viernes, 23 de abril de 2010

Israel es la sexta potencia nuclear, según analistas británicos


Sin ningún control internacional -
Viernes.23 de abril de 2010
IAR Noticias

En un escenario de creciente presión para que Israel declare su arsenal nuclear, analistas de defensa de la agencia británica Jane, estiman que el Estado Judío tiene entre 100 y 300 ojivas nucleares, poniéndolos entre los Estados con armas nucleares más avanzadas a la par con Gran Bretaña.

Según Jane, el poder estratégico de Israel se centra en el misil Jericó 2, que tiene un alcance de hasta 4.500 kilómetros, o el Jericó 3, que alcanza hasta 7.800 kilómetros.

También se cree que es capaz de desplegar por el aire, utilizando aviones F-16 de combate, e incluso por mar a través de su flota de submarinos, proporcionando una oportunidad para un segundo ataque, si sus sistemas de tierra son atacados.

"Algunos analistas creen que Israel mantiene probablemente la mayoría, si no la totalidad, de su arsenal nuclear desmontado", según la última conferencia de Jane, y agrega que "en cuestión de días podría contar con las armas en pleno funcionamiento".

La sede en Londres del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) calcula que Israel tiene "hasta 200" ojivas repartidas entre misiles terrestres de corto alcance Jericó 1 y misiles de mediano alcance Jericó 2.

La Nuclear Threat Initiative, un grupo de defensa de EE.UU. co-creada por Ted Turner, el fundador de CNN, estima que la cifra es de 100 a 200. Países vecinos como Egipto y Turquía exigieron que también Israel sea puesto bajo control del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), por lo que el gobierno de Netanyahu teme que la demanda vuelva a surgir y que el presidente estadounidense, Barack Obama, la respalde de alguna manera.

En una actitud de desafío e impunidad, la primera potencia militar de Medio Oriente, se niega a asistir a la Cumbre Nuclear convocada por EEUU en Washington. De esta manera, el Estado sionista elude revelar su poderoso arsenal nuclear no declarado ni sujeto a ningún control internacional.

En lugar del jefe del Gobierno participará en la cumbre nuclear de Washington el viceprimer ministro y ministro israelí de Servicios de Inteligencia, Dan Meridor, así como el director de la Agencia Israelí para la Energía Atómica, Shaul Horev, y el asesor de Seguridad Nacional de Netanyahu, Uzi Arad.

"En los últimos días hemos tenido información de que hay algunos interesados en aprovechar la cumbre para atacar a Israel y por eso el primer ministro ha decidido no participar", señaló una fuente del gobierno israelí ciada por la prensa judía.

La decisión fue tomada el viernes por Netanyahu tras asesorarse con su equipo, en una reunión a última hora en la que, surgió que varios países árabes y musulmanes también invitados tienen la intención de exigir a Washington la inclusión de Israel en el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP).

Tomado de http://www.matrizur.org/index.php?option=com_content&view=article&id=5748

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El nuevo billete de cien dólares


Alejandro Teitelbaum
(especial para ARGENPRESS.info)

El anuncio de la impresión de un nuevo billete de cien dólares (dos tercios de los billetes de cien dólares circulan fuera de los Estados Unidos) es una ocasión para recordar cómo funciona el sistema monetario estadounidense y cómo pesa en la economía y las finanzas internacionales.

Michel Lelart (Le système monétaire international, Editions La Découverte, Paris 1993. Págs. 95-97. Séptima edición setiembre 2007) señala que: “Los Estados Unidos tenían en 1992 una deuda neta de 521 mil millones de dólares y una deuda bruta de más de 2 billones 500 mil millones de dólares (total de los dólares transferidos a no residentes) que corresponde a una creación de moneda internacional por los Estados Unidos, que ha progresado a un ritmo anual del 14 por ciento de 1978 a 1992”.

Ese ritmo anual del 14% de crecimiento de la masa de dólares entre 1978 y 1992 es más que modesto si se lo compara con el 76% de crecimiento de la masa de dólares entre diciembre de 2007 y diciembre de 2008 (la mayor parte en los últimos meses de 2008), la tasa más elevada registrada desde la creación de la Reserva Federal en 1913.

El régimen bancario de Estados Unidos y el sistema financiero internacional adoptado en Bretton Woods en 1944 y reformado en 1978, más la suspensión de la convertibilidad del dólar dispuesta unilateralmente por Estados Unidos en 1971 y la desaparición en el plano internacional del cambio fijo dólar-oro en el decenio de 1970, hicieron en los hechos del dólar la moneda de reserva forzosa de la economía y de las finanzas mundiales. Esta situación se refuerza por la circunstancia de que los dólares emitidos por la Reserva Federal (moneda fiduciaria, es decir sin respaldo de oro desde 1933) inundan todo el mundo para financiar el déficit presupuestario de los Estados Unidos .

