jueves, 17 de junio de 2010

Ante la convocatoria de huelga general por CCOO y UGT


17-06-2010
Marat
Rebelión

1.-Camina o revienta

Sin que aún esté definitivamente confirmada la fecha del 29 de Septiembre, ni conozcamos los contenidos y propuestas ni el lema de la convocatoria de Huelga General de los dos sindicatos mayoritarios, sabemos ya que ésta ha sido oficialmente convocada por ambos.

Las enseñanzas de la pasada huelga de funcionarios del 8-J muestran que un proceso de convocatoria precipitado, después de 2 años de perder el tiempo, frenar las movilizaciones y las luchas de los trabajadores, dedicarse a un sindicalismo de gabinete de prensa, concertación, negociación de las condiciones de rendición ante la gran patronal y el gobierno, mesa, mantel y servilleta al cuello, son el camino más seguro hacia el fracaso

Las movilizaciones sectoriales nacionales y generales se preparan con tiempo, en un proceso de calentamiento del ambiente laboral creciente, con concentraciones de delegados sindicales, asambleas explicativas, movilizaciones en cadena, didáctica hacia la sociedad que cree complicidades con todo el tejido asociativo civil progresista y de izquierda (movimiento ciudadano, asociaciones estudiantiles y juveniles, de mujeres y asociacionismo diverso, con partidos de la izquierda,...)

Una labor ideológica, de concienciación y agitación, en suma, que enriquezca el capital político de los trabajadores y su voluntad de lucha.

En ese proceso cuanto más peso tiene un sindicato, mayor humildad y comportamiento unitario debe tener porque las luchas en defensa de los trabajadores no son patrimonio de ninguna organización sindical concreta, ni su capitalización por siglas determinadas debe ser el objetivo principal sino el éxito de la huelga, en cuanto a capacidad movilizadora y de quebrar las políticas antisociales de los gobiernos y de las fuerzas económicas que buscan el retroceso de los derechos de los asalariados.

De los requisitos anteriormente mencionados ninguno de ellos fue respetado por CCOO y UGT el pasado 8-J. Todo lo contrario. Durante estos daños de maceración de las políticas antisociales que serán aprobadas en próximos días por el Gobierno Zapatero, ambos sindicatos se han dedicado a ser la correa de transmisión de su “partido hermano” bajo el falaz argumento, primero, de que dicho partido “no les había defraudado” en su defensa de los trabajadores y de que peor que la política que pudiera aplicar el PSOE sería la del PP, más tarde.

Ahora que el Gobierno del PSOE hace el trabajo sucio al PP y pone en práctica buena parte de las medidas exigidas por la CEOE, el Banco de España y los grupos de presión financieros y empresariales españoles, voceros de las recetas del BEC y del FMI, los sindicatos se ven, por fin obligados a realizar una huelga general que no querían.

Por encima de las razones esgrimidas en relación a las medidas de ajuste del Gobierno español, auténticos atentados salvajes contra los derechos de los trabajadores, subyacen otras menos confesables por parte del sindicalismo oficial: recortes a los derechos de negociación sindical en relación con la organización del tiempo de trabajo y otras condiciones laborales mediante la interposición de una comisión externa con derecho a dictar un laudo de obligado cumplimiento y que no podrá ser recurrido, cuando en el plazo de 15 días el Comité de Empresa y la dirección no hayan llegado a un acuerdo (1). Éste punto de la propuesta gubernamental es una de las concesiones del Gobierno a la patronal CEOE que, a través de su vicepresidente, Santiago Herrero, pedía hace ya dos años acabar con los convenios colectivos para sustituirlos por otros acuerdos de tipo individual trabajador-empresa.

Aunque el tipo de temática en la que el Gobierno recortará los derechos de representación sindical no es específicamente el de los convenios colectivos supone específicamente golpear sobre una parte dichos derechos. Para la burocracia sindical de CCOO y UGT esto es una amenaza porque atenta contra algunas de las funciones de los liberados sindicales, que “justifican” su papel.

Pero ésta no es una buena noticia para la izquierda política y sindical ni para el sindicalismo combativo. Se puede discutir el papel de los sindicatos mayoritarios en los Comités de Empresa, su trayectoria desmovilizadora y vendeobreros, incluso hay quien puede manifestarse a favor de las secciones sindicales y los Comités de Empresa. Toda crítica y posición sindical es respetable aunque pueda ser discutida pero lo que no cabe duda es que tras este punto de la Reforma Laboral se pone en marcha un intento de echar a los sindicatos de la empresa, de romper su capacidad de representación de los intereses colectivos de los trabajadores y de debilitar al movimiento sindical en su conjunto.

