viernes, 7 de mayo de 2010

¿Por qué, Sr. Presidente?


Carta abierta a Mahmoud Abbas, Presidente de la ANP

Nidal Azza
Badil.org
07-05-2010
(Esta carta abierta al Presidente palestino Mahmoud Abbas se publicó por vez primera en lengua árabe en la agencia de noticias Ma’an News, de Palestina, a primeros de marzo de 2010). Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo FernándezEscribe tu resumen aquí.

Desde que adoptaron la estrategia de la “paz de los valientes”, que intenta conseguir los derechos palestinos a través de negociaciones, las autoridades palestinas no han perdido la oportunidad de presentar sus demandas ante la comunidad internacional para que intervenga y asegure el respeto al Derecho Internacional y a las Resoluciones de las Naciones Unidas. Y aunque los dirigentes palestinos han limitado sus propias opciones estratégicas a la batalla de las relaciones públicas alrededor de las negociaciones de paz, la exigencia de que se aplicara el Derecho Internacional preservó una cierta “lógica” en medio del deterioro general y, especialmente, de la desintegración del sistema político palestino.

Sin embargo, lo que resulta extraño a la luz de esa estrategia es el hecho de que las autoridades palestinas hayan desafiado recientemente a honestas personalidades y entidades internacionales que identifican al régimen de Israel con una combinación de ocupación beligerante, colonialismo y apartheid. Es decir, ¿dónde está la lógica de reivindicar una estrategia palestina que exige la aplicación del Derecho Internacional y de las Resoluciones de las Naciones Unidas, cuando las autoridades palestinas son las primeras en oponerse a sólidos informes y resoluciones internacionales que intentan seriamente proteger y promover los derechos palestinos?

A finales de febrero de 2010, Ibrahim Khreisheh, el Representante Permanente de Palestina ante las Naciones Unidas en Ginebra, solicitó que el Consejo de los Derechos Humanos aplazara la discusión del informe del Relator Especial de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en el Territorio Palestino Ocupado, el Profesor Richard Falk. Antes de la solicitud formal de Khreisheh, muchas organizaciones por los derechos humanos palestinas e internacionales trataron de persuadir, a diversos niveles, a los representantes palestinos de los riesgos que tal decisión iba a acarrear para los intereses de las víctimas palestinas, para los derechos palestinos y para los derechos humanos en general, y del impacto negativo que tendría en las posiciones de los estados miembros de la ONU, especialmente en las de los miembros solidarios.

En respuesta, el Representante Khreisheh expuso en una entrevista con Al Yasira que la petición de aplazamiento fue consecuencia de las deficiencias que el Informe Falk presentaba, tales como referencias a las responsabilidades de Israel y Hamas y no a la Autoridad Palestina y por las críticas al Informe Goldstone. Dijo que discutir en ese momento el informe era contraproducente y que había otros y más importantes informes que debatir que el de Falk.

En reflejo de la controversia palestina que precedió a las votaciones sobre el Informe Goldstone, los representantes palestinos expusieron una serie de justificaciones que parecían ser coherentes con la estrategia de buscar el cumplimiento del Derecho Internacional y las Resoluciones de la ONU. Más aún, el Sr. Khreisheh consiguió presentar sus argumentos de tal manera que parecía que era él, más que nadie, el más preocupado por proteger los “supremos intereses nacionales”.

Esos razonamientos pueden confundir a quien no esté familiarizado con el Informe Falk, sobre todo porque al Profesor Falk se le ha presentado como “judío”, alguien que ataca a la Autoridad Palestina y al parecer simpatiza con Hamas, y que además ha causado un escándalo dando crédito a los rumores según los cuales el Presidente Abbas retiró inicialmente el apoyo oficial palestino al Informe Goldstone a cambio de que Israel aprobara un acuerdo de negocios de la compañía de teléfonos móviles Wataniya, con la cual, según se ha informado, su hijo tenía mucho que ver. De forma alternativa, Khreisheh sostuvo que desde un punto de vista práctico, la prohibición de Israel de que entrara el Profesor Falk en el país “le impedía controlar de cerca la situación de los derechos humanos en el territorio ocupado”, y que no convenía cooperar con un experto que Israel consideraba antisemita.

La pregunta lógica ante todo esto es: ¿Dónde está exactamente el supremo interés nacional al aplazar la discusión del Informe Falk?

