miércoles, 17 de junio de 2009

La coyuntura decisiva de Ekaterimburgo


Desdolarización o desmantelamiento del Imperio financiero-militar de EE.UU.

17-06-2009
Michael Hudson
Global Research
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

La ciudad de Ekaterimburgo, la mayor de Rusia al este de los Urales, puede llegar a ser conocida no sólo por ser el sitio en el que murieron los zares sino también la hegemonía estadounidense – y no sólo el sitio en el que fue derribado en 1960 el piloto del U-2 de EE.UU., Gary Powers, sino donde fue abatido el orden financiero mundial centrado en EE.UU.

El cuestionamiento de EE.UU. será el enfoque primordial de las reuniones ampliadas de hoy y mañana (15 y 16 de junio) en Ekaterimburgo (antes llamada Sverdlovsk) para el presidente chino Hu Jintao, el presidente ruso Dmitry Medvedev y otros máximos responsables de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO), de seis miembros. La alianza está formada por Rusia, China, Kazajstán, Tayikistán, Kirguistán, y Uzbekistán, con estatus de observador para Irán, India, Pakistán y Mongolia. El martes se les sumará Brasil para discusiones comerciales de las naciones del BRIC (Brasil, Rusia, India y China).


Los participantes han asegurado a diplomáticos estadounidenses que su objetivo no es desmantelar el imperio financiero y militar de EE.UU. Simplemente quieren discutir la ayuda mutua – pero de un modo que no contenga un papel para EE.UU., la OTAN o el dólar de EE.UU. como vehículo para el comercio. Es posible que los diplomáticos de EE.UU. pregunten lo que esto significa en realidad, si no es una acción para convertir en obsoleta la hegemonía de EE.UU. Es, después de todo, lo que significa un mundo multipolar. Para comenzar, en 2005, la SCO pidió a Washington que fije una línea de tiempo para el retiro de sus bases militares de Asia Central. Dos años después, los países de la SCO se alinearon formalmente con las antiguas repúblicas de la CEI pertenecientes a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO), establecida en 2002 como contrapeso para la OTAN.


Sin embargo la reunión sólo ha provocado un bostezo colectivo de la prensa estadounidense e incluso europea a pesar de que su orden del día es el reemplazo del estándar global del dólar por un nuevo sistema de defensa financiero y militar. Un portavoz del Consejo de Relaciones Exteriores ha dicho que le cuesta imaginar que Rusia y China puedan superar su rivalidad geopolítica, [1] sugiriendo que EE.UU. puede utilizar la política de dividir y conquistar que Gran Bretaña utilizó con tanta habilidad durante muchos siglos para fragmentar la oposición extranjera a su propio imperio. Pero George W. Bush (“soy un unificador, no un divisor”) se basó en el legado del gobierno de Clinton para impulsar a Rusia, China y sus vecinos a encontrar un terreno común cuando se trata de encontrar una alternativa al dólar y por lo tanto a la capacidad de EE.UU. de mantener ad infinitum déficits de la balanza de pagos.


Lo que puede representar la extremaunción de la hegemonía estadounidense ya comenzó en abril en la conferencia del G-20, y se hizo aún más explícito en el Foro Económico International de San Petersburgo el 5 de junio, cuando el señor Medvedev llamó a China, Rusia e India a “edificar un orden mundial cada vez más multipolar.” Lo que esto significa en lenguaje común es: Hemos llegado a nuestro límite en el subsidio del cerco de Eurasia por EE.UU. mientras también permitimos que EE.UU. se apropie de nuestras exportaciones, compañías, acciones y bienes raíces a cambio de papel moneda de un valor cuestionable.


“El sistema unipolar artificialmente mantenido,” aclaró el señor Medvedev, se basa en “un gran centro de consumo, financiado por un déficit creciente, y por lo tanto deudas acrecentadas, una moneda de reserva que solía ser fuerte, y un sistema dominante de evaluación de activos y riesgos.” [2] A la raíz de la crisis financiera global, concluyó, está que EE.UU. produce demasiado poco y gasta demasiado. Especialmente perturbadores son sus gastos militares, tales como el aumento de la ayuda militar de EE.UU. a Georgia recién anunciado la semana pasada, el escudo de misiles de la OTAN en Europa Oriental, y el refuerzo de EE.UU. en Oriente Próximo y Asia Central ricos en petróleo.