La chusma de Intereconomía, Libertad Digital, la patronal, el PP y alguna estúpida “izquierda” cafre pueden conjurarse en una obscena amalgama de coincidencias en sus brindis, al igual que un sector desideologizado de los asalariados no diferencian la merecida condena al sindicalismo burocratizado y claudicante del aprecio que el sindicalismo combativo se ha ganado a pulso.

La amenaza antisindical del Gobierno y las fuerzas reaccionarias del capital no va destinada contra CCOO y UGT sino contra el sindicalismo como herramienta de los defensa de los trabajadores. Si se aplica desde “el gobierno amigo” esta golpe contra sus domesticados sindicatos qué no se aplicaría contra un sindicalismo de lucha, reivindicativo y anticapitalista. ¿La ley de fugas dentro de unos años?

No me extenderé sobre la violencia de medidas como el coladero de las llamadas “razones de despido objetivo” (con indemnización de sólo 20 días), auténtica finta para robar 25 días de cobertura de paro por año trabajado al desempleado o sobre la brutalidad de la rebaja de la indemnización por despido de 45 a 33 días por año en el caso de los beneficiarios del contrato indefinido, ni sobre el nuevo incentivo fiscal, con coste al Estado, es decir, a los impuestos de quienes no pueden evadirlos, los trabajadores, por el contrato a los jóvenes menores de 25 años, lo que supone que cada vez la fiscalidad empresarial es menor, ni sobre la creciente privatización de las oficinas de empleo, ni sobre las sanciones a los trabajadores que no acepten la lesiva salida del paro mediante contratos de vuelta al siglo XIX. Éstas canalladas contra los trabajadores han sido sobradamente tratadas ya.

En lo que ahora toca centrarse es en la necesidad de que esta Huelga General sea un éxito movilizador y suponga un paso hacia la recuperación del sentido y la voluntad de lucha de los trabajadores, aunque les pese a la derecha reaccionaria, el Gobierno, el capital y los megarevolucionarios de turno para los que todo aquello que no sea el fuego arrasador es una claudicación.

2.-Ni una vacilación más:

Se nos está acabando a los trabajadores el terreno hacia el que retroceder. El cínico argumento de que más vale ser trabajador precario que un parado seguro no debe ser permitido ni un minuto más. La feroz destrucción de empleo que estamos soportando es precisamente debido a la precariedad de nuestro mercado laboral, lo mismo que el endeudamiento creciente de las familias españolas nace de una vida a crédito por la paulatina pérdida, ahora salvaje, del nivel salarial de los trabajadores y a los que los sistemas de préstamos se les han cerrado desde hace tiempo, no ya para un consumo superfluo, sino para otro de necesidades primarias y vitales (2).

Es necesario convertir la indignación de importantes sectores de la clase trabajadora española en ira que golpee como un martillo sobre nuestros agresores.

Pero para ello es necesario elevar la conciencia de nuestra clase de que no hay salidas capitalistas a la crisis, de que el sueño de ser clase media que debe oponerse a la revuelta social es un espejismo porque la clase media, tanto la patrimonial como la de consumo, está desapareciendo, y la proletarización de las condiciones de vida de unos trabajadores desclasados no resistirá mucho tiempo el camino de perdición hacia una austeridad a cuyo cinturón le quedan cada vez menos agujeros que hacerse. La posibilidad de la pobreza empieza a ser cruda realidad entre crecientes capas sociales: viudas, mujeres pensionistas, jóvenes sin salidas profesionales, divorciados, parados que han agotado sus prestaciones de desempleo... (3).

Hay que hacer saber a los trabajadores y a sus familias que hay un millón de familias en las que ninguno de sus miembros tiene empleo, que la crisis se agudizará, que el próximo semestre va a ser especialmente duro en lo económico, ante la evidencia del descenso del consumo y el próximo incremento del paro, que se está gestando una nueva burbuja financiera y que no es cierto que no haya mal que 100 años dure si uno se conforma con esconder la cabeza en la arena y esperar que pase el temporal.

Sólo de una desesperanza activa en un presente que nos ha cerrado el camino puede nacer la esperanza de que la rebelión sea un camino colectivo que pueda abrirnos perspectivas de futuro.