“En el contexto del sistema financiero internacional vigente, la Reserva Federal de los Estados Unidos no tiene necesidad de defender el valor del dólar ("un dólar siempre es un dólar") pues los Bancos Centrales de los otros países tienen que hacerlo para mantener la paridad de su moneda respecto del dólar. La Reserva Federal de los Estados Unidos no tiene que defender el tipo de cambio del dólar: los otros lo hacen en su lugar. Esto sigue siendo cierto en caso de déficit del balance de pagos estadounidense, sea éste muy importante o ilimitado. ¿Qué ocurre cuando los Estados Unidos están en déficit? En primer lugar, ellos pagan a sus acreedores en dólares, mientras que los otros países en general no pueden pagar con su moneda nacional. Lo importante es que los dólares destinados a pagar el déficit pesarán sobre el tipo de cambio dólar-marco, dólar-yen, dólar-franco, etc. Esta presión bajará la cotización del dólar por debajo de la paridad oficial, y cuando se llegue al punto de intervención obligatoria del Banco Central interesado, éste comprará dólares con su moneda nacional. El déficit estadounidense puede, literalmente, ser ilimitado. Por convención, por regla de juego, los dólares emitidos para financiarlo deben ser adquiridos a tipo de cambio fijo por los Bancos centrales de los países que tienen un excedente frente a los Estados Unidos" (Denizet, Jean. La naissance du système central, en : Crise persistante du système monétaire international. Cahiers Françaises de la Documentation Française, Nº 198, octubre-diciembre 1980, pág. 6.)

La creación de dólares no tiene otro límite que los intereses del gran capital estadounidense, pues ni siquiera responde a una política de Estado.

La Reserva Federal (FED), que tiene el monopolio de la emisión de dólares y el poder de decisión exclusivo sobre la cantidad de dólares que emite – en los hechos sin control alguno del Congreso ni del Poder Ejecutivo- y que además fija, también sin control alguno, el tipo de interés director que rige en Estados Unidos, no es, como se podría suponer, un Banco Central Estatal, sino, como se la suele llamar, una “entidad gubernamental con componentes privados”.

El Sistema de Reserva Federal (Federal Reserve System, - FED) es un consorcio público/privado compuesto por una Junta de Gobernadores, por el Comité Federal de Mercado Abierto (Federal Open Market Committee- FOMC), por doce Bancos de la Reserva Federal regionales y por bancos privados miembros.

El Presidente de Estados Unidos designa, con el acuerdo del Senado, a la Junta de Gobernadores de siete miembros y entre ellos a su presidente, por un período de 14 años.

El Comité Federal de Mercado Abierto, que decide la política monetaria, está compuesto por 12 miembros: los siete miembros de la Junta de Gobernadores, el presidente del Banco de Reserva Federal de Nueva York, que es miembro permanente, y cuatro presidentes de los once Bancos restantes regionales de la Reserva Federal, que rotan todos los años.

Muchos bancos privados son accionistas en los Bancos regionales de la Reserva Federal y algunos de ellos están representados en sus directorios. En el Banco de la Reserva Federal de Nueva York, que desempeña un papel decisivo en la FED y en su política monetaria, son accionistas y están representados los bancos más poderosos de Estados Unidos, que orientan la política de la FED en su propio beneficio.

La Reserva Federal funciona como una empresa privada que incluso le cobra intereses al Estado por los dólares que emite. Pese a que la Constitución de los Estados Unidos establece que corresponde al Congreso crear y controlar la moneda.

En 1995 un autor estadounidense escribía: Más de la mitad de las acciones de la Reserva Federal están controladas por los más grandes bancos de Nueva York: el National City Bank, el National Bank of Commerce, el First National Bank, el Chase National Bank y el Marine National Bank. Cuando el National City Bank de Rockefeller fusionó en 1955 con el First National Bank de J.P. Morgan, el grupo Rockefeller pasó a ser propietario del 22 por ciento del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, que a su vez controla el 53 por ciento del sistema de la Reserva Federal.

Pero, ¿quienes son realmente los propietarios? He aquí la lista de los que encabezan el control de la Reserva Federal: 1. Rotshchild Banks of London and Berlin. 2. Lazard Brothers Banks of Paris. 3. Israel Moses Seif Banks of Italy. 4. Warburg Bank of Hamburg and Amsterdam. 5. Lehman Brothers Bank of New York. 6. Kuhn, Loeb Bank of New York. 7. Chase Manhattan Bank of New York, que controla los otros once bancos del sistema de la Reserva Federal. 8. Goldman, Sachs Bank of New York ( Harry V. Martin, The Federal Reserve Bunk, Copyright FreeAmerica and Harry V. Martin, 1995).

