lunes, 11 de mayo de 2009
Tratado El Núcleo de los Núcleos - Parte I
Risale-ye
Lubb al-Lubāb
dar seyr wa sulūk
ūlī al-albāb
Seyed Muhammad Huseyn Huseyní Tehraní
Traducción del persa: Raúl González Bórnez
Prólogo del autor
En el nombre de Al.lah, el Clementísimo, el Misericordiosísimo
Las bendiciones más elevadas
para el espíritu puro del Profeta del final de los tiempos,
Muhammad, al-Mustafa (el Elegido),
y para su tutor testamentario (wasi),
su más eminente diputado,
poseedor de la más alta autoridad espiritual (wilayat al-kubra),
Alí al-Murtada (el Aprobado),
y sobre sus más nobles descendientes,
los Imames Purificados,
especialmente el último de ellos,
Polo del Ciclo del Mundo de lo Contingente,
su Santidad,
Baqiat ul.lah (El Remanente de Dios en la Tierra),
la Prueba de Dios,
el hijo de Hasan al-Askarí,
que el sacrificio de nuestras almas
sirva para acelerar su retorno.
El amor por la religión, la atracción por los mundos ocultos a los sentidos y por desvelar los secretos que están más allá de la materia, forman parte de los instintos inherentes a la naturaleza humana.
Debe saberse que este instinto emana del poder de Atracción Sagrada del Señor amoroso que empuja al mundo contingente, especialmente a los más nobles de los seres humanos, hacia Su estación espiritual de perfección e infinitud.
Y el magnetismo que atrae a las almas es esa misma Alma de las almas a la que denominan el Amado (Yanán), la Verdad de las verdades (Haqiqat ul-haqaíq), el Principio Eterno (Asl-e qadím), la Fuente de la Belleza (Manba-e yamál), el Inicio de la Existencia (Mabda al-wuyúd) y el Límite de la Perfección (Gáyat al-kamál).
الکُلُّ عِبَارَةٌ وَ أنتَ المَعنَی يَا مَن هُوَ لِلقُلُوبِ مَغنَاطِيسٌ
El Todo es un concepto y Tú eres su significado
¡Oh, Tú! El imán que atrae los corazones
Esta atracción magnética de la Verdad, que tiene como resultado y efecto la aniquilación de los límites de la naturaleza y las limitaciones del alma y el movimiento hacia el mundo de la espiritualidad y la perfección y, finalmente, la aniquilación en los Actos, los Nombres, los Atributos y en la Sagrada Esencia del Origen de los orígenes, el Límite de los límites, y la permanencia de la existencia en la Presencia Sagrada en la que todos los seres subsisten, es más elevada y magnífica que cualquier acto que se pueda imaginar.
جَذبَتٌ مِن جَذَبَاتِ الرَّحمَن تُوَازِي عِبادَةَ الثقَلَين ِ
Un simple impulso de la atracción del Misericordiosísimo
equivale a toda la adoración de los humanos y los genios.
El ser humano, en el secreto de su esencia y de su naturaleza, descubre un movimiento que le dirige hacia esta Kaba de los Deseos y hacia esa referencia (qiblah) de la adoración e inicia su viaje hacia ella con toda la fuerza de su instinto y de la naturaleza innata en la que ha sido creado por Dios y parte en esa dirección con todo su ser. Para este viaje deberá poner a trabajar todos sus órganos y miembros corporales.
Su mundo corporal y material, que constituye su naturaleza física, su mundo mental e imaginal, que constituye su naturaleza intermedia (barzají) y el mundo de su intelecto y su alma, que constituye su propia identidad y realidad, todos ellos deberán participar y colaborar entre sí en este viaje.
Cuando se encuentre rezando de pie, inclinado o prosternado, el cuerpo deberá orientar su rostro hacia la Kaba, la mente deberá permanecer inmune a las distracciones y recuerdos y vuelta hacia el Árbol de Loto del Límite (sedrat ul-muntahá) y el alma deberá encontrarse inmersa en las luces del límite del Divino Santuario y devenir aniquilada y estupefacta en el interior del Sagrado Recinto seguro del Uno.
