sábado, 25 de abril de 2009

Boicotear la denuncia del racismo

Tras la Conferencia contra el Racismo en la ONU
> Pascual Serrano
El pasado 20 de abril, los embajadores europeos en la ONU abandonaron la
> Conferencia Mundial sobre el Racismo de la Organización de Naciones Unidas
> (ONU), que se celebraba en Ginebra, indignados para protestar por las palabras
> del discurso del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad. Veamos lo que dijo
> Ahmadineyad:

> > "A los distinguidos presentes quiero expresarles mi posición. Desde la Segunda
> Guerra Mundial, y bajo el pretexto del sufrimiento del pueblo judío, y
> utilizando inadecuadamente el holocausto, ellos han reiterado sus agresiones
> militares contra una nación entera de palestinos. Ellos, siendo inmigrantes de
> Europa, EEUU y otras partes del mundo, han establecido un gobierno totalmente
> racista en la ocupada Palestina. Bajo la excusa de comprensión del racismo y sus
> consecuencias en Europa, los israelíes llevaron el gobierno más cruel y racista
> a otras partes del mundo como lo es Palestina (se van de forma coordinada los
> delegados europeos) Las raíces del ataque de EEUU a Iraq y su invasión de
> Afganistán están en la arrogancia de la anterior Administración de EEUU y la
> presión impuesta por poderes descontrolados para expandir su influencia en los
> intereses del complejo industrial y fabricantes de armamento. (En ese momento
> abandonan la sala varios diplomáticos, entre ellos el español).
> Creemos en la necesidad de un mundo nuevo, con un cambio de políticas y
> conductas. Los representantes que acaban de abandonar la sala son una minoría,
> les recomendamos aumentar su capacidad de tolerancia. Todo debe estar basado en
> el respeto mutuo y la justicia."
> Ya antes del inicio de la Conferencia, Israel, Estados Unidos, Italia,
> Australia, Canadá, Polonia, Alemania, Holanda y Nueva Zelanda se negaron a
> participar porque sabían que Israel iba a recibir duras críticas. La salida de
> otros representantes, en su mayoría europeos, durante el discurso del presidente
> iraní nos debe llevar a pensar y pedir explicaciones sobre qué había en él que
> les parecía intolerable y que merecía ese plantón.
> Una de las cosas que se pudo saber es que el boicot estaba ya planificado. Así
> lo reconoció el embajador sueco ante ONU Hans Dahlgren a la agencia de cables
> noticiosos TT y publicadas en la web del canal de televisión SVT: "El sentido
> (de las palabras de Ahmadinejad) era que Israel es un régimen racista. Lo
> escuchamos en inglés o en francés, pero como él habla persa y no existía una
> versión escrita (del discurso) (...) entonces teníamos acordado que si se decía
> eso, ya no nos íbamos a quedar (en la sala)".
> El embajador español ante la ONU, Javier Garrigues, fue uno de los diplomáticos
> que abandonó la sala. Siguió la consigna dada por la presidencia checa de la UE,
> que previó dar el plantón a Ahmadineyad pero volver después para continuar con
> la conferencia. "El presidente ha hablado de un Estado racista y por eso nos
> hemos ido", aseguró Garrigues. "Esta retórica inflamatoria no tiene de ninguna
> manera cabida en una conferencia de la ONU”, afirmó.
> Lo curioso es que pasó desaperciba una declaración del presidente de la Asamblea
> General, Miguel d'Escoto, el 24 de noviembre pasado relativa al tema titulado
> "Cuestión de Palestina". En ella, habló de “cuánto se asemejan las políticas
> israelíes en el territorio palestino ocupado al apartheid que existió en otra
> época y otro continente”. Y añadió lo siguiente:
> "Creo que es muy importante que nosotros, en las Naciones Unidas, usemos este
> término. No debemos tener miedo de llamar a las cosas por su nombre. Después
> de todo, fueron las Naciones Unidas las que aprobaron la Convención
> Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid y
> mostraron claramente a todo el mundo que este tipo de prácticas de
> discriminación oficial deben prohibirse en todos los casos.
> Hoy escuchamos a un representante de la sociedad civil de Sudáfrica. Sabemos
> que en todo el mundo hay organizaciones de la sociedad civil que trabajan para
> defender los derechos de los palestinos e intentan proteger a la población
> palestina, cosa que nosotros, las Naciones Unidas, no estamos haciendo.
> Hace más de veinte años, las Naciones Unidas tomaron la iniciativa de la
> sociedad civil y acordaron que era necesario imponer sanciones para presionar
> de una forma no violenta a Sudáfrica para que pusiera fin a las violaciones
> que estaba cometiendo.
