lunes, 7 de diciembre de 2009

La Sala Cuarta: guerra de jueces en la Audiencia


En febrero de 2002 la Audiencia Nacional fue el escenario de una durísima batalla en la que se enfrentaron el garantismo judicial y la razón de Estado. Un oportuno escándalo mediático permitió acabar con un tribunal incómodo y díscolo.

DAVID FERNÁNDEZ. BARCELONA
Lunes 30 de noviembre de 2009.

Dada su enorme incidencia en la vida pública, la Audiencia Nacional ha sido escenario de encarnizadas luchas. La ‘purga’ de su Sala Cuarta de lo Penal es todo un ejemplo.

Desde finales de los ‘90 tres magistrados de la Audiencia Nacional estaban entorpeciendo la estrategia antiterrorista del Gobierno español del “todo es ETA”. Venían revocando y cuestionando, una tras otra y abiertamente, las instrucciones de Baltasar Garzón contra la izquierda abertzale. El titular del juzgado de instrucción nº 5 es un instructor con facultades enormes, pero sus decisiones se pueden revisar y recurrir en un nivel jurisdiccional superior. Cada publicitada megaoperación del superjuez “contra el entorno de ETA” se deshacía pocos meses después, con base en una sólida argumentación jurídica de la Sala Cuarta, que criticaba veladamente la forma de instruir de Garzón y, sobre todo, rechazaba una espuria literatura policial, en la que la ausencia de material probatorio y la falta de individualización concreta del delito se había vuelto norma. Hasta que se desató la guerra.
Frente judicial de ETA
Empezó Rajoy, a la sazón ministro de Interior, afirmando sin tapujos que “algunos jueces tiran por tierra, con sus decisiones, la labor de años de la policía”. Algunos medios de comunicación llegaron a calificar a la propia Sala como el “frente judicial de ETA”. La drástica presión política y mediática no amedrentó entonces a los magistrados, que siguieron decretando libertades de personas encarceladas. Fue el caso sintomático del periodista vascogallego Pepe Rei. En un auto que decretaba su tercera puesta en libertad sin cargos, los magistrados de la Sala Cuarta consideraron totalmente normal la existencia de la revista de investigación Ardi Beltza, aduciendo que una publicación independentista, internacionalista y marcadamente anticapitalista se ubicaba perfectamente en los derechos fundamentales y la libertad de expresión.
En febrero de 2002, la Sala Cuarta recibe un informe psiquiátrico sobre el reo Carlos Ruiz Santamaría, ‘El Negro’, que alerta del elevado riesgo de suicido del preso, a punto de ser juzgado. Decretan su libertad bajo fianza de cinco millones de pesetas y comparecencias obligadas cada 15 días. Pero el narcotraficante huye. Y ‘estalla’ un escándalo. Los tres magistrados sufren una campaña de desprestigio. Son suspendidos cautelarmente, la propia fiscalía presenta una querella por prevaricación y son apartados de la Audiencia fulminantemente. Ningún escándalo relacionado con el tráfico de drogas ha sido tan explotado mediáticamente ni tan rápidamente sancionado.
La Audiencia tomada
Tras aquella drástica sanción, en sus pasillos la letanía de su personal fue la misma: “Cotino (entonces director general de la policía) y Garzón han tomado la Audiencia Nacional”. En mayo de 2004 el Tribunal Supremo descartó cualquier indicio de delito contra los tres magistrados. Las medidas disciplinarias impuestas por el CGPJ habían sido levísimas. Posteriormente, los magistrados fueron rehabilitados y se reincorporaron a la Audiencia.
Pero desde entonces ninguna sala se ha atrevido a cuestionar las decisiones de Garzón. Sin aquella batalla es hoy imposible comprender instrucciones y sentencias como la del macroproceso 18/98 o el cierre de los periódicos Egin y Egunkaria o la equiparación de desobediencia civil y terrorismo.


