Medio millón de iraquíes desplazados se enfrentan un lúgubre futuro en miserables campamentos ilegales
Según informes de las agencias internacionales de ayuda humanitaria, todo el territorio de Iraq está sembrado de campamentos como éste, situado en las afueras de la ciudad de Suleimaniya (Fotos: Tracey Shelton)
30-05-2010
La alarmante expansión de asentamientos ilegales hace que los grupos que se dedican a la ayuda humanitaria estén alarmados ante el inminente estallido de una crisis social, consecuencia de una situación que un alto funcionario de las Naciones Unidas ha definido como “el más grave problema humanitario a que se enfrenta Iraq”.
Informes recientes de dos agencias internacionales hallaron que del millón y medio de iraquíes internamente desplazados (IID), al menos 500.000 se ven obligados a vivir en miserables campamentos ilegales sin poder acceder a la atención sanitaria ni a ningún servicio público.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, ha recogido un agudo incremento de asentamientos ilegales desde 2009, y los activistas están exigiendo que Estados Unidos y las Naciones Unidas aborden el problema antes de que se escape de todo control.
“Hace un año, registramos unos 160.000 ocupas ilegales en Bagdad, pero en marzo pasado la cifra llegaba a 260.000. Esto sólo en Bagdad, no hemos publicado aún cifras de todo el país, pero en estos momentos hay ya, por lo menos, entre 400.000 y 500.000”, dijo Daniel Endres, representante del ACNUR en Iraq.
Las entrevistas realizadas por el IWPR confirmaron las cifras crecientes de asentamientos ilegales y hallaron que las condiciones de los campos siguen deteriorándose al compás de las cifras. Aunque los IID que huyeron de sus hogares a causa de la guerra y el conflicto sectario constituyen un problema en Iraq desde hace bastante tiempo, muchos de los entrevistados por el IWPR dijeron que se habían refugiado en los campamentos debido al desempleo y a la situación de extrema pobreza.
“El problema parece estar creciendo por una serie de razones nuevas, entre ellas la sequía y que mucha gente ha perdido su medio de vida. Hemos averiguado también que muchos de los refugiados que han vuelto recientemente de otros países han acabado en esos campamentos”, dijo Endres. “Los principios rectores que definen una persona internamente desplazada son amplios: no sólo es la guerra la que hace que adquieras tal condición. Puede ser por cualquier acontecimiento que te haya arrancado de tu vida normal hundiéndote en una situación de insoportable destitución”.
El tipo de asentamiento que constituye un campamento ilegal no está tampoco muy bien definido. Según los grupos humanitarios, el término se refiere por lo general a cualquiera que resida en una tierra sobre la que no tiene título o permiso para habitar.
Los campamentos más grandes ocupan territorios públicos, edificios del gobierno y antiguos recintos militares de Bagdad; el mayor de ellos es el depauperado campamento de al-Rashid, una antigua base del ejército de Saddam Hussein, en la cual miles de familias viven sobre aproximadamente 1.200 hectáreas de tierra.
Otros grandes campamentos se extienden por las afueras del distrito de Kadhimiya, al norte de Bagdad, y por Karada, una zona marginal situada al sur de la ciudad. El área de Ciudad Sadr alberga varios asentamientos ilegales en continua expansión.
Pero siguen surgiendo nuevos campamentos, algunos son grandes mientras que otros consisten en pequeños grupos de familias apiñadas en improvisados refugios de lona, barro y chatarra sobre terrenos abandonados o vacíos. Para disgusto de las autoridades de la ciudad, algunos de los parques, aparcamientos e incluso glorietas de Bagdad se han convertido en empobrecidas comunidades de tiendas de campaña.
En la provincia de Diyala, que vivió una de las más grandes convulsiones de población, miles de familias han construidos refugios sobre lo que fueron sus hogares, o cerca de ellos, antes de que fueran destruidos por la guerra. Incluso en la relativamente estable región del Kurdistán, se pueden encontrar campamentos de IID y de emigrantes sin empleo cerca de las principales ciudades.
Un informe de Refugees International publicado el 17 de marzo afirmaba: “Los asentamientos carecen de cualquier servicio básico, incluyendo agua, saneamiento y electricidad, y están construidos en lugares precarios, bajo puentes, a lo largo de tramos de carreteras y entre vertederos de basura”.