Esto es así –con distintas variantes en el curso del tiempo- desde que se creó en 1791 el Primer Banco de los Estados Unidos.

El sistema actual, con esas características, fue establecido por la Federal Reserve Act en 1913.

Pero desde siempre hubo personalidades que se opusieron al monopolio privado de la emisión monetaria.

Ya Thomas Jefferson criticó severamente en 1809 la privatización del sistema monetario y a los bancos privados en general: “Si el pueblo americano permite alguna vez que los bancos tomen el control de la emisión de la moneda...(éstos) desposeerán al pueblo de toda propiedad” (Thomas Jefferson -- The Debate Over The Recharter Of The Bank Bill, 1809).

Los dos presidentes que quebraron el monopolio privado ordenando crear moneda estatal, Lincoln en 1865 y Kennedy en 1963, fueron asesinados. Los dólares estatales impresos en 1865 y en 1963, que no llevaban la inscripción “Federal Reserve note” (como figura en los billetes actuales y en el nuevo billete de cien dólares) sino “United States note”, desaparecieron rápidamente de circulación poco después del asesinato de sus promotores.

En 1932 Thomas Mc Fadden, presidente durante más de diez años de la Comisión Bancaria y Monetaria del Congreso estadounidense denunció a la Reserva Federal y a su Junta de Gobernadores como a las instituciones más corruptas de los Estados Unidos. Son monopolios privados –decía- que rapiñan a la población en su propio beneficio y de sus clientes extranjeros, especuladores y estafadores... prestamistas rapaces...(Congressional Record, páginas 1295 y 1296, junio 10, 1932). Mc Fadden fue objeto de varias tentativas de asesinato (a tiros y por envenenamiento) hasta que murió en 1936, de un ataque cardíaco, según una versión o envenenado, según otra.

A este sistema bancario y a los acuerdos de Bretton Woods se suma el hecho de que países de Asia, en particular Japón y China, han adquirido masivamente dólares y bonos del Tesoro estadounidense (cientos de miles de millones de dólares), con lo cual EEUU cubre su déficit fiscal. Casi cuatro quintos de su financiamiento lo obtuvo Estados Unidos de esa manera.

Es así como Estados Unidos se puede permitir un déficit fiscal astronómico que en julio de 2009 había sobrepasado el billón de dólares y una deuda externa que supera los 2 billones y medio de dólares.

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Los jueces y las víctimas


Grecia no es la causa principal de la crisis del euro

Vicenç Navarro
revista digital SISTEMA,
23 de abril de 2010

Este artículo señala que la situación financiera y fiscal de Grecia no es la causa principal de la crisis del euro. De ahí que la ayuda que se ha pactado para ayudar a Grecia, aunque necesaria, es insuficiente. La crisis del euro responde al comportamiento especulativo de la banca (incluyendo la banca alemana) junto a las políticas de austeridad (seguidas también por Alemania) que están dificultando la recuperación económica.

La visión que se está transmitiendo, por la mayoría de medios de información en España, sobre la crisis del euro es que esta crisis está causada por el comportamiento irresponsable del gobierno griego, que ha gastado en exceso en su estado del bienestar, creando un déficit y una deuda pública que no son sostenibles y que han generado dudas sobre si el gobierno podrá pagar sus deudas, con lo cual la moneda que utiliza Grecia –el euro- quedará muy afectada.

Ejemplo de esta lectura del euro es el artículo de Sala i Martín en La Vanguardia (17.02.10), en el que critica a Grecia (y a otros países de la eurozona mediterránea, incluyendo España) de ser responsables de la crisis de la moneda europea, debido a un excesivo gasto público, derrochado –según él- en exuberantes beneficios sociales y laborales (ver mi artículo “La crisis, ¿qué debería hacerse?” Sistema 05.03.10).

En este contexto, aparecen frecuentemente los pensionistas griegos, muchos de los cuales pueden ya jubilarse a la temprana edad de 55 años. De esta lectura se deriva que la solución es que los griegos (así como los españoles, portugueses y otros mediterráneos -aunque incluyen también a Irlanda- inclinados a excesos en sus gastos públicos) se aprieten el cinturón recortando su gasto público y reduciendo sus exuberantes beneficios sociales y laborales, tal como instruyen el Banco Central Europeo (máxima autoridad monetaria de la Eurozona) y el Pacto de Estabilidad.

