viernes, 21 de mayo de 2010

El "enemigo" dentro: los musulmanes en Francia


Sahar
http://nuseiba.wordpress.com/2009/07/04/the-enemy-within-muslims-in-france/

Parece que Francia no ha tenido la suficiente cantidad de atención negativa. Las noticias sobre la forma de vestirse han estado acaparando la atención. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha creado una comisión para estudiar el uso del burka en Francia-una prenda larga que cubre todo el cuerpo incluyendo la cara.

Según Sarkozy, la burka "priva a las mujeres de identidad" y cree que es inaceptable que las mujeres en Francia vivan como "prisioneras detrás de una red.".

Sarkozy tampoco está solo en esos sentimientos. Algunas feministas francesas se han sentido particularmente dolidas por el burka y, como Sarkozy, lo ven como un símbolo de sumisión. Según Silhem Habchi del Grupo de los derechos de las mujeres "Ni putas, Ni sumisas" es un símbolo del fascismo y de la "talibanización de la religión."
Más de 50 parlamentarios de todo el espectro político han pedido restricciones al uso de burka que ellos describen como “un ataúd ".

Sin embargo, el número real de burkas y de niqab (con una rendija para los ojos) usados en Francia es bajo. Grupos musulmanes estiman que tal vez sólo unos pocos cientos de mujeres se cubren totalmente, entre una población musulmana de más de 5 millones de personas. Irónicamente, muchas de las que se cubren totalmente son conversas.

Tras el lenguaje de la laicidad y el paternalismo subyace una historia que sólo en parte explica el enfoque fetichista por parte del Estado para mantener una identidad francesa particular, laica, europea y homogénea.

El pasado de Francia da fe de una larga lucha entre la Iglesia y el Estado que culminó con la laicidad francesa (secularismo)-la división estricta entre el Estado y la Iglesia. La ley de 1905 de la laicidad se aplica con devoción pero, y eso es algo relevante en el contexto actual, la ley se basa en una Francia homogénea que ya no existe hoy en día.

Desde la década de 1970, Francia ha ido creciendo en la diversidad cultural con la presencia de trabajadores de obra barata de sus antiguas colonias en el Magreb. Sin embargo, la actitud francesa hacia la diversidad cultural parece sugerir que poco ha cambiado en la composición demográfica del país. El estado no reconoce derechos de las minorías e impone un modelo de asimilación de estilo colonial de sus inmigrantes por el que se espera que se asimilen a una abstracción sobre lo que significa ser francés.

Por lo tanto, los derechos religiosos y culturales sólo son aprobados en función de un particular sentimiento del laicismo francés que relega el hecho religioso a la esfera de lo privado.
En el caso del Islam, esto ha sido muy problemático teniendo en cuenta que lo privado y lo público no se dividen, como tal, en la práctica religiosa. El pañuelo se ha convertido en símbolo de esta afirmación.

Hubo un interesante debate en Al Yazira entre el director de Human Rights Watch en París Jean-Marie Fardeau, la escritora Anne Elizabeth Moutet y una personalidad saudí de los medios de comunicación en el Oriente Medio, Muna Abdulsulayman.
Estoy de acuerdo con Abdulsulayman en que el burka no es obligatorio en el Islam y no debe ser defendido como tal, pero creo que ella debería haber defendido con énfasis el derecho de la mujer a usarlo si lo desea. He escrito en mi blog sobre el burka en Francia en http://nuseiba.files.wordpress.com/French woman in burqa: Part 2 , July 21, 2008
sin embargo, he señalado en mi post que creo que el derecho de la mujer a elegir la forma de expresar su religión (su interpretación de lo que es la modestia) o su cultura, como ella considere oportuno, es fundamental para su dignidad y debe ser protegido. Por lo tanto, es una cuestión de elección- y si estamos de acuerdo con ella o no, es irrelevante.

Mi otra objeción principal a la propuesta de prohibición del burka es en el contexto de la legislación de 2004, que prohíbe el uso de "símbolos religiosos ostentosos" en las escuelas públicas y oficinas gubernamentales.
Aunque se alegó que no estaba dirigido específicamente a ningún grupo religioso, afectó principalmente al uso del velo para las mujeres jóvenes musulmanas.

Igual que ha sucedido con la cuestión del burka, las feministas francesas fueron defensoras de su prohibición. Conocidas feministas francesas como Anne Vigerie, la líder de un think tank feminista y Elisabeth Badinter, enfatizan el tema elegido por los medios de asociar el hiyab con el extremismo islámico, en ver el pañuelo como «le drapeu sur la tete" (bandera en la cabeza) que confirma el estado de subdesarrollo de la mujer en el Islam radical.

La prohibición también se justificó con la afirmación de que era para "proteger" a las mujeres de la misoginia religiosa. En realidad, estos debates son una demostración evidente del intento del Estado para erradicar la presencia del Islam en público.

En su intento de justificar la violación de las libertades básicas religiosas y culturales, Francia ha respondido con vehemencia a las críticas, explicando que es para la seguridad del Estado.
¿De qué exactamente?
¿Un tipo de vestido usado por una ínfima minoría de las mujeres?

Es interesante observar que en el momento de la prohibición de 2004, el número de mujeres que usan era pequeño en proporción al total de la población musulmana. Pero en ambos casos, la histeria que el velo y el burka han provocado hace pensar que es usado por millones de personas tratando de dominar a la sociedad francesa.

El filósofo francés Alain Badiou escribe que lo que impulsa estas críticas al vestido de los "extranjeros" (musulmanes) es el miedo.

La justificación para la protección de una identidad secular es un frente para minar el Islam en Francia, y esto está estrechamente relacionado con otra parte de la historia de Francia: la conquista francesa de Argelia en 1830.
El país sufre de un miedo patológico a la "amenaza musulmana". Miedo nacido a lo largo de la lucha revolucionaria argelina contra el colonialismo francés.
El velo en su forma haik se utilizó como una forma de afirmación nacional y una reivindicación de la identidad cultural islámica.

Por lo tanto, persiste en la actualidad la misma misión francesa para civilizar a las mujeres musulmanas. Las mujeres musulmanas francesas están siendo “desveladas" como parte de una civilizadora misión francesa
colonial contemporánea, con el fin de "enseñar"al resto de los musulmanes la superioridad del conocimiento occidental y de su cultura.

Hoy en día, la presencia del hiyab, en cualquiera de sus formas, ofende.
Esto se debe a que es un símbolo del fallo en la tarea de "civilizar" al argelino y, por extensión, a los musulmanes.
La presencia del burka en Francia despierta el temor y la humillación de la «pérdida» de Argelia y la derrota histórica ante el Islam.
Es también un símbolo de la diferencia irreductible y por tanto de la imposibilidad de que el Islam se deje “asimilar”. La identidad de los europeos-en este caso el francés-es construida convenientemente para contrastar con el “otro” (el musulmán), que no pertenece a Europa.

Estos miedos se acentúan aún más en el contexto posterior al 9/11 en el que el Islam y los musulmanes han sido víctimas de una campaña para presentarles como el “coco”, que ha tenido importantes repercusiones sobre los musulmanes: Ellos son el "enemigo interior”- deshumanizado hasta el límite.

Así que la cuestión burka actual sólo puede entenderse en su contexto adecuado, que reconoce la historia de Europa con el mundo musulmán, la colonización francesa del Magreb y el actual clima político, donde la islamofobia 9/11 ha penetrado todos los niveles de la sociedad europea.

Traducción al español, de Raúl González Bórnez

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