El escollo para todos estos países es la capacidad de EE.UU. de imprimir cantidades ilimitadas de dólares. El gasto exagerado de los consumidores de EE.UU. para importaciones en exceso de las exportaciones, las adquisiciones estadounidenses de compañías y bienes raíces extranjeros, y los dólares que el Pentágono gasta en el exterior, terminan todos en bancos centrales extranjeros. Estos organismos entonces enfrentan una decisión difícil: reciclar esos dólares de vuelta a EE.UU. mediante la compra de bonos del Tesoro de EE.UU., o dejar que el “libre mercado” imponga un aumento del valor de su divisa respecto al dólar – haciendo así que sus exportaciones no sean competitivas en los mercados mundiales y creando al hacerlo desempleo e insolvencia de negocios en el interior.


Cuando China y otros países reciclan sus entradas de dólares comprando bonos del Tesoro de EE.UU., para “invertir” en EE.UU., esta acumulación no es realmente voluntaria. No refleja su fe en que la economía de EE.UU. enriquezca a bancos centrales extranjeros con sus ahorros, o alguna preferencia por una inversión calculada, sino simplemente una falta de alternativas. “Libres mercados” al estilo de EE.UU. acoplan a países a un sistema que los obliga a aceptar dólares sin límites. Ahora quieren terminar con esa situación.


Esto significa la creación de una nueva alternativa. En lugar de hacer sólo “cambios cosméticos como lo quisieran algunos países y tal vez las propias organizaciones financieras internacional,” el señor Medvedev terminó su discurso de San Petersburgo diciendo: “lo que necesitamos son instituciones financieras de un tipo completamente nuevo, en el que no dominen temas y motivos políticos particulares y países en particular.”


Cuando los gastos militares en el extranjero llevaron al déficit a la balanza de pagos de EE.UU. e hicieron que EE.UU. abandonara el oro en 1971, los bancos centrales se quedaron sin el recurso tradicional utilizado para saldar desequilibrios en los pagos. La alternativa por defecto fue invertir sus ingresos de pagos subsiguientes en bonos del Tesoro de EE.UU., como si estos fueran “tan buenos como el oro.” Los bancos centrales ahora poseen 4 billones de dólares en esos bonos en sus reservas internacionales – ¡y esos préstamos han financiado la mayor parte de los déficits presupuestarios internos del gobierno de EE.UU. durante más de tres décadas! Ante el hecho de que cerca de la mitad de los gastos discrecionales del gobierno de EE.UU. es para operaciones militares – incluyendo más de 750 bases militares en el extranjero y operaciones cada vez más costosas en países de producción y transporte de petróleo – el sistema financiero internacional está organizado de tal manera que financia al Pentágono, junto con las adquisiciones estadounidenses de activos extranjeros de los que se espera que rindan mucho más que los bonos del Tesoro en poder de los bancos centrales.


El principal tema político que enfrentan los bancos centrales del mundo es por lo tanto ¿cómo evitar que se agreguen aún más dólares a sus reservas y que al hacerlo sigan financiando aún más gastos deficitarios de EE.UU. – incluidos los gastos militares ante sus fronteras?


Para comenzar, los seis países de la SCO y del BRIC tienen la intención de comerciar en sus propias divisas a fin de tener el beneficio del crédito mutuo que hasta ahora EE.UU. ha monopolizado para sí mismo. Con este fin, China ha cerrado acuerdos bilaterales con Argentina y Brasil para asignar el valor de su comercio en renminbi en lugar del dólar, libras esterlinas o euros, [3] y hace dos semanas Chinas llegó a un acuerdo con Malasia para realizar el comercio entre los dos países en renminbi. [4] El ex primer ministro Mahathir Mohamad me explicó en enero que en su calidad de país musulmán, Malasia quiere evitar hacer algo que pueda facilitar la acción militar de EE.UU. contra países islámicos, incluida Palestina. La nación ya tiene demasiados dólares, explicaron sus colegas. El gobernador del Banco del Pueblo de China (central) Zhou Xiaochuan, escribió una declaración oficial en su sitio en Internet que el objetivo es ahora la creación de una moneda de reserva “que esté desconectada de naciones individuales.” [5] Es el objetivo de las discusiones en Ekaterimburgo.


