sábado, 30 de mayo de 2009

Comentario de Cuarenta Hadices -IV


Sharhe Chehel Hadiz
Imam Jomeiní
Traducción de Raúl González Bórnez

Primer hadiz
El combate del ego IV

Sobre el control de los instintos naturales según los profetas

Debes saber que el poder de la imaginación (al-quwwah al-wahmiya), el poder de la ira (al-quwwah al-gadbiya) y el poder de la pasión (al-quwwah al-shahwiya) pueden formar parte de los ejércitos del bien y ser causa de felicidad y buena fortuna para la persona si se someten a una razón sana y a la guía de los profetas enviados por Dios, o pueden formar parte de los ejércitos satánicos si se les deja sin control y es el poder de la imaginación y la ilusión quien les gobierna.


Es evidente que ninguno de los profetas de Dios, sobre ellos la paz, ha dicho que debamos eliminar totalmente la imaginación, la ira y la pasión. Ninguno de los que llaman a seguir el camino de Dios ha pretendido que debamos acabar con la imaginación, ni apagar totalmente el fuego de la ira, ni suprimir totalmente los impulsos del deseo. Lo que ellos han dicho es que debemos ponerles bajo el control de la razón y de las leyes divinas, para que cada uno de ellos cumpla correctamente la misión que tienen encomendada. Ya que cada uno de estos poderes quiere cumplir su tarea y tiende a alcanzar sus metas aunque ello suponga corrupción, destrucción y caos.
Por ejemplo, el alma animal sumergida en sus propias pasiones y completamente descontrolada quiere conseguir sus propósitos de cualquier manera aunque eso suponga cometer adulterio con una mujer casada en la sagrada Kaba.
El alma iracunda busca igualmente satisfacer sus deseos aunque para ello tenga que matar a los profetas y los santos y el alma dominada por las fantasías satánicas querrá hacer lo que le apetezca aunque ello suponga corromper la Tierra y crear el caos en el mundo.
Los profetas, sobre ellos la paz, vinieron con las leyes y las Escrituras Sagradas descendieron a ellos para enseñarnos a refrenar los excesos de los instintos y colocar la naturaleza bajo el control de la razón y de las leyes divinas, para conducirla hacia el equilibrio y educarla de manera que no salga del punto de equilibrio que le dictan la razón y los mandatos de Dios.
Así pues, toda alma que confronte su alma con las disposiciones divinas y la luz de la razón obtendrá la felicidad y será de la gente que se salva y si no, que busque refugió en Dios bendito y ensalzado de las adversidades, desgracias, tinieblas y dificultades que habrá de enfrentar y de las formas bestiales y horrorosas que adoptará en el mundo intermedio, en la tumba, el Día del juicio y en el Infierno, como resultado de las malas cualidades que adquirió y de su moral corrompida.

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