jueves, 19 de noviembre de 2009

Como era de esperar tras el pago del rescate a los "terroristas", la tripulación del "Alakrana" navega ya libre


«El acuerdo entre nosotros y España parece satisfactorio», declaraba horas antes de la liberación uno de los portavoces de los secuestradores.... el Estado español ha negociado con "terroristas"

Kaos. Izquierda a debate
18-11-2009
www.kaosenlared.net

La tripulación del "Alakrana" navega en libertad tras el pago del rescate a los piratas

Los 36 tripulantes del "Alakrana" y sus familiares cuentan ya las horas que les faltan para el reencuentro. La angustia terminó ayer a mediodía, después de que los insistentes rumores disparados por la mañana se confirmaran desde el atunero. "Sólo falta comprobar que el dinero es bueno", indicaban. Unos minutos más tarde, estaban libres 47 días después. Se había solucionado la parte económica del secuestro y se había encarrilado también la situación jurídica de los dos piratas encarcelados en Madrid.

GARA

BERMEO-. La explosión de alegría -mejor decir de alivio- se extendió rápidamente por localidades como Bermeo, Sestao, Bilbo, Ondarroa... toda Euskal Herria en general, porque el secuestro ha provocado una gran conmoción social. Familiares que han tenido que salir de su anonimato estos días para dar la voz de alarma -como María Ángeles Jimé- nez, esposa de Gaizka Iturbe- se mostraron agradecidos con todos: "Es un día superfeliz, pero ahora lo celebraremos de manera privada". El armador les había trasladado la buena noticia justo un minuto antes de que compareciera en Madrid el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero.

A su vez, los representantes institucionales y políticos destacaron al alimón la "entereza" de los familiares y su disposición a evitar declaraciones públicas en los últimos días del secuestro para dar margen a que el Ejecutivo español resolviera el problema que había creado.

Llamada desde la cárcel

El secuestro se alargó por la decisión del Gabinete Zapatero de traer a su territorio a dos de los presuntos secuestradores, y se ha solucionado también cuándo se ha desbloqueado el escollo jurídico consiguiente. Antes de que se produjera ayer la liberación del buque, se filtró un dato significativo: la llamada telefónica hecha por uno de los supuestos piratas, desde la prisión, a los compañeros que seguían en el "Alakrana".

Según un informe que elaboró la Policía española para el juez Santiago Pedraz, el viernes el preso Raageggesey Hassan Ajy telefoneó desde la cárcel de Soto del Real a alguno de sus supuestos secuestradores del barco para mantener una charla que se transcribe en folio y medio. En ella, Raageggesey le habría dicho a su interlocutor que "nuestra libertad está en vuestras manos". Tanto él como el otro encarcelado, Abdu Willy, serán juzgados en unos días, por un procedimiento extrarrápido, y existiría un acuerdo para que cumplan la condena posterior en Somalia.

La segunda parte de la solución era la económica. Agencias españolas se encargaron ayer de propagar que el precio del rescate es de 2,3 millones de euros y citan para ello a fuentes de los piratas, aunque otras versiones extraoficiales lo elevan a cerca de cuatro millones. Tanto en uno como en otro caso, son más de los dos millones de euros comprometidos al parecer hace una semanas, antes de que la liberación encallara por el conflicto de los dos encarcelados en Madrid. En ese momento, el capitán del barco confirmó que había acuerdo económico, y el Gobierno español también dio a entender que los secuestradores querían más dinero. De ambas afirmaciones se deduce que la decisión de traer a los piratas al Estado español ha encarecido el rescate, además de dilatarlo en el tiempo.

Camino a casa

Tras marcharse sus captores, el atunero puso su timón rumbo a las islas Seychelles, donde se cree que llegará en unas 40 ó 45 horas -es decir, a partir de la próxima madrugada-. En el caso del Playa de Bakio, necesitó tres días hasta alcanzar Puerto Victoria, donde fue recibido por autoridades españolas como el director general del Mar, Juan Carlos Martín, o el embajador español en Kenia, Juan Martín Cinto, que también ha participado en estas negociaciones.

Desde allí, un avión del Ejército español se encargará de traerlos a la Península, y la pesadilla habrá acabado por fin.


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Editorial Gara

Responsabilidad y negociación

El secuestro del «Alakrana» ha tenido el feliz desenlace que, tras 47 días, la mayoría de la sociedad vasca esperaba con creciente ansiedad: la liberación de la tripulación del atunero sana y salva. Finalmente, tanto los propios secuestrados como sus familiares y allegados pueden respirar con tranquilidad tras mes y medio de angustia, y después de haber vivido momentos de auténtica desesperación ante las inquietantes y confusas noticias que llegaban desde Somalia. Atrás queda la pesadilla y toca ahora saborear la satisfacción de poder volver a abrazar a quienes llegaron a temer, y mucho, por su vida.