Y de todo ello, se hace evidente cuán lejos se encuentran de la Kaba de los Deseos, de Su Belleza y del encuentro con Él, aquellos que, en sus actos de adoración y en sus buenos actos, sólo prestan atención a los movimientos formales y se satisfacen con lo superficial de ellos y no con el núcleo y la sustancia de los mismos.
De la misma manera, se alejan de la realidad aquellos que solamente van en busca de los significados esotéricos y se abstienen de practicar los rituales sagrados prescritos por la sharī‘ah islámica, apartándose de la verdad y dirigiéndose hacia lo ilusorio.
¿Acaso la luz divina no se manifiesta y fluye en todo lo que existe en el mundo de lo contingente? Entonces, ¿Por qué evitar que el cuerpo participe de la adoración, apartando así ese microcosmos de la manifestación de las luces divinas? y ¿Por qué contentarse con la simple expresión de términos como “unión” (wusúl), “núcleo” (lubb), “esencia” (magz) y “adoración del corazón” (ibadat-e qalbí)?
¿Acaso este tipo de adoración no es solamente unidimensional?
Pero la “posición moderada” (an-namať al-ausát) y la “comunidad moderada” (ummat-e wasat) son aquellas que unen lo externo (zaher) y lo interno (báten) y que ponen en acción todos los grados y niveles de su ser en la adoración y sumisión a su Amado y en este viaje celestial.
Hacen de lo externo la manifestación de lo interno y de lo interno el alma y la verdad de lo externo y unen lo uno con lo otro como se unen la leche y el azúcar, considerando las manifestaciones exotéricas un medio para alcanzar lo esotérico y lo esotérico sin lo exotérico como “polvo disperso en el aire” (haba’an manzúran).
اَللَّهُمَّ نَوِّر ظَاهِری بِطَاعَتِکَ وَ بَاطِنِی بِمَحَبَّتِکَ
وَ قَلبِی بِمَعرِفَتِکَ وَ روحِی بِِمُشَاهَدَتِکَ
وَ سِرِّيِ بِاستِقلالِ اتِّصالِ حَضرَتِکَ
يا ذَا الجَلالِ وَ الاِکرَم
¡Oh, Al.lah! Ilumina mi exterior con la sumisión a Ti
y mi interior con el amor por Ti
y mi corazón con el conocimiento de Ti
y mi espíritu con la contemplación de Ti
y el núcleo de mi corazón con la unión absoluta a Tu Santidad
¡Oh, Poseedor de la Majestad y la Nobleza!
De todo ello queda claro que para guiar el alma hacia la perfección espiritual y atravesar los grados y niveles que llevan a ella no es en absoluto suficiente el estudio de las ciencias islámicas y la filosofía, ya que el silogismo y la demostración racional basada en la lógica formal sirven para aportar conclusiones válidas en el ámbito racional, pero no para dejar satisfechos el corazón y el alma y para saciar la sed y el hambre de los espíritus que ansían unirse a las verdades profundas y ser testigos de los detalles del secreto interior.
Aunque la teosofía y la filosofía son ciencias genuinas y profundas y las más nobles de las ciencias intelectuales, y demuestran con argumentos lógicos la realidad de la Unicidad divina (tauhíd), cerrando el paso a cualquier tipo de duda o ambigüedad al respecto, y aunque el Corán, así como muchas tradiciones proféticas recogidas de los Imames Purificados, que son los guardianes de la revelación divina y las enseñanzas proféticas, han ordenado que hagamos uso de la razón y el intelecto y de la analogía y la argumentación lógica, limitarse a la demostración filosófica y racionalista del tauhíd, sin contar con la sumisión del alma, la consciencia interior y el testimonio esotérico, es insuficente.
Dejar hambrientas el alma y el espíritu del alimento espiritual que se encuentra en el mundo oculto a los sentidos (‘âlam-e gaib) y de las luces angélicas y divinas de Belleza y Majestad, y contentarse con saturarse de libros y dar y recibir lecciones teóricas, aunque sean al nivel más elevado, supone satisfacer solamente las necesidades de algunas de nuestras facultades, pero dejar hambrientas nuestras facultades más elevadas.
