martes, 27 de abril de 2010

El caso de Mumia entra en su fase decisiva


El periodista fue condenado en un juicio, a pesar de las múltiples irregularidades que lo rodearon

25-04-2010
Manuel Tabernas / Alsi Canales
Diagonal

La Fiscalía de Pensilvania ha recurrido el respaldo que el Tribunal de Apelación del Tercer Circuito (TATC) dio hace dos años al dictamen que, en 2001, supendió la pena de muerte al activista y periodista Mumia Abu-Jamal.

El 19 de enero de este año, la Corte Suprema de EE UU ha tomado una decisión que podría terminar con la reimposición de la pena de muerte para Mumia Abu Jamal. En marzo de 2008, el Tribunal de Apelaciones del Tercer Circuito (TATC) respaldó el dictamen de diciembre de 2001 promulgado por el Juez Yhon que revocó la condena a muerte por el asesinato de un policía en 1982, pero confirmó los cargos y reafirmó la culpabilidad de Mumia.

Si la Corte Suprema hubiese aceptado la petición de la Fiscalía, ésta podría haber ejecutado a Mumia casi inmediatamente. Por el contrario, si la hubiese rechazado, la Fiscalía no tendría más remedio que aceptar la cadena perpetua en vez de la pena de muerte, o convocar una nueva audiencia y pedir otra vez la pena capital. Esta decisión hubiese sido, dentro de lo que cabe, más favorable para Abu Jamal que la que finalmente tomó de reenviar el caso a un tribunal menor (de nuevo el TATC) para que reconsidere el caso a la luz de las nuevas circunstancias. Las nuevas circunstancias son que la misma Corte Suprema, reimpuso la pena de muerte en otro caso totalmente opuesto al de Mumia –el de un dirigente neonazi que alardeó de cometer tres homicidios en una ‘fiesta de caza’ con el objeto de “limpiar” Cleveland–. En esta situación, si el TATC considera que la decisión de la Corte es aplicable también al caso de Mumia es muy posible que le sea restaurada la pena de muerte.

Un juicio irregular

El 9 de diciembre de 1981, Mumia Abu Jamal fue detenido, acusado de disparar y matar a un policía. Fue condenado a muerte al año siguiente. Desde el principio las irregularidades y los componentes racistas del caso fueron evidentes para su defensa y los grupos de apoyo de este integrante de Panteras Negras. Mumia era presidente de la Asociación de Periodistas Negros de Philadelphia. Gran parte de su trabajo era denunciar y criticar la brutalidad y corrupción policial de Philadelphia, cuyas fuerzas del orden tienen el raro honor de ser consideradas las segundas más corruptas del país (las primeras son las de Los Angeles). El juicio lo llevó a cabo el juez Sabo, quien tiene el récord de haber condenado a más afroamericanos a muerte de todo EE UU. Del jurado popular se excluyó, expresamente y a petición del fiscal, a todos los afroamericamos. Incluso, el juez declaró que iba a hacer todo lo posible por “freír a ese negrata”. Con estas premisas, la condena no podía ser otra que la pena capital.

Preso por sus opiniones

Mumia lleva casi 30 años en una celda del corredor de la muerte de la que sólo puede salir una vez a la semana. En ese tiempo se han desvelado muchos detalles de su caso. Sí había una pistola al lado de Mumia que era de su propiedad, pero ésta no fue disparada y tampoco le hicieron las pruebas para detectar si tenía pólvora en las manos con las que se hubiese demostrado si disparó o no algún arma. La confesión fue “recordada de repente” por la Policía varios meses después y dicen que se hizo en el Hospital mientras se recuperaba del disparo en el pecho. Cinco testigos que afirmaron haber visto huir de la escena del crimen a una tercera persona fueron desestimados. En cambio, otros testigos declararon haber sido presionados por la policía para testificar en falso y varias personas han sido obligadas también por la policía a dar falso testimonio. Se manipuló la escena del crimen, se ocultaron pruebas y se entregaron a los tribunales materiales alterados.

Y aún hay más, en junio de 1999, un asesino a sueldo llamado Arnold Beverly, se confesó autor del asesinato del policía por el que había sido condenado Mumia. Asimismo, confesó que le habían contratado policías y mafiosos para liquidar a ese agente que estaba investigando precisamente una trama de corrupción. Numerosos grupos de ultraderecha están haciendo campañas y boicots para pedir la muerte de Beverly.

Pese a todas estas evidencias todas las apelaciones y peticiones de la defensa de Abu Jamal han sido sistemáticamente rechazadas. ¿Por qué? Sencillo. Porque, como dicen sus familiares y amigos, no está preso por el asesinato de un policía, sino por sus opiniones y conducta política. Por su compromiso social, porque, como dicen sus grupos de apoyo, siempre ha defendido la libertad real para los afromericanos y un mundo antirracista en Estados Unidos. Mumia se ha convertido, denuncian, en un chivo porque informa de la corrupción y la brutalidad policial; porque denuncia su total impunidad si las víctimas son jóvenes afroamericanos; porque les dice que son prepotentes y salvajes y están al servicio del Estado y el Capital. Por las incómodas verdades contra el sistema del país que se proclama el más libre del mundo y tiene el 25% de la población reclusa del mundo.
40 AÑOS DE MILITANCIA

1968 Con 14 años ingresa en los Panteras Negras (fundado dos años antes en Oakland por Huey Newton y Bobby Seale).

DICIEMBRE DE 1981 Es acusado de disparar y matar al agente de policía Daniel Faulkner y es juzgado por un tribunal absolutamente ‘blanco’.

1999 La Fraternal Order of Police llama a hacer un boicot económico a quienes hubiesen apoyado alguna vez a Mumia. En junio, un asesino a suelo (Arnold Beverly) se confiesa autor del asesinato de Faulkner.

DICIEMBRE DE 2001 El dictamen del juez William Yohn revoca la pena de muerte de Mumia. En marzo de 2008, el Tribunal de Apelaciones respaldó dicho dictamen.

ENERO DE 2010 La Fiscalía de Pensilvania apela a la Corte Suprema el respaldo al dictamen del juez Yohn y ésta devuelve el caso al TATC que podría reimponer la pena capital a Mumia.
EL CASO DE LEONARD PELTIER

Leonard Peltier fue condenado a dos cadenas perpetuas, acusado de matar a sendos agentes del FBI. La mayor prueba la aportó Myrtle Poor Bear, una testigo ocular de lo sucedido, que después se retractaría. Su presencia en el juicio, a petición de la defensa de Peltier, no fue permitida. Tampoco diferentes documentos que prueban la inocencia de este activista del American Indian Movement.

“Dadas las dudas existentes sobre su posicionamiento y dado el hecho de que se han agotado los posibles recursos ante el Tribunal y que Peltier ha pasado más de 32 años en la cárcel, pedimos a la autoridad competente que reconsidere su decisión”, explica Angela Wright, de Amnistía Internacional. Además, según reclama Peltier de acuerdo a la legislación por la que fue condenado “deben concederme la libertad bajo palabra. Pero por lo que hemos aprendido del pasado, no podemos estar seguros de nada”.

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/El-caso-de-Mumia-entra-en-su-fase.html

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