Hasta aquí el dogma liberal. Veamos ahora los datos.
En realidad, la economía griega en los últimos quince años (hasta 2009) había sido altamente exitosa. Su crecimiento económico (medido en el PIB per capita) creció más rápidamente que el promedio de la UE. Es cierto que ahora su déficit es elevado (13% del PIB), y su deuda es también elevada (113%), aunque no mucho más elevada que la deuda que se proyecta para el 2011 para el promedio de los países de la OCDE y mucho menor que la deuda de Japón (192% del PIB).
Lo que ha ocurrido en Grecia, y en la mayoría de países de la OCDE, es que la disminución de los ingresos del estado, consecuencia del descenso muy marcado de la actividad económica, ha causado el crecimiento del déficit. Lo que los liberales olvidan es que el problema del déficit se basa más en el déficit de ingresos al estado (impuestos), que en la exuberancia del gasto.

Grecia es un país pequeño (que además tiene un fraude fiscal enorme), y el gobierno conservador anterior prefirió más conseguir dinero de los bancos extranjeros que aumentar los impuestos de la gente más pudiente y así corregir el fraude fiscal.
El 95% del dinero que consiguió, vendiendo bonos, fue a bancos europeos. En otras palabras, el 95% de la deuda del estado griego la tienen los bancos europeos (y muy en especial los alemanes).
Estos bancos compraron los bonos griegos en masa y a precios muy reducidos. Tiene millones de euros en bonos. Estos bonos los tienen asegurados en lo que se llama Credit Defaults Swaps (CDS); lo cual quiere decir que el aseguramiento de los bonos no se basa en su precio real, sino en un precio ficticio, resultado de la especulación. De ahí las campañas de los bancos y de los hedge funds (fondos de carácter especulativo) a fin de inflar el precio de los bonos que generan un interés exorbitante de un 7% por año. Y se están forrando como consecuencia de ellos. De esto, los liberales ni hablan.

Pero este crecimiento exuberante de los intereses de los bonos lo tiene que pagar el ciudadano griego a base de ajustarse el cinturón. Y ahí está el Pacto de Estabilidad, el instrumento por antonomasia de rectitud monetaria. Lo que al ciudadano griego se le dice es que tiene que ser más austero, vivir con menos transferencias y servicios públicos y reducir sus beneficios sociales y laborales. Todo ello para que se puedan pagar a los bancos sus escandalosamente altos beneficios bancarios, basados en mera especulación.
Y los bancos tienen sus propias agencias de certificación (que están en su bolsillo), que catalogan los bonos de los estados según la voluntad de los gobiernos de seguir las instrucciones de los bancos (que se llaman los mercados financieros).

Ahora bien, este descenso del gasto público está creando un enorme problema, pues acentúa más la recesión y dificulta la recuperación en todos los países de la eurozona y no sólo en los países mediterráneos (e Irlanda), sino también en los países centrales, incluida Alemania.

La austeridad de gasto público (iniciada ya con las reformas Schroeder) en Alemania, junto con la falta de crecimiento de los salarios en aquel país, hace que la escasa demanda interna esté imposibilitando el estímulo económico necesario para salir de la crisis. De ahí que los círculos liberales y conservadores que gobiernan en Alemania intenten basar la recuperación económica en el crecimiento de las exportaciones. Pero el problema es que la gran mayoría de exportaciones en Alemania (2/3 partes) van a los países de la Eurozona que no están importando por las mismas razones: las prácticas de austeridad (bajada de gasto publico y de salarios), que están imposibilitando que se importen los productos alemanes. De ahí que el comercio alemán y europeo se está paralizando.

En realidad, en Irlanda, donde más se han aplicado las recetas de austeridad (al igual que en Lituania), el PIB ha disminuido nada menos que un 8% (en 2009), desembocando aquel país en una profunda recesión. Un tanto igual ocurrirá en Grecia (y puede ocurrir en España si las políticas de austeridad no cambian). El paquete de ayuda de la UE a Grecia que el presidente Zapatero, Presidente de la UE, ha organizado, es una medida necesaria pero profundamente insuficiente, pues la solución a la crisis de Grecia pasa por cambios más profundos de lo que la UE está considerando, pues se necesita un giro de 180º en sus políticas, pasando de políticas liberales a políticas keynesianas de estímulo de la demanda.

Cuando se creía que la crisis presente (generada por las políticas liberales) significaría el fin del neoliberalismo, resulta que, paradójicamente, estamos viendo como la mayoría de gobiernos de la UE, alentados por sus instituciones (tanto el BCE como la Comisión Europea y el Consejo Europeo) están reincorporando tales políticas.

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