a una erosión más rápida de los valores socialistas y humanistas que fueron una vez el distintivo del Sionismo obrero”. Con la euforia hubo poca resistencia a “el nuevo y dinámico movimiento de un Gran Israel, que buscó convertir la conquista más reciente de Israel en una parte integral del país”.29 En este clima político la empatía con los palestinos entre los israelíes y los judíos de la Diáspora estaba a su nivel mínimo.

A pesar de lo cual, surgió una crítica radical desde el interior de la sociedad israelí. Un grupo de intelectuales y académicos empezó a reinterpretar el nacimiento de Israel reconociendo la limpieza étnica que acompañó a la imposición del estado judío sobre la población árabe-palestina. Esto sacó a la luz el aspecto más desagradable del Sionismo—el pecado original de Israel. Estos historiadores revisionistas y sociólogos críticos encapsulados bajo la denominación de “postsionistas” cuestionaron la narración oficial acerca de la formación del estado y desafiaron la comprensión aceptada de los orígenes del conflicto árabe-israelí. Al hacer esto se puso en tela de juicio el monopolio sionista sobre la historiografía y las suposiciones ideológicas.30 Rehabilitando a la identidad palestina como un pueblo y como víctimas históricas, el “postsionismo” hizo posible analizar la estrategia israelí en términos de un “politicidio” perpetrado sobre las poblaciones árabes con la intención de disolver al pueblo palestino como “entidad económica, social y política”.31 El eslogan sionista de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, que había reducido a los árabes palestinos a un estatus de no existencia, demostraba ahora haber sido un mito, haciendo visible la “miopía moral” del Sionismo.32

La Intifada en los territorios ocupados contra las fuerzas armadas israelíes hizo más concreta la presencia del pueblo palestino. En consonancia con la cuestión judía en general y con el conflicto palestino-israelí en particular ha habido y hay aún un dilema para la opinión progresista en Occidente. Al tiempo que se reconoce que las políticas árabes y su cultura política se vieron afectadas por la intrusión del estado judío en la región y su alianza con los Estados Unidos, no se dio la misma consideración a la transformación de la cultura política judía, tanto en Israel como en la Diáspora, como resultado de la creación del estado sionista y su relación de patrón-cliente con los Estados Unidos. Los judíos proisraelíes de todas las corrientes políticas han sido embaucados por el discurso ideológico del Sionismo, que ha saludado la existencia del estado judío como garante de la seguridad de los judíos en todo el mundo.

Habiendo capturado las “alturas superiores” de la moralidad usurpando el manto del victimismo del judaísmo europeo, el estado sionista, en un raro ejemplo de chutzpah (“audacia” o también “insolencia”) transformó la experiencia del Holocausto en capital político. En este contexto es interesante observar que el Holocausto no se convirtió en un punto universal de referencia hasta pasada la década de 1960. El motivo de la demora tiene que ver con la convergencia de corrientes estratégicas e ideológicas en el periodo de posguerra. Tras la derrota de la Alemania nazi, la coalición antifascista dio lugar a la Guerra Fría entre el Este y el Oeste. La cuestión alemana jugó un papel central en el establecimiento del sistema de alianzas occidentales bajo el liderazgo de los Estados Unidos. Bajo estas condiciones había poco interés por parte de la política exterior de EE.UU y del mismo gobierno de EE.UU de alejar a Alemania de la responsabilidad Nazi en el exterminio de los judíos europeos. Además, mirar de cerca el Holocausto nos revela el provecho de las industrias de EE.UU al armar la maquinaria de guerra de Hitler. En lo que concierne a la élite judía americana, dio su aquiescencia al silencio público sobre este crimen monstruoso y aceptó la política de EE.UU de rearmar a una Alemania apenas desnazificada. Motivado tal vez por el interés en no reactivar el antisemitismo americano poniendo en riesgo su mejorada situación, el judaísmo de EE.UU siguió una estrategia oportunista.33

En el caso de Israel, la cuestión del Shoah (“el Holocausto”) reflejó la compleja relación de la ideología sionista hacia los judíos no israelíes. El exterminio de los judíos europeos legitimó la causa del Sionismo, hasta el punto de que el Holocausto confirmó que los judíos no podían sobrevivir y prosperar en la Diáspora y que la integración y la asimilación en estas naciones era una ilusión. Al mismo tiempo, había un sentimiento ampliamente extendido entre los israelíes tras la Segunda Guerra Mundial de que los judíos europeos eran culpables de su destino, por no haber recurrido a la resistencia armada. En contraste, los israelíes se vieron a sí mismos rechazando el pasado y creando una nueva clase de judío, capaz de defender a su pueblo y al estado judío.34 A medida que evolucionó el enfoque sobre el Holocausto, se hizo visible la transformación de la lucha por un Israel seguro en una de expansión y de Estado conquistador. El paradigma del Shoah se hizo útil para recordar a la opinión pública lo justificable de la creación de un estado judío y para desviar las críticas hacia las políticas israelíes, especialmente en los territorios ocupados de Palestina.