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Encuesta Reino Unido en Irak


Una Carta secreta que descubre nuevas mentiras de Blair sobre la guerra Una carta secreta explosiva que demuestra cómo Tony Blair mintió sobre la legalidad de la guerra de Irak puede ser revelada.

La investigación Chilcot en la guerra interrogará al ex Primer Ministro sobre la “pistola humeante” devastadora del memorando, que le advirtió en términos muy duros de que la guerra era ilegal.

The Mail on Sunday puede revelar que el Fiscal General, Lord Goldsmith escribió la carta a Blair en julio de 2002 – unos ocho meses antes de la guerra – en la que le dijo que derrocar a Saddam Hussein era una violación flagrante del derecho internacional.

La intención era hacer que el señor Blair cancelara la invasión, pero no le hizo caso. En cambio, el señor Blair dio instrucciones de hacer callar a Lord Goldsmith, le prohibió asistir a las reuniones del gabinete y ordenó una operación de encubrimiento para impedir que el público se enterase.

Incluso oculta la bomba informativa a su propio gabinete, temiendo que pudiera desencadenar una revuelta contra la guerra.
Sólo se le dijo a un puñado de compinches que fueron obligados a guardar el secreto.

Lord Goldsmith estaba tan furioso con el tratamiento recibido que amenazó con renunciar
Fuentes cercanas a los compañeros dicen que fue «más o menos clavado en la pared" en un enfrentamiento de Downing Street, con dos de los colaboradores más fieles de Blair, Lord Falconer y Baroness Morgan.

Las revelaciones va seguida de una serie de testimonios de figuras clave en la investigación Chilcot que han cuestionado la decisión del señor Blair y la honestidad y la legalidad de la guerra.
The Mail on Sunday ha emprendido la investigación sobre la carta explosiva de Lord Goldsmith y es probable que el señor Blair y el par sean interrogados al respecto cuando vuelvan a prestar testimonio en el Año Nuevo.

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Sayyed Jamenei: EEUU y el Reino Unido No Lograrán Aislar a Irán


Al-Manar
06/12/2009

El Líder Supremo de Irán, Ayatollah Sayyed Ali Jamenei, criticó el martes a EEUU y el Reino Unido, calificándoles como los “principales enemigos de Irán” y advirtió que ellos no lograrán aislar a Irán por el tema nuclear.

“Los norteamericanos están en lo alto de la lista de enemigos y los británicos son los más terribles de todos ellos,” dijo Sayyed Jamenei en un discurso ante miles de personas.

“Los norteamericanos, los sionistas y otros poderes opresores intentaron aislar a Irán durante los pasados 30 años, pero fracasaron y con la ayuda de Dios ellos fracasarán también en el futuro,” dijo Su Eminencia en reacción a las amenazas occidentales de aislar a Irán por su programa nuclear.

Sayyed Jamenei dijo que los poderes occidentales liderados por Washington estaban mintiendo cuando afirman que el programa nuclear de Irán está dirigido a producir armas nucleares.
“Nosotros les pedimos que dejaran de mentir y, como ya hemos dicho en el pasado, la nación iraní está buscando obtener la tecnología nuclear, y si no la logramos hoy, entonces mañana, cuando la economía mundial esté alimentada por la tecnología nuclear, será ya tarde,” afirmó Su Eminencia, que reafirmó que el programa nuclear de Irán es enteramente pacífico.

“La nación iraní quiere lograr la tecnología ahora para no tener que mendigarla a los occidentales dentro de 20 ó 30 años. Sin embargo, los occidentales están tratando de impedir que la consigamos a través de una falsa campaña.”

Su Eminencia dijo también que cuando los poderes opresivos no logran conseguir sus objetivos en contra de un país a través de amenazas de acciones militares o sanciones, entonces empiezan a decir que hay divisiones dentro de él. “Tenemos que tener cuidado ya que el enemigo lanzará una campaña para decir que hay divisiones en Irán.”

