viernes, 22 de enero de 2010
Israel en Haití: La sionización de la ayuda de emergencia
22-01-2010
Richard Silverstein
Tikun Olam
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
¿No sabían que podía haber algo particularmente sionista en la prestación de socorro en casos de emergencia? Pues ya ven que cada día se aprende algo nuevo. Esta es una historia sobre cómo explotar el sufrimiento de los pobres e indefensos haitianos en favor del triunfalismo de Israel.
Un bebé llamado Israel… a quien, si es que consigue llegar a la edad adulta, nunca le darán la bienvenida en Israel (Foto de las fuerzas armadas israelíes)
Sol Salbe (director del Middle East News Service de la Sociedad Democrática Judía Australiana) ha traducido del hebreo al inglés una reveladora columna aparecida en Yediot escrita por un doctor israelí, Yoel Donchin, que, hasta hace poco tiempo, formaba parte de los equipos de respuesta internacionales israelíes para casos de desastre. En aquel entonces cometió el error de escribir una declaración tibiamente crítica sobre los esfuerzos israelíes para prestar tal ayuda de emergencia. Como consecuencia, fue relevado de sus obligaciones al servicio del ejército israelí y de cualquier participación en el programa de socorro en casos de desastre. La columna es tan reveladora (no está disponible online en inglés), que voy a citar amplias partes de la misma. Una nota aclaratoria: En el hospital de campaña de Israel en Haití asistieron a un parto que los charlatanes de las relaciones públicas israelíes llamaron “el primer bebé nacido tras el terremoto”. El equipo médico instó a la mujer a que pusiera a su bebé el nombre de “Israel” y ella estaba ansiosa por complacerles. ¡Otro golpe de las relaciones públicas israelíes!
Veamos el artículo en Yediot de Yoel Donchin:
Una misión de relaciones públicas en lugar una misión para salvar vidas
Recibí mi exención definitiva del ejército tras publicar un artículo que decía que el Estado de Israel actúa como el proverbial Boy Scout que insiste en hacer una buena obra diaria y por ello ayuda a una anciana señora a cruzar la carretera aunque sea en contra de su voluntad. ¡Qué ingratitud por mi parte publicar tal columna cuando había participado en casi todas las misiones de rescate en zonas de desastre en el extranjero! De golpe y porrazo resulta que ya no soy adecuado para tomar parte en esas aventuras heroicas. Pero a la luz de la experiencia adquirida en esas misiones… no hemos hecho más que malgastar nuestros esfuerzos.
En términos generales, empezamos a prepararnos para esas misiones pocas horas después del anuncio de un desastre natural. Muy a menudo, el equipo de la misión israelí es el primero en aterrizar en la zona. Al igual que los que escalan el Monte Everest, van y plantan su bandera en el pico más alto posible, anunciando a los cuatro vientos que el pico está ya conquistado. Y para asegurarse de que el público es consciente de ese logro deportivo, la misión va acompañada por representantes de los medios, fotógrafos, un pelotón de la oficina del portavoz del ejército israelí, etc.
Comprendí perfectamente cuál era el propósito cuando se le preguntó al jefe de una de las delegaciones a la zona de desastre si podían trasladar los tanques de oxígeno y a los doctores para dejar espacio a los representantes de otra cadena de TV con su equipo. (¡Con un coraje inusual, el jefe de la delegación se negó!)
La lección que se saca de las actividades de esas misiones es que cuando hay un desastre natural, o cuando miles de personas son expulsadas de sus hogares a la fuerza, como sucedió en Kosovo, los supervivientes pueden beneficiarse de la ayuda internacional sólo si esta responde a las necesidades específicas de la región. La asistencia debe también coordinarse entre las diversas agencias de ayuda.