Elizabeth Campbell, abogada de Refugees International, co-autora, junto al periodista Nir Rosen, del informe de marzo, dirigió una investigación de campo a primeros de año en más de veinte asentamientos diferentes en las provincias de Bagdad, Diyala y Salahadin.
“Disponíamos de un tiempo limitado, por eso nos centramos en los campamentos que eran más visibles para nosotros. Pero no son difíciles de hallar una vez que empiezas a buscar. Si hubiéramos permanecido en Iraq habríamos encontrado muchos más”, dijo Campbell, quien añadió que establecer una lista global de los campamentos debería ser el primer paso para abordar el problema de las duras condiciones en que subsisten a fin de, finalmente, reasentarlos en otros lugares.
Campbell cree que el gobierno necesitará un apoyo sustancial por parte de EEUU y de las Naciones Unidas para ayudar a los ocupas a que puedan enfrentarse a la discriminación y al desdén.
“Hay una especie de sentimiento en el gobierno y en las comunidades locales de que los ocupas han robado la tierra; que no están pagando impuestos y que están estafando al sistema. Eso no es comprender la situación y lleva a ignorar las circunstancias humanitarias”, dijo Campbell.
Radhi Ali, de 62 años, es una persona internamente desplazada que se vio obligado a dejar su hogar debido a problemas monetarios. Vive con su familia de quince miembros en una pequeña chabola con paredes de adobe y un tejado de lata en el campamento ilegal de Yekok, al norte de Bagdad. Como muchas otras familias, la única electricidad y agua de que disponen la traen de las barriadas cercanas mediante alargadores y cubos y barreños.
“Estábamos viviendo en una casa alquilada en la barriada de Shura (al norte de Bagdad), pero cuando nos subieron el alquiler ya no pude pagar y tuve que traer a mi familia aquí. Un pariente me prestó dinero para comprar barro y construí esta casa, incluso esta casa nos costó dinero”, dijo Ali señalando hacia su precario hogar.
“No ignorábamos que si vivíamos aquí el gobierno iba a considerarnos ilegales, pero ¿en qué otro lugar podríamos vivir?”.
Ayad Radhi, el hijo de Ali de 31 años de edad, dijo que la perspectiva de dejar el campamento es aún peor que su lúgubre realidad.
“No tengo suficiente dinero para la comida y la ropa de mis niños, ¿cómo voy a alquilar una casa? Nos hemos convertido en unos sin techo en nuestra propia ciudad. Vivimos con el continuo temor de que el gobierno nos saque a patadas de aquí en cualquier momento. De vez en cuando, oímos rumores de que las fuerzas de seguridad van a venir a desalojarnos. Mis niños van a tener que vivir en la calle”, dijo Radhi.
El gobierno emitió en 2009 una orden para todos los ocupas ilegales, descritos por las autoridades como “habitantes ilegales”, para que salieran de los terrenos públicos, pero la directiva se pospuso indefinidamente.
“Esa gente está violando la ley. Han cogido terreno y edificios públicos sin permiso del gobierno. El gobierno necesita esas propiedades para invertir y establecer proyectos y oportunidades de trabajo para todos los iraquíes, incluidos los habitantes ilegales”, dijo Abdul Samad Rahman Sultan, el ministro para los desplazados y emigrantes.
“Tenemos que apoyar a todas las familias pobres, pero hay otras prioridades en el presupuesto iraquí. El gobierno ha ofrecido apoyo a las familias de IID que volvieron a casa y necesitaban a poyo, eso es todo lo que el ministerio puede ofrecer”.
“El gobierno iraquí tiene muchas responsabilidades y los IID no son los únicos iraquíes y los campamentos ilegales no son el único problema de Iraq”.
Los activistas dicen que los estipendios asignados a las familias de IID van desde los 130 a los 260 dólares USA por mes, pero muchos afirman que de las cantidades prometidas no llegaron a ver nada.
El gobierno estadounidense, que sabe muy bien que medio millón de iraquíes sin hogar está viviendo en campamentos ilegales, aumentó recientemente el presupuesto del ministerio para los desplazados y emigrantes para que se pudieran proporcionar estipendios de 1.000 a 1.500 dólares, según un alto funcionario estadounidense.
Pero Campbell y Refugees International afirman que EEUU “tiene una responsabilidad muy especial” en el millón y medio de iraquíes internamente desplazados y en el cada vez mayor problema de los campamentos ilegales. En el citado informe del mes de marzo, y de forma muy clara, el grupo pedía a EEUU y a otros donantes internacionales que ampliaran sus programas y equipos para afrontar el problema.
