martes, 8 de diciembre de 2009

No quieren ganar las guerras


7 de diciembre de 2009
Jaime Richart
(especial para ARGENPRESS.info)

Que se dejen de pamplinas. No insistan, están muy calados. Lo que menos les importa, o mejor, lo que no quieren los que están al frente del imperio y sus aliados es, ganar las guerras; ni la de Afganistán ni la de Irak.

No les interesa lo que suponemos que es el fin último: ganar la guerra, mejor dicho, la ocupación, porque a una ocupación con riesgo cero del invasor no se le puede llamar “guerra”. Ni siquiera poner al frente del país, mediante simulacros de democracia, a un títere del imperio, aunque también, si viene al caso. Lo que importa a los yanquis, a los patricios, al partido demócrata como al republicano, y a los países cómplices de ambas atrocidades son la logística, los medios empleados y los pendientes de emplear, su extensa e intensa explotación. Y en último término, la geopolítica: asegurarse la hegemonía absoluta en la zona y más allá… Prolongar la ocupación hasta ordeñar hasta la última gota de petróleo, y agotar la última de sangre de las poblaciones es otro de los objetivos desde que comenz
aron ambas. Incluso las matanzas que, entre suníes y chiítas, y entre talibanes y opositores, se perpetran entre sí forman parte del plan del diablo: hay demasiados habitantes en este planeta, y ésta es una de las maneras de diezmarlos; el hambre y las enfermedades de la modernidad, la otra.
Lo que les importa ya lo han hecho: emprender las guerras; haberlas puesto en marcha, vaciar los stocks de armamento, experimentar armas nuevas, nuevos métodos de tortura, ensayar tácticas, tantear estrategias. Esta es la verdadera realidad que hay tras estas invasiones y las que llegarán.
Nunca ganarán propiamente la guerra en Irak, y menos en Afganistán. Pero... ¿y lo qué se han divertido? ¿y lo qué han invertido? ¿y los capitales cósmicos que han movido y removido lobbies y multinacionales? ¿y qué me decís de lo que se han promocionado los profesionales del ejército y las Cías? ¿y qué de las ganancias fabulosas de las fábricas de armas y de los laboratorios farmacéuticos, de los periódicos y del resto de los medios?
¿No véis que el secreto, la verdadera razón de las "guerras" actuales y de siempre está en el negocio fantástico de unos cuantos? ¿No advertís que no hay, ni nubo ni habrá jamás ningún otro motivo de orden superior?
Pero a eso, a poner en marcha las guerras de distinta intensidad, a justificarlas y a explicarlas se dedican las think tanks: los famosos laboratorios de ideas yanquis y el tinglado español llamado FAES, esa organización de tan fachendosa como soterrada filosofía. ¿Y qué hay del dueño y mentor de la misma? Me refiero a ese personaje siniestro y estúpidamente vanidoso que ha entregado al rey hispano un premio ¡a la libertad! Como si la representase, como si la única libertad que deba contabilizarse no sea la del pueblo decidiendo en referendo poner a un presidente de República en su lugar.
Los think thanks, la FAES, son laboratorios de ideas, sí, pero de ideas que entrenan a intrigar, a mentir, a desestabilizar y a agitar a la sociedad allá donde la ultraderecha no gobierna. La FAES hace pedagogía miserable del neoliberalismo: el peor vicio, después del capitalismo industrial. Porque, como dice Ramón Cotarelo, “el neoliberalismo es una doctrina que eleva la corrupción a principio mismo de actuación al sostener que lo público debe gestionarse con criterios privados o desaparecer a favor de lo privado, al desregular y privatizar sin más control que el inexistente del mercado”.
Que no nos vengan ni políticos ni medios con monsergas: no quieren ganar las guerras porque su verdadero beneficio está, como en casi todas las empresas, en las partidas contables que se ocultan. En este caso, en mantener la ocupación; al final, en mantener la guerra...

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