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Llamados de guerra de un hombre derrotado


07-12-2009
Alexander Cockburn
CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El triunfalismo ritual sobre la justa misión de EE.UU. en las últimas frases de su discurso no disipó la clara impresión causada por el discurso del presidente Obama ante los cadetes de West Point del martes por la noche, de que estaban escuchando a un hombre derrotado por el desafío de justificar el envío de 30.000 soldados más a Afganistán. Contrariamente a las trilladas referencias a su “retórica elocuente,” el discurso fue terrestre y presentado de modo mecánico.



Obama no convenció con sus argumentos y complació a pocos. Los liberales se enfurecieron cuando le oyeron decir que es “de nuestro interés nacional vital” enviar a 30.000 soldados más a una misión que consideran condenada desde el principio.

Los vítores de los derechistas cuando oyeron hablar del despliegue se ahogaron en sus gargantas al oír la línea siguiente: “Después de 18 meses, nuestros soldados comenzarán a volver a casa.”

Ningún estadounidense maduro, acostumbrado a los chanchullos inextirpables que han florecido durante decenios en cada ciudad de importancia en EE.UU., cree en una promesa de que la corrupción se eliminará en Afganistán en un año y medio, o en que Karzai tenga alguna credibilidad como responsable de la limpieza.

Cada proposición de la justificación de Obama se derrumba al primer contacto, en primer lugar la comparación con la conclusión de la misión de EE.UU. en Iraq. En Washington consideran axiomático que la ‘oleada’ en Iraq dio resultados –que los soldados adicionales solicitados al presidente Bush por el general Petraeus cambiaron la situación.

Pero lo que verdaderamente cambió la situación en Iraq fue la victoria de los chiíes en Bagdad y en otras ciudades importantes en su sangrienta guerra civil contra los suníes. La mayoría de los combatientes suníes vieron que no les quedaba otra alternativa que forjar una alianza con los odiados ocupantes y enguirnaldar los tanques que habían tratado de volar por los aires sólo unas semanas antes.

El primer ministro Maliki tiene a su disposición un gran ejército, aparentemente leal, y una amplia fuerza de milicias y policial para sostener y proteger el Estado iraquí. El ejército afgano es variopinto, apenas entrenado, en su mayoría analfabeto y plagado por deserciones – compuesto y comandado desproporcionadamente por tayikos, despreciados por los pastunes. La policía depende de sobornos para su supervivencia. Como señala el profesor Juan Cole: “Toda la provincia de Qunduz, al norte de la capital, sólo tiene 800 policías para una población de casi un millón. En contraste San Francisco, de un tamaño similar, tiene más de 2.000 policías y muchos menos ‘militantes’ armados.”

El argumento central de Obama a favor de la intervención es la afirmación que hizo en West Point de que el objetivo fundamental de destruir a al Qaeda sólo se puede lograr destruyendo a sus anfitriones, los talibanes, y que esa tarea requiere más soldados. Pero existe evidencia de que durante los recientes meses de disputas internas sobre las opciones de EE.UU., Obama y sus consejeros nacionales de seguridad de la Casa Blanca no mostraban confianza en esa proposición.

En la lucha entre la Casa Blanca y el general McChrystal, el Pentágono y su secretario de defensa Robert Gates (un vestigio de los años de Bush), el consejero de seguridad de Obama, general James Jones, planteó a Bob Woodward del Washington Post la pregunta de por qué al Qaeda iba a querer irse de su refugio actual en Pakistán a las inseguridades de Afganistán.

McChrystal devolvió rápidamente el golpe en su discurso de Londres ante el Instituto de Estudios Estratégicos: “Si los talibanes tienen éxito, eso provee un refugio desde el cual al Qaeda puede operar de modo transnacional.”