La religión viva, que está basada en el camino recto, tiene en cuenta ambas dimensiones y perfecciona las capacidades potenciales y las facultades ocultas del ser humano en ambos aspectos.
Por un lado elogia el uso de la razón y el intelecto y por otro ordena limpiar y purificar el espacio interior del óxido y la contaminación producida por las pasiones, para alcanzar así la serenidad interna, la certeza y la seguridad del alma.
El Sagrado Corán, después de realizar once solemnes juramentos, dictamina:
قَد اَفلَحَ مَن زَکَّاهَا وَ قَد خَابَ مَن دَسَّاهَا
¡Ciertamente, habrá triunfado quien la purifique (el alma)
y habrá fracasado quien la corrompa!
Con qué claridad, este versículo coránico que habla con el alma del ser humano y conversa con su dimensión esotérica, se dirige a los intelectuales, maestros y profesores de filosofía y del razonamiento lógico, invitándoles a la adoración, a la vigilancia espiritual permanente y al recuento de los actos y los estados internos del alma, para que, gracias a la sinceridad en los actos, buscando la satisfacción divina, puedan brotar las fuentes de la sabiduría divina desde las profundidades de sus almas a sus bocas y, finalmente, la corriente clamorosa del pensamiento, la inspiración y la intuición del Misericordioso, se manifiesten desde el centro de sus personas, tal y como ha expresado el Mensajero de Dios:
مَن اَخلَصَ لِلَّهِ أَربَعِين صَبَاحاً ظَهَرت يَناَبيعُ الحِکمَةِ مِن قَلبِهِ اِلی لِسآنِهِ
A quien se purifique para Dios durante cuarenta días
las fuentes de la sabiduría divina le brotarán
desde su corazón hacia su lengua.
Sadr al-Mutalehín Shirazí, el orgullo de los filósofos orientales y de todos los filósofos del mundo, que dedicó toda su vida al estudio de la teosofía trascendente (Al-Hikmat al-Mutaália), al final de ella, tan inmerso en la adoración, en el servicio a Dios y en la purificación interior se encontraba que, con su elocuencia poderosa, escribió:
وَ اِنّی لَاَستَغفِرُ اللَّهَ کَثِيراً مِمَّا ضَيَّعتُ شَطرًا مِن عُمري في تَتَبُّعِ آرَاءِ المُتَفَلسِفَةِ وَ المُجَادِلينَ مِن اَهلِ الکَلامِ وَ تَدقيقاتِهِم وَ تَعَلُّمِ جُربُزَتِهِم في القَولِ وَ تَفَنُّنِهِم في البَحثِ حَتَّی تَبَيَّنَ لی آخِرَ الأمرِ بِنورِ الإيمَانِ وَ تَأييدِ اللَّهِ المَنَّانِ أنَّ قياسَهُم عَقيمٌ وَ صِرَاطَهُم غَيرُ مُستَقيمٍ؛ فَألقَينَا زِمامَ أمرِنا اِليهِ وَ اِلیَ رَسولِهِ النَّذيرِ المُنذِرِ، فَکُلُّ ما بَلَغَنا مِنهُ آمَنَّا بِهِ وَ صَدَّقناهُ وَ لَم نَحتَل اَن نُخَيِّلَ لَهُ وَجهاً عَقليّاً وَ مَسلَکاً بَحثيّاً بَلِ اقتَدَينا بِخُداهُ وَ انتَهَينا بِنَهيِهِ امتِثالاً لِقَولِهِ تَعالی: ما آتَاکُمُ الرَّسُولُ فَخُذُوهُ وَ ما نَهَاکُم عَنهُ فَانتَهُوا، حَتَّی فَتَحَ اللَّهُ عَلَی قَلبِنَا ما فَتَحَ فَأفلَحَ بِبَرَکَةِ مُتَابَعَتِهِ وَ أنجَحَ. (مقدّمه اصفار الاربعه، مولی صدرا)
En verdad, busco mucho el perdón de Dios por haber dedicado parte de mi vida al estudio de las opiniones de los pseudo-filósofos y de los teólogos polemistas, aprendiendo su retórica y sus sutiles técnicas de debate hasta que, al final de mi vida, gracias a la luz de la fe y la gracia de Dios, el Otorgador de Gracia, comprendí que, en realidad, sus silogismos eran estériles y que su camino no iba directo a la meta. Así pues, entregue el control de mis asuntos a Él y a Su Mensajero, el amonestador y el advertidor, creyendo en la veracidad de todo lo que él nos transmitió y renunciando a explicaciones racionales o interpretaciones intelectuales y limitándome a seguir su guía y a abstenerme de aquello que el prohibió, tal como Dios mismo ha establecido cuando dice: Y lo que el Mensajero os de tomadlo y absteneos de lo que os prohíba. Hasta que Dios abrió mi corazón y me dio lo que me dio y por la bendición de seguir a Su Mensajero, Él me otorgó el éxito y la salvación.
