miércoles, 21 de abril de 2010

Nigeria, el regreso del "genio del mal"

21-04-2010
Jean-Christope Servant
Le Monde diplomatique
Traducido para Rebelión por Caty R.

«La mayoría de las personas detenidas son menores que legalmente no pueden ser sometidos a semejantes persecuciones penales. Muchos de los sospechosos arrestados dicen que son unos mandados, pero finalmente no se persigue a los jefes y no se revelan sus nombres públicamente».

Son palabras terribles del nigeriano Shamaki Gad Peter, director de una ONG, la Liga de los Derechos Humanos, con sede en Jos. Una declaración muy común, por desgracia. Recogida por IRIN: (Nigeria : Bringing Perpetrators of mass violence to book – or not,13 de abril de 2010), confirma efectivamente lo que todos los nigerianos saben muy bien desde la llegada de una democracia de fachada, la «Democracy», en 1999: De Kano a Jos, de Kaduna a Lagos, los auténticos responsables de los conflictos étnicos-religiosos que han anegado en sangre la inmensa Federación desde el regreso de los civiles al poder –más de 13.000 víctimas en diez años- siguen actuando, la mayoría impunemente, en los corredores del poder central.

De la sede de las 36 gobernaciones de la Federación a las oficinas de los 774 gobiernos locales, los hombres y mujeres que han sacrificado todo por una carrera política forman parte efectivamente de los principales intermediarios de las secuencias violentas que regularmente bañan en sangre el país con grandes matanzas a la medida de la talla demográfica de este gigante africano: 150 millones de habitantes. La ferocidad de las luchas políticas en Nigeria dirigidas a acaparar la mejor parte del pastel nacional continúa siendo la red principal con la que hay que seguir descifrando hasta la más mínima sacudida étnica-religiosa.

El caso de Jos, capital del estado de Plateau en la línea del frente entre un mundo hausa-fulani musulmán descendiente del norte y un puzzle de minorías autóctonas mayoritariamente cristianizadas, es un auténtico caso de manual. Desde los 1.000 muertos de septiembre de 2001 –una tragedia que pasó completamente inadvertida mientras el mundo tenía los ojos vueltos hacia las ruinas de las Torres Gemelas–, la ciudad fue el escenario de varias réplicas, entre ellas la de noviembre de 2008 y la del invierno que acaba de terminar. Sin embargo, continúa el IRIN, las diferentes comisiones de investigación que se han puesto en marcha para juzgar a los culpables «no han demostrado transparencia y han desembocado en pocos resultados concretos perpetuando la impunidad».

En lo que se refiere a las numerosas ejecuciones extrajudiciales perpetradas por los miembros de las fuerzas de la policía antidisturbios (MOPOL), comisionados sobre el terreno en noviembre de 2008 -118 casos confirmados-, la ONG Human Rights Watch (HRW) considera que no han sido objeto de ninguna condena: (Arbitrary Killings by Security Forces, 20 de julio de 2009). Según el investigador Eric Guttschuss, encargado de este expediente para HRW, «Las comisiones de investigación son un medio para dar la impresión de que se responde a las violencias, pero a medida que pasa el tiempo y disminuyen las presiones sobre el Gobierno, cada vez hay menos medidas concretas dirigidas a atacar a las raíces de la violencia y a llevar ante la justicia a los (presuntos) autores».

El ex hombre fuerte de Nigeria Ibrahim Badamasi Babangida, en el poder entre 1985 y 1993, llevó a cabo en 1991 una operación de redistribución electoral que añadió un centenar de gobiernos al ya complicado mapa electoral de Nigeria. «Esa reorganización, precisa el investigador nigeriano Philip Ostien, profesor de Derecho en la Universidad de Jos, es esencialmente el resultado de una manipulación concertada dirigida a favorecer a los miembros claves de la administración de Babangida así como a sus principales asesores, partidarios y miembros de grupos de influencia» ( Jonah Jang and the Jasawa : Ethno-Religious Conflict in Jos, Nigeria [PDF], agosto de 2009).

En el estado de Jos, ese decreto sirvió para dividir el gobierno local de la capital –que hasta entonces tenían los berom cristianizados– en dos circunscripciones, Jos Sur y Jos Norte, lo que permitió entonces a la comunidad musulmana hausa-fulani, hasta entonces marginada de la vida política del país, disponer de una plaza fuerte y de un representante. Enfrentando dos sistemas clientelistas en torno a la ciudad y extendiendo su dominio urbano sobre el territorio de alrededor, esa división contribuyó ampliamente a acentuar los resentimientos interconfesionales que estallaron a partir de 2001. «Según los cánones occidentales, más gobiernos locales deberían permitir a la democracia aproximarse a las organizaciones de base y estar más atenta a las reivindicaciones locales», señala Philip Ostien. «Pero en Nigeria, en la práctica, eso lo único que ha hecho ha sido contribuir a multiplicar las malversaciones políticas y la violencia». «La Nigeria del general Babangida dividió el país cínicamente institucionalizando la corrupción y avivando las rivalidades entre las tres etnias principales: los yorubas, los ibos y los hausa-fulani», recuerdan Jean Claude Usunier y Gérard Verna, autores en 1994 de La Grande Triche. Corruption, éthique et affaires internacionales, La Découverte. Como señalaba en la época Didi Adodo, un líder sindicalista nigeriano: «Los colonialistas no hicieron tanto daño al espíritu nigeriano como el que ha hecho Babangida»