Días después, el New York Times informó de que “altos funcionarios del gobierno” decían en privado que el equipo de seguridad nacional de Obama “argumenta ahora que los talibanes en Afganistán no plantean una amenaza directa para EE.UU.”

Al detallar esa lucha semi-oculta, Gareth Porter, el analista de seguridad nacional basado en Washington, argumentó el miércoles pasado aquí, en el sitio de CounterPunch, que a Obama le cierra el paso una alianza de Gates y la secretaria de Estado Clinton, más McChrystal y el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto, en “una demostración de libro de cómo el aparato de seguridad nacional asegura que su preferencia política en temas de fuerza militar prevalezca en la Casa Blanca.”

Aunque Porter argumenta bien, es dar demasiado confort a esos liberales desconsolados, pero eternamente esperanzados, que argumentan que realmente hay un “buen Obama” que combate contra fuerzas más oscuras. En un marco de tiempo más amplio, si alguien se cerró el paso respecto a Afganistán fue el propio Obama quien pasó gran parte de la campaña el año pasado tratando de desviar las acusaciones de McCain de que era un perdedor en cuanto a Iraq, proclamando que el verdadero campo de batalla de EE.UU. estaba en Afganistán.

Hubo ciertos tonos mesurados poco usuales en el discurso. Obama es probablemente el primer presidente de EE.UU. que declara directamente que “no podemos simplemente ignorar al precio de estas guerras… Por eso el compromiso de nuestras tropas en Afganistán no puede ser ilimitado: porque la nación que estoy más interesado en construir es la nuestra.”

Hay que contrastarlo con la bravata presupuestaria del presidente Kennedy cuando proclamó en su discurso inaugural en 1961 que “pagaremos cualquier precio, soportaremos cualquiera carga… a fin de asegurar la supervivencia y el éxito de la libertad.”

Después del discurso –particularmente después de que los sondeos mostraron que no habían logrado aumentar el sentimiento a favor de la guerra– los demócratas se mostraron sombríos, bien conscientes de que tendrán que cargar una guerra impopular durante las elecciones de mitad de período de 2010 y que Obama se volverá resueltamente hacia los republicanos en el Congreso para conseguir los votos necesarios para obtener el dinero para financiar la ampliación de la guerra. De la izquierda vinieron promesas de reanimar el movimiento contra la guerra, inactivo durante los dos últimos años.

Hay gritos quejumbrosos de destacados activistas como Tom Hayden, que ahora promete que eliminará las pegatinas de Obama de su coche. Tal vez lo haga. Nuestra visión aquí en CounterPunch es que Lady Macbeth se sacará esas malditas manchas de sus manos antes de que los progresistas estadounidenses se liberen de la obamafilia.

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Fuente: http://www.counterpunch.org/cockburn12042009.html

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El reelegido presidente dedicó su triunfo a los pueblos antiimperialistas



Evo Morales renueva su mandato con el 63% de los votos y controlará el Legislativo en Bolivia

07-12-2009
Rebelión/ABN/ABI

Evo Morales ganó por dos tercios (63%) de los votos las elecciones generales celebradas este domingo en Bolivia, confirmó su segundo mandato consecutivo y, según datos de conteo rápido divulgados por encuestadoras privadas, controlará ampliamente la bicameral Asamblea Legislativa Plurinacional, sucesora del Congreso.

El presidente reelecto Evo Morales Ayma, luego de agradecer a todo el pueblo boliviano, por su vocación democrática al ratificar el cambio necesario en Bolivia hacia un proceso de refundación con más del 60% de votos, dedicó su triunfo a los gobiernos y pueblos antiimperialistas.

Desde el balcón del pueblo en la capital boliviana, el dirigente indígena del partido Movimiento al Socialismo (MAS), vibró con la multitud que le expresaba su total respaldo mientras ondeaban orgullosos la bandera tricolor del recién declarado Estado Plurinacional.

“Quiero agradecer su decisión democrática, Bolivia nuevamente demuestra su vocación democrática y su apoyo a una revolución cultural al servicio del pueblo”, expresó el dignatario boliviano.

