jueves 27 de mayo de 2010
Andrei Fediashin (RIA NOVOSTI)
Durante las próximas dos semanas, la UE celebrará reuniones diarias urgentes.
Los temas de palpitante actualidad serán debatidos por los primeros ministros, banqueros y expertos del mundo de las finanzas de los países miembros. La razón es que Grecia, Portugal, España, Italia e Irlanda están en apuros económicos.
El euro y la estabilidad de la eurozona están pasando por momentos difíciles. La situación general de las cuentas de la Unión Europea ha motivado ya un cambio en la dirección de su política y se ha reflejado incluso en un empeoramiento de las relaciones entre la canciller alemana, Ángela Merkel, con el presidente francés, Nicolás Sarkozy.
La situación es aún más grave de lo que parecía, y la salida a la crisis no parece cercana. Los presupuestos de todos los 27 miembros de la UE experimentan verdaderos problemas. La Unión Europea ha reconocido que atraviesa por una de las peores crisis de su historia y que no está en condiciones de prever su futuro ni el futuro del mundo.
Lo que ocurre con la UE recuerda la escena de una persona que, tras haber descuidado su salud, decide visitar al médico quién le va diagnosticando enfermedades, una más grave que otra.
La primera radiografía mostró un enorme agujero financiero en Grecia. Se tardó mucho tiempo y se requirieron cuantiosos recursos para encontrar el remedio al mal, pero resultó que era ya insuficiente. Éste se había expandido ya a Portugal, España e Italia. La estabilidad del mismo euro necesitaba un rescate. El fondo de ayuda creado al principio, fue aumentado de 110.000 millones de euros hasta €750.000 millones. Por lo que parece, no será suficiente.
La canciller alemana, Ángela Merkel, que nunca ha manifestado tendencia al pánico, hizo un pronóstico tan negativo que dejó inmovilizados a los mercados bursátiles y de divisas, estupefactos a los otros países comunitarios. El euro se derrumbó hasta su valor más bajo en cinco años, así como los índices bursátiles en Londres, Frankfurt y Paris. Angela Merkel advirtió en un discurso ante el Bundestag que no sólo el euro está en peligro, sino que la idea misma de la comunidad en Europa. "Si fracasa el euro, también fracasa Europa", dijo.
Estas palabras pronunciadas por la presidenta del gobierno alemán, el principal garante del euro y de la UE, significan que toda Europa, y no solamente el euro, están pasando por momentos muy complicados.
Asimismo, Ángela Merkel anunció varias medidas drásticas de regulación bancaria y una especie de moratoria sobre varias operaciones bancarias, incluida la suspensión temporal de las operaciones especulativas a la baja en la bolsa, sobre títulos de deuda pública dentro de la Eurozona, para prevenir los ataques especulativos contra el euro y el agravamiento de la crisis.
Los otros países de la zona euro han mostrado su descontento a la iniciativa de Merkel, ya que se ven obligados a tomar las mismas medidas que Alemania. Esta iniciativa es dolorosa, pero, en esencia, hubiera podido y debido adoptarse antes y se hubiera sobrellevado mejor. El detalle importante es que Berlín ha tomado esta decisión sin mantener consultas previas con otros países comunitarios. Por este motivo la maniobra de la canciller alemana echó leña al fuego dentro de la Eurozona y provocó irritación en sus países limítrofes, en primer lugar, en Nicolás Sarkozy.
Según informa la prensa francesa, el presidente de Francia afirmó que si la situación fuera realmente tan grave, Merkel no hubiera podido dejarlo todo e irse a Moscú para asistir a los festejos dedicados al 65º Aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi.
Como respuesta a la acción alemana, el actual presidente de la UE, Herman van Rompuy, convocó una sesión extraordinaria de ministros de Finanzas de la UE el pasado 21 de mayo.
