domingo, 22 de noviembre de 2009

“Es importante que se sepa que en México no hay justicia”


TITA RADILLA, HIJA DE UN DESPARECIDO POR EL EJÉRCITO
En México, entre los años ‘70 y ‘80, más de mil personas fueron detenidas y desaparecidas en la llamada “Guerra Sucia”. La responsabilidad de estos delitos se atribuye a las fuerzas de seguridad. Ningún caso ha sido aclarado y nadie ha sido condenado.

Alvar Chalmeta
Diagonal
Jueves 19 de noviembre de 2009

Rosendo Radilla, alcalde del municipio de Atoyac, en el Estado de Guerrero, fue detenido en un control militar de carreteras en 1974. Este activista social de 60 años fue visto por última vez en un cuartel días después. Las personas que estaban detenidas con él informaron de que fue torturado. 35 años después su familia sigue denunciando su desaparición.

Al igual que en otros casos de desapariciones forzadas, los sucesivos gobiernos mexicanos se han negado a reconocer su responsabilidad. Tras haber agotado los recursos de la jurisdicción interna, la familia, integrada en la Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos, y Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos en México (Afadem), y otras organizaciones, lograron llevar el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El pasado julio el Estado mexicano, representado por su secretario de Gobernación (el equivalente al ministro del Interior), Fernando Gómez Montt, reconoció la responsabilidad institucional en esta desaparición pero rechazó que la Corte Interamericana fuera competente para investigarla. La Afadem estima que en breve la Corte emitirá una resolución sobre este caso.

DIAGONAL: La desaparición de tu padre ha llegado a la Corte Internacional. ¿Servirá para la denuncia de otros cientos de casos?
TITA RADILLA: Sí. Es el primer caso que llega hasta esta instancia internacional. Es muy importante porque lo consideramos un caso paradigmático y porque abre las puertas para que puedan entrar muchos más. Y por el hecho de que esta Corte puede obligar al Gobierno mexicano a investigar.

En nuestro municipio hay una lista de 400 desaparecidos, pero hay muchas familias que no quieren aparecer en esa lista por miedo y lo respetamos, así que estimamos que son muchas más personas. En ese momento en el Estado de Guerrero había unos 25.000 efectivos militares. Eran muchísimos. De verdad que se fueron sobre la población con la excusa de terminar con la guerrilla.

La mayoría de los líderes de las comunidades de aquella época están desaparecidos. Todos los maestros rurales de aquella zona que pudieron salir se escaparon, pero todos los demás fueron desaparecidos. También desaparecieron a los campesinos. Ahí no importaba ni siquiera la militancia, porque algunos eran priistas y también están desaparecidos. Por ejemplo, un profesor llegaba a una comunidad y la comunidad le hacía una fiesta y entonces llegaba el Ejército y se llevaba a esa gente. Se llevaban a los hombres y a las mujeres que hubiesen participado en la organización de las actividades.

Fueron hechas por los mismos militares. Lo sabemos porque nosotros veíamos cuando eran detenidos, y no solamente fueron detenciones arbitrarias sino también ejecuciones y violaciones de mujeres. Cientos de personas detenidas y torturadas en las cárceles. Fue como una guerra contra la población. En el conjunto de México hay unos 1.300 casos denunciados

D.: Hay datos sobre la guerra sucia de los ‘70 y ‘80. Y ahora, ¿hay un nuevo ciclo de represión?
T.R.: Sí, desafortunadamente las desapariciones forzadas han sido desde hace muchos años una práctica que ha sido institucionalizada por el Estado mexicano para deshacerse de personas no queridas, sobre todo denunciadores sociales, a los que hoy llaman ‘levantones’. El Estado sostiene que ya no hay desapariciones forzadas y trata de responsabilizar al narcotráfico o intenta vincular a las organizaciones sociales con grupos armados para justificar las desapariciones, pero hay evidencias claras de que el Ejército y la policía son los responsables.

D.: ¿Qué capacidad de presión sobre México hay desde fuera?
T.R.: Bueno, para México es muy importante la comunidad internacional. El Gobierno quiere siempre tener una imagen de respeto con los derechos humanos cuando en verdad es todo lo contrario. Para nosotros es muy importante que la comunidad internacional sepa que en México no hay justicia. Que tuvimos que salir para buscar justicia en los tribunales internacionales por la falta de voluntad política del Gobierno para investigar

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