La carrera competitiva hacia una zona de desastre impone una inmensa presión sobre la sanidad local y las autoridades administrativas. Los aviones de transporte atascan los aeropuertos al descargar un montón de equipamiento innecesario que abulta mucho. Los doctores y las organizaciones de rescate tratan de encontrar medios para utilizar carreteras con una única calzada y en realidad resultan una carga. La forma correcta de ayudar es enviar una pequeña fuerza de avanzada que evalúe las dimensiones del desastre…
¿Llamarían aún a ese niño Israel?
Hay tres elementos que resultan vitales: refugio, agua y alimentos, estas cosas son decisivas para salvar al mayor número de personas. Se necesitan equipos para purificar el agua, tiendas, raciones de alimentos básicos. Pero todo esto carece del efecto dramático deseado. Si hubiéramos seguido esa dirección, nos hubiéramos perdido ver al niño que nació con ayuda de nuestros médicos. Muy probablemente, la excitada madre no le hubiera puesto a su niño (¿quién sabe si podrá llegar a edad madura?) el nombre de Israel o del ginecólogo o la enfermera que le atendió. (¿Conseguiría la ciudadanía si hubiera nacido en territorio israelí? Habría muchos que se opondría a ello). El drama es sin duda elegante pero desconfío mucho de su necesidad.
Al tratarse de Israel, nuestras fuerzas actuales llevan un supervisor Kashrut [*], personal de seguridad, etc.
En el desastre que nos ocupa, que es de una escala tal que no puede compararse con nada hasta la fecha, la necesidad no es tanto de un hospital de campaña como de aseos portátiles. También es más necesario el equipo para cavar tumbas y tuberías para las aguas residuales.
Un país que quiere proporcionar ayuda humanitaria y que no le preocupa su imagen en los medios debería enviar lo que realmente necesitan las víctimas y no lo que se empeñe en entregar. Pero, ¿iban a mostrar los noticieros de la tarde al comandante de la misión israelí con 500 baños químicos? Muy improbablemente. Es mucho más inteligente mostrar un hospital israelí repleto de estrellas de David y, por supuesto, entregados doctores y enfermeras, vestidos con sus elegantes uniformes con una bandera israelí en la solapa.
… Es muy probable que fuera preferible una asistencia financiera proporcional a los recursos de Israel que el enorme gasto y la complicada logística que supone el mantenimiento de una unidad médica sobre el terreno…
Pero, al parecer, un minuto de cobertura en televisión en mucho más importante… y, de hecho, Israel está utilizando los desastres como prácticas sobre el terreno [militares] en rescates y atención médica. Según se ha informado, después de dos semanas, la misión se volverá a Israel. Para ser realmente eficaz, un hospital de campaña tiene que permanecer en el lugar durante dos o tres meses, pero esa es una condición que Israel no puede cumplir.
… Tan sólo en el recinto donde se presta la ayuda israelí en Haití hay grandes carteles con el nombre del país donante colgados por todas las partes para que todos los vean.
El Profesor Yoel Donchin es director de la Unidad para la Protección del Paciente en el Centro Médico Hadaza de Jerusalén.
Si después de leer las anteriores líneas se están sintiendo mal o están enfadados, les insto a realizar un acto auténticamente constructivo y desinteresado en respuesta al autobombo promocional de Israel. Hagan una donación a Médicos Sin Fronteras, que están llevando a cabo actos realmente compasivos sin pensar en beneficiarse ni en sacar partido de ninguna miserable actuación política.
Pero hay más aún, los vuelos de Médicos Sin Fronteras, cargados de preciosos suministros médicos desesperadamente necesitados, están siendo repetidamente desviados por las fuerzas estadounidenses que controlan todo el tráfico aéreo que entra en la isla, favoreciendo la llegada del necesario equipamiento militar para la ocupación que parece estar produciéndose allí.
¿Podrían los hospitales de campaña israelíes y todo su equipo de apoyo hacer algo para acabar con ese embotellamiento? Nah, no lo creo.
N. de la T.:
[*] Leyes dietéticas judías.
Fuente: http://www.richardsilverstein.com/tikun_olam/2010/01/19/the-zionization-of-disaster-relief/
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