La única opción válida es la de un anticapitalismo militante que contribuya a derribar un sistema que acaba con las perspectivas de vida y futuro de varias generaciones de jóvenes desempleados, empleados y parados de edades medias y jubilados con pensiones de supervivencia.

Es muy poco el tiempo que nos resta hasta el provisional 29 de Septiembre, como fecha de convocatoria de la Huelga General y a ello ha de unirse que tenemos el amodorrante verano por medio pero nada es imposible si hay voluntad colectiva del sindicalismo y la izquierda de combate para educar, explicar que no hay salidas escarbando hacia el agujero del centro de la tierra, agitar conciencias, movilizar voluntades y dotar de un proyecto político a una Huelga General que sólo puede ser el primer jalón de una cadena de luchas crecientes.

Pero esas luchas, encorsetadas en los rígidos espacios locales y nacionales, son claramente insuficientes. Las heroicas huelgas de los trabajadores griegos nos muestran el camino pero también sus limitaciones cuando no es posible romper las fronteras nacionales del conflicto de clases. Sin la solidaridad internacional de clase no hay futuro porque la crisis capitalista y las agresiones que nos infringen los mercados son mundiales. A su fuerza internacional necesitamos oponer nuestra vocación internacionalista. La convocatoria, en Septiembre, por parte de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), como la Huelga General de CCOO y UGT, tiene sordina prevista, freno y marcha atrás, porque en su llamamiento no hay voluntad política transformadora pero la agudización previsible de la crisis apunta a la necesidad y a la oportunidad de elevar su potencial de conflicto. La izquierda revolucionaria y anticapitalista tiene ante sí la eventualidad de nuevos escenarios no previstos hace tan solo un año. La palabra Eurohuelga debe instalarse en la mente de la izquierda revolucionaria como el objetivo a lograr.

A pesar de la falta de voluntad de las cúpulas sindicales y del adocenado seguidismo de buena parte de su afiliación contamos con un inestimable aliado. Su voluntad de que la Huelga General sea un éxito numérico y mediático (4). En ese contexto el papel de la izquierda de combate ha de ser el de rebasar los objetivos de la huelga, superándoles en sus contenidos movilizadores.

Esta Huelga General no es un todo o nada. Debe ser asumida desde el sindicalismo alternativo como un punto de inflexión y el inicio de un cambio de tendencia, desde la claudicación de los sindicatos mayoritarios hacia el inicio de una nueva etapa de conflictos, movilizaciones y luchas

El camino es muy largo. Tanto o más que esta etapa agónica de la crisis capitalista pero la dirección de los acontecimientos debe ir encaminada hacia la agudización de las contradicciones de clase. Debemos actuar de forma que volquemos en la convocatoria de movilización, autocontenida en sus pretensiones, lo mejor de nuestro capital humano y de nuestros cuadros políticos con el fin de que la Huelga General no sea uno de tantos puntos y aparte como hemos conocido desde la transición política española.

En estos momentos, el adormecimiento, la resistencia a participar en la Huelga, el desprestigio del sindicalismo oficial y la falta de confianza de amplios sectores de los trabajadores en su viabilidad y su validez es muy grande. Es necesario radicalizar las propuestas, contenidos, formas, lemas y objetivos de la movilización hasta el punto en que resulte visible para los trabajadores españoles que “la huelga paga” y que el único camino es el de la revuelta.

Notas:

(1) http://www.publico.es/dinero/319918/reforma/laboral/zapatero/gobierno/propuesta

(2) Las tarjetas de crédito de revolving (con intereses de hasta el 20%) estaban ya siendo empleadas antes de la declaración oficial de la crisis por un creciente número de familias de las clases bajas, que no llegaban a fin de mes, para pagar la cesta de la compra.

(3) http://economia.cafeversatil.com/2010/06/07/pobreza-en-espana-informe-2010/

(4) “Tenemos un objetivo y es garantizar el éxito de esa convocatoria de tal suerte que no dé pie a interpretaciones interesadas en las que muchas veces nos parece observar un interés inusitado”. Fernando Lezcano, responsable de comunicación de CCOO. Declaraciones a la Cadena SER: http://www.elpais.com/articulo/economia/sindicatos/anuncian/convocatoria/huelga/general/elpepueco/20100614elpepueco_4/Tes No pueden permitirse un nuevo fracaso. Saben que su crédito está agotado y necesitarán caldear el clima social. Nuestra responsabilidad es la de incendiarlo.

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