Esta victoria no es sólo para los bolivianos, es fundamentalmente un justo reconocimiento a los presidentes, gobiernos y pueblos antiimperialistas”, destacó.La victoria histórica registrada hoy en el país suramericano es tal como lo expresó Morales, gracias a la conciencia alcanzada por los bolivianos con lo que demuestran que “es posible el cambio con base al voto”.

“Que viva Bolivia con dignidad”, proclamó en tanto que agradecía a todos los bolivianos en el extranjero que votaron por él y a la comunidad internacional por el respaldo incondicional que le han brindado.

"Esta victoria es como avanzar por un proyecto político que mantiene un programa al servicio del pueblo", resaltó

Asimismo expresó el gran compromiso adquirido por el partido y su gobierno, al obtener los dos tercios del aforo para senadores y diputados de la Asamblea Nacional.

“Ahora tenemos una enorme responsabilidad con Bolivia, con la vida y la humanidad de profundizar y acelerar este proceso de cambio”.

Morales comunicó su sorpresa con los resultados obtenidos pese a que tuvo que enfrentarse tantas adversidades ofensivas por parte de sus detractores.

En tal sentido informó que los departamentos de La Paz (oeste) y Oruro (oeste) obtuvieron cuatro diputados para el Congreso; en Potosí (suroeste) igualmente cuatro senadores, en Chuquisaca (sur) tres representantes, el mismo número se vio en el Chaco boliviano (sur), en Cochabamba (centro) está la disputa por un cuarto diputado pero ya existen tres que estarán seguramente conformando el Senado.

En los departamentos de Pando, Beni y Santa Cruz, todos al este, a pesar de la fuerte oposición, fueron electos dos diputados que apoyarán el proceso de cambio liderado por Morales.

Ante el panorama electo reconoció, "si bien todavía no podíamos ganar en todos los departamentos, avanzamos felizmente en unos donde nunca habíamos ganado, lo que demuestra que todavía siguen sumándose personas a nuestro movimiento”.

El llamado entonces fue para sus opositores a quienes instó a trabajar en conjunto con el Gobierno.

"Vengan a trabajar conmigo para servir al pueblo boliviano, primero está Bolivia, al margen de cualquier reivindicación de carácter sectorial, primero está Bolivia", señaló.

Asimismo aseguró que mantendrá un gobierno de diálogo y la apertura, “sólo tenemos camino abierto, entendiéndonos como bolivianos todos, queremos dialogar con los distintos sectores“.

Recordó igualmente que por primera vez Bolivia cuenta con una Constitución aprobada por el pueblo por la cual todos deben continuar trabajando, puntualizó.

Datos provisionales

El principal rival de Morales fue el ex militar derechista Manfred Reyes Villa, que alcanzó el 28% de los votos. Tras él se situó el empresario Samuel Doria Medina (6%) y el ex-alcalde izquierdista de la ciudad de Potosí, René Joaquino (2%).

Además el Movimiento Al Socialismo (MAS), de Morales, se anotó entre 24 y 25 de los 36 miembros del Senado, reducto de la oposición entre 2006 y 2009, contra 10 y tal vez 11 del Plan Progreso (PP), de Reyes Villa, y 1 de Alianza Social (AS), de Joaquino.

El panorama podría ser, sin embargo, mucho más concluyente a favor del partido en el gobierno en la Cámara de Diputados pues, siempre según datos a boca de urna, el MAS controlará 85 de los 130 asientos de la Cámara Baja, holgadamente más de los dos tercios.

En cambio Reyes Villa colocó 40 de sus candidatos, Doria Medina 4 y Joaquino 1 en la Cámara Baja.

La abstención rondó el 6%, de un censo electoral de 5,1 millones de ciudadanos, mientras que los votos nulos y blancos se situaron en el orden del 2%.





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