“Millones de personas siguen aún desplazadas sin poder encontrar refugio, sin alimentos, cuidados sanitarios ni otros servicios básicos”, decía el informe.
En respuesta, un alto funcionario de EEUU dijo a IWPR que “EEUU tiene un interés estratégico y una responsabilidad moral en atender las necesidades de las personas desplazadas en Iraq”. El funcionario señaló que EEUU proporcionó 387 millones de dólares en 2009 con destino a los ciudadanos desplazados de Iraq, y apoyó los esfuerzos del ACNUR para construir unos 3.000 refugios en la provincia de Diyala.
“Cada vez concentramos más nuestros esfuerzos precisamente en proporcionar un apoyo mayor a los 500.000 desplazados que viven en asentamientos ilegales y a encontrar soluciones duraderas para ellos dentro de Iraq”, dijo el funcionario.
Para Endres y el ACNUR, esto implica que el gobierno esté dispuesto a donar tierra disponible y a construir en ella viviendas adecuadas. Después de eso, según Ednres, llegará la difícil tarea de proporcionar medios de vida y de integrar a las comunidades. Dice que todo este paquete de medidas va a necesitar de entre tres a cinco años, pero que el trabajo ha empezado ya en lugares como Diyala.
“No hay soluciones fáciles: el gobierno intenta echar a los ocupas, pero el país se enfrenta a una carencia inmensa de viviendas. No quieren que la gente tome ilegalmente la tierra o viva de limosna, pero mientras tanto las condiciones en las que están viviendo son un espanto”, dijo Endres.
“Para mí, los campamentos ilegales de ocupas son el mayor problema humanitario a que se enfrenta Iraq. Debido a la guerra y al conflicto, aquí hay todavía una sociedad destrozada, y son muchas de sus víctimas quienes se han visto abocadas a tener que vivir en esos campamentos”.
Ali Karim es un periodista formado por IWPR.
El editor para Iraq Charles McDermid ha colaborado en este informe. Fuente: http://www.iwpr.net/report-news/homeless-iraqis-prompt-fears-social-crisis
Según informes de las agencias internacionales de ayuda humanitaria, todo el territorio de Iraq está sembrado de campamentos como éste, situado en las afueras de la ciudad de Suleimaniya (Fotos: Tracey Shelton)
30-05-2010
La alarmante expansión de asentamientos ilegales hace que los grupos que se dedican a la ayuda humanitaria estén alarmados ante el inminente estallido de una crisis social, consecuencia de una situación que un alto funcionario de las Naciones Unidas ha definido como “el más grave problema humanitario a que se enfrenta Iraq”.
Informes recientes de dos agencias internacionales hallaron que del millón y medio de iraquíes internamente desplazados (IID), al menos 500.000 se ven obligados a vivir en miserables campamentos ilegales sin poder acceder a la atención sanitaria ni a ningún servicio público.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, ha recogido un agudo incremento de asentamientos ilegales desde 2009, y los activistas están exigiendo que Estados Unidos y las Naciones Unidas aborden el problema antes de que se escape de todo control.
“Hace un año, registramos unos 160.000 ocupas ilegales en Bagdad, pero en marzo pasado la cifra llegaba a 260.000. Esto sólo en Bagdad, no hemos publicado aún cifras de todo el país, pero en estos momentos hay ya, por lo menos, entre 400.000 y 500.000”, dijo Daniel Endres, representante del ACNUR en Iraq.
Las entrevistas realizadas por el IWPR confirmaron las cifras crecientes de asentamientos ilegales y hallaron que las condiciones de los campos siguen deteriorándose al compás de las cifras. Aunque los IID que huyeron de sus hogares a causa de la guerra y el conflicto sectario constituyen un problema en Iraq desde hace bastante tiempo, muchos de los entrevistados por el IWPR dijeron que se habían refugiado en los campamentos debido al desempleo y a la situación de extrema pobreza.
“El problema parece estar creciendo por una serie de razones nuevas, entre ellas la sequía y que mucha gente ha perdido su medio de vida. Hemos averiguado también que muchos de los refugiados que han vuelto recientemente de otros países han acabado en esos campamentos”, dijo Endres. “Los principios rectores que definen una persona internamente desplazada son amplios: no sólo es la guerra la que hace que adquieras tal condición. Puede ser por cualquier acontecimiento que te haya arrancado de tu vida normal hundiéndote en una situación de insoportable destitución”.