El discurso del Holocausto, sin embargo, era más importante en la Diáspora que en el propio Israel e introdujo un elemento de confusión en las filas de los políticos progresistas. Los sesenta habían sido una década de activismo juvenil en Occidente que había incluido la dirección de algunos participantes judíos. Muchos activistas antiimperialistas judíos en la Diáspora se vieron desequilibrados por el descubrimiento de que Israel, como encarnación del victimismo del pueblo judío, podía ser capaz de victimizar a otro pueblo y de seguir una política exterior a favor del imperialismo de EE.UU. En los términos de Churchill, los “judíos malos” (internacionalistas y antiimperialistas) se acabaron convirtiendo en “judíos buenos” (prosionistas y bien establecidos en Occidente). ¡Algunos de ellos se convirtieron en figuras clave del neoconservadurismo!

La desesperación con la que el paradigma del Holocausto es proyectado por los dirigentes políticos del Sionismo moderno y de Occidente (en especial EE.UU) no es kosher. El intento de adelantarse a las críticas a la política y estrategia de Israel y EE.UU en Oriente Medio difícilmente será viable a largo plazo. Además de la disidencia hacia la ideología dominante en Israel, el éxito del Sionismo en establecer un estado capitalista judío moderno contiene la semilla de su propio “post-Sionismo” social. Desde una proyección inicial de social-nacionalismo pionero, en los últimos años la sociedad israelí parece estar afectada por una crisis de identidad y material acentuada por la implementación del neoliberalismo. De haber sido inicialmente una de las sociedades occidentales más igualitarias, la sociedad israelí se ha convertido desde los años 80 en una de las más desiguales. El índice de pobreza en Israel es uno de los más elevados de los países capitalistas avanzados con aproximadamente el 22 por ciento de la población viviendo por debajo del umbral de pobreza.35 Los pronósticos socioeconómicos son sombríos para un número considerable de israelíes y esta crisis que se filtra se traduce en una crisis de identidad para la generación nacida en Israel que no sintoniza con el judaísmo. “Es ideológicamente indiferente, secular, pequeñoburguesa en su estilo de vida y en su visión general, apática respecto del mundo judío, e interesada solamente en su autosatisfacción”.36

El disidente político israelí Avraham Burg, antiguo portavoz del Knesset (Parlamento israelí), teme que el experimento sionista lleve al estado judío a la tragedia. Sin haberse convertido en antisionista, siente sin embargo que los principios originales del Sionismo y los valores de la declaración de independencia han sido traicionados y que Israel se ha transformado en un estado colonialista liderado por una camarilla corrupta de forajidos. En una entrevista en el periódico israelí Yediot Aharonot en 2003, prevé un futuro sombrío para el proyecto sionista: “El fin del Sionismo está a las puertas… es posible que sobreviva el estado judío, pero será otra clase de estado, alarmante por ser ajeno a nuestros valores”.37

Notas

1. John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, El loby israelí y la política exterior de EE.UU— (New York: Farrar, Strauss and Giroux, 2007). Los autores del artículo escribieron un artículo sobre el mismo asunto que no pudo encontrar una editorial en EE.UU que lo quisiera publicar. Fue publicado en el London Review of Books 28, no. 26 (26 de marzo de 2003) con el título “The Israel Lobby.”

2. Donald Macintyre, “Bush aclama a Israel como ‘el pueblo elegido’ pero ignora a los palestinos en el día de ‘la catástrofe’” — The Independent, 16 de mayo de 2008.