> Hoy, quizás deberíamos examinar la posibilidad de que las Naciones Unidas
> sigan el ejemplo de una nueva generación de la sociedad civil, que pide que se
> adopte una campaña no violenta similar de boicot, desinversión y sanciones
> dirigida a presionar a Israel para que deje de cometer violaciones de los
> derechos humanos."
> ¿También se hubieran ido los representantes europeos al escuchar esto?
> Podemos ir también más atrás en el tiempo. La denuncia del racismo contra los
> palestinos ya se escuchó en la primera Conferencia de la ONU contra Racismo, la
> Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia en
> septiembre de 2001, en Durban (Sudáfrica). Allí fue el entonces presidente de
> Cuba Fidel Castro quien afirmó lo siguiente:
> "Póngase fin cuanto antes al genocidio del pueblo palestino, que tiene lugar
> ante los ojos atónitos del mundo. Protéjase el derecho elemental a la vida de
> sus ciudadanos, de sus jóvenes y sus niños. Respétese su derecho a la
> independencia y a la paz, y nada habrá que temer de los documentos de las
> Naciones Unidas.
> Conozco bien que, en busca de alivio a la situación terrible en que se
> encuentran sus países, muchos amigos africanos y de otras regiones sugieren la
> prudencia necesaria para obtener algo en esta Conferencia. Los comprendo, mas
> no puedo renunciar a la convicción de que cuanto con más franqueza se digan
> las verdades, más posibilidades habrá de que se nos escuche y se nos respete.
> Siglos de engaño son más que suficientes."
> Pero veamos si Israel es o no un estado racista. Antes y después de la fundación
> del Estado de Israel en mayo de 1948, las milicias sionistas obligaron a
> desplazarse a unas 750.000 personas, todas de etnia árabe y habitantes
> autóctonos de la zona. Para ello destruyeron más de quinientas ciudades y
> pueblos y perpetraron masacres indiscriminadas de civiles desarmados, como la de
> Deir Yashin, en la que asesinaron a sangre fría a 254 mujeres, niños y ancianos.
> Con ello, Israel se apropiaba por la fuerza de 78% del territorio de la
> Palestina histórica bajo el Mandato Británico cuando legalmente la ONU sólo le
> asignó el 55 %, y eso a pesar de que sólo componían un tercio de la población y
> de que habían anunciado lo que ahora llamamos “limpieza étnica” en las zonas que
> les correspondieran. Después de esto, unas 150.000 personas que lograron
> permanecer en el nuevo Estado judío de Israel pasaron a convertirse en lo que
> denominan “árabes-israelíes”, aunque no por ello gozaran de todos los derechos
> de la ciudadanía ya que quedarían bajo jurisdicción militar hasta el 67. Los
> 800.000 árabes-israelíes de la actualidad, descendientes de aquellos, no son por
> tanto considerados ciudadanos, sino extranjeros sin derechos sobre el territorio
> y se les discrimina sistemáticamente.
> La llamada “única democracia de Oriente Medio” niega desde 1967 el derecho a una
> nacionalidad a más de tres millones y medio de personas que viven en los
> Territorios Ocupados (casi la mitad en campos de refugiados), y con ello pierden
> todo derecho a exigir derechos, a la vez que otros seis millones de personas han
> sido condenadas al exilio y viven en su mayoría en campos de refugiados en
> Jordania, Líbano y Siria. En los Territorios Ocupados las normas que rigen son
> más de dos mil ordenanzas militares que regulan todos los aspectos y subordinan
> por completo la vida de los tres millones y medio de árabes-palestinos a la de
> los aproximadamente trescientos ochenta mil colonos judíos que se han instalado
> allí.
> Amnistía Internacional, en el informe titulado ‘El racismo y el Ministerio de
> Justicia’, difundido en 2001, dejaba en evidencia el racismo de la “democracia”
> israelí:
> "En Israel, por ejemplo, varias leyes son explícitamente discriminatorias.