El tipo de asentamiento que constituye un campamento ilegal no está tampoco muy bien definido. Según los grupos humanitarios, el término se refiere por lo general a cualquiera que resida en una tierra sobre la que no tiene título o permiso para habitar.
Los campamentos más grandes ocupan territorios públicos, edificios del gobierno y antiguos recintos militares de Bagdad; el mayor de ellos es el depauperado campamento de al-Rashid, una antigua base del ejército de Saddam Hussein, en la cual miles de familias viven sobre aproximadamente 1.200 hectáreas de tierra.
Otros grandes campamentos se extienden por las afueras del distrito de Kadhimiya, al norte de Bagdad, y por Karada, una zona marginal situada al sur de la ciudad. El área de Ciudad Sadr alberga varios asentamientos ilegales en continua expansión.
Pero siguen surgiendo nuevos campamentos, algunos son grandes mientras que otros consisten en pequeños grupos de familias apiñadas en improvisados refugios de lona, barro y chatarra sobre terrenos abandonados o vacíos. Para disgusto de las autoridades de la ciudad, algunos de los parques, aparcamientos e incluso glorietas de Bagdad se han convertido en empobrecidas comunidades de tiendas de campaña.
En la provincia de Diyala, que vivió una de las más grandes convulsiones de población, miles de familias han construidos refugios sobre lo que fueron sus hogares, o cerca de ellos, antes de que fueran destruidos por la guerra. Incluso en la relativamente estable región del Kurdistán, se pueden encontrar campamentos de IID y de emigrantes sin empleo cerca de las principales ciudades.
Un informe de Refugees International publicado el 17 de marzo afirmaba: “Los asentamientos carecen de cualquier servicio básico, incluyendo agua, saneamiento y electricidad, y están construidos en lugares precarios, bajo puentes, a lo largo de tramos de carreteras y entre vertederos de basura”.
Elizabeth Campbell, abogada de Refugees International, co-autora, junto al periodista Nir Rosen, del informe de marzo, dirigió una investigación de campo a primeros de año en más de veinte asentamientos diferentes en las provincias de Bagdad, Diyala y Salahadin.
“Disponíamos de un tiempo limitado, por eso nos centramos en los campamentos que eran más visibles para nosotros. Pero no son difíciles de hallar una vez que empiezas a buscar. Si hubiéramos permanecido en Iraq habríamos encontrado muchos más”, dijo Campbell, quien añadió que establecer una lista global de los campamentos debería ser el primer paso para abordar el problema de las duras condiciones en que subsisten a fin de, finalmente, reasentarlos en otros lugares.
Campbell cree que el gobierno necesitará un apoyo sustancial por parte de EEUU y de las Naciones Unidas para ayudar a los ocupas a que puedan enfrentarse a la discriminación y al desdén.
“Hay una especie de sentimiento en el gobierno y en las comunidades locales de que los ocupas han robado la tierra; que no están pagando impuestos y que están estafando al sistema. Eso no es comprender la situación y lleva a ignorar las circunstancias humanitarias”, dijo Campbell.
Radhi Ali, de 62 años, es una persona internamente desplazada que se vio obligado a dejar su hogar debido a problemas monetarios. Vive con su familia de quince miembros en una pequeña chabola con paredes de adobe y un tejado de lata en el campamento ilegal de Yekok, al norte de Bagdad. Como muchas otras familias, la única electricidad y agua de que disponen la traen de las barriadas cercanas mediante alargadores y cubos y barreños.
“Estábamos viviendo en una casa alquilada en la barriada de Shura (al norte de Bagdad), pero cuando nos subieron el alquiler ya no pude pagar y tuve que traer a mi familia aquí. Un pariente me prestó dinero para comprar barro y construí esta casa, incluso esta casa nos costó dinero”, dijo Ali señalando hacia su precario hogar.
“No ignorábamos que si vivíamos aquí el gobierno iba a considerarnos ilegales, pero ¿en qué otro lugar podríamos vivir?”.
Ayad Radhi, el hijo de Ali de 31 años de edad, dijo que la perspectiva de dejar el campamento es aún peor que su lúgubre realidad.