Por falta de espacio, invito en primer lugar a todos los interesados a leer el informe que el Sr. Khreisheh pidió que se retirara de la agenda de las Naciones Unidas (nosotros, los palestinos, sabemos perfectamente que aplazar equivale a eliminar el informe y a excluir al autor responsable del mismo). La verdad que debe decirse es que el informe del Profesor Falk no es menos importante que el de Goldstone y puede que quizá sea mucho más.

En primer lugar, el informe recoge el período de julio a diciembre de 2009; por tanto no puede considerarse incompleto por no incluir los sucesos y violaciones israelíes que se produjeron después, como el hecho de que Israel haya incluido las mezquitas de Ibrahimi, en Hebrón, y Bilal Ibn Rabah, en Belén en la lista de sus lugares nacionales, culturales y religiosos. Además, el informe apunta a graves violaciones israelíes de los lugares sagrados y arqueológicos palestinos. ¿Es que acaso no abordaba el tema de la tumba de José en Nablus? ¿Y no se ocupaba también de los ataques perpetrados por los colonos judíos contra los palestinos, especialmente durante la recogida de la aceituna, y la protección que el ejército israelí prestaba a los primeros? Sr. Khreisheh, ¿dónde están exactamente las deficiencias en todo eso?

El Informe Falk reafirma las recomendaciones del Informe Goldstone y no las critica. Falk más bien trata de llenar los vacíos de la investigación que llevó a cabo la misión encabezada por el Juez Goldstone sobre la agresiva guerra israelí contra Gaza. ¿Dónde está la deshonra cuando el Profesor Falk afirma que la Misión Goldstone debería haber investigado las violaciones por parte de Israel de la tregua temporal que precedió a la guerra, como fue el asesinato de seis palestinos el 4 de noviembre de 2008? ¿Qué equivocación hay en subrayar que la Misión Goldstone no prestó suficiente atención al impacto del prolongado bloqueo contra la Franja de Gaza? ¿Dónde está el error al decir que Israel es responsable del fracaso de los esfuerzos para alcanzar una tregua duradera a lo largo de la pasada década? ¿En qué se equivocó Falk cuando afirma que la Misión Goldstone dio más importancia al único soldado israelí capturado Gilad Shalit que a las decenas de miles de prisioneros y detenidos palestinos, la mayoría de los cuales son civiles? ¿Es que algo de todo eso va en detrimento de los intereses supremos nacionales?

El Informe Falk afirma también la conclusión de la misión de la Liga Árabe para investigar los hechos, en el sentido de que el ataque de Israel contra los civiles palestinos en la ocupada Franja de Gaza no fue algo accidental, sino totalmente premeditado. ¿Qué deshonra supone afirmar que el ataque deliberado contra los civiles palestinos es una política sistemática de Israel desde que se estableció como tal Estado? ¿Es qué va todo eso en detrimento de los supremos intereses nacionales?

El informe de Falk crítica los análisis legales que tratan a ambas partes (israelíes y palestinos) como iguales. Al pedir a la comunidad internacional que examine el ataque de Israel contra la Franja de Gaza, explica que, a pesar de las violaciones del Derecho Humanitario Internacional por parte de Hamas, como el lanzamiento de cohetes hacia áreas civiles israelíes, esta fue una guerra desencadenada por una de las partes. ¿Qué error hay en pedir a las organizaciones internacionales, especialmente al Comité Internacional de la Cruz Roja que formule normas que regulen las responsabilidades de los estados cuando hay una situación de guerra desigual, especialmente si ese estado es una potencia ocupante como Israel? ¿Es que todo eso va en detrimento de los supremos intereses nacionales?

Tras reafirmar las recomendaciones del Informe Goldstone acerca de la jurisdicción universal sobre los responsables de graves violaciones de los derechos humanos y de crímenes de guerra en la Franja de Gaza, el Informe Falk pide a los estados que se tomen en serio esas recomendaciones y crítica implícitamente a los estados que rehúyen cumplir sus obligaciones legales. ¿Dónde está la deshonra al criticar la colaboración de terceras partes con Israel? ¿Dónde está el error por criticar al gobierno británico por tratar de cambiar sus leyes de jurisdicción universal para los crímenes internacionales ayudando así a los autores de los crímenes israelíes a escapar de sus responsabilidades? ¿Es que eso va en detrimento de los supremos intereses nacionales?

