martes, 18 de mayo de 2010

Suecia: Democracias fascistizadas - II


18-05-2010
Jorge Capelán
Rebelión

Ayer por la noche, inmediatamente después de haber enviado la primera parte de este artículo, recibí como respuesta el siguiente testimonio sobre lo que realmente sucedió durante la provocación del "artista" fascista Lars Vilks en la facultad de filosofía de la Universidad de Uppsala el 11 de mayo pasado visto desde el otro lado de la lata de spray de pimienta.

La gran prensa sueca ha sabido de esto durante toda una semana pero no ha publicado ni una sola línea al respecto. En lugar de ello, las páginas de los periódicos han estado llenas de artículos sobre las supuestas amenazas de las que Vilks dice ser objeto.

Maltrato, injusticia y vejaciones bajo el manto de la Libertad de Expresión.

F cuenta sobre la presentación de Lars Vilks en la facultad de filosofía de la Universidad de Uppsala el 11 de mayo de 2010.

Habíamos preparado preguntas y fuimos para escuchar la conferencia y participar en la discusión. Afuera era peor que en un aeropuerto, cinco policías controlaban a cada persona que iba a entrar y todo lo que tenía en el bolso. Tuvimos que sentarnos y esperar hora y media porque los controles de seguridad tomaban tanto tiempo.

Cuando por fin empezó la actividad, la policía comenzó repasando las reglas de seguridad y luego presentaron a Lars Vilks. Él empezó diciendo que no era el único que presentaba la religión de esa manera. ¿DE QUÉ MANERA? Empezó mostrando con cuidado las imágenes de otros artistas, cruces que habían sido sumergidas en orina y cruces con penes. Ya varios empezaron a reaccionar dejando la sala, y Lars Vilks siguió diciendo que "nosotros nos burlamos de muchas religiones, pero sólo son los musulmanes los que reaccionan".

Acto seguido, mostró una película hacha por una mujer iraní sobre el profeta Mahoma como homosexual con oraciones religiosas como sonido de fondo. La película tenía alcohol, homosexualidad y pedofilia. Luego de dos minutos de empezado el video, varios del público empezaron a gritar que pararan la proyección. Alguien saltó al frente y le pegó a Lars Vilks. Una muchacha del público se paró y gritó que no se podían hacer ese tipo de burlas del Islam. Entonces, un hombre de unos 30 años que estaba al lado de ella se paró y gritó "¡Cállate, maldita talibán!" y la empujó. Cuando el marido de la muchacha reaccionó y le llamó la atención, el hombre siguió gritando "¡Malditos musulmanes, malditos inmigrantes y talibanes! ¡Vuelvan a su país!"

Entonces nosotros decidimos irnos, no queríamos tener nada que ver con ninguna pelea, sobre todo porque los policías habían empezado a pegarle a varios del público. Muchos gritaban cuando los lanzaban contra la pared y les caía spray de pimienta de la policía en los ojos. Tratamos de irnos, pero entonces los policías en la puerta gritaron que todos los que se les acercasen iban a recibir spray de pimienta. Entonces nos volvimos a sentar pero mi hermana menor, que tiene quince años, quedó a lado del tipo que estaba gritando, que le pegó en la cara. Varias muchachas que estaban alrededor trataron de saltarle encima pero les pedí que no lo hicieran y en vez de eso lo ignorasen porque no valía la pena. Entonces él me pegó en el cuello.

Miré al policía que estaba justo al lado para que reaccionase, ya que todo este maltrato había sucedido ante los ojos del policía, pero no hizo nada. Como el policía no hacía nada, entonces yo pensé defenderme por mis propios medios la próxima vez. Entonces, cuando amagó a pegarme de nuevo, ahí le pegué yo a él. ¡Ahí sí que reaccionó el policía! Era un policía alto y corpulento, me levantó en el aire hacia un rincón y me tiró contra la pared. Traté de regresar corriendo hacia donde estaba mi hermana, pero pero el policía me agarró y puso el brazo alrrededor de mi garganta. Un muchacho jóven del público reaccionó y trató de protegerme y entonces el policía me soltó. Mientra estaba sentado en el piso, el policía golpeó dos veces en la espalda con el bastón.

El policía salió a cubrir otra pelea y yo salí corriendo para alejar a mi hermana del tipo que nos había pegado a los dos. El tipo seguía gritando "que había que mostrar la película y que los talibanes deberían dejar su país". Muchos escupieron y le pegaron al tipo mientras salía del local. Mientras estábamos saliendo, y le preguntaba a mi hermana si no le quería pegar, ya que él le había pegado a ella, pero yo le pedí que no le hiciera caso porque no se lo merecía.

De camino a casa recibimos una llamada animándonos a ir a emergencias para que nos documentaran las heridas. Estuvimos esperando afuera del Hospital Universitario y fuimos a la recepción para explicar lo que había ocurrido, pero no nos dejaron entrar. Según los de la recepción ellos no podían hacer nada, en todo caso que fuéramos a un centro de salud, dijeron. uando les dijimos que todos los centros de salud estaban cerrados a esas horas de la noche, contestaron que no podían documentar nada, que fuésemos a la policía para eso. En ese momento vi que los medios estaban entrando al hospital y nos dijeron que Lars Vilks estaba ahí.

Fuimos a la estación de policía, allí habían dos periódicos que nos entrevistaron y les conté esta misma historia. prometieron que la iban a publicar en la página web junto con las fotos que tomaron de la cara lastimada de mi hermana. Ya han opasado tres días y en la web del Expressen sólo hay artículos de que a Vilks le hackearon su página web, de que lo atacaron y de que se encuentra en un lugar secreto en Estocolmo. O sea que esa información es mucho más importante que el maltrato que nos hizo la policía.

Había otros más esperando con nosotros en la estación de policía. Había un matrimonio cuya hija había sido maltratada y atacada por los perros policías. La policía le asrrancó el velo y se la llevó a la comisaría. Los padres la querían ver, pero la policía se los negó. Ni siquiera salieron a explicarles qué había pasado a los padres que estaban muy angustiados. Ahí estuvimos como dos horas hasta que al final un policía salió a hablar con nosotros. Dimos nuestra versión de lo que había ocurrido y mientras tanto vimos que estaban soltando a algunos de los jóvenes que habían sido llevados detenidos de la reunión. Nos fuimos a nuestra casa a eso de las diez y media de la noche, los padres de la muchacha habían estado ahí desde las siete y todavía estaban allí, nadie les havbía ayudado. ¡El Expressen sabe todo esto pero no ha escrito una palabra!

Pude poner una denuncia contra el hombre que me había pegado, pero no contra el policía. Según la policía, hay una persona encargada de recibir denuncias contra sus colegas. Esa persona me iba a llamar al día siguiente. todavía no lo ha hecho, pero el lunes voy a ir a la estación a arreglar eso.

Según el Islam no se pueden hacer retratos del profeta, pero Vilks siguió provocando a sabiendas de que habían musulmanes entre la audiencia. Empezó a sacar fotos de todos los inmgrantes con su cámara, lo que nos hizo reaccionar: ¿Por qué sólo sacaba fotos de los extranjeros? Varios del público reaccionaron fuertemente, no era correcto, pero estaban enojados.

Lo que queríamos era debatir, no pelear. Pero a mi hermana mayor, que no opuso resistencia, igual le pegaron los policías. Ahora se burlan de los musulmanes y escriben cosas odiosas. Muchos de nosotros nacimos aquí. Tengo 17 años, soy ciudadano sueco y nunca he estado en un registro policial. ¿Me habrían tratado como lo hicieron si fuese rubio y de ojos azules?

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