sábado, 3 de octubre de 2009

Chiquita Brands preocupada ante la campaña mundial de boicot por su apoyo al golpe en Honduras


03-10-2009
Intercambio epistolar entre la multinacional y el Comité Internacional por el Boicot a Chiquita

Amberes, a 23 de septiembre de 2009 A la atención del Comité Internacional por el Boicot a Chiquita Estimados señores:
Les escribo en respuesta al artículo publicado en http://www.boicotchiquita.blogspot.com/ que cita rumores –totalmente infundados– acerca del papel de Chiquita en los recientes desórdenes políticos en Honduras. Quiero ser claro y directo: Chiquita no ha tenido ningún papel en estos acontecimientos.

El respeto a las leyes locales, las instituciones y las comunidades constituye el fundamento de nuestra política de responsabilidad social. Es una parte esencial de nuestro compromiso en la aplicación de los más altos estándares legales, éticos, ambientales y sociales. Les puedo asegurar que pretendemos tener fe plena y consistentemente a este compromiso, y que hemos seguido esta línea de principio también en ocasión de los recientes conflictos políticos en Honduras.
Durante los últimos dos meses hemos estado en estrecho contacto con nuestros empleados en Honduras, con los vértices del sindicato local SITRATERCO y con IUF, con los cuales hemos aclarado nuestra política de no intervención en las disputas políticas locales.
Chiquita ha sido la primera multinacional –hasta ahora la única estadounidense– que suscribió en 2001 un acuerdo marco con IUF (International Union of Foodworkers) y con COLSIBA (Coordinadora de Sindicatos Bananeros), que garantiza a todos los trabajadores en las plantaciones de plátano el respeto de las Convenciones Internacionales del ILO. Asimismo, desde 2004, todas las divisiones agrícolas de propriedad en América Latina han sido certificada según Sa8000, el estándar voluntario de referencia en materia laboral, que se basa en los convenios de la ILO (International Labor Organization), la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Niños.
No duden en contactarnos para cualquier otra aclaración.
Atentamente,
George Jaksch Senior Director Corporate Responsibility and Public Affairs Chiquita Brands International
Señor George Jaksch,
En su carta usted define como “rumores totalmente infundados” las públicas y repetidas denuncias emprendidas por las organizaciones antigolpistas de Honduras. Así como Luciana Luciani de Chiquita-Italia las había calificado de “ridículas”.
Las palabras ligeras vuelan mientras que los hechos –desgraciadamente- permanecen. E indican de manera convergente e inequívoca que Chiquita, fiel a su opaca tradición histórica, siempre tiene las manos en la masa en la vida interna de Honduras.
El aumento del salario mínimo del 60%, decretado por el depuesto Presidente Zelaya, sacó a la luz la hostilidad beligerante de Chiquita, que cerró filas con la organización patronal de Honduras (COEHP). La desestabilización del sistema democrático ha sido abierta y militante, hasta obtener la deportación del Presidente escogido por los electores.
Cuando el Presidente Zelaya fue secuestrado y deportado, ese mismo 29 de junio la COHEP emitió un comunicado apologético sobre las acciones de los golpistas, donde preventiva y cínicamente responsabilizaba a la víctima por las acciones liberticidas de los verdugos de la democracia hondureña.
NIKE y otras grandes multinacionales que operan en el país centroamericano firmaron un comunicado, dirigido al Departamento de Estado estadounidense, en el cual manifestaban su preocupación por la interrupción violenta del orden constitucional y se distanciaban de los golpistas. Chiquita no figura entre los firmantes de ese documento, ¿por qué?
Hasta la fecha, cuando con la suspensión de las garantías constitucionales y la restricción drástica de los derechos individuales y sociales, Honduras se ha convertido en un verdadero Estado-delincuente, Chiquita persevera en el mismo camino.
La compañía que usted representa ha cambiado en diversas ocasiones sus rasgos personales en el intento de dejar atrás un tenebroso pasado. No queremos ensañarnos recordándoles un rosario doloroso que llamó la atención de poetas y escritores, tales como Pablo Neruda, Juan Gelman y Gabriel García Márquez.
Señor George Jacksh, aprovechamos su disponibilidad y le preguntamos si es cierto que un tribunal de Estados Unidos condenó a Chiquita por haber financiado la organización clandestina de extrema derecha denominada “Autodefensas Unidas de Colombia” (AUC). No a mediados del siglo pasado, sino cuando ya se había rebautizado como Chiquita.
La responsabilidad social de las empresas y la ética en el manejo de los negocios, por definición, deben ir más allá del respeto de las leyes nacionales y de los acuerdos internacionales, que representan simplemente un estándar mínimo operativo de partida y no un objetivo alcanzado que pregonar. En su sitio institucional hasta se dice que Chiquita “desde hace más de cien años se compromete en mejorar las comunidades en las que hace negocios”, hecho que nos parece por lo menos discutible. ¿A cuáles comunidades se refiere? ¿A cuáles grupos e intereses exactamente?
Justo en Honduras en los últimos años se sucedieron las denuncias de los sindicatos (SITRATERCO y COLSIBA) y de las ONG (BananaLink) por las violaciones de Chiquita de los derechos humanos y laborales de sus empleados, como en el caso de Emelina Vásquez, acosada sexualmente por un superior y despedida.
Otros sindicatos de sector de Honduras, como COSIBAH, informan que sus afiliados que han protestado por el uso del pesticida basado en chlorphirifos han sido objeto de mobbing y la compañía intentó expulsarlos de los plantíos.
La ética empresarial significa a veces tomar posición en temas que conciernen a la seguridad de los ciudadanos, de los trabajadores, de la democracia, del entorno social y político y no sólo del patrimonio empresarial y las utilidades: la posición de Chiquita ante el golpe de Estado del 28 de junio nos parece clara.
Usted dice que suscribieron todos los convenios nacionales e internacionales que codifican la buena conducta y la moralidad empresarial.
No debe convencernos a nosotros, sino a las fuerzas sociales y sus dirigentes que –sólo hasta hace algunas semanas- repetían que tras el patibulario Micheletti y el club de los generales estaban los exponentes del empresariado nacional e internacional:
“Miguel Facussé, Antonio Tavel Otero, Adolfo Facussé, Carlos Flores Facussé, Jorge Canahuaty Larach, Camilo Atala, Jorge Faraj, Rafael Ferrarí, Chucry Kafie, familia Kafati, United Brand (Chiquita Banana)”.
Es desde el interior de Honduras donde ponen bajo acusación la multinacional que usted representa y defiende. Es a los próximos dirigentes de la renaciente nación centroamericana a quienes deberían intentar convencer. No a nosotros, que los acompañamos en la defensa de la equidad y una mayor armonía social.
En América Latina sopla un viento de renovación que está barriendo los legados del pretérito histórico. Sería sabio adaptarse a esta nueva realidad y evitar que el viento pueda convertirse en tempestad.
Comité Internacional por el Boicot a Chiquita

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