Un temor que, lógicamente, comenzó el mismo día en el que los piratas abordaron el «Alakrana», pero que se intensificó cuando, de forma incomprensible y sin que se conociesen precedentes similares, el Gobierno español decidió capturar a dos de los secuestradores. Desde ese día, y hasta hace escasas fechas, el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero no ha hecho otra cosa que dar palos de ciego, a cual más incoherente, exponiendo a la tripulación a un riesgo innecesario que, al final, se ha conjurado merced a lo que desde el principio se vislumbraba como la única salida: la negociación.

«El acuerdo entre nosotros y España parece satisfactorio», declaraba horas antes de la liberación uno de los portavoces de los secuestradores. No deja lugar a la duda: lo vistan como lo vistan, el Estado español ha negociado la salida a la crisis. Pero eso no borrará de la memoria que tanto el Gobierno como la Judicatura de Madrid han retardado inútil e irresponsablemente el momento de sentarse a dialogar con los representantes de los secuestradores, poniendo en peligro lo único realmente importante en el caso: la vida y la integridad física de los arrantzales. Han tenido que ser los familiares, desde su determinación y con una modélica actuación serena y responsable, quienes marcaran el camino a seguir, el camino de la negociación, el único viable y el que, a la postre, ha dado los frutos esperados.


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El Gobierno español se puso en jaque a sí mismo

Iñaki IRIONDO

Hasta tal punto ha sido desastrosa a actuación del Gobierno español que en lugar de poner en jaque a los piratas ha acabado generando una crisis interministerial, con informes clasificados de secretos volando por las redacciones de los principales medios de comunicación sin otra intención que la de señalar con el dedo acusica a la compañera o compañero de Consejo de Ministros, que respondía con un «y tú más». Es decir, lo más parecido a un patio de escuela. Un espectáculo divertido para verlo desde la barrera, de no ser porque había 36 hombres secuestrados en la costa de Somalia.

En medio de todo, por si fuera poco, apareció la Audiencia Nacional para, en una nota informativa inusual, dejar claro que su intervención fue en todo momento por orden del Gobierno, a través de la Abogacía del Estado.

En las últimas semanas, desde instancias más o menos cercanas a los responsables de todo este guirigay se ha responsabilizado a los medios de información de que el del «Alakrana» fuera el único secuestro «retransmitido en directo» de los muchos que todavía se mantienen en Somalia. El elemento diferenciador de este secuestro con respecto a otros, hay que aclararlo, no es la posición de los medios, sino que es el único en el que se ha detenido a dos secuestradores, convirtiéndolos así en parte de las negociaciones. Sirva como ejemplo lo acontecido en abril del año pasado en torno al secuestro del «Playa de Bakio». No sólo la liberación fue entonces mucho más rápida, sino que apenas hubo debate sobre la actuación gubernamental, ni siquiera en torno al pago del rescate.

Una y otra vez -la última ayer mismo- el Gobierno español ha asegurado que estaba «haciendo lo que tenía que hacer», por lo que pedía mutismo -incluso a los familiares de los secuestrados- y también confianza. Y lo cierto es que nadie abrió la boca en 33 días, durante los cuales el Ejecutivo de Zapatero mantuvo que la suerte de los dos somalíes detenidos no estaba formando parte de las nego- ciaciones, mientras en los tribunales se jugaba una partida de ping-pong con uno de ellos para saber si era mayor o menor de edad. Quien repase la hemeroteca verá que durante todo ese mes, las únicas noticias que se generaron alrededor del «Alakrana» fueron algunos datos sobre la tripulación al principio y después las relacionadas con el apresamiento, conducción y andanzas por los juzgados de los dos detenidos. Nada más.

Pero el 5 de noviembre los piratas dieron un golpe en la mesa a través de los corazones de los familiares de los secuestrados, demostrando una eficacia comunicativa y unos conocimientos de sociología moderna mucho más avanzados que los de los responsables gubernamentales. Madrid y Lakua quedaron desnudos ante los ojos de la opinión pública y sólo entonces comenzó a percibirse que ambos ejecutivos se tomaban en serio esta negociación. Y en diez días la liberación ha sido posible. El dinero, lo dijo en su día el armador y lo corroboraron las familias, nunca ha sido un problema. El problema ha sido el Gobierno.

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