(Mulá Sadrá, Prólogo de Al-Asfar Al-Arba, (Los cuatro viajes del espíritu)
Debemos citar aquí al mejor y más elevado de los juristas de todos los tiempos, teósofo y gnóstico de principios del pasado siglo, Ajund Mulá Huseyn Qulí Hamadaní.
Éste gran jurista, pensador inigualable y valioso filósofo, que iluminó todas estas ciencias con la luz de la gnosis y del refinamiento del alma, integrándolas a la luz de la Faz Divina, situando cada una de ellas en su lugar y nivel adecuado y que consideraba que la meta más elevada era alcanzar el Divino Santuario, educó a sus discípulos en el mundo de la gnosis de manera que cada uno de ellos fue una estrella resplandeciente en el firmamento de las perfecciones y de la Unidad divina (fadíla wa tauhíd) que iluminó el mundo con los rayos de su visión y sabiduría. Algunos de ellos fueron el gnóstico Aga Seyed Ahmad Tehraní Karbalaí y su discípulo, orgullo de juristas y adorno de los gnósticos, Hach Mirzá Aí Agá Qadí, quiera Dios elevar la noble estación espiritual de ambos.
El orgullo de los exegetas coránicos y eslabón de la cadena de los buscadores de la Verdad (sanad al-mohaqqeqín) es nuestro querido maestro, Su Santidad Alama Seyed Muhammad Huseyn Tabatabaí, que Dios alargue su noble sombra.
Aunque desde el principio de su vida voló con las dos alas del conocimiento y la acción y también transitó los caminos de la filosofía y de la gnosis de la mano de Marhúm-e Qadí, dedicando toda una vida al estudio del silogismo y la razón discursiva, la oratoria y el fortalecimiento de las ciencias intelectuales de las que tratan Al-Išārāt, Al-Asfār y Aš-Šifā y a escribir comentarios para ellas, al mismo tiempo dedicó una ocupación plena a los retiros espirituales y a los secretos divinos, y una constante vigilancia espiritual (moráqaba), hasta arribar finalmente al sagrado territorio del Corán, sumergiéndose de tal manera en sus gloriosos versículos, que el estudio, la reflexión, la lectura y recitación, la exégesis, el análisis y el simbolismo de los mismos se convirtieron en una ocupación más elevada para él que cualquier otro pensamiento o actividad contemplativa (dikr wa fikr), y la profunda dedicación a ellos más atractiva y placentera que todos los silogismos y las demostraciones lógicas, como si no le quedase nada por hacer excepto la total entrega y sumisión ante el Dueño de la noble sharia y sus amados representantes.
Nuestro noble amigo, eminente maestro, el más clemente de nuestros hermanos, el fallecido Ayatolá Sheij Mortada Motaharí, Dios esté satisfecho de él, al que conocimos hace más de treinta y cinco años, poseía una mente brillante y una aguda visión.
