miércoles, 12 de mayo de 2010
SOBERANÍA ALIMENTARIA Y SEGURIDAD ALIMENTARIA.
Pilar Galindo
Grupos Autogestionados de Konsumo (GAKs)
10 de Mayo de 2010
El azote del hambre en los países empobrecidos está unido a los efectos de la comida basura en los países ricos. La inseguridad alimentaria en sus dos caras, afecta a la mayoría de la población mundial. Las víctimas son millones de personas enfermas y muertas por hambre allí y por enfermedades vinculadas al exceso y toxicidad de los alimentos aquí. Los causantes y beneficiarios de esta catástrofe alimentaria son las multinacionales del negocio alimentario y los gobiernos globalizadores y alterglobalizadores.
Por eso no se puede hablar de Soberanía Alimentaria sin hablar de Seguridad alimentaria. Pretender que, mientras los gobiernos hablan de Seguridad Alimentaria, nosotros debemos especializarnos en Soberanía Alimentaria, es irracional. Debemos abordar la inseguridad alimentaria causada por el modelo alimentario internacional, no sólo en los países pobres sino también en los países ricos. Las consecuencias de la inseguridad alimentaria aquí son: comida basura, malos hábitos alimentarios inducidos por la publicidad, cáncer, obesidad y otras enfermedades alimentarias que crecen de forma alarmante, especialmente entre nuestros niños y niñas.
La Soberanía Alimentaria es la condición para la Seguridad Alimentaria y tiene diferentes contenidos según los países. En el Estado Español la Soberanía Alimentaria contiene cuatro abordajes necesarios:
a) la producción agroecológica de alimentos, reivindicando la figura del campesino frente a la de empresario agrícola y plantando cara a la producción mercantil, industrial y globalizada de alimentos.
b) el consumo responsable agroecológico autogestionado y popular, como movimiento social capaz de expresar políticamente la inseguridad alimentaria y de asumir la producción de los campesinos agroecológicos.
c) el enfrentamiento decidido con la distribución mundial de alimentos desarrollando circuitos cortos de comercialización de los productos agroecológicos. No se trata de colocarse mejor respetando las reglas del juego del libre comercio de alimentos, sino de interrumpirlo. La mirada narcisista, eurocéntrica y ecoyuppie forma parte del problema.
d) un sujeto social que exprese políticamente la inseguridad alimentaria y articule la agroecología y el consumo responsable, desarrollando la producción agroecológica más allá del beneficio y el consumo de alimentos, más allá del consumismo.
Sin el desarrollo de este movimiento de consumidor@s es imposible el desarrollo de la agricultura ecológica, entendida como la producción de alimentos libres de tóxicos, transgénicos, producción en masa, distribución a gran escala, multinacionales y subvenciones del estado. La lucha contra el hambre en los países dependientes está unida a la lucha contra la comida basura en los países ricos como la cara y la cruz de una moneda. Sus causantes y beneficiarios -empresarios y políticos globalizadores- son los mismos y sus víctimas, millones de muertos por hambre allí y millones de muertos por enfermedades vinculadas al exceso y toxicidad de los alimentos aquí.
La articulación del campo y la ciudad en torno al libre comercio de alimentos explica la actual tragedia alimentaria. La producción de alimentos para el mercado mundial es la causa de la inseguridad alimentaria, la destrucción de la biodiversidad y la desaparición del campesinado. El consumismo es el lugar donde el libre comercio se anuda con nuestra voluntad y se legitima como democrático.
Es necesaria una nueva articulación del campo y la ciudad. La producción agroecológica sólo puede crecer desde la confederación de pequeños y medianos agricultores, en cooperación con los grupos de consumo, también confederados. Para crecer entre la población hay que hacer algo más que jornadas y campañas. Necesitamos autonomía cultural e ideológica, pero también económica. El movimiento de la agroecología y el consumo responsable requiere una dimensión profesional, social y económica. Esta dimensión sólo se puede conseguir desde la cooperación entre las redes de consumidores y agricultores organizados que, desde el apoyo mutuo, miren en la misma dirección.
En el consumo responsable, este modelo está muy lejos de la situación actual presidida por consumidores individualistas y grupos de consumo autorreferentes que ponen límite a su propio crecimiento porque sus miembros han conseguido ya comer sano a precios asequibles. Algunos de sus líderes han conseguido también ser contratados para generalizar esta impotencia. En la producción alimentaria, esforzados agricultores y ganaderos ecológicos se desesperan, dentro de los sectores ecológicos marginales de grandes sindicatos agrarios embarcados en la producción para los mercados mundiales, la concertación con el gobierno y el doble lenguaje. La agroecología que crece desde esta corriente es una agroecología subvencionada, dependiente del poder y condenada a muerte por la agricultura química y transgénica. Debemos evitar ser succionados por ella.
LOS EFECTOS DE LAS POLÍTICAS AGRARIAS Y ALIMENTARIAS EUROPEAS.
Tratar la inseguridad alimentaria sólo en clave de países pobres es propio de la oposición que practica la izquierda capitalista y compasiva. En los países ricos somos víctimas de la inseguridad alimentaria porque comemos lo que nos ordenan las multinacionales. Pero eso además nos convierte en cómplices del hambre en los países empobrecidos porque son las multinacionales a las que hacemos grandes con nuestro consumo las que arruinan a los campesinos y promueven las migraciones masivas.
Sin estos contenidos, el mensaje puede ser suficiente para las grandes ONGs que hacen solidaridad con América Latina, pero no para la acumulación de fuerza anticapitalista aquí, en el terreno de la producción y el consumo de alimentos. Por eso no debemos limitar nuestro trabajo a las consecuencias de la PAC en los países dependientes. Es necesario clarificar la causa común de las distintas manifestaciones de la inseguridad alimentaria. La solidaridad política requiere apoyar a los pueblos en lucha por su derecho a disponer de sus propios recursos y alimentos, pero también requiere que nosotr@s seamos un pueblo en lucha.
En la IV Presidencia Española de la UE, muchos colectivos estamos involucrados en una campaña para denunciar, desde nuestra propia intervención social, las políticas alimentarias de la UE. Algunos ya lo hicimos en la IIIª Presidencia (primer semestre de 2002) y en la IIª (segundo semestre de 1995). Hoy, las cosas han cambiado a peor respecto a la autonomía y la fuerza de los movimientos sociales. Debemos respetar la memoria histórica del Movimiento contra la Europa del Capital, la Globalización y la Guerra tan potente como efímero (junio de 2000-marzo de 2003).
Compartir espacio con una macroiniciativa donde hay muchísimos recursos de todo tipo, no debe lesionar nuestra autonomía. Como siempre, con las mismas palabras se pueden hacer cosas muy diferentes. A pesar del peligro de las viejas y nuevas “amistades peligrosas” que pululan por los movimientos sociales como Pedro por su casa, la presencia de colectivos anticapitalistas nos anima a intentar restablecer un pluralismo que, para nosotros, ha sido inviable desde hace años. Se trata de trabajar con otros, porque ésta es una sociedad muy grande y muy derechizada, pero no para otros.
P. G. Grupos Autogestionados de Konsumo (GAKs)
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