Aparte de evitar el financiamiento de la adquisición de su propia industria y del cerco militar del globo por EE.UU., China, Rusia y otros países quisieran indudablemente obtener el mismo tipo de viaje gratuito que ha estado consiguiendo EE.UU. Tal como están las cosas, ven a EE.UU. como una nación sin ley, tanto desde el punto de vista financiero como militar. ¿De qué otra manera se puede caracterizar a una nación que fija un conjunto de leyes para los demás – sobre la guerra, el pago de la deuda y el tratamiento de prisioneros – pero las ignora cuando se trata de ella? EE.UU. es ahora el mayor deudor del mundo, pero ha evitado el dolor de los “ajustes estructurales” impuestos a otras economías deudoras. Las reducciones de tasas de interés y de impuestos ante la explosión de los déficits comerciales y presupuestarios son vistas como el colmo de la hipocresía ante los programas de austeridad que Washington impone a otros países a través del FMI y otros instrumentos de Washington.


EE.UU. dice a las economías deudoras que vendan sus servicios públicos y recursos naturales, que aumenten sus tipos de interés y que aumenten los impuestos mientras aniquilan sus redes de seguridad social para exprimir dinero a fin de pagar a los acreedores. Y dentro del país, el Congreso bloqueó la compra de Unocal por CNOOK de China por motivos de seguridad nacional, así como bloqueó a Dubai en su intento de comprar puertos de EE.UU. y a otros fondos de riqueza soberana de la compra de infraestructura clave. Se invita a los extranjeros a que imiten la compra japonesa de elefantes blancos como el Centro Rockefeller, en el cual los inversionistas perdieron rápidamente mil millones de dólares y terminaron por abandonar.


En realidad EE.UU. no ha dejado muchas alternativas a China y a otros países con superávits de pagos fuera de encontrar una forma de evitar más acumulación de dólares. Hasta la fecha, los intentos de China de diversificar su tenencia de dólares más allá de los bonos del Tesoro, no han tenido mucho éxito. Para comenzar, Hank Paulson de Goldman Sachs orientó a su banco central hacia valores de mayor rendimiento de Fannie Mae y Freddie Mac, explicando que eran obligaciones públicas de facto. Colapsaron en 2008, pero por lo menos el gobierno de EE.UU. se hizo cargo de esas dos agencias hipotecarias, agregando sus 5,2 billones de dólares en obligaciones a la deuda nacional. De hecho, lo que provocó el rescate fue en gran parte la inversión oficial extranjera. La imposición de una pérdida a las agencias oficiales extranjeras hubiera quebrado instantáneamente el estándar del bono del Tesoro, no sólo a través de la terrible destrucción de la credibilidad de EE.UU., sino simplemente porque no hay suficientes bonos del gobierno como para absorber los dólares que inundan la economía mundial por los crecientes déficits de la balanza de pagos de EE.UU.


Buscando una mayor posición participativa para proteger el valor de sus posesiones en dólares, mientras la burbuja crediticia de la Reserva Federal hacía descender los tipos de interés, los fondos de riqueza soberanos de China trataron de diversificar a fines de 2007. China compró participaciones en el bien conectado fondo de valores Blackstone y en Morgan Stanley en Wall Street, Barclays en Gran Bretaña, Standard Bank en Sudáfrica (otro afiliado con Chase Manhattan durante los años sesenta del apartheid) y en Fortis, el conglomerado financiero belga, se derrumbó poco después. Pero el sector financiero de EE.UU. estaba colapsando bajo el peso de la pirámide de deudas, y los precios de las acciones de bancos y firmas de inversión cayeron en todo el mundo.


