sábado, 12 de diciembre de 2009
El Euro en la picota
Francfort, ¡tenemos un problema!
Nadie está libre de los problemas señalados por S&P para España y Grecia
Alfred Greens.– Los problemas fiscales actuales de Grecia, y previsiblemente futuros en otros países como España, junto con el castigo infligido a emisores soberanos periféricos en los mercados de bonos europeos, están suponiendo un lastre para el euro, añadiendo presión al BCE. La autoridad monetaria se encuentra ahora con un cuadro clínico agravado por el deterioro de la solvencia de algunos socios, entre cuyos efectos el menos negativo si cabe es el de la depreciación del euro, y con la singular hipótesis de que países como Alemania tuvieran que salir al rescate de algún socio indisciplinado.
En las últimas sesiones el índice de tipo de cambio efectivo nominal del euro se ha depreciado un 1,1%, y ha perdido terreno en todas y cada una de las cinco últimas sesiones, según un informe a clientes de un banco global. "Aunque el movimiento autónomo a favor del dólar parece haber agotado su recorrido a corto plazo, el movimiento de descenso autónomo del euro podría extenderse algo más a corto plazo".
Primero fue la suspensión de pagos de Dubai World, el conglomerado estatal del pequeño emirato del Golfo Pérsico, y ahora ha sido España, cuya perspectiva ha sido rebajada por la agencia S&P a negativa por expectativas de falta de rigor fiscal, después de que la misma agencia degradara la deuda soberana de Grecia por debajo de A- (BBB+), algo inédito en un emisor soberano de la eurozona.
Cuando las perspectivas económicas de una salida de la recesión empiezan a cobrar verosimilitud y los inversores regresan lentamente a la bolsa y a los mercados emergentes, las plazas financieras comienzan a mirar en todas direcciones para ver quien puede ser el próximo enfermo en caer.
Según algunos expertos, la suspensión de pagos de Dubai podría haber marcado un nuevo episodio en la crisis financiera global en el que los protagonistas-víctimas son aquellos Estados con una situación fiscal difícil de manejar o poco creíble. El problema es que ni siquiera economías tan potentes como la estadounidense o la alemana están a salvo de un castigo de los mercados por sus abultados déficit públicos, que en el primer caso alcanza el 10% del PIB; o la del Reino Unido, conocida en estos momentos por ser la "enferma de Europa" .
"Dubai no es un caso aislado. Las crisis de deuda soberana tienden a agruparse. Ahora se quiere saber que pasará en Grecia, España, y en los países bálticos, especialmente en Letonia", afirma un analista. Otros países que están bajo la lupa de los mercados son Hungría y Polonia, donde bancos occidentales tienen una abultada exposición de riesgo.
Según los expertos, la intensidad del castigo a la deuda griega, cuyo spread sobre el bono alemán ha venido oscilando en una banda de entre 53 y 159 puntos básicos, superando los 200 puntos en el tramo corto de la curva, tiene más que ver con la posibilidad de que la deuda pública griega llegue a ser "inelegible" como colateral en las operaciones con el BCE, que con el preocupante deterioro fiscal de Grecia.
Si produjera el escenario según el cual los bancos griegos no pudieran financiarse en la ventanilla de descuento del BCE porque la deuda pública nacional no ofrece suficientes garantías, lo que podría pasar a finales del próximo año, la dimensión del problema podría abarcar el sistema bancario del socio más incumplidor de la eurozona, pero socio al fin y al cabo.
Los mercados están valorando una situación que presenta unos perfiles tan inusuales como que en estos momentos las dos economías más sólidas son emergentes - China y Brasil -- mientras que las más desarrolladas - Gran Bretaña, EEUU, Alemania y Japón -- presentan unos desequilibrios fiscales cuya financiación vía deuda llevará años corregir. Ahora queda por ver qué pasará con la triple AAA de Estados Unidos cuando venza en los próximos meses deuda por valor de 1,6 billones de dólares, el 36 por ciento del saldo en circulación. El Tesoro estadounidense necesita endeudarse en unos 3,5 billones de dólares en los próximos tres años para seguir financiando el déficit.
"Lo que podemos empezar a ver en las próximas semanas es una mayor diferenciación entre países emergentes que se han endeudado en exceso y economías más sólidas y equilibradas", sostiene un analista.
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