> Todo se remonta a la fundación del Estado de Israel en 1948, la cual,
> impulsada en principio por el genocidio racista sufrido por los judíos en
> Europa durante la Segunda Guerra Mundial, se basaba en la premisa de un Estado
> judío para el pueblo judío. Algunas las leyes de Israel reflejan este
> principio y, en consecuencia, discriminan a los no judíos, en concreto a los
> palestinos que han vivido en estas tierras generación tras generación. Varias
> secciones de las leyes israelíes discriminan a los palestinos. La Ley del
> Retorno por ejemplo, ofrece la ciudadanía israelí automáticamente a los
> inmigrantes judíos, mientras que a los refugiados palestinos que nacieron y
> crecieron en lo que ahora es Israel se les deniega incluso el derecho a
> regresar a su hogar. Otros puntos garantizan explícitamente un trato
> preferente a los ciudadanos judíos en esferas como la educación, la vivienda
> pública, la salud y el trabajo. [1]"
> Israel no tiene Constitución, en la web del Parlamento israelí se señala que
> “todas las leyes orgánicas, todas juntas constituirán, con una introducción
> apropiada y diversas normas generales, la Constitución del Estado de Israel”. El
> estudio elaborado por el intelectual palestino Mazin Qumsiyeh [2] sobre la
> legislación israelí señala que “los no judíos no pueden formar parte de la
> nación de Israel o Am Yisrael (el pueblo de Israel), aunque sean ciudadanos del
> Estado. Es importante enfatizar este punto. Para la ley israelí todos los
> judíos, independientemente de aspectos culturales, genéticos o de ciudadanía,
> tienen la consideración de nativos israelíes, un miembro de Am Yisrael y tienen
> derecho a beneficiarse automáticamente de la residencia, de vivir en el
> autoproclamado Estado Judío. La legislación israelí establece cómo se adquiere
> la nacionalidad [3] . Así, se observa que un palestino nacido en un pueblo de
> Galilea expulsado en 1948 no cumple los requisitos, de forma que existe la
> categoría de ciudadano nacional o ciudadano no nacional. Los que son ciudadanos
> pero no nacionales (como los palestinos que se quedaron tras las expulsiones de
> 1947-1949) no se pueden beneficiar de ninguna de las instituciones y privilegios
> reservados a los nacionales. De esta forma, los palestinos que no podían llegar
> a ser ciudadanos tenían su propiedad asignada a los judíos de acuerdo con las
> ‘Leyes de los ausentes’, promulgadas en 1950. Lo curioso es que mucho de esos
> “ausentes” son “ausentes presentes”, se trata de aquellos palestinos que
> permanecieron dentro de las fronteras del Estado. El resultado es el régimen de
> apartheid vigente en la actualidad. Según la ley israelí, fundamentada en su
> ideal de “Estado del pueblo judío”, un inmigrante sionista europeo tiene total
> derecho a vivir en un asentamiento en Hebron, mientras un palestino de la misma
> ciudad puede verse forzado a emigrar debido a todas las restricciones que se
> imponen al campo social y económico de la zona para brindar seguridad a los
> fundamentalistas habitantes de los ilegales asentamientos [4] . Esa distinción
> entre judío y no judío es lo que brinda la base para hablar sobre la existencia
> de un sistema de apartheid en Israel, donde el hecho de tener una religión
> específica determina el derecho a la salud, la educación, la continuidad
> territorial, la libertad religiosa y el acceso al agua, entre otros.
> La población palestina está sometida a un régimen de ocupación militar que
> concede derechos distintos, empezando por el derecho a voto, a personas que
> habitan en el mismo territorio, según su religión. Para los palestinos,
> ocupación no solo ha significado muerte, sino un sistema de discriminación
> racial que domina absolutamente todos los aspectos de sus vidas: ¿Qué se diría
> hoy por ejemplo si es que un país tuviese como política oficial la expropiación
> de tierras de judíos, o simplemente prohibiese que un ciudadano de su país pueda
> asentarse en éste si se casa con una judía? Claramente se hablaría de un
> flagrante caso de discriminación, de antisemitismo y seguramente, de sanciones
> internacionales en contra de ese país, como durante el apartheid sudafricano.
> Veamos varios ejemplos de la restricción de derechos a los ciudadanos no judíos
> del Estado de Israel y cómo se consolidan por medio de la legislación israelí y
> de una serie de instituciones [5]:
> A) Fondo Nacional Judío: El 90% de las tierras de Israel pertenece a esta
> institución, que según sus estatutos no puede ni vender, arrendar, o siquiera
> permitir que esa tierra sea trabajada por un “no judío”.
> B) Ley de Nacionalidad: Establece claras diferencias en la obtención de la
> ciudadanía para judíos y no judíos.
> C) Ley de Ciudadanía: Ningún ciudadano israelí puede casarse con un residente
> de los Territorios Ocupados de Palestina; en caso de realizarse la unión, se
> pierden los derechos ciudadanos en Israel y la familia si no es separada, debe
> emigrar.
> D) Ley de Retorno: Cualquier judío del mundo puede ser ciudadano israelí. En
> el caso de los ciudadanos palestinos del estado de Israel que tienen
> familiares en el extranjero, éstos no pueden obtener el mismo beneficio sólo
> por el hecho de que no son judíos.