«África necesita instituciones fuertes, no hombres fuertes»

Retirado del poder desde las desastrosas elecciones generales de 1993 que arrebataron la victoria al difunto multimillonario yoruba Moshoos Abiola y permitieron al cleptócrata Sani Abacha instalarse en el poder hasta su muerte en 1998, Ibrahim Badamasi Babangida, alias IBB, alias «The Evil Genius» (el genio del mal), nunca ha abandonado la escena política. Asesor permanente en su palacio de Mina, en el estado de Níger (al noroeste del país), permanece como uno de los principales «fabricantes de reyes» nigerianos, como una garantía de la estabilidad de la Federación. Una influencia que se basa en primer lugar en la inmensa fortuna acumulada durante su mandato, que ejerció en parte durante la crisis petrolera de la primera guerra del Golfo: 12.400 millones de dólares de ingresos petroleros habrían desaparecido de las arcas del Estado nigeriano entre 1990 y 1991.

En la actualidad Babangida tiene muchas posibilidades de ser nominado por el partido en el poder desde 1999, el Partido Demócrata Popular (PDP), para concurrir a las cruciales elecciones de 2011 y suceder al presidente interino Goodluck Johathan, quien se instaló en el palacio de Aso Rock, en Abuja, tras seis meses de crisis constitucional debida a la larga enfermedad del jefe del Estado en ejercicio Umaru Yar’Adua. Entrevistado por Christine Ananpor, de la cadena de información estadounidense CNN, con ocasión de su primer viaje oficial al extranjero –a Estados Unidos-, Jonathan ocultó la cuestión de su participación en las elecciones de 2011 ( I won’t force myself to meet Yar’Adua, says Jonathan, 14 de abril de 2009).

Es cierto que en nombre del principio del «shift» (alternancia) nigeriano –que prevé que cada dos mandatos se alternen un presidente procedente del norte musulmán y un jefe de Estado originario del sur cristiano- debería ser de nuevo una figura política musulmana la que tomase la dirección del país. Sin embargo las aspiraciones de Babangida, que aceptó permanecer en el banquillo desde 1999 a cambio de la garantía de su impunidad, ahora parece que ya han sido escuchadas por Washington. Los observadores, en primer lugar los nigerianos, efectivamente señalan con preocupación que Babangida se entrevistó discretamente el pasado 24 de febrero, en su refugio de Minna, con dos satélites del Gobierno de Obama: el subsecretario de Estado para Asuntos Africanos, Johnny Carson, y el embajador estadounidense en Nigeria Robin Sanders. No se ha filtrado nada de esa entrevista, organizada mientras varias figuras estadounidenses más se hallaban en el país: el ex presidente George W. Bush y su ex Secretaria de Estado Condoleezza Rice.

¿Se trataba de abordar la cuestión del Africom en Nigeria? ¿De revisar la crisis de gobernabilidad de la que acaba de salir el país? ¿De hablar de petróleo? ¿O simplemente de dirigir el futuro? El artículo del abogado nigeriano Funmi Feyde-John publicado en el sitio Pambazuka News ( La crise constitutionnelle du Nigeria et l’ingérence américaine , 22 de marzo de 2010) da algunas pistas. Johnny Carson declaró en particular que: «Nigeria necesita un dirigente fuerte, eficaz y con buena salud con el fin de garantizar la estabilidad del país y para cumplir los numerosos retos políticos, económicos y de seguridad de Nigeria». «África necesita instituciones fuertes, no hombres fuertes», le replicó Gerard LeMelle, director ejecutivo de Africa Action, la organización de Estados Unidos más antigua de defensa de los derechos humanos dedicada al continente, en el sitio del tink tank estadounidense Foreing Policy In Focus ( Africa Needs Strong Institutions, Not Srongmen , 5 de marzo de 2010). «Esta reunión secreta, aunque se haya organizado por otras razones, vincula al Gobierno de Obama con una célula cancerosa de la política nigeriana. ¿Cómo juzgarán esta nueva evolución los nigerianos, especialmente los del Delta del Níger que fueron víctimas del reinado de Babangida? ¿Qué haría usted si estuviese en su lugar?».

En una entrevista concedida a la BBC ( Nigeria ex-leader Babangida “will not buy presidency” , 13 de abril de 2010) Babangida, que reconoce que es «el nigeriano más vigilado de su país y el más investigado», declaró que no compraría la presidencia... Para Gooldluck Jonathan, ijaw originario del delta petrolero, la primera «etnia» de la historia del país, parece que el tiempo se agota. El presidente interino, que acaba de firmar una asociación estratégica con Estados Unidos, considera adecuado nombrar a un nuevo presidente de la polémica comisión electoral independiente para reemplazar a Maurice Iwu, en el punto de mira de Washington. Iwu fue, en particular, el encargado de dirigir las elecciones generales de 2007, llenas de irregularidades. ¿Ese recambio garantizará la celebración de elecciones fiables? Con el regreso de Babangida, el país parece que avanza más bien hacia una nueva zona de tempestades. Y esta vez es en Lagos, un foco yoruba especialmente hostil a IBB que podría estallar…

Fuente: http://blog.mondediplo.net/2010-04-15-Au-Nigeria-le-retour-du-genie-du-mal

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