sábado, 3 de octubre de 2009
La Gripe. carta de una medico a la Ministra
Señora ministra de Sanidad, escúcheme usted
Por Mónica Lalanda
9 de septiembre de 2009.
Señora ministra, le propongo que sea usted la
primera española que se vacune contra la gripe A.
.
De hecho, con este
despropósito llamado autonomías, si se vacuna usted y toda la cartera de
gente que nos gobierna en España, el grupo control sería lo suficientemente
grande como para sentirnos todos más seguros.
Verá usted, le agradezco que me haya colocado a la cabeza de los grupos de
riesgo y que tenga usted tantísimo interés en que no me coja la gripe.
Entiendo que usted me necesita para que el sistema de salud no se colapse;
sin embargo, es una gran pena que al igual que usted se preocupa por mi
salud y de repente me valore como un bien nacional, no se preocupe por mi
situación laboral. La invito a que venga a ver mi contrato o el del resto
de los médicos en este país. La gran mayoría trabajamos con contratos que
en el resto de la Europa antigua serían una vergüenza.
Señora ministra, yo no me voy a vacunar. El virus no ha acabado de mutar y
a partir de la última mutación deberían pasar seis u ocho meses para
elaborar susodicha vacuna. Es decir, la vacuna que nos proponen no puede
ser efectiva. En cuanto a su seguridad, ya tenemos la experiencia de
vacunas para la gripe fabricadas con prisas; se usan adyuvantes peligrosos
para poder poner menor cantidad de virus. Francamente, yo prefiero tener
mocos tres días que sufrir un Guillain-Barré.
Señora ministra, a mí no me gusta ser un conejo de indias. El Centro de
Prevención y Control de Enfermedades de la UE "espera a saber cuáles son
los efectos de la vacuna en los adultos sanos para detectar posibles
consecuencias adversas". Mire usted, casi que no. Prefiero que se la ponga
usted y me lo cuenta.
Señora ministra, se les está marchando el asunto de las manos. Está ya más
que claro que este virus, aunque muy contagioso, es muy poco agresivo y más
del 95% de los casos cursa de manera leve. Se espera un máximo de 500
fallecimientos frente a los 1500 a 3000 que provoca la gripe tradicional.
Mientras tanto, usted está permitiendo un despilfarro de recursos
inaceptable. Muchos hospitales en el país están siendo objeto de cambios
arquitectónicos absurdos e innecesarios para prepararse para una hecatombe
que ya sabemos no va a ocurrir. Se han gastado ustedes 333 millones de
euros en esta pandemia de color y fantasía. La letalidad del virus es del
0.018%, francamente irrisoria.
Señora ministra, déjeme que le recuerde que la gripe A ha matado de momento
a 23 personas y que tiene una tasa de incidencia de 40-50 casos por semana
y 100.000 habitantes. Sin embargo, el tabaco produce en España 40.000
muertes al año y 6.000 por tabaquismo pasivo. Eso sí que es una pandemia,
pero usted prefiere ignorarla. Es un tema menos atractivo y que le crearía
multitud de enemigos. De los 447 muertos en las carreteras españolas en
2008, ni hablamos, que no es de su cartera.
Señora ministra, explíqueme por qué tiene usted el Tamiflú bajo custodia
del ejército. La eficacia de los antivirales en esta gripe es dudosa y de
cualquier manera lo único que hace es reducir en un ratito la duración de
los síntomas y con efectos secundarios no despreciables. Cualquiera diría
que guarda usted bajo siete llaves la cura contra el cáncer o la peste
bubónica. Ponga el fármaco en las farmacias que es donde debe estar y
déjese de fantasías más propias de Hollywood. Alternativamente, haga algo
sobre la patente del osetalmivir y permita que lo fabriquen otras compañías
farmacéuticas, así no hay agobios de restricciones.
Señora ministra, las previsiones de la Organización Mundial de la Salud ya
se han patinado en ocasiones anteriores. Cuando la gripe aviar, predijeron
150 millones de muertos que al final quedaron en 262 fallecimientos. Se han
vuelto a equivocar, no importa. Lo importante es parar la locura en la que
estamos montados y esa, señora Jiménez, es responsabilidad suya.
Señora ministra, aquí una es una cínica por naturaleza. Demasiada gente se
lleva tajada en este asunto. No sólo los fabricantes de las vacunas y los
antivirus sino los que hacen las mascarillas, los de la vitamina C, los del
bífidus activo, los fabricantes de ventiladores artificiales y
pulsioxímetros, los de los pañuelos desechables, los productos de
desinfección de manos, hasta los presos con enfermedades incurables que
quieren aprovechar para marcharse a casa. Sin embargo, no me negará tampoco
que la pantalla de humo les ha venido al pelo a su gobierno ahora que la
crisis sigue su marcha, el desempleo tiene niveles históricos, nos suben
los impuestos, sube el IRPF y baja el PIB. Una casualidad, supongo.
Señora ministra, una cosilla más. Si tengo que ver muchas más fotos suyas a
media página con mirada astuta, trajes sexis y poses de modelo... ¡me va a
dar algo!
Mónica Lalanda ha pasado los últimos 16 años en Inglaterra, la mayoría como
médico de urgencias en Leeds (West Yorkshire). En la actualidad trabaja en
la unidad de urgencias del Hospital General de Segovia, participa en varias
publicaciones inglesas y también ilustra libros y revistas con viñetas
médicas.
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