> E) Ley del Ausente: Declara ausentes a cualquiera que estuviera fuera de su
> casa, dentro de las fronteras de Israel o en un Estado vecino, después del 29
> de noviembre de 1947, o ese mismo día, y en consecuencia sus tierras y sus
> casas pasan a ser propiedad judía. Paradójicamente, nunca se ha expropiado la
> tierra de un judío y la mayoría de ella se les ha expropiado a los palestinos.
> Otro ejemplo del carácter religioso del estado israelí que lo hace incompatible
> con un Estado de derecho democrático es que según la legislación “no podrán
> concurrir a las elecciones al Parlamento aquellas listas de candidatos cuyas
> intenciones o acciones nieguen la existencia de Israel como el Estado del pueblo
> judío”. Con esta ley pasa a ser claramente ilegal el hecho de solicitar cambios
> en la legislación para poder cuestionar el concepto de Estado de una comunidad
> religiosa, no aceptar el concepto de un Estado del ‘pueblo judío’, o tratar de
> convertir a Israel en el Estado de todos sus ciudadanos [6] . Nadie se atrevería
> a afirmar que una democracia puede ser compatible con un régimen de apartheid,
> sin embargo en Israel hay carreteras distintas para los israelíes y para los
> palestinos. El mundo se indigna cuando recuerda que en Sudáfrica los negros
> debían viajar en los asientos de atrás de los autobuses, pero en Israel si un
> palestino utiliza una de las carreteras reservadas a los israelíes es detenido y
> condenado a seis meses de prisión. Esto afecta incluso a los que han vivido
> siempre en esos territorios, por ejemplo los aproximadamente trescientos
> cuarenta mil que viven en Jerusalén Este [7] .
> No solamente todo esto es silenciado y cuenta con la complicidad de los
> gobiernos europeos, sino que cuando en un lugar como la ONU es denunciado por un
> presidente, los “diplomáticos” europeos abandonan la sala. Vale la pena observar
> las explicaciones de los europeos para justificar su abandono de la sala. El
> embajador británico ante la ONU Peter Gooderham afirmó que "esta retórica
> inflamatoria no tiene de ninguna manera cabida en una conferencia de la ONU
> sobre el racismo y cómo combatirlo". Por su parte, el presidente francés,
> Nicolas Sarkozy calificó la intervención de Ahmadineyad de un "discurso de
> odio".
> Los europeos –y por supuesto israelíes y estadounidenses- hubieran deseado una
> Conferencia de palabras vacías, una oda a la igualdad de las razas, un anuncio
> de Benetton quizás. Pero existen muchas voces que cuando se habla de racismo
> quieren señalar al racista, como se hizo antes con Sudáfrica. La hipócrita
> Europa no lo pudo soportar. Con ello, sus gobiernos han superado su miseria y
> complicidad con el racismo, han pasado de permitirlo a boicotear su denuncia.
> Nota:
> La información sobre el carácter racista del estado israelí procede del libro de
> Pascual Serrano “Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo”, de próxima
> aparición este mes de mayo en la editorial Península.
> www.pascualserrano.net
>
>
> [1] Informe de Amnistía Internacional, de 2001: Racism and the Administration of
> Justice (Racismo y el Ministerio de Justicia)
> [2] Qumsiyeh, Mazin. Compartiendo la Tierra de Canaán (Capítulo 7). Pluto Press
> 2004. Ver http://www.rebelion.org/noticia.php?id=47137
> [3] Ver
> http://www.israel.org/MFA/Facts%20About%20Israel/State/Acquisition%20of%20Israeli%20Nationality
> [4] Abu Eid, Xavier, Jurisdicción y Legitimidad: Claves para entender el
> conflicto Palestina/Israel. Rebelion.org 28-8-2006.
> http://www.rebelion.org/noticia.php?id=36692
> [5] Abu Eid, Xavier, Jurisdicción y Legitimidad: Claves para entender el
> conflicto Palestina/Israel. Rebelion.org 28-8-2006.
> http://www.rebelion.org/noticia.php?id=36692
> [6] Capítulo 7 del libro Compartiendo la Tierra de Canaán, de Mazin Qumsiyeh.
> Pluto Press 2004 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=47137
> [7] Ramonet, Ignacio. “Por una resistencia de masas no violenta contra Israel”.
> Entrevista con el líder palestino Mustafá Barghouti. Le Monde Diplomatique. Mayo
> 2008
> Textos relacionados:
> Conferencia sobre el Racismo
> Europa: la dignidad de la sumisión
> Santiago Alba Rico
> Discurso completo del presidente Ahmadineyad durante la Conferencia de Naciones
> Unidas sobre el racismo, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=84241
>
>

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