Después de toda una vida dedicada al estudio y el debate, a la enseñanza, a la predicación y a la escritura y la investigación filosófica, gracias a su despierta inteligencia y a su alma crítica, en los últimos años de su vida alcanzó la certeza de que sin una dedicación a nuestro ser interior y una relación estrecha con Dios, el Munífico, y sin saciar la sed del corazón en las fuentes de la Divina Efusión, el ser humano no puede alcanzar la certeza intelectual, ni la paz interior, ni acceder al Santuario Sagrado de Dios, ni circunvalar entorno a él, ni llegar a la deseada Kabah.
Así, como una vela que arde sin cesar y se derrite al calor de su propia llama, o como una mariposa que se lanza al fuego; como un creyente apasionado, arrebatado por el fervor y aniquilado en el océano sin límites de la Esencia, los Atributos y Nombres del Adorado, cuyo ser se expande en la amplitud y extensión del Ser Divino, Motaharí caminó hacia el centro de este amplio territorio.
Mantenerse despierto en las noches, el lamento y el llanto, la súplica en la soledad del amanecer, la inmersión en la invocación y la contemplación, la asidua práctica del estudio de las lecciones del Corán, el alejamiento de las gentes mundanas, esclavas de las pasiones, y su acercamiento a la gente y a los amigos de Dios, fueron la característica de su viaje espiritual. Que Dios le conceda una amplia misericordia.
لِمثلِ هاذا فليَمَل العامِلون
¡Que quienes trabajan trabajen para conseguir algo como esto!
اِنَّ اللهَ مع الَّذينَ اتَّقوا وَ الَّذينَ هُم مُحسِنون
En verdad, Dios está con quienes son temerosos y con quienes hacen el bien.
Hace algún tiempo se me pidió que escribiese algo para el aniversario del martirio de Ayatolá Motaharí. Considerándome completamente inadecuado para ello y encontrándome, así mismo, ocupado con otros trabajos, rehusé el ofrecimiento.
Recientemente, cuando nuevamente se me solicitó, el espíritu de mi noble amigo vino en mi ayuda, por ello escribí estás pocas palabras y las añadí al prólogo de este tratado dedicado al viaje y a la conducta espirituales que he escrito, para ponerlas a disposición de los buscadores de la Verdad y de los viajeros espirituales en la senda de la Verdad y de la Paz, buscando con ello complacer el espíritu del fallecido
بِِيَدِه أزِمَّةُ الاُمورِ وَ بِهِ أستَعينُ
En sus manos se encuentran todos los asuntos y a Él me dirijo en busca de ayuda.
Las bases de este tratado son el núcleo de las lecciones de ética y gnosis que nuestro amado maestro, Su Santidad Aláma Tabatabaí, ante quien sacrifico mi alma, impartió los años 1949 y1950 en el distrito de estudios teológicos de la sagrada ciudad de Qom, a un grupo de sus discípulos.
Este humilde servidor tomó notas de esas lecciones y cada vez que las repaso encuentro en ellas iluminación para mi alma y reposo para mi corazón en los momentos de contracción espiritual (qabd), en los días nublados y cuando me encuentro agotado.
Si alguna recompensa ha merecido este trabajo, se la ofrezco a mi noble amigo, el fallecido Ayatolá Mortada Motaharí, a quien Dios eleve su noble rango.
اللَّهُمَّ اَحشُرهُ مع أوليا ئِکَ المُقَرَّبينَ و اخلُف علی عَقِبِهِ في الغابِرينَ
و اجعَلهُ مِن رُفَقاءِ مُحَمَّدٍ و آلِهِ الطاهِرينَ و ارحَمهُ و ايّانا بِرَحمَتِکَ يا أرحَمَ الرَّحِمينَ
بِِيَدِه أزِمَّةُ الاُمورِ وَ بِهِ نَستَعينُ
¡Oh Dios! Reúnele con Tus amigos cercanos y protege a sus descendientes
y considéralo entre los amigos de Muhammad y de su familia purificada
y bendíce, a él y a nosotros, con Tu misericordia
¡Oh, el más misericordioso de los misericordiosos!
En sus manos se encuentran todos los asuntos y a Él nos dirigimos en busca de ayuda.
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Alámah Seyed M.H.Tehraní,
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