Los extranjeros ven al FMI, al Banco Mundial y a la Organización Mundial de Comercio como sustitutos de Washington en un sistema financiero respaldado por bases militares y portaaviones estadounidenses que cercan el globo. Pero esta dominación militar es un vestigio de un imperio estadounidense que ya no puede regir a través de su fuerza económica. El poder militar se apoya en la fuerza, se basa más en el armamento atómico y en ataques aéreos a larga distancia que en operaciones terrestres, que se han hecho demasiado impopulares desde el punto de vista político para ser realizadas en gran escala.


En el frente económico no hay un modo previsible para que EE.UU. pueda librarse de los 4 billones de dólares que debe a gobiernos extranjeros, sus bancos centrales y a los fondos de riqueza soberana establecidos para deshacerse de la abundancia global de dólares. EE.UU. se ha convertido en un moroso – y por cierto, en un moroso agresivo en lo militar que trata de conservar el poder único que otrora ganó por medios económicos. El problema es cómo restringir su conducta. Yu Yongding, ex asesor del banco central chino, y que ahora está en la Academia de Ciencias de China, sugirió que se aconsejara al Secretario del Tesoro de EE.UU., Tim Geithner, que EE.UU. comenzara por “ahorrar” ante todo mediante la reducción de su presupuesto militar. “Es poco probable que los ingresos por impuestos de EE.UU. aumenten a corto plazo por el bajo crecimiento económico, los gastos inflexibles y el coste de ‘librar dos guerras.’” [6]


Actualmente son los ahorros del extranjero, no los de los estadounidenses, los que financian el déficit presupuestario de EE.UU., comprando la mayor parte de los bonos del Tesoro. El resultado es la tributación, sin representación para votantes extranjeros en cuanto a cómo el gobierno de EE.UU. utiliza sus ahorros obligados. Por ello es necesario que los diplomáticos financieros amplíen el alcance de sus decisiones políticas más allá del mercado del sector privado. Los tipos de interés son determinados por muchos factores aparte de “consumidores con tarjetas de crédito,” el eufemismo usual que los medios de EE.UU. citan para el déficit de la balanza de pagos de EE.UU. Desde el siglo XIII, la guerra ha sido un factor dominante en la balanza de pagos de los principales países – y en sus deudas nacionales. El financiamiento con bonos del gobierno consiste sobre todo de deudas de la guerra, ya que los presupuestos en tiempos de paz tienden a ser equilibrados. Esto vincula directamente el presupuesto de guerra con la balanza de pagos y las tasas de interés.


Las naciones extranjeras acumulan pagarés impagables – bajo condiciones en las que, si actúan para detener el viaje gratis del que goza EE.UU., llevarían a una caída del dólar y sus posesiones en dólares bajarían de valor en relación con sus propias monedas nacionales y otras divisas. Si la moneda de China sube en un 10% respecto al dólar, su banco central sufrirá el equivalente de una pérdida de 200 millones de dólares respecto a sus posesiones de 2 billones de dólares denominadas en yuan. Esto explica por qué, cuando las agencias de calificación de bonos hablan de que los valores del Tesoro de EE.UU. pierdan su calificación AAA, no quieren decir que el gobierno no pueda simplemente imprimir los dólares de papel para “compensar” esos bonos. Quieren decir que los dólares se depreciarán en su valor internacional. Y es precisamente lo que está sucediendo. Cuando Geithner puso una cara seria y dijo a una audiencia en la Universidad de Beijing a principios de junio que cree en un “dólar fuerte” y que por lo tanto las inversiones en EE.UU. de China estaban sanas y salvas, fue recibido por risas sarcásticas. [7]


La anticipación de un aumento en la tasa de cambio de China suministra un incentivo para especuladores que tratan de pedir prestado en dólares para comprar renminbi y beneficiarse de la apreciación. Para China, el problema es que esa entrada llevaría a una profecía que se cumple a sí sola al forzar la apreciación de su moneda. De modo que el problema de las reservas internacionales está inherentemente ligado al de los controles de capital. ¿Por qué iba a contemplar China cómo sus compañías lucrativas son vendidas por aún más dólares libremente creados de EE.UU. que el banco central debe utilizar para cumplir bonos de bajo rendimiento del Tesoro de EE.UU. o para perder aún más dinero en Wall Street?