3. Tony Karon, “Israel tiene 60 [años], el Sionismo ha muerto, ¿ahora qué?”

4. Ver Maxime Rodinson, Culto, gueto y estado— (London: Al Saqi Books, 1983), 144.

5. Ver Nathan Weinstock, Le pain de misère—Histoire du mouvement ouvrier juif en Europe, Volume II L’Europe centrale et occidentale jusqu’en 1914 (Paris: Editions La Découverte, 1984). V

6. Rodinson, Cult, Ghetto and State, 145.

7. Rodinson ironiza acerca de este tipo de análisis escribiendo que era “de acuerdo con el dogmatismo marxista” 144.

8. Yakov M. Rabkin, Una amenaza desde el interior— (London: Zed Books, 2006), 22.

9. Nathan Weinstock, Le zionisme contre Israel (Paris: Francois Maspéro, 1969), 44.

10. Theodor Herzl, El estado judío— (Northvale, NJ: Jason Aronson, 1997), 148–49.

11. Lenni Brenner, El Sionismo en la era de los dictadores— (Westport, CT: Lawrence Hill, 1983), 1.

12. Para una discusión sobre los dos enfoques ver: Nina Berman, “Pensamientos sobre el Sionismo en el contexto de las relaciones Alemania-Oriente Medio” — Comparative Studies of South Asia, Africa and the Middle East 24 (2004): 133–44.

13. E. J. Hobsbawm, La era del Imperio— 1875–1914 (London: Abacus, 1995), 158–59.

14. Brenner, Zionism, 10. Esta opinión es interesante en el contexto de la presente discusión acerca del poder del loby israelí en Washington, que es quien supuestamente determina la política de EE.UU en Oriente Medio (ver pie de página 1). No tengo pruebas que mostrar en contra, pero dudo mucho que Washington haya seguido el consejo de una organización judía para determinar su política y estrategia. Los intereses nacionales de EE.UU son en mi opinión el elemento determinante tras la decisión de entrar en la Segunda Guerra Mundial.

15. Walter Laqueur, El lector israeloárabe— (Middlesex, England: Penguin Books, 1970), 36.

16. Chaim Bermant, Los primos— (London: Macmillan, 1971), 260.

17. El inicio de la Guerra Fría puede datarse a partir de los sucesos que tuvieron lugar en aquel momento. Ver D. F. Fleming, La Guerra Fría y sus orígenes—, 1917-1950, vol. I (Garden City, NY: Double Day & Company, 1961).

18. Tony Karon, “Hay una Glasnost judía llegando a América?” September 14, 2007.

19. Winston S. Churchill, Zionism versus Bolshevism.

20. Brenner, Zionism, 10.

21. Brenner, Zionism, capítulo 7, p. 83.

22. Zygmunt Bauman, La modernidad y el Holocausto—, (Cambridge, UK: Polity Press, 1989), 15–16.

23. Weinstock, Le zionisme contre Israel, 31.

24. Weinstock, Le zionisme contre Israel, 146

25. Ella Shohat, “Sephardim in Israel,” de Adam Shatz, ed., El paria de los profetas—— (New York: Nation Books, 2004), 278.

26. Shohat, “El sefardismo en Israel— 290.

27. Paul M. Sweezy, “Israel e imperialismo— Monthly Review (octubre 1967): 5.

28. Leo Huberman, “Israel no es el enemigo principal— Monthly Review (October 1967): 9.

29. Simha Flapan, “El nacimiento de Israel y la destrucción de Palestina— de Shatz, ed., Prophets Outcast, 138.

30. Herbert C. Kelman, “Israel en la transición del Sionismo al postsionismo— The Annals of the American Academy (January 1998): 47.

31. Baruch Kimmerling, “Politicidio— Manière de voir, no. 98 (April–Mai 2008): 57–58.

32. I. F. Stone, “Guerra Santa— de Schatz, ed., Prophets Outcast, ver pie de página 24.

33. Norman G. Finkelstein, La industria del Holocausto— (London: Verso, 2000), 11–16.

34. Tony Judt, “Trop de Shoa, tue la Shoa,” Le Monde diplomatique, June 2008.

35. “Hunger in Israel”.

36. Sammy Smooha, “Implicaciones de la transición a la paz para la sociedad israelí— The Annals (January 1998): 33.

37. Quoted by Eric Rouleau, “L’autre judaisme d’Avraham Burg,” Le Monde diplomatique, May 2008, 27.

Jacques Hersh es profesor emérito de la Universidad de Aalborg, Dinamarca y ex director del Centro de Investigación sobre Desarrollo y Relaciones Internacionales. Este artículo fue publicado inicialmente en Monthly Review en el mes de junio y enviado corregido para el CEPRID.

Traducción para el CEPRID de Manuel Gancedo Florín

http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article611



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