El Informe Falk aborda valientemente la continua colonización israelí de la Cisjordania ocupada. No sólo ofrece estadísticas y cifras relacionadas con la misma, sino que también refuta las alegaciones de los dirigentes israelíes y subraya que el objetivo último de Israel en su expansión de asentamientos es la anexión de Cisjordania. ¿Dónde está la deshonra al decir que la expansión de los asentamientos en la Jerusalén Oriental Ocupada no es consecuencia del “crecimiento natural” sino de una política que intenta reducir el número de los jerosolimitanos palestinos a menos del 8%, para extinguir cualquier posibilidad de que Jerusalén pueda convertirse en la capital de Palestina? ¿Qué deshonra hay en decir que la expansión de los asentamientos judíos llevará, en la práctica, al fracaso de los esfuerzos por una estatalidad palestina? ¿Va eso en detrimento de los supremos intereses nacionales?

El informe se refiere también a temas relacionados con el Muro que Israel no cesa de construir, con la supresión de la resistencia palestina (incluso la pacífica), el continuado bloqueo de la ocupada Franja de Gaza y el fracaso de la comunidad internacional para imponer su voluntad y proteger al pueblo palestino. ¿Dónde está la deshonra al afirmar que el Consejo de los Derechos Humanos tiene la obligación de ejercer su autoridad insistiendo en que Israel ponga fin a su ocupación y en que es preciso intervenir para parar las demoliciones, los desalojos forzosos y la expansión de los asentamientos en Jerusalén? ¿Va esto en detrimento de los supremos intereses nacionales?

El informe aborda también de forma notable la cuestión de los refugiados palestinos y su derecho al retorno. Sin limitarse al actual desplazamiento forzoso de palestinos por los Territorios Ocupados, el informe plantea la necesidad de cumplir la Resolución 194 de la Asamblea General de la ONU para facilitar el retorno de los refugiados palestinos a sus hogares de origen, la restitución de sus propiedades y la compensación por los daños y pérdidas, que es la base para conseguir una paz justa, global y duradera. ¿Qué deshonra hay en decir que el silencio que por todas partes rodea los derechos de los refugiados, especialmente de los de 1948, es totalmente inaceptable? ¿Va esto en detrimento de los supremos intereses nacionales?

Parece que los supremos intereses nacionales que el Sr. Khreisheh conoce son diferentes de los nuestros.

¿Por qué, Sr. Presidente, habría que aplazar la discusión del Informe del Profesor Falk hasta que se aprueben negociaciones “indirectas” con Israel? ¿Y mientras tanto va Israel y anuncia que las mezquitas Ibrahimi y Bilal Ibn Rabah en la Cisjordania ocupada son lugares sagrados judíos “nacionales” y que la expansión de los asentamientos judíos continúa?

¿Cómo pueden conseguirse los supremos intereses del pueblo palestino cuando la posición oficial palestina frente al Informe Falk es similar a la posición israelí?

¿Por qué, Sr. Presidente, no hemos recibido ninguna respuesta suya acerca de la petición de las organizaciones de derechos humanos de acabar con este irracional aplazamiento del Informe Falk?

En realidad, la posición palestina en las Naciones Unidas contradice la estrategia palestina declarada públicamente al menos desde enero de 2009 [cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas se reunió para decidir en qué forma poner fin a la guerra de Israel contra la Franja de Gaza]. Los archivos de las Naciones Unidas sobre la sesión urgente de la Asamblea General muestran una oposición al borrador de resolución que había propuesto el Presidente de dicha Asamblea que compartían tanto los representantes de Palestina como de Israel. Los medios occidentales y árabes describieron en aquel momento a Israel como el único estado que tiene el privilegio de tener dos representantes permanentes en la Asamblea General, uno, israelí, y otro, ¡palestino! Ecuador fue el país que presentó el borrador de resolución que apoyaron más de dos tercios de los estados miembros. Fue rechazado por los representantes de Palestina y Egipto, con la oposición de la Unión Europea y Estados Unidos. Si se hubiera adoptado, la resolución habría condenado a Israel y le habría responsabilizado por la guerra contra Gaza; se habría llamado a Israel a parar de inmediato la guerra, a retirarse de Gaza y a levantar el bloqueo contra la Franja; se habría recomendado el establecimiento de un tribunal internacional especial para que investigara y juzgara a los responsables de los crímenes de guerra y los graves abusos de los derechos humanos, también se habrían adoptado boicots, retirada de inversiones y sanciones contra Israel. Sin embargo, el representante palestino valoró que tal resolución sería “muy extremista”. Una serie de organizaciones y redes por los derechos humanos enviaron una carta a la oficina del Presidente, pidiéndole que investigara los sucesos de las Naciones Unidas. (No era la primera carta de ese tipo que se enviaba. Una carta parecida se envió en octubre de 2008, exigiendo que se clarificara por qué el representante palestino ante las Naciones Unidas se sentía tan molesto por la “interferencia” e informes de las ONG, y por qué insistió en excluirlas del trabajo del Comité de Naciones Unidas para el Ejercicio de los Inalienables Derechos del Pueblo Palestino).