Para evitar ese dilema es necesario revertir la filosofía de mercados abiertos de capital que el mundo ha mantenido desde Bretton Woods en 1944. En ocasión de la visita del señor Geithner a China, “Zhou Xiaochuan, ministro del Banco del Pueblo de China, el banco central del país, dijo intencionadamente que por primera vez desde que las conversaciones semestrales comenzaron en 2006, China tiene que aprender de los errores estadounidenses así como de sus éxitos” en lo que tiene que ver con la desregulación de mercados y el desmantelamiento de controles. [8]


Por lo tanto una era llega a su fin. Ante los continuos gastos deficitarios de EE.UU., la desdolarización amenaza con obligar a los países a volver al tipo de dobles tasas de cambio común entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial: un tipo de cambio para el comercio en materias primas, otro para los movimientos de capital e inversiones, por lo menos en las economías del área del dólar.


Incluso sin controles de capital, las naciones que se reúnen en Ekaterimburgo están tomando pasos para evitar que se conviertan receptores renuentes de aún más dólares. Al ver que la hegemonía global de EE.UU. no puede continuar sin el poder adquisitivo que ellos mismos suministran, los gobiernos se apresuran a acelerar lo que Chalmers Johnson ha llamado “las aflicciones del imperio” en su libro de ese nombre – la bancarrota del orden mundial financiero-militar de EE.UU. Si China, Rusia y sus aliados no-alineados se salen con la suya, EE.UU. ya no vivirá de los ahorros de otros (en la forma de sus propios dólares reciclados) ni tendrá el dinero necesario para sus ilimitados gastos y aventuras militares.


Funcionarios de EE.UU. quisieron asistir como observadores a la reunión de Ekaterimburgo. Les dijeron que No. Es una palabra que los estadounidenses oirán frecuentemente en el futuro.



Notas


1 Andrew Scheineson, “The Shanghai Cooperation Organization,” Council on Foreign Relations,


Actualizado el: 24 de marzo de 2009: “Aunque algunos expertos dicen que la organización ha emergido como un poderoso baluarte contra EE.UU. en Asia Central, otros creen que fricciones entre sus dos mayores miembros, Rusia y China, imposibilitan efectivamente una SCO fuerte y unificada.”


2 Kremlin.ru, 5 de junio de 2009, en Johnson’s Russia List, 8 de junio de 2009, #8.


3 Jamil Anderlini and Javier Blas, “China reveals big rise in gold reserves,” Financial Times, 24 de abril de 2009. Vea también “Chinese political advisors propose making yuan an int’l currency.” Beijing, 7 de marzo de 2009 (Xinhua). “La clave para la reforma financiera es convertir el yuan en una divisa internacional,” dijo [Peter Kwong Ching] Woo [presidente de Wharf (Holdings) Limited basado en Hong Kong] en un discurso ante la Segunda Sesión del 11 Comité Nacional de la Conferencia Política Consultativa del Puebo Chino (CPPCC), el máximo organismo político asesor del país. Eso significa utilizar la moneda china para saldar pagos comerciales internacionales…”


4 Shai Oster, “Malaysia, China Consider Ending Trade in Dollars,” Wall Street Journal, 4 de junio de 2009.


5 Jonathan Wheatley, “Brazil and China in plan to axe dollar,” Financial Times, 19 de mayo de 2009.


6 “Another Dollar Crisis inevitable unless U.S. starts Saving - China central bank adviser. Global Crisis ‘Inevitable’ Unless U.S. Starts Saving, Yu Says,” Bloomberg News, 1 de junio de 2009. http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601080&sid=aCV0pFcAFyZw&refer=asia

7 Kathrin Hille, “Lesson in friendship draws blushes,” Financial Times, 2 de junio de 2009.

8 Steven R. Weisman, “U.S. Tells China Subprime Woes Are No Reason to Keep Markets Closed,” The New York Times, 18 de junio de 2008.

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=13969

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