viernes, 7 de mayo de 2010

Grecia Furia, reclamo de justicia y coincidencias sospechosas en la manifestación del 5 de Mayo


07-05-2010
C.E.
Rebelión

Atenas se ha despertado hoy con una sensación extraña. «La manifestación de ayer [5 de mayo de 2010] fue una de las más numerosas de los últimos veinte años», escriben diversos medios de comunicación y repite la gente por la calle.

La furia ante las injusticias del capital imperante abarrotó las calles del centro de la ciudad. El griego no es un pueblo fácilmente domesticable, aún hay esperanzas, y respondió como debía en estas circunstancias. De los ánimos caldeados de los manifestantes surgían comentarios del tipo: «Hoy tomamos el Parlamento», donde en esos precisos momentos los amos y dueños de esta pequeña parte del mundo discutían cómo van a empeñar el país durante los próximos años de la mano del megabanco mundial, el FMI.

Los manifestantes empezaron a subir las escaleras situadas junto al monumento al soldado desconocido, en la plaza Síntagma, frente al Parlamento, allí donde desfilan esos tipos pintorescos a los que los turistas fotografían a diario. Se acercaban al edificio cuando un rumor se extendió por las calles y llegó a oídos de todos: habían muerto tres personas en el incendio de un banco.

La multitud se sintió de pronto invadida por las dudas y el desconcierto, que, junto con el inevitable rociado de gases lacrimógenos, a los que la policía griega nos tiene tan acostumbrados, empezó a disipar poco a poco las fuerzas, hasta que la manifestación se desintegró.

Aunque es todavía demasiado temprano para llegar a conclusiones firmes, todo parece indicar que se ha producido una serie de «coincidencias» a priori sospechosas.

Las oficinas bancarias del centro de Atenas, en especial de las calles Panepistimíu y Stadíu, por las que pasan la inmensa mayoría de las manifestaciones, son objetivo habitual de ataque (ataque que, cabe señalar, sólo apunta a bienes materiales). Por lo tanto, en las jornadas de lucha masiva, como la de ayer, los primeros negocios que cierran sus puertas son los bancos. Y así sucedió también ayer, con la excepción del banco Marfin, que resultó incendiado.

Por este motivo, entre otros, se cuestiona la responsabilidad de la dirección del banco. Circula un comunicado de un trabajador de dicho banco en el que se comenta que no sólo se impidió a los trabajadores ejercer su derecho a la huelga, sino que incluso no se les permitió salir del edificio cuando la manifestación estaba ya acercándose. Al parecer, el edificio no disponía de ninguna medida de seguridad contra incendios, ni siquiera de salida de emergencia. Además, curiosamente, los policías de paisano que cada día vigilan la sucursal no se presentaron ayer, aunque se había reclamado su presencia.

Insistimos en que todavía no es posible confirmar buena parte de la información que nos llega, pero lo que desde el primer momento no pudimos evitar preguntarnos fue si este incidente debilitaría las consignas y la fuerza de los griegos que luchan contra las medidas económicas del gobierno, que ayer fueron muchos.

A última hora de la tarde de ayer, los que volvíamos a nuestras casas del barrio de Exarjia nos encontramos con la habitual reacción policial indiscriminada que sigue a todo acto de rebeldía. Dos cafeterías, una de ellas en plena plaza Exarjia, fueron asaltadas y se detuvo a cuantos estaban dentro. Al pasar por el número 13 de la calle Tsamadú, donde está ubicado el local de un grupo de izquierdas y el de los inmigrantes del barrio, descubrimos que los antidisturbios lo habían allanado y habían golpeado con su brutalidad característica a los allí presentes. No obstante, el objetivo principal de las detenciones fueron los anarquistas. El Centro Social Ocupado, en la calle Zaími, recibió también la entrada de policías, que, con total impunidad y amparándose en los tres muertos en el incendio de la oficina bancaria, se llevaron por la fuerza a todas las personas que estaban dentro. Se produjeron además allanamientos de casas particulares, y se golpeó a vecinos ante los ojos indignados de otros vecinos que gritaban desde los balcones.

A las seis de la tarde de hoy [6 de mayo] estábamos de nuevo llamados a una manifestación en el centro de Atenas con el fin de frenar los desmanes y abusos del gobierno. Pese al desafortunado incidente de ayer, la asistencia ha sido muy numerosa. No nos consta que se hayan producido episodios de violencia por parte de los manifestantes, pero en estos momentos [las nueve y media de la noche en Atenas] la policía ha empezado a cargar y está disolviendo la concentración a base de gases lacrimógenos. El barrio de Exarjia está literalmente ocupado por la policía (como tan a menudo) y hay secretas por todas partes deteniendo a diestro y siniestro.

Ojalá ningún incidente, por desafortunado que sea, acalle la voz que sigue llamando injusto a lo que es injusto.

[Grecia] Carta de un empleado del Banco Marfin
Jue, 06/05/2010 - 01:24 — info
http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/13939



(del que murieron tres trabajadores en el incendio de una sucursal durante las manifestaciones en Atenas contra las medidas de austeridad del Gobierno griego)

Siento la obligación hacia mis compañeros que han muerto hoy tan injustamente de alzar la voz y decir algunas verdades. Estoy mandando este mensaje a todos los medios. Cualquiera que tenga aún algo de conciencia debería publicarla. El resto puede seguir haciéndole el juego al Gobierno.

