viernes, 7 de mayo de 2010

La tiranía de la mayoría en Israel es peligrosa


06-05-2010
Gideon Levy
Haaretz
Traducido del inglés por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.

La única democracia de Oriente Próximo quizá sea única, pero es dudoso que realmente sea una democracia. Los resultados de una encuesta publicada ayer en Haaretz reflejan lo que se conoce desde hace mucho tiempo: una combinación de ignorancia, una falta básica de entendimiento y una disposición fascista. Un viento insano y peligroso sopla hacia un gobierno amenazado por el desplome.

Según la encuesta, realizada por el Centro Tami Steinmetz para la Investigación de la Paz de la Universidad de Tel Aviv, hay una clara y sólida mayoría antidemocrática. Es una mayoría que quiere castigar a la gente que denuncia las infracciones cometidas por los militares y no está dispuesta a permitir que los grupos de derechos humanos operen libremente. Es una mayoría a favor de castigar a quienes llaman al boicot de Israel y quiere sanciones fuertes contra los periodistas que revelen información sobre actos inmorales cometidos por el ejército de Israel.

Castigar y castigar, y complacerse al silenciar las críticas; esto es lo que la quiere la gente. Ésta es su opinión. De todos los peligros reales y fabricados que acechan a Israel éste es el mayor, el más real y el más inmediato.

Veamos por ejemplo a Haim Yoavi-Rabinovich en el caso Anat Kamm. Pidió el arresto y el procesamiento del editor de Haaretz, Amos Schocken, por chantaje y traición, nada menos. «Kamm no es una espía, es una traidora», escribió Rabinovich pidiendo que, en consecuencia, también se castigase a Kamm. Se puede pensar que, en opinión de la gente como él, la ejecución en una plaza pública no sería un castigo excesivo.

Rabinovich no está solo. Sus ideas están por toda Internet y han atraído mucho apoyo. Pero él no es el problema. Gente como él existe en toda sociedad correcta y civilizada. El problema es que en el Israel de 2010 no queda ningún mecanismo para detener este oscuro e ignorante «rabinovichismo» y defender la libertad de expresión, con respecto a la cual el 98% de los encuestados en el sondeo, lo crean o no, declararon que es importante para ellos.

¿Cómo hay tantos israelíes (en teoría) a favor de la libertad de expresión si en la práctica es tan opuesto? No hace falta una encuesta. La mayoría de los israelíes creen que la democracia significa (sólo) celebrar elecciones cada pocos años porque eso es suficiente para que una estrecha mayoría de diputados levanten sus manos en la Knesset para consentir toda clase de crímenes e injusticias para hacerlo bien. La seguridad se utiliza como una cobertura para todo. Hay una conexión entre las campañas de adulación de los políticos en las elecciones primarias y la democracia para que cualquiera que se atreva a criticar, denunciar las fechorías, salirse de la línea o expresar una opinión diferente esté destinado a correr la misma suerte; que la mayoría pueda hacer lo que quiere y la minoría permanezca impotente.

La mayor parte de los israelíes son alimentados con cualquier sistema de supervisión del gobierno, que es la verdadera prueba de la naturaleza del gobierno. Al diablo con los restos de auténtico periodismo en Israel y al diablo con el Tribunal Supremo que no siempre hace necesariamente bien su trabajo. Y ya está bien de esas traicioneras organizaciones de derechos humanos. Hagamos un Israel sin Tribunal Superior de Justicia y sin grupos de derechos humanos como B’Tselem.

Un Israel así estará listo para avanzar frente a cualquier amenaza. Israel está listo para ser un monstruo. Nada lo parará. Todos los líderes violentos y peligrosos y todos los crímenes de guerra serán bienvenidos aquí, bienvenidos por los estúpidos e ignorantes.

Hace mucho tiempo que nuestro sistema inmunológico se ha debilitado. Se silenciará a la prensa y el Tribunal Supremo perdonará. Mientras tanto el sueño de protesta y la sociedad civil, un concepto en alza en la política mundial, no existen. Vayan a explicarle al Israel de 2010 que el papel de los medios de comunicación es denunciar las maldades, que el papel de las ONG es advertirnos y el papel del Tribunal Supremo es el de guardián. En lugar de eso hay que castigarlos a todos. Vayan a explicarle que la tiranía de la mayoría no es menos peligrosa que el control de la minoría. Vayan a explicarle que democracia plena significa crítica libre.

Todo esto desapareció y se ha olvidado. No tenemos a nadie para inculcar estos valores. Sobrevivimos al faraón y sobreviviremos a Irán, pero no a este problema. Se filtra desde dentro y amenaza con impregnar a todo el pueblo. La atmósfera pública actual es el clásico caldo de cultivo, tomado de los libros de historia, para cultivar regímenes salvajes. No hace falta un golpe militar en Israel. El sistema de defensa tiene un control excesivo en la mayoría de los aspectos de la vida. Tampoco hace falta un dictador. La tiranía de la mayoría es suficientemente peligrosa.

«El Sr. Schocken, redactor de Haaretz», como le llamó el ignorante Rabinovich, no será procesado por ahora. Ni Anat Kamm será ejecutada. Pero el gobierno democrático de Israel ya ha sido enjuiciado y el castigo se está aplicando directamente ante nuestros ojos.

Fuente: www.haaretz.com/hasen/spages/1166133.html

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