¿Recibió esas cartas, Sr. Presidente? Si no fue así, ¿por qué no las recibió? Si las recibió, ¿por qué no ha habido respuesta?

La posición que la Autoridad Palestina ha adoptado ante el Informe Goldstone y el trato que le hado han sido muy frustrantes para todas las víctimas, los defensores de los derechos humanos y los defensores de los derechos del pueblo palestino. Quizá las justificaciones iniciales pueden haber confundido a quienes no son conscientes de los detalles. Sin embargo, para las ONG presentes en el Consejo de los Derechos Humanos, la situación estaba muy clara, aunque se abstuvieron de hacerla pública inmediatamente. En vez de eso, varias organizaciones por los derechos humanos y diversos miembros de las instituciones nacionales palestinas presentaron un memorando ante la Oficina del Presidente solicitando que se examinara el trabajo de los representantes palestinos ante las Naciones Unidas, así como que se adoptara una firme postura en contra de la manipulación del protocolo y títulos de las Naciones Unidas, tales como “Representante de la Autoridad Palestina”, o “Representante de Palestina-AP”, que socava la representación del pueblo palestino en la ONU:

¿Recibió ese memorando, Sr. Presidente? ¿No? ¿Por qué? ¿Sí? Entonces, ¿por qué no ha habido un seguimiento?

A principios de año, las organizaciones palestinas de la sociedad civil y de los derechos humanos enviaron una carta al Presidente pidiendo que instruyera a las autoridades especializadas responsables para que establecieran un mecanismo a fin de realizar la investigación criminal interna y enjuiciamientos requeridos por la Resolución de la Asamblea General al endosar las recomendaciones de Goldstone. La carta instaba a emprender una acción urgente para impedir que Israel utilizara las deficiencias palestinas como pretexto para eludir sus obligaciones (como ha sucedido). Sin embargo, las autoridades y funcionarios palestinos responsables no hicieron lo que se les requería. El resultado fue que el Secretario General de las Naciones Unidas dictaminó que ambas partes, la israelí y la palestina, no habían hecho prácticamente nada para cumplir sus obligaciones.

¿Recibió esa carta, Sr. Presidente? ¿No? ¿Por qué? ¿Sí? Entonces, ¿por qué no se reaccionó?

El 25 de febrero de 2010 más de veinte organizaciones hicieron un llamamiento al Presidente para que interviniera con la mayor urgencia e impartiera instrucciones a la delegación palestina ante la ONU en Ginebra para que no aceptara la petición de aplazar en el Consejo de los Derechos Humanos la discusión del informe del Profesor Falk, y de que parara todos los ataques personales contra el Relator Especial.

¿Recibió ese llamamiento, Sr. Presidente? ¿No? ¿Por qué? ¿Sí? ¿Por qué no ha habido entonces respuesta?

Tan pronto como Ibrahim Khreisheh, jefe de la delegación palestina ante las Naciones Unidas en Ginebra, confirmó esa petición de aplazar la discusión del Informe Falk, se contactó con numerosos miembros del Comité Ejecutivo de la OLP, dirigentes de grupos y facciones políticas palestinas y con el Secretario del Consejo Legislativo. Se les informó a todos, se les envió una copia de la carta dirigida al Presidente y se les urgió a actuar para corregir el error y evitar la repetición de la frustrante experiencia del Informe Goldstone.

Hasta este mismo momento, ¡ninguno de ellos nos ha respondido ni una sola palabra!

¿Qué queda de la estrategia que buscaba el cumplimiento del Derecho Internacional y las Resoluciones de las Naciones Unidas? Si el supremo interés nacional es un misterio que sólo entienden los representantes palestinos, entonces, que Dios nos coja confesados…

Nidal Azza es el Coordinador de la Unidad de Recursos de Badil, y profesor de Derechos de los Refugiados a la luz del Derecho Internacional en la Universidad Al-Quds.

Fuente: http://www.badil.org/en/al-majdal/item/1400-commentary

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