El cuerpo de bomberos nunca había expedido ninguna licencia sobre el edificio de la sucursal. El acuerdo se hizo bajo mano, como ocurre con prácticamente todos los negocios y empresas en Grecia.

El edificio donde estaba la sucursal no tiene ningún mecanismo de seguridad en caso de incendio; ni planificado, ni instalado. Es decir, no tiene sistema de rociadores, ni salidas de emergencia ni mangueras. Tan sólo hay algunos extintores portátiles que, por supuesto, no son suficientes para lidiar con un fuego de verdad en un edificio construido bajo unos estándares de seguridad muy antiguos.

Ninguna sucursal cuenta con un solo miembro de la plantilla entrenado en extinguir un fuego, ni siquiera en el uso de los pocos extintores. La directiva también utiliza los altos costes de tal formación como un pretexto y no toma ni las medidas más básicas para proteger al personal.

Nunca ha habido un solo ejercicio de evacuación en ningún edificio, ni ejercicios de entrenamiento por parte de los bomberos, para dar instrucciones a seguir en situaciones como esta. Las únicas sesiones de entrenamiento que han tenido lugar en el Banco Marfin tienen que ver con escenarios de acciones terroristas y prevén tan sólo el escape de los “peces gordos” del banco.

El edificio en cuestión no tiene ningún reciento especial para caso de incendio, incluso aunque su construcción es muy sensible bajo tales circunstancias e incluso aunque está llena de materiales muy inflamables, desde el suelo hasta el techo, tales como papel, plásticos, alambre y muebles. El edificio es objetivamente inadecuado para su uso como un banco, dadas las características de su construcción.

Ningún miembro de seguridad tiene conocimiento alguno de primeros auxilios o extinción de incendios, incluso aunque se les hace responsables de la seguridad del edificio. Los empleados del banco tienen que convertirse en bomberos o personal de seguridad, de acuerdo con el apetito del señor Vgenopoulos (propietario del Banco Marfin).

La directiva del banco ha prohibido estrictamente a sus empleados abandonar la oficina hoy, incluso aunque ellos habían pedido hacerlo desde primera hora de la mañana –forzaron a los empleados a cerrar las puertas y les repitieron que el edificio tendría que estar cerrado todo el día, por teléfono. También bloquearon su acceso a Internet para evitar que los empleados se comunicasen con el exterior.

Durante muchos días se ha aterrorizado a los empleados del banco en relación con las movilizaciones de estos días, con la siguiente “oferta”: o trabajas, o te despedimos.

Los dos policies secretas que son enviados a la sucursal en cuestión para prevenir robos no aparecieron esta mañana, incluso aunque la directiva del banco había prometido verbalmente a sus empleados que estarían allí.

Por último, caballeros, hagan autocrítica y dejen de dar vueltas pretendiendo estar en shock. Son responsables de lo que ha ocurrido hoy y en cualquier estado justo (como los que os gusta usar de tiempo en tiempo como ejemplos en vuestros programas de TV) serían arrestados por todo lo comentado arriba. Mis compañeros perdieron sus vidas hoy por la malicia: la malicia del Banco Marfin y del Sr. Vgenopoulos en particular que afirmó explícitamente que cualquiera que no fuese a trabajar hoy [por el 5 de mayo, día de la huelga general] no debería preocuparse por venir mañana [ya que sería despedido].

Un empleado del Banco Marfin

Traducción: Editorial Klinamen





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EL CASO SCALA
Terrorismo de Estado y algo más
Xavier Cañadas

El 15 de enero de 1978, a las 13:15 horas, un incendio de grandes dimensiones destruye la sala de fiestas Scala de Barcelona, provocando la muerte de cuatro trabajadores. En 48 horas son localizados los presuntos autores del atentado por parte de la Policía, identificados de entre los 10.000 manifestantes que acababan de participar en la manifestación convocada por CNT contra los Pactos de la Moncloa. Estos Pactos —firmados por el PSOE y el PCE en octubre de 1977, con el beneplácito de UGT y CC. OO.—– iban a marcar un antes y un después en la capacidad de la clase trabajadora española para hacer frente a la flexibilización y precarización capitalista del mercado de trabajo que necesitaba la reforma económica neoliberal.

Xavier Cañadas, militante de la CNT en aquellos momentos, fue una de las cinco personas encausadas y condenadas por el llamado «Caso Scala», lo que le supuso pasarse ocho años en prisión. En su relato explica cuál fue la participación y responsabilidad real en los hechos de las personas condenadas; cómo transcurrió el juicio plagado de irregularidades; y cómo se fraguó la destrucción del Scala y el montaje policial, vertebrado en torno a la figura del confidente policial Joaquín Hernández —alias «el Grillo» o «el Viejo Anarquista»—, un delincuente común convertido por obra y gracia de los servicios de inteligencia en un veterano y represaliado militante anarquista.

Con este atentado y la represión posterior contra el conjunto del movimiento libertario, el Gobierno neofranquista de UCD y el entonces ministro del Interior Martín Villa perseguían erosionar la imagen pública de la CNT —y de todo el movimiento libertario—, que por aquel entonces, con sus 100.000 afiliados sólo en Cataluña, constituía una seria amenaza para los pactos, consensos y tejemanejes de los que la izquierda institucional y la cúpula política y empresarial franquista fueron protagonistas durante la llamada Transición.

El Caso Scala marcó el fin del crecimiento espectacular de la CNT y del movimiento libertario, y el inicio de su decadencia acelerada.

http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/6897

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