miércoles, 16 de diciembre de 2009

Comentario de Cuarenta hadices -XLIX


Sharhe Chehel Hadiz
Imam Jomeiní

Traducción de Raúl González Bórnez

Octavo hadíz
Chovinismo (Asabiya) y IV
Sobre los chovinismos de los intelectuales


Un tipo de chovinismo es la obstinación en los asuntos intelectuales, la defensa a ultranza de las propias teorías u opiniones, o las de alguno de nuestros maestros o guías espirituales, pero no con la intención de defender de la verdad y combatir la falsedad.
Evidentemente, este tipo de chovinismo es en un sentido aun peor y más deleznable que los otros, ya que los intelectuales son los educadores del resto de la especie humana y una rama del árbol de la profecía y el imamato y conoce las negativas consecuencias que los defectos morales acarrean. Si, Dios no lo quiera, son chovinistas y están aquejados de ese defecto moral satánico, su velamiento será más completo y dañino y causa de una condena mayor.
Quien se presenta a sí mismo como una lámpara para guiar a los demás, una luz en la caravana del amor y un guía hacia la felicidad y el conocimiento del camino a la otra vida, si, Dios no lo quiera, sus actos no se conforman a sus palabras y lo que guarda en su interior es diferente de lo que manifiesta, pasará a formar parte del grupo de los hipócritas que actúan por pura ostentación. Será un mal intelectual que no pone en práctica aquello que conoce y cuyo castigo será mayor y más doloroso que el del resto.
Refiriéndose a ellos el noble Corán dice:
¡Qué mal ejemplo el de un pueblo que desmiente las señales de Dios! Dios no guía a la gente opresora.

Por tanto, para los intelectuales es muy necesario proteger su condición y situación y eliminar completamente de sus palabras todo indicio de chovinismo de manera que, habiéndose corregido ellos mismos, puedan corregir a la comunidad y sus advertencias y exhortaciones surtan efectos y sus consejos encuentren un lugar en los corazones.
La corrupción del sabio causa la corrupción de la sociedad y es evidente que un defecto que es a su vez causa de otros defectos más y un error que es causa de otros errores más es un pecado mucho mayor ante Dios que un simple defecto parcial sin mayor trascendencia.
Otro de los aspectos reprobables de este defecto moral entre la gente de conocimiento es el daño que se causa al conocimiento mismo, ya que el chovinismo es una traición al conocimiento mismo al que no se tiene derecho. Quien ha asumido sobres sí la carga de este deposito divino y se ha investido con sus noble ropajes debe proteger la santidad del mismo y devolverlo puro y sano a su Dueño y si es chovinista habrá evidentemente traicionado y oprimido este depósito y cometido una injusticia con él, lo cual es en sí mismo un gran error.
Otro de los terribles aspectos de este defecto moral es la ofensa que se le hace a la otra parte, ya que en un debate intelectual, la otra parte es también gente de conocimiento que poseen igualmente un depósito divino que es necesario respetar y cuya santidad se debe proteger y no hacerlo es una de las cosas prohibidas por Dios y un gran pecado. El chovinismo lleva a veces a la persona que lo padece a ofender la santidad de la gente de conocimiento. Me refugio en Dios Altísimo de esta gran equivocación.
Otro de los aspectos es el que tiene que ver con la parte a favor de la cual se hace gala del chovinismo, que es un maestro o un guía espiritual de la persona chovinista, que sin duda rechazará tal comportamiento, ya que los grandes maestros y santos, a quienes Dios bendiga, son defensores de la verdad y enemigos de la falsedad y rechazan duramente a quienes, con su comportamiento chovinista, atentan contra la verdad y alimentan la falsedad. Desde luego el rechazo espiritual es superior al rechazo físico y los lazos de la amistad espiritual son superiores a los lazos de la amistad física.
Por tanto, para la gente de conocimiento, que Dios incremente su nobleza y grandeza, es necesario y terminante protegerse de los defectos morales y prácticos y totalmente necesario adornarse únicamente de buenas acciones y de virtudes morales, sin abandonar las obligaciones propias de la sagrada tarea que la Verdad Altísima les ha encomendado, pues sólo Dios puede llegar a conocer sus perjudiciales consecuencias.
Wa as-salám.

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