Y es que los planes de Alemania son muchos y de gran calado: Merkel insiste en una revisión del Tratado de Lisboa sobre la reforma. Este es un documento clave en la UE para endurecer las sanciones contra los países que superen reiteradamente el límite del 3% del déficit público. Berlín reclama un control real por parte de Bruselas sobre la política presupuestaria y la economía de los Estados miembros.
Además, pretende introducir impuestos adicionales a las operaciones bancarias que tengan riesgo añadido. Si no hay acuerdo ni colaboración por parte de Bruselas, Alemania está dispuesta a llevarlo todo a cabo de forma unilateral.
El euro, de hecho, está ya en una situación muy complicada. Muchos analistas están comenzando a valorar la posible salida de varios países de la zona Euro, cosa que ni siquiera se planteó hace un año, cuando surgió la crisis griega.
Algunos Estados podrían salir por su extrema debilidad financiera como Grecia y Portugal. Grecia dejaría el euro para volver al dracma, su antigua moneda, devaluarla, reducir con esto, los costos de exportación y comenzar su recuperación. Sin embargo, para hacerlo tiene que pagar los €300.000 millones de la deuda externa...
Por otro lado, países como Alemania podrían abandonar la Eurozona por su fortaleza económica, porque los alemanes no están dispuestos a acudir al rescate de nadie ni a financiar las deudas de los sureños morosos que viven por encima de sus posibilidades. Este posible escenario ya se dibujó en el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung que suele dar a conocer al público el sentir de los círculos económicos alemanes más conservadores representados por el Partido Democrático Libre (FDP) que es el socio de la coalición del partido de Merkel.
Según Frankfurter Allgemeine Zeitung, si algún miembro de la Eurozona no quiere marchar a compás, tendrá que dejar la fila. Se debe buscar una unión monetaria con países fuertes, homogéneos y sanos económica y políticamente. Si este grupo es más pequeño, pues que sea así. Por otro lado, si la composición de un grupo de estas características resultase imposible, Alemania debería considerar la posibilidad de abandonar la unión monetaria. Eso sería, de facto, el fin del euro, pero Merkel no está para hacer la vista gorda ante las dificultades económicas propias.
Cuando la canciller alemana dio su aprobación para el rescate de Grecia (hay que recordar que la contribución alemana al fondo de estabilización asciende a unos €147.600 millones y es la mayor de toda la UE), los alemanes dejaron de llamarla como antes, Mutti (mamita), porque estaban en contra de tal decisión.
La coalición de Merkel, el Partido Cristiano Demócrata y la Unión Cristianosocial (CDU/CSU), ya ha perdido las elecciones regionales en la mayor área industrial de Renania del Norte-Westfalia (fronteriza con Francia y con Dusseldorf como capital) y, por consiguiente, ha perdido la mayoría en el Bundesrat (Cámara Alta) que aprueba los proyectos de ley.
Ángela Merkel ganó las elecciones el año pasado y hasta el 2013 no se enfrentará a otras elecciones generales. No obstante, la coalición de CDU/CSU y FDP por ella presidida bien puede desintegrarse antes de esa fecha. Los demócratas libres amenazan con pronunciarse contra Merkel, si sigue repartiendo el dinero alemán con tanta prodigalidad. La CSU también muestra su descontento. El líder de este partido, Horst Seehofer, se quejó abiertamente de haberse enterado por los medios de comunicación, y no de boca de la canciller, de los planes del rescate de Grecia y la contribución de Alemania.
La ministra de Asuntos Sociales de Baviera, Christine Haderthauer, también mantiene una postura negativa frente a la política de Merkel. Si sus aliados entran en campaña contra Merkel, el cargo de canciller y la presidencia de la coalición Cristiano Demócrata estarían en peligro inminente. Por no mencionar el hecho de que uno de los dirigentes más populares de la Alemania de los últimos años se convertiría en traidora a los intereses nacionales.
¿Quién no se dejaría llevar por el pánico en esta situación...?
viernes, 28 de mayo de 2010
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