“No tengo suficiente dinero para la comida y la ropa de mis niños, ¿cómo voy a alquilar una casa? Nos hemos convertido en unos sin techo en nuestra propia ciudad. Vivimos con el continuo temor de que el gobierno nos saque a patadas de aquí en cualquier momento. De vez en cuando, oímos rumores de que las fuerzas de seguridad van a venir a desalojarnos. Mis niños van a tener que vivir en la calle”, dijo Radhi.
El gobierno emitió en 2009 una orden para todos los ocupas ilegales, descritos por las autoridades como “habitantes ilegales”, para que salieran de los terrenos públicos, pero la directiva se pospuso indefinidamente.
“Esa gente está violando la ley. Han cogido terreno y edificios públicos sin permiso del gobierno. El gobierno necesita esas propiedades para invertir y establecer proyectos y oportunidades de trabajo para todos los iraquíes, incluidos los habitantes ilegales”, dijo Abdul Samad Rahman Sultan, el ministro para los desplazados y emigrantes.
“Tenemos que apoyar a todas las familias pobres, pero hay otras prioridades en el presupuesto iraquí. El gobierno ha ofrecido apoyo a las familias de IID que volvieron a casa y necesitaban a poyo, eso es todo lo que el ministerio puede ofrecer”.
“El gobierno iraquí tiene muchas responsabilidades y los IID no son los únicos iraquíes y los campamentos ilegales no son el único problema de Iraq”.
Los activistas dicen que los estipendios asignados a las familias de IID van desde los 130 a los 260 dólares USA por mes, pero muchos afirman que de las cantidades prometidas no llegaron a ver nada.
El gobierno estadounidense, que sabe muy bien que medio millón de iraquíes sin hogar está viviendo en campamentos ilegales, aumentó recientemente el presupuesto del ministerio para los desplazados y emigrantes para que se pudieran proporcionar estipendios de 1.000 a 1.500 dólares, según un alto funcionario estadounidense.
Pero Campbell y Refugees International afirman que EEUU “tiene una responsabilidad muy especial” en el millón y medio de iraquíes internamente desplazados y en el cada vez mayor problema de los campamentos ilegales. En el citado informe del mes de marzo, y de forma muy clara, el grupo pedía a EEUU y a otros donantes internacionales que ampliaran sus programas y equipos para afrontar el problema.
“Millones de personas siguen aún desplazadas sin poder encontrar refugio, sin alimentos, cuidados sanitarios ni otros servicios básicos”, decía el informe.
En respuesta, un alto funcionario de EEUU dijo a IWPR que “EEUU tiene un interés estratégico y una responsabilidad moral en atender las necesidades de las personas desplazadas en Iraq”. El funcionario señaló que EEUU proporcionó 387 millones de dólares en 2009 con destino a los ciudadanos desplazados de Iraq, y apoyó los esfuerzos del ACNUR para construir unos 3.000 refugios en la provincia de Diyala.
“Cada vez concentramos más nuestros esfuerzos precisamente en proporcionar un apoyo mayor a los 500.000 desplazados que viven en asentamientos ilegales y a encontrar soluciones duraderas para ellos dentro de Iraq”, dijo el funcionario.
Para Endres y el ACNUR, esto implica que el gobierno esté dispuesto a donar tierra disponible y a construir en ella viviendas adecuadas. Después de eso, según Ednres, llegará la difícil tarea de proporcionar medios de vida y de integrar a las comunidades. Dice que todo este paquete de medidas va a necesitar de entre tres a cinco años, pero que el trabajo ha empezado ya en lugares como Diyala.
“No hay soluciones fáciles: el gobierno intenta echar a los ocupas, pero el país se enfrenta a una carencia inmensa de viviendas. No quieren que la gente tome ilegalmente la tierra o viva de limosna, pero mientras tanto las condiciones en las que están viviendo son un espanto”, dijo Endres.
“Para mí, los campamentos ilegales de ocupas son el mayor problema humanitario a que se enfrenta Iraq. Debido a la guerra y al conflicto, aquí hay todavía una sociedad destrozada, y son muchas de sus víctimas quienes se han visto abocadas a tener que vivir en esos campamentos”.
Ali Karim es un periodista formado por IWPR.
El editor para Iraq Charles McDermid ha colaborado en este informe. Fuente: http://www.iwpr.net/report-news/homeless-iraqis-prompt-fears-social-crisis
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