miércoles, 13 de enero de 2010

Carlos V


En verdad, cuando los reyes entran en un país , lo corrompen totalmente y arruinan a los poderosos de él . Eso es lo que hacen. Coran,27:34

(...) una deuda cada vez mayor, debida a préstamos otorgados al rey por banqueros genoveses y alemanes a través de las Cortes y el Consejo Real. Este endeudamiento, se sospechaba, era simulado; se pensaba que su cifra había sido pactada por ambos participantes: los banqueros genoveses, por un lado, y Carlos V, por el otro, y que juntos se repartían el dinero.

La plata debía emplearse para la compra de trigo; pero sólo una ínfima cantidad se había destinado para tal finalidad. De resultas de esa delictiva confabulación, el pueblo tenía que pagar enormes tributos por la totalidad del empréstito, y se veía cada vez con más deuda, crueles impuestos… y menos pan. El dinero en cuestión iba a parar a las faltriqueras reales y a las arcas de los banqueros. No hubiera convenido la devolución del capital, pues el verdadero negocio consistía en el acrecentamiento de la deuda; de tal modo los prestamistas cobraban intereses cada vez mayores de esas engañosas obligaciones; con el agravante de que, cada tanto, se otorgaba más plata para el trigo y para poder cumplir con el pago de los intereses, dinero este que se repartía de la misma forma, lo cual, al aumentar la deuda, incrementaba también estos porcentajes, y constituía así un círculo vicioso. Cabría agregar que cada nuevo empréstito era anunciado con bombos y platillos, como una feliz noticia para el pueblo, atribuida a la exitosa gestión del Consejo Real y a la generosa voluntad, desde luego, de los banqueros. De éstos habían participado: la banca Vivaldi de Génova y los Wesler de Alemania y los Fuggers; estos últimos ya le habían prestado a Carlos grandes sumas, para que triunfase en su elección imperial. Esta deuda externa se mantuvo durante todo el gobierno de Carlos V y, en el momento de la coronación de su hijo Felipe, alcanzaba los 60.000.000 de escudos.


El fragmento ha sido tomado de la pág. 5 de mi libro “El fulgor del alfabeto ibérico”; novela histórica, en la España de Carlos V.


Alejandro Sicardi es Médico - escritor

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